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La responsabilidad por la Verdad - Jonás 1:1-16

Basado en Jonás 1:1-16 (Versión Reina Valera 1960)  

Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos. Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado. Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más. Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido. Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor. Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.

Uno de los daños mas grandes que el diablo ha hecho en estos últimos tiempos, especialmente es en cómo se ha entrometido en dañar la sana doctrina, con el asunto de quitar la responsabilidad. Vivimos en un tiempo donde ni mucho del llamado creyente, ni menos el incrédulo desea lidiar con algún tipo de responsabilidad. A casi a nadie le gusta ser hecho responsable por sus acciones. Pero hagan lo hagan, o quieran creer lo que quieran creer, la opinión de un ser humano (cualquiera que sea) no cambia la realidad del universo, y de que Dios es Dios, y que cada persona dará cuentas (irrefutable e indiscutiblemente) delante de este Dios bueno y amoroso, pero también, justo, poderoso, y fuego consumidor. Dios es todo eso, y más.

Esta primera parte del libro de Jonás es uno de los que dejan muy claro este asunto de la responsabilidad. Muchos pueden alegar distintas cosas aquí, de que todo esto paso, e inclusive la desobediencia de Jonás porque era el plan del Señor, porque hay tal cosa como la predestinación. Otros alegarían de que fue bueno la desobediencia de Jonás, porque otros llegaron a conocer al Único Dios Verdadero a través de esas circunstancias. Hay posiblemente algunos que pensarían que ni Jonás, ni estos hombres hubieran perecido porque Dios sabia hasta qué punto los llevaría. En fin, hay muchas cosas que se pueden decir, pero como todo en la Palabra de Dios, hay que ver todo a través del lente de la plenitud de la Palabra, y no un solo pasaje.

El asunto es este, que Jonás desobedeció y huyó de su responsabilidad. Si los hombres del barco no hubieran buscado la respuesta de porque estaba pasando esta tormenta, no hubieran vivido mas allá. Si Jonás hubiera persistido en su rebeldía, tanto Jonás como los hombres del barco hubieran perecido. Todo lo que paso fue porque Dios lo permitió, y en respuesta a las acciones de cada persona. Y todo cambio para bien en ese momento, porque todos fueron suficientemente sabios de darse cuenta de un hecho, de que Dios es el único Dios, y que conviene hacer como El desea, y también, de que pasara todo lo que pasara fue porque El lo decidió, como el Verdadero Dios que es. Dios retuvo a cada persona responsable por sus acciones, y cada uno obedeció para el bien de ellos. Ahora, porque Dios saco provecho del pecado de Jonás no quiere decir que Jonás fue acertado en su desobediencia. Dios hubiera llegado a esos hombres de otra manera, pero porque Dios es Dios y saca provecho de todo, no quiere decir que una persona, por decir, hizo un mal correcto. Y aquí entra de nuevo este asunto de la responsabilidad.

Esto es lo que el mismo Señor enseñó acerca de la responsabilidad: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 25:14-30. El talento es Cristo, y cada persona dará cuenta de lo que hizo con Cristo, si desechó el regalo o la encomienda de Dios (como lo quieran ver), o si no hizo nada con la oportunidad de salvación que Dios le dió, como también, si tomo este precioso talento e hizo la voluntad del Padre, y dejo que el sacrificio de Cristo diera fruto en su vida, como Dios desea. El asunto es que, si una persona desecha a Cristo, o no hace nada con Cristo en su vida, será echado irrefutablemente al infierno. No hay tal cosa como la justificación de la irresponsabilidad delante de Dios. ¿Sabes quien es Cristo y lo que El ha hecho por ti? Si es un sí, entonces eres responsable por esa Verdad y darás cuenta por lo que haces con esa Verdad. Entonces, ¿vives tu vida responsablemente delante Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La oposición a la obra del Señor - Esdras 4

Basado en Esdras 4 (Versión Reina Valera 1960)  

Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia. Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia. Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén. También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo. Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes. En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces, gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas, y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río. Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río te saludan. Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos. Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado. Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey, para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida. Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del río no será tuya. El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz. La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí. Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición; y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas. Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden. Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes? Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia. Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.

Mientras exista un Satanás y seres que se dejen seducir por él, siempre habrá oposición a la obra del Señor. Esto ha sido desde el origen del pecado, desde la caída de muchos de las huestes celestes que ahora son demonios y espíritus malignos, desde Adán y Eva, hasta ahora, y será hasta que el Dios Todopoderoso eche al diablo y todo lo que lo sigue, al lago de fuego que es la muerte segunda. En el pasaje de hoy leímos solo una de la tantas veces que el enemigo se ha opuesto a lo que es de Dios. Y hay que tener mucho cuidado porque la oposición maligna viene de distintas formas y maneras, a veces de maneras muy directas y osadas, como también muy sutiles y casi indetectables.

Vemos los atentados de intervenir en este pasaje de dos maneras, como ejemplo. Primero, los enemigos de Dios atentaron introducirse amigablemente, como si tuvieran hasta la misma intención de reedificar el templo de Dios, de forma tal que se hasta ofrecieron a reedificar juntamente con los judíos. Pretendieron ser hasta de la misma fe. Cualquiera diría: Si los judíos hubieran aceptado la oferta, no hubieran tenido tal problema después. Pero eso no era verdad. No tenían buenas intenciones. Si hubieran tenido buenas intenciones, no se hubieran opuesto como lo hicieron después. No fue un hecho de despecho, sino que se revelaron sus verdaderas intenciones. Esto es lo que nos advierte la Palabra, lo cual aplica hoy más que nunca: Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. 2 Corintios 11:13-15. El diablo y sus seguidores no siempre se van a presentar directamente, sino muchas veces, como algo muy inocente y hasta que luce como bueno. ¿Quién le huiría a un ángel de luz? Como dice el dicho: No todo lo que brilla es oro. Una de las grandes armas del enemigo es el engaño, y muchas veces, se introducirá a través de bonitas apariencias, a través de personas muy agradables, con bonitas sonrisas y palabras muy convincentes. Cuando uno entiende la naturaleza de algo, entonces puede entender de lo que es capaz. El enemigo es toda maldad, es lo total opuesto de Dios, y como tal, hará todo lo posible con tal de atentar destruir y parar la obra de Dios. Pero esto dice la Palabra: Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego. Mateo 18:6-9. Por lo tanto, si hay algo que está tratando de sacarte de las cosas del Señor, por muy bonitas y sanas que se vean, abandónalo, sácalo, échalo de ti, porque o si no, puede que termines en el infierno.

Así que, mientras tanto, siempre habrá problemas para las cosas del Señor, pero finalmente, es tu decisión si tú te dejas influenciar, si te rindes, si te dejas desviar, o inclusive, si decides unirte al lado opuesto (los que se dejan llevar por la carne y su pecado). Pero los únicos que entrarán en el reino de Dios y vivirán para siempre son los que hacen la voluntad del Padre. Así que, ¿eres parte de la obra de Dios, a pesar de las circunstancias? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La resurrección y la vida eterna - 1 Corintios 15:1-22

Basado en 1 Corintios 15:1-22 (Versión Reina Valera 1960)  

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

Creo que se puede entender que el asunto más importante del Evangelio, aparte de que se trata de la Persona de Dios a través de Cristo, es la resurrección. No hay nada más importante en la fe cristiana que esto, porque esto es lo que demuestra que Dios es el Todopoderoso, que Jesús también es Dios, y lo que más nos debiera interesar personalmente, es que, a través de la persona de Cristo, todos tenemos la esperanza de la resurrección. Lo más asombroso de lo que el Apóstol Pablo está tratando, es que algunos en esta iglesia habían perdido la noción de la resurrección. Por eso que Pablo está hablando de este asunto, porque hubo un extravío en su fe. ¿Qué podemos ver a través de esto?

Si leemos las epístolas a los Corintios de principio a fin, veríamos que era una iglesia muy conflictiva, con muchos dones, pero con muchos problemas, con problemas de fe, con problemas de desórdenes morales, tales que eran hasta feos para el mundo, con problemas de orgullo y altivez, y falta de amor, y así sucesivamente. Y lo más extraño del asunto era, que fue la iglesia que fue formada con el fundamento más sólido, comenzando por el testimonio y el poder con lo que se le anuncio el Evangelio. O sea, la iglesia fue comenzada a rais de que hubo muchos creyentes que se convirtieron al cristianismo en este lugar, y que recibieron buena y detallada enseñanza. Así que, el problema no sucedió ni porque falto la instrucción, ni porque faltó la manifestación del poder de Dios tangiblemente. ¿Qué paso entonces? Su pecado los sedujo.

Lo primero que tenemos que ver es que la resurrección en realidad es para todos, o sea, Dios va a resucitar a todo ser humano que haya existido, y lo va a resucitar para algo muy específico, para el juicio. Cada persona, tanto creyente como incrédulo, tendrá que comparecer ante el trono de Dios. Esto es lo que dice la Palabra: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.” Daniel 12:1-3. Así que, después de esta resurrección universal es que Dios decidirá quién seguirá viviendo para siempre, y quien no. Esto es lo que también dicen las Escrituras: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Entonces, está muy claro el asunto, que no solamente hay resurrección, sino que hay un gran juicio universal, y que allí se determinará la eternidad de cada persona, dependiendo de lo que Dios encuentre escrito de cada uno de nosotros.

Ahora bien, ¿Quiénes son los que se hallarán escritos en el libro de la vida? Y aquí hay que prestar mucha atención porque aquí es donde se desacreditan muchas malas doctrinas que se enseñan comúnmente. Al lograr pasar este juicio, o estar inscrito en el libro de la vida no es tan sencillo. Hay muchos que creen que solo se trata de fe. Hay otros que dicen que tiene que ver con los dones, porque tienen la supuesta manifestación del Espíritu Santo. Y también, hay muchos que creen que no se necesita el arrepentimiento de pecados, y que El perdonará todo. Y hay muchos que pregonan que las obras no son necesarias. Y esto es solo para mencionar algunos de los tantos desvíos. Esto dicen las Escrituras: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Del momento que Pablo escribe esto incluyéndose a sí mismo, es porque todos daremos cuenta de lo que hicimos en este cuerpo, y que debemos buscar serles agradables a este Dios Todopoderoso. Esto también dijo el mismo Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Entonces, la fe en Cristo no está sujeta a la opinión personal, sino que es algo serio y hay que vivir esta fe sin ningún tipo de hipocresía, no buscando hacer nuestra voluntad, sino siempre sujetos al Señor, haciendo la verdadera voluntad del Padre. Los que hacen la voluntad del Padre, comenzando con un total arrepentimiento y conversión de todo pecado, y haciendo a Jesús el literal y efectivo Señor de sus vidas, permaneciendo en esa fe y obediencia hasta el final, son los que serán resucitados, y recibirán la vida eterna. Así que, ¿estás haciendo la voluntad del Padre para vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Tomando a Dios seriamente - 2 Reyes 22

Basado en 2 Reyes 22 (Versión Reina Valera 1960)  

Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda. A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo: Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez. Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó. Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey. Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo: Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito. Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella. Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.

Una de las primeras cosas que podemos ver es que el pueblo andaba muy mal, tan mal que ni siquiera tenían en sus manos la Palabra de Dios. Si vemos un poco más atrás la historia antes de Josías, veríamos que el padre de Josías hizo lo malo ante los ojos del Señor, y que anduvo en los caminos de las naciones que los rodeaban. Y tanto había crecido la maldad que Dios ya se había hastiado del pueblo, y estaba a punto de acabar con todos ellos. Pero lo increíble es que se levanto un niño que se preocupó por las cosas de Dios, este Josías, que tuvo un corazón sensible a Dios, y que tomo en cuenta lo que era de Dios, y a través de eso, encontró la Palabra y la misericordia de Dios; tomo en serio al Señor.

Podríamos ver por un momento la determinación de este joven rey. Pensemos en su trasfondo, y como les atrae a muchos pensar hoy en día. Si hablamos de este joven psicológicamente, tenia todo tipo de razones para no buscar de Dios. Su padre hizo lo malo ante los ojos del Señor, por lo tanto, tuvo un pésimo ejemplo. Su padre fue asesinado. Y tras la tragedia (o el castigo de Dios), toma el pueblo a este niño de ocho años y lo hace rey de una nación. Y aún más, toda la nación estaba en decadencia espiritual, haciendo todo lo malo delante de Dios. Así que, psicológicamente hablando, ¿qué motivo tenia Josías de ser algo totalmente distinto tras el mal ejemplo del padre, y de una nación entera corrompida, y de encontrarse un niño en toda esta situación? No había nada. Se pudiera haber llenado con hambre de venganza por que mataron a su padre. Debiera haberse dejado llevar por el pueblo, porque ¿Cómo enfrenta un niño a una nación entera? Si hablamos de la intimidación, ¿no creen que el pueblo habrá tratado de controlar a este niño para que hiciera lo que ellos querían? ¡Era un niño! Pero, a pesar que todo estaba en contra de Josías para buscar de Dios, y de agradarlo, no se dejó llevar. Su influencia no fue ni su pasado, ni menos su ambiente. Entonces, en todo esto vemos que si una persona desea dentro de si hacer lo correcto, puede muy bien hacerlo, a pesar de todo lo que le haya pasado, y de su ambiente. Vemos que esta tal psicología es falsa al examinar a este niño de ocho años. Así que concluimos que cada ser humano tiene la potestad de escoger lo que quiera hacer, si desea buscar a Dios o rechazar a Dios. Esto es lo que dice la Palabra, y lo que tiene que haber leído este Josías cuando se encontró la Palabra de Dios: Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. Deuteronomio 30:14-18. El derecho para escoger esta muy claro, y Josías escogió buscar el favor de Dios.

Entonces, podemos concluir que, si puede influir los malos padres con un mal ejemplo, el ambiente y la sociedad. Si pueden ser factores. Y claro, ¿qué podríamos decir del diablo y de sus huestes malignas que andan siempre al acecho, susurrando su basura en nuestros oídos, tentándonos con lo que vemos? Eso es innegable. Pero, son factores nada más. Nada de eso puede forzar a una persona hacer nada. Dios ni siquiera busca forzar a nadie, porque El desea que todo sea por amor, el cual tiene todo que ver con elección. Es más, Dios prueba nuestra fe y amor, y permite la prueba, la tentación, y hasta la tribulación, para ver si nuestro amor por El es verdadero. Pese lo que pese, y hallan los factores que hallan, el ser humano finalmente escoge hacer lo que quiere hacer. Y este Josías escogió buscar hacer la voluntad de Dios, especialmente cuando fue confrontado por la Palabra de Dios. El tomó a Dios en serio. Así que, ¿escogés tu tomar a Dios en serio o no? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una vida cambiada - Filemón 1:1-21

Basado en Filemón 1:1-21 (Versión Reina Valera 1960)  

Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro, y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos. Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también. Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor. Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.

¿Cuál era el asunto que tenía Filemón con Onésimo? Para entender más claro el asunto, hay que ver el trasfondo de ambas personas. De acuerdo a la tradición, y el entendimiento de algunos eruditos, Filemón era un cristiano en Asia Menor, uno de los tantos que se había convertido con el Apóstol Pablo, y el cofundador de la primera iglesia en Colosas, y también el obispo de tal iglesia que hospedaba en su casa. El era una persona de bien. Y Onésimo se cree que fue esclavo de Filemón. Onésimo también se convirtió al cristianismo a través del Apóstol Pablo en uno de sus encarcelamientos, cuando precisamente Onésimo estaba prófugo de Filemón. En ese tiempo que Onésimo estuvo prófugo, no solamente se convirtió, pero también se cree que fue uno de los fundadores de la iglesia en Éfeso junto con Pablo, y se cree que fue un obispo en la iglesia. El mal que se cree que Onésimo hizo fue que le robo una suma grande de dinero a Filemón y huyo de la propiedad para viajar a Roma. Ese fue el asunto que se cree que hubo entre los dos, de robo y de abandono.

Entonces, ¿Por qué Pablo enviaba de vuelta a Onésimo a Filemón? El propósito de Pablo, guiado por sus propias enseñanzas y doctrina, era que ya consideraba que era tiempo que Onésimo volviese adonde el pertenecía, y que devolviere el mal que habia hecho, y que lo hiciera sirviendo al Señor al lado de su amo Filemón. El deseo del Señor a través de Pablo era que estos dos hombres se reconciliaran en el Señor y que tuvieran una relación restaurada, pero a través de la misma fe que tenían, y que trabajaran juntos en la obra. Como más trasfondo histórico de lo que sucedió con estas dos personas, Filemón sí acepto a Onésimo de vuelta, y ambos sirvieron al Señor juntos. Y tal fue su unidad y fidelidad al Señor, que ambos dieron la vida por el Evangelio. Hay escritos que mencionan que Filemón, en compañía de Apia (esposa de Filemón), Arquipo, y Onésimo habían sido mártires en Colosas durante la primera persecución general en el reinado de Cesar Nerón. Ambos hombres dieron sus vidas por su fe en Cristo, y lo hicieron juntos. Y esto nos lleva al punto.

El Onésimo que salió del lado de Filemón no volvió siendo el mismo. Filemón no recibió a la misma persona de vuelta, y esto es lo que atestigua el Apóstol Pablo. Pablo da testimonio de su conversión, de su cambio de vida, y de su fidelidad al evangelio y hasta a él mismo, que este Onésimo se había convertido como un hijo para él. Y como lo habíamos mencionado antes, este Onésimo hasta ayudo a Pablo a fundar la iglesia en Éfeso, y ejerció hasta como obispo en tal lugar. Veamos por un momento los requisitos de un obispo, lo cual describirá el carácter de este Onésimo: Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.1 Timoteo 3:1-7. Así que, si estos son los requisitos para ser un obispo, y Onésimo sirvió como tal, entonces se había convertido no solamente en un creyente, pero aún más, en un hombre excepcional delante de Dios y de los hombres. Onésimo realmente fue una persona totalmente transformada y renovada a través de la obra del Espíritu Santo, pero claro, bajo su propia voluntad, al dejar a Dios obrar en su vida de tal manera.  

Entonces, ¿qué debemos poder ver muy claramente a través de todo esto? Que, si una persona se convierte legitimante al Señor, y se sujeta a El, Dios puede hacer grandes cosas. El propósito de Dios es hacer todo en nuestras vidas nuevo, distinto, renovado, y transformado. Dios desea traer un cambio de vida total en cada uno de nosotros, a través de la obra del Espíritu Santo y de Su Palabra. Esto establecen las propias Escrituras de sí mismas: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. El Señor Jesucristo murió en la cruz y Dios imparte Su gracia para que podamos ser personas con nuevos comienzos, dejando atrás las cosas que solo producen muerte y destrucción, dejando atrás el pecado, y haciendo aquello que produce vida y luz. Y lo otro que Dios desea que suceda es que, a través de nuestro arrepentimiento y conversión, que restauremos a las personas que hemos dañado en nuestros antiguos malos caminos. El propósito de Dios es que se arregle y se repare lo dañado, que hagamos el bien a los que afectamos en otro tiempo. Y claro debiera estar, si una persona ha tenido tal cambio en su vida como este Onésimo, ¿Cómo Filemón no pudiera aceptar tal persona de vuelta en su vida? Para que Pablo diera tal testimonio de este Onésimo, era porque realmente había cambiado, y porque le iba ahora ser de gran bien y de bendición a su amo Filemón. Dios puede restaurar todo si una persona realmente se arrepiente de todos sus pecados, y trata de rehacer el daño que hizo, restaurando el mal que cometió. ¡Todo sería muy distinto si todo creyente buscare realmente hacer la voluntad de Dios! Así que, ¿estás viviendo una fe verdadera, que le demuestra a Dios y a todos alrededor tuyo que eres una nueva persona, haciéndole el bien a aquellos que dañaste antes? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La falta de arrepentimiento - 2 Crónicas 21

Basado en 2 Crónicas 21 (Versión Reina Valera 1960)  

Durmió Josafat con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David. Y reinó en su lugar Joram su hijo, quien tuvo por hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael, y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat rey de Judá. Y su padre les había dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas preciosas, y ciudades fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram, porque él era el primogénito. Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los príncipes de Israel. Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalén. Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. Mas Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David, y porque le había dicho que le daría lámpara a él y a sus hijos perpetuamente. En los días de este se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre sí. Entonces pasó Joram con sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de noche, y derrotó a los edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes de sus carros. No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en el mismo tiempo Libna se libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a Jehová el Dios de sus padres. Además de esto, hizo lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los moradores de Jerusalén fornicasen tras ellos, y a ello impelió a Judá. Y le llegó una carta del profeta Elías, que decía: Jehová el Dios de David tu padre ha dicho así: Por cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa rey de Judá, sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú; he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo cuanto tienes; y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad. Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto a los etíopes; y subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes que hallaron en la casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más hijo sino solamente Joacaz el menor de sus hijos. Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos. Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como lo habían hecho con sus padres. Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Una persona puede leer este pasaje que habla del rey Joram y decir: Este de verdad que era una persona muy mala, y mereció lo que le sucedió. Y sí, es verdad, fue una persona quien hizo el mal a personas que no le habían hecho ningún daño a él. Y sí, siguió la idolatría y el paganismo, y no solamente lo hizo él, sino que hizo que los moradores del reino también siguieran su maldad. Y lo más triste es que tuvo un padre que no le dio ejemplo para hacer el mal que hizo. En resumen, fue una mala persona.

¿Por qué sucedió esto? Lo que entendemos por la Palabra es que cada persona tiene la potestad y el derecho, dado por Dios mismo, de que puede decidir por sí misma si desea buscar y seguir al Señor o no. Puede que afecten las malas influencias, porque vemos que se juntó con una hija del rey Acab que era de providencia muy mala también, pero dentro de su corazón, y la razón por lo cual muy posiblemente se juntó con otra persona con malas intenciones era porque el mal estaba dentro de sí. Por alguna razón u otra, a este Joram le atrajo lo malo, y le atrajo dejarse llevar por la maldad de su mujer. Las influencias tienen algo que ver, pero como vimos antes, tuvo un padre que no le dio mal ejemplo, un padre que no fue perfecto pero que si le temió al Señor. Entonces, de esta manera vemos este concepto del libre albedrio porque Joram escogió ser influenciado por su mujer y no por su padre. Esto dice la Palabra con relación al libre albedrio: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días… Deuteronomio 30:11-20a. Así que, es muy claro este asunto de que Dios nos da a elegir a todos en general. No existe este asunto de que somos robots o predestinados a un camino, a lo menos en general (porque hay excepciones). Porque si fuere así, ¿Para qué entonces daría el Señor el consejo de Su Palabra? Y ¿porque habría un juicio y un castigo para la persona que no buscare de Dios e hiciere lo malo ante Sus ojos? ¿Es Dios injusto, que castiga a una persona porque sigue Su designio? Imposible. Dios no solamente es justo, sino bueno, que da oportunidad al ser humano para que se arrepienta de su maldad.

Y esto nos lleva al peor mal que tuvo Joram, el asunto de que nunca se arrepintió. Todos nacimos en el pecado, y somos pecadores, y estamos por nuestra naturaleza y malos hechos, sean pocos o muchos, destituidos de la gloria de Dios. Esto dice la Palabra: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23. Así que, nadie es mejor que la otra persona. Todos hemos pecado, y todos merecemos el infierno. Pero, si una persona se arrepiente de todos sus pecados, y busca el favor de Dios a través de Jesucristo, puede obtener Su misericordia y hasta cambiar el curso de su eternidad, como está escrito: Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Salmo 51:17. El final de Joram hubiera sido otro si se hubiera arrepentido, como lo hicieron otros antes que él, que sí disfrutaron de la misericordia de Dios, a pesar de sus malos hechos. Así que, si te has apartado de Dios, busca de Su misericordia, y arrepiéntete con todo tu corazón para que puedas recibir Su perdón y no pierdas lo que El tiene para los que le aman, mientras allá tiempo. Eres libre para escoger. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las consecuencias de vivir una vida necia - Marcos 12:1-12

Basado en Marcos 12:1-12 (Versión Reina Valera 1960)  

Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de estos del fruto de la viña. Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. Volvió a enviar otro, y a este mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña. ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros. ¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; el Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.

Hay un grave problema hoy en día, y temo decir que es peor ahora que jamás antes, y es algo que no solamente no se mantendrá, sino que seguirá empeorando día a día. ¿Cuánto durará esto? Sé que Dios permitirá las cosas que prosigan, pero llegará el día que El le pondrá un límite. ¿Qué es este problema? Es el problema de la necedad. Hay tal necedad en el mundo y aún dentro del llamado pueblo de Dios que es difícil de comprender. Suena muy general el asunto, pero trataremos a través del Señor de definir el problema aún más exactamente, y claro, de verlo a través de los ojos del Altísimo. La necedad que hoy existe es que cada uno hace como quiere y piensa que su voluntad será hecha, y no la de Dios, aún en el juicio de Dios. O sea, su necedad es tal, que piensan que su opinión gobierna lo de aquí y ahora, y hasta el futuro.

Vivimos en una era donde la gran mayoría de las personas han adoptado la mentalidad de Satanás, y sorprendentemente, aún muchos del pueblo de Dios. ¿Cuál es esa mentalidad? Muchos puede que lo digan y otros no, pero el proceder de ellos es algo como así: Hágase mi voluntad en vez de la tuya Señor. ¿Cómo puedo decir esto? Muy fácil. La gran mayoría sencillamente hace como le parece, y busca cumplir sus deseos, en vez de buscar hacer la voluntad de Dios. Y eso no es nada más ni nada menos lo que Satanás ha buscado hacer desde su caída, desde que entro el misterio de la iniquidad. Es un misterio que es difícil de entender, pero porque es un misterio para nosotros no quiere decir que no haya una explicación muy lógica. Pero sea como sea, y haya venido como haya venido, este misterio de la iniquidad, este sentir que hay dentro del corazón de Satanás, es el mismo que hay dentro de muchos, de buscar hacer lo que quieren, y pensar que las cosas serán como ellos dicen.

Ahora, ¿Cómo se vé este pecado dentro del pueblo de Dios? La gran mayoría atentan tratar a Dios como siervo, y aquí es donde caen muchos supuestos creyentes, e interpretan y usan las Escrituras para respaldar sus ideas y deseos, en vez de buscar ver que es lo que Dios quiere decir, y hacer como El manda. Esto se ve en muchas doctrinas distorsionadas y demoniacas, donde el hombre se pone en el puesto de Dios, y atenta poner al Todopoderoso en la posición de servidumbre. Y claro, no buscan ver la voluntad de Dios a través de las Escrituras, sino que buscan apoyar sus ideas y usan las Escrituras para apoyar sus deseos. Prácticamente, muchos cristianos viven la vida de tal manera como lo hacia Israel hace muchos siglos, como quedo escrito: En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Jueces 21:25. Pero el asunto es que sí hay un Rey, y un Dios Todopoderoso, y el hacer como que ni existe, o como que se le puede manipular o mandar, no cambia la realidad de que El es Rey y que Su voluntad será hecha, piense lo que quiera pensar el hombre, y haga lo que haga. Dios no deja de ser Dios, aunque una persona trate de hacer como que no existe, o como que no es Dios. Nuestra opinión no gobierna la realidad.

Tal como lo vimos en la parábola, así sucederá al final de todo, que Dios es Dios y que juzgará a cada persona según lo que piensa y hace, y esto incluye al llamado pueblo de Dios. Es necedad pensar que no daremos cuenta por todos nuestros hechos muy pronto. No importa lo que digan o que prediquen ciertas personas, todos daremos cuenta de nuestras acciones, especialmente los que hemos llegado al conocimiento de la Verdad. El que conoce la Verdad y no busca hacer la voluntad del Padre es el que peor juicio vera en el futuro. Esto dice la Palabra: …Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:10b-12. Noten que el escritor de la epístola (inspirado por el Espíritu Santo), es el Apóstol Pablo, y él se incluye en este asunto de dar cuentas, porque dice: cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de si. Y también está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Aquí hace el mismo hincapié, de que se incluye en el asunto. Entonces, ¿no es un error pensar que, si los santos apóstoles se incluían en el juicio de Dios, y que creían fielmente que serían juzgados, que esto también no nos pasara a nosotros? ¿Somos más que los apóstoles? No lo creo.   

Hay que tener mucho cuidado, y en vez de buscar hacer nuestra voluntad y cumplir nuestros deseos, debemos, por nuestro propio bien, buscar hacer la voluntad de Dios. Es necesario tratar a Dios como lo que es: Dios, y que Jesucristo es Dios y Señor también. El es el heredero legítimo de todo lo que le pertenece a Dios Padre. A El lo mataron, pero resucito y ahora está sentado a la diestra del trono de Dios, reinando como lo que El es. Esto dijo el propio Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Aún hasta haciendo cosas que pueden lucir como la voluntad de Dios pueden estar mal hechas sino están sujetas a la voluntad del Padre. Todo, y especialmente dentro de nuestro ser, debe estar sujeto y bajo la voluntad de Dios. Ese debe ser nuestro sentir, nuestro deseo, porque finalmente, el Señor vendrá y juzgará a cada persona, y El será Quien decidirá lo que sucederá con cada uno de nosotros. Y es demasiado arriesgar no buscar hacer Su voluntad. El no le va a pedir a nadie su opinión, ni aún menos, guiarse por nuestra manera de pensar. Dios es Dios, y Su voluntad será hecha y nuestra eternidad la decidirá El, a través de lo que El ha establecido en las Escrituras. Así que, ¿estás viviendo una vida necia, pensando que tu voluntad será hecha al final en vez de la de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El poder del Evangelio - Hechos 5:17-42

Basado en Hechos 5:17-42 (Versión Reina Valera 1960)  

Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A este se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. Después de este, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

¿Era más fácil antes las cosas para el Evangelio? Muchos pueden que erróneamente digan que era más fácil antes seguir al Señor y propagar el Evangelio que ahora. Y tengo que decir que es un error, porque el principio del Evangelio fue muy difícil, comenzando por el Señor mismo. Tenemos que recordar que los religiosos con el consentimiento del pueblo y de Roma (por virtud de que Pilato lo hizo posible), prácticamente, el mundo entero crucificó al Señor. Fueron muy pocos los que estaban con el Señor. Y después del Señor, hubo muchos altos y bajos, o sea crecía el número, y después eran perseguidos y dispersados. Y como leímos aquí en este pasaje, los apóstoles fueron encarcelados y azotados. Así que, posiblemente todavía es mucho más fácil seguir al Señor hoy que antes en muchos lugares. Pero entonces, ¿Qué pasa hoy?

Supuestamente, de acuerdo a las últimas estadísticas en el 2020 de este tipo, hay aproximadamente 2,382 billones de cristianos en el mundo, todavía sigue siendo la religión con más seguidores en el mundo. Pero ¿tiene el mismo poder que tenía antes? ¿Se ve el poder en la iglesia que se vió en los apóstoles? Somos un número muy grande, pero por desgracia, no se ve lo que se vió en los apóstoles, ni la sombra de lo que está escrito. ¿Por qué? ¿El problema es que el Evangelio ha perdido Su poder? ¿Se ha debilitado con el tiempo?

Lo primero que hay que explicar es que el Evangelio no ha perdido Su poder, porque es algo que está basado en la Persona de Jesucristo, y como tal dice la Palabra: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. El Evangelio no es una religión, sino más bien, se trata de una relación con Dios, es el plan de salvación para el hombre a través del Señor. Entonces, es imposible que allá perdido Su poder. ¿Cómo sé que Dios no ha cambiado? Porque todas las cosas creadas y sujetadas por la persona de Dios siguen tal cual. El sol sale y se pone igual como antes. Los astros y cuerpos celestiales siguen tal como lo dejo ordenando el Omnipotente. Y bendito sea el Señor que todo en lo cual dependemos, tanto lo pequeño (por decir) hasta en lo más grande e infinito sigue tal cual porque el Señor lo mantiene con Su persona, por virtud de Su existencia.

Entonces, ¿Qué ha cambiado? El hombre. Hay mucha mixtura, pecado, y falta de fe dentro del supuesto pueblo de Dios, y eso es lo que ha cambiado el efecto del Evangelio en el mundo. Ya no existen hombres y mujeres con la fe de antes, como la tuvieron los apóstoles y discípulos que se propusieron propagar el Evangelio como lo mandó el Señor, cuando dijo: …Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15. Ellos se tomaron este asunto muy en serio. Como hecho, el Evangelio prácticamente había llegado al mundo entonces conocido en su plenitud al cabo del primer siglo. ¡Que increíble que, en menos de 100 años, con algo que comenzó con unos pocos hombres y mujeres había ya sido pregonado por todo el imperio Romano y aun más allá, en otras culturas y en otros idiomas! ¿Fue esto el resultado del trabajo del Espíritu Santo de Dios? Por supuesto, pero también en conjunto con la fe y entrega de seres que valorarón al Señor, y encontraron más que razonable entregar hasta sus propias vidas por el Señor que amaban, y la fe que confesaban.

Y esto nos lleva a nuestro último punto. ¿Puede acaso recobrar el Evangelio el mismo manifestar que tuvo al comienzo? Claro que sí, cuando el llamado pueblo de Dios vuelva a una fe verdadera en el Señor, cuando se deje a un lado el pecado, la carnalidad, y las cosas del mundo. Hoy en día, reina más el amor al dinero, al pecado y a la carnalidad en nuestras iglesias que la Palabra de Dios. Una persona hace mucho tiempo me pregunto: ¿Por qué no se ven los milagros de antes? Y le tuve que responder para vergüenza nuestra: por el pecado dentro del pueblo de Dios. Nosotros somos los que hacemos ver el poder más grande del universo como algo inferior. Como dice la Palabra: “…el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.” Romanos 2:24. Dios desea mostrar Su poder, de que llegue muchas personas al conocimiento de la vida eterna, pero solo sucederá si hay un pueblo arrepentido y unido, que realmente ame y trate al Señor como tal. Así que, ¿Deseás realmente ver el poder del Evangelio en tu vida y alrededor tuyo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Encontrando misericordia a través de buenas actitudes - Lucas 15:11-24, 16:1-9

Basado en Lucas 15:11-24, 16:1-9 (Versión Reina Valera 1960)  

También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y este fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas.

A pesar de que ambas parábolas son relativamente distintas en las circunstancias, hay cosas idénticas entre sí. Lo primero que pudiéramos ver es posiblemente algo tan obvio que se pierde de vista. Muchas veces, hay cosas tan obvias, y nuestro enfoque tan limitado, que perdemos de vista aprender lo esencial. Esto pasa con casi todo lo que Dios hace día a día. Las personas buscan un manifestar de Dios personal y pierden de ver lo obvio por su falta de fe y corazón pecaminoso. Dios se manifiesta siempre, y demuestra Su poder y gloria a cada momento. Nada en el universo se mueve sin Su voluntad. Hay un sinfín de cosas, y todas están sujetas a la voluntad de Dios, y subsisten por la presencia del Altísimo. Vemos hasta lo que llamamos sencillo y lo tomamos por asentado también, como el palpitar de nuestros corazones, o el respirar de nuestros pulmones, o las funciones de nuestro cerebro, cada cosa que sucede dentro de nosotros mismos sin conscientemente haciéndolas funcionar, y todo por la voluntad de Dios, porque también eso lo sustenta la presencia de Dios, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. La gran mayoría de las veces, por nuestro pecado, perdemos de vista lo obvio y lo grande, cosas que son demasiado importantes, más importantes que las vanidades y lo temporal en los cuales casi siempre nos estamos enfocando más.

Entonces, ¿Qué es lo tan obvio en ambas parábolas? En la del hijo pródigo, sencillamente no malgastes ni desperdicies lo que Dios te da. No vivas perdidamente haciendo cosas que finalmente no tienen ningún provecho, porque si lo pierdes, nunca volverá. El tiempo que Dios te da nunca volverá. Los bienes que Dios te da nunca volverán. La salud y la juventud que Dios permite que tengan las personas, nunca vuelven. Lo que se gastó y se perdió se fue para siempre. Entonces, ¿para qué esperar pasar hambre? ¿Por qué llegar a hacer y sufrir cosas innecesariamente? Y en la segunda parábola, lo mismo. Sé un mayordomo bueno. No disipes los bienes del Señor. No te pongas en un lugar donde te van a quitar la mayordomía, porque eso, sí sucederá si no cuidas de lo que Dios te da. Puede que diga alguien: ¿Qué me ha dado Dios de lo que tendré que dar cuenta? De todo lo que tienes, sea tu salud, tus seres queridos, tus bienes, tus talentos y capacidades, todo lo que tienes, lo tienes porque Dios te lo ha otorgado. No siempre se trata de dinero o riquezas, aunque también daremos cuenta de eso. Sencillamente, no vale la pena correr riesgos innecesarios, y pasar dolores totalmente evitables. Es necedad no valorar lo que uno tiene, y aún más, porque no solamente se puede perder, pero también darás cuentas un día. Cada persona dará cuenta de todo en su vida, especialmente los que hemos recibido el conocimiento de Dios. Porque, está escrito: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. Hebreos 10:26-30. Así que, cuida lo que tienes y úsalo para hacer la voluntad del Padre.

Ahora bien, ¿Qué vemos también en estas parábolas? De que si hemos hecho mal, podemos encontrar gracia ante Dios si hacemos cosas que le agradan. El hijo prodigo volvió en si, y volvió a la casa de su padre, pero con un corazón contrito y humillado, arrepentido completamente de sus malos hechos, y buscando al ser que daño, a su padre. Si volvemos arrepentidos de todos nuestros pecados con un corazón contrito y humillado, a Dios Padre que lo ofendemos con nuestras malas obras, El es suficientemente bueno para perdonarnos a través de Su Hijo Jesucristo. Y de igual manera, si hacemos como el mayordomo malo de perdonarle las deudas a los demás, demostrando misericordia a otros, también seremos alabado por el Señor, como oró el propio Señor: Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Mateo 6:12. Nosotros recibimos el perdón de Dios si nosotros perdonamos a los demás. ¿Es justo perdonar el mal que se nos ha hecho? No. Pero también, ¿Fue justo para el Perfecto y Santo Hijo de Dios pagar por pecados que no cometió, por los tuyos y los míos? Bajo ningún punto. Dios nos justificó a través del hecho más injusto de toda la historia, que el Inocente y Perfecto pagará por los pecadores. Así que, ¿valorás lo que Dios te dá? Y si has hecho mal, ¿buscas hacer cosas que Dios manda para que encuentres Su gracia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dándole al Señor Su Lugar - Ezequiel 45:1–3

Basado en Ezequiel 45:1–3 (Versión Reina Valera 1960)  

Cuando repartáis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una porción para Jehová, que le consagraréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho; esto será santificado en todo su territorio alrededor. De esto será para el santuario quinientas cañas de longitud y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos. Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en ancho diez mil, en lo cual estará el santuario y el lugar santísimo.

Hay un detalle en este pasaje que nos da gran dirección a lo que concierne en seguir al Señor, y eso es, de darle al Señor Su lugar apropiado. Este pasaje aplica para cuando el pueblo de Israel iba volver a su tierra, después que había sido castigado por el Señor, porque le fueron muy infieles, y tal fue su infidelidad que Dios permitió después de muchos años y generaciones de paciencia, de que vinieran sobre ellos sus enemigos, y que fueren destruidos, y los pocos que quedaron vivos, o fueron transportados como esclavos o permanecieron como siervos en Israel para cultivar lo que quedo. El gran pecado que cometió Israel fue el adulterio espiritual o la idolatría, al tener el corazón dividido entre Dios y lo pagano. Era tal su idolatría que habían llenado el templo de Dios y sus ciudades y sus casas con los distintos ídolos de los pueblos que ellos habían derrotado, y de los que los rodeaban. Y claro, practicaron todo lo que está envuelto con idolatría, profanando así lo Santo y aboliendo la ley de Dios. En fin, ¿qué es lo que busca Dios?

Primeramente, vemos que el Señor les dijo que apartaran una porción de la tierra (no toda) para Jehová, y que en esta porción estaría el santuario y el lugar santísimo, y claro, que estuviera situado en el corazón o en el centro de la tierra, en Jerusalén. Entonces, ¿Dios lo quiere todo? Si y no. Sabemos que todo le pertenece a Dios, todo el universo, no solamente este mundo. Pero, interesantemente, dentro de lo práctico, El no pide todo sino una porción. Así que, lo que algunos piensan de que la única manera de glorificar a Dios es de darle todo no está totalmente acertado. Pero, también no es como muchos piensan, los que viven una vida religiosa, como por ejemplo los que van a una iglesia y piensan que, porque dan un poco de tiempo, un poco de dinero, y un poco de ayuda, que ya está todo hecho y que pueden vivir de una manera destructiva y pecaminosa con lo que resta. Hay muchos que tienen sus momentos de santidad (por decir) y después viven como si no conocieran a Dios. De eso no se trata el seguir al Señor tampoco. Entonces, ¿Qué busca Dios de nosotros?

Hay un primer lugar que busca el Señor. Hay una prioridad. La Palabra de Dios dice esto: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29b-30. ¿Quiere Dios tierras y dinero y cosas materiales? No necesariamente. Podemos dibujar una línea del pasaje de hoy a lo que estamos hablando, y que el Señor quiere la porción de nosotros que está dentro de lo más íntimo, de nuestro corazón. Lo que más busca Dios es el corazón del hombre, y desea que le ame. Esto es lo primordial, lo principal, es el todo del hombre para Dios. Y claro, que el corazón es lo que debe gobernar todo lo demás, el alma, la mente, y las fuerzas. De la misma manera, El busca que nuestra vida este sometida a El, y que nos dejemos guiar por El para saber lidiar con todo lo que nos rodea, con nuestras familias y seres queridos, con nuestros empleos, negocios, y estudios, con nuestros semejantes, y hasta con nuestros enemigos, en fin, que todo esté bajo Su dirección. Y esto tiene un sentido muy práctico y lógico. Si solamente hay vida en Dios y El es el Ser más grande, poderoso, y sabio en todo el universo, en lo más mínimo, ¿no nos conviene dejarnos guiar por tal Ser, y tomar Su consejo para cada aspecto de nuestra vida? ¿Quién sabe o puede más que Dios? Y claro, ¿Quién puede amarnos más que Dios? Este asunto de seguir al Señor tiene demasiado lógica si uno tiene algún tipo de raciocinio. El problema es que la gran mayoría piensan que son más inteligentes y capaces que Dios, y sus hechos demuestran tal sentir.  

Ahora bien, ¿Cómo uno puede vivir prácticamente esta fe en lo diario? Esto nos aconseja la Palabra de Dios: Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:22-24. Hay que hacer de todo en esta vida. Hay que cuidar de nuestras familias y seres queridos. Hay que trabajar. Hay que cuidar las cosas que tenemos. Es necesario amar a nuestro prójimo también, y eso puede envolver hacerle el bien a cuantos lo necesiten, o sea deben haber acciones. Esto también dice la Palabra: Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Mateo 22:15-21. Esto sonara extraño, pero al honrar y respetar las autoridades, aún las que no nos gustan, estamos honrando a Dios. Hay que pagar impuestos. Hay que respetar a las autoridades. Tenemos que respetar a nuestros jefes y supervisores. Dios no está ni con las revoluciones ni rebeldías. A pesar de que Roma era un imperio muy duro y cruel, con ganas de solo dominar al mundo, el Señor nunca promovió ningún tipo de rebeldía en contra aquello. Entonces, cumplimos con la voluntad de Dios al simplemente hacer todo como para El, dejándonos guiar por El.

Y aquí entramos en lo último: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Sencillamente, hay que hacer la voluntad del Padre en todo en nuestra vida, no dejándonos guiar por nuestra opinión, sino tomándole en cuenta Su opinión en todo, viendo siempre lo que El desea que hagamos. Esta es la manera de cómo se puede servir al Señor, al sencillamente dejarnos guiar por El, y dándole a El la prioridad en todo. Hay lugar para todo en esta vida, como también tiempo para todo, pero siempre debemos buscar amar al Señor y ponerle en el primer lugar en nuestras vidas, siempre consultando con El para ver cuál es Su voluntad, y hacer lo que El nos manda. Así que, ¿Le estás dando al Señor Su lugar apropiado en tú vida por tú propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El pecado de la incredulidad - Hebreos 3:7 – 4:2

Basado en Hebreos 3:7 – 4:2 (Versión Reina Valera 1960)  

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

Hay una sola cosa que importa en esta vida, y esta es: si realmente creemos en el Señor o no. No hay nada más que importe porque todo es dictado por lo que creemos. Esa es la raíz de todas las cosas en nuestra vida, lo que determina lo que hacemos aquí, y si finalmente entraremos en el reino de Dios. Hay mucha confusión sobre esto porque sencillamente, de alguna manera u otra, la gran mayoría no viven una fe verdadera. Temo decir que, dentro de nuestras iglesias, y en el ministerio, y hasta adentro de escuelas de Biblia y seminarios, no hay casi nada de la fe de la cual enseña la Biblia, de la que finalmente hace que una persona pueda llegar a obtener la vida eterna y las recompensas que Dios desea dar. Hay cosas que suenan como la verdad, que lucen como si conllevaran al camino de la vida, pero no la pura y santa verdad de Dios. Hay muchas ilusiones, vanidades, semejanzas, pero en la gran mayoría de las partes, no hay una aceptación de la verdad de Dios. La gran mayoría de las personas, hasta los que se creen muy doctos y conocedores de las cosas de Dios, sufren de incredulidad, y por lo tanto, no tendrán vida eterna.

Puede que digan muchos: ¿Cómo puede ser eso? Muchos dicen creer, y confiesan una fe, pero casi siempre hay dudas, y se puede ver esas dudas por la manera que viven su vida. ¿Cuál fue el problema de Israel en el desierto? Y esto lo debemos tomar todos en cuenta, especialmente los que decimos ser pueblo de Dios, porque Israel era el pueblo de Dios. Tenemos que recordar que la fe en Cristo añade a los gentiles (los que no somos de Israel) al pueblo de Israel, así que debemos prestarle atención a este asunto porque nos incumbe y afecta directamente. La gran mayoría del pueblo de Israel siempre dudó de Dios, dependiendo de las circunstancias, y si Dios les estaba complaciendo o no. Si las cosas les iban como ellos querían, ellos daban gloria a Dios. Pero si las cosas cambiaban un poco, ya Dios no servía para ellos. Y sus corazones siempre estaban vagando entre Dios y los ídolos que dejaron atrás en Egipto, como el becerro de oro que se hicieron cuando pensaron que ya Moisés no estaba vivo. No había ningún tipo de estabilidad en sus vidas. Y esto canso a Dios, y Dios los hizo vagar por 40 años en el desierto, un camino que le debiera haber tomado 11 días de acuerdo con algunos eruditos. Tanto fue su dureza de corazón que Dios los hizo dar vueltas y vueltas hasta que pereció la generación que salió de Egipto, excepto Josué y Caleb.

Este mismo mal sigue hoy, y probablemente más fuerte que nunca. Hay mucha duda, mucho doble ánimo, mucha incredulidad, y se busca a Dios por conveniencia en vez de por fe. Y aún peor, la gran mayoría tratan a Dios como siervo y a ellos mismo como dios y señor. Ese es el grave problema que existe, que se trata a Dios dependiendo de la manera que ellos ven que le sirva. Y claro, el diablo toma ocasión para tentar para que no crean en Dios, para poner en duda, para hacerlo aparentar como algo que no vale la pena, y que lo único que importa es que cumplan sus deseos y que puedan vivir sus vidas como quieran. Esta es la tentación que siempre trata el diablo de emplear, y esto será siempre, hasta el día que tomes tu último aliento, de dejar a Dios, de dudar de El, de finalmente no tratarle como Señor. Pero esto dice la Palabra: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Santiago 1:12-17. El diablo tienta a través de nuestra propia concupiscencia, y apela a nuestros malos deseos. El no tiene que buscar más allá. El mal está dentro de nosotros mismos, y el libre albedrio nos da la potestad, o de escoger ceder al mal que está dentro de nosotros, o de razonar y adoptar una verdadera fe en el Señor basado en todo lo que Dios es y hace por nosotros. Finalmente, la fe está plenamente basada en el raciocinio del hombre. Una persona puede tratar de espiritualizar las cosas todo lo que quieran, pero en rendidas cuentas, Dios nos hizo con raciocinio, y ese raciocinio es lo que interpreta la Verdad de Dios y la mentira del diablo, y decide a que hacerle caso. Por eso que existe un juicio. Pero la Palabra dice: Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Santiago 4:7-8. Todo lo que dicen estos versos están plenamente basados en la decisión. Si una persona tiene algún tipo de raciocinio, y creyera que Dios es Dios, le trataría como tal, y haría como El dice porque la razón da sentido a buscar nuestro propio bien, y estar de parte del Ser más poderoso del universo. Es ilógico y necedad hacer otra cosa.

Y esto nos lleva al punto final. ¿de qué finalmente se trata la fe? De amar a Dios. Si vemos, entendemos, y aceptamos Quien es Dios, y todo lo que El ha hecho y hace por nosotros día a día, pero lo principal, la vida eterna que gratuitamente dá a través de Su Hijo Jesucristo, esto nos “debiera” llevar a amar a Dios. El amor es la única manera lógica de corresponder al amor de Dios. El amor debiera producir amor, no el odio, o la duda, o el egoísmo, o la obstinación. Esto es el fin que Dios busca: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. Si uno realmente cree en Dios, aprendería a amarle, y finalmente haría como El manda, pase lo que pase, porque entendería Quien es El y todo lo que realmente tiene valor: la eternidad. Si no se ama a Dios, y no se busca obedecerle y seguirle, tan sencillamente, no hay tal fe, sino incredulidad. Así que, ¿Amas al Señor para vida eterna, o sigues perdido en la incredulidad, buscando hacer tu propia voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Reacciones al Señor - Juan 9

Basado en Juan 9 (Versión Reina Valera 1960)  

Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta. Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, y les preguntaron, diciendo: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego; pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ese, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ese oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si este no viniera de Dios, nada podría hacer. Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron. Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; más ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.

El respetado matemático y científico Blaise Pascal dijo esto: En la fe hay suficiente luz para los que desean creer y suficientes sombras para cegar a aquellos que no desean creer. El asunto de creer en Cristo no tiene nada que ver en realidad con las manifestaciones de Dios. A través del tiempo, hemos visto en la historia que el Señor se manifestó de muchas maneras y formas: como en poderío divino, en milagros y prodigios, en levantar y romper reinos, en un silbo apacible y delicado, como también en fuego consumidor, en muchas distintas formas divinas e innegables maneras. Y más recientemente en la historia, vino también el Señor en forma humana, en amor, con una increíble paciencia y benignidad, y con tal humildad que hasta se dejó sacrificar como un holocausto Santo para poder dar acceso a todo ser humano a la salvación de Dios. A pesar de todas Sus manifestaciones, la gran mayoría de los seres humanos tienen un severo problema en lograr tener una fe genuina en Dios, y esto no es solamente en el creer (porque muchos dicen creer), sino aún peor, en el seguirle fielmente. Entonces, ¿cuál es el problema?

Viendo las cosas muy objetivamente, no es en realidad el problema Dios, sino más bien, es el hombre que tan sencillamente no escoge creer y seguir al Señor. Porque como hemos establecido, Dios se ha manifestado de tantas distintas formas que no hay ninguna excusa en no poder creer en El. No es un problema de pruebas, sino de voluntad, de querer creer. Si una persona desea realmente seguir al Señor, lo podría hacer, y tendría razones avasallantes en poder lograr tener una fe verdadera, tal como lo alcanzaron los grandes de antes, como muchos reyes, y príncipes lo tuvieron, como también lo tuvieron los sacerdotes y profetas de la antigüedad, como también lo tuvieron muchos seres comunes y corrientes, incontables personas a través del tiempo. Y claro, leemos todo lo que hizo Cristo mientras estuvo aquí en la tierra, y hasta como venció la muerte, y dejo una tumba vacía, y fue visto ascender a los cielos, para tomar Su lugar a la diestra del trono de Dios. Así que, pruebas contundentes hay donde existe una sola explicación para todo: Dios. Pero el hombre es libre para escoger lo que desea creer, y la gran mayoría no reacciona al Señor y a Sus obras con fe.

En el pasaje de hoy, vemos a una audiencia muy grande envuelta con este milagro, vemos a este hombre ciego que fue sanado, a sus padres, a los religiosos, y claro, vemos a los vecinos, a los espectadores. Y cada uno escogió reaccionar al Señor como le parecía. La obra era indudable, y el milagro irrefutable, pero, no obstante, cada uno escogió creer o no creer como quería. El hombre que era ciego escogió creer en el Señor, pero después que fue aclarado por el Señor. Los padres del ciego vieron lo que sucedió, pero no hubo un reconocimiento, sino más bien, temieron a los religiosos, y escogieron honrar los deseos de los hombres en vez que a Dios. Y claro, hiciera lo que hiciera el Señor, la gran mayoría de los religiosos estaban determinados en matar al Señor. Ellos tan sencillamente envidiaban al Señor, tal como lo dice la Palabra, y la carcoma de la envidia solo iba a producir muerte y destrucción. La gran mayoría de las personas envidian a Dios, igual como estos religiosos y como el mismo Satanás, porque desean hacer su voluntad, y que todos lo apoyen y aprueben lo que hacen, hasta Dios mismo. Así que, habiendo dicho todo esto, ¿Cómo finalmente escoges reaccionar al Señor? ¿En envidia, o en amarle y seguirle fielmente como Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios puede traer bendición a través de la prueba - 1 Samuel 30:1-24

Basado en 1 Samuel 30:1-24 (Versión Reina Valera 1960)  

Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios. Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos. Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y llegaron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos. Y David siguió adelante con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor. Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua. Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches. Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo; pues hicimos una incursión a la parte del Neguev que es de los cereteos, y de Judá, y al Neguev de Caleb; y pusimos fuego a Siclag. Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a esa tropa? Y él dijo: Júrame por Dios que no me matarás, ni me entregarás en mano de mi amo, y yo te llevaré a esa gente. Lo llevó, pues; y he aquí que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. Y los hirió David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron. Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres. Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David. Tomó también David todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo todo delante, decían: Este es el botín de David.  Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos salieron a recibir a David y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a la gente, les saludó con paz. Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Porque no fueron con nosotros, no les daremos del botín que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y sus hijos; que los tomen y se vayan. Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros. ¿Y quién os escuchará en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje; les tocará parte igual.

Hay pocas veces en esta vida que ciertas cosas aparentemente malas nos suceden, pero sin ser nuestra culpa directamente. Hay que hacer la aclaración porque todo lo adverso y malo y doloroso que pasa, es a raíz del pecado del hombre, sea por nuestros hechos directamente o por los hechos de los demás. Y el mal más grande que trae el pecado no se ve en este mundo como muchos suponen, sino cuando una persona muere en sus pecados. La consecuencia mayor de nuestros pecados, cuando no hemos hecho lo recto delante de Dios, al arrepentirnos y convertirnos de pecados, y tomar a Jesús como Señor, es la muerte eterna. Eso tiene la peor consecuencia. Si una persona muere sin Jesús como su Señor, ni siquiera Dios puede cambiar ese resultado. Si una persona muere sin hacer la voluntad del Padre, no hay remedio ante el juicio eterno de Dios.

No obstante, hay momentos que no hemos hecho algo malo directamente en contra de Dios, y pueden que sucedan cosas que sean difíciles y muy agobiantes, y esto la Palabra de Dios lo define como prueba o tribulación. Y Dios nos enseña que: …Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22b. A nadie le gusta pasar ni prueba, ni tribulación, pero sucede como le sucedió a David y al pueblo que estaba con él. No vemos que haya habido pecado de nadie directamente, por lo tanto, podemos catalogar este mal que sucedió como prueba (porque a veces Dios permite que nuestros enemigos vengan sobre nosotros como castigo, por abandonarle y cometer agravios muy malos ante Dios). Finalmente, nada pasa sin que la voluntad de Dios este envuelta. Dios no trae males directamente, pero si permite que sucedan, y todo con un propósito, y en este caso (como en todo caso), para ver lo que hacen las personas.  

¿Qué vemos en David y en el pueblo? El momento de tristeza y de dolor fue grande. Y claro, estaban muy justificados en pensar lo más horrible, porque lo único que sabían eran que sus seres queridos ya no estaban, y que posiblemente hayan sido muertos después, o que los hallan hechos esclavos, o sus mujeres violadas, en fin, cuanto horror se le puede pasar a uno por la cabeza al no saber lo que está sucediendo. Y David estaba viendo peores males que le podían venir a raíz del problema. Pero David no dejo al Señor, sino todo lo contrario, le busco. No hubo reproches en contra de Dios. David no dijo: ¿Por qué me sucedió esto? Sino que, David consultó al Señor, y se fortaleció en Jehová su Dios, dice la Palabra. Dios permite estas cosas para ver que hacemos. Suena cruel, pero todo tiene un propósito en Dios, como está escrito: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. David escogió amar a Dios, a pesar de las circunstancias. Y, por lo tanto, Dios usó este aparente gran e inmerecido problema para bien, y Dios saco de lo feo una gran bendición no solo para David, sino también, para el pueblo. La prueba y la tribulación es muy difícil, pero tiene su recompensa, si uno decide amar a Dios, y consulta a Dios, y le permanece fiel a Dios. Puede que no veamos un supuesto bien aquí y ahora, pero el más grande bien es en la eternidad, como está escrito: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12. La prueba que siempre estará vigente para al que sigue al Señor es abandonar la fe por las circunstancias. Pero solo el que resiste hasta el final recibirá la corona de la vida, a los que aman a Dios. Hay que amar a Dios en las buenas y en las malas, para poder recibir Su mas grande bendición: la vida eterna. Así que, ¿Escogerás amar a Dios a pesar de las circunstancias, y buscarás hacer Su voluntad? O, ¿te rendirás, sin querer ni ver ni cumplir Su propósito? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El pecado del miedo - Jueces 6:1-10

Basado en Jueces 6:1-10 (Versión Reina Valera 1960)  

Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.

El no obedecer a Dios es el peor mal que cualquier persona puede hacerse. No hay nada peor, ni que tenga peores consecuencias que esto. Es una de las cosas más fáciles de hacer, pero por distintas razones, la gran mayoría de las personas no le obedecen a Dios, y después muchos se preguntan: ¿Por qué están las cosas tan mal en el mundo? ¿Dios permite tanto mal porque le gusta la muerte, el dolor, la angustia, o la confusión? No. No es la voluntad de Dios que este sucediendo todo lo que está sucediendo. Todo esto es la consecuencia del pecado. La falta de obediencia para con Dios es realmente lo más destructivo para el hombre.

El pueblo de Israel sufrió muchas veces por la desobediencia, por no atender o tomar en cuenta la voz y el mandato de Dios. Después de este episodio, por decir, de la desobediencia del cual leímos, hubo otro aun peor cuando Dios permitió que la nación fuera destruida, y que la mayoría de los sobrevivientes fueran tomados cautivos. Dios mando profeta tras profeta advirtiendo al pueblo del mal que venía, pero nunca hizo caso. Y desobedeció tanto que finalmente agotó la paciencia de Dios. Y esto dicen las Escrituras de lo que sucedió como consecuencia: Y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. Daniel 9:10-12. Y ¿que esta escrito en la Ley? Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:2-6.

Ahora, hay que preguntarse: ¿Qué es lo que provoca la desobediencia? Una de las razones principales que provoca la desobediencia a Dios es el temor, el miedo, algo tan sencillo como eso. Como leímos al comienzo, el pueblo de Israel hizo lo malo ante los ojos de Jehová porque le temieron o le tuvieron miedo a los dioses de los amorreos. ¿Qué fue lo que hicieron mal? El pueblo tan sencillamente, para tratar de apaciguar a los amorreos, tomaron para si adorar a sus dioses y cometiendo así el pecado de la idolatría, y todo por miedo. ¿Cuántas veces las personas no obedecen a Dios, y todo porque le temen a algo o alguien más que a Dios? Pero la Palabra de Dios nos enseña que hay que temerle y a amar a Uno solo por sobre todas las cosas, a Dios. Si hay algo o alguien a quien se le teme o ame más, se esta cometiendo el pecado de la idolatría. Esto dice la Palabra: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38. El miedo no proviene de Dios, sino mas bien, es infundido por el diablo. El diablo es el que hace que una persona tenga miedo, y con la razón principal de precisamente provocar la desobediencia a Dios. Es él que te dice: Si complaces a Dios, vas a perder a tu familia o seres queridos, o tus hijos no te van a querer, o vas a perder tu trabajo o echar a perder tu carrera, o vas a volver a cierta persona en tu enemiga, o ya no vas a caer bien, etc., etc. Todo esto son ejemplos de lo que el diablo dice con tal de tentarte para no obedecer a Dios. ¿Qué es lo que el diablo le tiene que haber dicho a Israel cuando habitaba en la tierra de los amorreos? Si no adoras a los ídolos de los amorreos, los amorreos los van a destruir. ¿Algo de esto suena familiar? El diablo habla por todos lados, y trata de incitar de cualquier forma (porque él no puede forzar a nadie, porque tenemos libre albedrio) a la desobediencia.    

Y bueno, esto es lo que dice la Palabra acerca del temor o del miedo: En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 1 Juan 4:17-18. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. En el Señor, sencillamente, no hay lugar para el miedo o la cobardía. Pero desgraciadamente, vivimos en un mundo lleno de cobardes, y la recompensa de los cobardes es esta: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:8. Los únicos que complacerán a Dios son los que le obedecen a Dios, y a Dios es el único que nos conviene obedecer. No hay vida eterna en nadie más. Todo se lo debemos a El. Le debemos nuestra existencia, el respirar y el palpitar de nuestros corazones, y por supuesto el camino de salvación que El ha creado a través de Su gran amor, a través de la muerte y la resurrección de Su Hijo Unigénito, de Jesús. A nada ni a nadie le debemos tanto como a El. Por lo tanto, la desobediencia es una injusticia y un insulto al Dios que le debemos absolutamente todo. No hay nadie más grande ni más bueno que Dios. Si decides temerle más a otra persona u a otra cosa, tendrás solamente la recompensa que esa persona o cosa te puede dar. ¿El diablo te puede dar vida eterna? Pero, si le temes y amas a Dios, tendrás lo que solo El puede darte. Escrito está: El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Juan 14:21. Así que, ¿Qué escogerás hacer con tu miedo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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No hay lugar para el egoísmo - Filipenses 1:21 – 2:11

Basado en Filipenses 1:21 – 2:11 (Versión Reina Valera 1960)  

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros. Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí. Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Uno de los mensajes más promovidos del mundo actual, es el egoísmo. Prácticamente todo en el mundo actual trata de inculcar este sentir que una persona solo debe buscar hacerse feliz a sí misma, y que debe poner sus metas, sus deseos, y por qué no, hasta sus placeres antes que a los demás. Vivimos en una era donde el egoísmo es enseñando y glorificado. Y esto es lo que diablo está tratando de establecer precipitadamente hoy, para que unánime el mundo le diga a Dios en un momento no muy lejano: nuestra voluntad sea hecha y no la Tuya.

Y ¿cómo puedo deducir que esta ola de egoísmo es diabólica? Muy sencillo, porque la Biblia entera, la Palabra de Dios, está en contra del egoísmo. Todo precepto en las Escrituras, y por supuesto, las intenciones de Dios están en contra del egoísmo. Si vemos bien el pasaje de hoy, veríamos que la enseñanza principal se trata de pensar y hasta sacrificarse por los demás. Todo se trata de Dios, y del bien del prójimo. Y esto no debiera ser ninguna sorpresa porque toda la ley y los profetas, la perfecta voluntad de Dios es que le amemos a El, y que amemos a nuestro prójimo, como está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:29-31. Aquí no hay ningún tipo de mensaje egoísta, de cumplir nuestra voluntad carnal. Y este mismo orden es lo que el diablo trata por todos los medios de destruir, de deshacer lo que manda Dios para llevar a cabo su plan, de que, si fuera posible, llegar a ser como Dios. El diablo envidia a Dios, y desea tener lo que Dios tiene, para hacer como le plazca. Esta fue y siempre será la meta del diablo: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:13-14. El diablo está en directa competencia en contra de Dios, es el opuesto de Dios, y por lo tanto, todo lo que Dios establece, él quiere deshacer, todo lo que Dios crea, él busca destruir. Si Dios dice algo, él quiere ponerlo en duda, tal como hizo con Adán y Eva en el paraíso: Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Genesis 3:1-5. ¡Bienvenidos al mundo de hoy! De tal manera está operando el diablo, que hasta el ser humano ahora pone en duda su propia naturaleza, y el mundo aplaude y hasta dice que debieras estar orgulloso de ser algo opuesto a lo que fuiste creado. Y él promueve todo esto en base al egoísmo, con buscar tu propia felicidad. Pero esto enseña la Palabra: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:7-8.

Ahora bien, cualquiera puede preguntar: ¿Por qué es malo buscar mi propia felicidad? ¿Por qué no puedo hacer como yo quiero? Y el problema es, como todo lo que el diablo promueve, que instintivamente, uno busca su propio mal. Al buscar hacer tu propia voluntad primordialmente, y no hacer la voluntad de Dios, estas determinando tu propio camino de muerte. Esto es un hecho: que Dios es vida y el diablo y el pecado es el camino a la muerte, porque como está escrito: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Así que, todo lo que apoya el pecado dirige derecho hacia la muerte. Esto también dice la Palabra: Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:35-39. ¿Es la voluntad de Dios en realidad causar división? No. La división se causa cuando las personas se enfocan en buscar en el pecado. Y por el propio bien de uno, para poder hallar la vida, debemos seguir la vida, seguir a Dios, pase lo que pase aquí y ahora. El buscar en el pecado, en los deleites, en las vanidades, y en el autocomplacerse, aunque se siente placentero en el momento, solo conlleva al vacío y a la perdición. Todo este mundo y lo que hay en él pasará, y todos tendremos que dar cuentas ante un Dios Santo, El cual es el ejemplo de no ser egoísta, y de pensar en el bien universal de una humanidad caída que ha pecado voluntariamente en contra de El. ¡Bendito sea Dios Padre que no escatimó ni siquiera ni en darnos a Su Hijo Unigénito para que pudiéramos tener vida eterna! Así que, ¿escogerás hacer tu voluntad para tu propia perdición, o hacer la voluntad del Padre que desea darte vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las intenciones del corazón - Mateo 6:1-21

Basado en Mateo 6:1-21 (Versión Reina Valera 1960)  

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Hay una línea, por decir, que conecta todo este pasaje, y esa es: la motivación, lo que genera la acción. Pero ¿de dónde sale la motivación? La ciencia nos dice que la motivación viene de un lugar del cerebro que se llama: la amígdala. Este lugar es crucial para la motivación. Y cuando es estimulada, manda una señal a la corteza prefrontal donde esa información es almacenada, la que guarda para nuestras memorias, o nos ayuda a procesar la información para que nosotros podamos o responder o ignorar. Pero, para poder ver el punto de vista de Dios, hay que ir un poco más profundo. Sí es verdad que el cerebro tiene mucho que ver, pero hay un sitio aún más exacto del cual tenemos que tratar. Dios habla acerca del corazón del hombre, y de ahí viene la motivación de la cual estaremos hablando, de la intención del corazón.

En este momento, no entraremos en el asunto de donde esta esté corazón del cual habla la Biblia. La Biblia usa el término “corazón” para poder describir el centro principal del hombre, lo más íntimo de un ser humano, y de allí sale la motivación o la intención. Este donde este, esto es donde reposa todo nuestro ser, donde también reside el alma del hombre. Y aquí es donde debemos deferir con la ciencia, porque la ciencia humana solo puede tratar con el mundo visible, con lo físico. Este asunto del corazón sencillamente no lo puede tratar. La psiquiatra trata de alguna manera, y hasta usan químicos para alterar o corregir asuntos que tienen que ver con el corazón, pero la gran mayoría de las veces, no se puede tratar las cosas invisibles con cosas físicas, o en este caso, con químicos o medicamentos. Hasta ahí llega el límite de la ciencia.

Ahora bien, muchas veces se hace el comentario de que uno debe seguir su corazón para tomar decisiones que van más allá de la lógica. Muchos dicen que hay que “sentir” las cosas para poder determinar ciertas cosas en esta vida. Pero ¿debe ser eso en realidad la brújula (por decir) que debemos usar para darle dirección a nuestra vida? Bíblicamente hablando, no es muy buena idea dejarnos llevar por el corazón, porque nuestro corazón no es bueno (siento decir esto, porque sé que muchos se ofenderán, pero la verdad es la verdad). Esto dice la Palabra de Dios acerca del corazón del hombre: Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Mateo 15:18-19. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremías 17:9.

¿Por qué es nuestro corazón así? ¿Qué es lo que determina que sea malo? Y aquí es donde entra la palabra “pecado”. Muchos tratan de poner el pecado en un sitio para que solo signifique el matar a alguien, o cosas que la sociedad ve como malas, pero el pecado envuelve muchas cosas. Pero si una persona dice creer en el Dios de la Biblia, debiera importarle más lo que Dios dice que es pecado, y no lo que el ser humano quiera definir como bueno o malo. Esto dice la Biblia acerca de nuestra naturaleza pecaminosa: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5. Después de la caída de Adán y Eva, todo ser humano a heredado el pecado, y está en el centro de nuestro ser, en nuestro corazón. Así que, si sigues tu corazón tal como es, te estas dejando llevar por algo que te guiará derecho al infierno, porque solo te dirigirá al pecado, y la paga del pecado es muerte.

Entonces, ¿Qué debemos hacer al respecto? ¿Como cambiar la intención del corazón? Entendamos que esto es crucial porque en base a esto es que nos juzgará Dios, como está escrito: Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:10. Todo comienza con el reconocimiento de la existencia de Dios, y de buscar a este Dios, porque también está escrito: Porque las cosas invisibles de El, Su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Dios apela a nuestros sentidos y a nuestra razón, a cosas muy elementales. Y El trata de romper nuestro orgullo con circunstancias que nos ayuden a ver lo obvio: que somos seres vacíos, limitados, falibles, y que sencillamente, lo necesitamos a El para todo. Vean el universo, lo pequeño y lo grande, y lo que somos en comparación, y se darán cuenta que no tenemos control de nada, y que, por lógica, debiéramos buscar a este Ser Creador y Todopoderoso, porque es lo único sensato que se puede hacer. Y finalmente, el corazón lo cambia Dios a través del arrepentimiento y la conversión, cuando una persona se da cuenta de su pecado y de sus limitaciones y hace a Jesús su Señor. Nuestro corazón nunca cambiará sino hay un completo reconocimiento y arrepentimiento de todo pecado. El Señorío de Jesucristo es nuestra única solución. Así que, ¿deseás realmente que tu corazón tenga intenciones divinas para vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Siguiendo la Doctrina de Cristo - 2 Juan 1

Basado en 2 Juan 1 (Versión Reina Valera 1960)  

El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no solo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros: Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor. Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras. Tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido. Los hijos de tu hermana, la elegida, te saludan. Amén.

En este pasaje leímos que el Apóstol Juan le escribe a una señora elegida y que tiene algunos hijos que andan en la verdad. No dice quién es esta señora, pero algunos piensan que es Maria, la madre de Jesús, y puede ser, y otros piensan que puede ser otra mujer, porque ya, cuando escribe esta carta Juan, él ya es mucho mayor (se cree que la epístola se escribió durante su larga estadía en Éfeso, entre los años 70 y 100 de la era cristiana). No obstante, sea Maria o no, fue una mujer que supo no solamente caminar y permanecer en el Señor, en esta doctrina de Cristo, sino también, supo criar hijos en esta misma doctrina. Y claro debiera ser que la única enseñanza efectiva es cuando se puede enseñar con ejemplo. El “haz como yo digo, y no como yo hago” no trabaja mucho, menos en esta era en la cual vivimos. Pero, hay que ver, ¿de qué doctrina de Cristo está hablando Juan, en la cual dice que hay que permanecer y trabajar para poder recibir el galardón?  

El primer indicio que él nos dá es que habla de un mandamiento que tiene que ver con el amor, y que hay que andar en este amor. Y bueno, si lo menciona como la “doctrina de Cristo”, quiere decir que este amor tiene que, o estar basado en el Señor, o debe seguir la manera que el Señor vivió, o también puede que ser ambos puntos. Para poder definir esta doctrina, es necesario ver lo que el Señor dijo, y esto leemos en las Escrituras: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:28-31. Así que, claro está, esta es la doctrina de Cristo. Y como se estableció antes, el Señor enseñó esto con Su propio ejemplo, porque El amó (y ama aún) a Dios por sobre todas las cosas, y con todo Su Santo ser, y también, El amó a Su prójimo como a El mismo. El Señor es la perfección del ejemplo que es necesario seguir. Esto leemos: Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Juan 15:9-10. Hay muchos que creen: Bueno, ese fue el Señor, y nadie puede ser perfecto como El. Y sí, es verdad, pero, no obstante, El es el ejemplo, y es necesario seguir al ejemplo para poder complacer a Dios. No hay otra manera, si en realidad una persona desea alcanzar la salvación de Dios. La fe no es cuestión de palabras, sino de hechos, de demostrar el poder seguir esta doctrina de Cristo tanto para con Dios como tanto para los hombres. La verdadera fe tiene que tener obras, frutos que demuestren que es una fe real y verdadera.

Esto por ejemplo nos enseña la Palabra: En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:17-19. Cuando una persona realmente ama a Dios, no le tiene temor a nada, porque sabe que está haciendo la voluntad de Dios, y pase lo que pase, sabe que su vida está segura en Sus manos. Ni a la muerte le teme, porque sabe que el fruto de su vida en Cristo le rendirá vida eterna en el porvenir. Y ¿cómo puede saber esto una persona? Escrito esta: El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Juan 14:21. La persona que ama al Señor, y hace como El le guía, podrá comprobar por sí misma la existencia de Dios, porque Dios mismo se manifestara.

Ahora bien, ¿Cómo se puede vivir esta doctrina de Cristo? Esto leemos: Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. Colosenses 3:18-25. Hay personas que piensan que hay que abandonar todo, y no tener nada, pero eso no necesariamente es la voluntad de Dios. Cada persona tiene su propio camino con el Señor, y es por eso que, es necesario seguir al Señor como Señor, y que El sea el qué diga lo que tiene que hacerse. Pero, el fundamento que debe haber para que todo cuente hacia la eternidad, es que la razón de nuestro existir debe ser el Señor, y porque le amamos. Esa debe ser la raíz de todo en nuestra vida, que, si amo a mis seres queridos, es porque quiero complacerle a El. Si hago mi trabajo bien o emprendo cualquier cosa en mi vida, es porque lo hago como para El. Si Dios no es la razón por lo cual hacemos todo en la vida, aunque sea algo “bueno” por decir, no contará para Dios. Y lo que más importa es la razón o porque se hace la obra, como está escrito: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Nuestro amor por Dios debe ser el fundamento de todo y para todo en nuestra vida, sin excepción. Así que, ¿estás siguiendo la doctrina de Cristo para que puedas tener la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La razón por lo cual luchamos - 2 Timoteo 1:1-12

Basado en 2 Timoteo 1:1-12 (Versión Reina Valera 1960)  

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 

Creo que todos podemos estar de acuerdo en que esta vida no es fácil. Y esta vida nunca ha sido fácil. Desde que el hombre cayo en el pecado, el mundo ha sido duro. Hay dificultad y situaciones complejas en todas las cosas. Y ahora, con mayor razón, gracias al COVID, todo es aún más difícil. Este asunto del COVID ha hecho una vida ya dura, en algo tanto más difícil y complicado. Y claro, lo más difícil, que, si había enfermedades de que preocuparse, ahora se ha añadido una más que ha tomado la vida de muchas personas. Hasta ahora, se estima que más de 6,58 millones de personas han fallecido en el mundo entero gracias a esta nueva pandemia. En EEUU solamente, han muerto más de 1 millón de personas. Para ponerlo en perspectiva, el total estimado de pérdida de vidas de la guerra de Vietnam durante los años 1954-1975 fue 3,595,000, y esto incluye las pérdidas de soldados de todos los países envueltes, civiles, y donde la guerra tomo sitio, en Vietnam, Laos, y Camboya. Una guerra de casi 20 años tuvo menos muertes que una epidemia que todavía no lleva ni 3 años en existencia. Espero que este terminando de verdad este asunto.

Esta vida se ha vuelto aún más difícil de lo que era, y por muchas razones, no solamente por COVID. Es una lucha. Por mucho que pensemos que ahora tenemos muchos adelantos y nueva tecnología, parece que las cosas se hacen aún más difíciles. Dentro de todo lo difícil, hoy se enfrentan luchas económicas, luchas con la salud, luchas con la vida personal e íntima donde ya no se puede confiar en casi en nadie, porque en el momento que menos esperas, todo puede cambiar en una relación. Hay padres que maltratan y hasta torturan y matan a sus propios hijos, y también hijos que hacen cosas impensables con sus padres. Hay personas que toman la vida de otros en ataques violentos, asaltos en las escuelas, en tiendas, en iglesias, y en otros sitios menos inesperados. ¿Y qué de los matrimonios? La única razón por lo cual creo que se ha mantenido el porcentaje de divorcios constantes en 50% es porque hay un grupo más grande que ha tomado la norma de vivir en parejas, y esas estadísticas son más difíciles de cuantificar. Pero estoy muy seguro de que si se juntan las estadísticas de matrimonios con los que viven en pareja, los números de fracasos serian aún mucho más altos. Y por supuesto, hay guerras y conflictos, violencia y crimen, escasez, plagas, en fin, la lista es interminable, y la Biblia nos advierte que las cosas seguirán aún peores, hasta que llegue el fin de la humanidad. No hay buenas noticias para este mundo.

Y ¿después qué? Si tenemos algún tipo de raciocinio, debiéramos entender que este mundo pasará algún día (gracias a Dios). Todo lo que vemos, lo físico, lo material, quedara en nada, aún tú y yo. Del polvo salimos y al polvo volveremos, tal como lo dijo Dios. Todo esto que mencionamos por supuesto tiene una razón, y tiene todo que ver con el pasaje que leímos hoy. Todo ser humano lucha por distintas cosas, por cosas buenas, y por cosas no buenas. Pero, todo merita esfuerzo, y todo lo que una persona emprende tiene un sacrificio. Cada acción tiene consecuencias, dependiendo de lo que sea. Y claro está, si se lucha por lo temporal, así será la recompensa: temporal. Pero, Pablo menciona algo muy importante, que el padece, pero por algo, y él no se avergüenza por lo que padece, porque está convencido de algo, está seguro de recibir algo más allá, un depósito para aquel día. ¿De qué día está hablando? Del día que cada ser humano debe siempre tener en cuenta, el día del juicio. Y esto dice la Palabra: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Este día se cree, o muy lejano, o que no habrá tal juicio. E increíblemente, como parte de nuevas enseñanzas y doctrinas, se cree que nosotros los cristianos no daremos cuenta por nuestras acciones, pero eso no es lo que la Biblia enseña. Esto dicen las Escrituras: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21:23. Y bien, lo único que salva al hombre es el hacer la voluntad de Dios, comenzando con un verdadero arrepentimiento y conversión de todo pecado, y hacer a Jesús, literalmente el Señor de nuestra vida. Y de esa manera, precisamente vivir esta vida como el Señor manda, haciendo la voluntad del Padre. De otra manera, todo lo que uno haga está mal, aún esas cosas que se ven como buenas. ¿Cómo puede ser eso? La raíz de todo, la razón por lo cual se debe luchar, lo que finalmente Dios protege y guarda para nosotros se obtiene solo al cumplir esto a través del Señor Jesucristo: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Deuteronomio 6:4-6. Este es el fin del asunto, y la razón por lo cual Pablo legítimamente luchó: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Si luchamos por lo que sea en esta vida, la razón por lo cual se debe hacer absolutamente todo, debe ser porque amamos al Señor y porque estamos convencidos que estamos haciendo Su voluntad. De otra manera, si se hace cualquier cosa por buscar cumplir nuestra propia voluntad, solo tendremos el infierno como recompensa al final. Porque así mismo dice la Palabra: Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 1 Corintios 16:21-22. Así que, ¿Cuál es la verdadera razón de tu lucha? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Intimidad con las personas equivocadas - Nehemías 13:1-14, 23-31

Basado en Nehemías 13:1-14, 23-31 (Versión Reina Valera 1960)  

Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición. Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros. Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías, y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes. Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios. Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso. Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad. Entonces reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos. Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes. Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos. Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio… …Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras? Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí. Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas. Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio; y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.

Unos de los problemas más grandes en nuestras comunidades cristianas hoy en día, lo que ha traído la más grande decadencia (aparte de la apostasía y el amor al dinero de los llamados siervos de Dios) dentro del pueblo de Dios es la unión con lo prohibido. Esto fue un problema para Israel, lo cual produjo su destrucción en tiempos pasados, y también es ahora lo que ha corrompido la iglesia universal. Y este mal está produciendo tal problema que ni el mundo ya sabe lo que es y lo que no es de Dios dentro del llamado pueblo de Dios. Ya prácticamente no hay mucha diferencia con el mundo, y, por lo tanto, no muchos vienen a Cristo. Puede que hallan iglesias que estén creciendo y aumentando, pero o porque los entretienen, o porque les predican cosas que les convienen, pero no necesariamente porque se están realmente convirtiendo al Señor. 

Muchos creen que este asunto del yugo desigual como lo habla el Apóstol Pablo solo tiene que ver con el matrimonio. Y sí, un discípulo del Señor principalmente no se debe unir con una persona inconversa, pero este asunto tiene que ver con cualquier intimidad, con cualquier tipo de unión, como las amistades, las sociedades de negocio, toda relación que tiene algún tipo de intimidad personal. La Palabra “yugo” implica que hay un enlace, una dependencia, algo más allá. Esto dice el Señor: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente… 2 Corintios 6:14-16a.

Nehemías hace mención del mal que hizo Salomon, como quedo escrito: Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A estas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; más él no guardó lo que le mandó Jehová. Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo. 1 Reyes 11:1-11. Entonces, si Salomon, con toda su sabiduría cayó, ¿qué quedará para nosotros?

Esto finalmente dice la Palabra: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. Entonces, ¿qué relaciones íntimas debemos formar? Usen esto como base, e inclusive para sus propias vidas: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Las únicas personas que entrarán en el reino de Dios son las que realmente aman y temen a Dios, y buscan vivir de acuerdo a Su voluntad. Este debe ser nuestra meta personal, y la base para nuestras relaciones íntimas. Así que, ¿Amás y temes a Dios, y formas intimidad con seres con ese mismo sentir? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Preocúpate por lo que vale la pena - Lucas 12:13-34

Basado en Lucas 12:13-34 (Versión Reina Valera 1960)  

Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

¿Es malo tener bienes? ¿Es malo preocuparse por las cosas que son necesarias para el cuerpo? ¿Hay limites que debemos tener en mente? Viendo el contexto de la Palabra, debemos poder entender que el Señor no está condenando el poder tener lo necesario, porque si fuera así, el Padre no daría tal provisión, porque nada malo viene de la mano de Dios. Lo que es necesario, es necesario, y Dios es el que lo provee. Entonces, ¿Cuál es el asunto que está tratando el Señor aquí?

Para comenzar, vemos que hay una discusión con una herencia, y una herencia no es algo necesario. O sea, no es un ingreso con el cual se puede contar porque o sino, una persona tendría que depender en las muertes de muchos familiares, y muy seguidamente. Así que, se puede concluir que una herencia es un bien recibido inesperadamente, económicamente hablando (aunque hay seres que son tan nefastos que están esperando con ansias lo que pueden recibir de una persona al morir, como buitres rondando un ser listo para su partida, y ese es el problema). Por eso que el Señor primero advierte en contra de la avaricia, porque sabe que no hay buenos sentimientos en el tal reclamo de la herencia. Recuerden que El era (y es) Dios, y Dios lo sabe todo, hasta las cosas más profundas del hombre. No hay nada que se esconda de El. Y el Señor sigue tratando este asunto de la avaricia con la parábola de un hombre que quería guardar aún más para después, y que no consideraba que podía partir en cualquier momento, y que todo su afán quedaría en nada en el futuro.

Entonces, ¿es malo preocuparse por las necesidades? El asunto es que nuestro enfoque no debe ser las cosas de este mundo. Por supuesto que hay que trabajar, y ser responsables. Es más, es parte de nuestro testimonio como cristianos de ser personas responsables, que inclusive el Señor mismo enseño que debemos hasta pagar impuestos, que hay que darle al Cesar lo que es del Cesar, pero también, y aún más importante, hay que darle a Dios lo que es de Dios. Y ahí está el asunto. Hay que trabajar. Hay que tener en cuenta lo necesario. Hay que ser responsable con todas las cosas en nuestra vida, pero nunca arriesgando darle más importancia a lo temporal que a lo que realmente importa, lo que es de Dios. Nada del mundo temporal o material debe ni consumir nuestro ser, ni monopolizar nuestros pensamientos. Como dice la Palabra: Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 1 Corintios 6:12. Desde el momento que algo fuera de Dios domina nuestros pensamientos, y toma la prioridad sobre todo, se ha convertido en un ídolo, y la idolatría es pecado. Y con una de las cosas que hay que tener más cuidado es con la avaricia, y de convertir la avaricia en idolatría, porque ambas, especialmente cuando se unen, son un camino directo a la perdición. Esto dice por ejemplo la Palabra: No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo. No comas pan con el avaro, ni codicies sus manjares; porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; mas su corazón no está contigo. Vomitarás la parte que comiste, y perderás tus suaves palabras. Proverbios 23:4-8. Cuando la avaricia se vuelve en idolatría, hay dos cosas muy destructivas para el alma que suceden: Se pierde el temor a Dios, y se confía de tal manera en lo ilusorio que se hace lo que sea con tal de conseguir lo que se desea. Se pierden todos los límites.

¿Qué debemos hacer entonces como creyentes? Este es el consejo de Dios: Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo. 1 Timoteo 6:6-14. Y esto es lo que realmente debe importarnos más, porque de esto depende nuestro futuro eterno: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Todos tendremos que dar cuentas, sin excepción. No se dejen engañar por doctrinas que niegan la responsabilidad divina, por doctrinas que ponen la gracia de Dios como una licencia para pecar. Y, a Dios le importa mucho lo que hace Su pueblo. Por lo tanto, esto es lo que realmente debe preocuparnos por sobre todas las cosas: ¿Le seré realmente agradable al Señor cuando El me juzgue? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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