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El conocimiento de Su voluntad - Colosenses 1:9-18

Basado en Colosenses 1:9-18 (Versión Reina Valera 1960)  

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

¿De qué consiste la salvación en Cristo? ¿Solo consta de creer en Cristo y nada más? ¿Debe haber algo más allá que una sencilla oración confesando una fe? ¿La salvación tiene más propósito que solo escapar del infierno para llegar al cielo? Mi esperanza en Cristo es que hallan muchas personas haciéndose estas preguntas, porque parece que se buscan y se aceptan respuestas demasiado sencillas. Vivimos en una era donde el egocentrismo y el egoísmo reinan. La gran mayoría de las personas solo buscan lo que temporalmente les conviene. Y si se le dan respuestas afines con ese sentir, están más que conformes. La mayoría se satisfacen con cosas que finalmente le acomoden sus metas.

Lo primero que pudiéramos decir es que no hay nada malo en hacerle preguntas genuinas a Dios. Pero el asunto es que deben hacerse preguntas que en realidad valgan la pena. Y para que eso suceda, una persona tiene que sacar el enfoque de sobre sí mismo y abrirse a un panorama más grande. La realidad del universo no consiste de lo que vamos a comer hoy, o de los zapatos que me voy a comprar en algunos días, o de que, si me voy a casar o no, o de que, si los intereses suben o bajan, o de quien va a ser el próximo mandatario, etc. Para poder llegar a por lo menos a hacerle preguntas a Dios que valgan la pena, el enfoque no puede ser ni lo superficial, ni la vanidad, ni el mundo pasajero, porque absolutamente todo lo que vemos algún día pasara. El dinero, el poder, la fama, la comodidad, y hasta nuestras relaciones personales terminarán algún día. Todo este mundo físico y visible cesará de existir algún día para ti y para mí, como para toda la humanidad. Puede que nuestros ojos no lo vean, pero todo esto terminará algún día. Y si es así, ¿debemos preocuparnos tanto por esto? No es que no importe, porque nos afecta, pero ¿debe nuestra atención estar tan enfocada en todo esto? Y la respuesta debiera ser: No. Esto dice la Palabra, lo cual nos debiera ayudar a enfocarnos en lo que realmente importa: Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mateo 16:25-27.

Veamos por un momento el enfoque del Apóstol Pablo. Dice la Palabra: …que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual… Entonces, ¿Qué podemos ver aquí? Desde el momento que habla de lo espiritual, ya no está tratando directamente con lo físico o lo carnal, sino con otro reino, con otro dominio, que por supuesto afecta el aquí y el ahora también. O sea, para saber lidiar con el aquí y el ahora, de tal manera que encaje con lo futuro, él está enfocado en el más allá, en lo permanente. El mundo invisible y espiritual es inconmovible. Siempre se debiera poner lo inconmovible primero para después saber lidiar con lo temporal, pero nunca al revés. Si una persona siempre está enfocada en lo carnal o lo temporal, jamás va a entender, y peor, acertarle a lo eterno. Siempre va a errar, y recuerden que el significado de la palabra “pecado” es “errar”. Ese es el problema del pecado, el asunto de no comprender, y aún menos, de hacer cosas que están plenamente acertadas con Dios. Si hay error o pecado, tan sencillamente no se ha llegado a la meta, al centro de todo. Es por eso que el Espíritu Santo a través Pablo nos guía a que lo espiritual debe siempre ser lo principal, para no pecar, y acertarle a lo preciso. Las cosas de Dios tienen una exactitud increíble. No es tan general como lo ponen muchos. Por ejemplo, este asunto de que todas las creencias llevan al mismo Dios es un absurdo. Porque si fuera así, sería un dios loco y esquizofrénico. No puede ser que el mismo dios le diga a un grupo: ama a tu prójimo, y ama a tu enemigo, y al otro decirle: mata a los infieles. Y también, que un mismo dios te diga que hay una vida eterna después de todo esto, y que el mismo dios le diga a otro que las vidas se reciclan, y que una persona vive muchas vidas, y que solo cambia de forma entre una vida y otra. Debe haber algo de sentido común, aunque por desgracia, el sentido común no es muy común hoy en día. Tristemente veo que mientras más “inteligente” y “desarrollada” se cree nuestra civilización, más necia y decadente se vuelve, autodestruyendo aún su propia naturaleza.  

Ahora bien, veamos las preguntas que se hicieron al comienzo. La salvación consiste en muchas cosas, pero de un solo enfoque. Sabemos a través de las Escrituras que debe haber primero un completo arrepentimiento de todo pecado, y una conversión sin reservas al Señor. Eso debe venir antes de que una persona le pida al Señor a que entre en su corazón. Y hay algo muy práctico en esto. Para poder legítimamente comenzar de nuevo en Cristo, debe entonces dejarse todo atrás, un volverse de todo lo que produjo la muerte espiritual en una persona, porque la paga del pecado es muerte. Y también, el otro lado practico es, para que Cristo venga a reinar en una vida como Señor, debe haber un completo rendimiento, y eso es lo que lo produce un real arrepentimiento y conversión de todos los pecados. Y segundo, sí, debe haber tal fe de aceptar a Jesús, pero no solamente como Salvador, sino aún más importante, como Señor, porque un salvador te hace un servicio, por decir, pero el Señor te guía a hacer lo que tienes que hacer e ir adonde tienes que ir. Todo es muy práctico cuando se entiende. Y este nuevo nacimiento es solo el comienzo. La salvación consta no solo de un comienzo, sino también, de un proseguir, de un camino eterno, sin fin. Y en una trayectoria así, hay muchas cosas que deben suceder. Hay demasiado por hacer, por toda una eternidad. Por eso que se nos enseña en este pasaje que debemos ser llenos del conocimiento de Su voluntad, para que andemos como es digno del Señor, y no solamente para aquí y ahora, sino por toda una eternidad. Y, ¿qué es lo preciso en todo esto? Que el principio, el presente, y el fin es Cristo. Tenemos que pensar a Quién le pertenecemos y a Quién debemos servir. Y una persona nunca va a llegar a nada en la eternidad si solo está pensando en sí misma, y en cumplir su voluntad, en vez de tener los ojos puestos en Cristo, y en buscar comprender, entender, pero, sobre todo, hacer Su voluntad. Así que, ¿estás buscando llenarte de Su conocimiento para poder hacer cosas que son dignas de El, por tu propio bien, y para la gloria de El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Apártate de las malas influencias - Números 31:1-18

Basado en Números 31:1-18 (Versión Reina Valera 1960)

Jehová habló a Moisés, diciendo: Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo. Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en Madián. Mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra. Así fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de guerra. Y Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió; y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano para tocar. Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón. Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada. Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes, e incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones. Y tomaron todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias. Y trajeron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto al Jordán frente a Jericó. Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová. Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida.

Para poder explicar este pasaje un poco más, hay que entender que fue lo paso antes, aunque nos dan cierto vislumbre del problema. El asunto fue que cuando Israel iba en camino hacia la tierra prometida, muchos de ellos tuvieron relación con estos Madianitas, un pueblo totalmente dedicado al paganismo, a la adoración a Baal-peor, básicamente una personificación de Satanás mismo. Y cuando los de Israel se mezclaron y hasta se casaron con sus mujeres, vino la ira de Dios sobre Israel, y murieron muchos de Israel por Su castigo. El peor problema con esta relación con estos Madianitas era que no solamente estaban dedicados a la adoración a Baal, sino que ellos trataron de influenciar y hasta convertir a Israel en contra de su Dios. Ellos trataron de conquistar a Israel de una manera muy sutil y calculadora para destruirlos como nación, al hacerlos abandonar a Dios, y convertirlos a ser como ellos, en fin, convirtiéndolos a ser Madianitas en vez de ellos retener su identidad como Israel y permanecer como pueblo de Dios en la tierra. Si lo hubieran logrado, el mundo nunca hubiera tenido ningún tipo de esperanza, y la oscuridad espiritual hubiera sido completa en toda la civilización humana. Ellos fueron finalmente una pésima influencia, del peor tipo. Ese fue el problema que tuvo Dios con ellos, y porque fue tan tajante en Su dirección de destruirlos.

Por desgracia, este asunto del diablo para usar a personas con pésimas intenciones para sacar a los creyentes del camino del Señor, sigue muy vigente hasta el día de hoy, y peor que nunca. Sabemos que el mundo es mundo, y que está directamente en contra de Dios, como siempre lo ha estado, pero ahora, el grave problema es que mucho de ese mundo está tratando de conquistar al pueblo de Dios, para que abandone al Señor, y así, establecer un completo dominio maléfico sobre este planeta. Ese siempre ha sido el plan de Satanás, pero ahora, peor que nunca. Y para nuestra desgracia, Satanás está plenamente metido hasta en nuestras iglesias y en los ministerios, por esta influencia tan maléfica y sutil que él emplea. El pueblo de Dios está cayendo hoy en día precisamente por este mal, por relacionarse con lo prohibido, por formar intimidades con lo que va totalmente en contra de Dios. Por eso que hay que tener mucho cuidado con quién uno trata.

La Palabra es muy clara con este asunto de formar relaciones con personas que no tienen ningún tipo de atracción para el Señor. Porque dice así: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 2 Corintios 6:14-15. Tan sencillamente, no nos podemos unirnos con personas que no quieren tener nada con el Señor. O sea, hay diferencias entre las personas que están en el mundo, aquellos que están neutramente ajenos a Dios porque nunca han escuchado del Señor, y personas que saben de Dios y rehúsan creer en El y en Su Cristo. Esta es la fea realidad, pero también la diferencia dentro de esa fea realidad, que todo el mundo está bajo el dominio de Satanás, pero hay una diferencia entre el que desconoce plenamente la Verdad y el que rehúsa aceptar la Verdad, habiéndola conocido de alguna manera, y digo de “alguna manera” porque la gran mayoría del mundo conoce quién es Dios y que Jesucristo es Su Hijo Unigénito, pero rehúsan aceptarle.

Ahora bien, ¿Cómo es que debemos conducirnos, los que realmente conocemos al Señor? Estamos todavía bajo la dispensación de la gracia de Dios, así que, no debemos matar a nadie, por si acaso. Así dice la Palabra: Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne. Judas 1:20-23. Hay que darles una oportunidad a las personas, para que conozcan al Señor, pero no creando una intimidad con ellos, porque también dice esto la Palabra: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Jeremías 15:19. Por eso que vimos en el pasaje clave que el Señor dió orden para de dejar a las niñas y niños, en esta ocasión, porque eran redimibles, podían ser enseñados en los caminos del Señor. Y también vemos esto: Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí. Mateo 19:13-15. Dentro de todo lo malo y rebelde para con el Señor, siempre puede haber una persona como niño que puede escuchar y aceptar la Verdad de Cristo. Pero de otra manera, es bueno apartarse de todo lo que puede ser una mala influencia. Así que, ¿eres una buena influencia para el mundo, o te estas dejando llevar por sus malas influencias? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Los fieles en el Señor - 2 Timoteo 4:6-22

Basado en 2 Timoteo 4:6-22 (Versión Reina Valera 1960)

Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Éfeso. Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo. Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.

Vemos en el pasaje que el Apóstol Pablo vivió cierta soledad, tanto ministerialmente como también personalmente, acercándose a su final. Y vemos que el señala a personas que antes estaban con él, que ya no están, y que no han permanecido fieles a su lado. Pero vemos que hace un hincapié en el asunto, al señalar un detalle el porqué le abandonaron. El relaciona el amor al mundo como razón por lo cual le abandonaron.

Para comenzar a explicar, y especialmente relacionándolo a nuestros tiempos (porque la Palabra siempre es aplicativa al presente), hoy más que nunca vemos un enfriamiento universal que está sucediendo dentro de la iglesia en general. Puede que hayan cosas que lucen como cariño o cuidado de las personas, pero por desgracia, sabemos que no es así. Nuestras iglesias se han convertido más bien en reuniones o círculos sociales donde las personas se ven porque tienen una afinidad personal o secular, o hasta un interés de negocio, en vez de una relación espiritual como lo manda el Señor. Muchas veces, pueden entrar visitas, personas que están buscando ayuda, y pueden pasar totalmente desapercibidas porque la iglesia está más bien preocupada por sus propias cosas. Tristemente, lo tengo que decir porque cuando no se nos conoce de inmediato, porque muchas veces ni siquiera hay ni un saludo. Pienso: Si me lo hacen a mí, ¿Cuánta indiferencia o hasta desprecio recibirá una persona desconocida o hasta visiblemente pobre? Pero, por desgracia (por lo difícil lo digo), esto mismo que vemos escrito se está cumpliendo en general hoy en la iglesia: También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita. 2 Timoteo 3:1-5. Esto es lo que hay hoy en muchas de nuestras iglesias, y para más mal, dentro del mismo ministerio. Por desgracia, ahí comienza tal mal.

¿Por qué sucede esto? Se sabe que la Palabra se tiene que cumplir, pero cada persona escoge de qué lado está del cumplimiento. El mayor problema que el mismo apóstol señala es precisamente el amor al mundo. Hay un ambiente donde el enfoque de la iglesia es más bien el bienestar y las relaciones del mundo que hacer la voluntad del Padre. Se predica más de las cosas del mundo, y hasta como encajar con el mundo, que ver la voluntad de Dios. La oración del propio Señor se ha cambiado, en vez de: …Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…, es esta la actitud de hoy: Que no venga Tu reino, y haz Tu nuestra voluntad en la tierra y en el cielo. Suena horrible, pero eso es lo que se ve. Y, ¿Por qué sucede esto? Porque la llamada iglesia quiere ser amiga del mundo en vez de ser amiga de Dios. Y esto dice la Palabra acerca de eso: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4.

Ahora bien, puede que una persona pregunte: ¿Cómo debemos vivir en el mundo? Lo que debe terminar: Es la tibieza, o sea, este asunto de tratar de estar bien con Dios y el mundo (o el diablo). Uno de los atropellos más grandes que hay en contra del Evangelio es esta doctrina que enseña que el arrepentirse ya no importa, y que una persona solo debe creer solamente en Cristo para ser salva. Cuando uno viene a Cristo, debe haber un completo arrepentimiento y conversión de todos los pecados. Si eso no sucede, no hay salvación. De eso se trató el ministerio de Juan el Bautista, y de lo que prepara el camino del Señor. Pero sin preparación, sin conversión, es imposible que entre Cristo. Pero, ya que eso se admite y hasta se enseña (para atraer a las masas), entonces, no hay convertidos. El mundo entra en la iglesia, y claro, comienza a reinar dentro de la iglesia. Sencillamente, se adopta una religión en vez de una realidad en Cristo. Y esto dice la Palabra: Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? 1 Corintios 5:9-12. El problema es cuando se admite, se acepta, y hasta se apoya el pecado en la iglesia. El mundo es mundo, y si desconoce la Verdad, hay que darle la oportunidad de conocer a Cristo. Pero, el que confiesa ser del Señor debe dejar el mundo atrás. Y si no lo deja, la iglesia tiene que ayudarlo a tomar una decisión, o se termina por convertir, o que se vaya, pero que tome una decisión. Y de la misma manera, si los llamados creyentes desean formar sus relaciones íntimas con el mundo, entonces, bien, que se vayan al mundo si esa es la intimidad que prefieren. Pero esa tibieza y esa intimidad con el mundo es lo que contamina la iglesia, y claro, ahí se verá la infidelidad a Dios y a los que realmente le sirven. Por eso que la Palabra misma dice: Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13:5. Esto es la voluntad de Dios: Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Jeremías 15:19. Esto determina la salvación: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿amás al mundo, o amás a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Preocúpate por ti mismo - Romanos 9:6-29

Basado en Romanos 9:6-29 (Versión Reina Valera 1960)

No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no solo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, más a Esaú aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los gentiles? Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente. También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo; porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.

Uno de los principios más importantes que debemos entender, por nuestro propio bien es la soberanía de Dios. Dios es supremamente soberano. No hay nada ni nadie ni más alto, ni más poderoso que Dios. Y, por lo tanto, nada ni nadie puede mandarle, ni aún menos, juzgarle. Es imposible. Es muy diferente a nuestro mundo temporal e insignificante, no hay tal cosa como democracia en el universo. Dios no fue elegido. Dios no es regido ni por un pueblo, ni por un senado, ni por un parlamento, ni por nada que se le asemeje. Dios siempre ha sido, es, y será por los siglos de los siglos, Amen. El es el YO SOY. Y esto es el tema principal del pasaje, como prácticamente toda Su Palabra en Su plenitud. Todo se trata de El porque El es el Supremo de todo el universo. Es sencillamente un hecho irrefutable e inevitable. Todo comienza con El y todo terminará con El.

Ahora bien, ¿favorece este pasaje tal cosa como la predestinación, y que ya todo esta predeterminado para cada ser humano? Si se toma por sí solo, por supuesto, pero Dios no compuso Su Palabra para que sea definida por unos pocos versículos. Dios inspiro a través del Espíritu Santo otros 65 libros, y mucha otra información (por decir) dentro de este mismo libro de Romanos. Por lo tanto, para que algo tenga validez, se necesita comparar al resto de la Palabra, pero no con la mira para encontrar una contradicción, sino para tener un sentir abierto a través del Espíritu Santo para lograr entender el asunto más completamente. Nunca se debe tomar unos pocos versículos y crear toda una doctrina de ellos, porque ahí es que precisamente comienza el error, y no es Dios el que crea la contradicción, sino el hombre. Esto va mano en mano con la soberanía de Dios. No es Dios el que se tiene que acomodar al hombre, sino es el hombre el que tiene que acomodarse a Dios, y por lo tanto, esforzarse a ver la verdad de Dios en Su plenitud a través de Su Palabra. Siempre, siempre, siempre, se debe tener en mente de “Quien” se trata el asunto. Así que, si uno quiere tener un encuentro con Dios y lograr entender Su Verdad, es necesario tener la disposición correcta.

Aparte de la soberanía de Dios, ¿cuál es el otro asunto importante que está siendo expuesto? ¿Qué hay ciertas personas que Dios halla posiblemente predispuesto para la ira? No. Lo que la Palabra expone aquí es la misericordia de Dios, y como Dios dispensa de Su gracia. Y finalmente, de que todo es personal. Como establecimos, Dios no le debe nada a nadie. Pero, a pesar de eso, El bajo Su propia voluntad escoge tener misericordia, y aquí es donde se ve Su gran bondad. Es muy probable que tanto las personas quienes recibieron esta epístola para comenzar, y todo el tiempo después, hasta nosotros que la estamos leyendo hoy, estamos disfrutando de la misericordia de Dios, porque a través de esto, y tantas otras cosas, nos está dando la oportunidad de ser expuestos a Su Verdad y a lograr entenderla. Y eso es lo que nos debe importar a ti y a mí. Que si hubo otros que hayan sido predispuestos o predestinados para perdición o no, ese es asunto de ellos. Lo único lo que nos debe importar a ti y a mi es que Dios nos está mirando con misericordia en este mismo instante.   

Tu salvación depende de tu decisión personal. Este mismo ejemplo vemos en la Palabra: Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de este? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Juan 21:20-22. Esto dice la Palabra: Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Lucas 13:23-25. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Entonces, lo que importa es lo que tú haces con la oportunidad que El te da. Tu camino no está predeterminado. El te está dando a escoger, y te dice que te esfuerces por entrar, y por hacer la voluntad del Padre. Esto dice la Palabra: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Tu decisión y determinación es lo que dictará tu futuro eterno. Cuando cada uno de nosotros estemos parados individualmente delante del trono de Dios, no nos van a importar los demás. Se los aseguro. Por lo tanto, sé sabio y preocúpate por ti mismo, procura ser justificado delante de Dios, pero no por tu propia opinión, o por lo que tu prefieres creer, sino por lo que Dios realmente dice en toda Su Palabra. Dios es soberano y El no te va a juzgar según tu opinión. Así que, ¿estás realmente haciendo la voluntad del Padre? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El juicio de Dios viene - Jeremías 15:1-9

Basado en Jeremías 15:1-9 (Versión Reina Valera 1960)

Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan. Y si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? les dirás: Así ha dicho Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio. Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir. Y los entregaré para terror a todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén. Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme. Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos. Sus viudas se me multiplicaron más que la arena del mar; traje contra ellos destruidor a mediodía sobre la madre y sobre los hijos; hice que de repente cayesen terrores sobre la ciudad. Languideció la que dio a luz siete; se llenó de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día; fue avergonzada y llena de confusión; y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus enemigos, dice Jehová.

El mensaje de hoy no es fácil de aceptar, pero a la misma vez, porque el problema que hay, tampoco ya no es fácil de aceptar para el Señor. Muchos que profetizan o predican y enseñan mentira prometen paz, prosperidad, y que todo estará bien, pero eso no es verdad. No hablan de parte de Dios, sino más bien, tratan de complacer a la gente. Y ¿para qué? Para sacar su propio provecho. Y algunos dirán: Ese es el mismo problema que hay, que hay muchos charlatanes y mentirosos en el ministerio, y por eso que estamos como estamos. Y sí, es verdad, pero esos no son los únicos. Si fuere así, las masas no les seguirían. Y también, hay muchos que piensan que están bien, y que sí le temen a Dios. Pero ¿es así en realidad el asunto? ¿No es tan mala la persona que predica la mentira y la fábula, como también el que sigue la mentira o la fábula, como también el que cree estar bien, pero solo busca hacer su propia voluntad? ¿Hay una verdadera fe en la tierra, o hay solo cosas que tienen apariencias de buenas? Este es el problema, y no hay nada que se esconda de los ojos del Señor, y por eso que estamos como estamos, y aún más, todo se pondrá peor porque las cosas siguen empeorando rápidamente. No hay un verdadero volverse a Dios, sino todo lo contrario, y esa actitud hace que venga aún más repentinamente el juicio de Dios.   

¿Cuál es el problema que existe hoy? La mayoría desprecian a Dios. Pero el grave problema es que lo hacen sabiendo quien es El, y lo que El ha hecho. Ya no hay tal ignorancia de la verdad de Dios. Ya no existe tal desconocimiento del Altísimo y de lo que hizo a través de Su Cristo por toda la humanidad. La gran mayoría de las personas saben que existe un Dios, y saben lo que significa una cruz. Entonces, ya no hay tal deseo ni de buscar creer en El, ni de temerle. Es un desprecio o falta de respeto a sabiendas. Y eso es lo que trae Su juicio. Pero habrá algunos supuestos creyentes que dirán: Dios es bueno y no permitirá tal juicio, porque El es amor. Y desgraciadamente, eso es mentira. La Palabra de Dios dice que es lento para la ira y grande en misericordia, pero eso no significa que Su ira nunca llegará. Y a Dios no se le puede engañar, porque estos mismos que hablan de tal amor lo dicen para su propia conveniencia, porque quieren que Dios les justifique su pecado y les acepte con todas sus abominaciones. Esto es lo que dice la Palabra: Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos. Romanos 3:10-18. Y esto dice el Señor también: El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Malaquías 1:6-8.

El asunto que existe hoy es que a pesar de saber quién es Dios y Su Cristo, y en vez de buscarle por las razones legitimas, la gran mayoría solo buscan hacer su propia voluntad, sea despreciando a Dios, o tratando de utilizarle. No se le reconoce como lo que El es, ni aún menos, no se busca hacer Su voluntad. La gran mayoría piensan que el hacer lo quieran es el propósito de esta vida. Casi todo ser humano, sea incrédulo o hasta supuestamente creyente, dicen en su corazón: Hágase mi voluntad, y no la tuya Dios. Eso a lo menos demuestran con todo lo que hacen y piensan. Y Dios no nos hizo con ese propósito. Lo queramos aceptar o no, Dios nos creó para El, y no para nosotros mismos. Y mientras una persona no llegue a entender eso, no puede jamás ver la vida. Esto dice el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Así que, mientras una persona no busque hacer la voluntad del Padre, y que eso dicte el curso de su vida, todavía está en camino de muerte. La Palabra también dice: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:7-9. Esto es una ley espiritual inquebrantable. Entonces, no es solo el castigo de Dios, sino también, es parte de una consecuencia natural en el universo. No hay vida fuera de Dios y de Su voluntad.

Entonces, ¿Qué es lo que produce vida, y lo que me evitará el juicio de Dios? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:29-31. Y en el amor hacia Dios, no es buscar de tu propia conveniencia, sino que el amor es desinteresado. Entonces, ¿llegarás a amar a Dios como corresponde para poder escapar del juicio venidero? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Tenidos por dignos - 2 Tesalonicenses 1

Basado en 2 Tesalonicenses 1 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

Leímos en este pasaje que estos convertidos en Tesalónica eran personas que realmente demostraban una fe verdadera y genuina, y que era algo muy visible. Y lo vemos a través de lo que dice el apóstol acerca de ellos, de que su fe sigue creciendo, del amor que se ve entre ellos, y también, porque resisten con paciencia las distintas persecuciones y tribulaciones. Y a través de esto entendemos de que la verdadera fe en Cristo no es garantía ni de tranquilidad, ni de prosperidad, ni del bienestar personal, sino que está diseñada, por decir, para soportar cualquier circunstancia. En este instante, la fe fue totalmente aplicable a cualquier circunstancia que nuestros antepasados experimentaron, fuere en Judea, o en Tesalónica, o en cualquier parte del mundo, que en realidad las circunstancias no interfirieron, sino todo lo contrario, que pudo hasta soportar la adversidad, y que aún más, fue prosperada. Esto sigue vigente hoy.

Pero a través de este pasaje, vemos dos grupos de personas, por decir, los que tienen una fe en Cristo genuina que soportan las persecuciones y tribulaciones, y las personas que producen la tribulación a los que creen, los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Y vemos que cada grupo de personas recibirá algo cuando pase todo en este mundo, que los que padecemos por Cristo seremos consolados, y aquellos que rehúsan creer sufrirán pena de eterna perdición, y que serán excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder. Entonces, es muy claro que cada persona tendrá o recompensa o castigo, dependiendo de que fue lo que hizo en esta vida.

Entonces, ¿se puede deducir que la fe en Cristo consta de cierto sufrimiento, persecución, y hasta tribulación, y el que no sigue a Cristo, sino que rehúsa creer en El, puede que signifique cierta tranquilidad y hasta comodidad mientras esa persona este aquí? Todo en esta vida finalmente tiene su consecuencia, y como tal, todo tiene su recompensa. La Palabra de Dios dice que el seguir al Señor no es fácil, que habrá que tomar decisiones difíciles que afectará nuestra comodidad y bienestar, nuestra seguridad, y que hasta tendremos que sacrificar nuestras relaciones más intimas por amor a El, todo dependiendo de lo que sea la voluntad de Dios durante este tiempo. O sea, de alguna manera u otra, nuestra vida aquí no será fácil porque hemos decidido seguir a Cristo. De la misma manera, la vida de aquellos que no quieran nada con el Señor no les será tan difícil (humanamente hablando), porque seguirán la corriente del mundo, en fin, al pecado, y el pecado es lo que más prevalece en este mundo temporal. Y tengan cuidado, que muchos creyentes también siguen al mundo, sin darse cuenta porque buscan su propio bienestar en vez de hacer la voluntad del Padre. Por eso que el Señor mismo enseño esto: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:13-14.

Este asunto me recuerda de una historia (no una parábola) que conto el Señor, como quedo escrito: Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:19-31. Los que desean al mundo y sus deleites los tendrán, pero no habrá más después de todo esto.

Como fin, hay algo más que hace el apóstol en este pasaje, que dos veces menciona de que sean tenidos por dignos del reino de Dios y de Su llamamiento, aun siendo tan ejemplares. ¿Por qué hace esto? Porque este Camino en Cristo no consta solamente ni de una oración que se hizo en algún momento, ni menos de una fe estéril y sin fruto, sino que consta de seguir fielmente al Señor, día a día, y de poder superar todo obstáculo y dificultad que se nos presente, para que al final del camino, cuando ya todo esto se haya terminado, nuestras obras en Cristo sean tenidas por dignas delante de los ojos del Altísimo cuando estemos delante de El dando cuentas. Como dice la Palabra: …porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48b. Sea cual sea nuestra condición, nos cueste lo que nos cueste, si deseamos llegar a la recompensa divina, es necesario hacer la voluntad del Padre, sin excepciones. Entonces, ¿Te tendrá Dios por digno de entrar en Su reino, o te desechará a la perdición eterna porque no hiciste Su voluntad, y rehusaste pagar el precio que se tiene que pagar en este mundo? ¡Que el Señor les bendiga! John

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Necesitamos seguir la fe de Abraham - Hebreos 11:8-10, 17-18

Basado en Hebreos 11:8-10, 17-18 (Versión Reina Valera 1960)

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios… …Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia.

Hay muchos que tienen la idea de que hay personas que son más especiales que otras, y que esas otras personas supuestamente más especiales, tienen ciertas aptitudes que superán a los demás espiritualmente. Pero, si leemos muy cuidadosamente la Palabra de Dios, no es necesariamente así el asunto. Es posible que todos comencemos de distintas formas y claro, con ciertas desventajas en comparación a los demás, pero eso no quiere decir que debemos quedarnos ahí solamente. Y especialmente con lo que concierne con la salvación y el seguir al Señor, aún más, debemos entender que a pesar de nuestras diferencias con seres que vemos superiores a nosotros, necesitamos todos dejar el lugar donde comenzamos, para proseguir hacia la meta, no hacia nuestra visión, sino hacia la meta que Dios tiene para cada uno de nosotros. Hoy en día se ha circulado una media verdad, por decir, en nuestra comunidad cristiana, de que Dios nos acepta tal como somos. Y sí, es verdad que Dios nos acepta tal como somos, pecadores, con muchos defectos, pero, la otra parte que si completa la verdad es, que Dios nos acepta tal cual, pero con la mira de transformarnos en algo muy distinto, y ese es el punto principal del asunto, el cual el diablo a través de medias verdades trata de desviar.

Si vemos la vida de los apóstoles, ninguno se quedó de la manera que comenzó su caminar con el Señor. Tomás, por ejemplo, dejó de dudar. Pedro dejó de lidiar con las cosas siendo guiado por sus emociones e impulsos. Pablo dejó de perseguir a los cristianos. Maria Magdalena dejo de ser una prostituta endemoniada, y así sucesivamente. Todos comenzamos como algo desagradable ante los ojos del Señor, pero por Su gracia y amor, a pesar de nuestro pésimo estado, El nos aceptó como éramos, pero con la condición de que nos arrepintiéramos y nos convirtiéramos de todos nuestros pecados, para dejar de hacer aquellas cosas malas que eran obras de nuestra condición caída, y a comenzar a hacer lo que le trae honra y gloria a El, en fin, hacer aquellas cosas que producen vida y bendición. Ese es el punto, el fin que Dios busca. No es como una de esas falsas y pecaminosas doctrinas que acomodan el pecado y lo muestran como aceptable por Dios, y así permitiéndole a una persona a que haga como quiera. Nuestras vidas fueron creadas por Dios, pero para glorificarle y servirle a El, y no para glorificar el pecado, y servir al diablo, porque eso es lo que pasa cuando una persona no deja su estilo de vida pecaminosa.

En las Escrituras, Dios nos dejó un ejemplo clave de lo que cada uno de nosotros debe ser al final. Aunque claro, el modelo siempre fue, es, y será Cristo. Pero, no obstante, vemos al Señor a través de Abraham, y lo que se debe manifestar en cada persona que desea ser salva. Y esto se puede entender muy claro a través de la Palabra, que nuestra fe debe ser como la de Abraham, si queremos ser salvos. La salvación no consta de un sencillo creer en Dios. Esto dice la Palabra: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19. Así que, hoy, aún dentro del pueblo de Dios, hay muchas personas que creen menos que los demonios, porque ni le temen, ni aún menos tiemblan ante de Dios. Y si es así, ¿podrán ser salvos? Definitivamente que no. Como mínimo, nuestra fe debe superar a la de los demonios.

Esto dice la Palabra de Dios: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Entonces, si nuestra fe tiene que ser como la de Abraham, ¿cómo era su fe? Y esto dice la Palabra: ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Santiago 2:20-24. Así que, vemos muy claramente que la fe de Abraham constaba no solamente de creer, sino de algo mucho más grande y profundo, de fe y de obras. Este es otro error, el cual es promovido por Satanás, que somos salvo solo por la gracia de Dios y que ya no necesitamos las obras. Esto es del diablo porque va totalmente en contra de lo que la Palabra y el propio Cristo enseñó. Somos salvos por la gracia de Dios a través de la Persona de Jesucristo, pero para buenas obras. Hay que producir frutos, hay que hacer cosas que glorifiquen a Dios, hay que hacer la voluntad del Padre si pretendes tener la esperanza de poder entrar en el reino de Dios. No hay otra manera. Esto fue lo que vivió Abraham, y cada otra persona que ahora está en la presencia de Dios. Esto también dice la Palabra: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Mateo 7:24-27. ¿De que consta el hacer? ¡Las obras, acción, frutos! Esto fue lo que hizo Abraham, y lo que debe hacer cada persona que desea tener la vida eterna que solo Dios puede dar a través de Jesucristo. Abraham creyó en Dios, le creyó a Dios, e hizo como Dios le mando, le costara lo que le costara. Abraham amo tanto a Dios que hasta cuando Dios le pidió que sacrificara a su hijo, en el cual estaba toda su esperanza, todo su anhelo, toda su decendencia, que cuando levanto su mano para hacerlo, solo ese mismo Dios lo pudo detener. ¿Qué demostró Abraham con su vida? El por su fe cumplió la ley: …El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:29-31.

Nosotros tenemos que llegar a ser semejantes a este Abraham, si queremos llegar a Dios. No hay otra manera. ¿Suena imposible? Pero esto dice la Palabra: …¿Quién, pues, podrá ser salvo? Él [Jesús] les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Lucas 18:26b-27. Cristo ya lo hizo todo, y nosotros a través de El tenemos libre acceso a todo lo divino, pero debemos hacer nuestra parte: Arrepentirnos y convertirnos de todos nuestros pecados, y buscar hacer Su voluntad, sea lo que sea, cueste lo que cueste, hasta que le veamos cara a cara un día, cuando estemos delante de Su presencia para siempre. Entonces, ¿tienes la fe y el amor de Abraham, por tu propio bien? ¡Que el Señor les bendiga! John

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Consecuencias y bendiciones - Jueces 4

Basado en Jueces 4 (Versión Reina Valera 1960)

Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim. Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquel tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años. Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes. Y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él. Y Heber ceneo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés, se había apartado de los ceneos, y había plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a Cedes. Vinieron, pues, a Sísara las nuevas de que Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor. Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset-goim hasta el arroyo de Cisón. Entonces Débora dijo a Barac: Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él. Y Jehová quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie. Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset-goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada, hasta no quedar ni uno. Y Sísara huyó a pie a la tienda de Jael mujer de Heber ceneo; porque había paz entre Jabín rey de Hazor y la casa de Heber ceneo. Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta. Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir. Y él le dijo: Estate a la puerta de la tienda; y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguno? tú responderás que no. Pero Jael mujer de Heber tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, se le acercó calladamente y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió. Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón que tú buscas. Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien. Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel. Y la mano de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.

Todo lo malo que sucede en este mundo es a raíz del pecado, como consecuencia de la caída del hombre. Dios lo había hecho todo bueno, pero cuando el hombre pecó, todo fue afectado, tanto la vida del hombre como de todo lo que lo rodea, sin excepción. Lo único que permanece santo e inafectado es el reino de Dios, pero todo lo demás fue corrompido por el pecado del hombre. Por eso, es que tenemos tantos problemas y complicaciones, dolores, y claro, hasta la muerte. Las consecuencias del pecado son incalculables, porque cada cosa afecta a otra, y a otra, y a otra, formando una cadena casi interminable, un ciclo de eventos que da sus giros a través del tiempo. Esta vida es casi como una increíble colección de carambolas, donde nos afectamos personalmente, y los unos a los otros. Suena caótico, y lo es, pero hasta cierto punto. Porque dentro de todo ese caos, Dios limita las repercusiones precisamente para preservar lo inaccesible. Esa es la estructura del universo. No obstante, el pecado corrompe y destruye todo lo que vemos o sentimos ahora en esta vida.

Siguiendo la explicación dada, muchas veces nosotros nos ocasionamos nuestros propios problemas, gracias a que pecamos por voluntad propia. A veces sufrimos consecuencias a raíz del pecado de los demás. Claro que pasan cosas que no son nuestra responsabilidad directamente, pero muchas son nuestra responsabilidad, de alguna manera u otra. El no querer aceptar responsabilidad no limita las consecuencias. Eso es inevitable, y aquí entramos en lo que vimos en el pasaje de hoy.

Vimos al comienzo que los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. Habían hecho mal antes. Dios trato con ellos. Vino un tiempo de paz. Y tan pronto que las cosas se relajaron, por decir, volvieron a reincidir en su pecado en contra de Dios. Y vemos como resultado la consecuencia de que Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, donde empezaron a pasarlo muy mal. La Palabra dice que Jehová los vendió a su enemigo, y bueno, eso fue lo que consiguieron con su pecado. La rebelión y desobediencia en contra del Señor solo trae más problemas. Este mundo es imperfecto y difícil por sí solo, pero aumentarle más encima el pecar directamente en contra del Señor, ya se hace aún más duro el asunto, especialmente cuando una persona sabe y conoce la verdad. Este es una regla de la estructura del mundo, y, por lo tanto, irrefutable e inalterable: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8. Mas tarde o más temprano, todo pecado en contra del Señor trae consecuencias. Hay personas que creen que están bien porque las cosas en general le salen bien, y ese es el peligro más grande. Cuando todo aparenta estar bien, o una de dos, o la consecuencia está por venir, o la peor consecuencia se está apresurando, la del castigo eterno. Es preferible ver las consecuencias de nuestras malas acciones ahora, porque nos da la posibilidad de cambiar (como lo hizo el pueblo de Israel), antes de pensar que todo está bien, y sufrir consecuencias eternas, donde ya no hay ni más tiempo para cambiar, o posibilidad para el arrepentimiento.

Ahora, ¿quiere Dios nuestra destrucción? Esto dice la Palabra: Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? Ezequiel 33:10-11. Dios no desea que se pierda el hombre, pero también existe un punto donde la misericordia y la protección divina termina, y comienza el otro lado, el de la consecuencia, y castigo, dependiendo de cuándo. Este es el asunto: ¿Quieres seguir pecando en contra de Dios hasta posiblemente encontrar el castigo eterno? O ¿Deseas terminar con el pecado, y volverte al Señor a tiempo, para poder recibir Su bendición? ¡Que el Señor les bendiga! John

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Una fe que salva - Josué 2

Basado en Josué 2 (Versión Reina Valera 1960)

Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí. Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores. Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad. Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana. Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

En este pasaje, vemos una fe que logra grandes cosas, donde se cumplieron los propósitos de Dios, pero porque hubo muchas personas de acuerdo en la misma fe. Vemos la fe de Josué que mandó a los espías en obediencia a Dios, porque Dios le prometió que conquistaría estas tierras. Vemos la fe de los espías que arriesgaron sus vidas por las ordenes de Josué, porque hicieron algo que era la voluntad de Dios. Y también vemos la fe de Rahab la ramera, que había escuchado lo que Jehová había hecho con otros pueblos, y que Jehová estaba con Israel, y ella quería estar de parte de Jehová. Y ella, por su fe, arriesgo su vida y la vida de su familia al ayudar a los espías. Todas estas personas actuaron y hasta arriesgaron sus vidas por su fe en el Señor, porque creyeron.  

Pero, es necesario entender algo aquí muy claramente, lo que la fe no es, porque muchos malentienden hoy en día lo que es la fe. La fe en Dios no se trata de buscar cumplir nuestros deseos carnales, ni aún menos, lograr triunfos en cosas mundanas. La fe no tiene nada que ver con la carne. Y sé que esto desagradará a muchos, porque la razón principal por lo cual se malentiende la fe es porque la gran mayoría de las personas desean cumplir su voluntad en vez de la voluntad de Dios, y ven a Dios como un vehículo, como una herramienta para conseguir lo que quieren, y eso va totalmente en contra de todo principio Bíblico. Esto sonará feo, pero todo lo basado en la carne es pecado, y conllevará a la muerte.

Ahora, algunos dirán: pero Dios me escucha a mí, y me tiene de lo mejor. Y si, podrá lucir de esa manera, pero también hay que tener mucho cuidado con pedir lo que quieres, porque sí se te puede conceder. Pero o una de dos, o Dios permite que se te conceda aún no siendo Su voluntad, o te lo concede algo o alguien que no proviene de Dios. No porque consigues algo, quiere decir que sucedió porque Dios te lo dió, o porque era algo que estaba a fines con El.  Si uno desea realmente lo que es la voluntad de Dios, entonces tiene que estar de acuerdo con Dios. Y la única manera que este de acuerdo con Dios es, si es Dios el que te está guiando. Este es un principio Bíblico irrefutable: Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:8. Entonces, si tus oraciones y tus deseos están fundamentados sobre la carne, y tratas de usar a Dios, empleando una supuesta fe, sea lo que sea, vas a segar corrupción, y la corrupción conlleva a la muerte. Y lo opuesto es aún tan cierto, que, si tus oraciones y tus deseos están fundamentado en el Espíritu (en Dios), entonces tus oraciones y tus deseos van a producir vida eterna.

Entonces ¿Cómo vemos esto aplicativamente? ¿Era la idea de Josué conquistar la tierra prometida o era de Dios? ¿Los espías hicieron su voluntad, o porque seguían designios divinos? ¿Rahab la ramera hizo lo que hizo porque lo había planeado, o porque vió al Dios Todopoderoso envuelto en lo que estaba pasando y escogió estar de parte de Dios? La razón por lo cual todos estos hicieron lo que hicieron era porque querían seguir o estar envueltos con Dios. Dios era su foco, y no sus deseos carnales o sus ideas mundanas. Y este es el error que comete la gran mayoría, que creen que Dios está para que les sirva, en vez de lo opuesto. Esto fue lo que el propio Hijo de Dios enseñó: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. Mientras una persona siga buscando hacer su propia voluntad, no importa lo que crea, sigue hacia la perdición. Porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿vives una fe que salva? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Nombres escritos en un libro - 1 Crónicas 1:1-27

Basado en 1 Crónicas 1:1-27 (Versión Reina Valera 1960)

Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé, Sem, Cam y Jafet. Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarma. Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. Los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán. Cus engendró a Nimrod; este llegó a ser poderoso en la tierra. Mizraim engendró a Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim, Patrusim y Casluhim; de estos salieron los filisteos y los caftoreos. Canaán engendró a Sidón su primogénito, y a Het, al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, al heveo, al araceo, al sineo, al arvadeo, al zemareo y al hamateo. Los hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram, Uz, Hul, Geter y Mesec. Arfaxad engendró a Sela, y Sela engendró a Heber. Y a Heber nacieron dos hijos; el nombre del uno fue Peleg, por cuanto en sus días fue dividida la tierra; y el nombre de su hermano fue Joctán. Joctán engendró a Almodad, Selef, Hazar-mavet y Jera. A Adoram también, a Uzal, Dicla, Ebal, Abimael, Seba, Ofir, Havila y Jobab; todos hijos de Joctán. Sem, Arfaxad, Sela, Heber, Peleg, Reu, Serug, Nacor, Taré, y Abram, el cual es Abraham.

Hay libros en la Biblia que tienen dentro de si largas listas de nombres, como el que leímos hoy. Recuerdo cuando era niño, estando en clases de Biblia, que a veces nos tocaba leer estas largas listas de nombres. A la mayoría de nosotros, nos costaba mucho leerlas porque hablando sinceramente, muchos de los nombres eran difíciles de pronunciar. Y también, donde eran nombres de personas en un lenguaje totalmente distinto al de nosotros, no entendíamos tampoco casi nada. Lucia mas bien un ejercicio difícil de lectura que creo que a muchos no les interesaba. Y hay personas que muchas veces hasta se saltan estos pasajes para no complicarse, porque pueden que piensen: ¿Qué enseñanza se puede aprender en ver tantos nombres escritos en la Biblia? Y la realidad es que mucho se debe aprender, porque tiene un significado muy grande que, sí nos incumbe muy profundamente, como lo veremos al seguir.

Para Dios, cada persona es importante. Es un alma, un ser vivo. Y aún más que eso, es un ser que hizo algo durante su existencia en esta vida. Nuestros nombres no son simples trabalenguas, por decir para Dios. Algún día, posiblemente no muy lejano de hoy, Dios va a abrir esos libros y un libro con muchos nombres escritos en ellos, y nuestros nombres, el tuyo y el mío estarán escritos en uno de ellos dependiendo de lo que hicimos durante esta vida. Ahora el asunto va cobrando mucho mas valor, ¿no? La realidad es que absolutamente nadie pasa desapercibido en este mundo, especialmente delante de los ojos de Dios. Cada ser, desde que comenzó la existencia del hombre (el cual nos importa a ti y a mi), ha sido visto por muchos testigos, por Dios, y por todo lo que le rodea, por el mundo visible, y aún más importante, por el reino invisible. Esto dice la Palabra: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1. Hay un sinfín de testigos a nuestro alrededor, pero principalmente Dios, que vé y sabe todo lo que hacemos, y hasta lo que pensamos, y culminativamente, conoce hasta lo mas profundo de nuestro ser, a cada instante. Dios sabe quien eres tú y quien soy yo realmente, y nos conoce por nombre. Y en este mismo instante, todos nuestros hechos están siendo escritos en alguna parte.

La Biblia nos enseña que habrá un juicio, y que habrán libros abiertos y un libro de la vida, donde se verán los nombres de todo ser que ha existido, y todos sus hechos, y que dependiendo de lo que hallamos hecho, es que será determinado nuestro futuro eterno. Esto dice la Palabra: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. ¿Quiénes serán los que estarán escritos en el libro de la vida? Aquellos de nosotros que no solamente nos hemos arrepentido y convertido de todos nuestros pecados, y creído y aceptado a Jesús como el Señor de nuestras vidas, sino que también hemos permanecido fieles a El, haciendo la voluntad del Padre hasta que respiremos nuestro último aliento. Ahora, no puedo dar solamente parte de Su divino consejo, sino lo más completo posible. La Palabra da lado a que sí pueda borrarse el nombre de una persona del libro de la vida, como esta escrito: El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:5-6. Por lo tanto, es apremiante instar a permanecer, a vencer, a proseguir hacia la meta como lo dijo Pablo, hasta el fin. Cuando nacemos de nuevo en Cristo, es solo el comienzo. Hay que vivir por Cristo, día a día, y también llegará el momento de morir por Cristo. El tiene que ser nuestro comienzo, nuestro progreso, y nuestro final.

Ahora, cualquiera pudiera preguntar: ¿Qué puede hacer que yo corra el riesgo de que mi nombre pueda ser borrado? Y esto dice la Palabra: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. Por eso que el Espíritu a través del Apóstol Pablo escribió esto: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12. Y también: Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13:5. Porque finalmente, estos son los que no solamente llegan a ser escritos en el libro de la vida, sino que permanecerán escritos por toda la eternidad: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. ¿Cuál es la voluntad del Padre? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:37-40.

Así que, cuando llegues al juicio de Dios, ¿Dónde estará escrito tu nombre? Y, ¿Cuál será tu historia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dispuestos para servir al Señor - 1 Corintios 16

Basado en 1 Corintios 16 (Versión Reina Valera 1960)

En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a estos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo. Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar. Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite. Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos. Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, más de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad. Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor. Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos. Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan. Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia. Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas. Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor. Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén.

¿Qué podemos ver aquí explícitamente en este pasaje? Pablo, a través del Espíritu, exhorta a servir al Señor, a unos de una manera, y a otros de otra, pero el tema principal es de servir al Señor. Habla del servicio que él mismo está haciendo, y de lo que planea hacer. El habla de lo que están haciendo los demás por el Señor. Y también instruye a los lectores a que también hagan su parte, y que ayuden como puedan. Habla por supuesto de trabajo secular, y de cómo se debe usar eso para ayudar, porque todos también necesitaban sostenerse, e inclusive el mismo, que la gran mayoría de las veces trabajaba secularmente. había mucha actividad que está ocurriendo, y se está animando a hacer más, y nada fácil, porque él habla que se le ha abierto una puerta grande y eficaz, pero hay muchos adversarios. Viendo tal movimiento en unos pocos versículos, no es ninguna sorpresa que mucho del mundo conocido ya había escuchado del evangelio de alguna manera u otra dentro de pocas décadas después de la muerte y resurrección del Señor. Pablo, por sí solo, se estima que viajo más de 10,000 millas a pie (16,000 km) durante sus viajes misioneros, y claro, no de vacaciones o para un disfrutar personal. En fin, ¿Por qué toda esta actividad y servicio?

Hay algunas cosas que pueden venir a la conversación, del porqué todas estas personas hicieron lo que hicieron, y estas pueden ser: o porque es un requisito como parte de la salvación, o porque el Espíritu Santo los insto a hacerlo, o porque hubo un agradecimiento muy grande. Muchos pueden estar de acuerdo o no, con algunos de estos puntos. Y por supuesto, van a haber personas que sobre espiritualicen algunas razones. Diremos que la Palabra da estos motivos y también otros más como razones de porqué debe haber tal servicio y esmero en el Señor, y por el Señor. Puedo decir que, en lo más mínimo, las que se mencionaron pueden afirmarse muy claramente en las Escrituras.   

Una de las principales que yo diría, guiado por el Espíritu, es que debe a lo menos haber un gran agradecimiento por lo que el Señor ha hecho, si es que hay alguna capacidad de razonar. Esto vemos, como ejemplo, al respecto con las hermanas de Lázaro, como está escrito: Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Juan 12:1-7. Vemos que tanto Marta y Maria sirvieron al Señor por agradecimiento, y Maria de tal manera que hasta preparo al Señor para lo que venía.

Ahora, algunos dirían: ¿Cómo no servir al Señor y estar agradecido si resucito de los muertos a su hermano? Y sí, claro está que esto fue un gran milagro físico. Pero, entonces, ¿y qué de lo que hizo el Señor por todos nosotros en la cruz? ¿Es menor el acceso a la vida eterna que resucitar a una persona físicamente? Sí, Lázaro fue resucitado físicamente, pero después volvió a morir (porque no está con nosotros hoy), ¿Qué a ti eso? Sí, es una obra única, pero someto que la vida eterna que nos da Dios a través de Jesucristo es superior a la resurrección de Lázaro, hasta de un punto de vista egoísta (por decir), porque yo viviré eternamente y para siempre gracias a lo que hizo Cristo por mí, y no por un milagro físico que sucedió hace tanto tiempo. Y también, el Señor hizo lo que hizo sin ningún tipo de obligación. De acuerdo a la Palabra, nosotros no nacimos siendo hijos de Dios, sino todo lo contrario. Sin Cristo, fuimos enemigos de Dios, muertos en nuestros pecados, ajenos por completo al reino de Dios. Esto dice la Palabra: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:8-10.

Entonces, esto nos lleva a un punto que no necesita ni tanto discernimiento, ni crecimiento espiritual, ni siquiera mucho conocimiento Bíblico. En lo más mínimo lo que debe causar un deseo de seguir al Señor, y buscar amarle y servirle es el hecho que dió Su vida por nosotros. Nos dió una salvación completamente inmerecida, por gracia, rescatándonos de nuestros pecados, y dándonos vida eterna. Y si una persona no sabe amar al Señor por esas cosas, bien aplicado esta lo que dijo el apóstol: El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. Si un ser no sabe ni agradecer, ni ver Su amor como una razón para aprender a amarle y servirle, entonces ¿Cómo Dios puede excusar tal menosprecio? No es justo devolver a Dios con mal, especialmente sabiendo lo que hizo. Y a través de Cristo, tenemos que comenzar a practicar la justicia, comenzando por valorar el amor de Dios. Así que, ¿Estás dispuesto a servir al Señor por todo lo que El ha hecho por ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La eternidad es lo que mas importa - Eclesiastés 8:10-9:3

Basado en Eclesiastés 8:10-9:3 (Versión Reina Valera 1960)

Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios. Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol. Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla. Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.

Hoy en día, la gran mayoría de las personas solo piensan en el aquí y ahora, y por desgracia, muchos del llamado pueblo de Dios también andan por el mismo camino. Es más, mucho del pueblo de Dios cae en malas doctrinas, las que sutilmente se enseñan para complacer a las masas por ganancia, porque están más enfocados en lo que desean alcanzar aquí en la tierra que en la eternidad. Hay mucha mentira que suena como verdad, porque los que siguen las doctrinas de demonios usan la Biblia para justificar las obras de la carne, las vanidades, en fin, distintas cosas que llevan a la muerte eterna. Y ¿Es alguna maravilla que esto suceda si Satanás mismo trató de tentar al propio Hijo de Dios, al Verbo, con la Palabra de Dios (manipulada para mal, por supuesto) para llevarlo a ser cosas que no glorifican a Dios? Por eso que la sutil distorsión y la destreza para manipular la Palabra de Dios es nada más que la obra de Satanás a través de sus esclavos. Y por eso, es que hay que siempre tener el fin en mente, y un celo único por la Verdad de Dios, que solo se encuentra al ver la plenitud de las Escrituras, y no solamente ciertas partes. Porque hay algo que es cierto e inevitable, que cada uno de nosotros morirá algún día y todos, sin excepción, tendremos que dar cuentas de lo que hemos hecho en esta vida, tanto el incrédulo como también nosotros los que hemos venido a Cristo. Este es una de las verdades más irrefutables de la Palabra, y también, una de las cosas donde Satanás más ha disturbado la Verdad dentro de la Iglesia, que ya no tendremos que dar cuentas. Cada persona morirá algún día, y cada persona dará cuentas de lo que hizo en este cuerpo.

Dios nos hizo con un propósito en mente, desde el principio. Nada ha cambiado desde la creación del hombre, y eso es, que el hombre (Su creación) fue hecho para que le sirva. Como todas las cosas tanto como en esta vida, como en la eternidad, si algo no sirve, si no cumple su función, es desechada. Dios no mando a Su Hijo unigénito a la cruz para que le pertenezcamos solamente, sino para que tengamos la oportunidad de volver a nuestro propósito para existir. Si el Hijo y el Espíritu Santo existen para hacer la voluntad del Padre, ¿Qué queda para nosotros? Y si dudan, veamos lo que dice la Palabra: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Así que, el que enseñe otra cosa, que ya no hay que preocuparse de hacer nada más porque somos salvos por gracia, no está escuchando algo que proviene de Dios, sino de otro lado. A través de la fe y de Su don en Cristo Jesús, El nos da la oportunidad de poder hacer las buenas obras para las cuales fuimos creados, para la voluntad del Padre.  

La Palabra es muy clara: vamos a dar cuentas de todo. Todo lo que hacemos estando en el conocimiento de Cristo, o cuenta a favor de nosotros o en contra de nosotros, dependiendo si es bueno o es malo. Esto dice la Palabra: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Y si dudan porque este pasaje está en el Antiguo Testamento (como ciertos apostatas proponen), veamos lo siguiente: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Esto fue inspirado por el Espíritu Santo y escrito para la Iglesia. Lo que hacemos después de recibir la salvación de Cristo cuenta, y es imprescindible como parte del camino a la salvación. Esto también está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8.

Y esto también está escrito y aplica a todos lo que profesan tener fe en Cristo: Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:1-6. Así que, ¿importa mucho si le va bien o mal a una persona en esta vida? No, y especialmente en comparación a lo que sí más importa: la eternidad y lo que dirá Dios de nosotros en el juicio. La pregunta es: ¿Nuestro nombre seguirá escrito en el libro de la vida después del juicio? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las palabras que más importan - 1 Corintios 14:1-25

Basado en 1 Corintios 14:1-25 (Versión Reina Valera 1960)

Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación. Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. Porque si bendices solo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida. Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

A través de los años, ha habido mucha controversia dentro de nuestra comunidad cristiana, si acaso existe o no el don lenguas. Muchos lo afirman, y de tal modo que hasta lo ven como una señal de que el Espíritu Santo está dentro de una persona. Y otros lo niegan, diciendo, o que es algo del pasado, que fue para esos tiempos nada más, o que no existe, o aún se burlan de aquello, y lo toman como algo de locura o de teatro. Puedo decir fundado sobre la Palabra que ambas vistas extremas no concuerdan con las Escrituras en Su plenitud. Si está escrito en la Palabra, ¿se puede negar que existe, o aún peor, burlarse de algo que forma parte de los dones del Espíritu Santo? Si algo no se entiende, pero si está escrito en la Palabra, en lo más mínimo, debe respetarse, porque, ¿mirará Dios con buenos ojos a alguien que se burla de lo que le pertenece? Hay cosas que hay que dejárselas al Señor nada más, y El sabrá si son verídicas o no. Ahora, ¿se deben usar como señal de que una persona tenga o no tenga el Espíritu Santo? Tampoco, porque la Palabra enseña que el Espíritu Santo reparte los dones como quiere, y el fruto del Espíritu no es el hablar en lenguas, sino tal como lo dice la Palabra: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Esto es lo que realmente revela si una persona tiene el Espíritu Santo o no. Porque también está escrito: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 1 Corintios 13:1. Y por desgracia, hay muchos metales que resuenan y címbalos que retiñen hoy en día, lo cual nos lleva al verdadero punto que soy guiado a tratar hoy. Mas allá de disertar sobre las lenguas, Dios desea que se entienda algo más profundo, que es más apremiante, y es: ¿Estamos más enfocados en hablarle claramente a las personas que nos rodean acerca de la salvación de Dios? ¿Son esas palabras las más importantes en nuestra conversación con nuestro semejante?

Esto es algo donde debemos comenzar: El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. Lucas 6:45. ¿Qué es lo que le compartimos a los demás? De acuerdo con lo que nos enseña la Palabra, debemos más bien profetizar o predicar lo más claramente posible el evangelio de Cristo a las personas, para que ellos también puedan venir al Señor, y glorificar a Dios. De eso es lo que Pablo está hablando aquí. El profetizar, especialmente en este pasaje, no tiene nada que ver con hablar de cosas que sucederán en el futuro, como muchos toman la profecía. El profetizar o predicar significa hablar de parte de Dios. Ese es el verdadero trabajo y función del profeta. Eso fue lo que hicieron los santos profetas de antes, como Isaías, Jeremías, y tantos otros, el hablar de parte de Dios. Y de lo que más debemos hablar es de lo que Cristo vino a hacer. ¿Cuál fue la razón principal por lo cual murió el Señor en la cruz? ¿Para que tuviéramos dones? ¿Para el bienestar físico o económico? ¿Para vanidades o cosas temporales? Cristo murió y resucitó por ti y por mi para que pudiéramos tener vida eterna. Y esto no es hoy lo que más se comunica. Estamos tan enfocados en lo de aquí y ahora que de lo eterno ya no se habla, como si ya no importara.

Y esto nos lleva a otra cosa aún más profunda: Si no hablamos de la salvación de Cristo con los demás, entonces ¿Qué es lo que llena nuestro corazón? …porque de la abundancia del corazón habla la boca.  Si estamos más bien hablando de cosas del mundo, de vanidades, o hasta de Dios, pero como una manera para resolver problemas temporales, entonces debemos preguntarnos, ¿Qué es lo que realmente creemos? Ese es el gran problema que existe hoy en día. Muchos hablan más de cosas temporales o soluciones a problemas que de lo que realmente importa, de la salvación, y de cómo se llega a obtener esa vida eterna. ¿Son importantes nuestros problemas cotidianos? Si, pero no pueden ser el todo de nuestra vida. No se puede predicar a un Cristo que solo viene a cumplir deseos y arreglar problemas. Ese no fue el propósito de la cruz. Entonces, ¿cuáles debieran ser nuestras palabras más importantes? Las que creemos con nuestro corazón, y espero por el bien tuyo, que sean las palabras de vida que hablo el Señor. De otra manera, una persona sigue en el mundo con un rumbo seguro hacia la perdición. Esto es lo que está escrito: …para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Deuteronomio 8:3b. Así que, ¿Cuáles son las palabras que te importan más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La majestad de Dios vs. el hombre - Job 25-26

Basado en Job 25-26 (Versión Reina Valera 1960)

Respondió Bildad suhita, y dijo: El señorío y el temor están con él; Él hace paz en sus alturas. ¿Tienen sus ejércitos número? ¿Sobre quién no está su luz? ¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano? Respondió Job, y dijo: ¿En qué ayudaste al que no tiene poder? ¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza? ¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia, y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer? ¿A quién has anunciado palabras, y de quién es el espíritu que de ti procede? Las sombras tiemblan en lo profundo, los mares y cuanto en ellos mora. El Seol está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura. Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada. Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas. Él encubre la faz de su trono, y sobre él extiende su nube. Puso límite a la superficie de las aguas, hasta el fin de la luz y las tinieblas. Las columnas del cielo tiemblan, y se espantan a su reprensión. Él agita el mar con su poder, y con su entendimiento hiere la arrogancia suya. Su espíritu adornó los cielos; Su mano creó la serpiente tortuosa. He aquí, estas cosas son solo los bordes de sus caminos; ¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?

¿Qué tienen en común Alejandro el Grande, Ashoka el Grande, Hannibal Barca, Julio César, Qin Shi Huang, Atila, Napoleón, Gengis Khan, y Mehmed? Todas estas personas son asociadas con grandes reinos e imperios, personas que habían sido parte o directamente responsables por la grandeza que alcanzaron. Eran personas con gran poder, gran riqueza, con un dominio casi absoluto durante la época de su reinado. Se puede decir que eran casi invencibles, a lo menos, en nuestros términos. Se debe entender que eran personas ejemplares en sus tácticas, en su inteligencia, y en su liderazgo, hablando en términos militares o de poderío humano, tanto así, que son recordadas hasta el día de hoy.

Pero ¿Qué otra cosa tienen en común, aparte de sus grandezas y logros? Hay otra cosa que los une a ellos y a nosotros, algo que es tan cierto y obvio a la misma vez. Ellos eran personas. Y como las personas que eran, a pesar de su grandes logros y poderío, un día llego su fin. En un momento, eran grandes y gloriosos, temidos y respetados, ricos y poderosos, pero, en otro momento, dejaron de respirar, sus corazones dejaron de palpitar, y yacen lo que queda de sus cuerpos en alguna parte, consumidos por los elementos y seres que están presentes en la tierra, tal como le dijo Dios un día al hombre que le pasaría a todos desde que entro el pecado en el mundo: Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Genesis 3:19. La ciencia y la tecnología avanzan, y algunos dominios crecen y aumentan, pero sigue pasando lo mismo, que a cada persona le llega su tiempo, haga lo haga; cada uno de nosotros crecemos, nos envejecemos, y también volveremos al polvo de donde nos hizo Dios, tal como le paso a nuestros antepasados, como también le sucederá a cada persona que vendrá después de nosotros, y no hay nada que podamos hacer al respecto.

Entonces, ¿A qué viene todo esto? Y ¿Qué se puede sacar de esto? Que la realidad es la realidad. Pero ¿qué hay que hacer al respecto? ¿Es sabio vivir la vida como muchos, que tratan de supuestamente disfrutar lo mas posible antes que les toquen sus días malos, y después dejen de ser? Esto dice la Palabra: Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Isaías 22:13. Esto es lo que la gran mayoría tratan de hacer. Pero, hay que siempre recordar que Dios es Dios, y que el hombre es hombre. Ese es el punto. Y ¿Qué es el hombre en comparación a Dios? Esto dice la Palabra: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Debemos recordar que hagamos lo que hagamos, nada somos, y esto no es una filosofía o letras de alguna canción melancólica nada más, sino una realidad, y especialmente cuando nos comparamos a la grandeza de Dios. Si reconocemos nuestra posición en el universo, no nos podemos dar el lujo de pensar de que algo somos y de que tenemos algún tipo de poder sobre lo inevitable. Pero este es el problema que existe hoy: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Salmo 14:1-3. Hay demasiada necedad, porque mucho piensan erróneamente que son algo, y aún peor, que no existe Dios, o que Dios es algo sin importancia. ¡No hay palabras para expresar el nivel de necedad que hoy existe! No sé en lo que nos estamos convirtiendo, pero algo es cierto, que hay mucha más debilidad mental, vanidad, y confusión que antes, y cada vez hay menos esperanza. Esa es la razón por lo cual el mundo está empeorando más rápidamente.   

Hubo un hombre en la historia que reino prácticamente sobre el mundo, porque no había, y no habrá reino más perfecto que el que le fue dado. Todo el poder del mundo estaba en sus manos porque no existía otro reino que le podía hacer frente, y por eso que hasta Dios mismo lo califico como un reinado de oro. Pero, un día se olvido de Quien fue el responsable de todo lo que él tenía. Y esto nos dice la Palabra: …A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia. Daniel 4:31b-37. ¿Qué debe hacer el hombre por su propio bien? Recordar lo que él es, y lo que Dios es, y que contender con el Altísimo es extrema necedad donde habrá un solo perdedor, y ese es el hombre. Así que, ¿considerás la majestad de Dios y Su salvación, y lo que tú eres, para tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Temiendo al Dios correcto - Jueces 6:1-23

Basado en Jueces 6:1-23 (Versión Reina Valera 1960)

Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz. Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina. Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista. Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.

¿Es malo el temor? Bajo ningún punto, especialmente si se toma y se usa como lo enseña la Biblia. El temor en si no se trata de miedo, o de terror, a lo menos lo que habla la Biblia. No es el tipo de terror o miedo que te prohíbe acercarte a lo que debes, o de buscar estar junto con aquello que necesitas. El temor es algo muy saludable, y hasta bueno, pero todo lo que lo hace bueno o malo es la dirección y lo que realmente es. El temor Bíblico se trata de algo muy reverente, de un profundo respeto, y también, de una lealtad, a no querer traicionar aquello que debes temer. Entonces, de esto es de lo que hablamos cuando relacionamos el temor santo que debe haber hacia Dios, y aquí entramos más en el asunto.

¿Qué fue lo que hizo mal Israel para que Dios los entregará en manos de los Madianitas? Israel le temió a lo equivocado. El Señor les dijo: …Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis… Pero ¿qué fue lo que hicieron? Hicieron precisamente lo contrario que Dios les dijo que hicieran, y le temieron y adoraron a los dioses de los amorreos, y a otros también. Israel le fue infiel a Dios porque le temieron a lo equivocado. Le temieron a personas y a los ídolos que al Dios que había hecho todo por ellos. Israel olvido el santo pacto que habían hecho con El. Y por eso que les sobrevino este mal.

El temor es bueno, pero hay que sentir lo correcto, y no hacia otros dioses y hombres, sino al verdadero y real Dios, al Señor Dios Todopoderoso. A El hay que temerle. Eso fue lo que hizo Gedeón. Gedeón le temio a Dios, y gracias a ese temor fue que Dios se le revelo aún más, y vió al Señor cara a cara, y no murió, porque su corazón fue recto ante Dios. Y Dios uso a Gedeón para liberar a Israel milagrosamente de la mano de los Madianitas. Y esto es lo mismo que debemos hacer nosotros: temer al Señor.

Hay muchos que hierran pensando que no hay que temerle al Señor. Esto es lo que enseña la Palabra: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. ¿Por qué comienza la sabiduría de esta manera? Porque cuando una persona legítimamente le teme al Señor, comienza a tomar en cuenta la opinión de Dios, le importa lo que Dios piensa, y ese es el principio de la sabiduría divina. Porque, si somos razonables (hasta viéndolo de un punto de vista muy humano), ¿no nos vale más la pena estar de parte de Aquel que lo supera todo en el universo, que es superior a los ídolos y a los hombres?  Esto también dijo el mismo Señor: Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28. ¿De quién hablaba aquí el Señor? El hablaba no del enemigo (porque Satanás no tiene potestad en el juicio venidero), sino de Dios Padre. Esto también dijo el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Por eso que hay que temerle al Señor, porque si no buscamos lo que realmente le agrada, el error no se puede corregir en el juicio. Ahí será muy tarde. Van a haber muchas sorpresas ese día, porque las personas no le temieron al Señor, y no buscaron hacer Su voluntad, sino que se dejaron llevar por su propia opinión, porque le temieron a lo equivocado. Este es el consejo Bíblico que da la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Es necesario temer y amar al Señor para poder no solo entrar en el reino de Dios, sino también poder conseguir a través de Cristo las recompensas eternas que Dios tiene reservadas para aquellos que le aman y le temen. Así que, ¿le temes a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La oportunidad para la salvación - Hechos 1:15-22

Basado en Hechos 1:15-22 (Versión Reina Valera 1960)

En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio. Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

¿Qué fue lo que paso con Judas Iscariote? ¿Fue él elegido para hacer lo que hizo, o tuvo elección para hacer algo distinto? Hay muchos que creen que ya todo esta predestinado, y que nadie tiene ningún tipo ni de control, ni de opción, ni de potestad sobre su persona, que ya todo será lo que será, que somos sencillamente el producto o la realización de un plan maestro. Ese es un argumento. Pero, si vemos la Palabra en Su plenitud, y no solo unas pocas partes de la Palabra, nos daríamos cuenta de que las cosas no son así. Desde que Dios hizo al hombre, desde Adán y Eva, Dios le dió potestad al hombre para escoger obedecer, para poder determinar su propio camino, bajo su propio raciocinio. Porque si todo estuviera predeterminado como muchos piensan, entonces todo el esfuerzo que Dios ha invertido en darnos Su consejo, Su Palabra, y todo lo que El nos enseña sería, porque si nada más. Por lo tanto, no insultaremos a un Dios perfectamente inteligente y justo con el pensamiento de que hace o dice las cosas para perder Su tiempo, porque no tiene nada mejor que hacer. Aún más, no debiéramos poner los sentimientos de Dios de ser tan crueles de mandar a Su propio Hijo a morir por nada; porque si todo estuviera predestinado en nuestras vidas, entonces, ¿Por qué no dejar que las cosas tomen Su curso, y guardar de todo mal a lo que El más ama? Una doctrina es sana cuando concuerda con toda la Palabra.

Si vemos la Palabra como mismo lo dejo escrito el Señor, vemos que todo es elección. Una de las partes más claves de la Palabra es la parábola del sembrador. Esto es lo que dice la Palabra: Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga… …Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, estos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. Lucas 8:4-8, 11-15. Así que, la persona es la que determina que hace con la Palabra de Dios, cuando la escucha. El Sembrador (Dios a través de los hombres) les da la oportunidad a todos a escuchar Su Palabra. Todo lo creado inclusive habla de Quien es Dios, y la Palabra misma dice que no tienen excusa. ¿Por qué? Por qué Dios es un Dios de oportunidades, de darle a cada persona la oportunidad de saber Quien es El a través de Sus obras, y de ser expuestos a Su Palabra para poder darle la oportunidad de ser salva. Esa es la bondad de Dios.

Entonces, ¿Qué fue lo que sucedió con Judas Iscariote? El Señor le dio la oportunidad más grande que un ser humano pueda tener. Judas convivió con el Señor (Dios) por tres años. El vió todos los milagros y escucho todos los mensajes y las enseñanzas del Señor personalmente. Fue testigo de todo. ¿Pero qué decidió hacer Judas con su oportunidad? Menosprecio a Dios, a pesar de todo lo que presenció, por tener los bienes de este mundo, y por los placeres que este mundo ofrece. Vendió no solo al Hijo unigénito de Dios, sino que hasta su propia alma por 30 piezas de plata. Había otros once discípulos que también pudieran haberlo hecho, pero él decidió hacer lo que hizo, bajo su propia voluntad. El Señor decidió morir por nosotros, pero los que se prestaron para hacerlo posible, lo hicieron bajo su propia voluntad, porque se dejaron llevar más por su pecado que por el Dios que tenían delante de ellos.

Este es otro dilema que muchos tienen, si una persona puede perder su salvación, y esto viene a colación porque si argumentamos que Judas Iscariote sí tuvo la libertad de escoger, entonces cada persona también tiene esa misma potestad. Porque, si Judas hubiera decidido no vender al Señor, y a permanecer en su fe como lo hicieron los demás, ¿sería salvo? ¡Por supuesto! Pero esto es lo que el mismo Señor nos enseñó, y por lo cual podemos afirmar lo que paso con Judas: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Judas participó con los discípulos en todo lo que hacían, pero lo que salva realmente a una persona es el hacer la voluntad del Padre. ¿Se puede perder Cristo? Por supuesto que no. Pero ¿puede una persona escoger soltar la fe que le salva, al dejar de hacer la voluntad del Padre? En ese sentido, desgraciadamente el libre albedrio nunca deja de ser, porque Dios sujeto todo al amor, y en el amor siempre hay elección. Esto es lo que también vemos: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 2 Pedro 2:20-21. Este es el problema. Por desgracia, no hay solamente un Judas Iscariote, sino que puede haber muchos, al despreciar el conocimiento del Señor por el mundo y por sus placeres. Porque también está escrito: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. Este fue el problema de Judas, y este es el problema de muchos hoy, que aman más al mundo y el hacer su propia voluntad que a Dios. La salvación es una oportunidad que Dios nos dá, y no una obligación o un derecho. Es un don. El Señor no nos debe nada. Así que, ¿Qué estás decidiendo hacer con la oportunidad que Dios te ha dado a través del Señor Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios lidiara con la desobediencia y la ingratitud

Basado en Deuteronomio 28:15-47 (Versión Reina Valera 1960)

Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas. Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra. Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante. Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado. Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu; y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás. Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano. El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días. Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos. Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado. Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová. Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. Él te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola. Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó; y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre. Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas.

El mensaje de hoy es sencillo de explicar, pero difícil de aceptar, y especialmente considerando los tiempos. Vivimos en una época donde la gran mayoría de aquellas personas que dicen saber de y conocer al Señor, están sencillamente haciendo como quieren. Por desgracia, el pecado abunda dentro del llamado pueblo de Dios. Dirán muchos que creen, dirán muchos que obedecen, y dirán muchos que hasta sirven de alguna manera a Dios, pero eso no es ni lo que el mundo que les rodea ve, ni lo que Dios está presenciando. Y en realidad no sé qué Biblia están leyendo, que creen de alguna manera que todo les saldrá bien, especialmente en la eternidad. No sé cómo las personas pueden creer que de alguna manera su opinión es lo que controla la realidad, y que lo que ellos deciden creer o aceptar es lo que será, especialmente cuando estén dando cuentas delante del trono de Dios (porque cada persona dará cuentas).

Leímos hoy como Dios le dice a Su pueblo Israel lo que les sucedería si no le obedecieran, y guardaren Sus mandamientos. Esto aplica porque fuimos añadidos al pueblo de Israel a través del Señor, y en Cristo fuimos reconciliados con Dios para hacer como El manda. Dios no mandó a Su Hijo Unigénito para morir en la cruz para que hiciéremos como nos parece, pecando en contra del mismo Dios que nos salvó. Y sabemos que le debemos todo al Señor, desde nuestra existencia, todas nuestras habilidades, todo lo que tenemos, y por supuesto, hasta lo más preciado: la salvación que solo se nos ha dado por Su gracia a través de la muerte y resurrección del Señor. Leemos muy claro que la desobediencia no quedara impune. El juicio de Dios vendrá sobre aquellos que desobedecen al Señor, si no hay un arrepentimiento y una conversión plena y completa. El Señor solo puede perdonar cuando hay una conversión genuina, y cuando se le trata como el Señor que es.

Algunos dirán: Tu estás refiriéndote a algo escrito en el Antiguo Testamento que ya no aplica, porque estamos en la gracia, y Dios nos perdona hagamos lo que hagamos. Y debo decir que están muy equivocados si piensan que lo que está escrito ya no aplica, porque Cristo vino a cumplir la ley y los profetas, y especialmente para que se cumpliese dentro de nosotros, precisamente al tratarle como el Señor que debe ser para que haya salvación. Si lo dudan, veamos lo siguiente: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Peter 2:20-22. Y también está escrito: Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Apocalipsis 22:14-15. Nada en la gracia justifica la practica el pecado, al no amar a Dios con todo lo que somos, y al no amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por lo tanto, mi consejo sería el arrepentirse con todo el corazón y temer y amar al Señor como se lo merece. Así que, ¿estás desobedeciendo al Señor o le sigues como manda la Palabra? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Honrando al Señor a través de nuestras relaciones - 1 Corintios 7:1-24

Basado en 1 Corintios 7:1-24 (Versión Reina Valera 1960)

En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

En este pasaje, recibimos el consejo del Señor de que hacer con respecto a nuestras relaciones. Siempre debemos recordar que el Señor fue el que creo el matrimonio. Claro está que se han hechos muchos males con el matrimonio por el pecado de muchos. La institución del matrimonio a sido abusada, y distorsionada, y convertida en algo muy lejos de lo que Dios diseño. No obstante, aunque el hombre trate de destruirlo, eso no quiere decir que no es algo que ya no sirva. Dios a través de Cristo viene a darle sentido de nuevo a las cosas, pero de la manera que fueron diseñadas. Así que, si uno desea hacer la voluntad de Dios, entonces siempre tiene que ver lo que El manda y no hacer como a uno le parece.

Ahora bien, la Palabra nos enseña que tanto el casarse o quedarse solo no es pecado. Pero, cada situación tiene su responsabilidad. Si una persona se casa, entonces debe cumplir con el matrimonio de la manera que Dios dice. Y si, esto implica que, por razones muy obvias, una persona debe usar más de sus energías para precisamente preservar su matrimonio. Por eso que dice que el hombre debe cumplir con su mujer y la mujer debe cumplir con su marido. Aquí no hay un asunto ni de manipulación ni de abuso por ningún lado. Si uno de los dos hace tales cosas, ya está comenzando a destruir lo que tiene. La Biblia nos enseña que debe haber amor, respeto, y orden en el matrimonio.

En relación al matrimonio y cuando habla acerca de la unión con un inconverso(a), se está refiriendo a cuando un matrimonio es expuesto al Evangelio y uno de los cónyuges recibe al Señor y el otro todavía no. Aquí no implica el justificar el yugo desigual porque la Biblia no se contradice. Una persona soltera que le pertenece al Señor no debe casarse con una persona inconversa. El parecer que da el apóstol es qué, si hay un acuerdo entre ambos cónyuges, y no hay ni un prohibir seguir al Señor o que el inconverso quiera dejar la relación, que se queden juntos. Entonces, con esas condiciones, un matrimonio entre un convertido e inconverso puede seguir, especialmente con la esperanza que el conyugue inconverso pueda convertirse al Señor.

De la misma manera, una persona soltera(o) o viuda(o) también tiene un orden, de que no puede haber fornicación, y la fornicación consta del tener relaciones sexuales fuera del vínculo del matrimonio. Claro está en la Palabra de Dios que El juzgara la fornicación, y las consecuencias se harán evidentes tanto ahora o aún peor, en el juicio venidero, si no hay arrepentimiento y cambio de vida. Si una persona práctica la fornicación, no heredara el reino de Dios. Lo que aún mas nos enseña el apóstol de que si una persona no tiene el problema de la fornicación, que hasta bien hace quedarse solo o sola porque obviamente, no tiene amarras (por decir) carnales. Esta más libre para hacer cosas para el Señor.

A través de todo esto, lo que podemos ver implícitamente, es que en todo lo que hacemos, debemos siempre tener al Señor en cuenta. Toda nuestra meta debe ser el Señor, y el cumplir Sus mandamientos. Como está escrito: Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:8-9. Debemos pensar en la realidad de que todos daremos cuentas por nuestros hechos, e inclusive los que hemos venido a Cristo. No se dejen llevar por la mentira y de usar la gracia como escudo para justificar el pecado. Esto es lo que enseña la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. En todas las cosas, el Señor debe ser nuestra primera consideración, nuestra prioridad. El debe superar todo en nuestra vida, porque este es el primer mandamiento: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29b-30. Así que, ¿Estás honrando a Dios y tratándole como Señor en cualquier estado que estes, sabiendo que un día darás cuentas por todo lo que haces, sea bueno o sea malo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Sirviendo al Señor pacientemente - Santiago 5:7-11

Basado en Santiago 5:7-11 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

En conjunto con el amor, la paciencia es lo más difícil de lograr cultivar en la vida de una persona. Es más, la paciencia de la cual habla el Señor en Su Palabra no se vé de momento a momento, sino solo se verá en su producto al final. Por eso que el mismo pasaje que leímos hoy nos anima a tener paciencia hasta la venida del Señor, hasta nuestro final, porque el Señor puede venir mundialmente y ese ser nuestro fin, o cuando nos suceda individualmente. De eso se trata la venida del Señor. El Señor finalmente es el que determina el final de cada persona, cuando viene por nosotros.

Por desgracia (a lo menos carnalmente hablando), la paciencia puede significar mucho dolor y tribulación. Cuando uno camina con el Señor, buscando hacer la voluntad de Dios, puede pasar de todo. Pueden pasar cosas que nos parecerán increíbles, maravillosas, y hasta milagrosas, como también, pueden suceder cosas muy tristes y dolorosas, humanamente hablando. Esto es lo que leemos acerca de la fe, y de lo que sucedió con distintas personas: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. Sé que esto no suena muy alentador, pero la Biblia nos advierte a que pueden pasar muchas cosas, y aún cuando hacemos la voluntad de Dios.

¿Por qué hablar de cosas así, y especialmente ahora que las cosas están muy difíciles? Y la razón es, porque hay que vivir una realidad, que el Señor nunca nos prometió que este mundo sería un paraíso. La esperanza en Cristo no necesariamente envuelve el aquí y ahora. El Apóstol Pablo dijo esto al respecto: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:19. La razón por lo cual muchas personas la mayoría de las veces desisten en su fe en el Señor, es porque se les ha dado un evangelio falso, que si hacen la voluntad de Dios, que todo saldrá bien aquí y ahora. Pero también, no les vamos a echar toda la culpa solamente a aquellos que predican cosas para sacar provecho de las personas. Ellos darán cuentas ante Dios por sus mentiras y manipulaciones baratas. Pero también, hay personas que prefieren aferrarse a lo momentáneo, y por eso que caen en tales trampas, porque escogen reemplazar la verdad con algo que creen que les conviene más. Aquí se puede dibujar un paralelo muy parecido para explicar el punto aún más. Es tan responsable las personas que consumen las drogas como las personas que las venden. Hay muchos que se meten en tal negocio porque saben que hay muchas personas que les gusta también. Es una ley simple de economía, de demanda y abastecimiento. Lo mismo pasa con los que desprecian la verdad de Dios por cosas que suenan atractivas y superficiales.   

Ahora bien, el Señor nos enseñó que vendrían tiempos difíciles, y especialmente en nuestros tiempos, pero dijo que teníamos que perseverar para poder ser salvos, como está escrito: Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:4-13.

Entonces, la realidad es que, pase lo que pase, es necesario perseverar, es necesario aprender la paciencia. Necesitamos vencer la tentación de dar pie atrás en nuestra fe en el Señor. Esta es la gran tentación con la cual el diablo siempre nos está atacando. Y esto nos dice la Palabra: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:12-15. Por esto que el Señor nos anima de la siguiente manera: No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9. De esto se trata la verdadera paciencia que necesitamos desarrollar para poder recibir lo que Dios solo puede dar a través de Jesucristo. Y Dios permite tanta lucha, y que seamos tentados porque es demasiado valioso lo que El tiene para dar, y sencillamente no se lo puede dar a personas que no están preparadas para recibirlo. El premio es muy grande, y solamente se puede obtener al amar y seguir al Señor fielmente. Eso es lo que Dios tiene que comprobar en nosotros a través de nuestra lucha, a través de nuestra paciencia. Así que, ¿Amás al Señor y valorás lo que El tiene para nosotros de tal manera de hasta estar listo para vivir y morir por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fe del ladrón arrepentido - Lucas 23:26-49

Basado en Lucas 23:26-49 (Versión Reina Valera 1960)

Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho. Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.

Hay muchos que suponen que el mejor ejemplo de la gracia y la salvación de Dios y de que no hay nada más que hacer para lograr obtener esa salvación es la historia del ladrón arrepentido. Lo que es asombrante es lo listos que están muchas personas para aceptar de que todo ya está hecho y que no tenemos ninguna responsabilidad al respecto. En fin, se ha propagado una doctrina apta para flojos e irresponsables. ¡Bendito sea Dios que todos los que sí se esmeraron y hasta dieron sus vidas por la propagación del Evangelio no pensaron de esta manera, ni aún menos, enseñaron tal aberración! Para comenzar, si los apóstoles se hubieran dedicado a vivir su vida, a buscar de sus propios deleites y comodidades, buscando resolver sus propios problemas, y a no tener ningún sentido ni de responsabilidad, ni ningún tipo de urgencia en la obra, ninguno de nosotros hoy ni siquiera sabríamos quien es Cristo. Estaríamos todos en la oscuridad, sin ningún tipo de esperanza.

Hay muchos que dirán, ¡Parece que le estas quitando la gloria a Dios, y dándosela al hombre! Y tendría que responder: Estoy solamente aclarando que todo trabaja en conjunto, y especialmente cuando hay una verdadera fe, porque eso es lo que Dios realmente busca. Toda la gloria es del Señor, pero Su propio diseño, es que el hombre llegue, por su propia elección, a entender lo que Dios desea y que cumpla la razón de su existir. Dios nos hizo para que cumplamos Su voluntad. Fuimos creados y hechos para buenas obras, y que fuera nuestra decisión buscar hacerlas, para la gloria de Dios, y también, para nuestro propio bien y el bien de los demás. Cuando dejamos que se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas, el complemento de todo lo que Dios desea llevar a cabo se cumple. Esta es la razón por lo cual recibimos tal gracia de Dios: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Entonces, fuimos creados para buenas obras, y Dios dió a Su Hijo para que podamos volver al plan original, para liberarnos del poder del pecado, y así, dejar de servir a la muerte y a Satanás, y a comenzar a servir a Dios, bajo nuestra propia voluntad. Dios no fuerza a nadie porque la base de nuestra fe es el amor. El verdadero amor (no lo que el mundo llama amor), consta de decidir seguir a Dios y de hacer lo que El desea porque le amamos, porque hemos logrado entender lo mucho que El nos ha amado a nosotros. Como está escrito: El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:8-10. Por lo tanto, se puede asumir muy fácilmente, que la persona que no busca hacer la voluntad de Dios, y se excusa en cosas que promueven los deseos de la carne, sencillamente no conoce a Dios. Y si ni siquiera conoce a Dios, ¿Cómo puede llegar a obtener entrada al reino de Dios? Porque también está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21.

Ahora bien, alguien pueda que note, y especialmente si sigue mucho de lo que este ministerio expone: ¿Por qué predicar tanto de las buenas obras, y de la responsabilidad, y que más encima toma mucho esfuerzo seguir al Señor, considerando lo difícil que están las cosas? Y la respuesta seria: Hay que predicar la verdadera Palabra de Dios, la sana doctrina que sí conduce a la vida eterna. Todo lo demás solo lleva a la perdición, no importa lo mucho que la adornen y lo que hagan parecer como la verdad. El grave problema es que nuestras iglesias en general se han corrompido con la carnalidad y las vanidades de este mundo, y tanto muchos de nuestros miembros y el mundo se está perdiendo, no por culpa de Dios, sino por el pecado de aquellos que conociendo la verdad la desprecian, y se dedican a justificar a la carne y glorificar al pecado. La decadencia solo es posible por la corrupción voluntaria de aquellos que si han sido expuestos a la Verdad.

¿Cuál fue la fe del ladrón arrepentido? El no solamente creyó en el Señor, pero fue fiel hasta el último momento. El pudo haber desistido en su fe al ver que no era liberado de su condición, y al ver morir al mismo Dios en el cual creyó. El vió al Señor expirar. Antes de morir, él no vio un cielo abierto, ni un gran ejército celestial que lo liberará. El no vió absolutamente nada que humanamente lo hiciera sentirse mejor. Sino que, todo lo contrario. Después que el Señor murió, le quebraron hasta sus piernas para que terminará de morir. Ese hombre hizo su confesión publica de su fe y permaneció en esa fe hasta el momento que murió, y su predica sigue hasta el día de hoy. Se dice muy fácilmente que este hombre no alcanzo a hacer mucho, pero si vemos bien lo que sucedió, hizo mucho más que la gran mayoría harían en toda una vida. Así que, ¿tienes la fe de este hombre que, si llego al paraíso de Dios, u otra cosa que no te salvará? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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