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Conviviendo con Otras Personas - 1 Pedro 2:11-25

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Basado en 1 Pedro 2:11-25 (Versión Reina Valera 1960)

11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. 13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. 18 Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 19 Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 20 Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

Este es otro mensaje que no es difícil de entender, pero más bien, difícil de aceptar, por lo menos para muchas personas. El asunto que vemos en el pasaje de hoy consiste de cómo debemos convivir con nuestras autoridades terrenales. Hay instancias que nos tocan personas agradables como autoridades, personas que hasta posiblemente sintamos cierto apego o afinidad, y ahí se nos hace fácil el cumplir con la sujeción. Pero cuando nos tocan personas desagradables o personas con las cuales estamos en sumo desacuerdo, ahí es que nos cuesta la sujeción. En la gran mayoría de las veces, el tener que soportar a alguien desagradable, o malo, o con pensamientos e ideas distintas, o incompetente, o que sencillamente no nos cae bien, ahí sí que se nos hace difícil la vida, y sentimos como un agobio, un ahogo, o un gran desamino. Creo que todos hemos tenido este problema alguna vez. ¿Qué más nos enseña la Palabra con respecto a esto?

La Biblia nos sigue diciendo muy claramente lo siguiente: 1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. 8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Romanos 13:1-8. Así que, es muy clara la Palabra de Dios en que debemos someternos, respetar, y tratar de hacer el bien a toda costa.

En una ocasión, los religiosos trataron de ver que decía el propio Señor acerca de lo mismo, de como uno debe tratar a las autoridades, especialmente a aquellos que son desagradables y hasta injustos. Para poder darles una mejor idea de lo que estaban tratando, tenemos que recordar que el Imperio Romano había conquistado y ocupado a Israel en aquel entonces, no por medios pacíficos, sino más bien, por sus poderosas legiones, aplastando a todo lo que se le interponía, e imponiendo su voluntad y sus leyes sobre naciones y personas como parte de su dominio. Entonces, estas personas ni estaban viviendo en una democracia, ni con derechos humanos, ni nada que tenía que ver con evitar el abuso psicológico. Las cosas que tenemos hoy en día en la mayoría de los países civilizados no existían en aquel entonces. Así que, nuestra civilización de hoy en día no tiene nada que ver con lo que vivió el Señor aquí en la tierra. Y esto fue lo que sucedió en esa instancia: 15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. 16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. 17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. 20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? 21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron. Mateo 22:15-22.

Entonces, considerando la tiranía de los Romanos, y que el Señor en ningún instante incito a ningún tipo ni de rebeldía o resistencia, ¿Cómo crees que debemos vivir hoy? El Señor sencillamente no está de acuerdo con ningún tipo de rebelión. Como pueblo de Dios, debemos tratar de vivir de la manera más pacifica posible, como se nos enseña en la Palabra, de tratar de estar en paz con todos los hombres. Y como El mismo nos enseñó directamente, de darle a Cesar lo que es de Cesar, y de darle a Dios lo que es de Dios. Si tienes un jefe malo, ora por él o por ella. No le menosprecies o hables mal de él por la espalda. Si te hizo algo indebido un policía, ora por él. Trata de resolver el problema pacíficamente. Si no te gusta un presidente o una persona en un cargo similar, ora por él. Y si esa autoridad no está de acuerdo con lo que enseña la Palabra, y te está incitando en contra de las cosas de Dios, sencillamente vota por alguien que si apoya las cosas de Dios. De otra manera, debes respetar. Y si no encuentras la manera de aguantar a tus autoridades, pídele a Dios alguna salida o ayuda, para que El habrá otra puerta. Lo que decidas hacer, trata de hacerlo todo en paz, dejando en alto el Nombre del Señor, no incitando o dando razón a que el Señor sea blasfemado por tus acciones. Recuerda que todo lo está viendo el Señor, y que sí daremos cuenta de todo algún día. Así que, ¿estás conviviendo con los demás de tal manera que puedan ver al Señor en tu vida, para que ellos puedan creer también? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo por la Fe - 2 Corintios 4:7-18

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Basado en 2 Corintios 4:7-18 (Versión Reina Valera 1960)

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. 13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Esto posiblemente sea el mensaje más sencillo de entender, pero es también el más difícil de aceptar, porque o es el que te va a ayudar a seguir adelante con el Señor, o abandonar y naufragar en tu fe en el Señor. Una de las cosas principales que el Señor esta siempre tratando de cultivar en nosotros es la fe, y la fe siempre te va ha impulsar a ir donde la carne no se siente a gusto, donde todo lo que en realidad va en contra de nuestra naturaleza humana. Y este proceso es el que ayuda a definir si una persona realmente ama al Señor o no (porque el amor y la fe van tomados de la mano, por decir). Aquí también es como podemos detectar si una doctrina está de acuerdo con lo que enseña la Biblia, o si es algo que solamente suena bonito y atractivo, para tratar de complacer y atraer a las masas.

Para empezar, el seguir al Señor puede implicar que las cosas estén bien, o que no estén tan bien (carnalmente hablando). Lo que mas le interesa al Señor es ayudarnos a crecer, a ser personas distintas, a que sigamos siendo transformados, tomando Su parecer y que vayamos dejando el parecer nuestro pecaminoso. Puede que una persona diga: Yo no soy tan malo como para declararme pecaminoso. Pero, tenemos que entender lo que significa ser “pecaminoso”. Casi siempre se asocia la palabra “pecado” con cosas que humanamente se ven como malas o terribles, como con el homicidio o algo así. La palabra pecado significa: errarle al blanco. Así que, cuando hablamos de pecado o de ser pecaminoso, no estamos hablando solamente de lo que nos parece feo, sino también, de todo lo que es pecado, y eso es lo que Dios trata de lidiar con cada uno de nosotros. Y desgraciadamente, cada uno de nosotros, por definición y sin excepción, seguimos siendo seres pecaminosos. Entonces, la única manera que Dios tiene para poder cambiar aquellas cosas que no se cambian voluntariamente en nuestras vidas es a través de la presión, a través de las circunstancias difíciles, sean circunstancias que nosotros mismos nos buscamos por nuestra propia desobediencia, o sean a través de cosas difíciles que Dios permite que no necesariamente hayamos hecho mal, y aquí es donde entramos en un terreno muy difícil.

Creo que a nadie le gusta pasar malos ratos o cosas difíciles. Creo que a todos nos gustaría, primero que nada, que nos resultaran las cosas como nosotros quisiéramos, que nuestra voluntad sea hecha y no la del Señor. Y en esto incluye que se nos de todo, tal cual quisiéramos que fueran las cosas, de que todo este bien, que todos nuestros seres queridos estén bien, saludables, sin problemas, que tengamos buena situación económica, que no tengamos enemigos, que todos nos quieran, etc., etc. Pero, así no es como trabajan las cosas, y desgraciadamente, no salen así las cosas no porque Dios en si quiere que suframos o que pasemos malos ratos, sino más bien, lo que determina que tengamos los problemas que tenemos, es el pecado, sea el pecado personal nuestro, o el pecado de los que nos rodean. Entonces, si le deseas asignar culpa a algo por tu mal rato, puedes apuntar el dedo a ti mismo o a alguien más, pero no a Dios. ¿Cómo es eso? Nuestros propios miembros están compuestos de pecado, ese es nuestra materia. Y como consecuencia, el pecado es lo que hace a este mundo tan desagradable. Así que, o somos nosotros mismos el del problema, u otra persona. Pero, si piensas que otra persona es del problema, no te preocupes, porque por virtud de que eres pecador, es muy probable que tú le estés haciendo algo malo a alguien más, conscientemente o no. Por eso que el Apóstol Pablo dijo esto, inspirado por el Espíritu Santo: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1. El asunto es que este mundo lo hacemos más desagradable todos juntos, de alguna manera o de otra. Nuestro pecado es lo que hace que hasta las cosas que no tenemos ningún control sobre ellas sucedan, porque vivimos en un mundo en decadencia. Y esto se lo debemos a Adán y a Eva, por su desobediencia y hambre de ser como Dios. Pero, no seamos tan duros con ellos, porque es fácil condenar a otra persona al saber las consecuencias de las cosas. Ellos hicieron algo increíblemente destructivo, pero no tenían ni idea de las consecuencias. Por eso que la obediencia a Dios es algo crucial, a fines con lo que estamos tratando.

Así que, si te tratan de enseñar (usando malamente la Palabra de Dios) de que no tendrás problemas, y que todo te va a salir espléndidamente bien, te están mintiendo. Si estas en un lugar así, ¡huye! porque no es Dios el que esta ministrando, sino un poder oscuro y maléfico que desea engañarte para que no busques los propósitos de Dios, sino más bien, para que busques satisfacer tus deseos carnales. El que busca sacar algo de ti siempre te va a decir lo que deseas escuchar, algo que suene agradable, que alimente tu deseo de comodidad y de egoísmo.

Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. De esto puede consistir cosas agradables y desagradables, cualquier cosa que haga progresar tu fe, porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Cuando tu fe progresa, tu pecado disminuye, y te concentras mas en lo invisible que lo visible, para que te vayas desligando de este mundo. Y el fin de esto es que lo visible terminara muy pronto, pero lo invisible es eterno y mucho mejor de lo que te puedas imaginar. Así que, ¿estas aprendiendo a vivir cada día mas por fe, con los ojos puestos en Aquel que desea tu bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Libro de tu Vida - Juan 21:20-25

Basado en Juan 21:20-25 (Versión Reina Valera 1960)

20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? 22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. 23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? 24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

Se han escrito libros de todos tipos en el mundo, y a través de los tiempos. Y en muchas ocasiones, los libros que se han escrito tienen que ver con algún tipo de historia o recuento, sea algo verídico o de ficción. Por ejemplo, se han escrito muchos libros de historias que son dramáticas, o de acción, o de romanticismo, o de comedia, y también hay aquellos que tienen un complemento de todas estas cosas. Y en toda ocasión, hay un protagonista y hay otros caracteres, y dependiendo de lo que hace el protagonista y los caracteres en la historia, es que crece el interés en el libro. En tiempos más modernos, si hay un libro que tiene algún tipo de auge especial, las compañías de cine entonces hacen una película de aquello. Y bueno, tratan de encontrar actores que puedan demostrar lo más fielmente posible los caracteres del libro, y el punto es que la película cautive la audiencia lo mejor posible para que tenga mucho éxito. Y ahora, aún más, después que se muestra en el cine, siguen las presentaciones en la televisión o se renta, para que después se vea muchas veces. Ninguna película se hace con el fin de que fracase y que a nadie le guste.  

Ahora bien, en la escena de hoy (por decir) de esta historia muy verídica, vemos a más de tres seres (los demás se verán más claros después). Vemos al Señor, a Pedro, y a Juan, por lo menos, más directamente. Y Pedro (como muchas veces había hecho antes), con sus preguntas y sus declaraciones, pregunta acerca de Juan. Y algo muy interesante sucede. En vez del Señor darle alguna explicación, vuelve la atención hacia Pedro, para que no se preocupe tanto por Juan, sino más bien, que se preocupe por lo que él va a hacer. Y esto introduce nuestro primer punto: Muchos hacen referencia de los demás, especialmente para desvirtuar las cosas. ¿Se han dado cuenta de eso? Es más, hay muchas personas que ponen en tela de juicio a Dios por lo que pasa con las demás personas. Hay personas que inclusive determinan si desean creer en Dios o no en base a su juicio en contra de Dios. Por ejemplo, hay personas que dicen no poder creer en Dios porque se enfocan en todo el mal que existe en el mundo, y que si existiera un Dios bueno, cómo podría permitir tanta maldad. Lo más interesante del caso es que muchos que reclaman de eso no hacen mucho por su prójimo. Juzgan a Dios, pero no hacen nada al respecto tampoco. Y aquí podríamos aplicar lo que le dijo el Señor a Pedro: ¿Qué a ti?

Hay algo que elude a muchas personas, y es el asunto del propósito de Dios para nuestras vidas. En el amar al Señor con todo nuestro ser, y el amar al prójimo (porque existe un orden de prioridad), en cumplir lo que consta toda la intención de Ley de Dios y los profetas, uno, más bien se hace el mejor servicio que se pudiera hacer. Porque si no amas al Señor con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo, en fin, al que más estas despreciando es ti mismo. Francamente, no te amas en lo más absoluto. ¿Cómo puede ser eso? Sigamos la línea de lógica por un instante. Al hacer a Dios el centro de tu vida, la Biblia nos garantiza la salvación eterna. Y al buscar seguir los propósitos de Dios, al amar a nuestro prójimo, todo lo que haces entonces tiene también recompensa eterna. O sea, que al volver nuestro foco enteramente hacia el Señor y a los demás, estamos en realidad logrando lo mejor para nuestras vidas, tanto como en el aquí y ahora, y en la eternidad. No existe mayor bien para el ser humano. Pero, si no amas a Dios, entonces no hay vida eterna, ni Espíritu Santo, ni bendición ninguna para tu vida. Y bueno, puedes tratar de ayudar a los demás, pero no te sirve de nada porque Dios no está en aquello. Estas totalmente fuera de secuencia, fuera de orden. Tiene que existir lo primero para que venga lo que sigue. Así que, si piensas que te estás haciendo un buen servicio en no seguir al Señor, en no venir a obedecerle y buscar cumplir Sus propósitos, estas muy equivocado. En el egoísmo no hay vida, ni bien, ni bendición, ni nada que se le asemeje.

 Y aquí trataremos de juntar los pensamientos. La verdad es que vivimos en un lugar donde hay un gran número de seres y personas que te están viendo, como si tu vida estuviere siendo leída o vista en una película. Hay algo que se está escribiendo de ti justamente en este momento. La Biblia nos enseña esto: 1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. ¿Quiénes son ésta tan grande nube de testigos? Te presento a tu audiencia. Para comenzar, está la Trinidad Divina, y todas Sus legiones celestes. Esta también Satanás y sus demonios. Y de lo que puedes ver, esta tu familia, tus seres queridos, tus compañeros de la escuela y del trabajo, las personas en las tiendas, las personas en la calle, etc., etc. Tienes una audiencia muy grande, tanto visible e invisible (por el momento).

Ahora, ¿a qué libros se refería Juan? El Señor hizo muchas obras durante Su tiempo aquí en la tierra, muchas de las cuales no se escribieron en la Biblia. Lo que se inspiró y escribió en la Biblia fue lo suficiente para que pudiéramos entender lo necesario. Pero, por causa de esas obras, hay muchas otras obras que le siguieron, se creó una cadena interminable. Y ¿Cómo vemos esa cadena de libros hoy? Tu y yo somos producto de esa cadena de eventos. Por eso que Juan se refiere a cosas que “hizo” el Señor, porque esas primeras tantas cosas fueron lo que hicieron posibles las cosas de hoy, y las que seguirán sucediendo hasta la eternidad. El concepto del tiempo y la secuencia de las cosas es algo increíble y difícil de explicar, pero es lo que es, lo entendamos o no.

En fin, y considerando lo que hemos dicho hoy, ¿Cómo es el libro de tu vida? ¿Qué dirán todos los distintos seres que lo están viendo? ¿Es Jesús el protagonista, o un personaje que entra y sale a veces nada más, sin ningún tipo de importancia? ¿Es un libro o una película que solo refleja la autodestrucción o simple existencia de un ser egoísta, sin Dios? ¿Dios querría repetirse la película de tu vida, o con una sola vez le bastaría a El para no querer verla nunca más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las Implicaciones del Amor - Juan 21:15-19

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Basado en Juan 21:15-19 (Versión Reina Valera 1960)

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

¿Qué es realmente el amor? Creo que, a través del tiempo, y especialmente en nuestra era, el amor se ha confundido o substituido con otras cosas, que no son amor. A lo menos lo que vemos hoy en día en general, no tiene nada que ver con el amor Bíblico. Y bueno, si decimos ser creyentes, la autoridad sobre el amor para nosotros debiera ser Dios, porque la Biblia nos enseña que Dios es amor. Así que, si Dios es amor, El debe ser el estandarte para poder llegar a entender lo que realmente es amor, y por lo tanto, de Quién debemos aprender a amar. De otra manera, lo que aprendamos del mundo, o hasta de otras personas no es amor, sino otra cosa que es inferior.

Hagámonos algunas preguntas para observar ciertas cosas que pasan hoy. ¿Es amor dejar a una persona que haga lo que quiera? ¿Es amor darle en el gusto en todo a un hijo o a otra persona? ¿La mala crianza o falta de disciplina es señal de amor?  ¿Incitar o apoyar en el pecado a otra persona es muestra de amor? ¿Dejar sin consejo o guardar silencio ante el pecado es amor? ¿Abandonar a una persona en un momento de necesidad es amor? ¿Romper una familia para seguir gustos o deseos personales es un ejemplo de amor? ¿Puede una persona amar a otra persona si le es infiel a la persona que dice amar? ¿Es amor cuando dos personas son atraídas sexualmente? ¿Es el tener sexo lo que demuestra el amor hacia otra persona? ¿Algo es amor cuando va totalmente en contra de lo que enseña el Dios de amor?    

Si nos guiamos por la Palabra de Dios, nada de lo previo, ni cosas semejantes son ejemplos del amor, ni en lo más mínimo. Para comenzar, Dios es el primero que nos aconseja lo que es bueno o malo a través de Su Palabra, así que, la instrucción es el primer ejemplo de amor de Dios. En conjunto con eso, la Biblia nos enseña que si Dios te considera Su hijo, El te va a disciplinar si haces algo malo, porque escrito está: 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. 7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Hebreos 12:5-8. Y ¿Por qué es así? ¡Fácil! Porque El desea el bien para ti; no tu destrucción. Porque si El deja que sigas un camino de destrucción, ¿Qué va a suceder? ¡Tu destrucción! Así que, el Señor ni está de acuerdo con la malacrianza, ni con dejar a una persona hacer lo que le plazca, ni incitar o apoyar el pecado, ni con el guardar silencio ante el pecado de otra persona, ni nada semejante. Y si vemos lo demás, el amor no tiene nada que ver con el abandono de un ser en necesidad. No tiene que ver con romper familias por razones egoístas y pecaminosas. ¿Prometiste estar con tu esposa o tu esposo, pase lo que pase, por amor? ¿Qué paso con esa promesa de amor cuando tu carrera se interpuso, o tu afán por tener más, o cuando permitiste que esa otra persona se metiera en tu vida (porque la otra persona no tiene ninguna obligación con tu esposo o esposa)? ¿Y qué del sexo? El sexo no es igual al amor. El sexo puede ser sencillamente una atracción física, o hasta una entretención, como se practica mucho hoy en día. Es como un pasatiempo o deporte. Y desgraciadamente, se ha pervertido hasta la práctica del sexo, y se le llama a lo malo bueno y a lo bueno malo (interprétenlo como quieran).

¿Qué es entonces el amor? La Biblia nos dice esto: 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:4-8. El amor es el principal fruto del Espíritu, lo que ayuda a determinar si una persona tiene el Espíritu Santo o no, como está escrito: 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Así que, ni ir a la iglesia, ni predicar, ni cantar en el coro o en un grupo de alabanza, ni ir a un seminario, es lo que determina si tienes el Espíritu Santo en tu vida. Y si vamos más allá, la Palabra también nos muestra esto: 1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Así que, ni el hacer cosas espirituales o buenas significan que tienes amor, el fruto que determina la presencia del Espíritu Santo en tu vida. El amor por Dios tiene que ser la intención de tu corazón para que sea algo de valor. Hay muchos que han confundido el amor al prójimo como señal del amor a Dios también. He conocido a muchos ateos que son mucho más sensibles al dolor que la mayoría de los cristianos, por ejemplo. El orden debe ser este: Mi amor por Dios, es lo que motiva el amor por mi prójimo, hasta para el que es mi enemigo.

Hay una sola cosa que ha sido siempre la meta de Dios para nosotros desde el principio: el amor. El fundamento de todo en la vida, hasta de los mandamientos de Dios ha sido, es, y será el amor. Este es el fundamento de todo: 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. Y esto es, a lo que el Señor quería llegar con Pedro. Pedro admiraba y respetaba al Señor (lo cual es bueno). Pero, cuando Pedro le negó, se manifestó que todavía no había aprendido a amar a Dios. Pedro pudo a través del Espíritu Santo por fin llegar a amar al Señor, porque llego hasta morir por amar a su Señor.

Así que, ¿entiendes lo que realmente significa el amor, y las implicaciones que tiene ese amor? Y si lo entiendes, ¿Amás a los que te rodean? Pero aún más importante, lo que determina tu salvación eterna y todo lo que haces ¿amas al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Escuchando y Obedeciendo al Señor - Juan 21:1-14

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Basado en Juan 21:1-14 (Versión Reina Valera 1960)

1 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. 6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. 7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. 8 Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos. 9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. 10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. 11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. 12 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. 13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. 14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.

En el mundo de hoy, hay un increíble número de voces y distracciones. Gracias a la tecnología, hay una sobreabundancia de cosas que pueden captivar nuestra atención. Hoy, no solamente tenemos a las personas a nuestro alrededor, sino también tenemos la radio, la televisión, los periódicos, y aun algo más avasallante, si nos dedicamos a navegar a través de ella; el famoso mundo del internet con sus sitios web, redes sociales, etc. Es realmente increíble todo lo que existe que nos trata de atraer y de hablar, a cada momento, a cada instante, hasta en las horas de la madrugada cuando debiéramos estar durmiendo. Pero ¿todo eso será bueno prestarle atención? Depende.

Por ejemplo, con la tragedia que ocurrió recientemente en El Paso, Texas, se encontró que el sospecho de la masacre puso su manifiesto en un sitio web que se dice estar en un lado oscuro del internet, el mismo lugar donde también visitaba el sospecho del tiroteo en Nueva Zelanda (no nombrare el sitio porque no deseo ayudar a propagar tal cosa, y no sean curiosos). Se reporta que es un foro donde muchos desahogan su odio y descontento con muchas cosas, de tal manera que se alimentan los unos a los otros en todos sus sentimientos, sin ningún freno. Y espero que entiendan que tal cosa no es buena buscarla. Esto es un ejemplo de algo malo que no se le debe prestar atención.

Veamos otro ejemplo que pueda que sorprenda. Veamos el ejemplo de Pedro. En un momento dado, el Señor reprende a Pedro, cuando Pedro le trata de convencer de no entregarse al mal que le va a suceder. Esto es lo que leemos: 21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. Ahora bien, Pedro no se convirtió en Satanás en ese momento, sino lo que paso fue que Pedro se dejó influenciar por Satanás, y a través de esa influencia, trato de convencer al Señor pensando que hacía algo bueno, porque pensaba que velaba por el bien de su Maestro.

Entonces, ¿qué entendemos aquí? Que hay que tener mucho cuidado a quien se escucha. Pero ¿cómo se hace? Porque se puede entender que ir a un sitio del internet malévolo es una mala idea, pero, Pedro era uno de los discípulos principales del Señor, era como el líder del grupo. Y uno lo puede llevar a lo de hoy en día, si uno tiene que tener cuidado con el mundo, esto también nos enseña que debemos tener cuidado hasta con otros creyentes, y hasta con los supuestos líderes y maestros de la Palabra. No todo lo que brilla es oro. Y puede que hasta una persona muy fiel al Señor puede tener un mal momento, como lo tuvo Pedro. Entonces, ¿cómo le hacemos? Hay que saber discernir la fuente de donde finalmente viene la información, lo que está alimentando el mensaje. Si es odio y rabia lo que está alimentando la fuente (como el sitio web donde se puso el manifiesto de El Paso), no se le debe prestar atención. Si es algo humano (como lo que sucedió con Pedro), aunque luzca como algo bueno e inofensivo, tampoco se puede escuchar. Uno tiene que saber escuchar cuando realmente es Dios el que esta alimentado la fuente, o cuando es Dios mismo el que está hablando. Como nos dice muchas veces la Palabra: El que tiene oídos para oír, oiga. Mateo 11:15.    

Pero, para poder saber cuándo es el Señor, sea a través de una persona, o un programa de televisión, o un programa de radio, o algo en el internet (como esto mismo que estas leyendo de este ministerio, porque no todo en el internet es malo), tienes que saber filtrar lo que es del Señor y lo que no es del Señor. Y la única manera que uno puede llegar a hacer tal cosa es a través de una relación muy estrecha con el Señor, a través de una relación íntima, al pasar tiempo con El, orando y estudiando Su Palabra (porque la Biblia es la Palabra de Dios). Porque hay muchas cosas que parecen buenas, y hay muchos que utilizan la Palabra de Dios para sustanciar sus enseñanzas y predicas, cosas que realmente no concuerdan con todo lo que está escrito. Por eso que hay que meterse muy profundo en la Palabra de Dios, y por supuesto, ser guiado por el Espíritu Santo. Esta es la única forma de poder discernir si algo es realmente de Dios o no.  

Ahora bien, ¿Por qué es necesario saber escuchar al Señor? Porque si vemos lo obvio del pasaje de hoy, al obedecer los discípulos al Señor, encontraron gran bendición, y lo encontraron muy inesperadamente, cuando ya estaban cansados. Y se puede decir que fue algo fortuito (por decir) porque no sabían que era el Señor que les estaba hablando. La obediencia al Señor (hasta por accidente) siempre trae gran bendición, de alguna manera u otra, pero especialmente, para lo que realmente importa, para nuestra alma. El alma es lo más importante. Y claro, Dios también puede dar otras cosas que son necesarias para el presente. La obediencia es lo que más busca el Señor de todos nosotros, para el bien nuestro y para bien de los demás. Así que, ¿estás escuchando y obedeciendo al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo Necesaria que es la Fe Genuina - Juan 20:24-31

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Basado en Juan 20:24-31 (Versión Reina Valera 1960)

24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. 30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Blaise Pascal dijo: En la fe hay suficiente luz para aquellos que desean creer y hay suficientes sombras para cegar a aquellos que no desean creer. El más grave problema que tuvo la gran mayoría de los seres humanos, y que todavía lo que tiene es la falta de fe en Dios. En realidad, esta es la raíz de todo problema entre Dios y los hombres. Por alguna razón injustificable, el ser humano le cuesta demasiado creer no solamente en Dios (o en un dios, como en muchos casos), sino en Quién realmente es Dios. Como leemos hoy, hasta los elegidos por Dios no encontraban la manera de tener la fe que debieran haber tenido, aún después de ver y vivir todo lo que experimentaron al convivir con el Señor. Esto no se trata de un ataque en contra de Tomás, pero hay que ver el ejemplo de incredulidad que él nos da, para también poder entender el problema que existe hoy, porque hay demasiados Tomas por todo el mundo, principalmente hasta en los que se llaman siervos de Dios.  

¿Qué vemos en Tomás? Tomás ya tiene que haber escuchado del Señor antes que fuere eligido como discípulo, de que Jesús era Alguien especial. Y se puede asumir muy fácilmente porque, ¿Cómo una persona deja todo lo que tiene por seguir a Alguien que no tiene valor (como lo hizo Tomás)? Para ver aún más, Tomás convivio con el Señor durante los tres años del ministerio público documentado del Señor (porque los tres años que fueron “limitadamente” documentados solamente hablan de ciertas cosas; no de todo, como lo dice el mismo Juan). Así que, lo que vió Tomás durante esos tres años fue mucho más de lo que leemos, y lo vió día y noche. Tomás presencio hasta el milagro más significativo: la resurrección de Lázaro (donde el Señor reprochó la incredulidad de Marta, la hermana de Lázaro), lo cual tiene que ver con el problema del cual hablamos hoy. Porque escrito esta: 38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Juan 11:38-44. Así que, si no hay fe, no se puede ver la gloria de Dios (tal como el Señor se lo dijo a Marta). Entonces, ¿qué más necesitaba Tomás para poder creer que Jesús era el Mesías? ¿Dónde fue que fallo el Señor en demostrar que El era el Hijo de Dios? En nada. El problema no es de Dios. El problema residió solamente en Tomás.

Pero, ahora vamos a mover el lente de la observación de Tomás hacia el día de hoy, a ponerlo sobre nosotros. ¿Cuál es nuestro problema? ¿Por qué existe la incredulidad que existe hoy en día, aún dentro del llamado pueblo del Señor y hasta dentro de los que sirven al Señor? Porque claro esta: No porque una persona sirve a Dios quiere decir que crea en el Señor como corresponde. Pueden preguntar: ¿Cómo puede ser eso? El pecado que existe dentro de todos nosotros como que le pone ciertos niveles a la fe en el Señor, por decir. Hay muchos que creen, pero de una manera limitada. Hay un “hasta cierto punto” en muchas personas. Porque puede que se crea en Dios, y que se crea en Cristo, pero no hasta la profundidad en la cual se debe creer. Es como que muchos tienen un Dios con distintos tamaños; y no estoy hablando de la herejía que muchos hacen con Dios, de que creen que la fe es algo para poner a Dios a su servicio (porque es una herejía tratar de convertir a Dios en tu genio, o en tu mago, o aún peor, en tu siervo o esclavo). ¡Eso no es fe! De lo que hablo es el problema que muchos tienen que sencillamente no pueden ver al Señor en Su plenitud, a lo menos, no intentan o tratan de ver al Señor con Su pleno poder, honra, gloria, majestad, etc.

Este es finalmente el problema que viene cuando no se cree en el Señor, como está escrito: 6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Cuando no a lo menos tratamos, o aún más claro, deseamos a ver al Señor como lo que es, no vamos a ver nada significativo, como vemos en este relato: 53 Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí. 54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? 57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos. Mateo 13:53-58. Esto es un grave problema. Porque la Palabra aún declara esto, lo cual quita toda excusa y justificación que el hombre pueda darse para no creer como es debido: 18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:18-20. Entonces, volvemos a lo que dijo Pascal. Si no hay en lo más mínimo, un deseo de creer, la sombras que existen en la fe van a cegarte, y nunca podrás ver al Señor como lo que El es. Y si no le puedes ver como lo que El es, nunca alcanzaras lo más preciado: la salvación de tu alma; porque eso debe ser más importante que todo lo demás.

Así que, ¿tienes la fe genuina que se necesita, por el propio bien tuyo?¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Espiritu Santo es Necesario para la Mision - Juan 20:19-23

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Basado en Juan 20:19-23 (Versión Reina Valera 1960)

19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

¿Entendemos realmente la razón por lo cual el Señor hizo y sufrió todo lo que sufrió aquí en la tierra? Desgraciadamente, un gran número de llamados creyentes todavía no entienden, porque o nunca hubo el enfoque que debiera haber habido, para comenzar, o porque en el camino se perdió el enfoque. Trataremos de explicar a través de este pasaje lo que debiera haber en nuestras vidas, y lo que nunca se debe perder, porque estos son los momentos (por decir) cuando suceden estos problemas.

A través de este pasaje, y aunque los discípulos habían creído de cierta manera (pero no completamente todavía) en el Señor, vemos uno de los grandes síntomas que demuestra el problema: El miedo. En el verdadero creyente y seguidor (porque uno no solo debe creer, sino también seguir al Señor), no debe existir el miedo. El miedo, principalmente el que envuelve el proclamar la fe en Jesús, no puede ser parte de nuestra vida. Si existe este miedo, es porque algo muy crucial todavía no ha sucedido, no ha entrado el Espíritu Santo en la vida de la persona. Cuando el Señor les dió del Espíritu Santo, el miedo salió de ellos, y eso solo sucede cuando hay una real conversión al Señor. Si leemos los siguientes hechos de los discípulos después de este evento, ellos ya habían salido de su escondite y comenzaron a vivir su vida normalmente, sin temores. Entonces, es el Espíritu Santo quien quita el miedo, porque escrito esta: 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. Cuando el Espíritu Santo está operando a plenitud en la vida de una persona, la cobardía se va, y comienza a llenar el vacío que deja la cobardía el amor, el poder, y el dominio propio, en conjunto con los otros frutos del Espíritu.

La Biblia nos muestra claramente que cuando el Espíritu Santo entra y llena a un ser, lo que debe comenzar a suceder es el hablar abiertamente de su fe en el Señor, porque este es el propósito principal de la misión del Señor: el compartir las buenas nuevas de salvación con las personas, tal como lo hizo El con los discípulos, como también los instruyo a ellos hacerlo, y así sucesivamente. Porque escrito esta: 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hechos 4:31. La palabra “denuedo” en el original significa: confiadamente, sin ningún temor, con coraje. Entonces, al hablar la Palabra de Dios con denuedo implica que no hay ningún miedo, y que fluye fácilmente porque existe esa confianza.

Entonces, ¿Cuál es el problema que surge al comienzo, o en el camino, con relación al enfoque que debemos tener en el Señor? El problema es la intención del corazón, de lo que tiene ver con la “razón” por lo cual se busca o se sigue al Señor. El “porque” es lo que determina todo en la vida de una persona, y es lo que precisamente ve Dios. Como está escrito: 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Y entonces, ¿qué es lo que vé el Señor dentro de muchos? Desgraciadamente nada que tenga que ver con lo principal. Esto es lo que leemos también: 1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:1-4. Hay sencillamente en muchas personas una gran influencia y dominio del mundo en sus vidas, tanto como en el comienzo, y desvíos después con el pasar del tiempo. Esta es la real amistad con el mundo que le desagrada a Dios. El problema es que existe un mayor deseo por las cosas del mundo que por el Señor, así que, en lo más mínimo hay un adulterio espiritual en la vida de las personas. Porque esta es la pregunta que nos debemos hacer: ¿Somos amigos de Dios, o amigos del mundo? ¿Nuestra prioridad es Dios, o lo que deseamos obtener del mundo (porque son dos cosas totalmente distintas)?

Aquí es que vemos lo que debiera ser el enfoque de nuestra fe y esperanza en el Señor. El Señor no vino a este mundo con el propósito de que tuviéramos las cosas de este mundo, ni lo que envuelve lo temporal. El Señor vino por una sola razón: para lidiar con el pecado. Realmente, no hay otra razón. El no vino ni para que tengas un mejor empleo, o para que tengas dinero, o para que tengas las relaciones que deseas tener, o para que puedas lograr tus metas terrenales, o para que sobresalieras en tu ambiente, o para hacerte más inteligente, o para cumplirte tus caprichos. El no vino para nada de eso. El no se dejó ni maltratar, ni escupir y azotar, ni coronarse con espinas, ni cargó una cruz mientras caminaba sangrando con su piel y su carne despezada, ni se dejó clavar en esa cruz que cargo para que pudieras disfrutar de los deleites y de las vanidades de este mundo. El no vino para ser tu coach de vida u orador motivacional ¿Vás entendiendo? El Creador de los Cielos y la Tierra, el Rey de Reyes y Señor de Señores murió para lidiar con tu pecado, para que pudieras tener vida eterna. Porque escrito esta: 9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10:9-11. También está escrito: 23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23. Esta fue la misión del Señor (El vino a arreglar tu problema, porque esto no es Su problema), y esta debe ser nuestra misión también cuando hemos llegado a entender el “porque” Dios hizo lo que hizo. Así que, si no entiendes cuál es tu problema principal (el pecado) y que El vino a solucionar ese problema, entonces tienes otro severo problema, porque sigues bajo la influencia del mundo y del pecado que todavía mora en ti, el cual va a causar tu destrucción eterna, más tarde o más temprano, sino te arrepientes y te conviertes completamente a El.

Así que, ¿está obrando el Espíritu Santo en tu vida para seguir cumpliendo la misión del Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Si Buscas al Señor, le Veras - Juan 20:1-18

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Basado en Juan 20:1-18 (Versión Reina Valera 1960)

1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. 9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. 10 Y volvieron los discípulos a los suyos. 11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.

En este pasaje, vemos cosas muy importantes, tanto como la resurrección del Señor, lo cual es la parte más importante de nuestra fe, pero también vemos el significado de este milagro y como es relevante a nosotros a nivel personal. Sencillamente, la resurrección del Señor es el punto clave de que creamos en un Dios vivo. Ningún otro ser perteneciente a alguna creencia religiosa tiene esta valerosa característica. Con todo respeto a las demás religiones, sus personajes principales siguen bajo tierra. Mohamed no resucito, ni Buda tampoco. Y tantos otros seres que dicen ser dios siguen sepultados, sin ningún indicio de vida. Pero, Jesús, el Hijo unigénito de Dios, dejó Su tumba vacía, y ahora está sentado a la Diestra del Trono del Dios Eterno, como Dios y Señor que El es. Pero, en fin, ¿qué significa esto para ti y para mí?

Para poder entender esto un poco más claro, hay que fijarse bien en este pasaje en un personaje muy clave, en Maria Magdalena. ¿Qué es lo que hace tan especial a Maria? ¡Mucho! Es más, ella posiblemente en este momento se convierte en el ser más importante del Evangelio porque a través de ella es que el milagro de la resurrección se trasmite. De otra manera, los discípulos nunca se hubieran enterado en el preciso momento que se cumplió lo dicho, que al tercer día resucitaría el Señor. Si no hubiera sido por Maria, hubiera pasado mucho más tiempo, porque los discípulos no buscaron al Señor como ella le busco. Ella fue la única de todos los seguidores del Señor que fue en busca de a lo menos estar cerca de Su cuerpo. Este es el primer hecho que vemos del valor de lo que ella hizo. Ella fue la única en buscarle, y lo más pronto posible. Y a través de este hecho es que ella va a darle aviso a los discípulos, de que el cuerpo del Señor ya no estaba. Y esto es lo que incita a Pedro y a Juan a salir corriendo.

La otra curiosidad que vemos es que, aunque dice la Escritura de que Pedro y Juan creyeron, el Señor no se manifestó a ellos primero. Y aún más curioso, Maria todavía no había entendido lo que había pasado. Pero, por ella ser la primera en buscar, el Señor se manifiesta primero a ella, y de una manera muy privilegiada y personalmente. Ningún otro ser tuvo este privilegio. Y a través de esta manifestación, Maria es la primera en avisar de que no solamente había resucitado el Señor, sino que le vio con sus propios ojos. ¿Qué permite que Maria tenga tanto privilegio, aun mas privilegio que Pedro y Juan? Para entender esto, hay que ver la vida de Maria. La Biblia nos enseña esto de Maria: 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Lucas 8:2. Y la Biblia también nos enseña esto también de Maria, lo cual la hace a ella muy distinta a los demás: 36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. 39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. 40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46 No ungiste mi cabeza con aceite; más ésta ha ungido con perfume mis pies. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama. 48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? 50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz. Lucas 7:36-50. Esta es la historia de Maria: Una mujer pecadora, despreciada y aislada socialmente, de la cual el Señor tuvo compasión y la liberó del poder de siete demonios. Maria sencillamente sentía un profundo sentido de agradecimiento y amor por el Señor, que iba más allá de todos los demás. Y esto fue lo que la hizo a ella buscar al Señor, y este sentir tan especial de ella fue la que la convirtió en el ser principal del anuncio del Evangelio: ¡Que Jesús ha resucitado y está vivo!

Ahora, ¿qué significa esto para nosotros? Si tienes el sentir de Maria, tú también puedes buscar del Señor y el Señor se manifestará a ti personalmente, y El hará grandes cosas en tu vida y a través de tu vida, porque El es el Dios que venció a la muerte. Así que, ¿estás buscando del Señor como lo hizo Maria? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Necesitamos Vencer el Miedo - Juan 19:38-42

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Basado en Juan 19:38-42 (Versión Reina Valera 1960)

38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. 40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. 41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. 42 Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

En el pasaje de hoy, vemos ejemplos de dos personas que desgraciadamente tuvieron miedo; a José de Arimatea y a Nicodemo. Hubo muy buenas intenciones en estos hombres, pero fueron gobernados por el miedo. Textualmente, las Escrituras nos dicen que José de Arimatea le tuvo miedo a los judíos, y por eso que creía secretamente, y también podemos deducir que Nicodemo tenía el mismo miedo porque Juan hace hincapié dos veces de que él fue a ver a Jesús de noche. ¿Por qué haría alguien algo en la oscuridad de la noche? Por miedo, para que no vieran lo que estuvo haciendo. Esto es lo que nos indica la Palabra: 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:20-21.

Si ahondamos ahora un poco más en el asunto, y aunque muchos no lo perciban como tal, el miedo es pecado. Y aunque toda injusticia es pecado como lo dice la Palabra, hay diferencias entre ellos, en el sentido de lo cómo afectan y las consecuencias que acarrean. Si lo vemos bien en la Palabra, el miedo esta en la misma categoría del orgullo. Vemos por ejemplo lo siguiente: 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:8. El primero que encabeza la lista de condenados (por decir), es el cobarde. Y bueno, el cobarde es un ser gobernado por el miedo. Es verdad que los demás también van a ir al mismo lugar, pero por alguna razón, el cobarde es el que encabeza la lista. No hay accidentes en la Palabra. Todo lo escrito en la Palabra es exactamente intencionado, así que, hay que tomarle el peso al asunto.

¿Cuáles son las consecuencias del miedo? ¡Muchas! Diría más bien, demasiadas son las malas consecuencias que deja el miedo si no se usa para lo apropiado (porque de acuerdo a la Palabra, si hay que temerle a algo, o mas bien a Alguien). El miedo mal aplicado paraliza. Por ejemplo, hay muchas personas que no toman la decisión de seguir al Señor por miedo a sus familiares, a perder amistades, a tener problemas con las autoridades, a tener problemas con un empleo, a perder el control de sus vidas, etc. Y bueno, por ese miedo, sencillamente no llega a la salvación de Dios. Así que, por miedo sentencia su alma a la perdición eterna. ¡Eso es una perdida muy grande! Muchas veces las personas no hablan con la verdad a los demás por miedo, y por eso que omiten, y esconden, y mienten. Y también, cuando finalmente sale la verdad a la luz (porque absolutamente todo sale a la luz, más tarde o más temprano), ahí es que se daña todo lo que por miedo se escondió. Por miedo también muchos creyentes no confiesan su fe públicamente, y lo esconden dentro de sí, con la excusa de que es algo personal, de que es algo entre Dios y ellos. Si, es algo personal, pero no podemos avergonzarnos de algo tan grande y especial. Entonces, ese miedo hace también que la persona reciba el castigo más grande, que el Señor mismo le niegue en el momento mas crucial de cualquier alma, como esta escrito: 32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33. Otro ejemplo del daño que produce el miedo es que hay muchos creyentes que se paralizan, y no comparten el Evangelio con los que lo rodean, por miedo al desprecio, a la burla, al que dirán, etc. Y al no compartir el Evangelio, esas personas no reciben posiblemente la única oportunidad que puedan tener para llegar a la Salvación que Dios desea para todo ser humano. Entonces, ese miedo priva a otra persona de la vida eterna. ¿Qué opinión creen que Dios tenga de eso? ¿Justificará el Señor algo así? No lo creo. Y posiblemente estos sean unos pocos de los tantos ejemplos de los daños que hace el miedo, o el miedo que esta mal aplicado, porque como dicho antes, uno si tiene que ejercitar el temor, pero hacia lo correcto. Porque escrito esta: 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:27-28. El único que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno es Dios; nadie más. Así que, no se debe tener nada miedo, ni a las personas, ni a las circunstancias, ni a la muerte, ni siquiera a Satanás mismo. Al único que se le debe temer es a Dios porque de El es que dependen todas las cosas, desde las mas pequeñas e insignificantes, hasta las mas grandes y eternas. No hay nada ni nadie más alto que Dios.

En fin, veamos el consejo que el Apóstol Pablo le da a Timoteo acerca de la cobardía: de lo que mas bien Timoteo se debiera preocupar, y de lo que debiera hacer, y el ejemplo que él mismo Pablo le demuestra, como está escrito: 3 Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; 4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; 5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. 6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, 11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. 12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 2 Timoteo 1:3-12.

Todos tenemos algo de miedo, pero algunos más que otros. Todos debemos vencer nuestros miedos, por el bien nuestro y por el bien de los que nos rodean. Así que, ¿A quién le temes? ¿A Dios o a la gente y a cosas inferiores? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Religión vs. el Cumplimiento de la Escrituras - Juan 19:31-37

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Basado en Juan 19:31-37 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

Muchas veces se confunden las cosas del Señor, en el sentido de cómo se le sigue. Desgraciadamente, la gran mayoría de las personas siguen más bien una religión que una relación con el Señor. Preguntarán algunos ¿Cuál es la diferencia? Y para responder a eso, hay que escarbar (por decir) e ir mas allá de la superficie de las cosas, y llegar a lo mas profundo del hombre: la intención del corazón. El corazón o el centro del ser humano es lo que lo revela todo.

Si vemos el pasaje de hoy, vemos uno de los tantos ejemplos de la religiosidad de los judíos. Para comenzar, la religión (como lo practica o lo ha creado el hombre) no le sirve de nada al Señor. La real academia española define en general la religión como tal: Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y de temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. Una relación con Dios no se trata ni de creencias, ni de dogmas, ni de normas morales, ni de nada semejante. Esto era lo que practicaban los fariseos. Estaban mas preocupados de cumplir ciertas cosas de las Escrituras, pero solo dentro de sus conveniencias, y para la gloria de ellos, para que las personas pudieran admirarlos y venerarlos. Pero, el corazón de ellos estaba muy lejos del Señor. En este pasaje, vemos que estaban mas preocupados de la pascua y del día de reposo, que de lo que realmente importaba. ¿De que les servía guardar el día de reposo, la pascua, los sacrificios, el apedrear a los pecadores, y otras cosas que sentían ellos importantes si terminaron persiguiendo y hasta matando a Dios? ¡Tan ciegos estaban en su orgullo y religiosidad que sintieron envidia del Dios Viviente, y planearon y llevaron a cabo la muerte del Mesías! Por eso es que la religión no sirve. La religión en si es basura, y solo es un utensilio de Satanás para llevar al hombre a un desvió y a la autojustificación.

¿Qué es lo que realmente desea Dios? Dios no está interesado necesariamente de cuantas veces tú vas a la iglesia, o de como tú diezmas y ofrendas, o de como tú ayudas a las personas, o de cuanto conocimiento tú tienes de las Escrituras, o de lo moral que eres, etc. Lo que Dios le interesa es que tú le entregues tú corazón, y que la intención de tú corazón sea amarle a El por sobre todas las cosas. Como está escrito: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. A Dios sencillamente le interesa la intención de tu corazón, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. También está escrito: Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. 1 Corintios 4:4-5. Si no amas al Señor, y que esa sea la razón por lo cual tú haces las cosas, nada de lo que tu hagas tendrá algún tipo de valor. Desgraciadamente, muchas personas buenas (por decir) terminaran en el infierno, a pesar de sus muchas buenas obras.

Y en fin, a raíz de ese amor, de ese rendimiento completo a El, para complacerle y obedecerle, entonces uno debe buscar cumplir Su Palabra. Uno tiene que llegar a cumplir la Palabra de Dios en su vida. Si una persona no vive la Palabra de Dios, tampoco tiene vida en El. Esto es lo que trata de explicar Santiago, como está escrito: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26. Cuando creemos en el Señor y le amamos, buscaremos obedecer y vivir Su Palabra, porque la Palabra de Dios se cumple, como dice: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35.

Esto es algo que muchos no entienden tampoco. Hay muchos que malinterpretan este pasaje: Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Isaías 55:11, pensando de que, si una persona es expuesta a la Palabra de Dios, que de seguro va a ser tocado su corazón, y que en fin, llegará a la salvación de Dios. Seria bueno que fuere así, pero así no es necesariamente. El exponer a una persona a la Palabra de Dios es lo mejor, es lo que eleva las probabilidades de la conversión de una persona, pero, no necesariamente quiere decir que la Palabra de Dios va a dominar a una vida, en el sentido de que llegue a la Salvación. La Palabra de Dios siempre se revela como una espada de dos filos, o sea, corta para ambos lados. No yerren: la Palabra de Dios se cumple en Su plenitud, y en todas las dimensiones posibles; se cumple literalmente (hay un cielo y hay un infierno, y Dios físicamente si dividió el Mar Rojo delante de Su pueblo, como ejemplos), y también se cumple espiritualmente (en las cosas que van mas allá de nuestros ojos humanos). El asunto es que la Palabra de Dios se cumple para bendición, o para maldición de una vida: eso es lo real de la Palabra. ¿Cómo puedo decir esto? Judas Iscariote no esta en el cielo, sino en el infierno, a pesar de los tres años que escucho todos los mensajes de la boca de Dios mismo, y de ver todos los milagros y prodigios que vió. Anás y Caifás también fueron expuestos a la Palabra de Dios, y estoy muy seguro de que también están ardiendo en estos momentos, y lo estarán por toda la eternidad. Así que, el exponer a una persona a la Palabra de Dios no garantiza que algo sucederá, porque de nuevo, todo depende de la intención del corazón, de lo que decidan hacer con la Verdad de Dios.

Así que, y como siempre, debemos hacer un inventario de nuestra vida cuando somos enfrentados por la Palabra. ¿Amas al Señor con todo tu corazón y esa es la única razón por lo cual haces lo que haces? ¿Buscas cumplir la Palabra de Dios en tu vida, para tratar de complacer al Señor en las cosas que a El realmente le importan? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Consumado Es - Juan 19:28-30

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Basado en Juan 19:28-30 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

Hay a veces que pensamos que mientras más palabras usamos para expresar un pensamiento, más significado tienen. Como también, muchos piensan que, si usan palabras difíciles o elocuentes para decir algo, lo que dicen se tornará más especial. Pero, en rendidas cuentas, lo que más importa de las palabras es “Quién” lo dijo, y lo que estaba haciendo. Las palabras más significativas del ministerio del Señor fueron sus frases más cortas, como las que leímos hoy: Tengo sed, y consumado es.

El primero que veremos es: Tengo sed. ¿Qué significado tiene esto? Bueno, lo primero, lo que debiera ser obvio, es que el Señor fue completamente humano. Aunque era (y es) Dios, El tomo nuestra forma con todas sus flaquezas, debilidades, y necesidades. Poco después de que el Señor había sido predicado en muchos lugares, se comenzó a propagar la herejía de que Jesus fue solo espíritu, y que no se manifestó en carne. Se cree que una de las grandes razones por lo cual Juan escribió este evangelio fue para combatir herejías como esas. La verdad es que Jesús vivió y sufrió todo con nuestra semejanza. El vivió el sacrificio por nuestros pecados con toda nuestra condición humana. El sintió los escarnios y los azotes. El sintió el extremo dolor y cansancio cuando cargo el peso del madero en el cual sería colgado. El sintió la corona de espinas sobre Su cabeza. El experimento el dolor de ser clavado en la cruz. El sintió el dolor de estar colgado por todo ese tiempo que estuvo mientras sus pulmones se iban destruyendo por la tortura de la crucifixión. Y pocos momentos antes de expirar, dijo estas pocas palabras: Tengo sed, porque El en realidad tenía sed. Ya no podía más. Y claro, lo peor que le puedes dar a una persona que tiene sed, es vinagre. Y cuando esto sucede, se cumple la profecía escrita en el Salmo 69:21, como dice: Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre. Al experimentar la plenitud del horror de la cruz y su proceso (porque era una muerte con un proceso muy largo), como Dios y como ser humano, ya no quedaba nada más por cumplirse. El Señor lo sufrió todo, para pagar por todos nuestros pecados.

Y esto nos lleva a la segunda frase: Consumado es. Como se había dicho antes, ya no quedaba nada más ni por hacer, ni por sufrir. El Señor cumplió todo el sacrificio para que no quedara nada incompleto. El cumplió el sacrificio a su perfección. Toda palabra se cumplió. Toda profecía se hizo realidad. Nada que tenía ser hecho se dejó sin hacer. Y claro, el único que pudiera haber hecho las cosas así era Dios, porque un ser humano no puede controlar las cosas de tal manera. No hay ningún ser humano que pudiera haber cumplido con cosas que se comenzaron a ver desde la caída del hombre, cientos de años antes que naciera en esta tierra, como el sacrificio que el mismo Dios hizo por Adán y Eva para cubrir su pecado, su maldad, y su vergüenza, al matar a un inocente para que tuvieran pieles para poder cubrirse. Ese fue el inicio de todo lo que se cumpliría a través del Hijo de Dios, de que el Santo, el Perfecto, el Cordero de Dios vendría a derramar Su sangre y morir por todos los culpables pecadores los cuales somos todos nosotros.      

Esta siguiente profecía describe todo lo que el Mesías iba a sufrir por nosotros: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53. Este pasaje es lo que demuestra la culminación del “Consumado es” en la vida del Señor.

Y finalmente, la razón por lo cual el Señor sufrió todo esto fue sencillamente por amor; y por ninguna otra razón. Como también todos lo sabemos muy bien: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16. Así que hoy, al ver palabras muy sencillas, pero con hechos extremadamente significativos, se debe hacer la siguiente pregunta (porque siempre debe haber un desafío personal cuando la Palabra de Dios es expuesta): ¿Cómo le corresponderás al “tengo sed” y el “consumado es” que Dios cumplió por ti, para que tu pudieras tener perdón de pecados y la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Prueba de Amor - Juan 19:25-27

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Basado en Juan 19:25-27 (Versión Reina Valera 1960)

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Les haré una advertencia, antes de comenzar, de que este mensaje puede que no le agrade a muchas personas, y por dos razones muy sencillas. Primero: porque, aunque se hable de amor en este mundo, no se entiende lo que realmente es el amor. Y segundo: porque muchos siguen al Señor por algún tipo de interés, pero no por el amor que se le debe tener, del tipo de amor de que habla Su Palabra. La gran mayoría que dicen seguir o amar al Señor es porque algo quieren sacar de El, nada más, y solo le seguirán mientras las cosas salgan como ellos desean. Mi más sincero deseo es que se entienda esto, aunque sea algo extremadamente difícil, porque esto en fin, es de lo que se trata seguir al Señor. No hay otra razón superior.

Para comenzar, el pasaje de hoy es unos de los pasajes más significativos de la Biblia, en relación a la respuesta del ser humano hacia Dios. A pesar de todos los grandes milagros y prodigios que hizo el Señor, a pesar de los miles que alimentó, y enseñó, y hasta sanó y liberó, solo hubo estas pocas personas a los pies de la cruz, en el momento más difícil de Su sacrificio. El único de Sus discípulos que nos enseña la Biblia que estuvo a los pies de la cruz, fue Juan, el discípulo a quien El amaba. Juan y estas mujeres, estas pocas personas fueron las más fieles al Señor. Acompañaron al Señor en Sus momentos más cruciales, durante el momento que hasta Su Padre tuvo que separarse, cuando todo nuestro pecado fue puesto sobre El, y finalmente, cuando expiro. Ellos estuvieron con El cuándo aún el Padre no pudo estarlo.

Y ¿qué más vemos de este discípulo principalmente? El Señor le pide algo muy importante a Juan, que cuide de Maria, Su madre terrenal. ¿Por qué pudo hacer esto el Señor? Porque sabía que la única persona a la cual le podía encomendar algo tan especial e importante era a él. ¿Por qué? Porque sabía que Juan le amaba, porque lo había presenciado, porque sabía que por el amor que Juan le tenía a El, le iba a cumplir y le seria fiel. No fue ni porque era el más apto, ni porque era el más inteligente, ni porque era el de mejor situación económica, nada de eso entro en Su decisión. El amor de Juan por El fue lo que le dió esa tranquilidad.

El asunto principal que podemos ver a través de este pasaje es el amor. Todo en el Señor se centra en el amor. Estas mujeres y Juan no siguieron al Señor ni por interés, ni porque El les daba en el gusto, ni por compromiso, ni por ninguna otra cosa; solo le siguieron por amor, y se vió la fidelidad de su amor hasta el último momento. ¿Qué vieron ellos en ese preciso momento? ¿A un gran Rey en la cruz? ¿A un hombre rico? ¿A un hombre poderoso? ¿A un hombre de buena apariencia? En ese momento, el Rey del Universo se permitió ser reducido a un hombre golpeado, azotado, casi desnudo, coronado con espinas, clavado en una cruz, que hasta sus huesos se podían ver cuando ya no se podía ver el correr de su sangre en algunas partes de Su cuerpo. Lo que ellos vieron fue a Jesús, a la Persona que amaban, y que necesitaban estar con El cuándo nadie más quiso estar con El, cuando todo se veía sin ningún tipo de esperanza. El amor a Dios lo es todo. La Biblia nos enseña que es el primer fruto que debe haber en nosotros, lo que demuestra si de verdad el Espíritu Santo vive en nosotros. Porque escrito esta: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. La Palabra también nos muestra que el amor va más allá de hacer hasta cosas increíbles, como también está escrito: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Así que, ni los milagros, ni el conocimiento, ni los dones espirituales, ni siquiera la fe necesariamente determina nuestro amor por Dios. El amor de que Dios habla va mucho más allá. Después de resucitado, el Señor le pregunto una sola cosa a Pedro: Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas?... Juan 21:17ª. Esto es lo que más le interesa a Dios.

El Señor también nos enseñó que El tiene que ser primero en nuestro amor. Porque escrito esta: Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:25-27. Esto no quiere decir que tienes que aborrecer tu familia sin razón, sino que, al momento de cualquier decisión, si tienes que escoger entre tu ser querido y Dios, la decisión tiene que ser Dios. Y si escoges por el Señor, tienes que cargar con esa decisión diariamente, porque seguir al Señor no es un caminar fácil. El seguir al Señor es dejar a un lado tu voluntad, tus deseos, y hasta tus amores por El.

Aquí les compartiré algo personal. Yo perdí hace no mucho tiempo a mi padre. El murió de cáncer. Durante su enfermedad, yo sentía que Dios me estaba probando. Cuando veía que empeoraba, sentía a cada momento que Dios me estaba probando si le amaba, si le quería seguir amando a pesar de las oraciones no contestadas, al ver lo que lucía ser inevitable. Recuerdo que cuando le pregunte al doctor por teléfono (fue una noche que estaba yo trabajando hasta tarde en mi oficina, totalmente solo), que me digiera cuanto tiempo le quedaba a mi padre, y él me dijo: Creo John que le quedan seis meses de vida. En ese momento, sentí un dolor inmenso, pero a la misma vez, me volvía el pensamiento: ¿Seguirás amando al Señor? Finalmente, mi padre partió a la presencia de Dios. Y pocos momentos después que él falleció, cuando estuve solo, ya no fue solo un pensamiento, sino que el Señor me preguntó directamente: ¿John, me amas? Con un dolor muy profundo, le respondí: Si Señor.

Uno puede decir que ama al Señor muy fácilmente cuando todo luce que está bien. Pero, los momentos difíciles vendrán (porque habrán muchos, hasta el momento de morir), cuando Dios permitirá cosas muy difíciles en tu vida, cosas que no estarán relacionadas a errores que hayas hecho, porque cuando cometemos errores solo estamos lidiando con consecuencias (esas no son pruebas), Dios te preguntará también: ¿Me amas? Así que, debes pensar en esto, para asegurarte que estés siguiendo al Señor como debes: ¿Amas al Señor, pase lo que pase, aún cuando todo se vea totalmente opuesto a lo que deseas? ¿Serás como Juan y esas benditas mujeres a los pies de la cruz? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios en la Cruz - Juan 19:17-24

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Basado en Juan 19:17-24 (Versión Reina Valera 1960)

Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito. Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.

¿Entendemos bien el sacrificio del Señor por nosotros? Yo creo que todos comprendemos a grandes rasgos lo que sucedió (aunque hay muchos que profesan hasta creer en Cristo, pero ni esto creen totalmente), pero a muchos nos falta comprender la profundidad, lo que realmente sucedió. Entender lo que el Señor hizo por nosotros es como uno ir en un gran barco atravesando el Océano Pacífico; que ve solo lo que su vista le permite ver de la superficie del agua con sus olas, pero no tiene ni idea ni de la profundidad de lo que está atravesando, ni de todo lo que contiene ese gran mar mientras va cómodamente en ese barco, sin esfuerzo, ignorando la realidad que atraviesa.

Para comenzar (y esto lo hemos visto antes), hay que siempre tratar de entender lo mas claro posible el “Quien” del evento. Jesús fue Hombre, pero también fue (y es) Dios. El Dios del universo se dejo clavar en esa cruz. Aquí es donde topan no solamente muchos gentiles, pero la gran mayoría de los judíos, de que Jesús era el mismo Jehová (o Señor) del Antiguo Testamento. El fue el que estuvo en la creación como parte de la Trinidad, donde Genesis relata un Dios plural, o sea, un Dios que se trataba más que de un ser. El Dios de que habla Genesis 1 y 2 es la Trinidad. El Apóstol Juan comienza con este preciso concepto, explicando la deidad de Jesús, como esta escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Históricamente hablando, Juan precisamente se cree que escribe su evangelio con el propósito de aclararle a las iglesias que fueron formadas después para dejar totalmente determinado de que Jesús es Dios, tratando de contrarrestar un movimiento que se formó con el tiempo de que ese hecho ya se estaba poniendo en cuestión. Así que, este mismo Jesús fue el que estuvo envuelto en la creación de todo, incluyendo la creación del hombre, cuando Dios dijo “hagamos”. Este mismo Jesús fue el que estuvo con Abraham, con Jacob, con Moisés, con David, con Elías, y con todos los más. Este mismo Jesus es la razón por lo cual podemos existir hoy, porque Dios es el que hace posible la existencia de todo a través de Su presencia. El Apóstol Pablo lo explica de esta manera: Porque en él [hablando del Señor] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Así que, aunque sea repetitivo, es ultra necesario comprender el “Quien” del asunto.

El otro aspecto que hay que entender, en particular, para que una persona genuinamente llegue a la salvación, o el nacer de nuevo que habla la Biblia es el asunto del arrepentimiento, lo cual es el todo del sacrificio de la cruz. Para poder entender este concepto, uno tiene que viajar hacia atrás, hacia los orígenes de los sacrificios, lo que mismo Dios uso para demostrar lo que vendría después con el Señor. Cuando una persona traía la inocente victima (un animal sin mancha, como lo dictaba la ley) para ser sacrificado como expiación o cubrir de pecados ante Dios, el sacerdote tomaba la victima y la posicionaba y ataba sobre el altar, pero la persona por lo cual se estaba haciendo el sacrificio tenia que poner su mano sobre la cabeza de la víctima, mientras el sacerdote lo sacrificaba como señal de que el inocente estaba muriendo para cubrir (porque antes de Cristo, no existía ni perdón de pecados, ni lavamiento de pecados, era para cubrir temporalmente la responsabilidad del pecado) su pecado ante Dios. Al poner la mano sobre la cabeza de la victima es que esta reconociendo ante Dios la responsabilidad por su muerte.

Y esto es crucial entender para cada uno de nosotros. Hay muchos que dirían: Si yo hubiera estado presente, yo no hubiera estado de acuerdo con la muerte del Señor. Pero la realidad es que, si no tomas responsabilidad por la muerte del Señor en la cruz, no tienes salvación. Tienes que asumir completa responsabilidad por la muerte del Inocente en la cruz, porque El tomo tu lugar para pagar por tus pecados. Como el sacrificio de la ley, tienes que poner tu mano sobre la cabeza de Cristo para tomar responsabilidad por Su muerte ante Dios para que todos tus pecados puedan ser mas allá de cubiertos, sino lavados y perdonados. Y esto solo ocurre a través del arrepentimiento y la conversión, cuando vienes ante Dios con un corazón contrito y humillado, reconociendo todo lo que haz hecho mal, y aferrándote al sacrificio del Señor en la cruz, donde El derramo Su sangre, y entrego Su vida para que puedas tener perdón, entonces el milagro del perdón puede suceder. Sin eso, no hay conversión. Sin eso, no hay vida eterna ni salvación. Por eso que lo que es locura para muchos, es el todo del evangelio que predicamos, el evangelio de un Cristo crucificado. Como lo dijo el Apóstol Pablo: Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1 Corintios 1:22-24. En su exactitud, el pasaje que estamos viendo hoy relata prácticamente el todo de nuestra salvación: Que Dios, siendo Dios, tomó la forma de Hombre y la Sagrada Victima para que pudiéramos tener completa remisión de pecados.

Así que, es completamente necesario entender “Quien” precisamente fue el que estuvo en la cruz, y lo que sucedió en la cruz para que pueda haber salvación. Sin ese reconocimiento y completa fe en ese gran hecho, nunca experimentaras el perdón de Dios, ni a Dios mismo. Sin eso, se convierte lo mas preciado del universo en una triste y pobre religión más, sin vida, y sin esperanza. Entonces, ¿entiendes que Dios murió por ti en la cruz, y aceptas completa responsabilidad por aquello, para que puedas tener la vida que tanto anhela el Señor que tengas a través de El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿De Quién Eres Amigo? - Juan 19:1-16

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Basado en Juan 19:1-16 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas. Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron.

A través de este pasaje, y si nos enfocamos bien en la Palabra, a través de la vida de Pilato nos muestra claramente que nuestras prioridades y relaciones son los que dictan lo que hacemos, lo que demuestran lo que en realidad está en nuestro corazón. Para comenzar, vemos que las prioridades de Pilato no eran de hacer justicia. Si él supuestamente no veía ningún mal en Jesús, ¿Era justo que le azotará? ¿Era justo que dejara a los soldados ponerle una corona de espinas, y que le golpearán y lo maltratarán aún más? ¿Era justo que fuera escarnecido? ¿Era justo que finalmente cediera a que fuere crucificado un hombre que él mismo sabía que era totalmente inocente? Bajo ningún punto. Sabemos que todo esto tenía que pasar, pero Pilato felizmente cumplió su parte, porque lo que dictaban las acciones de Pilato era el deseo de ser amigo del Cesar, y de complacer a las multitudes, para que su dominio no tuviera problemas.

Ahora bien, tomemos los lentes (por decir) que usamos para ver la vida de Pilato y veámonos a nosotros mismos. ¿De quién somos realmente amigos? ¿Qué es lo que nos mueve a nosotros? ¿Nos mueve Dios y la Palabra de Dios? O ¿Nos mueve más bien nuestro deseo de ser aceptados por los demás? ¿Nos mueve el dinero o el poder? ¿Nos mueve nuestros propios deseos y anhelos, en vez de la voluntad de Dios? Finalmente, la manera que vivimos nuestra vida es lo que demuestra lo que está dentro de nuestro corazón. Y si Dios no tiene el primer lugar en nuestras vidas, ni es El el que dicta lo que hacemos, francamente, tenemos un problema de idolatría, porque todo lo que se antepone a Dios es idolatría, y no necesariamente tienen que ser unas estatuas o imágenes de cosas con apariencia de dios. Esto es lo que nos enseña la Palabra: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:2-6.

Si de alguna manera es el mundo quien dicta lo que hacemos, entonces no tenemos solamente el problema de idolatría, sino que también, nos constituimos enemigos de Dios, porque escrito esta: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. También, la Palabra nos enseña el asunto de nuestras prioridades, y como debiéramos ser aún con nuestra familia, porque dice: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38.

¿Por qué Dios es tan celoso? Fácil, porque es Justo. Si el Señor pedía lealtad y amor en el Antiguo Testamento: bastaba el hecho de haber sido creados y de haber sido liberado Israel del dominio de Egipto, ¿cuánto más crees que merece por haberse entregado a si Mismo a través de Su Hijo Unigénito? Porque la Palabra nos enseña que los tres son uno, así que, toda afrenta y maltrato y maldad que se le hizo al Señor Jesús se le hizo también al Padre y al Espíritu Santo. Ese fue el precio de nuestra salvación, que la Trinidad se sometiera voluntariamente a todo lo que paso, sin tener porqué, solo por amor. Dios experimento lo que experimento para rescatar una creación caída y mala (porque nuestros pecados nos hacen precisamente eso, sea uno o sean varios, porque al fallar en uno, nos hace culpables de fallar en todos). Entonces, ¿Es justo poner a alguien o a algo antes que a Dios? Bajo ningún punto.  

La Palabra nos enseña que hay una sola manera de demostrar que somos amigos de Dios, como está escrito: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Juan 15:13-15. Y finalmente, la Palabra nos enseña que no es cuestión de decir solamente las cosas, sino más bien, de hacer las cosas, de hacer lo que en realidad complace al Señor, como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23.

Así que, ¿Tu vida y lo que haces con ella demuestra que eres amigo de Dios o de algo más? ¿Es Dios primero, o hay otras cosas o personas antes que El en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Cuidado con lo que Deseas - Juan 18:28-40

Basado en Juan 18:28-40 (Versión Reina Valera 1960)

Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito. Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.

¿Han escuchado alguna vez el dicho: Cuidado con lo que deseas, porque lo puedes recibir? Puede que hallan muchos que digan, que quisieran que fueren así las cosas. Pero, en realidad, ¿es bueno que se nos cumpla lo que queremos? Veamos a través de este pasaje a los distintos personajes, y veamos si es cierto que salen las cosas como uno realmente desea.

Al primero que vemos es a Caifás. Caifás no solo envidio al Señor, por los milagros que hacía y porque el pueblo se maravillaba con Sus enseñanzas, pero a través de esa envidia y rabia, fue él que maquino la muerte de Jesús (aunque todos somos responsables por la muerte del Señor, si en realidad deseamos que Su sacrificio lave nuestros pecados). Caifás no quería perder su importancia, su fama, la admiración del pueblo, y bueno, a lo mejor cuantas otras cosas que conseguía a raíz de su posición. No obstante, Caifás consiguió lo que quería: sacar al Señor de su camino, y quedar como el líder espiritual del pueblo judío. ¿Y que gano? Bueno, quedo con su posición, con su fama, y con todo lo que quería en la tierra. Pero, yo pregunto, ¿Dónde está Caifás ahora? Es muy posible que este en un lugar que nunca se imagino, en las llamas eternas del infierno.

Al segundo que vemos es a Pilato. Aunque él trato de no entregar a muerte al Señor, él no hizo lo que pudiera haber hecho. El era la autoridad de Roma. Los judíos no podían mandarlo, ni ejercían ninguna autoridad sobre él. Pero, el real asunto que no quiso Pilato enfrentar es correr el peligro de echarse la multitud encima. El quería tratar de mantener la calma en la provincia que gobernaba. El no quería grandes enredos. Y a pesar de lavar sus manos de la sangre del Señor, eso no le valía de nada ante Dios. El cargo la culpa de la muerte del Señor, porque estaba en sus manos liberarlo. Así que, ¿Qué gano Pilato? Si, tranquilizo el asunto. Pudo mantener contentos a los lideres judíos. Y hasta a lo mejor quedo de buena gente al liberar a Barrabas. Pero ¿Dónde esta ahora? Posiblemente, está acompañando a Caifás, pesándole a mas no dar su cobarde acción.

¿Y qué del pueblo que dio voces para liberar a Barrabas, y Barrabas mismo? ¿Ganarón algo con liberar a Barrabas? ¿Barrabas pudo hacer algo por ellos? La historia no cuenta de que se hallan podido liberar de los Romanos, ni por mano de Barrabas, ni por nadie mas en esa época. No ganaron nada. Y aún más, si no hubo ningún tipo de arrepentimiento de sus acciones, después de la traición que cometieron en contra del Señor, (porque estoy muy seguro de que muchos de ellos presenciaron los milagros del Señor, estoy muy seguro que recibieron bondades de Jesús, y a lo mejor hasta experimentaron milagros en sus propias vidas, hecho por el mismo Mesías); estoy más que seguro que también no la están pasando bien en este momento. No consiguieran nada bueno de lo que querían, porque recibieron exactamente lo que deseaban; nada más, ni nada menos.  

La Biblia nos enseña que, si pedimos, o buscamos, o llamamos, que se nos cumplirá, mas tarde o mas temprano, porque escrito esta: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8. También nos enseña que daremos cuenta de todo lo que decimos, porque también esta escrito: El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. Mateo 12:35-37. Y finalmente, la Biblia nos enseña que el Señor escudriña aún más profundo de las palabras que decimos, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Entonces, si todo esto es verdad (por supuesto que lo es, porque es la Palabra de Dios, la cual se cumple en todo sentido), tenemos que tratar de entender lo que realmente deseamos, dentro de nuestro corazón, y también pensar y meditar, a que nos llevara lo que deseamos. Claro hemos visto que, si solo deseamos lo terrenal, segaremos lo terrenal nada más, y si deseamos lo espiritual, segaremos lo espiritual, pero cada cosa acarrea consecuencias naturales. No les voy a mentir, si deseamos lo espiritual, es mas que probable que tengamos mucha dificultad aquí en la tierra, porque lo espiritual se cultiva de una distinta manera, como vemos el ejemplo en el Señor mismo. El Señor paso los horrores mas grandes, e injustamente, porque pago por cosas que El no hizo. No obstante, aunque El ya era el Dios eterno, al pasar y hacer todo lo que hizo, segó cosas aún más increíbles donde alcanzó glorias superiores y poder darle el regalo de la vida eterna a toda la humanidad. Pero, si El no hubiera muerto por nosotros, ninguna de las posibilidades que tenemos hoy existirían. Entonces, ¿Qué finalmente deseas dentro de lo mas profundo de tu corazón?, porque puede que se te dé tal cual lo que deseas, ni más, ni menos. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Amor de Juan por Jesús - Juan 18:15-27

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Basado en Juan 18:15-27 (Versión Reina Valera 1960)

Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote; más Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy. Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose. Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy. Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo.

Al leer este pasaje, la mayoría de las personas se enfocan en Pedro, y lo que paso con Pedro (lo cual vamos a ver también). Pero, siento que es necesario enfocarnos mas en Juan, porque muchos no lo hacen, y posiblemente sea el aspecto mas importante, no solamente en este pasaje, sino también, el ejemplo principal que tenemos en nuestra fe. Así que, para comenzar, identifiquemos a Juan para que le veamos claramente. Juan se menciona de distintas maneras en el evangelio que él escribe. En este pasaje en particular, lo vemos como el discípulo que era conocido del sumo sacerdote. En otros pasajes, lo vemos como “el discípulo a quien amaba Jesus” y en otras formas también, donde Juan se alude hacia si mismo en el libro. Cuando entendemos entonces donde estaba Juan en toda la historia, entonces se nos revela una imagen más clara que demuestran las acciones aún mejor de Juan.

Si seguimos el hilo que une todos los eventos donde estuvo Juan, vemos que Juan nunca en realidad abandono al Señor después de Su arresto. Juan lo vió y lo escucho prácticamente todo. Por eso mismo que no solamente tenemos el recuento de lo que sucedió con el Señor por la inspiración del Espíritu Santo, sino también, por lo recuentos como testigo ocular. El es el que le tiene que haber contado a los demás todo lo que sucedió y se dijo. Porque escrito esta: Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Juan 21:24.

¿Qué importancia tiene esto? Juan fue fiel, aún hasta en los peores momentos del Señor. El nunca lo abandono, él siempre trato de estar con El. Vemos que él fue el único discípulo del Señor que estuvo hasta el fin (hablando de la crucifixión, porque eso ciertamente no fue el fin del Señor; gloria a Dios por eso). Esto es lo que leemos: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba [este era Juan], que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. Entonces, no solo fue Juan fiel hasta la muerte del Señor, sino aún mucho más después, porque cuido de Maria, la madre carnal del Señor. Juan realmente es único. ¿Qué era lo que hacía Juan tan distinto a todos los demás? ¿Qué le hacía ser único en su manera de ser? Una sola cosa, y la mas importante de todas: Juan amaba al Señor. La relación que tuvo Juan con el Señor fue única e incomparable. Juan seguía al Señor porque creía en El, porque le había reconocido como el Mesías, pero lo más importante de todo es que Juan seguía al Señor sencillamente porque le amaba.

No así Pedro, aunque Pedro lo aprendería con el tiempo. Cuando el Señor restaura a Pedro, tenemos que ver el detalle de lo que hablo el Señor con él, porque escrito esta: Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. Juan 21:15-19. El Señor no le pregunto a Pedro: ¿Te has dado cuenta Pedro porque Yo no necesitaba que me defendieras? ¿O, viste Pedro que yo pude vencer la muerte? El Señor no le dice nada de eso, ni aun nada semejante. Al Señor le importo una sola cosa nada más preguntarle: Pedro ¿Me amas? ¡Que increíble que lo único lo que le importo al Ser mas grande y poderoso del universo, al Creador de los Cielos y la de Tierra, es que si Pedro le amaba! Y esto es lo que también el Señor busca en todos nosotros. Es lo que siempre le ha interesado más. Porque escrito esta: Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:30.

¿Por qué es tan importante el amor para Dios? Porque El es un Dios de justicia, y es solamente justo que busquemos amarle como El se lo merece, porque también está escrito: En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10. ¡Sin Cristo, no hay ni existencia, ni vida en este mundo! ¡Sin Cristo, no hay salvación ni vida eterna! ¡Sin Su sacrificio en la cruz, y el derramamiento de la sangre del Cordero, no puede haber perdón de pecados! ¡Absolutamente todo se lo debemos a El! Y todo lo hizo Dios por amor; por nada más, y por nada menos. Entonces, ¿has podido entender la magnitud del amor de Dios por ti? ¿Es suficiente para ti? ¿O deseas algo más? ¿Estas tratando de amarle de la misma manera, como lo amó Juan? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Poder Para Rendirse - Juan 18:1-4

Basado en Juan 18:1-14 (Versión Reina Valera 1960)

Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.

Este posiblemente sea uno de los pasajes más difíciles de comprender, no de que académicamente sea difícil de entender, sino más bien, de poder comprender lo que realmente paso y como pudo pasar. Para poder a lo menos comenzar a entender el asunto, es esencial entender exactamente quién era (y es) Jesús, y esto es lo que limita a casi toda persona que no logra tener una verdadera relación con Dios (lo cual son la gran mayoría de las personas, lo crean o no); el asunto de que Jesús es Dios.

Se dice muy fácil el nombre de Jesús (lo cual se nos enseña en la Biblia que le habríamos de llamar), pero Jesús no solo es el Mesías, sino también es Dios, igual a los dos otros Seres de la Santa Trinidad. Vemos esto muy claramente en las Escrituras a través de Su otro nombre: el Cordero, porque escrito esta: Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5:8-14. Así que, indudablemente, Jesús es Dios.

En el Antiguo Testamento, vemos a este mismo Jesús como Jehová o Señor. Y si fue El Jehová y el Señor, entonces, El también fue el mismo que conoció Moisés cuando Dios se le presento a través de la zarza ardiente, como quedo escrito: Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:14. Jesús es el YO SOY. Y aquí es donde vemos el vinculo que demuestra quien exactamente fue Jesús aquí en la tierra. En el momento que solo mencionó Su nombre, como el YO SOY, los que vinieron a arrestarle sintieron solo una muy pequeña muestra de Su poder, al retroceder y caer a tierra. Digo que fue muy pequeña la demostración, y con mucha misericordia, porque debieran haber sido consumidos, y solo haber quedado cenizas. Pero, esto sucedió para que quedará claro de Quién exactamente era Jesus, y para dar un pequeño vislumbre de lo que estaba sucediendo, lo cual era un verdadero milagro, posiblemente el más grande milagro aparte de la resurrección. Aunque si verdaderamente conoces al Señor, entiendes que para nosotros es un milagro, pero para El, fue algo realmente sencillo, porque lo que sucedió era algo que sencillamente revelaba Su naturaleza. De la misma manera, no era gran cosa para El decir Su nombre, y que el solo mencionar de Su Nombre hiciera caer a estos endebles hombres como unos meros palos secos en el viento. Lo que vemos como grande y milagroso era solo sencillas manifestaciones de Quién El era (y es).

Pero, esto es lo que, si veo como algo increible, algo que no se puede medir ni pensar con nuestra pobre y limitada mente: ¿Cómo un Dios tan poderoso pudo dejarse tomar y hasta matar por seres tan pequeños y limitados? No puedo lograr comprenderlo, y de nuevo, no porque no entienda académicamente lo que significa, sino más bien, las mecánicas, por decir, o el hecho de dejarse hacer todo lo que hicieron siendo El lo que era y es. Para poder poner algo de perspectiva (si fuere posible), seria como un elefante rendirse a la tiranía de una hormiga, o un manojo de tierra doblegar a un monte muy alto, o una gota de agua dominar el rumbo de los océanos del mundo. ¿Entienden el punto que estoy tratando de explicar? Porque, aunque El tomo nuestra forma (lo cual es un gran misterio), Jesús es Dios, y como tal, era ilimitado Su poder. El no necesitaba ni de ejércitos, ni de armas, ni de ángeles, ni menos de Pedro para poder liberarse. El solo pudiera haber dicho una sola palabra y el mundo entero se hubiera consumido debajo de Sus pies, y claro, hacer desaparecer a todos Sus enemigos. Esto es lo que me elude, me intriga, y hasta me disturba. Esto es lo que El mismo dijo: Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Juan 10:17-18. Dios sencillamente se entregó, y en manos de seres muy extremadamente insignificantes, porque somos menos que nada. Por eso que el orgullo ante Dios es ilógico.

Entonces, ¿Qué pasa en el ser humano que le cuesta creer en Jesús como Dios? Algo muy sencillo, pero muy ilógico y sin fundamento: penalizan a un Dios tan grande en poder y amor por haberse humillado tanto por nosotros. Tanto se humillo Dios que lo ven menos que ellos mismos, y eso no tiene perdón ni ahora, ni menos en la eternidad. Así que, si has logrado entender algo de lo que paso, no puedes tratar a Jesús de igual a igual. Debiera haber solo un increíble sentido de humildad y amor por El. Un solo consejo para el que tenga algo de entendimiento: No malentiendas Su inmenso amor y misericordia por debilidad o falta de poder. Entonces, si El se rindió por ti de esa manera, ¿Qué tú crees que seria lo mas justo hacer por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oración del Señor, Parte 3: La Manifestación de Jesus a Sus Apóstoles - Juan 17:24-26

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Basado en Juan 17:24-26 (Versión Reina Valera 1960)

Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

En este pasaje, seguimos viendo la gran importancia de los Apóstoles para el Señor. Ellos fueron personas claves para Dios porque a través de ellos era que el Señor iba a manifestarse a todo el mundo, tal como sucedió. Sin ellos, no tendríamos lo que tenemos hoy. En rendidas cuentas, ¿Por qué eran tan importantes? ¿Qué era lo que definía la increíble potencia de la fe de estos hombres (porque la fe de ellos fue única)?

El primer aspecto de la importancia de los Apóstoles fue de que sencillamente presenciaron todo lo que el Señor hizo, fueron testigos de los tres increíbles años (día y noche, porque convivieron con el Mesías), del ministerio del Señor aquí en la tierra, y también vivieron la culminación del gran poder de Dios a través de la muerte, resurrección, y ascensión del Señor, lo cual establece la Gracia de Dios para todo ser humano, a los que fueron antes del Señor (terrenalmente hablando), y a los Apóstoles y discípulos, y a los que seguimos después de aquellos, por el testimonio de ellos. Esto es lo que leemos acerca del testimonio de los Apóstoles: A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Hechos 2:32. Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Hechos 3:15. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Hechos 5:31-32. Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hechos 10:36-42.

Los Apóstoles son los más únicos testigos que Dios uso para propagar el Evangelio de la Paz de Dios a todo el mundo, con estos comenzó todo esto, y por eso que absolutamente nadie puede adjudicarse el nombre de Apóstol después de ellos, porque, aunque eran hombres semejantes a nosotros, la fe única de ellos, y la función que cumplieron en el reino de Dios era realmente única. A través de ellos fue que se predico el Evangelio al mundo a través de grandes señales, prodigios, y poder de lo alto. A través de ellos y por el testimonio de ellos fue que el Espíritu Santo inspiro lo que conocemos hoy como el Nuevo Testamento que tenemos en la Santa Biblia, desde el Evangelio de Mateo, hasta el Apocalipsis; el principio de la Gracia de Dios hasta el final de todo lo que conocemos, y la eternidad.

Y finalmente, ¿Qué fue lo que hizo tan especial y definitiva la obra de estos hombres? Al cumplirse la ultima parte de esta oración del Señor, como quedo escrito: …para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. El principal motivo por el cual hicieron todo lo que hicieron fue por amor, y por ninguna otra razón. Y damas y caballeros, como lo explica la Palabra de Dios, no podemos hacer absolutamente nada significativo ante los ojos de Dios sin amor. Porque también enseñó el Señor esto mismo: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Los Apóstoles solamente actuaron a través del amor que tuvieron por el Señor. Esta fue la gran motivación que uso Dios Padre, que uso el Señor Jesus, y finalmente, a través de lo cual pudo obrar el Espíritu Santo poderosamente en sus vidas. Muchos siglos han pasado, y todavía vive refulgentemente, para la gloria de Dios, la obra de estos hombres, a través de lo cual se ve claramente que la oración del Señor si fue mas que contestada.

¿Qué debiera significar todo esto para nosotros? Que Dios puede hacer grandes cosas a través de seres imperfectos, pero cuando hay un real amor por El y por nuestro prójimo, cuando hay una fe inconmovible que se vive día a día. Como lo dijo el Apóstol Pablo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. La Biblia nos enseña esto acerca del amor (lo cual muchos definen erróneamente como solo un sentimiento o afecto especial): Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:1-8. Así que, el amor que estuvo en los corazones de los Apóstoles no tenia nada que ver con lo que se enseña hoy como amor. Pero este mismo amor puede y debe ser cultivado en cada uno de nuestros corazones, porque esto si es la perfecta voluntad de Dios.

Pero, en fin, todo se trata del Señor, hasta Su oración, porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:5-6. Así que, ¿has podido entender y cumplir la oración del Señor en tu vida, siguiendo los pasos de estos grandes hombres que nos precedieron, que hasta entregaron sus vidas por la Verdad de Dios, para que nosotros podamos tener lo que tenemos hoy? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oración del Señor, Parte 2: Aquellos de Después de los Apóstoles

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Basado en Juan 17:20-23 (Versión Reina Valera 1960)

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

En este pasaje, vemos la parte de la oración del Señor que va directamente a nosotros, a aquellos que hemos venido a la fe en Cristo después de los Apóstoles (esto no aplica a los que siguen siendo inconversos, porque el Espíritu Santo es el vínculo que nos une). Lo que vemos es algo muy sencillo, pero a la misma, complejo, porque hay muchos malentendidos. Entonces, para poder entender este concepto, hay que tratar de aclarar los malentendidos. Y como siempre, uno no puede ni tomar como verdad las opiniones, ni tampoco tomar un pasaje de la Biblia como doctrina sin antes ver su complemento en distintas otras partes de las Escrituras, porque la Biblia trabaja complementándose a si misma (no hay ninguna controversia en las Sagradas Escrituras).

Para que haya verdadera unidad, lo principal que debe haber es el amor. Sin amor, nada se puede hacer. La Palabra nos enseña lo siguiente: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:7-12. Y la Palabra ahonda aun más en que si aborrecemos a nuestro hermano, tenemos un severo problema con Dios, porque escrito esta: Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. 1 Juan 3:15.

Ahora bien, ¿el amar a nuestro hermano o hermana en Cristo significa que hay que hacer todo lo que quieren? Bajo ningún punto, y aquí entramos en el primer malentendido, el asunto de entender lo que significa el amor (lo cual la mayoría de las personas desconocen). La Biblia nos ensena que el amor es lo siguiente: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:4-8. Para que haya verdadero amor, tiene que estar basado en los principios Bíblicos. Porque en rendidas cuentas, Dios es amor, así que, lo que Dios enseña es amor, no lo que nos parece. Entonces, si no hay una plena comprensión de las Escrituras, del completo consejo de Dios, sencillamente una persona no esta equipada (por decir) para amar, porque se va a dejar llevar por su propia opinión, por lo que le parece. Para poder dar a lo menos un norte (porque toma tiempo escudriñar las Escrituras), tendríamos que ver bien el pasaje que recién leímos, lo cual va en contra de todo lo que nuestra sociedad enseña como amor. Porque nuestra sociedad enseña que debemos dejar a las personas ser como son, y si, es verdad. Cada persona tiene la potestad del libre albedrio. Pero también, eso no quiere decir que se puede apoyar lo malo, porque vemos que el amor no se puede gozar con la injusticia, sino con la “Verdad”. Así que, ¿es amor que dos personas del mismo sexo tengan una relación? Claro que no, porque va en contra de lo que enseñan las Escrituras. ¿Hay que atacarlos? Bajo ningún punto. Ellos darán cuenta de lo que hacen si no buscan del Señor. Pero a la misma vez, no se puede apoyar ni decir que esta bien, y aun menos, que es amor.

Ahora bien, ¿es amor darle en el gusto a todo lo que una persona desea? Tampoco, bajo ningún punto. Si algo esta bien, de acuerdo a la Palabra de Dios, claro que sí. Pero, si lo que desea está mal o es malo, entonces, claro que no, porque Dios mismo no hace eso con nosotros. Dios no nos da todo lo que queremos, sino mas bien, lo que necesitamos, y aquí es donde se topa con mucho en nuestra sociedad también. Dios no esta con la malacrianza. El diablo es el que promueve eso, y por eso que es tan atractivo todo lo que él ofrece, porque te ofrece hacer lo que te parece. ¿Qué tiene de malo hacer todo lo que nos parece? Sencillo, el pecado sigue morando dentro de nuestros miembros, a pesar de que hayamos llegado a Cristo. Entonces, ¿Cómo podemos darle rienda suelta a algo que produce muerte (porque eso es lo que produce el pecado)? Entonces, cumplir caprichos y egoísmos (porque el amor: no busca lo suyo) no es la voluntad de Dios.     

La Biblia también nos enseña lo siguiente: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:7-10. Entonces, la unidad entre el pueblo de Dios consta en hacer el “bien”, y no en otra cosa. Y el “bien” solo pueden ser cosas que estén afines con lo que enseña la Biblia. Así que, el bien no necesariamente consiste en cumplir caprichos, malcriar, aguantar abusos, apoyar el mal, fomentar el desorden, sucumbir al engaño, etc., etc. En rendidas cuentas, el bien no consiste ni en justificar, ni en apoyar, ni aun menos, promover bajo ningún punto el pecado. Por eso que el bien no es algo subjetivo, o que esté basado en opiniones personales, sino algo fundamentado objetivamente en la Palabra de Dios.

Entonces, tanto el bien y el amor son cosas que solo se pueden aprender (porque no nacemos sabiéndolo) a través de lo que nos enseña el Espíritu Santo (porque no se puede aprender intelectualmente) por medio de la Palabra de Dios. De la manera que podemos asegurar nuestra unión, tal como pidió el Señor, lo cual demuestra la obra de Dios en Jesucristo, es a través de este sencillo concepto: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12.

Así que, ¿estas procurando la unidad entre el pueblo de Dios a través del amor y el bien que el Señor enseña? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oración del Señor, Parte 1: Sus Apóstoles - Juan 17:1-19

Basado en Juan 17:1-19 (Versión Reina Valera 1960)

Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; más éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Veremos la oración del Señor en tres partes, porque de alguna manera, se entiende que tiene tres partes. La primera parte consiste de como El ora por Sus Apóstoles directamente, no necesariamente por nosotros los que vinimos después de ellos. No quiere decir que si no se dirige directamente en algo a nosotros, que debemos ignorarla, pero hay que entender lo debido por muchas razones, y como todo lo que está escrito en la Palabra, porque: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17.

Para comenzar, los Apóstoles del Señor realmente eran únicos, y si existieren personas escogidas o predeterminadas, serian ellos, aunque ellos siempre tuvieron la habilidad de escoger que hacer con sus vidas. No obstante, tuvieron gran afinidad para con el Señor. Ellos supieron reconocer Quien fue el Ser que los invito a caminar con El. Ellos tuvieron tal sensibilidad que reaccionaron inmediatamente cuando los llamo el Señor. Y claro, al llegar la plenitud del Espíritu Santo en sus vidas, fueron imparables. Y en esto también entra el Apóstol Pablo, porque, aunque se trató de llenar con otro el vacío que dejo Iscariote, el Apóstol Pablo tomo el decimo segundo lugar, a través del cual el Señor lo iba a usar grandemente para que nosotros los gentiles llegaremos a tener la oportunidad de escuchar el Evangelio de Salvación. Los reales Apóstoles del Señor fueron preparados por Dios y escogidos directamente por el Señor en la tierra, e incluyendo a Pablo cuando le salió al encuentro en el camino a Damasco. Bíblicamente hablando, no ha habido más apóstoles que los que se mencionan en la Biblia, porque en los doce culmina tal llamado. Con todo respeto a los que han tomado ese título después de ellos; sinceramente no les corresponde. Serán otra cosa, pero Apóstoles no. Esto está relacionado con el significado de las doce tribus de Israel, y todas las demás cosas relacionadas con el numero doce en la Biblia.  

Vemos a través de este pasaje el cuidado personal que el propio Señor tuvo con sus Apóstoles, velando por ellos, conviviendo con ellos, enseñándoles a diario del reino, mostrándoles todos los milagros y prodigios que hacía, permitiéndoles experimentar íntimamente al Hijo Unigénito de Dios. Ellos presenciaron la glorificación del Hijo aquí en la tierra. Ellos recibieron la potestad que se les otorgo directamente del Señor. Dios finalmente se los dio al Hijo. Ellos tuvieron el privilegio de ser guardados por el Señor. Entonces, a través de esta oración, vemos el gran significado que tenían estos seres especiales, y el asunto de una elección predeterminada por el Padre, lo cual no aplica a nosotros.

Pero, a pesar de lo especial que eran los Apóstoles, y todo lo que Dios hizo a través de ellos, nunca, jamás podemos perder de vista los hechos del Hijo de Dios, y que en El tenemos que enfocarnos. Como bien dijo Pablo, dándonos una clara dirección: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. Y él también dijo: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Efesios 5:1. También vemos la dirección que dio Su madre terrenal, Maria: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere [hablando del Señor]. Juan 2:5. Y principalmente, como lo dijo Dios mismo desde los cielos en el siguiente relato: Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Mateo 17:4-6. Entonces, tanto como lo era para los Apóstoles y Su madre terrenal Maria, nuestro completo enfoque debe ser el Señor, y nadie más, porque esta realidad es lo que nos enseñan las Escrituras: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Estas son solo parte de las razones porqué el Señor tiene que ser nuestro enfoque, nuestra dirección, prácticamente, nuestro todo. Nosotros tenemos que ser discípulos o seguidores de Jesús, no solo creer en El. Tenemos que comer de Su carne y beber de Su sangre, comiendo de Su Palabra y respetando el sacrificio, haciéndonos uno con El; sin dudar, sin reservaciones, tal como lo hicieron estas grandes personas que nos precedieron, viendo el ejemplo que ellos nos dejaron.

Ahora bien, ¿de qué maneras aplica este pasaje a nosotros? Aparte de no haber sido elegidos por Dios antemano y que no vivimos durante el tiempo que el Señor vivió en la tierra carnalmente (en excepción de Pablo, porque Pablo fue el último apóstol elegido por el Señor, pero sin que le viere carnalmente en Su ministerio terrenal), todo lo demás aplica, nada mas que ahora tenemos con nosotros lo más íntimo del Señor: el Espíritu Santo, el Consolador. Todo lo que el Señor hizo con Sus Apóstoles también lo hace con nosotros, pero a través del Espíritu Santo y con el trabajo completo de las Escrituras. Y en realidad, esto es lo que hace tan especiales a los Apóstoles, porque nosotros tenemos mucho más que lo que tuvieron ellos, porque las Escrituras no fueron completas y selladas hasta después del Apóstol Juan, el que llego a “ver” el fin, tal como lo dijo el Señor. Hoy, tenemos la revelación completa de Dios para el hombre a la punta de nuestros dedos en la Santa Biblia.

Entonces, ¿Qué estás haciendo con lo mucho que nos ha dado Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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