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La eternidad es lo que mas importa - Eclesiastés 8:10-9:3

Basado en Eclesiastés 8:10-9:3 (Versión Reina Valera 1960)

Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios. Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol. Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla. Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.

Hoy en día, la gran mayoría de las personas solo piensan en el aquí y ahora, y por desgracia, muchos del llamado pueblo de Dios también andan por el mismo camino. Es más, mucho del pueblo de Dios cae en malas doctrinas, las que sutilmente se enseñan para complacer a las masas por ganancia, porque están más enfocados en lo que desean alcanzar aquí en la tierra que en la eternidad. Hay mucha mentira que suena como verdad, porque los que siguen las doctrinas de demonios usan la Biblia para justificar las obras de la carne, las vanidades, en fin, distintas cosas que llevan a la muerte eterna. Y ¿Es alguna maravilla que esto suceda si Satanás mismo trató de tentar al propio Hijo de Dios, al Verbo, con la Palabra de Dios (manipulada para mal, por supuesto) para llevarlo a ser cosas que no glorifican a Dios? Por eso que la sutil distorsión y la destreza para manipular la Palabra de Dios es nada más que la obra de Satanás a través de sus esclavos. Y por eso, es que hay que siempre tener el fin en mente, y un celo único por la Verdad de Dios, que solo se encuentra al ver la plenitud de las Escrituras, y no solamente ciertas partes. Porque hay algo que es cierto e inevitable, que cada uno de nosotros morirá algún día y todos, sin excepción, tendremos que dar cuentas de lo que hemos hecho en esta vida, tanto el incrédulo como también nosotros los que hemos venido a Cristo. Este es una de las verdades más irrefutables de la Palabra, y también, una de las cosas donde Satanás más ha disturbado la Verdad dentro de la Iglesia, que ya no tendremos que dar cuentas. Cada persona morirá algún día, y cada persona dará cuentas de lo que hizo en este cuerpo.

Dios nos hizo con un propósito en mente, desde el principio. Nada ha cambiado desde la creación del hombre, y eso es, que el hombre (Su creación) fue hecho para que le sirva. Como todas las cosas tanto como en esta vida, como en la eternidad, si algo no sirve, si no cumple su función, es desechada. Dios no mando a Su Hijo unigénito a la cruz para que le pertenezcamos solamente, sino para que tengamos la oportunidad de volver a nuestro propósito para existir. Si el Hijo y el Espíritu Santo existen para hacer la voluntad del Padre, ¿Qué queda para nosotros? Y si dudan, veamos lo que dice la Palabra: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Así que, el que enseñe otra cosa, que ya no hay que preocuparse de hacer nada más porque somos salvos por gracia, no está escuchando algo que proviene de Dios, sino de otro lado. A través de la fe y de Su don en Cristo Jesús, El nos da la oportunidad de poder hacer las buenas obras para las cuales fuimos creados, para la voluntad del Padre.  

La Palabra es muy clara: vamos a dar cuentas de todo. Todo lo que hacemos estando en el conocimiento de Cristo, o cuenta a favor de nosotros o en contra de nosotros, dependiendo si es bueno o es malo. Esto dice la Palabra: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Y si dudan porque este pasaje está en el Antiguo Testamento (como ciertos apostatas proponen), veamos lo siguiente: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Esto fue inspirado por el Espíritu Santo y escrito para la Iglesia. Lo que hacemos después de recibir la salvación de Cristo cuenta, y es imprescindible como parte del camino a la salvación. Esto también está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8.

Y esto también está escrito y aplica a todos lo que profesan tener fe en Cristo: Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:1-6. Así que, ¿importa mucho si le va bien o mal a una persona en esta vida? No, y especialmente en comparación a lo que sí más importa: la eternidad y lo que dirá Dios de nosotros en el juicio. La pregunta es: ¿Nuestro nombre seguirá escrito en el libro de la vida después del juicio? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las palabras que más importan - 1 Corintios 14:1-25

Basado en 1 Corintios 14:1-25 (Versión Reina Valera 1960)

Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación. Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. Porque si bendices solo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida. Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

A través de los años, ha habido mucha controversia dentro de nuestra comunidad cristiana, si acaso existe o no el don lenguas. Muchos lo afirman, y de tal modo que hasta lo ven como una señal de que el Espíritu Santo está dentro de una persona. Y otros lo niegan, diciendo, o que es algo del pasado, que fue para esos tiempos nada más, o que no existe, o aún se burlan de aquello, y lo toman como algo de locura o de teatro. Puedo decir fundado sobre la Palabra que ambas vistas extremas no concuerdan con las Escrituras en Su plenitud. Si está escrito en la Palabra, ¿se puede negar que existe, o aún peor, burlarse de algo que forma parte de los dones del Espíritu Santo? Si algo no se entiende, pero si está escrito en la Palabra, en lo más mínimo, debe respetarse, porque, ¿mirará Dios con buenos ojos a alguien que se burla de lo que le pertenece? Hay cosas que hay que dejárselas al Señor nada más, y El sabrá si son verídicas o no. Ahora, ¿se deben usar como señal de que una persona tenga o no tenga el Espíritu Santo? Tampoco, porque la Palabra enseña que el Espíritu Santo reparte los dones como quiere, y el fruto del Espíritu no es el hablar en lenguas, sino tal como lo dice la Palabra: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Esto es lo que realmente revela si una persona tiene el Espíritu Santo o no. Porque también está escrito: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 1 Corintios 13:1. Y por desgracia, hay muchos metales que resuenan y címbalos que retiñen hoy en día, lo cual nos lleva al verdadero punto que soy guiado a tratar hoy. Mas allá de disertar sobre las lenguas, Dios desea que se entienda algo más profundo, que es más apremiante, y es: ¿Estamos más enfocados en hablarle claramente a las personas que nos rodean acerca de la salvación de Dios? ¿Son esas palabras las más importantes en nuestra conversación con nuestro semejante?

Esto es algo donde debemos comenzar: El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. Lucas 6:45. ¿Qué es lo que le compartimos a los demás? De acuerdo con lo que nos enseña la Palabra, debemos más bien profetizar o predicar lo más claramente posible el evangelio de Cristo a las personas, para que ellos también puedan venir al Señor, y glorificar a Dios. De eso es lo que Pablo está hablando aquí. El profetizar, especialmente en este pasaje, no tiene nada que ver con hablar de cosas que sucederán en el futuro, como muchos toman la profecía. El profetizar o predicar significa hablar de parte de Dios. Ese es el verdadero trabajo y función del profeta. Eso fue lo que hicieron los santos profetas de antes, como Isaías, Jeremías, y tantos otros, el hablar de parte de Dios. Y de lo que más debemos hablar es de lo que Cristo vino a hacer. ¿Cuál fue la razón principal por lo cual murió el Señor en la cruz? ¿Para que tuviéramos dones? ¿Para el bienestar físico o económico? ¿Para vanidades o cosas temporales? Cristo murió y resucitó por ti y por mi para que pudiéramos tener vida eterna. Y esto no es hoy lo que más se comunica. Estamos tan enfocados en lo de aquí y ahora que de lo eterno ya no se habla, como si ya no importara.

Y esto nos lleva a otra cosa aún más profunda: Si no hablamos de la salvación de Cristo con los demás, entonces ¿Qué es lo que llena nuestro corazón? …porque de la abundancia del corazón habla la boca.  Si estamos más bien hablando de cosas del mundo, de vanidades, o hasta de Dios, pero como una manera para resolver problemas temporales, entonces debemos preguntarnos, ¿Qué es lo que realmente creemos? Ese es el gran problema que existe hoy en día. Muchos hablan más de cosas temporales o soluciones a problemas que de lo que realmente importa, de la salvación, y de cómo se llega a obtener esa vida eterna. ¿Son importantes nuestros problemas cotidianos? Si, pero no pueden ser el todo de nuestra vida. No se puede predicar a un Cristo que solo viene a cumplir deseos y arreglar problemas. Ese no fue el propósito de la cruz. Entonces, ¿cuáles debieran ser nuestras palabras más importantes? Las que creemos con nuestro corazón, y espero por el bien tuyo, que sean las palabras de vida que hablo el Señor. De otra manera, una persona sigue en el mundo con un rumbo seguro hacia la perdición. Esto es lo que está escrito: …para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Deuteronomio 8:3b. Así que, ¿Cuáles son las palabras que te importan más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La majestad de Dios vs. el hombre - Job 25-26

Basado en Job 25-26 (Versión Reina Valera 1960)

Respondió Bildad suhita, y dijo: El señorío y el temor están con él; Él hace paz en sus alturas. ¿Tienen sus ejércitos número? ¿Sobre quién no está su luz? ¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano? Respondió Job, y dijo: ¿En qué ayudaste al que no tiene poder? ¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza? ¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia, y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer? ¿A quién has anunciado palabras, y de quién es el espíritu que de ti procede? Las sombras tiemblan en lo profundo, los mares y cuanto en ellos mora. El Seol está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura. Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada. Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas. Él encubre la faz de su trono, y sobre él extiende su nube. Puso límite a la superficie de las aguas, hasta el fin de la luz y las tinieblas. Las columnas del cielo tiemblan, y se espantan a su reprensión. Él agita el mar con su poder, y con su entendimiento hiere la arrogancia suya. Su espíritu adornó los cielos; Su mano creó la serpiente tortuosa. He aquí, estas cosas son solo los bordes de sus caminos; ¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?

¿Qué tienen en común Alejandro el Grande, Ashoka el Grande, Hannibal Barca, Julio César, Qin Shi Huang, Atila, Napoleón, Gengis Khan, y Mehmed? Todas estas personas son asociadas con grandes reinos e imperios, personas que habían sido parte o directamente responsables por la grandeza que alcanzaron. Eran personas con gran poder, gran riqueza, con un dominio casi absoluto durante la época de su reinado. Se puede decir que eran casi invencibles, a lo menos, en nuestros términos. Se debe entender que eran personas ejemplares en sus tácticas, en su inteligencia, y en su liderazgo, hablando en términos militares o de poderío humano, tanto así, que son recordadas hasta el día de hoy.

Pero ¿Qué otra cosa tienen en común, aparte de sus grandezas y logros? Hay otra cosa que los une a ellos y a nosotros, algo que es tan cierto y obvio a la misma vez. Ellos eran personas. Y como las personas que eran, a pesar de su grandes logros y poderío, un día llego su fin. En un momento, eran grandes y gloriosos, temidos y respetados, ricos y poderosos, pero, en otro momento, dejaron de respirar, sus corazones dejaron de palpitar, y yacen lo que queda de sus cuerpos en alguna parte, consumidos por los elementos y seres que están presentes en la tierra, tal como le dijo Dios un día al hombre que le pasaría a todos desde que entro el pecado en el mundo: Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Genesis 3:19. La ciencia y la tecnología avanzan, y algunos dominios crecen y aumentan, pero sigue pasando lo mismo, que a cada persona le llega su tiempo, haga lo haga; cada uno de nosotros crecemos, nos envejecemos, y también volveremos al polvo de donde nos hizo Dios, tal como le paso a nuestros antepasados, como también le sucederá a cada persona que vendrá después de nosotros, y no hay nada que podamos hacer al respecto.

Entonces, ¿A qué viene todo esto? Y ¿Qué se puede sacar de esto? Que la realidad es la realidad. Pero ¿qué hay que hacer al respecto? ¿Es sabio vivir la vida como muchos, que tratan de supuestamente disfrutar lo mas posible antes que les toquen sus días malos, y después dejen de ser? Esto dice la Palabra: Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Isaías 22:13. Esto es lo que la gran mayoría tratan de hacer. Pero, hay que siempre recordar que Dios es Dios, y que el hombre es hombre. Ese es el punto. Y ¿Qué es el hombre en comparación a Dios? Esto dice la Palabra: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Debemos recordar que hagamos lo que hagamos, nada somos, y esto no es una filosofía o letras de alguna canción melancólica nada más, sino una realidad, y especialmente cuando nos comparamos a la grandeza de Dios. Si reconocemos nuestra posición en el universo, no nos podemos dar el lujo de pensar de que algo somos y de que tenemos algún tipo de poder sobre lo inevitable. Pero este es el problema que existe hoy: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Salmo 14:1-3. Hay demasiada necedad, porque mucho piensan erróneamente que son algo, y aún peor, que no existe Dios, o que Dios es algo sin importancia. ¡No hay palabras para expresar el nivel de necedad que hoy existe! No sé en lo que nos estamos convirtiendo, pero algo es cierto, que hay mucha más debilidad mental, vanidad, y confusión que antes, y cada vez hay menos esperanza. Esa es la razón por lo cual el mundo está empeorando más rápidamente.   

Hubo un hombre en la historia que reino prácticamente sobre el mundo, porque no había, y no habrá reino más perfecto que el que le fue dado. Todo el poder del mundo estaba en sus manos porque no existía otro reino que le podía hacer frente, y por eso que hasta Dios mismo lo califico como un reinado de oro. Pero, un día se olvido de Quien fue el responsable de todo lo que él tenía. Y esto nos dice la Palabra: …A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia. Daniel 4:31b-37. ¿Qué debe hacer el hombre por su propio bien? Recordar lo que él es, y lo que Dios es, y que contender con el Altísimo es extrema necedad donde habrá un solo perdedor, y ese es el hombre. Así que, ¿considerás la majestad de Dios y Su salvación, y lo que tú eres, para tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Temiendo al Dios correcto - Jueces 6:1-23

Basado en Jueces 6:1-23 (Versión Reina Valera 1960)

Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz. Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina. Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista. Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.

¿Es malo el temor? Bajo ningún punto, especialmente si se toma y se usa como lo enseña la Biblia. El temor en si no se trata de miedo, o de terror, a lo menos lo que habla la Biblia. No es el tipo de terror o miedo que te prohíbe acercarte a lo que debes, o de buscar estar junto con aquello que necesitas. El temor es algo muy saludable, y hasta bueno, pero todo lo que lo hace bueno o malo es la dirección y lo que realmente es. El temor Bíblico se trata de algo muy reverente, de un profundo respeto, y también, de una lealtad, a no querer traicionar aquello que debes temer. Entonces, de esto es de lo que hablamos cuando relacionamos el temor santo que debe haber hacia Dios, y aquí entramos más en el asunto.

¿Qué fue lo que hizo mal Israel para que Dios los entregará en manos de los Madianitas? Israel le temió a lo equivocado. El Señor les dijo: …Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis… Pero ¿qué fue lo que hicieron? Hicieron precisamente lo contrario que Dios les dijo que hicieran, y le temieron y adoraron a los dioses de los amorreos, y a otros también. Israel le fue infiel a Dios porque le temieron a lo equivocado. Le temieron a personas y a los ídolos que al Dios que había hecho todo por ellos. Israel olvido el santo pacto que habían hecho con El. Y por eso que les sobrevino este mal.

El temor es bueno, pero hay que sentir lo correcto, y no hacia otros dioses y hombres, sino al verdadero y real Dios, al Señor Dios Todopoderoso. A El hay que temerle. Eso fue lo que hizo Gedeón. Gedeón le temio a Dios, y gracias a ese temor fue que Dios se le revelo aún más, y vió al Señor cara a cara, y no murió, porque su corazón fue recto ante Dios. Y Dios uso a Gedeón para liberar a Israel milagrosamente de la mano de los Madianitas. Y esto es lo mismo que debemos hacer nosotros: temer al Señor.

Hay muchos que hierran pensando que no hay que temerle al Señor. Esto es lo que enseña la Palabra: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. ¿Por qué comienza la sabiduría de esta manera? Porque cuando una persona legítimamente le teme al Señor, comienza a tomar en cuenta la opinión de Dios, le importa lo que Dios piensa, y ese es el principio de la sabiduría divina. Porque, si somos razonables (hasta viéndolo de un punto de vista muy humano), ¿no nos vale más la pena estar de parte de Aquel que lo supera todo en el universo, que es superior a los ídolos y a los hombres?  Esto también dijo el mismo Señor: Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28. ¿De quién hablaba aquí el Señor? El hablaba no del enemigo (porque Satanás no tiene potestad en el juicio venidero), sino de Dios Padre. Esto también dijo el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Por eso que hay que temerle al Señor, porque si no buscamos lo que realmente le agrada, el error no se puede corregir en el juicio. Ahí será muy tarde. Van a haber muchas sorpresas ese día, porque las personas no le temieron al Señor, y no buscaron hacer Su voluntad, sino que se dejaron llevar por su propia opinión, porque le temieron a lo equivocado. Este es el consejo Bíblico que da la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Es necesario temer y amar al Señor para poder no solo entrar en el reino de Dios, sino también poder conseguir a través de Cristo las recompensas eternas que Dios tiene reservadas para aquellos que le aman y le temen. Así que, ¿le temes a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La oportunidad para la salvación - Hechos 1:15-22

Basado en Hechos 1:15-22 (Versión Reina Valera 1960)

En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio. Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

¿Qué fue lo que paso con Judas Iscariote? ¿Fue él elegido para hacer lo que hizo, o tuvo elección para hacer algo distinto? Hay muchos que creen que ya todo esta predestinado, y que nadie tiene ningún tipo ni de control, ni de opción, ni de potestad sobre su persona, que ya todo será lo que será, que somos sencillamente el producto o la realización de un plan maestro. Ese es un argumento. Pero, si vemos la Palabra en Su plenitud, y no solo unas pocas partes de la Palabra, nos daríamos cuenta de que las cosas no son así. Desde que Dios hizo al hombre, desde Adán y Eva, Dios le dió potestad al hombre para escoger obedecer, para poder determinar su propio camino, bajo su propio raciocinio. Porque si todo estuviera predeterminado como muchos piensan, entonces todo el esfuerzo que Dios ha invertido en darnos Su consejo, Su Palabra, y todo lo que El nos enseña sería, porque si nada más. Por lo tanto, no insultaremos a un Dios perfectamente inteligente y justo con el pensamiento de que hace o dice las cosas para perder Su tiempo, porque no tiene nada mejor que hacer. Aún más, no debiéramos poner los sentimientos de Dios de ser tan crueles de mandar a Su propio Hijo a morir por nada; porque si todo estuviera predestinado en nuestras vidas, entonces, ¿Por qué no dejar que las cosas tomen Su curso, y guardar de todo mal a lo que El más ama? Una doctrina es sana cuando concuerda con toda la Palabra.

Si vemos la Palabra como mismo lo dejo escrito el Señor, vemos que todo es elección. Una de las partes más claves de la Palabra es la parábola del sembrador. Esto es lo que dice la Palabra: Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga… …Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, estos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. Lucas 8:4-8, 11-15. Así que, la persona es la que determina que hace con la Palabra de Dios, cuando la escucha. El Sembrador (Dios a través de los hombres) les da la oportunidad a todos a escuchar Su Palabra. Todo lo creado inclusive habla de Quien es Dios, y la Palabra misma dice que no tienen excusa. ¿Por qué? Por qué Dios es un Dios de oportunidades, de darle a cada persona la oportunidad de saber Quien es El a través de Sus obras, y de ser expuestos a Su Palabra para poder darle la oportunidad de ser salva. Esa es la bondad de Dios.

Entonces, ¿Qué fue lo que sucedió con Judas Iscariote? El Señor le dio la oportunidad más grande que un ser humano pueda tener. Judas convivió con el Señor (Dios) por tres años. El vió todos los milagros y escucho todos los mensajes y las enseñanzas del Señor personalmente. Fue testigo de todo. ¿Pero qué decidió hacer Judas con su oportunidad? Menosprecio a Dios, a pesar de todo lo que presenció, por tener los bienes de este mundo, y por los placeres que este mundo ofrece. Vendió no solo al Hijo unigénito de Dios, sino que hasta su propia alma por 30 piezas de plata. Había otros once discípulos que también pudieran haberlo hecho, pero él decidió hacer lo que hizo, bajo su propia voluntad. El Señor decidió morir por nosotros, pero los que se prestaron para hacerlo posible, lo hicieron bajo su propia voluntad, porque se dejaron llevar más por su pecado que por el Dios que tenían delante de ellos.

Este es otro dilema que muchos tienen, si una persona puede perder su salvación, y esto viene a colación porque si argumentamos que Judas Iscariote sí tuvo la libertad de escoger, entonces cada persona también tiene esa misma potestad. Porque, si Judas hubiera decidido no vender al Señor, y a permanecer en su fe como lo hicieron los demás, ¿sería salvo? ¡Por supuesto! Pero esto es lo que el mismo Señor nos enseñó, y por lo cual podemos afirmar lo que paso con Judas: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Judas participó con los discípulos en todo lo que hacían, pero lo que salva realmente a una persona es el hacer la voluntad del Padre. ¿Se puede perder Cristo? Por supuesto que no. Pero ¿puede una persona escoger soltar la fe que le salva, al dejar de hacer la voluntad del Padre? En ese sentido, desgraciadamente el libre albedrio nunca deja de ser, porque Dios sujeto todo al amor, y en el amor siempre hay elección. Esto es lo que también vemos: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 2 Pedro 2:20-21. Este es el problema. Por desgracia, no hay solamente un Judas Iscariote, sino que puede haber muchos, al despreciar el conocimiento del Señor por el mundo y por sus placeres. Porque también está escrito: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. Este fue el problema de Judas, y este es el problema de muchos hoy, que aman más al mundo y el hacer su propia voluntad que a Dios. La salvación es una oportunidad que Dios nos dá, y no una obligación o un derecho. Es un don. El Señor no nos debe nada. Así que, ¿Qué estás decidiendo hacer con la oportunidad que Dios te ha dado a través del Señor Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios lidiara con la desobediencia y la ingratitud

Basado en Deuteronomio 28:15-47 (Versión Reina Valera 1960)

Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas. Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra. Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante. Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado. Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu; y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás. Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano. El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días. Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos. Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado. Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová. Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. Él te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola. Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó; y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre. Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas.

El mensaje de hoy es sencillo de explicar, pero difícil de aceptar, y especialmente considerando los tiempos. Vivimos en una época donde la gran mayoría de aquellas personas que dicen saber de y conocer al Señor, están sencillamente haciendo como quieren. Por desgracia, el pecado abunda dentro del llamado pueblo de Dios. Dirán muchos que creen, dirán muchos que obedecen, y dirán muchos que hasta sirven de alguna manera a Dios, pero eso no es ni lo que el mundo que les rodea ve, ni lo que Dios está presenciando. Y en realidad no sé qué Biblia están leyendo, que creen de alguna manera que todo les saldrá bien, especialmente en la eternidad. No sé cómo las personas pueden creer que de alguna manera su opinión es lo que controla la realidad, y que lo que ellos deciden creer o aceptar es lo que será, especialmente cuando estén dando cuentas delante del trono de Dios (porque cada persona dará cuentas).

Leímos hoy como Dios le dice a Su pueblo Israel lo que les sucedería si no le obedecieran, y guardaren Sus mandamientos. Esto aplica porque fuimos añadidos al pueblo de Israel a través del Señor, y en Cristo fuimos reconciliados con Dios para hacer como El manda. Dios no mandó a Su Hijo Unigénito para morir en la cruz para que hiciéremos como nos parece, pecando en contra del mismo Dios que nos salvó. Y sabemos que le debemos todo al Señor, desde nuestra existencia, todas nuestras habilidades, todo lo que tenemos, y por supuesto, hasta lo más preciado: la salvación que solo se nos ha dado por Su gracia a través de la muerte y resurrección del Señor. Leemos muy claro que la desobediencia no quedara impune. El juicio de Dios vendrá sobre aquellos que desobedecen al Señor, si no hay un arrepentimiento y una conversión plena y completa. El Señor solo puede perdonar cuando hay una conversión genuina, y cuando se le trata como el Señor que es.

Algunos dirán: Tu estás refiriéndote a algo escrito en el Antiguo Testamento que ya no aplica, porque estamos en la gracia, y Dios nos perdona hagamos lo que hagamos. Y debo decir que están muy equivocados si piensan que lo que está escrito ya no aplica, porque Cristo vino a cumplir la ley y los profetas, y especialmente para que se cumpliese dentro de nosotros, precisamente al tratarle como el Señor que debe ser para que haya salvación. Si lo dudan, veamos lo siguiente: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Peter 2:20-22. Y también está escrito: Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Apocalipsis 22:14-15. Nada en la gracia justifica la practica el pecado, al no amar a Dios con todo lo que somos, y al no amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por lo tanto, mi consejo sería el arrepentirse con todo el corazón y temer y amar al Señor como se lo merece. Así que, ¿estás desobedeciendo al Señor o le sigues como manda la Palabra? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Honrando al Señor a través de nuestras relaciones - 1 Corintios 7:1-24

Basado en 1 Corintios 7:1-24 (Versión Reina Valera 1960)

En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

En este pasaje, recibimos el consejo del Señor de que hacer con respecto a nuestras relaciones. Siempre debemos recordar que el Señor fue el que creo el matrimonio. Claro está que se han hechos muchos males con el matrimonio por el pecado de muchos. La institución del matrimonio a sido abusada, y distorsionada, y convertida en algo muy lejos de lo que Dios diseño. No obstante, aunque el hombre trate de destruirlo, eso no quiere decir que no es algo que ya no sirva. Dios a través de Cristo viene a darle sentido de nuevo a las cosas, pero de la manera que fueron diseñadas. Así que, si uno desea hacer la voluntad de Dios, entonces siempre tiene que ver lo que El manda y no hacer como a uno le parece.

Ahora bien, la Palabra nos enseña que tanto el casarse o quedarse solo no es pecado. Pero, cada situación tiene su responsabilidad. Si una persona se casa, entonces debe cumplir con el matrimonio de la manera que Dios dice. Y si, esto implica que, por razones muy obvias, una persona debe usar más de sus energías para precisamente preservar su matrimonio. Por eso que dice que el hombre debe cumplir con su mujer y la mujer debe cumplir con su marido. Aquí no hay un asunto ni de manipulación ni de abuso por ningún lado. Si uno de los dos hace tales cosas, ya está comenzando a destruir lo que tiene. La Biblia nos enseña que debe haber amor, respeto, y orden en el matrimonio.

En relación al matrimonio y cuando habla acerca de la unión con un inconverso(a), se está refiriendo a cuando un matrimonio es expuesto al Evangelio y uno de los cónyuges recibe al Señor y el otro todavía no. Aquí no implica el justificar el yugo desigual porque la Biblia no se contradice. Una persona soltera que le pertenece al Señor no debe casarse con una persona inconversa. El parecer que da el apóstol es qué, si hay un acuerdo entre ambos cónyuges, y no hay ni un prohibir seguir al Señor o que el inconverso quiera dejar la relación, que se queden juntos. Entonces, con esas condiciones, un matrimonio entre un convertido e inconverso puede seguir, especialmente con la esperanza que el conyugue inconverso pueda convertirse al Señor.

De la misma manera, una persona soltera(o) o viuda(o) también tiene un orden, de que no puede haber fornicación, y la fornicación consta del tener relaciones sexuales fuera del vínculo del matrimonio. Claro está en la Palabra de Dios que El juzgara la fornicación, y las consecuencias se harán evidentes tanto ahora o aún peor, en el juicio venidero, si no hay arrepentimiento y cambio de vida. Si una persona práctica la fornicación, no heredara el reino de Dios. Lo que aún mas nos enseña el apóstol de que si una persona no tiene el problema de la fornicación, que hasta bien hace quedarse solo o sola porque obviamente, no tiene amarras (por decir) carnales. Esta más libre para hacer cosas para el Señor.

A través de todo esto, lo que podemos ver implícitamente, es que en todo lo que hacemos, debemos siempre tener al Señor en cuenta. Toda nuestra meta debe ser el Señor, y el cumplir Sus mandamientos. Como está escrito: Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:8-9. Debemos pensar en la realidad de que todos daremos cuentas por nuestros hechos, e inclusive los que hemos venido a Cristo. No se dejen llevar por la mentira y de usar la gracia como escudo para justificar el pecado. Esto es lo que enseña la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. En todas las cosas, el Señor debe ser nuestra primera consideración, nuestra prioridad. El debe superar todo en nuestra vida, porque este es el primer mandamiento: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29b-30. Así que, ¿Estás honrando a Dios y tratándole como Señor en cualquier estado que estes, sabiendo que un día darás cuentas por todo lo que haces, sea bueno o sea malo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Sirviendo al Señor pacientemente - Santiago 5:7-11

Basado en Santiago 5:7-11 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

En conjunto con el amor, la paciencia es lo más difícil de lograr cultivar en la vida de una persona. Es más, la paciencia de la cual habla el Señor en Su Palabra no se vé de momento a momento, sino solo se verá en su producto al final. Por eso que el mismo pasaje que leímos hoy nos anima a tener paciencia hasta la venida del Señor, hasta nuestro final, porque el Señor puede venir mundialmente y ese ser nuestro fin, o cuando nos suceda individualmente. De eso se trata la venida del Señor. El Señor finalmente es el que determina el final de cada persona, cuando viene por nosotros.

Por desgracia (a lo menos carnalmente hablando), la paciencia puede significar mucho dolor y tribulación. Cuando uno camina con el Señor, buscando hacer la voluntad de Dios, puede pasar de todo. Pueden pasar cosas que nos parecerán increíbles, maravillosas, y hasta milagrosas, como también, pueden suceder cosas muy tristes y dolorosas, humanamente hablando. Esto es lo que leemos acerca de la fe, y de lo que sucedió con distintas personas: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. Sé que esto no suena muy alentador, pero la Biblia nos advierte a que pueden pasar muchas cosas, y aún cuando hacemos la voluntad de Dios.

¿Por qué hablar de cosas así, y especialmente ahora que las cosas están muy difíciles? Y la razón es, porque hay que vivir una realidad, que el Señor nunca nos prometió que este mundo sería un paraíso. La esperanza en Cristo no necesariamente envuelve el aquí y ahora. El Apóstol Pablo dijo esto al respecto: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:19. La razón por lo cual muchas personas la mayoría de las veces desisten en su fe en el Señor, es porque se les ha dado un evangelio falso, que si hacen la voluntad de Dios, que todo saldrá bien aquí y ahora. Pero también, no les vamos a echar toda la culpa solamente a aquellos que predican cosas para sacar provecho de las personas. Ellos darán cuentas ante Dios por sus mentiras y manipulaciones baratas. Pero también, hay personas que prefieren aferrarse a lo momentáneo, y por eso que caen en tales trampas, porque escogen reemplazar la verdad con algo que creen que les conviene más. Aquí se puede dibujar un paralelo muy parecido para explicar el punto aún más. Es tan responsable las personas que consumen las drogas como las personas que las venden. Hay muchos que se meten en tal negocio porque saben que hay muchas personas que les gusta también. Es una ley simple de economía, de demanda y abastecimiento. Lo mismo pasa con los que desprecian la verdad de Dios por cosas que suenan atractivas y superficiales.   

Ahora bien, el Señor nos enseñó que vendrían tiempos difíciles, y especialmente en nuestros tiempos, pero dijo que teníamos que perseverar para poder ser salvos, como está escrito: Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:4-13.

Entonces, la realidad es que, pase lo que pase, es necesario perseverar, es necesario aprender la paciencia. Necesitamos vencer la tentación de dar pie atrás en nuestra fe en el Señor. Esta es la gran tentación con la cual el diablo siempre nos está atacando. Y esto nos dice la Palabra: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:12-15. Por esto que el Señor nos anima de la siguiente manera: No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9. De esto se trata la verdadera paciencia que necesitamos desarrollar para poder recibir lo que Dios solo puede dar a través de Jesucristo. Y Dios permite tanta lucha, y que seamos tentados porque es demasiado valioso lo que El tiene para dar, y sencillamente no se lo puede dar a personas que no están preparadas para recibirlo. El premio es muy grande, y solamente se puede obtener al amar y seguir al Señor fielmente. Eso es lo que Dios tiene que comprobar en nosotros a través de nuestra lucha, a través de nuestra paciencia. Así que, ¿Amás al Señor y valorás lo que El tiene para nosotros de tal manera de hasta estar listo para vivir y morir por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fe del ladrón arrepentido - Lucas 23:26-49

Basado en Lucas 23:26-49 (Versión Reina Valera 1960)

Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho. Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.

Hay muchos que suponen que el mejor ejemplo de la gracia y la salvación de Dios y de que no hay nada más que hacer para lograr obtener esa salvación es la historia del ladrón arrepentido. Lo que es asombrante es lo listos que están muchas personas para aceptar de que todo ya está hecho y que no tenemos ninguna responsabilidad al respecto. En fin, se ha propagado una doctrina apta para flojos e irresponsables. ¡Bendito sea Dios que todos los que sí se esmeraron y hasta dieron sus vidas por la propagación del Evangelio no pensaron de esta manera, ni aún menos, enseñaron tal aberración! Para comenzar, si los apóstoles se hubieran dedicado a vivir su vida, a buscar de sus propios deleites y comodidades, buscando resolver sus propios problemas, y a no tener ningún sentido ni de responsabilidad, ni ningún tipo de urgencia en la obra, ninguno de nosotros hoy ni siquiera sabríamos quien es Cristo. Estaríamos todos en la oscuridad, sin ningún tipo de esperanza.

Hay muchos que dirán, ¡Parece que le estas quitando la gloria a Dios, y dándosela al hombre! Y tendría que responder: Estoy solamente aclarando que todo trabaja en conjunto, y especialmente cuando hay una verdadera fe, porque eso es lo que Dios realmente busca. Toda la gloria es del Señor, pero Su propio diseño, es que el hombre llegue, por su propia elección, a entender lo que Dios desea y que cumpla la razón de su existir. Dios nos hizo para que cumplamos Su voluntad. Fuimos creados y hechos para buenas obras, y que fuera nuestra decisión buscar hacerlas, para la gloria de Dios, y también, para nuestro propio bien y el bien de los demás. Cuando dejamos que se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas, el complemento de todo lo que Dios desea llevar a cabo se cumple. Esta es la razón por lo cual recibimos tal gracia de Dios: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Entonces, fuimos creados para buenas obras, y Dios dió a Su Hijo para que podamos volver al plan original, para liberarnos del poder del pecado, y así, dejar de servir a la muerte y a Satanás, y a comenzar a servir a Dios, bajo nuestra propia voluntad. Dios no fuerza a nadie porque la base de nuestra fe es el amor. El verdadero amor (no lo que el mundo llama amor), consta de decidir seguir a Dios y de hacer lo que El desea porque le amamos, porque hemos logrado entender lo mucho que El nos ha amado a nosotros. Como está escrito: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:8-10. Por lo tanto, se puede asumir muy fácilmente, que la persona que no busca hacer la voluntad de Dios, y se excusa en cosas que promueven los deseos de la carne, sencillamente no conoce a Dios. Y si ni siquiera conoce a Dios, ¿Cómo puede llegar a obtener entrada al reino de Dios? Porque también está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21.

Ahora bien, alguien pueda que note, y especialmente si sigue mucho de lo que este ministerio expone: ¿Por qué predicar tanto de las buenas obras, y de la responsabilidad, y que más encima toma mucho esfuerzo seguir al Señor, considerando lo difícil que están las cosas? Y la respuesta seria: Hay que predicar la verdadera Palabra de Dios, la sana doctrina que sí conduce a la vida eterna. Todo lo demás solo lleva a la perdición, no importa lo mucho que la adornen y lo que hagan parecer como la verdad. El grave problema es que nuestras iglesias en general se han corrompido con la carnalidad y las vanidades de este mundo, y tanto muchos de nuestros miembros y el mundo se está perdiendo, no por culpa de Dios, sino por el pecado de aquellos que conociendo la verdad la desprecian, y se dedican a justificar a la carne y glorificar al pecado. La decadencia solo es posible por la corrupción voluntaria de aquellos que si han sido expuestos a la Verdad.

¿Cuál fue la fe del ladrón arrepentido? El no solamente creyó en el Señor, pero fue fiel hasta el último momento. El pudo haber desistido en su fe al ver que no era liberado de su condición, y al ver morir al mismo Dios en el cual creyó. El vió al Señor expirar. Antes de morir, él no vio un cielo abierto, ni un gran ejército celestial que lo liberará. El no vió absolutamente nada que humanamente lo hiciera sentirse mejor. Sino que, todo lo contrario. Después que el Señor murió, le quebraron hasta sus piernas para que terminará de morir. Ese hombre hizo su confesión publica de su fe y permaneció en esa fe hasta el momento que murió, y su predica sigue hasta el día de hoy. Se dice muy fácilmente que este hombre no alcanzo a hacer mucho, pero si vemos bien lo que sucedió, hizo mucho más que la gran mayoría harían en toda una vida. Así que, ¿tienes la fe de este hombre que, si llego al paraíso de Dios, u otra cosa que no te salvará? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Como se hereda la vida eterna - Lucas 18:18-30

Basado en Lucas 18:18-30 (Versión Reina Valera 1960)

Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Una vez escuche a Billy Graham decir en uno de sus mensajes: Cristo no sufrió y murió para ofrecer una gracia barata. Jesús no fue gustosamente a la cruz para que pudiéramos vivir una vida fácil o para ofrecer una fe construida sobre una creencia fácil. Como alguien dijo: La salvación es gratuita, pero no es barata. Le costo a Jesús Su vida. Hay muchas cosas que en realidad no se le toman el peso que tienen, lo que realmente significan, y el poder heredar la vida eterna es una de ellas. Demasiadas personas malentienden el camino a la vida eterna. Hay muchas personas que prefieren creer cosas más fáciles, y placenteras, cosas sin ningún tipo de sacrificio o responsabilidad que aceptar la realidad de cómo verdaderamente se llega a obtener la vida eterna. Tristemente, muchos creen que sus opiniones gobiernan la realidad, que en alguna manera el universo y lo establecido por Dios se tiene que someter a algo tan falible e insignificante como la opinión de un ser finito, débil, y pobre. Suena feo, pero ¿Qué somos comparados a la magnificencia del universo y de todo lo que es Dios y Su reino? La vanidad y la insensatez reinan en muchas personas. No obstante, ¿Cómo en realidad se llega a heredar la vida eterna?

Lo que vemos claro en el pasaje que hemos leímos es que el propio Señor hace la aclaración de que muchas cosas tienen que ser parte de la vida de uno para poder heredar la vida eterna. Noten que el comienza a enumerar los mandamientos. El Señor no quita de la explicación el cumplir los mandamientos, por ejemplo. El da más aclaración para poder obtener la vida eterna en su plenitud. Y se necesita ver con lo que El culmina. El Señor le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Noten que el Señor no le dijo que dejara de hacer o ignorar lo anterior. El añadió el amar al prójimo como a uno mismo al decirle que vendiere todos sus bienes y que lo diere a los pobres. Y claro, da el punto mas importante al final, lo que realmente completa el asunto, de que viniera y le siguiera, tal como lo hicieron los otros discípulos. Y vemos que con lo primero que, por decir, choca este hombre principal es que él no quería soltar nada en su vida, ni por su prójimo, ni tampoco por el Señor que le estaba hablando. Era una persona que quería seguir con su vida tal cual, sin ningún tipo de sacrificio, y más encima tener acceso a la vida eterna. ¿Suena familiar? Casi nadie quiere pasar algún tipo de inconveniencia, sino todo lo contrario. Ese es la gracia barata que hablo Billy Graham como citamos al comienzo. Todos quieren ir al cielo y tener las recompensas eternas del Todopoderoso, pero casi nadie quiere ni vivir, ni aun menos morir, para poder obtenerlas. ¿Qué hubiera sido de nosotros si el Señor hubiera pensado de esa manera? Su vida aquí en este mundo fue difícil. El fue pobre, despreciado, perseguido, traicionado, burlado, azotado, escarnecido, y hasta crucificado por nosotros. Nada de Su vida en este mundo fue fácil. Por eso que es anatema (maldición) toda enseñanza y doctrina que no esté de acuerdo con la enseñanza y el estilo de vida del Señor.

El seguir al Señor tiene un precio, hay un costo que pagar. Esa es la realidad. Y es lo justo, porque si El hizo tales cosas por nosotros, ¿Cómo pudiéramos no hacer lo mismo, si fuere necesario? De eso se trata la justicia. La justicia no se trata de que las cosas salgan a nuestro favor. Eso es egoísmo. La justicia se trata de ser justo con Dios, de tratar de devolver Su amor inmerecido, de apreciar y valorar Su gracia que nos mostró, y de darle todo lo que El se merece, y nada menos. No se trata de moralidades o de prácticas religiosas. Lo que se trata es de seguir al Santo Ser que nos creó e hizo, y que, a pesar de nuestros pecados y rebeliones, nos amó, y de tal manera que hasta dió Su vida por nosotros. Quieran creerlo o no, Dios nos creo. Nosotros no somos el producto de algún accidente cósmico. Y Dios nos creo para El, para que aprendamos a amarle y de hacer como El hace. Somos su creación y la creación nunca estará en paz hasta que reconozca y siga a su Creador, hasta que acepte la realidad de que El es Rey de reyes y Señor de señores, y lo trate como tal. Esto es lo que está escrito: Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. Lucas 9:23-26.

Por eso que lo que conviene es tomar una decisión hoy. Es apremiante aceptar al Señor porque uno nunca sabe cuándo puede venir su momento. No hay tiempo ni para dedicarse a los deleites, ni para acumular riquezas, ni aún menos, seguir doctrinas y enseñanzas que alimentan el apetito y los deseos de la carne que los llevaran a la perdición eterna. Como esta escrito: Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12:18-21. Y también advirtió el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Entonces, esa cosa que muchos piensan que van a tener vida eterna con solo creer en el Señor y no hacen como El manda ni buscan Su verdadera voluntad, no es del Señor, y por lo tanto, no los va a llevar a ningún lado bueno. El que hace la voluntad del Padre es el que va a entrar en el reino de los cielos. Y Su voluntad es amarle con todo lo que uno es, y amar a nuestro prójimo como a uno mismo, tal como lo enseñó y vivió el Señor. Así que, ¿estás amando y siguiendo al Señor, pagando el precio que cuesta seguirle, para poder heredar la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Buscando la dirección de Dios, y siguiéndola - 2 Samuel 2:1-7

Basado en 2 Samuel 2:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón. David subió allá, y con él sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal el de Carmel. Llevó también David consigo a los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón. Y vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl. Entonces envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura. Ahora, pues, Jehová haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho. Esfuércense, pues, ahora vuestras manos, y sed valientes; pues muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.

Uno de los problemas más grandes que hay, es que no se busca la dirección del Señor. La gran mayoría buscan seguir sus propias ideas y buscan hacer su propia voluntad. Muchos solo desean cumplir sus deseos carnales, por desgracia. Muchos del pueblo de Dios han determinado más bien buscar de Dios, para ver como El les pueden servir y solucionar sus problemas (por decir), a poner a trabajar al Altísimo para que cumpla sus voluntades. Y eso va totalmente en contra de todo orden establecido. Esa es la razón por la cual tenemos lo que tenemos hoy en día en el mundo, que ha sido desde el comienzo cuando cayó el hombre, porque el hombre se había apartado de su Creador, y dió lugar a que apareciera el diablo. El diablo vino a llenar el vacío que el hombre había creado entre si con Dios, porque claramente se ve que Dios no estaba en el pensamiento del hombre cuando el hombre fue tentado.

El ejemplo que vemos en el pasaje de hoy es lo que hace David. David consultó al Señor. El no se dejó llevar por sus ideas, ni aún menos, busco cumplir sus deseos. David trato al Señor como Señor. Y cuando el Señor le dió dirección, él fue y lo hizo, y no solamente eso, sino que llevo a todos los que estaban bajo su responsabilidad a hacerlo también. David siguió, y supo guiar a todo lo que tenía hacia esa misma obediencia. David en ese instante muestra el patrón que debemos seguir, si realmente deseamos lo que Dios tiene para nosotros. La única manera de recibir lo que solamente Dios puede dar, es a través de buscar Su voluntad, de hacer como El guía, y también, llevar a aquellos que están bajo nuestra responsabilidad a hacerlo. Esto es lo que es recto ante el Señor.

Esto fue lo que vino a establecer como ejemplo el propio Señor, al venir al mundo. El vino a salvar al mundo, y también, a demostrar cómo se consigue lo eterno. El es nuestro modelo. Por eso que hasta nos enseñó esta manera de orar, como está escrito: Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Lucas 11:2. En este patrón de oración que nos dejó, vemos que debemos entender a Quién es que nos estamos acercando, y este es un increíble problema que existe hoy en el hombre. Es imposible que pueda haber un trato por decir de “tú a tú”, entre Dios y el hombre. Y tan distorsionada esta la mentalidad de muchos que ven a Dios como a igual, o aún peor, como alguien que existe para servirles a ellos. Si Dios hace algo, lo hace porque quiere, pero no porque le debe algo a alguien, ni aún menos, El no es súbdito de nadie, especialmente del hombre. Dios es Dios, y se le debe tratar como tal. Así que, el propio Señor que era (y es) el Hijo unigénito de Dios Padre, y también Dios, enseñó que debemos buscar que se haga la voluntad del Padre. Ese debe ser el foco de nuestra oración, y ese debe ser nuestro foco de vida. Para eso nos hizo Dios.

En el siguiente pasaje veremos un claro ejemplo de cómo una persona se debe dejar guiar por el Espíritu Santo, a través de aquellos que están determinados hacer la voluntad de Dios Padre: Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea. Hechos 8:26-40.

¿Cuál es finalmente el lado práctico de porqué debemos buscar la dirección del Señor y cumplirla? Veamos esto por un momento: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. ¿Pedro fue poseído por Satanás en ese instante? No. Pero, al buscar solamente cumplir sus deseos carnales y egoístas, estaba haciendo la voluntad del enemigo. Y eso pasa cuando nos dejamos llevar por el pecado que mora dentro de nosotros mismos. Este es el consejo que nos da la Palabra: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Gálatas 5:16-18. Entonces, ¿estás buscando la dirección del Señor y tratas de hacer como El dice, y también, tratas de influenciar a los demás que están contigo a hacer lo mismo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El juicio del Señor viene - Mateo 25:31-46

Basado en Mateo 25:31-46 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Hay realidades que son incambiables y también cosas venideras que son inevitables. La realidad de que Dios es Dios, lo quieran creer las personas o no, es una de esas realidades incambiables. Todo el ateísmo o la falta de fe del mundo no puede cambiar esa realidad. Las verdades del universo no están sujetas a la opinión del hombre. El hombre es carne y la Trinidad es lo que es. Y también, otra cosa tan cierta como la Santa Trinidad y el reino de Dios es el juicio que viene para cada persona en el futuro. Nadie puede ni evitar ni manipular ese momento. Todo ser humano comparecerá ante el trono de Cristo y tendrá que dar cuentas, sin excepciones, lo cual nos lleva a nuestro próximo punto.

¿Quién es Jesús hoy? Comenzaremos a decir lo que ya no es. El ya no es el humilde y pobre hombre, que no tuvo donde recostar su cabeza, el que fue condenado por los religiosos, por la multitud, y las autoridades romanas. El ya no es el que muestran colgado en una cruz. El ahora es y será por siempre Rey de reyes y Señor de señores, el Altísimo Dios. El es ahora el mismo que vió Esteban a través del Espíritu como está escrito: Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Hechos 7:55-56. Esta también es una verdad irrefutable. Y este mismo Hijo del Hombre es el que va a venir en gloria y también ejercerá Su dominio y juicio sobre todo ser viviente, tal como leímos al comienzo, sin excepciones, tanto como al creyente y al incrédulo. Hay muchas personas que piensan que ya no habrá más juicio para ellos, pero esa opinión no está de acuerdo con lo que enseña la Palabra. Porque esto es lo que dicen las Escrituras: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Y también dicen esto: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. No debe caber ninguna duda de que todos, tú y yo, daremos cuentas al Señor.

Por eso que es apremiantemente necesario hacer la voluntad de Dios. De eso se trata la fe en Cristo, de buscar y vivir como El vivió. El decir ser un cristiano no consta de palabras ni de buenas intenciones, ni aún menos de aprovecharse o de hacerle daño a los demás, sino más bien, de hacer las cosas para las cuales fuimos creados, para hacer la voluntad de Dios que está en los cielos a través del poder del Espíritu Santo, porque escrito esta: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? Santiago 2:14-20.

Esto finalmente enseña la Palabra de Dios, de lo por venir: Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:40-48. El Señor permite distintas cosas en el mundo para ver como trata el hombre a sus semejantes. Hay muchos que juzgan a Dios diciendo: Si Dios es tan bueno, ¿Por qué permite tanto mal en el mundo? Y la respuesta es muy sencilla: Para que hallan hechos para juzgar, porque: ¿cómo juzgará el Señor al impío si no lo deja hacer su maldad? Y también, ¿Cómo recompensará el Señor al justo si no le deja hacer justicia? Amar a Dios con todo lo que somos y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es el todo del hombre para que pueda alcanzar la vida eterna a través de Jesucristo. Así que, ¿estás preparándote para el juicio venidero con una verdadera fe que consiste en seguir a Cristo y así hacer la voluntad del Padre? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El llamado de Dios a salvación - Hechos 9:1-9

Basado en Hechos 9:1-9 (Versión Reina Valera 1960)

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Dios llama al hombre a salvación a cada instante. Incontables son los momentos que llama El a Su conocimiento, a saber Quién es Dios, y lo hace de manera muy obvia y personal. Muchos preguntarán: ¿Cómo es que El hace Su llamado, porque yo ni lo veo, ni lo escucho? La principal manera que lo hace es a través de todo lo creado, para que el hombre pueda comenzar su búsqueda por el Altísimo, como está escrito: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:18-20. Todo lo que existe proclama Su grandeza, Su omnipotencia, desde lo más grande e ilimitado del universo, el espacio, las galaxias, las estrellas, y los planetas, hasta lo más cotidiano (por decir) como el palpitar de nuestros corazones, las funciones de nuestros sentidos, y hasta nuestros pensamientos, tanto los voluntarios como los involuntarios, los que nos mantienen vivos hasta este momento. Dios creo todo, y todo lo mantiene en existencia con Su solo pensamiento. Esto dice la Palabra: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Todo existe porque El lo hizo y estableció un día, y todo sigue subsistiendo hasta hoy, e inclusive nuestras propias vidas porque en El subsistimos.

Después de eso, hay un tiempo cuando Dios comienza a llamar directamente a salvación, a través de Su Espíritu Santo y de Su Palabra. Estas dos identidades (por decir), trabajando juntos, son los que Dios utiliza para llamar a salvación, y estos también están siempre operando, y de distintas formas. Hay muchas veces que la Palabra de Dios aparece hasta en los lugares más inusuales. Dios llama en distintos lugares. Hasta en los símbolos, aunque los hombres lo usen de otras maneras, hablan de El y de lo que El hizo por la humanidad. La más común es el símbolo de la cruz. Es imposible poder evitar la explicación de lo que simboliza la cruz cuando se ve. Es algo tan singular, tan único, y no tiene otra interpretación. Incontables son los momentos y las distintas formas que Dios trata de llamar la atención, para que lleguemos a la salvación a través del Señor. 

Ahora bien, ¿Qué fue lo que llevo al Señor para llamar a Pablo de esa manera? El grave problema es que, por alguna razón u otra, la gran mayoría de las personas no buscan de la salvación del Señor a no ser que haya un momento difícil. Casi nadie busca del Señor cuando todo está tranquilo, por decir, o que las cosas estén marchando más o menos bien, aun dentro de este mundo tan desordenado y desastroso. La gran mayoría de las personas están o contentas con las migajas que nos tira este mundo, o tan seguros de sí mismos que no sienten que necesitan de la salvación de Dios, o tan concentrados en lo que desean o están persiguiendo, que no están prestando atención, aún a las cosas tan obvias y poderosas que hablamos antes. Finalmente, están presos en las mentiras e ilusiones que el diablo pone alrededor de todos aquellos que todavía no han sido iluminados por la verdad de Dios. La gran mayoría están tan ocupados sirviendo al pecado que los domina que no pueden ver ni sentir a Dios. Y esto es lo que dice la Palabra al respecto: ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Romanos 6:16-18. Pablo, antes de tener su encuentro con el Señor, estaba tan ensimismado en su religiosidad que no se daba ni cuenta que estaba enfrentando a Dios mismo.

El pasaje que recién leímos apunta un detalle muy grande, y este es: que la salvación es una obediencia. Cuando venimos al Señor, al arrepentirnos de nuestros pecados y reconocerle como tal, estamos realmente obedeciendo la justicia de Dios. ¿Qué significa esto? El aceptar a Jesús como Señor es simplemente la aceptación de una realidad. O sea, Jesús es Señor, queramos creer en El o no. En el universo no existe la democracia. Dios no es Dios porque un grupo de personas voto por El. Dios es Dios porque es realmente Dios, y Jesús es el Rey de reyes, y Señor de señores porque así es nada más. Es una verdad inevitable e irrefutable. Entonces, cuando el Señor llama a salvación, El llama a la aceptación de una realidad, y a aceptar esa realidad mientras haya tiempo es lo que produce la salvación (porque hay un tiempo donde ya no se puede tomar esa decisión). Y esto es lo que advierte la Palabra: Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo? Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Lucas 9:17-18. Pablo, por misericordia de Dios, cayó sobre la piedra, y así fue quebrantado para poder reconocer y obedecer una realidad cierta, por su propio bien. ¡Hay de aquellos que no llegan a obedecerle a Dios a tiempo, y en vez de ellos ser quebrantados, serán desmenuzados! Como también advierte la Palabra: Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Hebreos 3:7-13. Así que, ¿has aceptado realmente a Jesús como tu literal Señor, obedeciendo al llamado de Dios a la Salvación, o sigues endurecido en tu pecado? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El único camino a la salvación es el Señor - Gálatas 1:1-10

Basado en Gálatas 1:1-10 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

Inspirado por el Espíritu Santo, el Apóstol Pablo advierte acerca de no obedecer a otro evangelio, y que hay un solo evangelio, un solo camino hacia la salvación. Y advierte de tal modo que cualquier cosa que se predique distinto, y aún, si un supuesto ángel enseñara algo distinto, que sea tomado como anatema, como algo maldito. Esa advertencia por sí misma descartaría algunas religiones y creencias muy populares que hay hoy en día. Finalmente, nada que este fuera de la Biblia, de la Palabra de Dios puede ser aceptado como parte del evangelio de Dios. Y si hay consejos o enseñanzas, deben ser directamente relacionadas y basadas en la plenitud de la Palabra de Dios, y no solamente de acuerdo con ciertos pasajes en la Biblia. Para que algo pueda ser tomado como proveniente de Dios, debe ser basado en la Palabra de Dios.

Ahora bien, ¿Qué es este evangelio del cual habla Pablo que es tan singular y exacto? El evangelio como tal, fue el que introdujo el Señor mismo como está escrito: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. Todo consiste primero en el arrepentimiento de los pecados, de volverse de ellos con todo el corazón. Este es el primer paso fundamental en el evangelio. Y el Señor se refiere también después de mencionar el arrepentimiento, a creer en el evangelio. La base de todo también es la fe, el creer en lo que Dios dice que hagamos. O sea, ¿qué importaría el arrepentimiento de los pecados si una persona ni siquiera esta convencida en lo que es y no es el pecado? Ese es el primer dilema que existe en nuestra sociedad hoy, y donde el error de muchos comienza, el entender y comprender lo que es pecado y también entender y comprender que hay que volverse de todo lo que es malo ante los ojos de Dios. Pero también, el creer en “el evangelio” no se trata de una doctrina nada más, sino más bien, de una Persona. Cristo es “el Evangelio”. Hay que creer en el Señor. Este mensaje de salvación o del evangelio también se enseña así en otro lugar como tal: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. El arrepentimiento ya debe entenderse, y el convertirse significa volverse o cambiar de curso, y claro, debe ser un girar hacia Dios, hacia el Señor mismo, como El también dijo: …Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6b. Y esto es lo que también enseña la Palabra al respecto: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. Por lo tanto, el evangelio o el comienzo de este camino empieza con esto, con el completo arrepentimiento de los pecados, y el convertirse o volverse totalmente hacia el Señor, y aceptarle como tal, literalmente.

Entonces, ¿eso es todo? Si y no, y aquí es donde muchos también yerran. Si una persona acepta a Jesús como el Señor de sus vidas, entonces, debe seguirle como tal. El Señor no solamente vino para darnos vida, sino también, para darnos un ejemplo de vida, porque si El es el Señor, entonces debemos hacer como El hizo y como El nos sigue guiando a través del Espíritu Santo. El propio Señor nos enseñó a orar así: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. El vino a hacer la voluntad del Padre. Entonces, si El vino a hacer la voluntad de Dios, ¿Qué es lo que nosotros que decimos creer y seguirle debemos hacer también? Buscar también hacer lo mismo. Esto enseña la Palabra de Dios: El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:6-9. Pablo mismo también dijo esto: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. Y esto es lo que produce el desvío más grande del verdadero evangelio, el no buscar hacer la voluntad del Padre, sino mas bien, el buscar complacerse a si mismo. Si una persona, no importa lo que profese creer, busca solamente cumplir su voluntad, no esta ya basada en el evangelio, sino que se sirve a si misma. Uno le pertenece a quien escoge servir. Esto también dicen las Escrituras: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Gálatas 5:16-18. Así que, si una persona sigue los deseos de su carne, ya no está en el camino a la salvación. Puede que una persona diga que: Pero yo creo en Dios, y mi fe esta puesta en El. Y si, puede ser, pero tu señor es al que sirves. Esto también esta escrito: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? Santiago 2:17-20.

Finalmente, nosotros somos salvos por la gracia de Dios, pero con un propósito, y si ese propósito no se cumple, la fe no sirve de nada. Uno debe buscar hacer siempre la voluntad del Padre en todas las cosas porque para eso fuimos creados. Como dice la Palabra: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Si no estamos sirviendo al Señor, buscando hacer Su voluntad en toda área de nuestra vida, no hay salvación. Nadie puede engañar a Dios. Así que, ¿estás siguiendo el verdadero camino de salvación que conduce hacia el Padre, hacia la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Juicio de Dios sobre la idolatría - 2 Reyes 10:1-17

Basado en 2 Reyes 10:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de Acab, diciendo: Inmediatamente que lleguen estas cartas a vosotros los que tenéis a los hijos de vuestro señor, y los que tienen carros y gente de a caballo, la ciudad fortificada, y las armas, escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de vuestro señor. Pero ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí, dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros? Y el mayordomo, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te parezca. Él entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si sois míos, y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor, y venid a mí mañana a esta hora, a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban. Cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel. Y vino un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él le dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana. Venida la mañana, salió él, y estando en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado contra mi señor, y le he dado muerte; pero ¿quién ha dado muerte a todos estos? Sabed ahora que de la palabra que Jehová habló sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que Jehová ha hecho lo que dijo por su siervo Elías. Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no quedó ninguno. Luego se levantó de allí para ir a Samaria; y en el camino llegó a una casa de esquileo de pastores. Y halló allí a los hermanos de Ocozías rey de Judá, y les dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y ellos dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey, y a los hijos de la reina. Entonces él dijo: Prendedlos vivos. Y después que los tomaron vivos, los degollaron junto al pozo de la casa de esquileo, cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de ellos. Yéndose luego de allí, se encontró con Jonadab hijo de Recab; y después que lo hubo saludado, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que lo es, dame la mano. Y él le dio la mano. Luego lo hizo subir consigo en el carro, y le dijo: Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová. Lo pusieron, pues, en su carro. Y luego que Jehú hubo llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta exterminarlos, conforme a la palabra de Jehová, que había hablado por Elías.

Cualquiera que leyere este pasaje, sin entender lo que había traído tal juicio sobre la casa de Acab, diría: ¡Esto se ve algo demasiado extremo y hasta barbárico! ¿Dónde se ve el amor de Dios en algo así? Y como todas las cosas, hay que entender el asunto completo antes de llegar a conclusiones muy rápidas. El gran pecado que Acab había cometido fue el de la idolatría, y tal idolatría que hasta forzó a todo el reino de Israel a servir a Baal, a un dios pagano. Acab no solamente sostuvo esta idolatría en su vida, sino que también hasta lo metió en el templo de Jehová, y persiguió y hasta mato a la gran mayoría de los profetas de Dios. Acab no tuvo limite en su rebeldía en contra de Dios, y estaba tan arraigado este mal en su familia y en todos los que lo rodeaban, que Dios mando a exterminarlo. El mal tenia que ser acabado por completo. Era como un cáncer que se había formado.

Ahora, es muy posible que todavía hallan personas que, aunque reciban esta explicación, todavía se atrevan a juzgar a Dios, y en lo mas mínimo, decidir verlo como un Ser no bueno. Hay personas que se creen mas justas que Dios, y piensan que tienen mejor criterio que el Altísimo. Y bueno, esto es lo que dice el Señor, especialmente a aquellos que se atreven a juzgarlo: Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá. Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá. Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos. Ezequiel 18:21-29. Por lo tanto, es imposible que una persona sea mas buena que Dios, y que tenga mejor criterio que Dios, y claro, que se piense con mas derecho que Dios. Finalmente, el hombre es solo eso: hombre. Y Dios es Dios y no hay nadie ni mas bueno, ni más sabio, ni aún menos, ni más poderoso que Dios.

¿Cuál es el problema con la idolatría? Definamos rápidamente lo que es: Todo lo que se pone antes que, a Dios, y se le sirve con esa prioridad. Esto dice la Palabra: No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:3-6. Cuando una persona pone otras cosas o personas, o a si misma antes que Dios, y le sirve como tal, eso es idolatría. Y esto es un problema demasiado común hoy en día, y por eso que todo se está complicando mucho. Dios está juzgando, y seguirá juzgando la idolatría aún más. Desgraciadamente hay demasiada idolatría en el supuesto pueblo de Dios. Otras cosas y personas han tomado la prioridad a todo nivel. El Señor no es en realidad Señor en la vida de la gran mayoría de Su pueblo. Es más, muchos se atreven a tratar de poner a Dios como siervo, y que Dios existe para cumplir sus malos deseos, antojos, metas egoístas, etc. Y muchos lideres sirven mas bien a su vientre y a su bienestar que a Dios. Y sencillamente, nadie puede engañar a Dios, y este pecado no quedara impune, ni ahora, ni aún menos, en el juicio eterno. Como esta escrito: Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:30-31. Entonces, ¿vás a seguir dándole la prioridad a otras cosas y personas antes que, al Altísimo, siguiendo los pasos de Acab? O ¿tratarás al Señor como Quién es, para el propio bien tuyo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Encontrando el favor de Dios - Jueces 6:11-32

Basado en Jueces 6:11-32 (Versión Reina Valera 1960)

Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina. Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista. Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas. Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado. Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche. Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortada la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. Y se dijeron unos a otros: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a él. Y Joás respondió a todos los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar. Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto derribó su altar.

Puede que muchas veces las personas se pregunten tal como lo hizo Gedeón: …si Jehová está con nosotros, ¿Por qué nos ha sobrevenido todo esto? O, pongámoslo como dicen muchos hoy en día, ¿Si Dios existe, porque permite El tantas cosas malas? Sé que estamos pasando un tiempo muy difícil, por alguna razón o por otra. Hay problemas de guerra y salvajismo, como no solamente lo vemos en Europa en este momento, sino que también en muchas otras partes del mundo donde miles de personas pierden la vida, o son abusados o mutilados, o perseguidos, tanto como por ejércitos, o por milicias, o por el mundo de la droga y la corrupción. Hay mucha esclavitud o tráfico humano en todo el mundo. También hay no miles, sino millones de personas que sufren enfermedades terminales alrededor del mundo en este mismo momento, mientras escribo este mensaje. Hay problemas serios de hambre en distintas partes del mundo. Las Naciones Unidas estimaron en el 2021 que más de 957 millones de personas en 93 países del mundo no tuvieron suficiente comida. Eso es casi una séptima parte de la populación mundial. Y hay muchos otros problemas serios. Y la pregunta se reitera: Si Dios existe: ¿Por qué permite El tantas cosas malas en el mundo?

Una respuesta muy clara que se puede dar hoy, y relacionado al pasaje de hoy es: que, en vez de juzgar a Dios, porqué no nos hacemos mejor nosotros esta pregunta: ¿Qué hemos hecho en contra de Dios para que El permita tales cosas? Gedeón muy fácil pudiera haber comenzado por ahí. ¿Qué te hicimos Señor? Y como lo relata la Biblia, Israel había hecho lo malo ante los ojos de Dios por muchos años. Y la Palabra nos cuenta de que Dios permitió que los madianitas atormentaran a Su pueblo porque se habían apartado de El. ¿Qué pecado principal vemos que hizo Israel? El mismo pecado que vemos en el padre de Gedeón, el buscar y adorar a los ídolos y a otros dioses. Se apartaron del Dios que les había dado todo, hasta una tierra que nunca se habían ni soñado, ni merecían, volviéndose a los dioses ajenos e ídolos. ¿Qué vemos hoy? Mucho de lo mismo. Pero los dioses e ídolos de hoy no solamente envuelven la oscuridad directamente, sino que también, tienen apariencias más agradables o cotidianas, como el dinero, las riquezas, personas conocidas o hasta desconocidas, los dioses del placer y del desvío, todo lo que glorifica al pecado, que, en fin, todos conllevan a una sola cosa, a la muerte. Todo lo que está fuera de Dios lleva a la muerte.

Ahora, uno diría: ¿Por qué Dios castiga en vez de llamar con amor? Y bueno, tal ceguera existe en el mundo que no desean ver el bien que Dios sí ha dado. El problema es que hay tal rebelión en contra de Dios que ven lo que Dios da como algo insignificante o de muy poco valor. Nadie estaría vivo en este mundo si no fuera por Dios. Todo lo que respira es porque Dios lo permite. Y también, y aun ahora más que nunca, hay un juicio pendiente aún más grande sobre la humanidad, y tiene que ver con el desprecio al sacrificio de Cristo, de verlo como algo ridículo, o poca cosa. Entonces, el mal viene como consecuencia natural, tal como lo dijo el padre de Gedeón cuando hablo acerca de Baal: Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar. ¿De qué sirve buscar a los ídolos y dioses que no pueden hacer nada ni aquí ni ahora, ni aun menos, en la eternidad? Y aún más, ¿Qué bien más puede dar Dios si lo ha dado todo por nosotros? Y también, ¿Va acaso Satanás pelear contra sí mismo, cuando una persona se aferra a cosas que producen el mal, que son producto de él mismo? Suena ridículo, ¿no? Bueno, eso es lo que pasa cuando uno se desvía de las cosas de Dios, y ve precisamente lo que produce vida eterna como algo inútil o de poco valor. Es como un enfermo que se le pone la cura a su mal en sus manos, y en vez de tomarla para su propio bien, la bota a la basura. Nada bueno puede salir de la idolatría. El pecado ni salva ni ayuda a nadie, y mientras los hombres sigan adorando a su pecado y honrando a su desvío, más problemas habrán, los mismos que ellos crean para sí mismo y para los demás, y se perderán en la eternidad donde más importa la salvación de Cristo, la cual desprecian. Así que, ¿decidirás encontrar el favor de Dios como Gedeón, o seguirás idolatrando al pecado? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fe determina nuestro caminar en Cristo - Hebreos 10:26-11:2

Basado en Hebreos 10:26-11:2 (Versión Reina Valera 1960)

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante. Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.

En nuestra sociedad cristiana de hoy en día, hay muchas ideas de lo que supuestamente Dios desea que hagamos. Hay un sin fin de creencias y prácticas que se han creado a través del tiempo, y se enseñan como cosas que Dios manda que en realidad no son parte de la voluntad de Dios. Hay cosas que se han creado con buenas intenciones, y otras con no buenas intenciones. En fin, y como se ha dicho antes, las personas que desconocen la Verdad de Dios y están legítimamente buscando encontrar al Todopoderoso tienen una increíble tarea, por decir, porque ¿dónde empiezan, y que es en realidad es la Verdad? ¿Puede acaso haber varias verdades o formas de la verdad? Y el asunto es que es imposible que hayan distintas verdades o formas de la verdad. Si fuere así, entonces tendríamos que decir ciertas cosas de Dios, de que no es perfecto, o que es un ser que sufre de tener múltiples personalidades, o en lo más mínimo, que es un ser voluble. Bendito sea el Altísimo que no es ninguna de esas cosas, ni nada semejante a eso. Dios es uno solo, y es Perfecto, y no varía en Su parecer. Dios es Dios, y como tal, hay un solo camino hacia El. No existen múltiples versiones de la Verdad, o distintas formas de la Verdad, sino que existe una sola Verdad, y un solo Camino, y eso es todo, porque Dios es uno y no tiene variaciones, como está escrito: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Deuteronomio 6:4b.

Para poder entender entonces este asunto de tantas variaciones dentro de la fe cristiana, hay que explicar el concepto del pecado. Por definición, la palabra “pecado” es un término de artillería, que significa: errarle al blanco. Otra definición sería: el no ser perfecto, o no ser exacto. Hay una sola verdad, un solo camino, hay una línea muy recta, fina, y exacta que guía hacia Dios. Y cuando se peca, o se yerra, entonces viene el desvío de la verdad. Entonces, ¿Qué provoca tanto desvío dentro de una fe que supuestamente debiera ser tan exacta? Dios es perfecto, pero el diablo es todo lo contrario, y su trabajo, por decir, es extremadamente sencillo. Dios diseñó y expuso lo recto, lo derecho, lo exacto, y el diablo trata de provocar el desvío. Para seguir la definición del pecado y la artillería, si una persona tratara de lanzar una flecha hacia el blanco, el diablo seria o el que topa el arco, o el que produce el disturbio visual, o hasta el que te susurra despacio en el oído para que se pierda la concentración, en fin, hace todo lo posible para poder provocar el desvío. El acertar al blanco es extremadamente difícil, pero el errarle al blanco es lo más fácil del mundo.

Ahora bien, el diablo puede solamente influenciar o interferir, pero nunca puede obligar o controlar. El hombre siempre tiene libre albedrio. Entonces, ¿Por qué tanto desvío? El asunto es que el mal está dentro de nosotros, gracias a la herencia que nos dieron Adán y Eva. El pecado viene dentro de nuestro ser, es parte integral de lo que somos, como está escrito: Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12. Y también dice la Palabra: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5. Entonces, el trabajo del diablo es aún más sencillo. El solo tiene que apelar a algo que ya está dentro de nuestro ser. Esto es lo que enseña la Palabra: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15. Por eso es que existe tanto desvío aun dentro de la fe, porque aunque una persona llegue hasta rendirle su vida a Cristo, todavía tiene que luchar con lo que tiene dentro de sí mismo, y claro, con un enemigo que solo desea su perdición porque él es toda maldad. No hay nada redimible ni bueno dentro de Satanás, y como tal, su producto es toda maldad.  

Entonces, ¿Qué podemos hacer para no solamente poder vencer lo que tenemos dentro de nosotros mismos, sino también, poder llegar a esa perfección a la que debemos llegar si legítimamente deseamos estar con Dios? ¿Cómo se puede ver a través de todo lo que hay para poder llegar a la verdad? Lo primero es realmente disponerse a tener un encuentro con Dios. No buscar a Dios solo para resolver problemas, o para cumplir deseos egoístas, o para tratar de manipular a Dios de alguna manera. Esto es uno de esos pecados que están más presentes en el llamado pueblo de Dios. La gran mayoría tienen motivos alternativos en vez de buscar de Dios legítimamente. Esto es una de las razones más grandes por lo cual existen tantos desvíos. Por eso que hay tanto pecado dentro del pueblo de Dios. El Señor dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6b. Por lo tanto, uno no puede seguir sus propios designios o ideas o pareceres. Cristo tiene que ser el blanco, y como tal, El tiene que llegar a ser el Señor de nuestra vida. Tiene que ser el literal y verdadero Señor de nuestro ser. De otra manera, solo se promueve aún más el desvío. El comienzo del pecado voluntario que vimos al empezar es el retener a otras cosas o hasta a uno mismo como señor de nuestra vida en vez de tener a Jesús como el Señor de nuestra vida. Si una persona ya ha tenido ese conocimiento de la Verdad, de lo que Cristo tiene que ser en nuestras vidas, y escoge hacer otra cosa, no hay perdón. Y claro, si sigue esa trayectoria sin cambiar de rumbo, no vera la vida, sino que sufrirá la ira eterna de Dios. ¿Por qué? Porque conoció la Verdad y la desprecio. Entonces, lo que hace esta determinación posible en nosotros mismos es nuestra fe. Todo depende donde pones tu fe. Si pones tu fe en ti mismo, o en algo o alguien más, por mucho que digas que crees en Dios, no veras la vida. Pero, si pones legítimamente tu fe en el Señor Jesús y le tratas como tal, encontrarás la gracia de Dios. Así que, ¿está tu fe en el Señor o en tu pecado que todavía mora dentro de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Sufriendo por un mejor futuro - Hechos 24

Basado en Hechos 24 (Versión Reina Valera 1960)

Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando este fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. Los judíos también confirmaban, diciendo ser así todo. Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, este respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros. Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él. Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.

La vida del Apóstol Pablo es uno de nuestros ejemplos más claros de lo que puede suceder en la vida de un cristiano, aún cuando hace todo correcto. Se puede decir que fue la persona en la historia que más se asemejo al Señor, lo cual demuestra que el Espíritu Santo puede hacer un trabajo increíble de transformación, si una persona llega a someterse totalmente a Su voluntad. Pablo no se quedó como era al principio, sino más bien, fue una persona totalmente transformada llegando a ser muy semejante a Cristo. La gloria es del Señor, pero como se ha dicho muchas veces fundamentado sobre la Palabra, tenemos libre albedrio y ni Dios, ni el Espíritu Santo van a forzar a nadie, porque el amor siempre es voluntario. Pablo comenzó siendo una persona severa, autoritaria, y muy religiosa. Pero después de su encuentro con el Señor, tuvo completamente un cambio de perseguir a los cristianos, a convertirse a la fe de ellos, en el Señor dando su vida voluntariamente por la misma fe que el persiguió. Digo que “voluntariamente” dió su vida porque él pudiera haber comprometido su fe en cualquier momento, y todo lo malo que le estaba sucediendo hubiera terminado. Pero, él no comprometió su amor por el Señor, sino que fue fiel hasta el final.  

Ahora bien, y como habíamos comenzado a ver antes, Pablo a pesar de obedecer al Señor, sufrió mucha persecución injustamente. Y claro, lo mataron injustamente. Pero, de esto mismo nos advirtió el Señor, aun mucho antes que apareciera Pablo en la escena, por decir. Porque escrito esta: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:10-12. La Palabra nos enseña que aun nuestros propios seres queridos se volverán en contra de nosotros, por seguir al Señor. La Palabra dice que hasta los padres entregaran a los hijos, y los hijos a los padres, y que nuestros enemigos pueden ser lo de nuestra casa. Entonces ¿es alguna sorpresa lo que le sucedió a Pablo? Así que, por esto mismo entendemos que es posible que no todo salga como uno desea, aun cuando uno busca servir al Señor y serle fiel. Y esto es lo que retiene a muchas personas de entregarse más al Señor. Esta es una de las razones por lo cual muchos solo tratan de acercarse al Señor, no porque le aman, sino suficientemente como para sacar provecho, pero sin correr el riesgo de sufrir. Esto es a lo que se refiere el Señor cuando habla en Apocalipsis acerca de los tibios. El tibio es el que dice creer, pero no está dispuesto a tomar decisiones que le afecten su bienestar momentáneo. Es el que desea el beneficio, pero sin que le cueste nada. Hay demasiada tibieza hoy en día.

Entonces, ¿Cuál era el pensar de Pablo? La Biblia nos dice esto, lo cual Pablo escribió: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:7-14. ¿Qué era lo que metía a Pablo en problemas? Como él mismo lo dijo: el procurar tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres, el hablar de la justicia, del dominio propio, y del juicio venidero. Pablo trato de vivir como Cristo y de hablar de Cristo y de lo que El predicaba. Pero, más tarde o más temprano, la mayoría se ofenden con las cosas del Señor. Pero finalmente, ¿deseas complacer a los hombres para ir al infierno, o prefieres sacrificar lo temporal para lograr la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Porque puede ocurrir la destrucción - Jeremías 52:12-30

Basado en Jeremías 52:12-30 (Versión Reina Valera 1960)

Y en el mes quinto, a los diez días del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia. Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego todo edificio grande. Y todo el ejército de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros en derredor de Jerusalén. E hizo transportar Nabuzaradán capitán de la guardia a los pobres del pueblo, y a toda la otra gente del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y a todo el resto de la multitud del pueblo. Mas de los pobres del país dejó Nabuzaradán capitán de la guardia para viñadores y labradores. Y los caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y el mar de bronce que estaba en la casa de Jehová, y llevaron todo el bronce a Babilonia. Se llevaron también los calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas, y todos los utensilios de bronce con que se ministraba, y los incensarios, tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas; lo de oro por oro, y lo de plata por plata, se llevó el capitán de la guardia. Las dos columnas, un mar, y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de las basas, que había hecho el rey Salomón en la casa de Jehová; el peso del bronce de todo esto era incalculable. En cuanto a las columnas, la altura de cada columna era de dieciocho codos, y un cordón de doce codos la rodeaba; y su espesor era de cuatro dedos, y eran huecas. Y el capitel de bronce que había sobre ella era de una altura de cinco codos, con una red y granadas alrededor del capitel, todo de bronce; y lo mismo era lo de la segunda columna con sus granadas. Había noventa y seis granadas en cada hilera; todas ellas eran ciento sobre la red alrededor. Tomó también el capitán de la guardia a Seraías el principal sacerdote, a Sofonías el segundo sacerdote, y tres guardas del atrio. Y de la ciudad tomó a un oficial que era capitán de los hombres de guerra, a siete hombres de los consejeros íntimos del rey, que estaban en la ciudad, y al principal secretario de la milicia, que pasaba revista al pueblo de la tierra para la guerra, y sesenta hombres del pueblo que se hallaron dentro de la ciudad. Los tomó, pues, Nabuzaradán capitán de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia en Ribla. Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada de su tierra. Este es el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo: En el año séptimo, a tres mil veintitrés hombres de Judá. En el año dieciocho de Nabucodonosor él llevó cautivas de Jerusalén a ochocientas treinta y dos personas. El año veintitrés de Nabucodonosor, Nabuzaradán capitán de la guardia llevó cautivas a setecientas cuarenta y cinco personas de los hombres de Judá; todas las personas en total fueron cuatro mil seiscientas.

Creo que posiblemente habrá personas que se pregunten: ¿Por qué sucede la destrucción? Y temo decir que siempre, la destrucción viene a raíz del pecado, especialmente cuando les concierne a personas que supuestamente saben de Dios. Hoy leímos de la destrucción que vino sobre el pueblo de Israel a manos de los Caldeos, del rey de Babilonia. Fue extremadamente difícil lo que le sucedió al pueblo de Israel. Fue un evento donde pocas personas conservaron la vida, en comparación a la populación que había en aquel entonces. Los pocos que se salvaron o fueron llevados cautivos, o fueron dejados para cultivar la tierra, pero nada más. El país fue enteramente desbastado. Entonces, puede que pregunten aún más, ¿Dios permitió eso? Y si lo permitió, ¿Por qué?

Casi siempre lo primero en las mentes y en los corazones de las personas existe el juzgar a Dios, y cuestionar Sus motivos y Sus acciones. Y como todo en el mundo tiene explicación, especialmente lo que Dios hace y permite, es fácil responder, pero siempre escogiendo ver el lado de Dios, a través de Su Palabra. Este es un gran problema que existe hoy, que la gran mayoría de las personas solo quieren ver su lado de la historia, pero nunca ponerse en el lado del Señor. Exigen ver el amor de Dios, y lo cuestionan, pero sin nunca ver el lado de Dios y lo que a El se le hace. A Dios se le ofende a cada momento, pero ni por un solo instante, se preocupan la gran mayoría en ver ¿Qué fue lo que se le hizo a Dios? Y recuerden que estamos hablando de personas que conocen de Dios, porque lo que leímos constaba del pueblo de Dios, y no de un pueblo que desconocía de Dios. Y eso podemos decir de casi todo el mundo hoy, que casi toda persona ha escuchado o sabe de Dios. Ya prácticamente se ha evangelizado el mundo entero. ¿Qué es el Evangelio? El no solamente hablar de Dios, sino de dar a conocer a Cristo y lo que El hizo por toda la humanidad, el mensaje de la cruz. Un gran ejemplo de eso fue Billy Graham quien predicó el evangelio a cientos de millones de personas por todo el mundo por varias décadas. Y claro, ¿qué se puede decir de la Iglesia Católica? Dirán lo que dirán, cada vez que una persona ve un crucifico, ve el símbolo único que habla de la misericordia y del amor de Dios. No se puede evitar la explicación del símbolo de la cruz. Y también, Dios dice: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Así que, se puede concluir que casi todo el mundo, de alguna manera u otra, conoce de Dios y están conscientes de lo que hizo Cristo por todos nosotros.

Entonces, ¿qué hizo Israel con el conocimiento de Dios? Lo mismo que mucho del mundo hacen hoy con un hecho aún más grande que el que conocía el pueblo de Dios antiguo, de que no solamente existe Dios, sino que Cristo murió y resucito para darle vida eterna a todo aquel que creyere en El. Desgraciadamente, la gran mayoría desprecian conscientemente al Señor. Crean y siguen a sus ídolos, e inclusive, se convierten a sí mismo y a su pecado en ídolos, como está escrito: Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos? Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos, para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos. Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones. Ezequiel 14:1-6. Finalmente, ¿Cómo puede Dios darle de Su favor y gracia a personas que prefieren buscar en cosas que solo producen muerte? La paga del pecado es muerte, y mientras se justifica y se glorifica al pecado, entonces solo encontraran la muerte como fin. Todo ser tiene libre albedrio, pero como tal, toda decisión tiene su propia consecuencia, comenzando con el desprecio a Dios. Entonces, hoy te ofrezco un consejo: Busca ser más justo con el Señor y aprende a amarle (mientras haya tiempo), no solo para tratar de utilizarlo para resolver tus problemas temporales, sino más bien, para vida eterna, porque este mundo jamás será perfecto, y lo único que realmente importa es la eternidad. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El peligro en seguir la multitud - Hechos 21:15-36

Basado en Hechos 21:15-36 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Éfeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!

¡Hay que tener mucho cuidado con seguir la multitud! La multitud en general casi nunca conlleva a hacer algo bueno. Como vimos en este pasaje, la multitud quiso matar a un hombre justo, a Pablo. ¿Por qué suceden cosas así? El asunto es que las masas casi nunca apoyan lo que esta bien, y esto lo vemos muy claramente a través de la Palabra. Es un fenómeno, por decir, que pasa frecuentemente. Pero claro, todo en el mundo espiritual tiene explicaciones muy sencillas. La Biblia nos enseña que el príncipe de este mundo es Satanás, y que sus demonios andan sueltos, habitando en cuerpos de seres humanos. Y ¡cuidado! No todo endemoniado va a hacer cosas siempre fuera de serie. A veces están tranquilos hasta que llega un momento donde son exaltados, y allí es que se ve lo que realmente está dentro del corazón de una persona. En el descontrol de una multitud es que mayormente se puede ver lo que hay dentro de las personas.

Vemos que no solamente Pablo fue víctima de una multitud perversa, sino aún más importante, el propio Señor sufrió en manos de la multitud. Cualquier persona supuestamente conocedora de la Palabra diría: Bueno, eso tenía que pasar. Y sí, es verdad, pero, no obstante, fue uno de los mecanismos principales que fueron instrumentales en la condena a muerte del Hijo de Dios. Pilato no quería en realidad mandar a crucificar al Señor, pero cedió ante la presión de la fuerza maligna que estaba en la multitud. Esto es lo que leemos: Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta. Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho. Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos? Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale! Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más: ¡Crucifícale! Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado. Marcos 15:6-15. Desgraciadamente, la misma multitud que una vez escuchaba los mensajes del Señor, y vieron prodigios, milagros, y tantas bondades que hizo, fueron los mismos que gritaron que le crucificaran. ¿Qué paso con los que gritaron una vez ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!? Mateo 21:9b. Las cosas pueden cambiar para mal de un momento a otro, dependiendo de la influencia.

Y esto es una verdad que debemos atenernos, a los que deseamos seguir al Señor: si las multitudes se volvieron en contra del Señor, también puede ocurrirnos a nosotros, como le paso a Pablo. El mismo Señor advirtió: Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? Lucas 23:26-31.

¿Qué podemos sacar en limpio con todo esto? Hay que tener mucho cuidado con seguir la multitud, porque la gran mayoría de las veces, las masas no están con Dios. Esto fue lo que dijo el Señor: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:13-14. Los que seguimos realmente al Señor siempre seremos una minoría. Así que, ¿Estás siguiendo al Señor para vida eterna, o a la multitud que están bajo la mala influencia de Satanás y de sus legiones? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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