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Hablando con la Verdad - Juan 16:25-33

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Basado en Juan 16:25-33 (Versión Reina Valera 1960)

Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Blaise Pascal dijo una vez: En la fe hay suficiente luz para aquellos que quieren creer y suficientes sombras para cegar aquellos que no quieren creer. Puede que no se vea muy claramente que este pasaje en gran parte se trata de la verdad, pero trataremos de explicarlo para no solamente poder entenderlo, pero también para llegar a un lugar mas profundo de nosotros mismos y con Dios. El Señor siempre nos habla con la verdad, y la verdad no siempre es agradable. La verdad muchas veces es difícil, es incomoda, es frustrante, y hasta dolorosa. No sucede así porque eso es lo que produce la verdad, sino que siempre tenemos que tener en mente a nuestro enemigo principal: el pecado que mora en nuestro ser. El pecado es lo que hace la verdad tan difícil.

Esto es la primera verdad que todos tenemos que tener presente. Satanás no es nuestro enemigo principal (pero es de extremo cuidado). Puede que digan: ¿Cómo puede ser eso? Vamos a ahondar un poco más profundo, y entenderemos el asunto. Nuestro enemigo principal es el pecado que mora dentro de nosotros mismos, y Satanás solo trata de manipular y revolver ese mal que esta en nosotros. Por eso que podemos entender que el Señor nunca pecó, porque aunque fue hombre con nuestra misma carne, por virtud de que Su Padre es realmente Dios, el no cargaba en Sus miembros la concupiscencia de la carne. Por eso que Satanás lo trato de tentar vez tras vez tras vez, de una manera incansable, pero no lograba nada, porque en rendidas cuentas, el Señor tenia Su divinidad como la sustancia que componía Su carne. Por eso que no es la carne en si lo que nos hace caer, y pecar, y buscar nuestra autodestrucción, sino el pecado que mora en nuestra carne. Y eso es lo que esta en enemistad con Dios, y claro, con la Verdad de Dios. El Apóstol Pablo lo trato de explicar de la siguiente manera: Porque sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado. Romanos 7:14-25. Esto es lo que explica lo que sucede dentro de nosotros mismos. Por eso que cuando Satanás trató de tentar al Señor, nada pasaba, aún hasta en Sus momentos mas duros y difíciles. Pero, cuando Satanás nos tienta a nosotros, eso es otro cuento, y eso es lo que hace que la Verdad sea tan dura, difícil, y hasta dolorosa.

Ahora bien, hallá usado el Señor alegorías o les hallá hablado claramente como dijeron Sus discípulos en este pasaje, el Señor nunca les mintió. El siempre les dijo las cosas tal cual. Y lo difícil con Sus declaraciones era que cuando se veía un vislumbre de tranquilidad, el Señor les revelaba algo duro y difícil, como lo que les declaro, de que iban a ser esparcidos, y que lo iban a abandonar, y de que tendrían aflicción en este mundo. Estas verdades no debieran haberse sentido nada de agradable en ese momento. Sino que, todo lo contrario, porque era muy claro que los discípulos esperaban que sus problemas aquí en la tierra se solucionarían, y que esperaban que el Mesías estableciera Su reino aquí en la tierra. La razón práctica (por decir) por lo cual abandonaron al Señor en Su peor momento no fue necesariamente porque no le apreciaban, sino mas bien, porque estaban en un territorio totalmente desconocido para ellos, completamente opuesto a lo que esperaban, por mucho que se los había advertido. Lo desconocido e incierto de lo que sucedió fue lo que los hizo a todos huir, porque iba totalmente en contra de sus deseos, iba en contra del pecado que moraba dentro de ellos mismos. Y no nos admiremos de esto, porque estoy seguro de que, si cada uno de nosotros hubiéremos estado presente, también lo hubiéramos hecho. Pensamos distinto ahora porque tenemos el completo conocimiento del asunto. Pero aún sabiendo lo que sabemos, todavía no hacemos lo que tenemos que hacer, y en situaciones aún mucho menos complejas que las que enfrentaron los discípulos en ese momento del arresto. Nos confundimos y nos frustramos con cosas mucho mas simples. Así que, por nosotros mismos, somos mucho menos que aquellos grandes hombres y mujeres que siguieron al Señor, a pesar de su momento de flaqueza y debilidad.

Entonces, ¿dónde entra el asunto con lo que dijo Pascal? La Verdad y la Fe van mano en mano. La fe es lo que hace posible la búsqueda por la Verdad, el querer creer que hay algo más allá de las mentiras que nos rodean, de las sutilezas del engaño, y la superficialidad de la vanidad. La fe es lo que te lleva a vencer el pecado que todavía mora dentro de ti mismo, porque le quieres hacer más caso a tu alma que anhela algo más grande que lo temporal y superficial de este mundo. Y ese es el misterio de lo que dijo Pascal con lo que estamos explicando hoy: que la fe de uno depende de que tanto uno quiere creer, y de cuanto uno desee la verdad. La fe es lo que te lleva más allá del temor de ser esparcido, y de tener pruebas, y de sufrir persecución, aún hasta la enemistad con tus seres queridos, y de vivir la tribulación. Porque la fe es lo que dice: Sigue adelante porque hay algo superior que te espera, que vale mas la pena que lo que estas pasando, o lo que puedas pasar en un futuro no muy lejano. Esta verdad es la que nos dijo el Señor: Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32.

Entonces, uno se tiene que preguntar, especialmente después de examinarse a sí mismo: ¿Tengo suficiente fe en el Señor para poder anhelar Su verdad, me cueste lo que me cueste, pase lo que pase? ¿Deseo realmente ser hecho libre por la Verdad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Este Mundo no Permanecerá Para Siempre - Juan 16:16-24

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Basado en Juan 16:16-24 (Versión Reina Valera 1960)

Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre. Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre? Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla. Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Yo me acuerdo de que cuando yo era muy niño, y estaba en la escuela, que a veces los últimos ratos de ciertos días de escuela no había mucho que hacer, especialmente cuando terminábamos nuestros trabajos antes de la hora. Entonces, en esos momentos solo quedaba la opción de esperar a que sonara la campana para poder irse, porque uno no se podía ir temprano. Yo recuerdo que ponía mi cabeza sobre el escritorio donde me sentaba, y fijaba mis ojos en el reloj en la pared. Y el problema era que mientras más miraba el reloj con la esperanza que pasara luego el tiempo, daba la apariencia como que el tiempo se detenía y se estiraba. Sentía que las manecillas que mostraban las horas, los minutos, y los segundos iban cada vez mas despacio. El día se sentía interminable. Se sentía casi como una tortura. ¿Sienten la vida así en algunos instantes, especialmente cuando se esta atravesando un momento difícil, y como que no solamente el tiempo trascurre más lento, pero como que todo va empeorando? ¿Alguna vez han sentido como si estuvieren caminando lentamente en un túnel que se va poniendo cada vez más oscuro, que parece que no tuviere final, y no se puede ver ni siquiera una luz de esperanza a la distancia?

Esta vida puede ser muy difícil para muchos de nosotros, de alguna manera u otra. El Señor nunca nos dijo que todo saldría bien aquí, y que estaríamos contentos y rebosantes, y que podríamos cumplir todos nuestros anhelos y deseos. Eso nunca fue escrito en la Biblia, como lo pudimos leer hoy hace un momento. Todo lo contrario, el Señor nos advirtió que tendríamos tristeza y hasta aflicción, y no solamente eso, sino también, que tendríamos que pasar pruebas y tribulaciones. Se que esto no es agradable, pero a la misma vez, hay que entender lo que esta pasando, y que tu no eres la única persona que le sucede. No estas solo o sola en esto. La verdad es que esto va a ser difícil, no porque el Señor lo desea así necesariamente, sino por el pecado que mora en este lugar y hasta dentro de nuestras vidas. Por eso que el Señor aborrece el pecado, porque lo echa a perder todo. Así que, si le quieren echar la culpa a algo por el dolor y la tristeza, échenle la culpa a donde tiene que ir, al pecado.

Pero, aquí vienen mejores cosas, las cuales hay que siempre tener en mente y en nuestro corazón, especialmente cuando estamos atravesando momentos difíciles, porque esta vida es solo un momento cuando lo comparas a la eternidad. Cuando le entregamos nuestras vidas al Señor, y permanecemos en Su fe, hay grandes y bellas promesas que le esperan a todos aquellos que amamos al Señor, como está escrito: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Apocalipsis 21:1-7. Este debe ser el gozo que mantiene a todo cristiano mirando hacia adelante, hacia la meta.

Así que, para los que no la están pasando muy bien ahora, recuerden que tenemos una esperanza viva y eterna en el Señor. El discípulo del Señor siempre tiene el gozo de la esperanza de que todo esto pasará algún día, y que vendrán no solo mejores días, sino que una indescriptible eternidad con todo lo que solo el Señor puede ofrecer. A la misma vez, para aquellos que no la están pasando muy mal, recuerden también que todo lo de aquí es pasajero, igual como nuestras vidas. Como está escrito: Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae. 1 Pedro 1:24. Entonces, sea que la estemos pasando bien, más o menos, o no muy bien, el reloj de nuestras vidas va corriendo bien rápido. A cada uno de nosotros se nos cumplirá el tiempo de nuestro fin carnal. Esa es una realidad inevitable. Por eso que la Palabra nos da este consejo: Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad… …El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:1-8, 13-14.

Así que, ¿Qué estas haciendo con tu vida mientras estas aquí en la tierra? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obra del Espíritu Santo - Juan 16:4b-15

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Basado en Juan 16:4b-15 (Versión Reina Valera 1960)

Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Cuando se habla del Espíritu Santo, muchos comienzan a pensar en los dones espirituales. Pero, al verlo a través de la Palabra, los dones son solo la punta del tempano (por decir). La obra del Espíritu Santo es algo mucho más significativo y profundo que la manifestación de los dones. Para comenzar, hay que aclarar que el Espíritu Santo es una Persona, es parte de la Trinidad de Dios. Hay ciertas sectas que enseñan que el Espíritu Santo es como un motor, o algo así, lo cual es insultante y hasta blasfemo. En fin, el Espíritu Santo como persona e identidad, es el ser mas sagrado de Dios, el alma de Dios. Y sin el Espíritu Santo, ni Dios Padre, ni el Hijo podrían hacer lo que hacen. Cada identidad de la Trinidad es perfectamente divina, juntos en perfecta unidad, interdependiente el Uno del Otro. Hay un solo Dios, y ese Dios son tres personas, como esta escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. I Juan 5:7.

Ahora bien, y para comenzar en alguna parte (porque es difícil aislar todo lo que el Espíritu Santo hace, ya que hay tal perfecta unidad entre la Trinidad), el Espíritu Santo estuvo envuelto en absolutamente todo lo que hizo el Señor Jesús en la tierra. El único momento donde Dios [plural] se separó por un instante es cuando el Señor tomó todos nuestros pecados sobre El mismo en la cruz, como lo dio a entender el Señor: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27:46. Así que, nuestra maldad y pecado fue lo que separó a un Dios que siempre habían estado juntos. Hasta eso sufrió Dios por nosotros (por eso que el que tome livianamente el inmenso sacrificio de Dios en realidad merece donde va a terminar, sino se arrepiente. La salvación de Dios a través de Jesucristo es solo por gracia, pero el precio que Dios pagó por nosotros no se puede ni medir ni pesar; es incalculable.) El Espíritu Santo estuvo envuelto con la concepción en Maria, estuvo envuelto con el crecimiento del Señor, estuvo envuelto con todos los milagros, prodigios, y señales que hizo el Señor, e inclusive cuando el Señor expulsaba a los demonios, estuvo envuelto con toda la ministración y enseñanza del Señor. El Espíritu Santo hizo todo junto con el Señor. Por eso que el que rehusé creer en las obras del Unigénito Hijo de Dios no solo blasfema en contra del Hijo, sino también blasfema en contra del Padre y del Espíritu Santo, y como consecuencia, no puede haber salvación para esa persona, ni por el simple hecho de la incredulidad, ni por blasfemia. Por eso que también esta escrito: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Así que, en la perfecta unidad que tiene la Trinidad, al no creer ni aceptar al Señor, se esta negando todo, tanto como la obra del Padre y del Espíritu Santo. En fin, o es todo, o no es nada, pero absolutamente nadie puede justificarse delante de Dios al pensar que cree en Dios y no en el Hijo. El aceptar a Jesús como Señor es la clave para todo porque a través de esa fe es que entra todo lo demás, especialmente, el Espíritu Santo.

Ahora, cuando uno acepta a Jesus como el Señor de su vida, al rendirle su corazón, es el Espíritu Santo que viene a morar en su vida. En ese momento es que ocurre el milagro donde el Espíritu Santo se manifiesta al estar “en” nosotros. Como se había dicho en otra ocasión, el Espíritu Santo primero esta “con” nosotros, al darnos la convicción de pecado y mostrarnos la necesidad que tenemos de un Salvador, yendo mucho más allá del obrar de nuestra conciencia; el Espíritu Santo esta “en” nuestra vida; y el Espíritu Santo viene “sobre” nosotros cuando nos prepará para la ministración y el servicio a Dios (y no necesariamente se manifiesta con el don de lenguas. El reparte los dones como El quiere, no como se le impone o asume). Pero, explorando aún más la importancia del Espíritu Santo “en” o “dentro” de nuestras vidas, lo increíblemente necesario y crucial de eso es que El nos enseña las cosas de Dios. No depende de nuestro intelecto. Lo único que necesitamos es saber entender las palabras que leemos intelectualmente, pero de lo demás se encarga el Espíritu Santo. Por eso, que hasta un niño puede venir a entender, a comprender, y hasta aplicar las cosas de Dios en su vida, porque es el Espíritu Santo que se lo enseña directamente, al exponerse a la Palabra de Dios. Lo digo por experiencia, porque tuve el privilegio y la gracia de Dios de venir al Señor con solo siete años. Yo estaba completamente consciente de lo que hacía. Con esa edad es que yo comencé a leer y a estudiar la Biblia (porque lo sentía necesario), y yo no era ni un erudito, ni un prodigio, ni aun menos, un estudiante de universidad. Yo era un niño muy sencillo y común, pero el Espíritu Santo me enseñaba todo lo que leía, y hubo tal impacto con lo que hizo, que permanece Su enseñanza hasta el día de hoy, mas de treinta siete años después. Ningún ser humano puede aprender nada de las cosas divinas del Señor sin el Espíritu Santo dentro de su vida. ¡Es imposible!

Y lo siguiente, y como consecuencia de aprender la Palabra de Dios, el Espíritu Santo es el que cambia la vida de una persona, si se le deja obrar (porque nada es a la fuerza). Porque también hay que tener cuidado, el Espíritu Santo se puede contristar con el pecado que aún permanece en nuestra vida. Como está escrito: Y no contristéis [o apagues] al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Efesios 4:30. Entonces, si se puede contristar el Espíritu Santo, también se puede llegar a apagar en la vida de una persona si hay tal desobediencia y rebeldía en esa persona. Todo es posible desafortunadamente. Pero, si permanecemos en el Señor, y se deja llevar acabo la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, ocurrirá una de las cosas mas preciosas que solo Dios puede hacer; el transformar a una vida, al convertirla en algo completamente distinto de lo que era al comienzo. Solo el Espíritu Santo de Dios puede transformar una vida completamente, día a día, paso a paso. Mientras mas te sometes a El, más rápido suceden los cambios.

Así que, ¿has experimentado realmente la obra del Espíritu Santo en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Probando Nuestra Fe y Amor - Juan 16:1-4a

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Basado en Juan 16:1-4a (Versión Reina Valera 1960)

Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.

El mensaje de hoy no es fácil, y va en contra de varias falsas doctrinas que se han compartido. La Biblia enseña que, sí vamos a tener problemas, y problemas bien grandes por causa de nuestra fe en el Señor. El que te diga lo contrario, o no entiende muchos pasajes escritos, o te esta diciendo algo que quieres escuchar para trasquilarte, como la oveja que eres. Pero la Palabra es muy clara en el asunto.

¿Por qué hay que pasar estos malos momentos, más tarde o más temprano? Esto no es necesariamente lo que desea el Señor, porque el Señor desea nuestro bien. El asunto es que él real culpable del problema es el pecado. Y seamos aún más claros, el pecado dentro de cada uno de nosotros es lo que provoca el problema. La única diferencia entre nosotros esta: en quienes son los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, y los que se dejan llevar por el mal que mora dentro de ellos. ¿A qué le haces más caso? Este es el centro del asunto.

Esto es lo que nos enseña la Palabra: Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Juan 15:19-21. No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39.

En los últimos tiempos, los cuales ya estamos viviendo, será tal la persecución como no la hubo antes. Porque también está escrito: Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Lucas 21:10-13. Entonces, el seguir al Señor va a ser muy difícil, realísticamente hablando, porque va en contra de todo lo que deseamos humanamente. A nadie le gusta sufrir, pero eso es lo que produce el pecado en esta tierra, y los problemas entre nosotros los seres humanos. Y el precio que el pecado llevará a muchos a pagar, inclusive hasta la muerte. Si vemos la información limitada que tenemos, Lifeway nos dice que aproximadamente 215 millones de cristianos viven persecución hoy. Analistas dicen que 1 de cada 12 cristianos viven en lugares donde su fe es: ilegal, prohibida, o castigada. En un reporte del 2018, se estima que 3,066 cristianos fueron muertos, 1,252 fueron secuestrados, 1,020 fueron violados o acosados sexualmente, y 793 iglesias fueron atacadas. El mundo se horrorizo con el ataque en Nueva Zelanda hace unos días, lo cual es entendible, porque nadie tiene el derecho de quitarle la vida a otro ser humano. Pero ¿Quién habla de los miles de cristianos que murieron en el 2018 solamente? ¿Dónde estuvo la prensa en todo esto? Y aún más alarmante, ¿Dónde estuvo la iglesia universal en todo esto? Se llamó para hacer una cadena de oración por las personas que fueron afectadas por el reciente ataque en Nueva Zelanda, pero ¿se llama para orar y apoyar a nuestra propia familia en Cristo? El Señor nos dijo la Verdad, que seguirle si tiene un precio, y un precio muy alto.

Pero entonces, ¿Cómo se sigue adelante en un mundo que más tarde o más temprano nos perseguirá (incluyendo nuestra familia en la carne), que hasta nos matarán a varios de nosotros por nuestra fe en Jesús? Lo único lo que supera todos los limites es: el amor. Y cuando hay amor, no hay temor (es así de sencillo). Porque escrito esta: En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:18-19. Este es la pregunta clave que cada cristiano se debiera hacer: ¿Crees de tal manera en el Señor y en lo que El ha hecho por ti, que te dirige a amarle tanto como El te ama? Cuando todo está bien y tranquilo, la compañía no falta. Pero, cuando las cosas se ponen duras, cuando ya no todo es dulzura, ni prosperidad, ni sanidades, ni milagros, ¿Quién permanece? Mientras Jesús hizo milagros, y prodigios, y alimentó a muchos, las multitudes lo siguieron, y no le dejaban ni siquiera descansar. Pero, cuando lo vendieron a sus enemigos, ¿Quién quedo con El? Estoy muy seguro de que muchos a quienes El ayudo y hasta sanó estuvieron en la turba de personas gritando: ¡Crucifíquenle, crucifíquenle! Hasta sus propios discípulos lo abandonaron. Y cuando estuvo en la cruz, pagando el precio del pecado por toda la humanidad (donde pago por mis pecados), solo estuvieron cinco a los pies de la cruz. Ya no estaban los miles.  

Este es el real significado del amor: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:1-8. Nada se puede soportar sin amar al Señor. Si le buscas por conveniencia, para solo conseguir lo que quieres, o hasta por cumplir nada más, más tarde o más temprano abandonaras la fe. Pero, si le correspondes a Dios de la misma manera que El te amo, ni aún la muerte te apartara de El. Piensa en esto: Nadie ha hecho, ni hará por ti lo que el Señor ha hecho. Entonces, ¿tienes suficiente fe y amor para con el Señor para seguirle hasta en las peores de las circunstancias? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Consolador, el Espiritu Santo - Juan 15:26-27

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Basado en Juan 15:26-27 (Versión Reina Valera 1960)

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Hoy vamos a tratar algo muy complejo, que no se puede explicar completamente en una sola hoja impresa. Hablaremos un poco del Espíritu Santo. Para comenzar, el Consolador o el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad de Dios, porque la Biblia nos enseña muy claramente que Dios consiste de tres personas, como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7 (hay que tener mucho cuidado con las distintas versiones de la Biblia porque la mayoría de las versiones más modernas omiten esta verdad del texto original; este es mi problema personal con las distintas versiones). Ahora, el Espíritu Santo no es inferior bajo ningún punto al Padre o al Hijo. Todo lo contrario, si nosotros tenemos alma (la parte central de cada ser humano), el Espíritu Santo vendría a ser el Espíritu o el Alma de la Trinidad, entonces es lo más sagrado de la Trinidad. Es por eso que hay que tener mucho cuidado y mucho respeto con el Espíritu Santo y Su obra; no se puede tomar livianamente, sino mas bien, se tiene que ver con mucha sabiduría y conocimiento.

Para seguir este breve trato, veremos la gran advertencia que da el Señor mismo acerca de como no se debe tratar al Espíritu Santo, porque escrito esta: Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. Mateo 12:22-32. La obra principal del Espíritu Santo es señalar conclusiva e indudablemente que Jesús es Dios y Señor (no solo Salvador). Cuando los fariseos llamaron la obra del Espíritu Santo a través de Jesús, demoniaca, su dureza de corazón y rebeldía los llevo a hacer algo imperdonable. Ahora bien, el castigo que lleva consigo la blasfemia contra el Espíritu Santo es casi obvia y por consecuencia. Si una persona rehúsa creer en Jesús como Dios y Señor, ¿Cómo puede entonces llegar a ser salvo? Es imposible. Y por virtud de que rehúsa creer, la persona misma está decidiendo permanecer en su estado caído e irredimible. Nadie puede obtener la vida eterna sin el Señor. Pero también, hay que tener mucho cuidado de llamar cosas que pueden lucirnos extrañas (por decir) como algo que no es de Dios, porque pueden ser parte de la obra del Espíritu Santo. Debe haber una gran cautela en todos: Si no conoces extremadamente bien las Escrituras y lo que es del Señor, no te atrevas a insinuar algo que puede ser de Dios, como algo malo, o faltarle el respeto de alguna manera; no te burles. Hay que respetar las cosas de Dios, aúnque a veces no se entiendan, o nos luzcan extrañas.

Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el Espíritu Santo en la vida de una persona? Hay tres maneras de como se manifiesta: Al estar con nosotros; al venir a morar dentro de nosotros; y al venir sobre nosotros. Al estar con nosotros es el momento que el Espíritu Santo se acerca para traer convicción de pecado, para que haya un arrepentimiento y conversión completa de todos pecado, en el momento que la persona va a recibir al Señor en su vida. No es tu conciencia que te hace ver todos tus pecados tan claramente, sino el Espíritu Santo. El es el que produce ese increíble sentido de responsabilidad, de dolor, y de reconocimiento de todo lo que uno ha hecho mal antes de conocer al Señor. En la segunda manera: El Espíritu Santo viene a morar dentro de tu corazón cuando tu te arrepientes y te conviertes de todos tus pecados, y haces a Jesús el Señor de tu vida, cuando naces de nuevo en el Espíritu. Ahí es cuando comienza la transformación de una vida. Y el propósito por lo cual El tiene que estar dentro de tu vida (no solo para salvarte), también es para que El te empiece a enseñar la voluntad de Dios. Como está escrito: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14:26. Y lo esencial del Espíritu Santo en la vida de un creyente es para recordarle todo la Palabra en base al conocimiento después que la hayas estudiado, (por supuesto, porque no viene por arte de magia), y va a ayudarle a vencer las tentaciones del diablo. La única manera que se puede enfrentar y vencer las tentaciones del diablo es solo con la Palabra de Dios, nada más. Y la tercera manera de cómo se manifiesta el Espíritu Santo: Es sobre nosotros. Esto sucede cuando una persona esta lista para servir al Señor, para ser testigo del Señor, llevando el Evangelio a toda criatura. No se puede servir al Señor sin esta unción (por eso que es apremiante estudiar la Palabra, para que venga pronto ese punto; uno no se debe estancar). Algunos le llaman: el Bautismo o la Unción del Espíritu Santo, y otros le llaman: la llenura del Espíritu Santo. Todos significan lo mismo. Y la Biblia nos enseña que se puede recibir con o sin imposición de manos. Porque escrito esta: Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Hechos 8:17-19. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Hechos 10:44-48. Y como nota, el hablar en lenguas no es señal absoluta de que una persona halla recibido la unción del Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo reparte los dones como El quiere, y que también hay que buscar de los mejores dones (véase 1 Corintios 12).

Entonces, ¿has experimentado el Espíritu Santo de Dios a plenitud en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Responsables por la Verdad - Juan 15:22-25

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Basado en Juan 15:22-25 (Versión Reina Valera 1960)

Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.

Teniendo el conocimiento de Dios puede ser algo muy bueno o algo que trae problemas, dependiendo de lo que uno haga con ese conocimiento. Porque el conocimiento de Dios implica siempre una respuesta, una decisión, no es algo que se puede tomar livianamente, o mas bien, irresponsablemente. Y lo que hace tan crucial e importante la decisión que se toma es: que se trata del Santo Ser de Dios.

Muchas personas pueden hablarte o decirte cosas, y puede que tengan cierta importancia dependiendo de quienes sean. Por ejemplo, una persona desconocida de la calle te puede dar un consejo, y no creo que lo tomes muy en serio por muchas razones; porque es un desconocido, porque desconfías si es algo fiable lo que esta diciendo, o si tiene alguna buena base, y también, porque no tiene ningún tipo de autoridad sobre tu vida. La opinión de un desconocido puede tener muy poca incumbencia en tu vida. Pero, si te habla tu jefe, el que firma tu cheque, ahí es otro caso. Tienes que prestarle atención, aunque no te agrade. En lo más mínimo, tienes que por lo menos fingir atención. Lo mismo es con una autoridad, porque puede acarrearte problemas si no le prestas la atención debida. Porque si un policía te dice que pares el vehículo, lo debes parar, porque si no, vas a tener varios otros de sus compañeros que te van a “ayudar” a parar el vehículo, por las buenas, o por las malas. Entonces, basado en esto tan sencillo, el conocimiento implica responsabilidad, dependiendo de “quien” este envuelto.

Ahora bien, muchos justifican su falta de fe o de convicción en el Señor porque les hace falta mas pruebas de quien El es. Lo increíble es que demandan mas pruebas o conocimiento de Alguien que realmente no necesita comprobar más (si solo prestan un poco de atención), especialmente considerando otras cosas que sí creen, que son mucho más dudables e inciertas, y hasta ponen sus vidas en esas cosas. Por ejemplo, una persona se sube a un avión sin ningún problema, sin ni siquiera una pequeña duda. Creen que todo va a estar bien. ¿Cómo lo saben? ¿Conocen bien la ciencia que hace trabajar un avión como lo hace? ¿Saben quienes fueron los que hicieron el avión? ¿Vieron el reporte de mantención o arreglos antes de subirse al avión? ¿Saben si las personas a cargo de pilotear el avión están en su sano juicio o saludables para cumplir su trabajo? Tantas cosas pueden salir mal, pero en cambio, no hay ni una sola pregunta, ni una sola duda, exponiendo su vida y la vida de seres queridos a volar a 30.000 pies (más de 9.000 metros) sobre la superficie de la tierra en una cosa que desconocen totalmente.

Veamos otras cosas como el consumo de drogas ilegales. De acuerdo a Statista, el número de personas en los EU que usaron drogas ilícitas en sus vidas desde el 2017 se estima en más de 238 millones de personas, esto incluye el uso de la marihuana, la cocaína, el crack, la heroína, LSD, Ecstasy, y metanfetaminas. Y yo me pregunto, de todos estos millones de personas, los que lo probaron, o aún siguen consumiendo regularmente, ¿piensan de dónde viene lo que se están metiendo en el cuerpo con tanta confianza? ¿Conocen los estandartes de sanidad que usaron los productores de drogas? ¿Saben exactamente lo que se están metiendo en el cuerpo? ¿Qué confiable es comprar algo de un tipo (un desconocido) que se para en una esquina? ¿No dudan en algo así, pero se atreven dudar en Dios? ¿Se meten algo en su cuerpo que no tienen ni idea de lo que es, ni de donde vino, ni lo que les va a producir, y más encima ya sabiendo que es algo malo e ilegal, pero exigen más pruebas para poder darle una oportunidad a Dios? ¿Dónde está la lógica? ¿Dónde está la gran evolución del intelecto de nuestra sociedad? Y claro, hay muchas otras cosas que una persona se expone sin la más mínima duda, pero le cuesta llegar a creer en Dios. Los grandes científicos prefieren pensar que vienen de una explosión cósmica y de la evolución de los monos antes de tener a lo menos la dignidad de que un Ser Supremo creo todo, incluyendo al hombre. ¿Van entendiendo el punto?

Y en conjunto con todo esto, la gran mayoría de estas personas creen en la ilusión de que tienen completo control sobre sus vidas, de que ellos saben lo que están haciendo. Digo que es una ilusión porque ningún ser humano puede saber lo que le va a suceder en los próximos cinco minutos, ni aún menos, poder tener el control de todo lo que pasa a su alrededor. ¡Es imposible! ¡Comprobémoslo! ¿Tenemos control sobre el planeta, sobre su giro, su gravedad, o sobre la naturaleza? ¿Podemos controlar un terremoto? ¿Podemos parar un tsunami? ¿Cuándo fue la ultima vez que pararon un tornado? Las victimas (incluyendo a los ricos) que estaban en las torres gemelas de Nueva York en el nueve once, ¿pudieron hacer algo para detener sus muertes, (y lo digo con dolor) que la única escapatoria que les quedo a varios de ellos para huir de las llamas era lanzarse del edificio? ¿Puede el hombre confiar en su ilusión del control y jactarse del mañana? Porque escrito esta: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Santiago 4:13-14.

Ahora bien, el conocimiento de Dios carga una inmensa responsabilidad, porque escrito esta: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios. Romanos 1:20-22. Así que, no se puede tomar livianamente, sino mas bien, se tiene que tomar muy en serio. Porque también enseña la Palabra de Dios: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36.

Cuando Dios habla, hay que escuchar, y escuchar muy bien, y tomar la decisión que merita la situación, porque si no, nada bueno le espera al que rehúsa creer en Cristo. Dios es amor, y por eso que dá la oportunidad con libre albedrio. Pero si la oportunidad se desprecia, ¿Qué más queda? Pero cuando te llama un Ser así, conviene no solo escucharle, pero seguirle muy de cerca. ¡Piensa de Quien se trata y de tu incierta realidad! ¿Entiendes la responsabilidad que acarrea el conocimiento de la Verdad de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Estamos de Paso - Juan 15:17-21

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Basado en Juan 15:17-21 (Versión Reina Valera 1960)

Esto os mando: Que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

No se si todos los que han decidido seguir a Cristo entienden lo que eso implica. A través de la observación, parece que mucho de lo que enseña la Palabra, o no se entiende, o no se sigue; uno de estos problemas existe. A lo que me refiero es al estilo de vida en el sentido de que cuando hemos decidido seguir al Señor, ya no debiéramos seguir luchando por las cosas de aquí, a lo menos, no como lo hacíamos antes de conocer Su verdad. Cuando venimos al Señor, comenzamos a formar parte de otro reino (el reino de Dios), y nuestras metas deben convertirse en otras metas, las que ya no tienen que ver mucho con lo de aquí. Porque escrito esta: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Juan 18:36.

La realidad de lo que sucede cuando venimos al Señor y le entregamos nuestra vida (si realmente se ha hecho) es que ya no pertenecemos a este mundo. Ya no debiéramos tener las mismas metas carnales que teníamos antes. Ya no debiéramos luchar por lo corruptible, por las vanidades, por lo que hoy esta y mañana ya no estará. Nuestra lucha diaria debe ser por lo eterno, comenzando por nuestro caminar espiritual, y por hacer las cosas que le agradan al Señor. El problema surge cuando se trata de usar a Dios para resolver nada más que las cosas de aquí, con la mira en lo terrenal. Hay muchas personas que solo buscan resolver cosas terrenales y alcanzar vanidades. Y bueno, cuando nos enfocamos en hacer solo lo que le agrada al Señor, naturalmente vamos a tener enemistad con el mundo por el sencillo hecho que vamos a ser personas con distintas metas, con distintos estilos de vida, que francamente debieran hacer resaltar por sí mismos (no porque uno se lo restriegue, por decir) la superficialidad y la vanidad en que el mundo trata de vivir. En otras palabras, nuestro estilo de vida debiera reflejar todo lo contrario del mundo. Y el estilo de vida que enseña la Palabra solo va a atraer a aquellos del mundo que están cansados del mundo, que ya se han dado cuenta de las mentiras del mundo y del engaño de Satanás.

Vamos a mostrar algunos ejemplos, para tratar de demostrar que el Evangelio del Señor es algo aplicativo universalmente, que no depende en el sistema económico de ciertas naciones. En muchas partes se predica una doctrina de prosperidad, que, si sigues a Dios fielmente, El te va a prosperar y hacerte rico, dependiendo de tu fe. Esto es falso, y es falso por muchas razones. Primero que nada, si sigues a Dios, no debiera ser para que El te haga rico. Con ese simple hecho, estas tratando nada mas que utilizar a Dios, y eso es un problema. Cuando uno trata de utilizar a Dios, uno se convierte en los que seguían al Señor por los panes y los peces. ¿A ti te gusta que te usen? No lo creo. Bueno, a Dios tampoco no le gusta. El segundo problema es que la Palabra nos enseña que no podemos amar a Dios y a las riquezas. Y la Palabra también nos enseña que la raíz de todos los males es el amor al dinero. El tercer problema es que cuando una persona esta enfocada solo en tener más, no esta pensando en su prójimo, solo en si mismo. Y el egoísmo es totalmente contrario a todo lo que enseñan las Escrituras (y esta es la diferencia mas grande con el mundo, porque se debiera vivir para el Señor y para el prójimo, no para uno mismo). Y aquí viene el cuarto problema, ¿Cómo una persona puede pensar que Dios le va a dar para vanidades y lujos mientras otros que son mucho más fieles al Señor pueden estar viviendo pobremente, pasando hambre, o viviendo en la calle? Para comenzar, el Hijo del Hombre no tuvo donde recostar Su cabeza. Entonces, ¿se puede enseñar algo como verdad si ni siquiera el propio Señor lo tuvo aquí en la tierra? Y es más, si el Señor es nuestro ejemplo, ¿cómo entonces podemos justificar un estilo de vida totalmente opuesto a la manera que El vivió aquí en la tierra? ¿Van entendiendo el problema?

Este es el consejo que nos sigue dando la Palabra: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Colosenses 3:1-14.

Entonces, aquí viene lo aplicativo a la vida diaria de lo que está de acuerdo a la sana doctrina de Dios. Nosotros estamos de paso en este mundo, ya no somos de aquí. Todos tenemos que trabajar, y trabajar duro. Debemos pagar nuestras cuentas y deudas porque eso manda el Señor, de pagar lo que debemos (no meternos en más deudas innecesariamente). Y si luchamos, no debiéramos luchar por vanidades, sino para suplir lo que necesitamos y para propagar el Evangelio, y para ayudar a aquellos que están en necesidad (nuestro prójimo), no por irresponsabilidad, o por tratar de hacerse más ricos, sino por desgracia, comenzando por la familia de la fe. Hay muchas personas que pasan necesidades por razones que van más allá de su control.

Así que, ¿estás viviendo tu vida aquí como para quedarte permanentemente, o estás viviendo como si estuvieres de paso, listo para irte con el Señor en cualquier momento? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Somos Nosotros Elegidos por Dios?

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Basado en Juan 15:16 (Versión Reina Valera 1960)

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

El pasaje de hoy tiende a causar confusión entre aquellos que no conocen el contexto de las Escrituras. Por mucho tiempo, ha existido el asunto de que: ¿Somos elegidos por Dios, o escogemos nosotros seguirle a El? Y para poder entender esto, se necesita tener cuidado con las Escrituras y también entender muy bien nuestra posición (porque esto es en parte lo que produce el desvió). El mayor cuidado que hay que tener con las Escrituras es que no se pueden tomar algunos versículos por allí y por allá, y crear algo que va en contra de todo lo demás que esta escrito (para comenzar).

La primera aclaración es que la Santa Biblia, desde el Genesis hasta el Apocalipsis, no tiene ningún tipo de contradicción, y él que lo crea que hay es porque algo le falta, o sencillamente, no esta entendiendo lo que esta leyendo. La razón por lo cual la Palabra de Dios es inerrante es porque es más que palabras impresas sobre algunas páginas, es la esencia de Dios; es finalmente Dios, el Verbo. Entonces, básicamente, encontrar contradicciones en la Palabra es como encontrar contradicciones en Dios (y sé que muchos creen esto, pero, o es por limitaciones, o sencillamente, por incredulidad, y a eso no hay nada que se le pueda hacer). Entonces, para que algo pueda ser tomado como una sana enseñanza de la Palabra, tiene que concordar con absolutamente todo lo que esta escrito (por eso que hay que tener mucho cuidado con adiciones, cambios, etc. con la Palabra de Dios). En conjunto con esta aclaración, esto es lo que nos demuestra la importancia de estudiar la Biblia. La Biblia se tiene que estudiar, y por supuesto, con la iluminación que solo el Espíritu Santo puede dar (esto sucede cuando uno se convierte al Señor). Hay muchos que espiritualizan las cosas (por decir), y piensan que uno va a saber las cosas de Dios instantáneamente, y eso no es así. El conocimiento instantáneo solamente sucederá cuando lleguemos a la presencia de Dios; no antes. Mientras estas aquí, es tu responsabilidad (una palabra que se está extinguiendo de nuestro vocabulario) escudriñar las Escrituras, y dejarte enseñar por el Espíritu Santo mientras lo haces.

Ahora bien, ¿cuál es el malentendido? Nosotros los gentiles no somos más que los judíos, para comenzar, y especialmente delante de los ojos de Dios. Si existen seres escogidos, serian ellos. Y aún siendo el pueblo escogido por Dios, ellos siempre tuvieron el poder de escoger no seguir a Dios, de no seguir algo que ya estaba establecido. Porque escrito esta: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:11-20. La Biblia sigue explicando lo siguiente: Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron [hablando de los judíos], pero la bondad para contigo [hablando de los gentiles, nosotros], si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Romanos 11:22-24. Así que, ninguno de nosotros que estamos leyendo esto hoy somos escogidos (por decir).

¿A quién entonces le estaba hablando el Señor? Fácil, a los Apóstoles. El otro grave problema es que se interpretan con descuido las Escrituras, y se pierde de vista aún lo obvio. Hubieron momentos que el Señor converso con Sus apóstoles directamente. Lo vemos esto cuando oro el Señor por Sus discípulos, “y” también por nosotros, como esta escrito: Mas no ruego solamente por éstos [Sus discípulos], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos [nosotros], para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:20-21. El Señor literalmente eligió a Sus doce discípulos, así que, ellos fueron elegidos. Pero, eso también no quiere decir que ellos no tenian el poder de seguir al Señor, o de no seguir al Señor (¿recuerdan a Iscariote?). Y si hubo un ser elegido, fue Juan el Bautista. Esto es lo que dice la Palabra: Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Mateo 11:2-11. Y aún Juan el Bautista se pudiera haber descarrilado al final, por la falta de fe, o si no, ¿para qué mandar a preguntar si era El, si le había declarado como el Cristo personalmente?

Dios llama a todos a venir a El, pero es uno que decide seguirle. También es nuestra decisión si permanecemos en El. ¡Todo es nuestra decisión! Dios no fuerza a nadie, porque el amor nunca se fuerza. Así que, ¿haz obedecido a Su llamado para seguirle? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obediencia es Amor en Accion - Juan 15:9-15

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Basado en Juan 15:9-15 (Versión Reina Valera 1960)

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

La obediencia a Dios es algo peculiar (porque tiene implicaciones más profundas, pero a la misma vez, elementales, de lo que pensamos), pero esencial para poder alcanzar la salvación, y para llegar a todas las recompensas que Dios desea darnos. Para comenzar, el primer requisito para la obediencia a Dios es la fe. Sin fe, nada de gran valor se puede alcanzar, especialmente las cosas de Dios. Pero, para tener el deseo de buscar a Dios, uno tiene que primero que creer que El existe, y que El es quien dice ser. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Y bueno, es lógico, porque, ¿Cómo se puede seguir a algo o a alguien si uno no cree en aquello o en la persona? (Aunque hay muchas personas que siguen cosas que ni siquiera saben porqué, y esto es algo muy preocupante).

Ahora bien, también hay que entender un principio muy importante, el cual muchos no entienden, por la misma falta de fe o el grado de incredulidad (y aquí es donde el asunto de la obediencia se pone aún más interesante). El aceptar a Jesús como Señor y como Dios no es necesariamente una gracia que una persona hace, sino mas bien, es una obediencia. O sea, cuando uno cree en el Señor como tal, está en realidad aceptando un hecho universal e irrefutable. Porque escrito esta: “Y por quien [Jesucristo] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre.” Romanos 1:5. Lo que elude a las personas es que, lo quieran creer o no, Jesús es Dios y su incredulidad no cambia la realidad. El sigue siendo Dios, y lo será para siempre independiente de que si quieran creer o no. Es sencillamente un hecho que se esta reconociendo. De otra manera, si no se acepta al Señor como tal, entonces se está negando una realidad inconmovible, y el que sale perdiendo no es Dios, sino la persona, porque sin la obediencia a la fe no puede haber salvación eterna. Lo quieran creer o no, el único camino a la salvación eterna es Jesús.

Ahora que se ha establecido este punto, viene el siguiente paso: el seguir obedeciendo a Dios, o sea, más allá después de alcanzar la fe en El (porque el entregarle la vida es solo el comienzo). Esto es algo que también elude a muchos, e inclusive a aquellos que dicen ser creyentes. Al reconocer a Jesús como Señor implica que te has convertido en Su siervo (porque esa es la relación entre Señor y siervo). Entonces, si entendemos esta lógica, podríamos también entender que la utilidad de un siervo esta en su obediencia. O sea, si un siervo no sirve a su Señor, entonces, ¿Para qué sirve? La posición de siervo tiene su función y propósito. Pero si no se cumple, se elimina. Vamos a poner esto en una perspectiva mas relevante a nuestra sociedad. Si tienes un trabajo (sea de empleado o con tu propio negocio), nadie te va a pagar por no hacer nada, ¿verdad? Y bueno, si te están pagando por no hacer nada, mas tarde o mas temprano se van a dar cuenta, y tenlo por seguro que te van ha despedir. Así que, se puede entender la importancia de la obediencia aún hasta en las cosas mas cotidianas.

Pero ahora iremos aún más profundo (y aquí es donde difiere Dios con todo lo demás). La obediencia a Dios requiere (por decir) no solamente la fe (porque todo comienza con eso), sino también, el amor. La fe conlleva a creer no solamente quien es Dios, pero también, nos lleva a creer todo lo que El ha hecho por nosotros, y eso debiera producir amor por El, porque nadie va a hacer por ti lo que Dios ha hecho por ti. Si eres una persona que entiendes la profundidad de lo que fue hecho, y tienes algún tipo de sentido de gratitud, corresponderás al inmenso amor que Dios tuvo y tiene por ti. Entonces, mientras uno va aprendiendo (a través de Su Palabra), el amor va creciendo y ese amor debiera ir criando la obediencia en uno. O sea, este debiera ser el sentir que debiera haber en nosotros: Yo le obedezco a Dios porque le amo y le quiero complacer. Entonces, el obedecer o guardar sus mandamientos ya no es solo una función, sino mas bien, un seguir voluntario porque uno le ama, y ahí es que uno hace posible la intimidad mas grande que un ser humano puede tener con el Altísimo, el de no solo ser Su siervo, sino también, ser amigo de Dios. Este fue la relación que el Padre de la Fe (de nuestra fe) Abraham alcanzo a tener con el Señor, el ser llamado amigo de Dios.  

Y finalmente, aquí veremos la lógica en guardar las cosas del Señor (porque Dios es el Ser más lógico de todo el universo). Cuando le obedecemos a Dios, estamos haciendo aquellas cosas que son buenas para nosotros y para los que nos rodean. Si obedecemos al Señor, nosotros somos los que salimos ganando; es para nuestro bien. El Señor solo desea nuestro bien, y nada más, aunque a veces no lo entendamos. El Señor siempre esta buscando lo mejor para nosotros, aún dentro de nuestros dolores mas grandes. Es difícil de entender esto, pero nosotros no tenemos la capacidad de ver las cosas como Dios las ve. Nosotros tenemos una vista extremadamente limitada, y enfocada en nosotros mismos (si somos sinceros). Dios ve el panorama completo, el de nosotros y el de los demás, y no solo eso, sino que también tiene la visión y el conocimiento del futuro.

Así que, ¿has llegado a la obediencia de la fe en Jesús? Y si le has obedecido para salvación, ¿le estas obedeciendo por amor, guardando Sus mandamientos para el bien tuyo y el de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Permaneciendo en Jesus - Juan 15:1-8

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Basado en Juan 15:1-8 (Versión Reina Valera 1960)

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Primero que nada, mi oración es que esto se tome de una manera constructiva; sin ideologías liberales, ni con una mentalidad religiosa, sino tal cual como esta escrito, como lo dijo el Señor. Porque el grave problema es que hoy en día, se ha distorsionado mucho lo que dice la Biblia para poder acomodar literalmente una falta de celo y responsabilidad, poniendo nuestra relación con Dios como algo dirigido por el libertinaje que por la verdadera libertad que enseña la Biblia. El punto es sencillo: para poder llegar a las promesas de Dios, hay que permanecer en el Señor, y hay que permanecer hasta el final de nuestros días, hasta nuestro ultimo aliento. Así que, las cosas no son tan sencillas como algunas doctrinas lo pintan.

Para empezar, cuando le entregamos nuestra vida al Señor (realmente), al arrepentirnos y convertirnos de todos nuestros pecados, y al aceptar a Jesús como el Señor nuestras vidas, el Señor explico eso como un nuevo nacimiento, o sea, es solo el comienzo. En ese momento decisivo es que entra el Señor en nuestras vidas. Ahora bien, muchos alegan de que si el Señor esta en ti, ya no tienes nada de que preocuparte, y que hagas lo que hagas, vas a llegar a la meta, y aquí es que está el problema. De cierta manera, sí es verdad, pero también, nunca se puede descontar lo siguiente: que nunca se termina el libre albedrio, Dios no va a forzar a nadie, como también, que cuando se le encomienda un gran tesoro a alguien, viene también con una gran responsabilidad. Si se le enseña a una persona de que no tiene nada de qué preocuparse, entonces se está fomentando un sentimiento de irresponsabilidad, de liviandad, de falta de temor, y de libertinaje (no libertad). En fin, no se le dá la seriedad que merece la cruz de Cristo. En rendidas cuentas, se trata la relación con el Altísimo como se trata el matrimonio de hoy en día.

Para explicar el paralelo (porque el Señor compara nuestra relación con El, cómo la del matrimonio, la relación más alta e íntima que un hombre y una mujer pueden tener), hoy en día no se le da ni la más mínima importancia al matrimonio. Se empieza con ideas muy irresponsables y liberales, y se lleva de una manera muy liberal, pensando que en eso es lo que consiste el amor, y eso no es así. Por eso que tenemos los fracasos que tenemos al momento, aún dentro de los llamados hijos de Dios. El amor carga un gran nivel de responsabilidad. Así que, no necesariamente se trata de sentir maripositas en el estómago, ni de que lo único que importa es la relación física (para no entrar en términos gráficos), ni aun menos, de como puedo sacarle lo que yo quiero a la otra persona, o como puede servir la otra persona. Este no fue el matrimonio que creo el Señor, bajo ningún punto. Pero desgraciadamente, estas son las cosas que suceden a diario, y con muchas personas, y para aún mas desgracia, los llamados hijos o pueblo de Dios son los ofensores mas grandes. Y por la única razón por lo cual el porcentaje de divorcio ha disminuido un poco (pero todavía sosteniéndose en el 50% en los Estados Unidos) es porque muchos viven juntos, en vez de casarse, y esto también es pecado. El fracaso en el matrimonio sucede sencillamente porque una de las dos personas (o las dos) no entendieron bien de lo que se trata el asunto cuando se unieron, y también, porque uno o ninguno de los dos entienden de lo que se trata de mantener un matrimonio trabajando. Y esto es lo que también sucede con muchas personas, al igual con la manera que entran a tener una relación con el Señor, y también, de la manera que tratan de mantener una relación con Dios (si es que tratan de mantenerla). ¿Estamos entendiendo el problema?

El pasaje de hoy es muy claro y directo: hay que permanecer en el Señor. Si se piensa en la seriedad del asunto, entonces se le dará la importancia apropiada al comenzarla. El Señor no le dijo a sus discípulos: Síganme para que yo les cumpla todos sus deseos, y para que vivan la buena vida, haciendo lo que se les parezca. Esto fue lo que dijo el Señor: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 16:24-25. Una persona tiene que entender, que para comenzar, le esta entregando su vida al Señor. Esto quiere decir que le pertenece, que ya no es la persona que esta al mando, y que lo ha hecho voluntariamente. La palabra “Señor” significa algo. Si se toma al Señor como Salvador nada más, entonces solo se está buscando el beneficio de la salvación, y no se esta buscando el poder pertenecerle al Señor, y aún menos, de obedecerle. Entonces, si es así, ¿hay realmente una relación? ¿Dios realmente esta ahí?

Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Esto es una carrera, y la carrera más difícil que un ser humano puede correr, porque tiene que ver con la pelea mas grande que existe, la pelea con uno mismo. El diablo no es el enemigo mas grande que tenemos. Nuestro peor enemigo esta dentro de nosotros mismos, el pecado que mora en nuestros miembros, y a eso es que el diablo trata de apelar. Ese es el punto débil. Por eso es que el Señor nunca peco, a pesar del asedio continuo de Satanás (porque lo trato de tentar aún estando en la cruz, cuando le dijo: …Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.).

En fin, esto es lo que tenemos que tener en nuestro corazón y en nuestra mente, al seguir permaneciendo en el Señor: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Así que, ¿estás permaneciendo en Jesús, amándole y produciéndo el fruto que Dios desea de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo Que Sucede Cuando Guardamos Su Palabra - Juan 14:15-31

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Basado en Juan 14:15-31 (Versión Reina Valera 1960)

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.

Dentro de las distintas creencias y denominaciones cristianas, siempre ha habido el conflicto entre convertir las cosas del Señor en una religión, en una serie de instrucciones con ritos y prácticas; o en algo liberal, yendo por lo que les parece a las personas (y hoy se hace esto mas que nunca). Si realmente entendemos lo que dicen las Escrituras, no se trata ni de un extremo, ni del otro. Es más, se trata de algo distinto, pero con un foco primordial, y con un fin muy distinto y definitivo a lo que se puede pensar universalmente.

Para poder simplificar las cosas, hay que ir a lo que nos enseñó el Señor, porque, en fin, y como está escrito: …Yo [Jesús] soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Y como tal, el Señor dijo esto: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Entonces, de un libro entero (la Santa Biblia), El nos dio el norte, o adonde todo debe comenzar. Así que, como decía al comienzo, la respuesta es algo muy enfocado y muy exacto.

Ahora bien, ¿Por qué se nos dan como mandamientos estas cosas? Y la respuesta a esto, es que cuando algo no se entiende claramente (intelectualmente hablando), todo comienza por “hacer” las cosas, solo por obediencia. Por ejemplo, eso es lo que sucede con un niño, por eso que el Señor dijo que teníamos que ser como niños. Un niño no entiende la razón por lo cual sus padres le dicen que hacer y que no hacer, solo se le enseñan a que obedezca. A un niño se le dice que tiene que comerse toda la comida y que tiene que tomar agua, y el sencillamente tiene que obedecer para poder vivir. Un niño no entiende lo que es una comida balanceada, como cocinar, ni nada de lo que tiene que ver con lo que se le pone en la boca, solo tiene que hacer lo que se le dice. Entonces, el asunto por lo cual son mandamientos es para ayudarnos a entender que son cosas vitales (porque un mandamiento se obedece), mientras se va descubriendo la razón de ellos.

Entonces, con relación al primer y segundo mandamiento, se nos da un orden de prioridad, un comienzo, para poder empezar a hacer aquellas cosas que no son solamente buenas, sino más bien, la razón por lo cual se deben hacer las cosas. La intención del corazón es lo más importante para Dios, porque va más allá de hacer el bien. Pero también, nos muestra algo primordial con las palabras que escoge para enseñarnos. El usa la palabra “amor”, que hay que amar al Señor nuestro Dios, y que hay que amar a nuestro prójimo. Desde el momento que se utiliza la palabra “amor”, se introduce un elemento único y definitivo. Hay que entender lo que es el amor para poder llevar acabo el amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Y este es uno de los problemas mas grandes que tiene la humanidad, el poder entender que es lo que significa amar (sencillamente, el buscar y seguir a alguien desinteresadamente, queriendo el bien para la persona). Entonces, siempre se busca de Dios por alguna necesidad personal, pero al encontrarse con Dios, el solucionar la necesidad se debe tornar en un afecto desinteresado, al comenzar a entender quien realmente es Dios, y todo lo que El ha hecho por nosotros. Ahí es que debe comenzar a nacer el amor a Dios. Y a raíz de comenzar a amar a Dios entonces que se sigue al segundo mandamiento, o el segundo paso, a aprender amar al prójimo. El amor a Dios es lo que debe fundamentar el amor al prójimo, porque deseas comenzar a complacer a Dios (y aquí es donde entra lo que significa guardar la Palabra del Señor).

Cuando uno comienza a amar a alguien, trata de conocerlo íntimamente, trata de aprender sus gustos, saber sus orígenes, desea saber todo lo más posible de esa persona. Es lo mismo con el Señor. Cuando nace el amor por el Señor, se comienzan a escudriñar las Escrituras, a buscar lo que El desea, a tratar de conocerle más. En fin, se trata de guardar lo que El manda en Su Palabra, sea que se entienda la razón o no. Y cuando esto sucede es que todas las maravillas de Dios se realizan en esa persona, comenzando con el Consolador, el Espíritu Santo. Entonces se comienza a entender como amar al prójimo, porque se busca solo el bien de la otra persona, no porque busca sacar algo de ellos. Ahí es que viene la aplicación de la Palabra de Dios. Y todo esto va en contra del mundo y de sus enseñanzas, porque escrito esta: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2:15-16.

Así que, ¿haz realmente entendido lo que significa guardar los mandamientos de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oracion y el Milagro Mas Grande

Basado en Juan 14:12-14 (Versión Reina Valera 1960)

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

La oración es algo muy abusado y mal usado. Muchos no entienden para lo que en realidad sirve la oración, su verdadera utilidad. Y el abuso comienza por lo que hay en el corazón del hombre, porque se usa para pedir de acuerdo con lo que uno quiere, y lo que las personas quieren no siempre son cosas buenas, o en lo más mínimo, acertadas. Así que, si la oración se utiliza para lo que se desea, entonces lo primero que hay que ver es los deseos de una persona. ¿Cuáles son los deseos o intenciones que refleja la oración de la persona?

Uno de los abusos principales que se hace con la oración es pedir por cosas materiales, por lo que es vanidad. Y por esto es que muchos falsos predicadores y maestros han podido aprovecharse de las personas, porque saben que lo que mas desea el pueblo es el bienestar económico. Y claro, el falso predicador o maestro cae en lo mismo porque eso es lo que busca también. En fin, hay demasiadas personas que tienen un enamoramiento muy grande con lo material, y desgraciadamente, hay demasiado materialismo dentro del pueblo del Señor. Esto va ha sonar muy feo, pero nadie dijo que la verdad era fácil. Estamos viviendo los últimos tiempos, y lo vemos por la manifestación de la gran ramera que habla el Apocalipsis, donde la iglesia se ha convertido en una máquina de hacer dinero. El dinero es la fuerza motivadora. Desgraciadamente, la mayoría de las iglesias, sus siervos, y sus miembros solo están enfocados en hacer dinero y vivir bien, nada más, aquellos que: …toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 1 Timoteo 6:5b.

Hay que entender algo muy claramente: un negocio depende de la demanda. Hay muchos que pueden decir: Claro, los pastores y predicadores que se llenan los bolsillos de dinero son malos. Y si, es verdad. Pero, si una persona va a la iglesia solo en busca de lo material, y compra sus libros, y sus audios, etc., y que también están llenos de avaricia y egoísmo, y no se ponen la mano en el corazón para ayudar a nadie, también están formando parte de este gran mal que se sigue perpetuando. No es parte de la solución, sino, es parte del problema también.

Esto es lo que dice la Palabra acerca de la intención y la oración mal hecha: Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Santiago 4:2-3. Y esto es lo que dijo el Señor acerca de las riquezas, y que no hay que preocuparse por lo que uno realmente necesita (no de deseos): Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:24-34.

Entonces, si el Señor nos instruyo de esta manera, uno tiene que pensar, ¿Cuál fue la razón por lo que vino el Señor? (porque no fue ni para hacernos ricos, ni poderosos, ni famosos, ni para que tengamos perfecta salud, ni nada eso). Esto fue lo que El dijo: …yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10b. Y aquí es donde podemos en realidad enfocar la función de la oración con cosas más grandes y necesarias. ¿Cuál es el milagro mas grande que se puede dar? ¿Las sanidades físicas? ¿El echar fuera demonios? ¿El resucitar a los muertos? Dios puede hacer lo que El quiera porque todo esta a Su alcance, y sí se puede pedir por estos tipos de necesidades. Pero, el milagro más grande es la salvación eterna. Para esto fue que realmente vino el Señor, para que tengamos la vida eterna. Pero ¿cómo uno puede orar por la salvación de otra persona si ni ella misma entiende su valor en su propia vida? ¿Podrá hacer el Señor ese milagro en otra persona, si la persona misma que está pidiendo aún no ha llegado a ser salva? (porque son demasiados los que aún están en ese balancín de creer o no creer realmente). ¿Cómo puedo decir esto? Piensa en tus acciones y en lo que motiva tus acciones. Si es el Señor quien te motiva ha hacer las cosas, porque has entendido el increíble milagro de la salvación eterna en tu propia vida, entonces vivirás tu vida de una manera para complacerle a El y hacer aquellas cosas que realmente le importan al Señor. Pero si son otras tus motivaciones, y esas no tienen la influencia de Dios, entonces sencillamente todavía no ha sucedido lo que debe suceder. Puede que uno diga: No deseo cosas malas, sino deseo cosas que yo pienso que son buenas. Y el asunto no se trata necesariamente de hacer lo bueno o lo malo, sino, cual es la intención de tu corazón, y que es lo que motiva tus acciones. ¿Por quien es que tu vives, para ti mismo, o para el Señor?

Entonces, si hemos llegado a la nueva vida de la cual habla la Biblia, de nacer de nuevo en Cristo, entonces nuestras oraciones y acciones deben estar enfocadas en el milagro mas grande que puede existir: en la salvación de las almas. A eso es lo que se refería el Señor, de que haríamos cosas aún mayores, y esa oración si es contestada, mas tarde o mas temprano, si uno lo hace con verdadera fe. Puede que tus ojos físicos no lo vean suceder, pero sucederá.

Así que, ¿has experimentado el milagro mas grande en tu vida? Y si es así, ¿oras y trabajas para que los demás puedan experimentarlo también? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Fe en Jesus - Juan 14:7-11

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Basado en Juan 14:7-11 (Versión Reina Valera 1960)

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

Este posiblemente sea uno de los mensajes más fáciles de explicar, pero a lo mejor el más difícil de aceptar para la mayoría de las personas (porque prácticamente todo en el Señor es comprensible intelectualmente hablando, pero sencillamente no se acepta). Este, por ejemplo, era el mismo problema que tenían los fariseos, los supuestos eruditos en las Escrituras. El problema se trata de aceptar a Jesús como lo que El realmente es; como Señor y Dios. Este posiblemente es el dilema que la mayoría de las personas enfrenten dentro de si mismo.

A través de los años, y al tratar a muchas personas en distintas partes del mundo, he visto que la gran mayoría aceptan la noción de Dios, o a lo menos, algún dios. A muchos no les cuesta creer en Dios. Y dentro de esa creencia, se dan mucha flexibilidad porque muchos creen que muchas religiones creen en el mismo Dios. Como, por ejemplo, muchos creen que el Dios judeo-cristiano (El de la Biblia) es el mismo que Alá (los cuales no son la misma persona). No obstante, la gran mayoría, aunque pueden diferir con un dios, pueden aceptar al Dios judeo-cristiano como Dios, como alguien real y con más o menos las características que explica la Biblia. Pero, cuando se les habla de Jesús, eso ya es otro asunto, y posiblemente se vuelva en un gran problema.

El primer problema que muchos tienen, si es que aceptan la existencia de Jesús, es que lo ven como distintas cosas que son inferiores a Dios. Hay algunos que lo ven como un hombre odioso y detestable, como lo veían lo fariseos. Otros lo ven como un hombre bueno, que hacía buenas cosas. Otros lo ven como un profeta (como lo ven los musulmanes, como un profeta importante, pero no tan importante como Mohamed). Otros lo ven como un maestro. Hay personas que se denominan ser cristianos que lo ven como un ser super sabio o adelantado para su época, como un científico. Hay muchos que ven a Jesús hasta como el Hijo de Dios, pero como Alguien inferior a Dios Padre. En fin, muchos lo ven de distintas maneras, pero no como el Dios que es.

Yendo un poco más profundo, algunos preguntarán: ¿No es suficiente solamente creer en El, aunque sea de cualquier modo? Y la respuesta es: No. Y aquí es donde la mayoría topan con un problema bien grande. Por alguna razón u otra, muchos no pueden llegar a creer con la plena convicción de que Jesús es Dios, tan Dios como Dios Padre. La Biblia nos enseña esto: En el principio era el Verbo [hablando de Jesús], y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Porque en él [hablando de Jesús] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Entonces, bíblicamente explicado, Jesús es Dios, el Dios Todopoderoso.

Entonces, no creer en Jesús como lo que El es seria prácticamente y directamente un insulto o una herejía. Usemos un paralelo muy sencillo terrenal para poder entender el asunto. Creo que todos entendemos lo que significan los rangos en un ejército. En un ejercito hay distintos rangos, para describir la función y la importancia de cada integrante del ejército. Ahora bien, vamos a poner el ejemplo de que un soldado raso trate como sargento, o como teniente, o hasta como coronel al generalísimo del ejército. ¿Cómo crees que le va a ir al soldado? También pensemos en esto, ¿Qué le pasaría a un soldado que es insubordinado con un oficial? Entonces, ¿de que sirve que una persona crea en Jesús como nada de importancia, o como un hombre bueno, o como un maestro, o como un científico, o hasta como un profeta si El es Dios? ¿Van entendiendo?    

Hay algo en lo cual yo hago mucho hincapié porque también es un problema muy común, el asunto de que una persona cree que su opinión dicta la realidad. No entiendo como esto pasa, especialmente viviendo en la era que “supuestamente” mas desarrollada esta la raza humana. Es imposible que nuestra opinión o manera de pensar las cosas dicte lo establecido del universo. Y si una persona rehúsa aceptar la realidad, el único ser que sale perdiendo es la persona. La Biblia nos sigue enseñando aún más verdades: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. La realidad la cual se debe aceptar y creer es que Jesús es Dios, y que se tiene que creer con todo el corazón y confesar con la boca que Jesús es El Señor (o Jehová en el Antiguo Testamento) para que allá salvación. Así que, venir a reconocer y aceptar a Jesús como Señor no es favor, sino mas bien, es una obediencia, es reconocer un hecho, una realidad. Y al reconocer ese hecho con todo el corazón es que uno viene ha ser salvo. Contrario a eso, si una persona rehúsa creer en Jesús como lo que El es, no vera la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Entonces, si una persona escoge no creer en Jesús, no le hace daño a Jesús (porque El no deja de ser lo que es por la opinión de un ser insignificante, porque somo insignificantes), sino que la persona misma se hace un daño que no tiene ninguna otra solución, porque no hay salvación eterna en nada más. En fin, no es Dios que lanza a una persona al infierno por su incredulidad, sino la persona toma la decisión de echarse a si misma la ira de Dios encima, al no querer reconocer una realidad irrefutable e innegociable. Y su opinión no va ha cambiar esa realidad. Las cosas no pasan como uno quiere, sino, pasan como tienen que pasar por lo que ya se estableció mucho antes que existiera el ser humano (lo queras creer o no).  

Entonces, ¿tienes la fe que necesitas tener en Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una Esperanza Eterna - Juan 14:1-6

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Basado en Juan 14:1-6 (Versión Reina Valera 1960)

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Este es uno de los pasajes mas usados para una ceremonia fúnebre cristiana. Esto lo escuchamos hasta en las películas cuando hay un funeral. Por desgracia, parece que es el único momento que en realidad se tiene en cuenta. Cuando una persona parte de este mundo, o que uno mismo esta cerca de ese paso es que se comienza a pensar en el final. Cuando he tratado de compartir el Evangelio con algunas personas, y les comienzo a hablarles de entregarle su vida al Señor, rápidamente replican: ¡Yo no me estoy muriendo! Pero también por desgracia, eso puede estar muy lejos de la verdad.

La verdad es que cada persona que nace en este mundo ya ha comenzado el proceso. Todos los días crecen células y mueren células. De acuerdo a un articulo encontrado en UCSB Scienceline, aproximadamente 300 millones de células mueren cada minuto en nuestros cuerpos. Cada día que pasa nos estamos acercando a ese momento de partir de este mundo. Mientras van pasando los días, horas, y los minutos, también es la manera que transcurre un reloj regresivo que solo Dios conoce. Toda persona desconoce cuando va a ser su fin.

La gran mayoría piensan que va a suceder cuando ya estén viejos, llenos de años, y que ya no les va a quedar nada más por hacer. La realidad es otra. La información que tenemos en EU a través del CDC dice que hubieron 2,744,248 muertes en el 2016. De esa cantidad, 796,634 muertes fueron por causas relacionadas a cosas repentinas como enfermedades del corazón o accidentes. Si lo vemos por edad, 57,616 personas murieron ese año entre las edades de 25-34 años; 77,792 personas entre 35-44 años, y 173,516 personas entre 45-54 años. Para ponerlo en perspectiva, durante el tiempo que EU estuvo envuelto con la guerra de Vietnam entre 1955 y 1973, murieron 58,318 de sus soldados. Así que, en el 2016 (en un solo año), murió casi la misma cantidad de jóvenes entre las edades de 25-34 años que soldados de EU en toda la guerra de Vietnam. Así que, de acuerdo a hechos reales, no se puede vivir en la ignorancia de que todo va a salir como uno piensa o quiere. Por coincidencia, mi padre fue uno de los 2,744,248 de muertes que se registraron en los EU. Entonces, sé por experiencia propia lo que significan estos números.   

La Biblia describe la incertidumbre que existe de la siguiente manera: Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1 Tesalonicenses 5:1-3. Así que, esto puede cumplirse de una de las dos maneras: O viene el Señor por Su pueblo a través de lo que muchos conocen como el Rapto, el evento donde el Señor físicamente tomara para si en las nubes a los muertos y vivos en Cristo, o cuando el Señor permita que uno muera individualmente, porque es Dios el que permite que la vida termine. Absolutamente nada pasa sin que El este envuelto, y nadie está exento.

Entonces, ¿Cómo uno debiera vivir esta vida si la realidad es que cualquier cosa puede pasarle a cualquiera en cualquier momento? ¿Debiera deprimirse y dejar que todo se destruya porque qué más dá? ¿Debiera hacer todo lo contrario y vivir de fiesta en fiesta, y de emoción en emoción porque todo puede terminar en un momento? No, porque ninguna de las dos maneras tiene algo de sabiduría. La Biblia nos enseña claramente que existe algo mejor después de todo esto (y aquí es donde entra el pasaje de hoy). Por mucho que uno piense que lo de aquí es lo único real, se engaña a si mismo. Aunque lo de aquí es lo que estamos viviendo hoy, todo en este mundo es vanidad como dijo el Predicador. Entonces todo aquí es una ilusión, y pasa rápido; mucho más rápido para algunos que para otros, pero todo esto pasará. Así que, la manera que debiéramos vivir es como si hubiera algo grande después de todo esto, porque lo hay. Y esto es algo que un llamado creyente debe preguntarse: ¿Vivo con la certeza de que hay un Dios y que hay mejores cosas por delante? Por lo que vemos a diario, no lo parece.

Esto no es una crítica, sino mas bien, una observación. Hoy en día, muchos creyentes viven como si la Tierra fuera lo único que importa. Se predican y se siguen evangelios que pregonan esto. Buscan mas al Señor por los panes y los peces, que por la vida eterna y las recompensas eternas. Se busca del Señor para que solo les conceda peticiones carnales y egoístas que por lo que realmente es la voluntad de Dios. Porque escrito esta: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:1-4. Entonces, si tu amas al mundo y solo anhelas las cosas del mundo, aunque digas que eres un creyente, eso no es lo que estás viviendo.

Ahora bien, nadie dice que no debemos considerar lo de aquí, porque si hay que ser responsables (yo mismo trabajo para pagar cuentas y para sobrevivir). Hasta el mismo Señor pago impuestos (lo cual muchos tratan de engañar a sus gobiernos). Pablo, Pedro, y los demás Apóstoles trabajaron con sus manos para poder suplir lo que necesitaban ellos y darle a los demás. Entonces, a través de sus ejemplos, vemos que tenemos que hacer ambas cosas, cumplir con lo terrenal, pero con los ojos puestos en lo celestial, porque escrito esta: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21.

Así que, si tu enfoque es solo lo terrenal, al final, eso es lo único que tendrás, y quedaras excluido del cielo y de todo lo celestial. Pero, si tu enfoque es Cristo, entonces obtendrás las promesas de Dios. ¿Dónde esta el foco de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Teniendo Fe a Traves de lo Desconocido

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Basado en Juan 13:31-38 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará. Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después. Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

¿Tienes idea como en realidad te van a resultar las cosas? Puede que hallan algunos de Uds. que digan que: ¡Por supuesto que sí, porque van de acuerdo a mis planes! Y sí, es verdad. A algunos de nosotros nos resultan los planes que hemos elaborados. He conocido a personas que no pueden vivir sin hacer planes: planes para su vida personal, planes para sus carreras, planes para sus finanzas, planes para casi todo en su vida, hasta cuantos hijos van a tener y cuanto tiempo van a esperar entre uno y el otro. Hay mujeres que planean de antemano su boda. Ya tienen pensado que vestido se van a poner, el estilo que va a tener el vestido, donde se van a casar, a quien van a invitar, y hasta como van a sentar a sus invitados en la sala de banquete que ya tienen en mente. Hay muchas personas con muchos planes, y a algunos les resulta. No estoy diciendo que es malo tener planes; si es que se trazan planes con buenos motivos.  

Ahora bien, si los planes le resultan a algunos, aunque sean planes con buenos motivos, ¿será lo mejor para ellos a largo plazo? Hay personas que dirían: mis planes son lo mejor para mí porque yo sé lo que estoy haciendo. Y ahí si diria: ¡Ten cuidado, porque la arrogancia te va a llevar a un sitio que nunca pensaste que estuvieras, más tarde o más temprano! Por ejemplo, Simón Pedro mismo recibió esa lección, lo cual es lo primero que veremos en este pasaje. Pedro tenía muy buenos motivos. Para comenzar, él no estaba pensando en cosas vanas o egoístas. El había dejado todo por el Señor. El dejo su trabajo, su vida cotidiana, y hasta su familia para seguirle; así que estamos hablando de alguien que tenía muy buenos motivos. Pero Pedro falló; falló en su plan y determinación, porque si negó al Señor tal como fue dicho. En el momento que el Señor fue arrestado, Pedro al ver que las cosas no iban a ser hechas como él pensó (por fuerza humana, porque él le corto la oreja a Malco, para defender al Señor), Pedro salió huyendo. Y después de huir, si negó al Señor, para evitar meterse en líos. Entonces, ¿Por qué fallo Pedro? ¿El Señor lo sentencio a fallar? No. Falló porque confío que las cosas podían ser resueltas por sus fuerzas y por lo que él pensaba, y esa arrogancia lo llevo al fracaso. Y claro, Dios sabe todo, y sabía que, aunque Pedro tenía buenas intenciones, estaban fundadas en la carne. Y gracias a Dios que Pedro falló, porque si hubiera liberado al Señor, se hubiera destruido a él mismo y a todos nosotros. Nuestra arrogancia y dependencia en lo carnal solo trae dolor, especialmente al ser obstáculos para lo que Dios quiere llevar acabo. Entonces, si te salen los planes tal como quisiste, te sugiero mucha cautela, porque puedes estar creando tu propia destrucción, especialmente si estas dejando a Dios a un lado, porque ningún plan humano tiene en cuenta ni los designios de Dios, ni el bien eterno, aunque todo salga sobre ruedas, por decir. Y la cautela mas grande es cuando todo plan carnal sale bien, sin ningún problema; porque puede que no sea Dios quien te esté prosperando. El plan perfecto de Satanás es hacerte creer que no necesitas a Dios, y que puedes lograr lo mejor para ti mismo sin El. Así que, ¡ten cuidado si todo te sale bien (humanamente hablando)!

Ahora, el otro lado de la moneda. ¿Qué pasa cuando no salen cosas como tu quisieras? ¿Qué sucede cuando te encuentras en un lugar totalmente desconocido porque te fallaron los planes? Creo que a todo ser humano le afecta negativamente cuando salen mal las cosas. A nadie le gusta encontrarse en una situación problemática o caótica. Lo impredecible es lo que menos uno desea. Por ejemplo, y como leímos hoy, ¿Cómo podía el Señor ser glorificado cuando un ser iba a llevar acabo su plan para traicionarlo? ¿Qué bueno podía salir del Maestro ser entregado, enjuiciado injustamente, humillado, azotado, escarnecido públicamente, crucificado y muerto? Humanamente hablando, no tiene sentido, ¿verdad? ¿Qué lógica tiene que el Ser donde pusiste toda tu confianza (viéndolo del lado de los discípulos) esté en una posición tan débil y humillante? Si les fue de problema a la mayoría de los discípulos del Señor, también lo es hoy (porque así es como siguen viendo a Jesús). La mayoría de las personas asocian la gloria y el éxito y la bendición de Dios con el poder, la riqueza, el bienestar, la felicidad; en fin, con todo lo que desea el hombre. La gran mayoría de las veces, cuando nos salen las cosas al revés, o hasta cuando podríamos estar haciendo las cosas bien para el Señor, van ha suceder cosas impredecibles. Van a pasar cosas que no entendemos. Y esta es la explicación a la cual nos tenemos que aferrar: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Así que, si estamos haciendo la voluntad del Señor, y no salen las cosas como pensamos que debieran ser, debemos aferrarnos a la idea de que Dios está haciendo algo mejor, aunque la situación no se vea muy buena.

Yo tengo que ser sincero. Sé que produce frustración cuando uno no ve sus oraciones contestadas como uno quisiera, más si se encuentra en situaciones desagradables, aun haciendo las cosas bien. Todos pasamos por esto. Pero, al tener fe, y dejar pasar el tiempo, he podido también ver que lo que estaba pidiendo no era lo mejor, y que Dios uso para el bien de muchas cosas una situación difícil o desagradable. Y ha habido ya varias veces que le he dado gracias al Señor porque no contesto ciertas oraciones, o ciertas cosas no resultaron como yo hubiera querido. La voluntad de Dios, aunque incomprensible muchas veces, rinde cosas superiores donde muchos son favorecidos. Esta es la lógica que vemos a través de este pasaje, al entender el plan completo. Si el Señor no hubiera muerto, y hubiera permanecido en el estado que deseaban y anhelaban los discípulos, ni ellos hubieran tenido el don de la salvación, ni nosotros. El destino del ser humano permanecería intacto, el cual es terminar en el infierno. ¡Pero bendito sea el Señor que fue más allá de la lógica humana, y de cumplirle el deseo a unos pocos para salvar a todos nosotros que le seguimos!  

Finalmente este es el asunto: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Mi consejo para ti (y lo que yo mismo trato de tener en mente) es: Ten fe y ama a Dios, y déjalo que te guie, y todo, hasta lo impredecible, lo desagradable, y lo desconocido te ayudará para bien al final. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Cumplimiento de las Escrituras

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Basado en Juan 13:18-30 (Versión Reina Valera 1960)

No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; más para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy. De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres. Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.

Si hay algo completamente seguro y cierto en esta vida es esto: Todo lo que Dios ha dicho a través de Su Palabra, más tarde, o más temprano se cumplirá. Todo se cumplirá, como se ha estado cumpliendo hasta ahora. Porque escrito esta: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35. Ni siquiera el mismo Satanás, con todo su poder podrá hacer algo para cambiarla, aunque lo intente en los últimos tiempos. Porque escrito está: Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin. Daniel 7:25-26. Nada puede cambiar los tiempos de Dios, lo cuales son dictados por Su Palabra. Ahora bien, entonces ¿este asunto de que nada cambiará el cumplimiento de la Palabra tiene que ver con la predestinación?

Dentro de los designios de Dios, hay muchas cosas que, si están predeterminadas, o sea, no hay nada que se le pueda hacer. Por ejemplo, Satanás es un ser condenado, sin ninguna posibilidad de perdón, porque fue un ser creado que se rebeló en contra de Dios, conociendo a Dios en toda Su plenitud, al igual que los ángeles caídos (los que son ahora conocidos como demonios). No hay redención para ellos, así que, están completamente destinados para el lago de fuego, el lugar donde la muerte y el infierno (el Hades) serán lanzados, donde permanecerán por toda la eternidad.  

Ahora, el ser humano, después que cayó en el pecado, también estábamos todos destinados para terminar en el infierno, y ninguno de nosotros podía cambiar esa realidad, ya que por nuestros pecados fuimos constituidos enemigos de Dios. Esa es nuestra realidad. Pero, al venir Jesús, y al morir y resucitar, el hecho más grande de la historia sucedió (aparte de la creación): Dios rompió el destino del ser humano a través de Jesús, para darnos la posibilidad de ser salvos. Así que, hasta cierto punto, estábamos todos predestinados por nuestros pecados a morir en el infierno. Pero, a través de Cristo, todo eso cambia, cuando una persona nace de nuevo en El y permanece en El hasta el fin. Entonces, el destino de cada persona puede cambiar a través de Jesús.

Entonces, la gran pregunta es: ¿Judas Iscariote tenía una opción? La respuesta es: Si. Judas pudiera haber escogido no ser el hijo de la perdición. Pero, a pesar de ver el maravilloso ministerio del Señor aquí en la tierra, a pesar de haber visto todos los milagros y prodigios, escogió por el amor al dinero antes que por el Mesías. Su fe estaba mas arraigada en lo material que en Dios mismo. ¡Qué iba haber alguien que entregará al Señor, lo iba haber, pasará lo que pasará, pero no necesariamente tenía que ser el! Esta misma realidad existe para cada uno de nosotros.

Por ejemplo, en el mundo van a haber tropiezos. Porque escrito esta. Así que, se va a cumplir. Pero, es nuestra decisión si los tropiezos vienen a través de nosotros o de alguien más. Porque escrito esta: ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Mateo 18:7. De la misma manera, van a haber falsos profetas (y ya los hay, y los hay por cantidades increíbles), pero el profeta escoge que tipo de profeta va a ser, dependiendo de donde esta su corazón. De la misma manera, el amor se va a enfriar porque va a haber mucha maldad (y ya estamos en ese tiempo), pero todo depende de quien permite que se le enfrié el amor. Porque escrito esta: Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Matthew 24:11-13. Y el asunto de permanecer hasta el fin para ser salvo, le pertenece netamente a cada uno de nosotros. De acuerdo a la Palabra, tenemos que permanecer hasta el fin, así que, cuando aceptas a Cristo, es solo el comienzo. Tienes que terminar la carrera para llegar a lo que Dios tiene para aquellos que le aman. Pero, todo eso le pertenece a la persona. Eso no esta predeterminado por Dios para cada ser humano. El sabe quien va a creer, y no creer; el que va a permanecer, y no va a permanecer, porque es Dios, pero no porque lo halla determinado individualmente diciendo: este se pierde y este se salva.

Leemos en la Palabra que hay tal potestad de decisión en el ser humano que va hasta luchar contra Satanás mismo (directamente) en los últimos tiempos. Pero, así entendemos que van a poder tomar la decisión de luchar, aunque Dios va a permitir que sean vencidos aquí en la tierra. Porque escrito esta: Y abrió su boca en blasfemias contra Dios [hablando de la Bestia], para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Apocalipsis 13:6-8.

Así que, todo se cumplirá, pero todo está por verse a nivel individual. Cada uno de nosotros que todavía estamos vivos, estamos escribiendo la historia de nuestras vidas. Dios sabe como cada uno de nosotros va a terminar, pero tú y yo todavía no lo sabemos, y no se hará una realidad hasta que se termine de escribir. Entonces, ¿cómo se cumplirá la Palabra de Dios en tu vida? ¿Para bien o para mal? Esa es tu decisión. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lavando los Pies los Unos de los Otros

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Lavando los Pies los Unos de los Otros

Basado en Juan 13:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; más lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos. Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

Hay muchos que han malentendido este acto del Señor, o a lo menos, han convertido una enseñanza en algo literal, y han perdido de vista totalmente lo que significa. Lo que hizo el Señor (como todo lo que El hacía) tenía un significado muy profundo, porque con un solo hecho ataba muchos cavitos, por decir. Trataremos de explicar a lo menos lo esencial de esta enseñanza.

El primer asunto es que este ejemplo del Señor no es para tomarlo literalmente, el asunto de literalmente lavarle los pies a otra persona, como se ha hecho en distintos lugares. Lo triste del asunto es que, aunque hay muchos que lo han hecho literalmente, no se practica la esencia de la enseñanza, y ese es el problema. Si se lavaran los pies literalmente, pero también, llevando acabo lo que realmente quiso enseñar el Señor, entonces estaría bien. Pero si es lo contrario, entonces se convierte en algo con poco significado, y el reino de Dios no se trata de eso. La Palabra de Dios se “vive” de una manera práctica, lógica, y aplicativamente.

Lo que el Señor estaba enseñando a través de esto (como en todo lo que El hacía) era el orden de las cosas, de que si realmente amábamos a Dios por sobre todas las cosas (como El amo y obedeció a Su Padre), entonces la consecuencia natural de ese amor debe ser manifestado con los demás; el real cumplimiento de la Ley: el amar a Dios con todo el ser, y el amar al prójimo como a uno mismo. Porque escrito esta: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:10-12. Entonces, claro está; si amas a Dios, también amarás a tu prójimo, lo cual incluye el servicio (y servicio tiene todo tipo de significado y profundidad).

El Señor debe ser nuestro ejemplo para todo. Por muy especial que hallan sido los que le siguieron como Pablo, Pedro, Juan, etc., nuestro modelo tiene que ser el Señor para todo. Y como modelo, el Altísimo Dios nos sirvió al venir a este mundo, al tomar nuestra forma (bajó a nuestro nivel), al enseñarnos la Verdad, al darnos todo lo que necesitamos en este mundo, y dándose hasta El mismo en la cruz (literalmente), para que pudiéramos tener vida eterna. Entonces, si El hizo eso por nosotros, nosotros también lo debemos hacer por nuestro prójimo, y el prójimo es toda persona que nos rodea, hasta nuestro enemigo (porque recuerden: cada uno de nosotros éramos enemigos de Dios antes de arrepentirnos de nuestros pecados y hacerlo el Señor de nuestras vidas).

Entonces, como El lo hizo, también nosotros debemos hacerlo. El lavar los pies era la tarea del siervo mas bajo de una casa (si la casa tenía siervos). Lo que el Señor demostró a través de esto es que, debemos humillarnos y hacer lo que sea los unos por los otros. No hay limites para el tipo de servicio que debemos rendir, pero en lo “necesario”; no para malacrianzas ni para aprovechamiento. Por eso que cuando le dijo Pedro al Señor que lo lavase todo (exagerando el asunto), el Señor mismo le dijo a Pedro que no era “necesario”.

¿Qué es necesario? La salvación es lo primero. Debemos compartir el Evangelio con toda criatura, porque todo ser humano necesita la salvación de Dios. Segundo, debemos suplir las necesidades prácticas y cotidianas. Si una persona no tiene techo, hospédalo o ayúdalo. Si no tiene comida, dale de comer. Si no tiene ropa, vístelo. Si está enfermo, visítalo, en lo más mínimo, ora por él. Si el Señor te ha dado el don de la sanidad, úsalo, o la manera de como ayudarlo medicamente, hazlo. Si esta triste o en dolor, consuélalo y dale aliento. Y si la situación lo amerita, de que tienes que poner la vida por tu hermano, hazlo, porque eso fue lo que Dios hizo por ti. La Palabra de Dios se debe aprender y ser vivida.

Y finalmente, si el Señor te ha dado crecimiento, comparte [con amor] lo que has aprendido con él que necesita conocimiento, para que pueda crecer y fortalecerse en la voluntad de Dios. Escrito esta: Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:18-20.

Ahora bien, ¿estás dispuesto a lavar los pies de tu prójimo, como Dios lo ha hecho contigo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Todo o Nada

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Basado en Juan 12:37-50 (Versión Reina Valera 1960)

Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

A lo contrario de muchas cosas en este mundo, con el Señor, no hay grises o entremedios. En realidad, es algo muy sencillo: o es todo con El, o no es nada con El. Es tan sencillo que se torna ser muy difícil (o por lo menos las personas lo hacen difícil), porque desgraciadamente, los extremos no son aceptados. Ahora bien, no estamos hablando de perseguir los detalles, sino mas bien, entender plenamente lo que está escrito. No se necesita mucha profundidad en muchas de las Escrituras, especialmente cuando se relaciona al simple hecho de seguir al Señor o no. Ahondemos un poco más.

Hay creyentes que se enfocan tanto en los detalles que pierden de vista lo principal, o crean cosas donde no las hay. No es necesario dibujar muchas líneas (por decir) o tener un entendimiento muy profundo para poder entender. En este pasaje, el Señor claramente explica el extremo de las cosas, el sencillo hecho de creer en El, y seguirle, pese a quien le pese; o no creer en El y no seguirle por cualquier razón que pueda existir, y con eso, no solo se desprecia al Señor, sino también a Dios Padre. Y este extremo, a casi nadie le gusta. Por lo tanto, nada a cambiado de aquel entonces.

Si vamos por parte, vemos que hiciera lo que hiciera el Señor, había personas que no “querían” creer en El. Y en este pasaje se ve lo Digno que es Dios. Dios es amor, pero también es fuego consumidor. El es digno. O sea, al ver la incredulidad de las personas, la simple rebelión que existía en sus corazones, Dios también puso Su dignidad. Dios tiene un límite. Su misericordia tiene una medida que solo El sabe. Entonces, no hay que malentender este pasaje en el sentido que Dios los predetermino a un corazón duro, sino mas bien, ya que ellos le rechazaron, El entonces puso Su dignidad como Dios y Rey que es, y termino por endurecer sus corazones y por cerrar sus ojos. Si ellos no hubieran sido rebeldes, la historia seria distinta.

También vemos la tibieza de algunos, al entender que creían, pero preferían complacer a los hombres que confesar a Dios. Y delante de los ojos de Dios esto es inaceptable, porque de nuevo, El es un ser digno. El no puede tener un segundo lugar, porque sencillamente, la realidad es que no hay nadie más grande que El. Esto es lo que dice la Biblia con respecto a la tibieza: Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:14-16. También dice esto acerca del confesarle delante de los hombres: A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33. En estas cosas sencillamente no puede haber grises o tibiezas. Simplemente, eres o no eres.

Lo crean o no, hay una guerra en progreso; la guerra entre el bien y el mal; la guerra entre Dios y Satanás, y no hay términos medios. Y esto traza una línea muy definida e inconfundible. El Señor mismo dijo esto: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39.

Entonces, es muy sencillo. O aceptas a Jesús como lo que El es, o rehúsa creer, y así, niegas todo lo relacionado con El, incluyendo al Padre, el cielo, la Verdad, y finalmente, la vida eterna. O confiesas y proclamas a Jesucristo delante de los hombres, pase lo que pase, o le niegas, y así, tratas de complacer a aquellos que no te pueden dar ni la vida eterna, ni el perdón de tus pecados, ni nada que perdure. En fin, o es todo o no es nada. Así que, ¿Jesús es todo para ti, o nada? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Sacrificio Divino

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Basado en Juan 12:27-36 (Versión Reina Valera 1960)

Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.

¿Alguna vez se han imaginado como se sentía el Señor sabiendo todos los días durante su vida terrenal que iba morir de la manera mas horrenda por los pecados de otros? ¿Cómo se sentiría sabiendo en cada minuto que pasaba se iba acercando más y más el horrible sacrificio de Su muerte? No creo que bien. Entre los mas insensibles y egoístas se dirá: Bueno, para eso el vino, ¿no? Y si, El mismo lo reconoció, pero, no obstante, eso era lo que lo hacia el sacrificio perfecto: El fue 100% ser humano, con todas nuestras debilidades, sentimientos, y sensibilidades. El sentía el dolor, la angustia, la soledad, y todo lo demás que nosotros sentiríamos si nos pasara lo mismo (aunque ninguno sufrirá lo que El sufrió). El sintió la impotencia (aunque El es el Todopoderoso) de la injusticia. El sintió la soledad. El sintió la burla y el escarnio. El sintió los golpes y los azotes cuando le azotarón con cuerdas llenas de pedazos de vidrio y metales mientras arrancaban partes de su piel y su carne, dejando partes de su esqueleto expuestos y sangre. El sintió cuando le clavaron la corona de espinas en Su cabeza. El sintió los grandes clavos que usaron para atravesar sus manos y pies, en los cuales todo el peso de su cuerpo iba a hacer sujeto. El sintió el hambre, la sed, y el extremo dolor sobre todo Su cuerpo mientras colgaba en la cruz. En el proceso, El sintió algo que ninguno de nosotros sentiríamos jamás: el peso del pecado de todo el mundo sobre Su cuerpo. Y finalmente, al expirar, El sintió la muerte. Y todo esto supo que sucedería, mucho antes que se cumpliese.

Los que le hablan en este pasaje ignoraban las Escrituras, porque estaba escrito hace mas de 700 años que el Mesías si iba ser sacrificado, y que moriría por el pueblo. El Profeta Isaías lo predijo así: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53.

Antes que venga el tiempo del arrebatamiento que habla la Biblia (cuando el Señor levantará a los muertos en Cristo de sus tumbas, y a los que estemos vivo en aquel entonces, nos llevará a las nubes), cada persona morirá, e inclusive, todo creyente, sin excepciones. Toda persona sabrá lo que la muerte es, algunos más prontos que otros. Y en realidad, por nuestros pecados, la consecuencia natural es que tenemos que morir, aunque hayamos sido redimidos por el Señor, porque todo tiene consecuencias. Pero, no fue justo lo que le sucedió al Señor. El ladrón que estuvo a la derecha del Señor entendió esto, cuando dijo: Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más éste [hablando del Señor] ningún mal hizo. Lucas 23:41.

¿Por qué hablar de esto? Porque para poder apreciar algo, hay que entender lo que fue dado, lo que se hizo. Primeramente, el Señor no tenía que hacer lo que hizo. No había ninguna obligación ni de parte del Padre, ni de El. Lo que hicieron, lo hicieron porque quisieron, por bondad, misericordia, amor, etc. Segundo, ya que lo sufrió, el Señor experimento toda la injusticia de la humanidad; sufrió por cosas que El no tenía nada que ver. Y tercero, no solo murió, pero murió de la manera mas horrenda que un ser humano puede morir. El proceso de la crucifixión que se uso para El fue único. Fue un proceso largo y extendido. A través del mismo proceso, se pudo observar un poder sobrenatural, porque un ser común y corriente no hubiera llegado hasta el lugar donde le crucificaron. Entre todo el martirio que sufrió Su cuerpo y la cantidad de sangre que perdió en el trascurso, era imposible que durara tanto estando consciente.

Ahora bien, ¿Qué debiera suceder con este conocimiento del sacrificio divino del Señor? Primero, un profundo e infinito reconocimiento y agradecimiento. Segundo, usar esto como la razón para vivir una vida distinta, una vida realmente transformada. Tu salvación fue gratuita para ti, pero costo un precio grande e infinito. Pero en fin, todo lo hizo el Señor para que creamos en la Luz y seamos hijos de Luz, que hagamos cosas que son de la Luz. Entonces, ¿Qué efecto ha tenido el Sacrificio Divino en tu vida?¡Qué el Señor les bendiga! John

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Segaras lo que Siembras

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Segaras lo que Siembras

Basado en Juan 12:20-26 (Versión Reina Valera 1960)

Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Todo ser humano lucha por algo o por algunas cosas en la vida. Desde el momento que nacemos, luchamos por el aliento de vida. Y después, usamos nuestros instintos para luchar por el comer al llorar. Después, si tenemos la posibilidad de movilidad, luchamos por ir de un lado a otro, primero gateando, y después tratando de pararnos y de caminar, y así sucesivamente.

Como parte de ese instinto de luchar, el ser humano comienza a establecerse metas, ya sean metas de estudio, o de trabajo, o hasta de conseguir lo que necesita, o quiere de cualquier forma. Hay seres que buscan el sustento por las buenas y otros no por buenos medios, pero, en fin, todo es trabajo. Y claro, dentro de toda esa lucha, hay un precio que pagar. Todo tiene un precio. Así que, toda lucha tiene un precio. El niño cuando quiere caminar, en su inquietud, paga el precio de no estar en los brazos de sus seres queridos. El joven, al dedicarse al estudio, paga el precio en tiempo y en esfuerzo, y en separación de su hogar. Los que se casan pagan el precio de separación de sus otros seres queridos y de perder su libertad (si en realidad desean que su matrimonio trabaje, porque si no hay una convivencia mutua y de pasar tiempo juntos, sino que una lucha de poder y de autosuficiencia; se prepararan para un divorcio, porque eso viene en camino). El que trabaja, paga el precio de sacrificar tiempo y esfuerzo, y la separación de sus seres queridos.

Ahora bien, si todo tiene lucha, y todo tiene un precio, la lógica dicta que todo debe tener algún tipo de recompensa. Si no hay recompensa, entonces para que hacerlo, ¿verdad? Por ejemplo, si un niño lucha por caminar, y sacrifica el calor de los brazos de su madre, es porque dentro de si ve como recompensa el lograr caminar, ve la independencia que ha logrado como recompensa. El que estudia, así sacrificando tiempo, esfuerzo, dinero y tiempo con sus seres queridos, vé como recompensa el poder graduarse y el haber conseguido más herramientas para lograr lo que necesita o desea. El que trabaja, también sacrificando algo similar como él que estudia (excepto dinero), ve como recompensa su pago por su trabajo. Hasta el que roba o hace cosas ilícitas también sacrifica, porque si lo piensas bien, toma más sacrificio y corre mas riesgo el que hace el mal que el que hace el bien, porque el que rompe la ley arriesga sacrificar su libertad y hasta su vida con lo que hace. El precio que pudiera pagar el delincuente es mucho mas alto que el que sacrifica legalmente. Y bueno, los que se casan ven la recompensa de sus sacrificios el poder lograr una compañía y apoyo de años, o lo que sea lo que están buscando obtener, porque hoy en día, muchas personas no se casan por amor. Desgraciadamente, hay muchas personas que tiene planes o metas alternativas que son más bien egoístas o hasta destructivas para el matrimonio (ven el matrimonio como un vehículo para poder conseguir otras cosas que desean, y a veces, son hasta metas criminales). Muchos de los seres humanos hoy en día tienen intenciones muy malas y oscuras. Pero, en fin, todo ser anhela recibir algún tipo de recompensa por su sacrificio.

Entonces, hay que pensar, ¿Por qué vale la pena vivir? Si lo vemos bien, la gran mayoría de las cosas por las cuales se lucha hoy en día tienen recompensas, dependiendo si todo va bien, pero son recompensas temporales. O sea, la lucha envuelve cosas que pueden cambiar en cualquier momento, o la recompensa tiene un valor muy limitado. Por ejemplo, gracias le doy a Dios por mi salud y el poder moverme libre con mi cuerpo, pero si convierto mi vida en luchar desmedidamente para tener un cuerpo escultural, pasando horas y horas en un gimnasio, y algún día, ni Dios lo permita, tengo un accidente, ¿Qué entonces? Y si lucho por una carrera o por un trabajo de tal modo que consume todo mi tiempo, y pierdo ese trabajo o las facultades de participar en esa carrera, ¿Qué me queda? Y si mi único foco es lograr tener un matrimonio o niños, de tal modo que eso se convierte en el centro de mi vida, y eso falla o termina algún día (porque los matrimonios se rompen, y los hijos se van, y hasta abandonan a sus padres en los momentos de más necesidad), ¿Qué me queda? ¿Son cosas malas entonces el poder cuidar el cuerpo, lucir bien, tener una carrera, o un negocio, o un empleo, o una familia? Nada de esto es malo dentro de sí mismo, pero hay que pensar en su duración, si es que todo va bien. Porque si hay algo muy cierto en esta vida, y es que cada uno de nosotros tenemos el tiempo contado, y algunos tienen ese tiempo más corto que otros (tu nunca sabes quién, porque todo es incierto). Y con el simple hecho de envejecer (un proceso muy normal para todos), se pierde la movilidad, se pierden las facultades, termina la vitalidad, y las personas se van, o por las buenas o por las malas. Y bueno, si sucede un imprevisto, un accidente o una enfermedad, todo también cambia en un momento. Y entonces, ¿Qué de todo esto por lo que lucha el hombre?

La Biblia nos enseña esto: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:7-10. Se tiene que luchar por absolutamente todo en la vida, pero hay que pensar por lo que se esta luchando, y cual es la recompensa. Estoy hablando de algo tan sencillo que elude a muchas personas, especialmente a los intelectuales: la razón de la vida. El Señor nos habla en el pasaje de hoy de este concepto, y que, si luchamos vivir la vida para nosotros mismos y nuestras metas, esta vida terminará algún día, y ¿Qué después? Pero, si El se convierte en la razón de nuestro existir, en la meta de nuestras vidas, aunque esta vida se vaya, viviremos para siempre, y todo lo que hacemos para El vendrá con nosotros. Nada en este mundo te puede dar un mayor propósito para vivir que Dios, porque nada en este mundo es para siempre. Dios si es eterno, y nosotros también podemos ser eternos, y las recompensas que El nos puede dar son eternas, y nadie las puede quitar. Aquí, todo termina y todos se van, pero Dios puede estar para siempre con nosotros. Entonces, ¿para que vives? Y ¿Qué segarás en la eternidad si solo siembras para lo temporal? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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