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Consejo Divino (Continuado)

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Basado en Romanos 12:11-13 (Versión Reina Valera 1960)

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Dios nos sigue dando más de Su consejo divino a través del Apóstol Pablo en el pasaje de hoy. Parte de ello es entendible (hablando en términos humanos), pero parte de ello (si somos sinceros), es difícil de aceptar. Como he comentado antes, muchos de los conceptos que Dios enseña requiere desaprender lo que ya llevamos dentro de nosotros. En la mayoría de los casos, especialmente si una persona ha llegado a Dios como adulto, tiene que permitirle como “reprogramarlo” al Espíritu Santo. O sea, el viejo hombre tiene que quedar atrás para que comience a funcionar el nuevo hombre, día a día. Si eso no sucede, una persona nunca podrá experimentar la vida abundante que Dios nos quiere dar a través de Su Hijo Jesús. La única manera que puede darse el nuevo comienzo en la vida de una persona es al dejar atrás lo viejo, y comenzar a aplicar el consejo de Dios, poniendo en práctica lo que Dios enseña. Pero bueno, comencemos viendo parte por parte, pequeños pedazos de lo entendible, y, lo difícil de aceptar.

La diligencia, o dejando atrás la flojera (usando términos mas claros), es necesario para las cosas cotidianas, y claro, aún más, para las cosas eternas y profundas. Si una persona no se dedica a pasar tiempo con el Señor, leyendo y estudiando Su Palabra, orando, ocupado en las cosas que Él enseña, ¿Cómo llegara a lograr crecer y desarrollarse espiritualmente? Uno de los problemas más grandes que hay hoy en día en el pueblo de Dios es la falta del estudio Bíblico. No se busca del conocimiento divino como se debiera. Y eso en sí, trae graves problemas. Porque escrito esta: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6. En los tiempos de los apóstoles, las únicas copias de las Escrituras (el Antiguo Testamento era lo único que había) se encontraban en las sinagogas. Todo se escuchaba y se memorizaba. Era un gran privilegio tener acceso a una copia de las Escrituras. Hoy en día, la Biblia (el Antiguo y Nuevo Testamento en conjunto) es todavía el libro más impreso del mundo, con millones de copias circulando en decenas de distintos lenguajes. Se puede tener acceso a la Biblia en línea, a través de aplicaciones en los teléfonos inteligentes (yo personalmente tengo dos versiones en inglés, y una en español). Se puede escuchar también la Biblia a través de estos aparatos magníficos. Hoy escuche los primeros diez capítulos del libro del Éxodo mientras trabajaba afuera. Y si se tiene tantos recursos para poder leer, escuchar, y estudiar la Biblia, ¿Por qué no se aprovecha? ¿Cuál es el problema? ¿Porque no se es ferviente? Somos fervientes para muchas otras cosas.

Creo que se entiende lo de “gozosos en la esperanza”, en que, a pesar de cualquier problema que pasemos mientras estemos aquí en este mundo, siempre debemos tener el gozo de la salvación, la esperanza de la eternidad (para aquellos que le han dado su vida a Cristo), donde ya no habrá mas muerte, ni sufrimiento, ni lágrimas, ni dolor, etc. Pero, ¿qué pasa que nos amedrentamos tan fácil con las situaciones de esta vida? Hay veces que cosas muy insignificantes nos arruinan el día, a lo menos, comparando el asunto que sea con la eternidad que Dios tiene para aquellos que le aman. Necesitamos siempre tener presente lo inmenso que es nuestra salvación, y que no estamos solos, sino que Dios mora en nuestro corazón.

Ahora, referente a: sufridos en la tribulación, esto sé que nos cuesta a todos entender. La Biblia nos enseña que: …Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22b. La tribulación va mas allá de los problemas cotidianos. No se trata de cosas como: que se me rompió el auto, me dio una gripe mala, mi hijo o hija se dobló el tobillo haciendo deportes, etc. La tribulación consiste de cosas que están completamente fuera de nuestro control y de lo normal, y que afecta a muchas personas, algunas cosas ocasionadas por autoridades terrestres, y otras cosas por desastres naturales, o enfermedades mortales, o hechos catastróficos; y que le sucede a todos sin discriminación, tanto a creyentes como a incrédulos. La persecución mundial de los cristianos es un ejemplo de tribulación, donde decenas de personas son muertas o torturadas por su fe en Cristo diariamente. El cáncer es parte de la tribulación, donde se produce en millones de personas con o sin razón (o por lo menos, no se sabe la causa). El hambre mundial, donde millones de personas esperan la muerte porque no tiene comida o agua, y no hay nada que ellos pueden hacer para mejorar su situación. La tribulación es necesaria porque nos limpia, nos hace más fuertes, (a lo menos, a aquellos que deciden seguir adelante, porque muchos negaran la fe por causa de la tribulación). La tribulación purifica el cuerpo universal de la Iglesia de Dios.

En conjunto con la tribulación, y los problemas cotidianos, la oración es esencial. Deberíamos pasar orando, no solo para pedir ayuda, sino también, para hablar con el Señor. En la oración entra la conversación con el Altísimo, la alabanza, la adoración; todo lo que se puede comunicar con el hablar. La oración es parte de nuestra comunicación con el Señor. Si el cristiano no ora, no se está comunicando con Dios.

Y finalmente: compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. El Evangelio de Dios no solo son palabras, sino mas bien acción. En conjunto con compartir la Verdad de Dios con todos, tenemos que ayudar también; y la oración no es suficiente. Si solo se ora, sin suplir la necesidad de nuestros hermanos, especialmente si esta dentro de nuestro alcance, entonces estas perdiendo tu tiempo. De acuerdo a la Palabra de Dios, la fe sin obras es muerta; no sirve para nada. Y todos podemos y debemos ayudar tanto como al creyente, como al incrédulo en su momento de necesidad, como Cristo lo hizo, y como el Padre lo hace todos los días, porque hace llover sobre justos e injustos.

Busca del consejo de Dios diariamente porque es para tu propio bien. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Consejo Divino

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Basado en Romanos 12:1-10 (Versión Reina Valera 1960)

 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

El pasaje de hoy tiene algunos consejos divinos que aplican a nuestra vida diaria. Si logramos entender y practicar lo que Dios nos comparte hoy, podríamos entender y resolver muchas cosas en nuestra vida. Nuestra vida no se nos haría necesariamente más fácil (y sé que con decir tal cosa, algunos ya se habrán desanimado, porque todo lo queremos fácil), pero lograríamos tener una dirección clara, con principios lógicos y aplicativos para prácticamente cada aspecto de nuestra vida. ¡Sean valientes! Si siguen adelante, lograran grandes cosas.

El primer punto se trata de poder usar nuestro raciocinio para las cosas de Dios, para que, de una manera muy practica podamos aprender lo necesario, y desechar lo innecesario y dañino. De esto se trata el “culto racional”, de que se debe usar el raciocinio o la razón para las cosas de Dios. Lo que Dios en realidad enseña tiene gran lógica, especialmente en el gran y eterno esquema. Si hemos aprendido cosas del mundo para poder llevar nuestra vida (y las cosas del mundo son ajenas a las cosas de Dios), tenemos que dejar o desaprender esas cosas, y aprender lo que Dios enseña. Tenemos que dejar que el Espíritu Santo nos enseñe a través de las Escrituras cuales son las cosas que realmente conviene entender, aprender, y practicar; y así, renovar nuestro entendimiento. Dios no aborrece la mente. Todo lo contrario, el corazón y el alma necesitan la mente para poder llevar a las fuerzas a hacer (cumplir con acción) aquellas cosas que Dios enseña. Recuerden que la fe sin obras es muerta, no tiene vida si no hay acción. Y muchas veces, se requiere mucha fuerza para las cosas de Dios, especialmente cuando se encuentran obstáculos.

En adición a esto, es totalmente necesario envolver la mente en las cosas de Dios. El entendimiento renovado es lo que nos ayuda a comprender cual es la buena, agradable, y perfecta voluntad de Dios. Porque de otra manera, se vuelve en nuestro peor enemigo. La mas grande lucha que un ser humano puede enfrentar es consigo mismo. Suena absurdo, pero es verdad. El corazón puede que este dispuesto. El alma anhela a Dios, pero la influencia del mundo sobre la mente de la persona siempre es el obstáculo principal en muchas personas. El Espíritu Santo te manda a hacer algo, pero tu mente humana dice: eso no tiene sentido; por lo tanto, no lo voy a hacer. Entonces, se tiene que lavar la mente con la Palabra de Dios, para que pueda ser renovada y limpiada de todo lo que va en contra de Dios.

Es segundo punto es: que debemos ser humildes. No hay nadie que se lo sepa todo, y que se lo pueda todo por sí mismo. Todos necesitamos de los demas, y aún más, los creyentes nos necesitamos los unos a los otros. El que cree que se lo puede todo solo, tiene un gran problema con la realidad y con su ego (se lo digo con todo amor en el Señor). Esto es una guerra espiritual, y para poder pelear una guerra, se necesitan soldados; muchos soldados; y cada soldado tiene su función y responsabilidad. Si no se aprende a trabajar en conjunto, no hay guerra que se pueda ganar. La única manera por lo cual el mundo creerá que Dios envió a Su Hijo Unigénito al mundo es a través de nuestra unidad; no por nuestra predica y palabrería. Porque escrito esta: para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:21. Así que, tenemos que aprender a llevarnos bien, si es que somos guiados por el mismo Espíritu Santo. 

Y finalmente, la motivación principal para todo en el Señor tiene que ser el amor. La Biblia nos enseña esto: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:1-8. Lo único que permanecerá siempre es el amor, porque Dios es amor. Y por si acaso, no estamos hablando del amor que habla el mundo. El verdadero amor que proviene de Dios nunca puede justificar el pecado, porque el pecado produce muerte, pero el amor de Dios siempre producirá y perpetuará la vida, porque Cristo es vida.

La Biblia también nos enseña este principio: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 1 Juan 4:7-11.

El consejo de Dios siempre es para nuestro bien, y para el bien de los demás, aunque los demás no lo entiendan al momento. Asi que, ¿estas buscando del consejo de Dios para tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Entendiendo Nuestra Oportunidad Como Gentiles

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Basado en Romanos 11:25-36 (Versión Reina Valera 1960)

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Hay algo muy importante que hay que entender a través de este pasaje (aunque se pueden ver muchas cosas), y es que, tenemos que entender que exactamente se le ha concedido al gentil, a las personas que no son judíos (al judío que se refiere aquí es aquel que ha sido perfecto en sus generaciones, tratando de guardar la ley de Moisés y no mezclándose con personas de pueblos extranjeros y paganos). La verdad es que, por nuestros ancestros paganos estábamos ajenos a las cosas de Dios, especialmente antes de Cristo. Nuestros antepasados eran lo perdido del mundo, era parte de la oscuridad, entregados totalmente a la adoración pagana, sirviendo a todo lo relacionado a Satanás, incluyendo hasta el mismo Satanás. Es triste (me afecta personalmente), pero es la verdad.

El propio Señor aclaraba aún más que las promesas y el llamamiento a la salvación era primero para el pueblo judío. El Señor no vino por causa del pueblo gentil (para comenzar), porque venia a hablarle primero a Israel. Esto se ve claro en el siguiente pasaje: Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Mateo 15:22-26. El Señor finalmente sana a la hija de la mujer cananea, pero deja bien claro que Israel era la prioridad.

¿Por qué es necesario tener esto claro, como la importancia del pueblo judío? Por dos motivos muy importantes. La primera razón es porque hay que tener claro la realidad, que la salvación que tenemos es solo posible por la falla del pueblo amado. Si Israel hubiera reconocido a Cristo como lo que es, el pueblo gentil no tendría salvación, ni siquiera a través de la cruz de Cristo. Pero, por la desobediencia de Israel es que el Evangelio llego a los gentiles. Entonces, tenemos que entender que nosotros los gentiles le debemos mucho a Israel. Por lo tanto, no solo se debe orar por él, sino también, ayudarlo y apoyarlo de cualquier manera posible. Así que, es imposible que cualquiera que se llame seguidor de Cristo pueda aborrecer al pueblo judío, porque estaría aborreciendo su propia salvación y los mandatos y designios de Dios. Porque todavía sigue vigente la promesa de Dios a Abraham y a su descendencia: ...y a los que te maldijeren maldeciré... Esto debe producir una humildad más profunda en nosotros. No hay lugar para ningún tipo de orgullo en nosotros.   

El segundo motivo crucial es que, tenemos que valorar nuestra salvación. Nuestra salvación y la gracia que Dios a derramado sobre nosotros a través de Cristo no se puede abusar. Si entendemos bien las Escrituras, no se puede inferir en ninguna parte de que se puede tomar tan livianamente la salvación que Dios nos otorga. Esto es lo que nos debe ayudar a entender la diferencia entre una doctrina santa, dirigida por la Palabra de Dios, y otras doctrinas orquestadas y creadas por falsos profetas y demonios, pregonando mentiras que llevaran a muchos a la perdición eterna, tomando por asentado cosas que son santas y puras. Porque escrito esta: Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Hebreos 2:1-4. La Palabra también enseña esto: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31.

Así que, conociendo estas verdades, es imposible justificar doctrinas o evangelios (por decir) que no enseñan ni del arrepentimiento y conversión de pecados, ni del proceso de transformación y santificación que el Espíritu Santo necesita llevar acabo en cada creyente, ni de la obediencia a las cosas de Dios. No somos perfectos, pero un real seguidor de Cristo no puede vivir una vida liberal, justificando el pecado, si es que en realidad desea recibir las promesas y bendiciones que Dios desea dar. De otra manera, o nunca llegará a la gran salvación que Dios ofrece, o perderá la oportunidad otorgada por la divina gracia de Dios que solo se hizo posible a través del fallo del pueblo amado, los cuales Dios volverá a llamar hacia Él, cuando el pueblo gentil deje de escuchar y obedecer el evangelio de Dios. Porque si llegará el momento que los gentiles dejen de escuchar (lo cual esta sucediendo al presente). Entonces, ¿realmente entiendes y aprecias lo que Dios te ha dado, o quiere darte a través del Señor Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Israel y Nuestra Salvacion

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Basado en Romanos 11:1-24 (Versión Reina Valera 1960)

Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre. Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?

En el pasaje de hoy, se pueden observar dos puntos a plena vista: lo que paso con Israel y nuestra salvación. En el primer punto, tenemos que entender que fue lo que paso con el pueblo de Israel o los judíos (los religiosos), no solo por el asunto de aprender algo intelectualmente (porque habrán algunas personas que no le interese saberlo), sino también, lo que debe formar parte de cada cristiano en su vida diaria. Si solo le prestamos atención a los primeros versículos de este capítulo, se puede malentender que Dios sencillamente le endureció el corazón a Israel; y eso no es así. Si leemos el pasaje completo, nos daremos cuenta de que hubo más bien transgresión de parte de los judíos. Ellos no quisieron escuchar. Y como resultado, Dios les endureció el corazón; lo cual ilustra un asunto muy importante: que se puede despreciar a Dios hasta cierto punto. Aunque Dios es misericordioso, aun su misericordia tiene límites. Cuando se abusa de la extrema bondad de Dios, y no se le da atención a tiempo, Dios puede cambiar de parecer, de un Dios de bondad y amor a un Dios digno, santo, y justo.

Volviendo al punto del pueblo judío, tenemos que tener en cuenta que las promesas siguen vigentes según el trato con ellos. Porque Dios le dijo esto a Abram: Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré... Genesis 12:3a. Entonces, tiene que haber un trato especial con el pueblo judío. Por eso que a lo menos en Estados Unidos, cuando somos regidos por autoridades creyentes (como el que tenemos ahora), en general apoyamos a Israel casi incondicionalmente. No solo se hace por ser un punto estratégico en el medio oriente, sino porque todavía hay fieles a Dios en nuestro gobierno que creen en el principio de “bendecir” a Israel. También el Señor mismo dejo esto establecido como Su ministerio en la tierra: A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Mateo 10:5-7. Así que, le guste o no le guste al pueblo gentil (de lo cual somos la mayoría), Israel todavía tiene ese lugar preciado para Dios. Y también justifica este punto lo que debiera ser obvio: el Señor mismo salió de los judíos, porque el Mesías tenia que ser Hijo de David. Teniendo esto en mente, nuestra oración de continuo debe ser por la salvación y bendición para el pueblo judío, y nuestra practica diaria debe ser de ayudarlo y apoyarlo.

Y el segundo punto es relacionado de alguna manera, explicándonos una realidad muy crítica. Nosotros como cristianos gentiles no podemos tomar livianamente nuestra salvación (como erróneamente se enseña en muchas iglesias). Si tuvieron grandes problemas el pueblo judío por no aferrarse, creer y someterse a Cristo como lo debieran haber hecho, ¿Cuánto mas grave puede ser para nosotros que solo fuimos adoptados a través de Cristo? Porque escrito esta: Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Hebreos 2:1-4. Tenemos que cuidar nuestra salvación. No podemos tomar las cosas de Dios tan livianamente. El temer y obedecer a Dios tiene que ser la prioridad en la vida del creyente, no el dejarse influenciar por una sociedad o costumbres que no tienen nada que ver con Dios. Y esto no se trata de legalismo, sino mas bien, de responsabilidad y de agradecimiento. El Apóstol Pablo también enseño esto: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12. La salvación no es por obras, pero cuando se recibe, tiene que producir algo en nuestras vidas de significado, lo cual debe producir obras, y obras que glorifican a Dios, no que lo avergüencen.

Así que, debemos bendecir y ayudar a Israel, como también entender nuestra realidad, porque un día si daremos cuentas, y no tendremos excusas. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Salvacion Para Todos

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Basado en Romanos 10 (Versión Reina Valera 1960)

Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras. También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con pueblo insensato os provocaré a ira. E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.

Este pasaje cubre muchos conceptos que son vitales y fundamentales para nuestra fe en Cristo, para poder llegar a tener aquello que solo Dios puede dar: la vida eterna o el poder nacer de nuevo. El primer concepto consta de la fe. La fe es vital para poder tener acceso al mundo y la plenitud espiritual que Dios ofrece. La salvación viene solamente a través de la fe; al no solamente creer en Dios, sino mas bien, creerle a Dios, creer lo que Él dice. Porque claro está, o a lo menos, debiera estar: de creer lo que se esta haciendo, y mayormente, creer firmemente lo que Dios afirma a través de Su Palabra. En realidad, la fe es todo, de lo que depende plenamente de nosotros mismos.

Por eso que la salvación no es por obras. Y bendito sea Dios que la salvación no consta de nuestros méritos porque somos incapaces de llegar a la perfección por nosotros mismos. Ni siquiera podemos llegar cerca. Por lo tanto, escrito esta: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9. La Biblia también reafirma este concepto en otro lugar de la siguiente forma: Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Gálatas 2:16. Este fue el error que cometieron, y siguen cometiendo muchas personas: pensando que es posible llegar a cumplir la ley o ser suficientemente bueno por si mismo para un Dios Santo. ¡No es posible!

La salvación es posible a través de un proceso de dos pasos, a través de: 1) el arrepentimiento y la conversión, y, a través de 2) el rendirse y aceptar. El arrepentimiento y conversión no solo se trata de pedir perdón, sino también, de volvernos de nuestros pecados, dejándolos atrás. Necesitamos convertirnos de nuestros malos caminos. De esto se trataba el completo ministerio de Juan el Bautista. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Marcos 1:2-4. También está escrito: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Sin el arrepentimiento y la conversión, no puede haber salvación. Uno tiene que comenzar de cero con Dios para que Él pueda edificar algo totalmente nuevo y diferente en nuestras vidas. Para usar términos de construcción, si el fundamento y la estructura de un edificio se ha dañado por haber sido construido sobre una superficie no estable o inseguro, se tiene que comenzar hacer una nueva construcción en un terreno apto, sobre un nuevo fundamento, edificando un nuevo edificio. Uno tiene que comenzar de nuevo.    

El segundo paso, el rendirse y aceptar, consta de una persona rindiéndose a Dios incondicionalmente, sin reservas, y aceptando a Jesús como el Señor y dueño de su vida. Y esto debiera ser obvio, pero elude a muchas personas. ¿Cómo le puedes pertenecer a Dios si nunca le has entregado tu vida a Él? Si no le perteneces a Dios, entonces, no eres de Él, ¿verdad? Jesucristo es nuestro Salvador, pero para poder salvarnos, tenemos que pertenecerle. Entonces, la salvación va mas allá de necesitar a un Salvador. La salvación consta de darle tu vida a Dios para que legítimamente seas de Él, por tu propia voluntad. El ser humano no nace siendo hijo de Dios. Uno solo puede ser hecho hijo de Dios al recibir a Cristo en Su vida, porque escrito esta: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1:12.

Y finalmente, el pasaje nos habla de aquellos que predican y comparten el evangelio de Dios, y la bendición que son. Pero, para poder hacer eso, necesitamos estar convencidos de lo que ha sucedido en nuestras vidas, si es que en realidad ha sucedido. De otra manera, ¿de qué le vamos a hablar a las personas si ni nosotros mismos creemos o estamos seguros de todo esto? A la misma vez, si una persona no le nace compartir esta fe con los demás, entonces se debiera preguntar: ¿Qué estoy haciendo?, o ¿Por qué sigo lo que sigo? Cuando Cristo realmente entra en nuestras vidas, no debiera ser algo común o sin novedad. Es el Rey de reyes y Señor de señores que ha entrado en nuestras vidas, el Creador de los cielos y la tierra.

Así que, si todavía no has llegado a tener esta preciosa experiencia personal con Dios, ¿Qué esperas? Y si la has tenido, ¡necesitas compartirla con todo el mundo, porque esta salvación es para todos! ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Somos Responsables por la Oportunidad

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Basado en Romanos 9 (Versión Reina Valera 1960)

Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, más a Esaú aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente. También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes. ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; más Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado.

Hay personas que piensan que Dios es un ser déspota y caprichoso, y por eso que les cuesta creer en Él. Al leer este pasaje, pudiera dar esa idea. Pero, como todas las cosas en la Palabra de Dios, hay que ahondar un poco más. No todas las respuestas están en la superficie. Muchas veces, se tiene que investigar y estudiar, y por supuesto, con la ayuda del Espíritu Santo. No es que Dios quiere hacer las cosas difíciles (porque Él mismo dijo que debemos hacernos como niños para poder entender el reino de Dios), sino para ver que tanto lo deseamos. Cuando uno en realidad desea algo, lucha por obtenerlo (porque todo se revela a través de eso). Lo primero que hay que entender es que un principio Bíblico no se puede basar en un solo pasaje, sino que se tiene que ver a través del contexto de la Biblia (de Genesis hasta el Apocalipsis); ni siquiera en el contexto del capitulo mismo. Por eso que es necesario estudiar la Palabra de Dios, de tapa a tapa, y muchas veces. Y claro, eso demanda devoción y esfuerzo. Entonces, el conocimiento divino no es ni para los incrédulos ni para los altivos (y aquí vamos entrando en la explicación).

Cuando una persona cree algo, lo busca, lo sigue; trata de ver hasta lo mas profundo para conocer lo que necesita conocer, o llegar hasta donde siente que tiene que llegar. Esto explica el asunto de la incredulidad. Cuando uno no cree algo, no hay interés, no hay atracción. Por lo tanto, no hay incentivo. Tiene que haber fe. La Biblia enseña esto al respecto: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1. También, está el problema de cuando una persona es altiva, la persona que cree saber suficiente, o que no necesita de nada porque se siente autosuficiente. Es a través de estos dos elementos que se comienza a revelar lo que hay realmente en el corazón de una persona. Para poder aprender cualquier cosa en la vida, aun lo mas básico, se necesita humildad. ¡Cuánto mas necesario es la humildad con Dios! Porque escrito esta: Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos. Salmo 138:6.

Cada ser humano tiene la capacidad de ser humilde y de tener fe, porque ambos dependen de la decisión de la persona, lo cual esta relacionado al raciocinio (contenido dentro del alma del ser). El asunto es: ¿con qué decide ser humilde y en qué decide poner su fe? Por ejemplo, el ateo decide creer en si mismo y en lo que ve (su fe), y no le importa como llegaron a ser las cosas, y porque son las cosas (la altivez). El tomar por asentada las cosas es el nivel mas alto de altivez que existe, porque en ese sentir no hay agradecimiento. La Palabra de Dios enseña esto: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Romanos 1:18-21. Faraón cayo porque no le interesaba saber quién era Dios (aunque pasados Faraones si le supieron respetar y creer en Él). Faraón se creyó un Dios. Y claro, Dios uso la dureza de su corazón para convertirle en ejemplo. Algo similar desgraciadamente sucedió con muchos del pueblo judío; que no quisieron creer en Cristo. Pero en esa instancia, Dios uso su incredulidad para que entrásemos nosotros, los paganos e indeseables del mundo. ¡Le debemos una bien grande a Israel! Por lo cual debiéramos sentir como Pablo sintió por ellos. Si puedes ver la creación, si tienes el raciocinio para poder entender las cosas mas básicas de la vida, y la Palabra de Dios esta llegando a ti de alguna manera, Dios te está dando una buena oportunidad. Pero, si desechas tal oportunidad de creer y seguir a Cristo, ¿no crees que te hará responsable por lo que ya sabes? Dios es amor, pero Dios es Dios y Él será tenido eternamente digno. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Al Amor es Todo

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Basado en Romanos 8:28-39 (Versión Reina Valera 1960)

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Este pasaje tiene uno de los mensajes mas profundos de amor, pero también de confusión. Trataremos de explicar un poco lo que causa confusión para poder llegar a lo que realmente importa (porque desgraciadamente, el enemigo trata de turbar las cosas de Dios con polémicas que dividen y destruyen). ¿Qué significa la palabra predestinación? La Real Academia Española lo define de la siguiente forma: destinación anterior de algo; ordenación de la voluntad divina con que tiene elegidos a quienes por medio de su gracia han de lograr la gloria. Si creemos en el Dios de la Biblia, entendemos que el Ser Supremo es eterno. Él siempre es; sin principio, y sin fin (Apocalipsis 1:8). Aún más, si creemos en el Dios de la Biblia, creemos que es compuesto por tres personas (Padre, Hijo, y Espíritu Santo) (véase 1 Juan 5:7 en versión Reina-Valera 1960 porque otras versiones más modernas omiten esto, incluyendo otras partes de las Escrituras originales). Entonces, por definición de que Dios es un ser eterno (el hombre no es eterno, porque tiene un comienzo), entonces es el único que pudiera haber sido predestinado desde el principio. Dios ya sabia que el hombre iba caer, y preparo de antemano que Cristo iba a morir por Su creación antes que el hombre cayere.

Aquí viene la otra parte de la explicación. Dios creo al hombre para bien, no para que se quemara en el infierno. Así que, su “predestinación” (antes que cayere en el pecado) era para practicar la justicia. Porque escrito esta: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. Entonces la “predestinación” o “destinación anterior de algo” fue para buenas obras. Porque el infierno no fue hecho para el hombre, sino para el diablo y sus ángeles. Porque escrito esta: Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Mateo 25:41. No era la intención de Dios enviar al infierno al hombre, pero por su obstinación en pecar y no sujetarse al Señorío de Dios, se envía por si mismo a un lugar que Dios nunca predestino para él.

Entonces, la respuesta a la predestinación es que: Dios predestino a Cristo para salvar al hombre de su pecado, para que aquellos que “escogen” bajo el “libre albedrio” que existe, de someterse bajo la poderosa mano de Dios, haciendo a Jesús el Señor y dueño de sus vidas, para que puedan entonces formar parte de nuevo de esa predestinación, cumpliendo el propósito original de Dios. Porque escrito esta: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:1-6. Una persona finalmente decide ser parte de Cristo, o no. Dios nos llama, pero está de uno contestar el llamado del Señor. Pero, si estuviera de Dios, Él quisiera que todos fuesen salvos. Así que, el hombre nunca fue predestinado para perderse. Lo decide bajo su propia voluntad.   

Ahora, a lo mas importante. Dios nos ama increíblemente a cada uno de nosotros. No hay nada que nos separe de Su amor. Él ha provisto una salvación increíble, removiendo la maldición del pecado para siempre a través de Su Hijo Jesucristo. Pero, hay algo que hay que entender. Es necesario corresponder al amor de Dios. Dios nos ama incondicionalmente, pero espera que ese amor sea correspondido. Porque escrito esta: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras [el de amarle] que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9. Acuérdense que las promesas de Dios son condicionales. Todas las cosas ayudaran a bien si “amamos a Dios”. Si no amamos a Dios, no hay nada. Por eso que hay que aprender a amarle como el nos enseña a través de Su Palabra. El amor a Dios es todo. Y cuando se ama a Dios, todas las cosas con posibles. El amor a Él hace que uno le obedezca, le siga a pesar de las circunstancias, a pesar de las pruebas, a pesar de los desprecios y las persecuciones, etc. Por amor a Él, uno puede hasta llegar a dar la vida, como lo hicieron mucho de los santos apóstoles, profetas, y muchos otros creyentes que existieron antes de nosotros. El verdadero amor no tiene límites. Porque escrito esta: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:4-8. El amor de Dios no tiene nada que ver con el amor del mundo o el amor humano. Va mucho mas allá. Y el amor de Dios nunca justifica o acepta el pecado.

Así que, ¿Conoces el amor de Dios, que no se compara a nada más en este mundo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Deshaciendonos de Nuestra Carne

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Basado en Romanos 8:1-27 (Versión Reina Valera 1960)

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

El pasaje de hoy es muy claro. Tenemos que dejar a un lado la carne, nuestra carne. Nada bueno sacamos si nos seguimos aferrando a aquello que produjo, o que sigue produciendo nuestra caída. Hay muchos que usan el pasaje (muchas veces ilegítimamente o como conveniencia): …ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús… Y si, es verdad que no hay ninguna condenación para los que “están en Cristo Jesús”. Pero, hay que leer a lo menos el versículo entero, porque la promesa es condicional (como muchas cosas en la Biblia). No hay condena para aquellos que: no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Pero, si una persona sigue persistiendo en las cosas de la carne, entonces ¿Qué pasa? Bueno, cualquier persona que entiende el idioma diría que, al andar conforme a la carne, y no conforme al Espíritu, entonces la condición de “ninguna condenación” es anulada o cancelada. Y claro, esto es un gran problema.

Se han levantado muchos predicadores, pastores, teólogos, oradores motivacionales, etc. con una doctrina que contradicen mucho de las Escrituras. Básicamente, y para conveniencia de las masas, han creado, o mas bien, el diablo los ha inspirado a enseñar que el pecado no importa en el creyente, porque Dios ha perdonado todos los pecados; pasados, presentes, y futuros. Por lo tanto, justifican que la persona que profesa tener una relación con Dios puede seguir en la carne, y en sus designios. E incluso, muchas denominaciones cristianas dan pase y ponen como ejemplo el amor de Dios con la aceptación de la homosexualidad, el adulterio, y la fornicación. O sea, ellos dicen: No te preocupes; Dios te ama y te acepta tal como eres. Y esto está muy lejos de lo que enseña la Biblia.

El asunto es que Dios si te ama, y si te llama a la salvación, pero con el fin de liberarte de aquello que produce la muerte: el pecado que está en tu carne. Dios tiene el plan de transformar a las personas, no que sigan tal como son. Dios envió a Su Hijo Jesucristo a morir en la cruz para que todos los pecadores pudieran obtener el perdón de sus pecados, y ser liberados del poder de la carne que todavía mora en nuestro ser. El envió a Su Hijo para que dejásemos de ser como nos encontró, perdidos en nuestros pecados, siguiendo los malos deseos de nuestra carne. O sea, el que es ladrón, que deje de ser ladrón. El que era asesino, que deje de matar. El que era fornicario o adultero, que deje de practicar tales cosas. Igual como el homosexual, o la lesbiana, o tales como ellos, que dejen de practicar aquellas cosas que no le ayudan a ningún bien. Dios ama al pecador, pero desea que deje de serlo, que sea libre de esas cosas, y que comience a hacer lo que produce vida, no que siga haciendo lo que produce muerte. Desea que se rompa el ciclo. Por eso que es necesario deshacernos de nuestra carne a través de Jesucristo.

Juan el Bautista dijo esto: Es necesario que él [hablando de el Señor] crezca, pero que yo mengüe. Juan 3:30. La Biblia también nos enseña esto: Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:8. También nos enseña que podemos lograr cambiar las cosas en nuestra vida a través de Su Espíritu, a través del dominio propio. Porque también está escrito: Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. El que ha realmente ha nacido de nuevo tiene el Espíritu Santo en su vida, y puede vencer todas las cosas, incluyendo la carne que todavía forma parte de su ser. No quiere decir que vamos a ser perfectos en seguida (porque nadie es perfecto), pero lo que debe suceder en el creyente es un proceso de transformación, paso a paso, dejando de hacer aquellas cosas que son parte de la carne, del pecado. Uno siempre debe seguir hacia adelante. De otro modo, nosotros salimos perdiendo al seguir persistiendo en aquello que solo destruye y trae dolor, más tarde o más temprano. Si buscamos vivir en el Espíritu, siguiendo lo que Dios nos enseña, entonces todas las condiciones para bendición se harán realidad. Así que, ¿te estas deshaciendo de los deseos de la carne, dejando que Dios siga cambiando tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Muriendo al Pecado

Basado en Romanos 7 (Versión Reina Valera 1960)

¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado.

Sé que, para muchos este capítulo puede ser un poco confuso, o puede dar lado a cosas que no son buenas, si no se discierne con mucho cuidado, viéndolo a través del contexto de la Biblia en Su plenitud (como se debieran discernir todas las Escrituras). Así que, hay que comenzar con el punto principal para poder entenderlo: el origen del pecado. Muchos se habrán preguntado: ¿De donde viene el pecado? El pecado viene por causa del amor genuino. ¿Cómo puede ser eso? Dios permite que exista el pecado para que halla un elemento casi igual de atrayente que Él, pero claro, completamente opuesto a Él. Si Él es el positivo, el pecado es el negativo. Para que pueda haber una verdadera decisión, tiene que haber algo casi tan atrayente y opuesto como Dios para que sea una lucha casi igual; el afecto entre Dios y el mal.

Lo que hace posible entender esto es el concepto de que Dios es amor; y el amor es una elección. El verdadero amor no es como lo pinta Hollywood con sus películas de romance, que se sienten mariposas, o que hay algo que uno no puede entender o controlar. El verdadero amor, especialmente del cual consiste Dios (y con el cual que Dios desea que se le corresponda) es la combinación del corazón, del alma, de la mente, y de las fuerzas. Y para que eso suceda, tiene que ser algo que envuelva todos los elementos que componen una persona, especialmente el raciocinio. Entonces, el amor de Dios no consiste solo de simples sentimientos, sino de cosas muy profundas, y extremadamente lógicas. Dios no desea que le sigan por interés, o por manipulación, o porque no quedo otra opción. El desea lo que cada ser humano desea: tener a una persona que le ame bajo distintas y diversas circunstancias. Y eso solo viene a través de una decisión con plena conciencia.

Por lo tanto, ya que Él desea un amor que suceda a través de una decisión consciente, y en contra de algo casi igual de atrayente (para que sea una verdadera competencia), cada ser con alma y conciencia, incluyendo los ángeles, tienen la capacidad de pecar (no necesariamente que los ángeles están en pecado, a lo menos los que están con el Señor), y de ser tentados. Ellos tienen la capacidad de decidir permanecer con Dios o caer. Por ejemplo, antes que Satanás cayere, el fue un ángel del Señor llamado Lucero. Pero atraído por el pecado, decidió dejar que la envidia y el orgullo se apoderará de él. Y con él, cayeron la tercera parte de los ángeles (los que ahora son conocidos como demonios). El hombre tiene el pecado inculcado en la fibra de su ser. Porque escrito esta: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5. El pecado mora en cada ser humano.

Entonces, si se puede condensar lo que este capítulo significa, seria así: nosotros no podemos salvarnos a nosotros mismos (por las obras de la ley con nuestras propias fuerzas). Necesitamos a Cristo en nuestras vidas. Pero ya cuando entra el Señor en nuestras vidas, entonces comienza la lucha dentro de nuestro ser, la cual Dios desea que suceda para poder ver si se manifiesta el amor que Él tanto anhela que viva en nosotros a través de Él. Si tenemos a Cristo en nuestra vida, entonces tenemos la capacidad de poder vencer. La Biblia nos enseña que la salvación es algo condicional, para aquellos que logran vencer. Porque escrito esta: …al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. Apocalipsis 2:7b. …el que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. Apocalipsis 2:11b. …al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. Apocalipsis 2:17b. Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. Apocalipsis 2:26-28. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3:5. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. Apocalipsis 3:12. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Apocalipsis 3:21. Entonces, ¿estas muriendo al pecado que todavía mora en ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Somos Instrumentos de Servicio

Basado en Romanos 6 (Versión Reina Valera 1960)

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Siervos de la justicia ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Este mundo luce darnos muchos distintos tipos de caminos y muchas opciones. En lo que respecta a cosas triviales o momentáneas, claro que si. Hay distintos colores y tipos de ropa. Hay muchos tipos de zapatos. Hay muchos tipos de transporte. Uno puede viajar en bicicleta, en moto, en auto, en autobús, en tren, en avión, etc. Hay muchos tipos de comida (por lo menos en los países desarrollados y muy afortunados). Hay distintas personas con que uno puede estar. Hay distintas iglesias. Hay muchos tipos de religiones. Y bueno, la lista es interminable. Pero, en el gran esquema, ¿tenemos en realidad muchas opciones? La noticia es que todo es solo una ilusión, un engaño.

En esta vida, no hay muchas opciones para el ser humano, aunque muchos piensan que hay muchos caminos. La realidad es que, de acuerdo a la Biblia, hay solo dos caminos: el de seguir al Señor en obediencia o seguir el pecado y a Satanás. No hay mucho en realidad en que escoger. Aunque haya muchas religiones, y supuestamente, muchos dioses; al final, no hay mucha variedad. De acuerdo a la Biblia, hay un solo Dios real. Porque escrito esta:  Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Isaías 45:20-22. Hay un solo camino de salvación para llegar a Dios; y es solo a través de Jesucristo. Porque escrito esta: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Y también dicen las Escrituras: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5.

Lo que es necesario entender como ser humano es que fuimos seres creados para servir. No tenemos otra función, por mucho que se rebele la gente, o que deseen creer que son libres. Cuando algo es creado, es hecho con un propósito. El articulo (o la persona) no tiene la capacidad de cambiar su naturaleza (aunque traten hasta de cambiarse de sexo). Todo lo creado tiene un uso, o más bien, fue hecho con una utilidad en mente. El hombre fue creado por Dios para servirle y adorarle. Porque escrito esta: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. La única decisión que tiene el ser humano es: servir a Dios o servir a algo más. Y, ¿Qué es ese algo más?

Cuando no estamos sujetos a Dios en obediencia, no haciendo las cosas que están a fines con Dios mismo, entonces, ya que somos artículos de servicio, venimos a servir al pecado (y a Satanás). Y esto desgraciadamente puede pasar aún estando dentro de la gracia salvadora de Dios. Por eso que es apremiante aprender el consejo de Dios a través de las Escrituras, y aplicarlas a nuestra vida, sometiendo todo lo que somos al servicio de Dios a través de Jesucristo. El Señor hizo posible el poder cumplir la ley a través de nosotros, al nosotros morir a nosotros mismos y a vivir a través de Él. Y esto es lo esencial de la ley: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. Es necesario someter todo lo que somos a Dios. Si no obedecemos a Dios, entonces estamos obedeciendo al mal que todavía mora en nuestro ser (el pecado). Y al servir el pecado, servimos a Satanás, y volvemos a invitar la muerte a nuestra vida. Este ejemplo lo vemos en el siguiente pasaje: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Mateo 16:21-23. El Señor reprendió a Pedro porque estaba pensando carnalmente (en lo que es pecado); no porque el enemigo había poseído a Pedro en ese momento.  

Entonces, piensa bien, ¿A quién estas sirviendo hoy? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Maravillosa Gracia a Traves de una Maravillosa Persona

Basado en Romanos 5:12-21 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.

¿Qué es la fuerza más destructiva de este mundo? ¿Serán las enfermedades, donde cientos o hasta miles de personas han muerto en un corto lapso, afectando a ciudades y países enteros? ¿Será el hambre en el mundo donde cientos y hasta miles de personas esperan la muerte, sentados en la tierra, abrazados de sus seres queridos, mirando como lentamente se va desvaneciendo la vida de una persona? ¿Será la guerra, donde se podría emplear armas nucleares, con la capacidad de estallar y quemar a miles de vidas en cosa de segundos (como lo que desea Corea del Norte hacer con los Estados Unidos, probando regularmente el alcance de sus misiles)? Todas estas cosas son horribles y devastadoras, pero, hay algo mas destructivo y horrendo que estas cosas: el pecado.

Lo increíble es que el pecado esta relacionado a todas las cosas mencionadas antes, como la guerra, las enfermedades, y el hambre. Las fuerzas destructivas que existen en este planeta son producto del pecado. El pecado es lo que hace posible estas cosas que son muy horribles, con la capacidad de terminar la vida de muchos seres humanos. Pero lo que hace más horrible el pecado con resultados más devastadores es que no solamente tiene el poder de terminar con la vida humana y carnal, pero aun peor, termina con la eternidad de una persona. Si una persona muere en su pecado, pierde tanto la vida física como la vida eterna. Esto es lo que hace tan serio el pecado, que no se debiera tomar tan a la ligera, o pretender que es solo una fábula, un mito, o que no existe. Eso es lo que el diablo desea que tu creas. ¿Por qué será esa su meta?

Bueno, hay algo fundamental que hay que entender para poder llegar a comprender cosas un poco más complejas, o más bien, poder descubrir aquellas cosas escondidas y encubiertas. Alguien una vez dijo: Cuando entiendes la naturaleza de algo, entonces puedes entender de lo que es capaz. Desde el principio del hombre, el diablo quiso la destrucción del hombre. Por eso le tentó, y desgraciadamente, lo hizo caer, y con eso, nos afectó a todos nosotros. La Biblia nos enseña esto acerca del diablo: …Él (el diablo) ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Juan 8:44b. No era la voluntad de Dios que el hombre cayera. El enemigo (nuestro enemigo) se interpuso cuando el hombre, Adán y Eva se alejaron de la presencia de Dios. Esto lo que muchos tienen que entender todavía: Dios no fuerza a nadie; todo es libre albedrio, aún ahora en la dispensación de la Gracia de Dios. Y aunque Dios sabe todas las cosas, Él permite que cada ser humano elija su camino; para bien o para mal. Por algo existe un juicio.

Pero, como explica el Apóstol Pablo, para poder deshacer la mala obra del hombre, tuvo que interceder Dios. Y la única manera que tal mala obra se podría deshacer no podía ser solo a través de un hombre, sino a través de Dios mismo: Jesús, el Unigénito Hijo de Dios. Tenia que ser Alguien mas poderoso que la muerte misma para poder deshacer la obra de Satanás y la caída del hombre. Y para poder deshacer esta obra maléfica, tenía que vencer Dios a través del mismo producto que produjo el mal: a través de la carne. Al Señor poder vencer toda tentación del diablo, tomando todo nuestro pecado sobre si, muriendo y enterrando ese pecado, y triunfando sobre la muerte al tercer día, es que nosotros podemos también tener la esperanza que seremos liberados de la paga del pecado, y escapar del horror del infierno. ¡Era realmente una obra imposible que Dios solo pudo cumplir! Porque para Dios, nada es imposible.

Pero, para poder tomarle el peso de lo que se hizo, se tiene que entender el horror del pecado; el poder de la muerte; y lo que significa el infierno. El infierno es un lugar real, que esta reservado para aquellos que rehúsan entrar en obediencia ante Dios. La Biblia describe el infierno como un lugar de constante y eterno sufrimiento y tormento. Y lo peor del infierno es que es un lugar donde esta ausente la presencia de Dios. Sin Dios, no puede haber paz, gozo, y todas las demás cosas que son parte de Dios. Cada persona que rehúsa creer, pertenecerle, y obedecerle a Dios a través de Jesucristo, desgraciadamente se esta destinando por si mismo a ese lugar. Dios quiere evitarle ese castigo a cada ser humano. Porque escrito esta: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:1-6. ¡La gracia de Dios se extiende a cada persona!

Así que, ¿entiendes quién es Dios y la maravillosa gracia que Él te ofrece a través de la maravillosa persona de Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una Gran Salvacion Para Un Gran Proceso

Basado en Romanos 5:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osará morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

El milagro más grande que puede ocurrir en este mundo no se trata de cosas físicas o materiales. El milagro más grande que puede sucederle a un ser humano no es que se eliminen todo tipo de preocupación financiera o económica. El milagro más grande no consiste en que alguien sea sano de una enfermedad mortal. El milagro más grande ni siquiera consiste en el resucitar a un ser humano que ha estado muerto físicamente. El milagro más grande es: Que un ser humano alcance el perdón de pecados y la salvación eterna a través de Jesucristo. ¿Por qué?

Todo lo demás descrito al comienzo consta de solucionar cosas pasajeras. El dinero solo ayuda mientras uno está vivo, si es que se trata de algún problema financiero, porque también hay personas que mueren de enfermedades incurables, y eran muy ricos (como Steve Jobs). El ser sano de una enfermedad mortal es algo grandioso, pero también, es algo temporal. Aunque uno logre ser sano de una enfermedad mortal, algún día tendrá que morir, porque no hay nada que detenga la muerte física. El mismo asunto ocurre con el ser que es resucitado (y si ha habido casos, como el de Lázaro). El Señor mismo levanto a Lázaro de los muertos, pero Lázaro un día volvió a morir también. Casi todo lo que el ser humano busca recibir o reconocer como un milagro es relacionado al mundo temporal y material que un día pasara. Entonces, en comparación a la eternidad, lo que muchos consideran como cosas importantes o milagros no son notorias o de importancia cuando se comparan a la eternidad. Aparte del valor eterno que tiene la salvación, ¿Qué más le dá tal valor incalculable?

Lo que hace la salvación tan valiosa (como debiera ser vista) es que soluciona algo que ningún ser humano puede solucionar. La ciencia no comprende, ni puede llegar nunca a resolver el problema del pecado y la muerte eterna. ¿Cómo puede el conocimiento científico que es basado en lo físico y calculable lidiar con algo que ni es físico o calculable, y que esta fuera de cualquier ley contemplada? ¿Podrá la física lidiar con el pecado del hombre? ¿Existirá el algoritmo que pueda lidiar con la vida eterna de una persona? ¿Hay alguna tableta o un tratamiento médico que sane el alma de una persona? Creo que no. Entonces, ¡Que increíble milagro debe considerarse la salvación que Dios nos da a través del Señor, y considerando aún mas que es un don, un regalo, que se recibe a través de la fe en Él! Ahora, ¿tendrá la salvación un propósito, aparte de solo salvar el alma del hombre? Y la respuesta es: ¡Por supuesto que si!

Aunque la salvación es un milagro gratuito, en distintas partes de las Escrituras vemos que tiene un propósito. No es un regalo que se recibe y la vida sigue normal, o sin cambios. ¡Todo lo contrario! Algo tiene que suceder en el ser humano cuando se manifiesta la salvación de Dios en la vida de alguien. En el pasaje de hoy, vemos un proceso que se identifica, y es un proceso duro porque consta de cambios y transformación, que solo pueden venir a través de la prueba y la tribulación. Como el oro, somos renovados y transformados solo a través del fuego.

La Biblia nos explica que tenemos primero que cuidar de esta salvación, lo cual no se debe descuidar. Porque escrito esta: Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Hebreos 2:1-4.

Entonces, como parte de cuidar esta salvación, viene el proceso para no solamente cuidarla, sino llevar el don a algo más grande en nuestra vida. Porque escrito esta: Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:5-11. Para poder retener la salvación, es muy claro que un proceso tiene que continuar en la vida de cada creyente. No puede haber estancamiento. Aunque la salvación es gratuita y solo por fe, Dios espera mucho fruto o producto de este regalo tan grande que nos ha dado, para nuestro propio bien.

Finalmente, el Señor nos enseñó esto: Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Lucas 9:23-24. Si uno no camina con el Señor, dejando atrás el pecado y lo temporal, nunca podrá llegar a lo que Dios desea cumplir en su vida (y Dios tiene grandes planes). Así que, ¿entiendes que Dios te ha dado tan grande salvación para hacer algo más grande de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una Fe Viva

Basado en Romanos 4 (Versión Reina Valera 1960)

¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

¿Por cuantas cosas se luchan hoy? Hoy en día, se lucha por distintas cosas; ciertas cosas son buenas, ciertas cosas son neutras, y ciertas cosas que no son tan buenas. Pero, por todas estas cosas por lo cual se lucha, ¿se les toma el peso o el valor, para ver si en realidad vale la pena? En realidad, ¿valen la pena sacrificarse por ellas?

Comencemos por las cosas que no son buenas, a lo menos delante de los ojos de Dios (si es que decimos que nos importa Dios). ¿Cuantos luchan por mantener un vicio, trabajando y gastando su dinero en cosas que hacen daño en vez de bien? Por lo menos en Estados Unidos, los vicios no son nada de baratos. Una cajetilla de cigarros vale más que un galón (3,75 litros) de leche. Una cerveza o bebida alcohólica vale más que una botella de agua o hasta de un refresco. Y bueno, ¿para que hablar de las drogas y lo caro que pueden ser? O, ¿que se sacrifica por mantener una relación mala o toxica, sea una relación amorosa o una amistad? ¿Qué se sacrifica con tener vicios de juegos ilícitos o de apuestas? Y como estas cosas, hay muchas más cosas que Dios no aprueba, porque, en fin, le hacen daño al ser humano, y a los que los rodean. ¿Valen la pena?

Ahora, sigamos con las cosas que no son malas. ¿Cuánto se sacrifica una persona por una carrera, o por un negocio, que un día está aquí, pero al final, puede que esté o no este, o ya no se pueda llevar acabo o ejercer? ¿Cuánto se sacrifica por los hijos que puede que agradezcan o no agradezcan el mucho trabajo y afán que se les dedican? ¿Cuánto se sacrifica uno por tener y mantener una pareja, que hoy puede que las cosas estén bien, pero mañana cambie de parecer la otra persona y le puede destruir el corazón y hasta romper un hogar en un momento de locura o de egoísmo? ¿Vale la pena?

El asunto es que hay cosas malas y hay cosas buenas por lo cual se luchan, pero todo tiene un precio, y finalmente, puede que se queden con las manos totalmente vacías, perdiendo todo por lo que se ha luchado. Pierden lo que sacrificaron, y pierden también por lo que se luchó tanto. Se puede terminar de una manera muy vacía e incompleta. Y, es más, aunque todo salga bien, la muerte termina con todo. Nada nos podemos llevar, ni el dinero, ni los títulos, ni un matrimonio, etc. Nos vamos de la misma manera que entramos: sin absolutamente nada. De esto se trata la fe en Dios, como de la que leemos en el pasaje de hoy. Cuando ponemos nuestra fe en Dios, totalmente, sin reservas, como lo hizo Abraham (el padre de la fe), se lucha por esa fe que no nos dejará con las manos vacías. Todo lo contrario, obtendrás el perdón de tus pecados, la vida eterna, y a lo mejor muchas otras cosas más; cosas que ni este mundo, ni nada ni nadie te pueden dar. Todo lo que ves con tus ojos pasará algún día, pero Dios es para siempre, y todos los que ponen su fe fielmente en Dios también permanecerán para siempre. ¡Vale la pena luchar por Cristo! Porque escrito esta: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 Corintios 9:24-27. Cuando se le cree realmente a Dios, a sus promesas, y a lo que Él nos indica con Su Palabra, se lucha por aquello, como lo hizo Abraham. Abraham no fue un hombre frio o tibio (como existen demasiados cristianos hoy en día, que se dejan engañar, manipular, convirtiéndose en marionetas de su propia concupiscencia y de Satanás). Abraham vivió con los ojos puestos más en el Invisible que en lo de aquí. La gloria es de Dios, pero no tendríamos esperanza sino fuera por la determinada fe de Abraham, al cual Dios llamo “amigo”.  

El fin es este: Si dices creer en Dios, entonces síguele fielmente (no de palabras, o dejándote manipular por este mundo y por sus opiniones y deleites). Porque: sin fe es imposible agradar a Dios... La fe no se habla; se vive, y se debe vivir plenamente en cada área de nuestras vidas. Así que, ¿tienes una fe viva? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo Por Fe

Basado en Romanos 3:21-31 (Versión Reina Valera 1960)

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.

En el pasaje de hoy, hay cosas muy básicas que aprender, y son fundamentales para poder entender el todo de Dios, de Su Palabra, y aun, de nuestra existencia. El primer punto que hay que entender (que no está mencionado aquí, pero es fundamental para que lo demás tenga sentido) es que nada somos sin Dios. Para que nuestra existencia tenga sentido, necesitamos entender que existe un Creador y que le necesitamos. La creación no es nada sin el Creador. Somos una obra incompleta si el Creador no forma parte del centro de nuestra vida. El ser humano no se puede completar a si mismo, y la creación tampoco puede completarse a si misma. Podemos tratar de buscar nuestra plenitud en el dinero, en el poder, en la fama, en lo material, pero nada de eso puede llenar el vacío que solo Dios puede llenar. Sin entender esto, vivirás una vida incompleta, sin un real sentido, y claro, desperdiciaras la oportunidad a la vida eterna que Dios solo puede darte.

Lo otro relacionado al principio es que, no puedes salvarte a ti mismo. No hay obra que puedas hacer por tu cuenta que te lleve a donde solo Dios te puede llevar. El pecado hace imposible que el hombre se pueda salvar a si mismo. Y, ¿Cómo podremos alcanzar algo que no tenemos ningún tipo de dominio ni control sobre él? No puedes lidiar con el pecado por ti mismo (lo cual, si existe porque es real, y afecta tu presente y tu eternidad). Nunca puedes ser suficientemente bueno por ti mismo. Como habíamos mencionado la semana pasada, el pecado creó el destino del infierno para cada ser humano, y ningún ser humano puede romper con su destino. Lo físico no puede afectar o desafiar cosas espirituales, cosas que están fuera de nuestro alcance. Lo único que puede romper algo como el destino es un elemento (o persona) más fuerte del ambiente espiritual (solo Dios). Así que, por nuestro pecado, cada ser humano esta destituido de la gloria de Dios, completamente excluido del reino de Dios; a no ser que Dios mismo interfiera con lo establecido, y rompa las leyes universales. Entonces, si no tienes ninguna potestad sobre el pecado, lo cual determina que vayas al infierno, entonces la lógica dicta que tienes que depender de algo más grande que el pecado, que el destino, y que el infierno mismo: Dios. Y aquí es donde entra el foco del pasaje de hoy.

Dios a través de Jesucristo rompió todas las leyes establecidas para cambiar tu destino por completo, rompiendo el ciclo, pudiendo cambiar el curso de tu existencia. Pero lo que es necesario es que realmente establezcas tu vida en algo mas que una religión, sino en una Persona, en la persona de Dios. Cristo Jesús es el único que puede darte la vida eterna. La fe en Cristo, creyendo en Cristo, es lo que comienza a abrir la puerta para la salvación. Porque escrito esta: Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:17. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá. Gálatas 3:11. También se nos enseña lo siguiente: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Si no pones tu fe en Dios, realmente creyendo en Él, en lo que Él puede hacer por ti, nunca podrás lograr tener la vida eterna que Él, si quiere otorgarte. Tienes que creer en Él, y creer en lo que Él te dice a través de Su Palabra. Así que, sin fe no hay nada. Todo lo demás es inútil.

La fe es necesaria para algo primordial, para poder realmente cumplir con la Ley. La fe te tiene que llevarte a no solamente saber y creer lo que Dios ha hecho por ti, sino llevarte a creerlo de tal manera que el amor por el pueda nacer. Esto es lo que hace que se cumpla la ley a través de la fe: el amar a Dios. Porque escrito esta: Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:1-9. Lo que siempre ha sido, desde el principio, es que tenemos que amar a Dios con todo lo que somos, con todo nuestro ser. El amor a Dios es lo que tiene que producir todas las demás cosas que deben suceder en nuestras vidas. El amor hacia Él tiene que ser la raíz de nuestra vida y la razón por lo cual hacemos todo lo que hacemos. Sin amar a Dios, nunca se cumplirá la ley de Dios en nosotros a través de Jesucristo. Esto es lo que nos enseña la Palabra: Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 1 Juan 5:3-4. El amar a Dios produce la obediencia a Dios, el deseo de hacer aquellas cosas que le placen, y que, a la misma vez, son de bendición para nuestras vidas. Cuando amas a Dios, todo lo demás comienza a caer en su lugar.

Así que, ¿estás viviendo por fe, aprendiendo a amar a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Entendiendo la Gracia de Dios

Basado en Romanos 3:1-20 (Versión Reina Valera 1960)

¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos. Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

Tengo malas noticias, y buenas noticias. Las malas noticias son: que el mensaje de hoy va ser difícil para los egos y el orgullo. Las buenas noticias son: Si logras vencer a tu ego y doblegar tu orgullo, y entender lo que Dios te ha concedido a través de Jesucristo, esto puede abrirte una puerta hacia una vista más grande y distinta.

Aquí comienza lo difícil. La gran mayoría de nosotros no somos especiales. No venimos de un trasfondo espiritual muy sensacional, por decir. Creo que la mayoría de mis lectores no son judíos (hasta lo que se). Y para aquellos que se aferran a enseñanzas mesiánicas, que son parte de un linaje distante judío, les tengo que decir que tienen un trasfondo tan pagano como el de todos los gentiles (aquellos que no somos judíos). Es más, al que se gloria o se siente especial de tener ciertas raíces judías distantes, tengo el infortunio de decirle que son parte de los judíos que renegaron a su judaísmo y a su Dios, que se juntaron con los paganos, siendo absorbidos por las religiones y practicas paganas de las naciones; posiblemente hasta a la adoración de Satanás y a sus demonios. Así que, esto nos pone a la mayoría de nosotros con unos ancestros no muy buenos. Y bueno, como paganos o gentiles, de acuerdo a las Escrituras, antes de Cristo estábamos ajenos a las cosas de Dios, completamente separados de los planes de Dios y de la mayoría de las promesas Bíblicas. Durante el tiempo del Antiguo Testamento, nosotros los gentiles no teníamos ninguna esperanza, porque nuestro verdadero destino era el infierno (por eso que, como cristianos, no debemos creer o seguir las cosas del destino). Nos guste o no, el pueblo judío era lo elegido de Dios; no los gentiles (aunque no eran perfectos tampoco). Tengan un poco más de paciencia, por favor.

¿Porque era así? Porque si somos sinceros, y aun ahora, durante la dispensación de la gracia de Dios a través de Jesucristo, seguimos siendo muy duros y pecadores. La Palabra nos enseña esto: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5. El pecado forma parte de nuestra fibra, de nuestro ser. No hay manera de evitarlo. Por eso que existen las enfermedades, las imperfecciones físicas, la muerte, etc. Vivimos con el mal en nuestro ser. Y como tal, se manifiesta nuestra dureza y rebeldía de corazón. Por ejemplo: Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:19-20. Dios nos comienza a buscar desde que salimos del vientre de nuestras madres. Nuestro aliento de vida vino de Dios, no de la ciencia o por nosotros mismos. Dios nos comenzó a hablar desde que abrimos nuestros ojos y comenzamos a ver la luz del día, el cielo, el sol, la luna, toda la creación. Dios salió en busca nuestra desde cada amanecer, cada instante que nuestros pulmones se llenan de aire. Nuestro corazón palpita “involuntariamente” porque Dios lo permite y lo sustenta. La creación entera, comenzando por nosotros mismos, nos habla de Dios y de Su poder, y de Su amor. No obstante, cada uno de nosotros hemos sido, o a lo mejor, todavía somos tan duros que no nos damos cuenta de Él, de Su presencia, y hasta cuestionamos Su existir, y Su bondad, y poder. A lo mejor llegaste al Señor cuando todo en lo que confiabas se te destruyó, o se cayó al piso. Como Pablo, que iba persiguiendo al Señor a través de los cristianos que encarcelaba, y castigaba, y obligaba hasta blasfemar en contra de su fe en Dios; hasta que llegó el momento que Dios le salió al encuentro de repente, botándolo del caballo, dejándolo ciego y frágil, destruyendo su poder humano, su seguridad, y su orgullo. A mí personalmente tuvo el Señor que permitir deshacer mi familia, quitarme la estabilidad, y golpear mi salud para yo poder escuchar y levantar los ojos al cielo, aun siendo un niño. Sinceramente hablando, yo no hubiera escuchado de otra forma tampoco. Y bueno, hay muchos, que aunque se crean buenos, todavía no ven la luz, endurecidos en su carnalidad, en su pecado, en su orgullo humano, etc. ¡Somos duros! Y ¡Nadie es bueno!

Pero, aquí viene lo bueno. A pesar de nuestro pasado, y nuestra realidad pecaminosa, Dios si nos dio la gracia de ser salvos de nuestros pecados a través de Jesucristo, rompiendo nuestro destino completamente, dándonos vida eterna. Porque escrito esta: En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10. Así que, ya no importa ni judío o gentil. Lo que importa es que apreciemos lo que Dios ha hecho por nosotros, buscando de Él porque Él es realmente bueno. Porque escrito esta: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. En Cristo Jesús, venimos a ser una creación para buenas obras, si nos arrepentimos de nuestros pecados, haciendo a Jesús el Señor y Rey de nuestras vidas, siguiéndole fielmente hasta que Él venga de nuevo por nosotros.

Al entender realmente la gracia de Dios, valorarás lo que se te ha dado y la oportunidad que tienes. Así que, ¿entiendes quién realmente eres tú, y lo que es la gracia de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios Aborrece La Hipocresia

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Basado en Romanos 2:17-29 (Versión Reina Valera 1960)

He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

El mensaje de hoy es muy sencillo, pero es ciertamente el más difícil. Esto lidia con lo más íntimo de las personas, y todos tenemos esta capacidad (algunos más que otros): el ser hipócrita. Porque desgraciadamente, todos tenemos cierto tipo o medida de hipocresía. Lo que hace este tipo de mensaje demasiado difícil es porque es muy duro admitir tal cosa. Si se le dice hipócrita a alguien, no creo que lo acepte muy bien. Las buenas noticias es que todos podemos cambiar esto, poco a poco. Y también, Dios es el más interesado en terminar con este mal, porque lo aborrece. Y tratará por todos los medios de arrancar poco a poco este mal, a través de Su Palabra, y las circunstancias. Este es una de las metas principales del proceso de la santificación: eliminar la hipocresía.

El primer punto: Todos tenemos este mal. La hipocresía es sinónima, o directamente relacionada, con la mentira o el engaño; para poder dar más claridad. La Biblia dice: …antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso… Romanos 3:4, y, …Todo hombre es mentiroso. Salmo 116:11. También está escrito: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremías 17:9. Así que, desgraciadamente, no hay por donde perderse.

Como todo mal, hay que saber identificarlo y definirlo, particularmente en nuestra propia vida. Y esto es lo que lo hace muy difícil. A nadie le gusta admitir que tiene algún problema, y especialmente algo que suena tan feo. Muchas cosas pueden suceder; o trata la persona de sencillamente justificarse a si mismo, diciendo: puede que tenga algo, pero no tanto; o, comienza a sacarse la mira de si mismo, y a enfocarse en otra persona, viendo que otras personas tienen el mal, pero nunca ellos mismos. O sencillamente, lo evitan nada más. Creen que dejando las cosas solas sin resolver se van a resolver por si mismas, o cegándose a la verdad hace que se desaparezca el mal. Es como el mentiroso que se lava el cerebro de esta manera: no es una mentira si yo lo creo. El asunto es que ni justificándose a si mismo arregla nada; ni el fijarse en los demás lo hace mejor; ni el evitar el problema ayuda, y, por último, el único que se engaña es a uno mismo cuando te lavas el cerebro con tu propia mentira.

Ahora, veamos las distintas maneras que posiblemente se revele este mal tan evasivo. Hay personas que exageran problemas menores, exigiendo muy estrictamente corrección sin ellos hacer lo mismo, o cometiendo peores agravios de los que ellos acusan. La Biblia da este ejemplo: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Lucas 7:1-5.

Hay otras personas que acusan a otros para encubrir sus propias maldades, o hacer que le importa algo, pero está pendiente de sus propios intereses. La Biblia da este ejemplo: Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Juan 12:3-6.

Hay personas que tratan de mostrar una apariencia de santidad y de perfección que no existe, sino más bien, hay cosas muy encubiertas que solo Dios puede ver. Y el Señor lo confrontó de esta manera: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. Mateo 23:27-28.

Y bueno, hay personas que dicen querer o desear hacer algo, pero en el momento de la necesidad, hacen otra cosa totalmente distinta. Y en la Escrituras tenemos este ejemplo: Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Mateo 26:33-35. Y si nos acordamos de la historia, absolutamente todos lo abandonaron (excepto Juan).

Estas no son las únicas formas, pero creo que entienden en general el problema y como se manifiesta. Si tienes problemas con visualizar, te aconsejaría que tomes un evento de tu vida y velo como si tu fueres un espectador, como una película de tu vida. ¿Te agrada? A Dios no le gusta nada de esto, y desea que cada persona cambie a través de Su Hijo Jesús, porque sabe que cada persona puede cambiar y ser transformada, si legítimamente le hace el Señor de su vida. El Señor saca tesoros de lo no tan valioso. ¿Quieres cambiar y ser distinto? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las Obras del Corazon

Basado en Romanos 2:1-16 (Versión Reina Valera 1960)

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

Escuche esto una vez en una película hace algunos años que me quedo bien grabado (obviamente): El porqué es la única fuente del poder real; sin aquello no tienes poder. Hay muchas cosas que las personas hacen por costumbre. Hay personas que reaccionan solamente. Otros piensan, pero hasta cierto punto las cosas. Y hay un selecto grupo que hacen las cosas con intenciones bien premeditadas, para bien o para mal. No obstante, lo que le importa más a Dios es el “porqué”, o la razón por lo cual se hacen, o no se hacen las cosas. Aún más, Dios lo basa todo en el porqué, o la intención.

Una de las cosas más comúnmente aplicadas hoy en día para entender el porqué o la intención de las personas es la psicología. La psicología, como campo de estudio de la conciencia personal comenzó en 1879, cuando Wilhelm Wundt fundó el primer laboratorio dedicado exclusivamente para el estudio psicológico en Leipzig, Alemania. Wundt fue el primero en referirse a sí mismo como psicólogo. Esta llamada ciencia es relativamente muy nueva, pero no obstante, muchos, hasta profesantes cristianos, llamados eruditos de la Escritura, y teólogos no solo han estudiado el tema, sino que lo han enlazado íntimamente con las cosas de Dios. Habiendo yo estudiado este tema personalmente por obligación como parte de temáticas básicas en la Universidad, pude entender ciertos aspectos que no concuerdan con los principios Bíblicos. Y esto primordialmente envuelve el libre albedrio y la responsabilidad con nuestras acciones.

Sí, es verdad que nuestro ambiente influye en nuestras decisiones, en conjunto con nuestras experiencias, pero no es el todo de la definición del porqué una persona hace, o no hace algo; lo que define el “porqué” o la “intención” en una persona. Hay un grave problema Bíblico con algo que le quita la responsabilidad a alguien por lo que hace. En la mayoría de las veces, es muy conveniente echarle la culpa a alguien más o algo más. Para comenzar, se hace para no sentir ningún tipo de remordimiento o culpa. Se pueden sacar un sinfín de excusas. En la caída del hombre en el Edén vemos el primer ejemplo: Adán le echó la culpa a Eva, Eva le echo la culpa a la serpiente; y bueno, la serpiente no le quedaba a nadie más para echarle la culpa. Si es posible que hallan problemas mentales, pero en la gran mayoría de los casos, la mayoría de las personas ejercen su derecho de libre albedrio para hacer o no hacer algo, aún las atrocidades que se les atribuyen a “problemas mentales”. El ser humano de hoy en día tiene que asumir más la realidad de la responsabilidad, y no debiera echarle tanto la culpa ni a Satanás, ni a los demás, etc.       

Ahora, ¿qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Pablo enseña acerca del juicio con relación a lo que el Señor dijo: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Mateo 7:1-5. Es importante ver si hay hipocresía, y si hay juicio con condenación; pero aún más allá de lo que está haciendo ¿cuál es la razón por lo que lo hace o no lo hace? Por ejemplo, hay personas que dicen que no les gusta juzgar a nadie, no porque necesariamente son buenas personas, o personas con un nivel de perdón muy alto, sino más bien, hipócritamente lo hacen para que no salga a la luz sus propias maldades. En la mayoría de los casos, siempre hay un porqué muy distinto al mismo hecho. Esto dice el Señor con referencia al engaño: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Una de las cosas principales que cada persona debiera hacer es estudiarse a sí mismo, estudiar la razón por lo cual hace las cosas (el porqué). El Señor advierte de esta manera: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. También dice esto la Palabra: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Aunque una persona haga cosas increíbles, no siempre son por las razones correctas, o sea, no hacen el bien que le interesa a Dios; cuando se une la buena intención con la buena acción. Y la única manera que las dos pueden concordar es cuando se ama a Dios realmente (primero), y se ama al prójimo (segundo). De otra manera, una real buena intención no puede existir, y el porqué solo es un mal encubierto por un aparente bien. Haga lo que haga una persona, lo que más importa es la intención del corazón, si esa intención está enfocada en Dios. Entonces, ¿la obra de tu corazón es buena o mala? Si es mala y la deseas cambiar, puedes escoger cambiarla en Cristo. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Riesgo Con Rehusar Creer

Basado en Romanos 1:16-32 (Versión Reina Valera 1960)

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Dietrich Bonhoeffer dijo una vez: La gracia barata es predicar del perdón sin el requisito del arrepentimiento; el bautismo sin disciplina de iglesia; comunión sin confesión; la gracia barata es la gracia sin discipulado, la gracia sin la cruz, la gracia sin Jesucristo. Bonhoefffer era un predicador cristiano alemán con increíbles convicciones. Después que Hitler subió al poder, y mientras él vivía cómodamente en Estados Unidos, el decidió dejar tanto su posición en el Seminario Teológico Unión en Nueva York y a su prometida, para volver a la Alemania Nazi. Él fue encarcelado por dos años porque fue acusado de planificar el asesinato de Hitler. Cuando volvió a Alemania, él dijo: He llegado a la conclusión que me equivoque en venir a America; debo vivir a través de este periodo difícil en nuestra historia nacional con el pueblo de Alemania; no tendré el derecho de participar en la reconstrucción de la vida cristiana en Alemania después de la guerra, si no participo de las tribulaciones de este tiempo con mi gente. Él fue asesinado solo dos semanas antes que los Estados Unidos liberará el campamento donde estaba preso. ¿Qué llevaría a una persona como Bonhoeffer a hacer algo tan drástico por su fe en Cristo?

Bonhoeffer tenía el mismo sentir que el Apóstol Pablo. Ninguno de los dos hombres se avergonzaba del Evangelio de Jesucristo, y ninguno de los dos tenían ningún problema en desafiar a los poderes mundiales por aquello. Pablo predico el Evangelio durante el tiempo de Cesar (el líder supremo del Imperio Romano) quien se sentia dios, y que era ley proclamarle como señor. Bonhoeffer no tuvo ningún problema en dejar la comodidad de Estados Unidos y a su amada comprometida para enfrentarse con Adolf Hitler y su máquina de muerte por su amor a Dios y por el Evangelio en Alemania. Y ambos murieron por su fe en el Señor.

La fe que enseña Dios a través de Su Palabra es algo que debiera remecer nuestra existencia. Tiene el poder, para cambiar cualquier ser humano, cualquier grupo de personas, y aún, un imperio mundial, si le permiten trabajar en sus vidas. Es el poder más liberador que el hombre allá conocido; la maravillosa gracia de Dios que permite que los pecados del hombre sean perdonados para siempre. Pero, a pesar del eterno amor y poder liberador de Dios para la humanidad a través de Jesucristo, esto no es valorado como tal. Como llamados cristianos, muchos enseñan una “gracia barata” como lo menciono Bonhoeffer. Se toma muy livianamente la gracia de Dios, y la responsabilidad e implicaciones que vienen con la Verdad de Dios. A las personas comúnmente se les enseña (y por supuesto, muchos se aferran a esto por conveniencia) que no se preocupen del arrepentimiento; ni de seguir y obedecer a Dios. Estos se toman por opcionales o innecesarias. No hay reparo en el discipulado (lo que significa seguir a Cristo, en obediencia y estilo de vida). La teología que se enseña hoy es fácil y basada en amor humano (el cual evade la Verdad de Dios).

Y en conjunto con esto, hay aquellos que escuchan el Evangelio, pero endurecen sus corazones, desechando a Dios y Sus enseñanzas. Prefieren aferrarse a la llamada ciencia y conocimiento humano que entender quién es Dios, y lo que Él desea compartir con ellos (lo cual es nada menos, que solo el bien). Se está volviendo muy común hoy en ver a Dios como algo del pasado, como una superstición o creencia antigua que le pertenece a los débiles de mente, a los intelectualmente incapaces, y a los grupos de personas pobres y subdesarrollados. Estamos viviendo en tiempos que la mayoría no toman a Dios en serio; tanto creyentes profesantes y los incrédulos. Hay un problema que surge con todo esto.

Para ambos grupos, hay algo que se necesita aclarar, para su propio bien (ya que es lo que realmente Dios desea). Hay una verdad en la Biblia que se malentiende: Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 103:8. Dios es muy misericordioso y lleno de gracia, pero “lento para la ira” no significa que Su ira nunca llegara. Dios pacientemente espera, dando oportunidad para que entiendan y se conviertan. Pero, hay un límite para Su misericordia y gracia. Hay un punto limite, aun para Él. Y aquí es donde entra el resto del pasaje de hoy. En corto, si rehúsas ver a Dios por lo que es, y no le reconoces a Él y a Sus caminos, Él te va a entregar a lo que deseas. Él te entregará a todo lo contrario. Después de todo, si rehúsas creer en Él, y seguir la vida (la vida eterna), entonces es solo justo hacerlo. Eso es lo que una persona rebelde desea; hacer lo que quiere. Pero el problema con eso es que no hay vida fuera de Dios. No hay real inteligencia. No hay sabiduría. No hay amor. Fuera de Dios, hay solo muerte y destrucción, más tarde o más temprano. Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Y, aún si tu no haces aquellas cosas que desagradan a Dios, pero apoyas a las personas que, si lo hacen, entonces eres cómplice de aquello. Lo que está mal, está mal, no importa quién lo hace o lo apoya, y las razones por las cuales se lavan el cerebro para justificar lo que están haciendo. Hay un real riesgo en rehusar creer como se debiera. Así que, ¿estas realmente creyendo y siguiendo la Verdad de Dios, no importando lo que pase? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Deseo de Dios de Ver Fruto

Basado en Romanos 1:8-15 (Versión Reina Valera 1960)

Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo. Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí. Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.

Michael Jordan dijo una vez: En cualquier inversión, uno espera entretenerse y hacer dinero. No solo es Michael Jordan uno de los jugadores más grandes que el deporte ha visto, pero también es un hombre astuto de negocios. Su talento atlético natural le dió la habilidad de ganar mucho dinero como atleta, pero sus decisiones como negociante es lo que lo ha convertido en uno de los atletas super estrellas más ricos; al momento con un valor aproximado de $1,2 billones. Nada mal para un joven de media clase que nació en Brooklyn y criado en Carolina del Norte, ¿verdad? Creo que es justo decir que él sabe algo de negocios, a pesar de otros desafíos que haya tenido.

Creo que se puede decir con seguridad que todos desean ver algún tipo de producto de lo que invierten (y a lo mejor divertirse un poco en el camino). Yo no creo que a nadie le gusta perder. Si una pareja compra una casa, creo que desearían que el valor de la propiedad suba con el tiempo. Igual que la persona que decide invertir en acciones. Hay personas que hacen distintas inversiones, no solo en dinero. Las personas invierten tiempo y energía en las relaciones, como el matrimonio. Los padres invierten en sus hijos, por muchos años, y bastante dinero también (especialmente si hay una carrera universitaria). Las buenas compañías invierten en sus empleados, especialmente en aquellos empleados que ellos quisieran que se queden por un buen tiempo. Los equipos deportivos profesionales invierten en jugadores, a veces con increíbles sumas de dinero, con la idea de que esos atletas hagan el equipo crecer, rendir, y por supuesto, ganar campeonatos. Cada inversionista, no importando quienes son y en lo que invierten, aun en relaciones personales amorosas, esperan recibir algo bueno de ello. ¿Te gusta perder a ti?

Lo crean o no, Dios también tiene expectativas. Aunque Él nos haya dado tanto por amor, incluyendo la vida de Su unigénito Hijo, a Jesús, para que podamos ser salvos, Él si desea ver algo a cambio; no por obligación, pero, no obstante, algo bueno. El Señor nos dio el siguiente ejemplo: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 25:14-30.

Y aquí es donde entra el pasaje de hoy. Pablo comienza el pasaje con sentimientos muy fuertes de admiración y gozo hacia aquellos que le escribe. Y por esos sentimientos fuertes, un gran amor se ha desarrollado por ellos. Estas personas le producen gozo. Y no solo eso, si no que él también quisiera invertir en ellos, para que puedan crecer más, teniendo más fruto. El fruto es imperativo en la vida de cada creyente. La gracia de Dios a través de Jesucristo es gratuita, pero Él desea que se produzca fruto de cada uno de nuestras vidas. Porque escrito esta: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1-2. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Juan 15:8. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Romanos 7:4.

El no poder producir fruto es un gran problema. Jesús nos dió este ejemplo: Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Mateo 21:18-19. Así que, algo bueno debe producirse en nuestras vidas, y debiera ser para Él.

¿Qué es este fruto que Él espera? La Biblia nos enseña esto: Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Dios finalmente desea verse a sí mismo en alguna manera en nosotros, lo cual es el milagro que ocurre cuando somos regenerados a través de la obra del Espíritu Santo; transformados para poder tener las características de Dios para que seamos luz en este mundo oscuro y perdido. Para nuestro propio bien, debiéramos inspeccionarnos con la Palabra de Dios, para poder entender lo que en realidad está pasando en nuestras vidas. Así que, ¿se está produciendo el fruto de Dios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Transformacion a Traves de la Obediencia

Basado en Romanos 1:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Watchman Nee una vez dijo: Tratando de seguirle (a Dios) sin negarse a sí mismo es la raíz de todos los fracasos. Para poder entender el libro de Romanos aún mejor, hay que entender quién es el escritor (aunque toda Escritura fue inspirada por Dios). El Apóstol Pablo no fue siempre, el Apóstol Pablo. E inclusive, antes de convertirse al Señor, él era Saulo de Tarso. Él era posiblemente el enemigo más grande que tenía la cristiandad en ese tiempo. Pablo cuenta un poco de cómo era en el siguiente pasaje: Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Hechos 26:9-11. Él no hacía por maldad lo que había hecho con la Iglesia. Si no más bien, él pensaba que servía al Dios de sus padres al perseguir algo que era visto como pagano y blasfemo, algo que iba en contra de su Dios.

La Biblia da el recuento de la conversión de Pablo de esta manera: Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Hechos 9:1-9.

¿Qué sucedió? Pablo tuvo un encuentro con Dios. Pero no solamente eso, algo paso en el corazón de Pablo que cambio completamente el rumbo de su vida. Él supo reconocer y respetar al que había salido a encontrarse con él. Supo reconocer a Dios como Dios tiene que ser reconocido; como Señor. Y no solamente le llamo Señor, sino que le obedeció como tal. No hubo preguntas. No hubo discusión. Pablo no expreso su opinión en ningún momento. No hubo un: déjame primero meditar lo que me estas pidiendo, y si me parece, lo haré. A pesar que era un hombre grandemente reverenciado en su sociedad, una autoridad religiosa y política, un hombre de poder, y posiblemente, hasta de cierta riqueza, él tuvo la capacidad de respetar la visión y saber que era Alguien que tenía la autoridad suprema. Que no era solo una luz radiante, sino más bien, era Jesús, el unigénito Hijo de Dios. Y esto fue suficiente para cambiar el completo rumbo de su vida. En un momento clave, se rindió totalmente al señorío del Señor.

Esto es uno de los más grandes problemas que tiene la cristiandad hoy en día, a lo menos, el cristianismo en los países desarrollados. Los llamados creyentes no ven a Dios como Dios. Ha ocurrido un fenómeno, que ha minimizado a Dios en la fe de muchos. Se ve al Señor como un salvador, como un siervo, como un ser casi igual a nosotros. No se le ve como Señor, como Dios, como el que está sentado a Diestra del Trono de Dios, y como Su real título: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. No se respeta al Señor. Se predica a un Dios que se sujeta a las malacrianzas de las personas, que se debe sujetar a las opiniones nuestras, que el obedecerle es una opción, y que Su Palabra es un libro de sugerencias. He escuchado personalmente a llamados creyentes decir cuando se le ha compartido una verdad Bíblica: ¡No lo acepto! Y bueno, puede que muchos no lo digan, pero con sus hechos lo gritan; y peor de todo, se lo gritan a Dios. Pero, para desgracia de muchos, la obstinación y la opinión de los seres humanos no dictan ni el rumbo del universo, ni aun menos, poner a Dios como su siervo.

Jesús es nuestro Salvador. Para eso vino al mundo. Pero, para que allá salvación, no puede ser reconocido como Salvador solamente; tiene que ser reconocido y aceptado como Señor. Porque escrito esta: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:8-9. Cuando le aceptas como el Señor de tu vida, es Él el que debe tener el dominio y la autoridad en tu vida. Tú te tienes que rendir a Él completamente, el 100%, para que puedas pertenecerle. De otra manera, estas solo siguiendo una triste y mal estructurada religión que no te llevara a ningún lado, por mucho que te laves el cerebro. ¡Dios no es el esclavo de nadie! Y, no se puede confundir la inmensa misericordia de Dios por tolerancia, o menos que nada, por aprobación.

La otra verdad es que el rendir tu vida a Cristo es una obediencia (porque el reconocerlo como Señor es sencillamente una realidad, no un favor). Porque escrito esta: Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu… 1 Pedro 1:22ª. La obediencia a Dios sin reservas es primordial y esencial para que Dios pueda obrar en nuestras vidas. Como también está escrito: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. 1 Samuel 15:22-23ª. Y finalmente, el mejor consejo que Maria, la madre carnal del Señor dejo plasmado en las Escrituras refiriéndose al Señor: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Juan 2:5.

La transformación de una persona solo puede venir a través de la obediencia total al Señor. Sin obediencia, no hay salvación, no hay transformación, no hay promesas; en fin, no hay nada. Así que, ¿le estas obedeciendo a Dios, siendo transformado diariamente? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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