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Lo que importa es como terminas - 2 Cronicas 24:1-25

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Basado en 2 Crónicas 24:1-25 (Versión Reina Valera 1960)

De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba. E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote. Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos e hijas. Después de esto, aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová. Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia. Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio? Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová. Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová; e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el desierto. Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla. Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al secretario del rey por mano de los levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban, y la volvían a su lugar. Así lo hacían de día en día, y recogían mucho dinero, y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del servicio de la casa de Jehová; y tomaban canteros y carpinteros que reparasen la casa de Jehová, y artífices en hierro y bronce para componer la casa. Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada, y restituyeron la casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron. Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada. Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días; de ciento treinta años era cuando murió. Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su casa. Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó. Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este su pecado. Y les envió profetas para que los volviesen a Jehová, los cuales les amonestaron; más ellos no los escucharon. Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo del sacerdote Joiada; y puesto en pie, donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová, él también os abandonará. Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el patio de la casa de Jehová. Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo demande. A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron todo el botín al rey a Damasco. Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová entregó en sus manos un ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres. Así ejecutaron juicios contra Joás. Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y conspiraron contra él sus siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y lo hirieron en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

El mensaje de hoy es muy sencillo, pero muchas veces, los que desean hacer las cosas de Dios a su manera y a su conveniencia, lo distorsionan y propagan un mensaje de abuso de la gracia de Dios, y de irresponsabilidad, enseñando cosas que no concuerdan con la plenitud de la Palabra de Dios. Y a través de la distorsión, enseñan que las cosas del Antiguo Testamento tienen que ser ignoradas, y que ya no aplican (porque estamos en la dispensación de la gracia de Dios), cometiendo así blasfemia en contra de la Palabra de Dios, mutilando el Santo consejo del Señor. En fin, hoy vemos la vida del Rey Joás, su refulgente comienzo, pero con un final muy triste e inesperado.

¿Qué fue lo que paso con Joás? Cuando vemos el comienzo de su historia, y aunque era un niño, hizo bien las cosas ante Dios, de tal manera que insto a mayor fidelidad y diligencia a los levitas, a los supuestos líderes y maestros de las cosas de Dios. Pero, cuando murió el Sumo Sacerdote Joiada, algo paso, algo sucedió, y cambio la historia. Fue de un extremo al otro, de serle fiel a Dios y de preocuparse por las cosas de Dios, a desamparar la casa de Jehová, y a servir a los símbolos de Asera y las imágenes esculpidas, cometiendo lo abominable ante el Todopoderoso.

Ahora, muchos de los que se creen ser sabios en la Palabra dirían que él nunca tuvo una relación personal con Dios porque dijo: …la casa de vuestro Dios (y no dijo: mi Dios). Otros que también se creerían muy eruditos dirían que Dios lo levanto para hacer la obra, y que no era decisión propia. Y otros dirían que sencillamente siguió al Sacerdote Joiada. Y bueno, todo eso puede estar correcto, pero tan sabios e instruidos somos que perdemos de vista la vida del mismo Joas. Sea como sea, Joas comenzó bien, pero lamentablemente termino mal, y en fin, a Dios lo que le importa de cada uno de nosotros es lo que hacemos con nuestra vida y como terminamos la carrera (porque esto es una carrera, y en una carrera se corre y se debe terminar, para lograr llegar a la meta, como lo enseña la Palabra en el Nuevo Testamento, como parte de la gracia), porque escrito esta: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Filipenses 3:13-15. Y finalmente, el propio Señor Jesus dijo esto: …Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Lucas 9:23-24.

Así que, ¿Qué estás haciendo con la gracia de Dios? Y ¿seguirás al Señor fielmente hasta tu fin? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El inocente paga por los culpables - Levitico 17:1-7

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Basado en Levítico 17:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Esto es lo que ha mandado Jehová: Cualquier varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él, y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo, a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los traigan a Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehová. Y el sacerdote esparcirá la sangre sobre el altar de Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y quemará la grosura en olor grato a Jehová. Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades.

¿Por qué existía antes en la Ley de Moisés tal cosa como el sacrificio de ciertos animales? El asunto era que desde que cayó el hombre en el jardín del Edén, entró el pecado en la creación de esta tierra. La primera víctima inocente que fue sacrificada fue para usar sus pieles, para cubrir la vergüenza del hombre como lo data la Biblia en el libro de Genesis. Dios mismo fue el que sacrificó la víctima, como señal de lo que iba a suceder después. Así que, el pecado fue la razón por lo cual esto se hacía.

La Biblia nos explica que, desde ese entonces, el pecado es la razón por lo cual todo lo bueno de este planeta se echó a perder, porque fue lo que introdujo la muerte a la creación de Dios. El pecado es la razón por lo cual tenemos todos los males que hemos visto en la historia, y que vivimos hasta el día de hoy. Esto es lo que explica aún más la Biblia: He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. Ezequiel 18:4. También dice esto: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Entonces, esa fue la razón por lo cual se sacrificaba antes en el Antiguo Testamento.

Ahora bien, en la Ley de Moisés en el Antiguo Testamento, la palabra en el hebreo que describía lo que hacían los sacrificios por el pecado explica que no quitaba el pecado, sino más bien, que lo cubría (la palabra: kafar). Entonces, los sacrificios nunca podían quitar el precio eterno del pecado (la muerte del alma), sino que solo lo cubría ante los ojos de Dios. A pesar de que eran victimas limpias, no tenían suficiente poder como para borrar los pecados de los hombres; era algo temporal. Se necesitaba algo mucho más grande, un ser que fuera Santo, de naturaleza divina y eterna, para que pudiera ser el sacrificio perfecto y eterno, para que el hombre pudiera tener la posibilidad de salvar su alma de una muerte eterna segura. Y ahí es donde entra el Unigénito Hijo de Dios: Jesucristo. Los sacrificios de los inocentes en el pasado eran solamente una señal de lo que vendría y se haría realidad a través del Señor.

Nuestra salvación fue algo muy costoso, algo muy duro y difícil. Aunque era algo semejante a la de los inocentes de antes, el Señor sufrió aún más todavía; que, aunque era Dios, lo sufrió también con la completa conciencia de un ser humano, en nuestra semejanza. La Biblia describe proféticamente lo que tenía que sufrir el Mesías, en un lugar de la siguiente manera: Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:3-5. La Biblia explica en distintas partes el total proceso que sufrió el Señor, comenzando por la traición de Judas, experimentando juicios injustos y sin fundamento de los judíos religiosos y de las autoridades romanas. Fue golpeado y escarnecido. Fue coronado con una corona de espinas que se le enterró en su cabeza. Fue azotado muchas veces con azotes que tenían pedazos de metales enlazados, cuyos objetos penetraban su piel y su carne, y arrancaban todo a lo que se adherían cuando eran retirados. Después, El cargo una cruz muy pesada, mientras las multitudes le escarnecían, mientras se burlaban de El, y le escupían y le arrojaban cosas. Después, lo clavaron a esa cruz, atravesando sus manos y sus pies, donde colgó por horas. Y como final, para cerciorarse que había muerto, le atravesaron con una lanza el costado. Todo eso fue lo que experimento el Mesías, como parte del proceso de Su sacrificio.

Uno se puede preguntar, ¿Cuál era la razón, el por qué algo tan horrible tenía que pasar? Como lo habíamos explicado antes, nuestro pecado tenía un precio muy grande, por eso que tuvo que ser de esa manera. Una muerte sencilla no era suficiente para poder hacer lo necesario, o más bien, para poder hacer lo que necesitábamos. Y Dios lo hizo todo no porque tenía algún tipo de obligación con nosotros, o porque nos debía algo, porque El no nos debe nada. Todo lo hicieron por amor, como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16.

Ahora, y sabiendo, o más bien, entendiendo todo esto, ¿cómo podemos ver la salvación de Dios como algo sencillo o de poco valor? ¿Cómo algo tan increíble pudiera ser tomado con tanta ligereza? No se equivoquen, aunque la salvación a través de Jesus es por gracia, aunque es el increíble don de Dios para el hombre, no se debe tomar como cualquier cosa o livianamente, y por muchas razones, parte de las cuales ya hemos mencionado. Dios es amor, pero también, es justo y es fuego consumidor. Como está escrito: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31.

Entonces, ¿has entendido lo increíble que Dios hizo por ti? ¿Valorás el precio de tu salvación, que pago el Inocente por el culpable? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Teniendo un corazón suave ante Dios - Hebreos 4

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Basado en Hebreos 4 (Versión Reina Valera 1960)

Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; m aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Hoy en día, y ya por mucho tiempo, se predica en muchos lugares un evangelio o una doctrina que toma muy livianamente las cosas de Dios, y que vuelve la gracia de Dios en algo que se abusa, o más bien se malentiende. Es más, se predica algo que quita todo tipo de responsabilidad, sea de seguir cambiando y ser transformado, y también, que quita la importancia de hacer buenas obras. A este evangelio erróneo no se le puede poner un título con exactitud porque se lleva de distintas maneras, y se enseña o sutilmente o bien directamente. Básicamente, muchos enseñan que ya cuando llegaste a Cristo, o sea, llegaste a ser salvo, que ya no hay nada más por hacer porque las obras no cuentan, y/o también enseñan que cuando llegaste al Señor, que no importa todo lo que peques, porque no hay manera que uno se pierda. Si nos llevamos por la Palabra, y lo unimos todo (porque para que algo sea cierto y tomado como sana doctrina, tiene que concordar con toda la Palabra de Dios, no solamente con algunas partes nada más), hay muchas partes en la Palabra, y en particular, en el Nuevo Testamento (porque muchos cometen el error de ignorar el Antiguo Testamento, como que ya no tiene ningún valor) que aclara otra cosa, como el pasaje que leímos hoy. En fin, es un error pensar que las obras no cuentan después de que uno es salvo, y también, es un error pensar que no debemos cuidar nuestra salvación.

Para tratar los asuntos, tendríamos que ver ejemplo de Pablo. Creo que todos estaríamos de acuerdo de que Pablo fue el Apóstol que más se asemejo al Señor, y por virtud de eso, fue el que más obro por el Evangelio de Cristo, que llego hasta entregar su vida por su fe en el Señor. No obstante, y con una conversión irrefutable y con todos sus sacrificios, él nunca pensó que había llegado todavía a la meta mientras le quedaba vida. Así fue como él mismo lo dijo: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Filipenses 3:13-15. Veamos un poco más la vida de este Pablo, y todo lo que vivió por el Evangelio: Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación,  peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 2 Corintios 11:16-28. Entonces, si Pablo nunca pensó que ya todo estaba hecho con solo ser salvo al comienzo, y todo lo que sufrió por el Señor, ¿podremos creer por ventura otra cosa, que no hay que seguir adelante y hacer buenas obras para la gloria de Dios?

Y ahora bien, con el asunto del pecado. Todos somos pecadores, y seguiremos pecando hasta que el Señor venga por nosotros. Esa es una realidad, y una que Dios entiende, y por eso que estableció a Jesucristo como nuestro Sumo Sacerdote. O si no, ¿para qué instituirlo como tal? Lo que importa no es que seas perfecto, sino más bien, que tengas un corazón suave ante Dios, y que cuando El te confronte con Su Palabra (no con reglas, o mandamientos, o religiosidades de hombres), que puedas en lo más minino aceptar que algo está mal, y que le permitas a El trabajar en tu vida. El Señor dio testimonio de David como está escrito: Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. Hechos 13:22. David no fue perfecto (moralmente hablando), y cometió grandes atrocidades, pero lo que hacía David tan especial delante de Dios era que cuando él era confrontado con la verdad, no se excusaba ni justificaba su pecado, sino que lo aceptaba y se arrepentía. Esto es lo mismo lo que espera el Señor de cada uno de nosotros, que seamos suaves y dóciles en Sus manos para que la obra que El comenzó con la salvación, no se estanque, sino que siga hasta el final. Así que, ni pretendamos que ya no hay nada más por hacer, ni tampoco de que no hay que cuidar la salvación. Entonces, ¿tienes un corazón suave delante de Dios, tanto como para seguir cambiando, como también para obrar para El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una Fe Viva - Exodo 20:1-17

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Basado en Éxodo 20:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

¿Qué es una fe viva? Muchos han convertido las cosas de Dios en algo que no es la voluntad de Dios. Muchos la han convertido en un sistema de reglas que va aún más allá de lo que enseña la Palabra, la han convertido en reglamentos y estandartes. Otros han hecho lo opuesto, que la han hecho tan liberal que te enseñan que vivas tu vida de cualquier manera que quieras porque Dios te ama, y todo te lo va a perdonar, y así incitándote a abusar de la gracia de Dios. Y hay otros que todo lo centran en una iglesia, y que el todo del cristiano es estar en la iglesia y hacer cosas religiosas. Creo que lo único que la mayoría tienen en común es que no deben faltar los diezmos y las ofrendas, porque a la hora de hablar de dinero, todos ellos lo piden de alguna manera, suave y sutilmente, o bien directamente. No es que diezmar u ofrendar es malo, pero cada uno de nosotros nos podemos dar cuenta si algo se usa para bien o para otras cosas (la lógica ayuda mucho aquí). El asunto es que una fe viva consta de cumplir y vivir la Palabra de Dios, pero exploraremos un poco más para poder entender mejor.

Lo primero que entendemos de que todo está basado en la Palabra de Dios, es porque el propio Señor lo dijo, como está escrito: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Mateo 5:17. Entonces, si el propio Señor no vino a abrogar la ley o los profetas, entonces, nosotros tampoco debemos hacerlo. La Palabra de Dios existe para que se cumpla, a todo nuestro alrededor y en nuestras vidas. Pero, es necesario poder entenderla para poder cumplirla, y aquí es donde muchos yerran. El asunto es que tiene que venir la fe en Cristo primero, para poder después poder entender y hacer lo que El desea que hagamos, porque entonces, ¿Cuál sería la razón de hacer las cosas? El Señor siempre tiene que ser la razón por lo cual se hacen las cosas, de alguna manera u otra, o si no, todo es en vano.

Pero, en fin, esto es lo que enseña la Palabra de Dios acerca de la fe y las obras (porque una fe viva se ve a través de las obras): Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:14-26. Los diez mandamientos (los que leímos hoy) tienen dos direcciones: los primeros mandamientos constan de nuestra relación con Dios, y los que vienen después tienen que ver con el trato con nuestro prójimo. Por eso que el Señor lo explico aún más sencillamente cuando dijo: …El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Toda la ley y los profetas constan de lo que dijo el Señor; y el Nuevo Testamento es sencillamente la obra y el cumplimiento de la Palabra de Dios en la iglesia universal de Cristo. Esa es la razón por lo cual se difundió el Evangelio a todo el planeta, porque se trata de cumplir lo que Dios manda, lo cual es: compartir el Evangelio con toda criatura. Esa era la motivación de los apóstoles, y es de todos los que le seguimos a ellos después. Y todo esto es acción, no un mero hablar. Tenemos lo que tenemos hoy porque hubieron aquellos fieles a Dios, personas que, si tenían una fe viva, que se dedicaron a propagar la Palabra de Dios y a ayudar a su prójimo, y les costó duro trabajo, y sacrificio, y hasta sus propias vidas.

Así que, es necesario vivir la fe. Por lo tanto, tenemos que hacer cosas que agraden a Dios. Todos los que enseñan que las obras no importan siempre se adhieren a este siguiente pasaje, pero mágicamente se les olvida el versículo que sigue: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Esto también enseña la Palabra de Dios: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables [a Dios]. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10.

Entonces, si estás convencido de que Cristo te ha salvado y redimido, ¿tienes entonces una fe viva? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El problema con la incredulidad - Mateo 13:53-58

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Basado en Mateo 13:53-58 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí. Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

La incredulidad es el pecado más destructivo de todos los pecados, porque es el que sencillamente no te deja creer en Dios, ni en lo que El es, ni de lo que El es capaz de hacer. La incredulidad completa, es lo que lleva a una persona a la perdición eterna. Y si hay alguna medida de incredulidad en una persona, por lo menos no una incredulidad completa (porque hay niveles de incredulidad), afectará negativamente esas áreas que están vinculadas con la incredulidad (si crees que Dios sirve para ciertas cosas nada más). La fe es el todo para cada ser humano. Sin fe, no se puede llegar a nada de valor, especialmente a las grandes cosas de Dios. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

Hoy en día, muchas personas ven a Dios como una leyenda, o como parte de un cuento para niños. Hablar de Dios es como hablar de alguna caricatura, o algo similar, pero de algo mucho más antiguo que fue inventado por la institución de la iglesia para poder controlar a las masas ignorantes. Nosotros que creemos en Dios somos vistos como personas sin educación, personas extremadamente limitadas, o personas simples y hasta supersticiosas. En rendidas cuentas, la fe en Dios no tiene mucho valor en el “desarrollado” mundo de hoy. Hoy, igual que antes, se cree más bien en el poder de lo material, el dinero, las personas, la ciencia y la tecnología, y cosas similares. Esas cosas tienen mucho más valor que cualquier cosa relacionada con la fe en Dios. Y bueno, cada persona es libre de escoger en lo que quiera o no creer. Pero, como muchas veces lo hemos hablado, absolutamente todo acarrea consecuencias, y si no se ven las consecuencias aquí y ahora, se verán en el más allá, porque señoras y señores, la verdad es que cada ser humano morirá, y cada ser humano comparecerá delante del Grande y Eterno Trono de Dios, lo quieran creer o no. Y cuando estén allí, recordarán palabras como estas, o para bien, o para mal, dependiendo de lo que decidan hacer con la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios no vuelve vacía. La Palabra de Dios se cumple en Su exactitud, porque, o se cree en El y se recibe la salvación y las bendiciones que vienen con esa salvación, o no se cree en El y se pierde la oportunidad de la salvación y todas las bendiciones que vienen con esa salvación. La Palabra de Dios se cumple para bendición o para maldición. Como está escrito: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:19-20.

El asunto es que hay cosas mucho más grandes que hablan de Dios, cosas que son tomadas por asentadas porque son tan grandes e inconmovibles, tales cosas que no se deben ignorar, porque son sencillamente muy grandes y que están totalmente fuera de nuestro control, que proclaman la grandeza de Dios, que debieran a lo menos causar algún tipo de curiosidad por el Omnipotente. Como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Este planeta y todo el universo fue creado por Dios. No fue un accidente o una explosión como muchos de los científicos afirman. Y aún más, la verdad es que no tenemos ningún control sobre ningún planeta, ni de las estrellas, ni siquiera de la gravedad en este planeta. Todo eso existe y permanece ni por la mano humana, ni por el dinero, ni por la ciencia o la tecnología, ni por nada en lo cual muchos prefieren confiar. Nosotros ni siquiera tenemos algo que ver con el palpitar de nuestros corazones, sino más bien, es algo totalmente involuntario. Tu vives y respiras porque hay algo, o más bien, Alguien, que permite que suceda, y ese es Dios, lo quieras creer o no.

Ahora bien, una de las cosas que afirman que Jesucristo es el Mesías, que es Dios, es la profecía. Isaías escribió lo siguiente más de 700 años antes que fuere cumplido en la vida del Señor, lo cual revela no solamente que Jesús es el Mesías, sino el acto más grande de amor que no cualquier ser pudiera cumplir, como está escrito: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53. Y este Jesús no cambia, como también está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8.

Entonces, el asunto se vuelve mucho más sencillo, lo cual envuelve una sencilla decisión, ¿Crees que Jesús es Dios o no lo crees? Si crees en El como Dios, conseguirás la vida eterna y veras la gloria de Dios, pero si no crees, tu realidad será lo opuesto. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Corriendo una carrera que vale la pena correr - Hebreos 12:1-4

Basado en Hebreos 12:1-4 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.

Hay distintos tipos de carreras en la vida, por decir. Muchas personas viven, por ejemplo, la experiencia de largos estudios universitarios, aquellas personas que van más allá de graduarse de la secundaria, o los estudios que preceden la universidad. O sea, hay carreras que te llevan más allá de cuatro o cinco años de universidad, si es que una persona decide estudiar una maestría o un programa de doctorado. En la carrera de medicina, después de terminar los estudios para recibir un doctorado en medicina general, algunos siguen estudiando una especialidad como cardiología, pediatría, etc. Y toda esta preparación consta de algunos años más de estudio (y de más dinero) y de práctica para llegar finalmente a conseguir una especialidad. No obstante, después de terminar una especialidad, con práctica y todo, en realidad es solo la antesala de la carrera, porque después sigue el trabajo y los estudios continuos, año tras año, para poder mantenerse al corriente de los avances de la ciencia y hasta para poder retener una licencia. Así que, hay personas que nunca terminan de estudiar.     

Otras personas tienen distintos desafíos que puede que envuelvan otras capacidades, como, por ejemplo, el de criar hijos. Cuando nace un hijo o una hija, es solo el comienzo físico, pero en realidad, para ser un buen padre o madre, la preparación debiera comenzar mucho antes de tener hijos, cuando uno es adolescente; porque dependiendo de la manera que una persona es criada es lo que puede determinar después como una persona cría a sus propios hijos (no siempre, pero muchas veces). Entonces, la responsabilidad comienza mucho antes de que nazca una criatura. Y bueno, después que nace, queda la responsabilidad de criar, que es: proveer, enseñar, y claro, amar a esa criatura. Después que un niño madura, la lucha no termina ahí. El trabajo de un padre o una madre, en particular, de un padre o una madre que sigue los principios bíblicos sigue hasta que Dios diga. No quiere decir que un padre o una madre tiene que seguir manteniéndolos, o cargando con las responsabilidades de sus hijos, porque eso está mal, y se ve mucho hoy en día, donde los abuelos crían en vez de solo cuidar a sus nietos, en vez de sus hijos criar a sus propios hijos, y que los padres son los que enfrentan las irresponsabilidades de sus hijos, y así, terminan malcriando a sus hijos. El trabajo de padre y de madre consta en orar por sus hijos, de dar consejo, dar ejemplo, amonestar, y de apoyar cuando es necesario. Ese es el trabajo que nunca debe terminar, porque ese trabajo debe atravesar las generaciones, donde no solo los hijos lo experimentan, sino también, los nietos, y otras generaciones, si se da la oportunidad. Esa también es una larga carrera.

En fin, tanto una carrera universitaria como la carrera de criar a los hijos, y todo otro ejemplo, llevan consigo un arduo trabajo, algo que no se cumple en algunos días, sino más bien, constan de décadas, y de toda una vida. Son cosas con trayectorias muy largas, y que tienen que lidiar con las cosas que pasan en la vida, sea que llueva, o que nieve, o que ocurran desgracias, o accidentes, o que haya dinero, o no, etc. Pase lo que pase, una persona siempre tiene que luchar por algo en la vida, hasta para sobrevivir. Porque nosotros no comemos por algunos años, y después dejamos de comer, ¿verdad? Tenemos que comer todos los días, y comer balanceadamente, si se puede, para tener una buena salud. Tenemos que vestirnos todos los días. Necesitamos un lugar donde poder protegernos de los elementos, a lo menos, cuando dormimos. Todo en esta vida necesita mucho trabajo. Todo en esta vida es una carrera, o más bien, hay muchos tipos de carreras dentro de la vida de una persona.

Pero, Pablo se está refiriendo o nos está tratando de enfocar en una carrera en particular, en la que es diferente a todas las demás. Para ahondar aún más y poder entender, es necesario usar la medida del tiempo para poder ver el valor de las distintas carreras. No quiere decir que las otras no sean importantes o dignas, y que no hay que correrlas (por decir), pero ¿cuál debiera ser la más importante? Veamos, por ejemplo, la carrera de estudios o de un empleo, que a la hora que perdimos ciertas facultades por virtud del tiempo, o por alguna razón inesperada, ya no se puede ejercer más. La carrera de un cirujano termina cuando sus manos pierden su habilidad, o cuando su vista es afectada. Ya no puede operar más. La carrera de un atleta es limitada a muchos menos años, porque para poder competir o participar, tiene que mantener un nivel de salud y vitalidad muy alto. Así que, los accidentes o excesos de lesiones terminan con la carrera de un atleta. Si vemos algo más difícil y doloroso, si un padre o una madre pierde a un hijo por alguna desgracia, su trabajo con ese hijo tristemente termino en ese momento, porque ya no hay nada más por hacer. Cuando la vida termina, todo cambia. Y eso es lo que Pablo nos está tratando de ayudar a tener en mente, la carrera que nos puede llevar a más allá de los límites físicos, y hasta de los límites de esta vida, porque esta vida es pasajera. Pero, si hemos venido a ser parte del reino de Dios a través de Jesús, tenemos una carrera por delante que no tiene límites, y que lo que hagamos por ella transcenderá los siglos hacia la eternidad. En la eternidad, no vamos a ser médicos, o abogados, o padres o madres, ni nada que tenga que ver con este mundo tan limitado y superficial. Vamos a ser más que eso, y para siempre. Los propósitos que Dios tiene preparados para aquellos que le aman no se pueden imaginar, porque van mucho más allá de la vanidad de este planeta. Como está escrito: …Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. El Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo también dijo esto: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8.

Entonces, sabemos que el seguir a Cristo no es fácil, sino más bien, es difícil, porque va en contra de nuestra naturaleza, y desafía nuestra inteligencia limitada. Pero, la fe es el único vehículo que tenemos que nos puede llevar mucho más allá de lo material y lo temporal. Y si te cuesta permanecer en el Señor, solo recuerda lo que Cristo hizo por ti, sin tener porque hacerlo, para que tu pudieras llegar a tener las grandes promesas que solo El puede cumplir. Así que, ¿estás corriendo esta carrera que tiene mayor recompensa y duración que cualquier otra? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Que es la Palabra de Dios para ti?

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Basado en Hechos 17:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron. Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

John Quincy Adams, el sexto Presidente de los Estados Unidos proclamo: Yo hablo como un hombre del mundo a todo hombre del mundo, y les digo que escudriñen las Escrituras; que la Biblia es el Libro de todos los libros, el cual debe ser leído a toda edad, y en todas las condiciones de la vida humana, no que sea leído una, o dos, o tres veces, y después ser dejada a un lado, sino más bien, debe ser leída en porciones pequeñas, de uno a dos capítulos cada día, y nunca de dejarse de hacer a no ser que sea por alguna necesidad avasallante.

Como podemos percibir en el pasaje de hoy, todos reaccionan de manera distinta a la Palabra de Dios. A algunos le atrae, y son hasta convencidos y cautivados por la Verdad de Dios, considerando el ejemplo de hoy que envuelve uno de los personajes más prominentes de la historia de Estados Unidos, un hombre con gran historia. Para comenzar, este John Quincy Adams fue el hijo mayor de John Adams, el segundo presidente de los Estados Unidos. Fue una persona de alta educación, graduado de la Universidad de Harvard como abogado. Antes de ser presidente, fue embajador y después, senador de los Estados Unidos. Fue un hombre de gran experiencia y reputación. El se aferró a la Biblia y a la fe en Dios no porque era algo popular, sino porque estaba convencido que era la Verdad y que tenía que ser parte de la vida diaria de cada ser humano.

No obstante, a otros no les atrae tanto la Palabra de Dios, sino más bien, e inclusive, puede despertar hasta sentimientos tan negativos que pueden llegar hasta hacer cosas impensables y desmedidas. Pueden llegar a hacer daño, hacer cosas injustas, e inclusive, llegar hasta matar. Vemos en este mismo pasaje que se levantaron algunos judíos que no creían, y que tomaron consigo a más personas (hasta gastando su dinero y usando sus influencias, porque nadie iba a hacer algo por nada, especialmente hombres malos y ociosos), y juntaron una turba y alborotaron una ciudad entera, y hasta asaltaron la casa de un inocente. Y aún en su gran hipocresía, lo hacían todo con la excusa de que los que predicaban alteraban el mundo, mientras ellos eran los que si alborotaban al pueblo y dejaban un desastre de proporciones mayores (literalmente).

¿Por qué este abismo de sentimientos entre unos y otros? ¿Por qué puede un hombre como este John Quincy Adams que fue presidente de una nación, no solo creer él personalmente, sino que también, instaba a todos los que lo escuchaban a escudriñar las Escrituras mientras que estos judíos que no creían podían causar tal destrucción por su rabia e ira, por sus celos, en contra de la Palabra de Dios? El asunto es que la Verdad, por virtud de ser la Verdad, tan sencillamente no puede ser aceptada por todos, por el pecado que hay en el hombre. Ahora bien, la Biblia nos enseña que todos somos pecadores, y si eso es verdad (lo cual es así), entonces ninguno de nosotros debiéramos poder aceptar la Palabra de Dios, si es que es el pecado dentro de nosotros mismos es lo que crea la enemistad con la Palabra de Dios. Y aquí es donde debemos trazar una línea, por decir, dentro del mundo del pecado. El Señor nos enseña esto, a través del Apóstol Juan: Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte. 1 Juan 5:16-17. O sea que, aunque toda injusticia es pecado, hay tales que no son mortíferas. Ahora bien, la meta no es de tratar de excusar el pecado, sino más bien, de poder entender el tipo de pecado especifico que causa tal rebeldía en contra de la Palabra de Dios. Hay que tratar de identificar precisamente no solo los síntomas, sino el causante de la enfermedad, para poder tratar el real asunto, no para el beneficio de Dios (obviamente, porque Dios no tiene nada que perder), sino para el beneficio de nosotros, para poder poner lo que necesitamos poner delante de Dios para que no solamente lleguemos a tener la salvación de Cristo, sino también poder crecer sin obstáculos (porque la Salvación es solo el comienzo de un camino angosto, largo, y difícil de seguir, porque se trata de la guerra más difícil de pelear, la guerra contra nosotros mismos).

El pecado principal que determina todo en el ser humano es este: la incredulidad. No hay peor pecado que este, porque hasta el orgullo, que es bastante malo, no llega a tener la magnitud de la incredulidad. Hasta el orgullo se puede llegar a doblegar, si se cree. Por eso es que la Biblia es muy clara con esto, cuando dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Así que, para comenzar, sencillamente no puede haber salvación si no se cree en Jesús como el Señor. Y cuando se llega a creer en el Señor, si en realidad es algo genuino (porque hay muchos que dicen creer, y todavía no llegan a esa realidad), es solo el comienzo, porque también hay tal cosa como el nivel de incredulidad. El nivel de incredulidad es lo que determina cuanto una persona busca obedecer y seguir al Señor. O sea, si uno tiene problemas con creer y no creer ciertas cosas, eso va a determinar su caminar. Entonces, el todo de la persona depende de su incredulidad, y de todo en la vida de una persona es determinado por su nivel de incredulidad. Así que, las preguntas de hoy, son muy sencillas, pero determinantes: ¿Crees que Jesús es Dios? Y ¿crees en la Palabra de Dios, que si es la Verdad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Esta Dios en tu vida? - 2 Reyes 1

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Basado en 2 Reyes 1 (Versión Reina Valera 1960)

Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad. Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue. Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis vuelto? Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras? Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita. Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos. Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías. Reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque Ocozías no tenía hijo. Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

El problema que leímos con Ocozias existe y está muy latente hoy en el llamado pueblo de Dios, posiblemente ahora más que nunca. Y ese problema es: el buscar ayuda en otras cosas en vez que en el Señor. Y el problema ronda en el asunto, de que si realmente se cree en el Señor o no. Aunque muchos digan que creen en el Señor, ¿realmente lo hacen? Para comenzar, ¿se han dedicado a conocer al Dios de la Biblia? Y, ¿han podido entender que para que funcionen las cosas como deben funcionar, El tiene que ser el Señor de su vida, no solo un título? Estos son los problemas que revelan casos como el de Ocozias: que no se cree en el Señor como lo que El es, y aún mucho menos, no es el Señor de las vidas. Muchos caminan por la vida como si Dios no existiera, y por eso es que el Nombre de Dios es blasfemado. El mundo, el que desconoce al Señor no puede llegar a creer, y hasta blasfema gracias a aquellos que se llaman ser pueblo de Dios. Por estas razones es que cuando se le habla de Dios, creen que se le está hablando de un Ser como de fabulas, como Santa Claus.

¿Cómo es que podemos detectar este asunto en nuestras propias vidas? Hazte estas preguntas: ¿A quién es que recurres para la dirección de tu vida? Y ¿A quién vas primero cuando una situación sucede? Veamos a un más el asunto. Aunque digas que crees en el Señor, si no es a El y a Su Palabra a lo primero que recurres para poder hacer lo que necesitas hacer con tu vida, ahí hay un problema grave. Y bueno, si cuando surgen las circunstancias difíciles en tu vida, vas primero a lo humano y a lo terrenal, ahí también está el problema. Y estas son las razones porque el gran poder de Dios no se manifiesta, no porque Dios ha cambiado (porque El no cambia), sino porque hay un problema severo. Entonces, ¿cómo puede Dios manifestarse en la vida de una persona si ni siquiera le busca, ni sigue lo que El enseña? Puede decir mucho que cree en Dios, pero si no le busca, ni hace lo que El manda, ¿Qué es lo que realmente cree? El grave problema es que la gran mayoría de las personas que están en el pueblo de Dios hacen según lo que les parece. Como dice la Palabra: En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Si lo lleváramos a como están las cosas hoy, sería algo por el estilo: en estos días el pueblo vive como si no hubiera Dios, y cada uno hace lo que bien le parece. Y bueno, en conjunto con el problema de que no se busca la dirección del Señor, menos se recurre a El cuándo hay necesidades, porque cada uno busca arreglar el asunto como le parece.

Esto es lo que nos enseña la Palabra: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33. La gran mayoría de las veces, el mundo y las cosas del mundo se convierten en el dios de los supuestos creyentes. Baal-zebub tiene distintas caras y apariencias hoy en día, pero es el mismo. Definamos a Baal-zebub realmente: es todo lo que no es del Señor, o es del diablo, o está siendo utilizado por el diablo (porque hasta las bendiciones de Dios las convertimos en utensilios del enemigo si toman el lugar de Dios). Entonces, para arreglar los problemas, la mayoría recurren al dinero, o a la familia, o a las amistades, o a la iglesia, o al intelecto humano, etc. Hay a veces que Baal-zebub se presenta como temor, y es eso lo que dirige a una vida. Y la Palabra dice esto: En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 1 Juan 4:18. Nuestra fe solo debe estar en el Señor, como está escrito: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Debemos siempre primero buscar del Señor para guiar nuestras vidas, y para arreglar nuestros asuntos. Cuando hacemos estas cosas, entonces si estamos demostrando que hay un Dios en nuestras vidas y ahí es que Dios si quiere obrar y hacer cosas increíbles. Dios puede usar hasta las cosas difíciles para demostrar que El sí existe, y para que otros crean en El, como lo hizo con el Apóstol Pablo. A pesar de que fue el apóstol con la vida humana más difícil, es el que Dios ha usado para inspirar la fe más grande en el mundo entero. Muchos a través de los siglos, y hoy, creemos en el Señor en parte por el testimonio y arduo trabajo de este gran hombre de Dios. Y claro, vemos a el mismo Elías, que hizo caer fuego del cielo porque él sí creía y tenía a Dios en su vida.

Así que, ¿Hay Dios en tu vida? Y si por si acaso no estás seguro, arregla el problema hoy. ¡Decídete por El! ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Como Sabemos Que Estamos Haciendo lo Bueno? - 3 Juan 1:11-12

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Basado en 3 Juan 1:11-12 (Versión Reina Valera 1960)

Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.

¿Cómo sabemos cuando estamos haciendo lo bueno? O aún más específico, ¿Cómo sabemos si Dios vé como bueno lo que hacemos? En el pasaje de hoy leemos de cosas muy definitivas, de ningún gris (por decir), porque la Palabra sencillamente dice: El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. No hay una larga explicación teológica del asunto, y se usan palabras muy sencillas y directas, tales palabras que hasta un niño pequeño las puede entender. Y habla también de Demetrio, de que era una persona que demostraba sin ningún tipo de duda que estaba haciendo el bien, del bien o lo bueno que mencionaba el Apóstol Juan. Entonces, ¿Qué es lo bueno?

A través de los tiempos, la gran mayoría de las personas han formulado sus propias opiniones de lo que significa hacer el bien. Si uno hace un cuestionario público hoy, habría muchas respuestas distintas. Y muy posiblemente, habría aún muchas más distintas respuestas dentro del ambiente de la iglesia. En el mundo, las opiniones posiblemente variarían de la siguiente manera, que hacer el bien consiste en: No hacerle daño a los demás, de suplir las necesidades de los menos afortunados, de dejar que las personas hagan lo que les hace felices, o de dar amor (y eso variaría mucho también basado en las distintas opiniones que hay acerca de lo que es el amor). Y bueno, si se le preguntara a personas dentro de la iglesia, estas posiblemente serían las respuestas: De vivir una vida moral, o de dar amor, o de cumplir los mandamientos, o de ser una persona buena que ayuda a su prójimo, o ir a la iglesia, o participar en las actividades de la iglesia, o de dedicarse a un ministerio, y así sucesivamente. Y aunque dentro de los limites o confines de la Biblia, todas esas cosas son buenas, pero no es necesariamente lo bueno que busca Dios. ¿Cómo es eso?

Leemos, por ejemplo, lo severo y tajante que fue el propio Señor al explicar que no todos entrarán en el reino de los cielos, aún los que hacen cosas que cualquiera pudiera decir que son cosas buenas, cosas que van aún más allá de lo que anotamos previamente, porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. ¿Qué es entonces la voluntad de Dios, lo bueno que se debe hacer? La Biblia aún complica más las cosas (por decir) a través del siguiente pasaje: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Pero, aunque dijimos que podría complicar el asunto, la verdad es que este pasaje nos da un norte, una dirección, que el amor es lo que define lo que tiene valor delante de Dios, lo bueno. El Señor finalmente aclara todo con este solo sencillo pasaje, lo que define tanto la meta del Antiguo y Nuevo Testamento, el todo del hombre: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Así que, si entendemos bien lo sencillo de lo que explico el Señor, entonces entendemos que lo mas importante es el “porque”, la razón el por qué hacemos las cosas, y que eso debe ser lo que genera las otras acciones, eso es lo que define si lo que hacemos es bueno delante de los ojos de Dios o no. Así que, el amar al Señor debe ser la razón y la raíz para todo lo que uno hace, lo que genera la acción, y que la acción este fundamentada en la voluntad de Dios, en Su Palabra, y de ahí todo se dirige a nuestra interacción con nuestro prójimo, o sea, el segundo mandamiento, de amar a nuestro prójimo.  

Ahora bien, ¿Por qué uno debe amar a Dios por sobre todas las cosas y con todo nuestro ser? Porque es lo justo. La Biblia nos dice esto: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:19. Y Dios demostró Su amor a nosotros de la siguiente forma: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16. Nadie ha hecho, ni puede hacer, ni podrá hacer lo que Dios ha hecho por cada uno de nosotros. Y es la injusticia mas grande del universo no devolver ese amor de la misma manera, porque es un amor inmerecido, solo por Su gracia. No existe ningún tipo de obligación. Dios no nos debe nada, ni en lo más mínimo. No obstante, es El el que permite que existas, y que vivas, y respires, y puedas hacer todo lo que haces, y que tienes todo lo que tienes, y aún más importante, es El el que ha abierto el camino a la salvación a través de Jesucristo, para que pudieras tener la vida eterna. Absolutamente todo se lo debes a El. Por lo tanto, ¿es justo que le des la prioridad a algo o a alguien que ha hecho mucho menos por ti? ¡No! El todo de la vida es tratar de ser justo con Dios, y de poder lograr hacerlo a través de Jesucristo, porque no lo podemos hacer solo. Y el fruto, de que el Espíritu de Dios este morando en tu vida, es esto: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Si no amas a Dios, no tienes nada, no estas haciendo el bien. La Biblia nos dice esto: Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Apocalipsis 2:1-5. El amor al Señor es todo, y lo que debe ser la razón de nuestro existir y de nuestras acciones.

Entonces, ¿amas al Señor? ¿Es El la prioridad de tu vida? ¿Tiene El el primer lugar? Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Lucas 13:22-24. Si no le amas todavía como debieras, entonces esfuérzate para aprender a amarle, porque es la mejor obra que si puedes hacer, y está totalmente a tu alcance. Recuerda que la fe sin obras está muerta, y el amar a Dios y hacer las cosas solamente por El es la obra que nos define delante de Dios. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Quién Eres y Qué Estás Haciendo? - Mateo 7:15-23

Basado en Mateo 7:15-23 (Versión Reina Valera 1960)

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis. 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Hoy en día, y más que nunca, vemos mucha corrupción en el pueblo del Señor, y en particular, en muchos de aquellos que dicen servir a Dios, los que supuestamente enseñan la Palabra del Señor, los que se han puesto en posiciones de liderazgo o de alta visibilidad para poder influenciar y poder sacar lo que desean. Francamente, no todo lo que brilla es oro. Y el peor problema es que lo que hablan suena como la Verdad, luce como la Verdad, y hasta usan la Biblia para sustanciar sus enseñanzas y doctrinas. Hacen como el mismo Satanás trato de tentar al propio Señor, cuando le puso sobre el pináculo del templo y le dijo que se echará abajo para probar que era el Hijo de Dios, y manipulo un pasaje que se encuentra en el Salmo 91 para tratar de convencerlo, que dice que El mandará a sus ángeles a que te guarden en todos tus caminos, y que en las manos te llevaran para que tu pie no tropiece en piedra. Sonaba como la Verdad, pero no era la Verdad, y más encima, estaba tratando de llevar a hacer algo al Señor que no era la voluntad de Dios. Pero Dios jamás le obedecerá a Satanás, ni nosotros tampoco debemos obedecerle.

Si la mentira luce tanto como la Verdad, ¿cómo podemos entonces filtrar lo que no sirve, lo que se debe desechar? Como nos enseña el mismo pasaje de hoy, podemos ver lo que una persona es, si es que entendemos como poder descifrar o discernir sus frutos. Y bueno, esto solo se puede hacer a través del Espíritu Santo y la Palabra, pero para eso, uno tiene que nacer de nuevo. Esto no consta del intelecto o de alguna enseñanza humana, ni siquiera de instintos. Todo se vé en el fruto de la persona, y por el fruto, estamos hablando de lo que produce la persona. ¿Cuál es su producto, lo que hace? Las acciones de ellos son lo que demuestran lo que hay en sus corazones, sus intenciones. La Palabra nos habla de lo siguiente también: 3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 1 Timoteo 6:3-5. Sencillamente, una de las maneras más claras de poder ver a un engañador es a través de sus prácticas personales. Porque, hay aquellos que piden para los demás, pero ellos no dan nada para la causa, sino que buscan su propio bien, y lo buscan y lo aceptan como: una bendición que viene de Dios. Estos son los que toman la piedad como fuente de ganancia, todo aquel que usa las cosas del Señor para favorecerse a sí mismo de alguna manera u otra, a cuestas de los demás, y no de su propio trabajo. Así que, no solo uno se debe cuidar de los cristianos magnates (los cuales debiera ser obvio de no seguir), sino también de aquellos que parecen no tener mucho. Y este pasaje es muy claro en lo que uno debe hacer cuando nos encontramos con alguien así. La Biblia no enseña que debemos orar por aquellos, o estar sujetos a ellos, y claro, menos apoyarlos en su mal, sino sencillamente dice: apártate de los tales. Así que, pon distancia entre ellos y tú mismo. No tienes que crear un espectáculo, sino busca otro camino aparte y distante de ellos.   

Ahora bien, ¿Qué sucederá con estas personas? ¿Tendrán castigo? Por supuesto que sí, pero eso está en Dios. El Señor todo lo va a ordenar, por decir, y muy cuidadosamente. Es más, el Señor nos va a ordenar a todos nosotros (y aquí comenzamos a volver la atención a los de afuera hacia nosotros mismos), especialmente si vivimos el momento del rapto de la iglesia, cuando el Señor venga por Su “verdadero” pueblo; no los que dicen ser pueblo de El. Porque escrito esta: 36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. Mateo 24:36-44. El Señor sabe quién es quién, y todo lo que pensamos, sentimos, y hacemos. El lo sabe todo, y en base a ese conocimiento es que El hará las cosas. Por eso que existe un juicio para todos, no solo para los incrédulos. No se dejen engañar por los mismos de los cuales advierte la Palabra, por los falsos profetas y hombres corruptos. Hasta nosotros los que seguimos al Señor responderemos por nuestras acciones. No es una creencia muy popular porque a casi nadie le gusta la idea de la responsabilidad, de tener que responder por lo que uno hace mal. Dios perdona, y no hay duda con eso, pero con la condición de que le sigamos, que permanezcamos en El, que le dejemos obrar en nuestras vidas, que poco a poco seamos transformados en personas nuevas, tomando las características del Señor, y no en que sigamos haciendo aquellas cosas que producen muerte, en la práctica del pecado, en el tratar de abusar de la gracia de Dios.

La Biblia es muy clara con el asunto de hacer la voluntad de Dios. Así que, no solo consta de decir que uno es hijo de Dios, o querer convencer con una posición o una postura. Eso en realidad no importa. Si no hay frutos o acciones claras que demuestren ante Dios que estás haciendo Su verdadera voluntad, no hay en nada valor. Esto leemos del propio Señor en relación a Su familia carnal: 31 Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. 32 Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. 33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Marcos 3:31-35. Puedes decir, pretender, y tratar de convencer todo lo que quieras, pero si no estás haciendo la voluntad de Dios, nada eres delante del Señor. Entonces, ¿Quién eres? y ¿qué estás haciendo con tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Conviviendo con Otras Personas - 1 Pedro 2:11-25

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Basado en 1 Pedro 2:11-25 (Versión Reina Valera 1960)

11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. 13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. 18 Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 19 Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 20 Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

Este es otro mensaje que no es difícil de entender, pero más bien, difícil de aceptar, por lo menos para muchas personas. El asunto que vemos en el pasaje de hoy consiste de cómo debemos convivir con nuestras autoridades terrenales. Hay instancias que nos tocan personas agradables como autoridades, personas que hasta posiblemente sintamos cierto apego o afinidad, y ahí se nos hace fácil el cumplir con la sujeción. Pero cuando nos tocan personas desagradables o personas con las cuales estamos en sumo desacuerdo, ahí es que nos cuesta la sujeción. En la gran mayoría de las veces, el tener que soportar a alguien desagradable, o malo, o con pensamientos e ideas distintas, o incompetente, o que sencillamente no nos cae bien, ahí sí que se nos hace difícil la vida, y sentimos como un agobio, un ahogo, o un gran desamino. Creo que todos hemos tenido este problema alguna vez. ¿Qué más nos enseña la Palabra con respecto a esto?

La Biblia nos sigue diciendo muy claramente lo siguiente: 1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. 8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Romanos 13:1-8. Así que, es muy clara la Palabra de Dios en que debemos someternos, respetar, y tratar de hacer el bien a toda costa.

En una ocasión, los religiosos trataron de ver que decía el propio Señor acerca de lo mismo, de como uno debe tratar a las autoridades, especialmente a aquellos que son desagradables y hasta injustos. Para poder darles una mejor idea de lo que estaban tratando, tenemos que recordar que el Imperio Romano había conquistado y ocupado a Israel en aquel entonces, no por medios pacíficos, sino más bien, por sus poderosas legiones, aplastando a todo lo que se le interponía, e imponiendo su voluntad y sus leyes sobre naciones y personas como parte de su dominio. Entonces, estas personas ni estaban viviendo en una democracia, ni con derechos humanos, ni nada que tenía que ver con evitar el abuso psicológico. Las cosas que tenemos hoy en día en la mayoría de los países civilizados no existían en aquel entonces. Así que, nuestra civilización de hoy en día no tiene nada que ver con lo que vivió el Señor aquí en la tierra. Y esto fue lo que sucedió en esa instancia: 15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. 16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. 17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. 20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? 21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron. Mateo 22:15-22.

Entonces, considerando la tiranía de los Romanos, y que el Señor en ningún instante incito a ningún tipo ni de rebeldía o resistencia, ¿Cómo crees que debemos vivir hoy? El Señor sencillamente no está de acuerdo con ningún tipo de rebelión. Como pueblo de Dios, debemos tratar de vivir de la manera más pacifica posible, como se nos enseña en la Palabra, de tratar de estar en paz con todos los hombres. Y como El mismo nos enseñó directamente, de darle a Cesar lo que es de Cesar, y de darle a Dios lo que es de Dios. Si tienes un jefe malo, ora por él o por ella. No le menosprecies o hables mal de él por la espalda. Si te hizo algo indebido un policía, ora por él. Trata de resolver el problema pacíficamente. Si no te gusta un presidente o una persona en un cargo similar, ora por él. Y si esa autoridad no está de acuerdo con lo que enseña la Palabra, y te está incitando en contra de las cosas de Dios, sencillamente vota por alguien que si apoya las cosas de Dios. De otra manera, debes respetar. Y si no encuentras la manera de aguantar a tus autoridades, pídele a Dios alguna salida o ayuda, para que El habrá otra puerta. Lo que decidas hacer, trata de hacerlo todo en paz, dejando en alto el Nombre del Señor, no incitando o dando razón a que el Señor sea blasfemado por tus acciones. Recuerda que todo lo está viendo el Señor, y que sí daremos cuenta de todo algún día. Así que, ¿estás conviviendo con los demás de tal manera que puedan ver al Señor en tu vida, para que ellos puedan creer también? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo por la Fe - 2 Corintios 4:7-18

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Basado en 2 Corintios 4:7-18 (Versión Reina Valera 1960)

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. 13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Esto posiblemente sea el mensaje más sencillo de entender, pero es también el más difícil de aceptar, porque o es el que te va a ayudar a seguir adelante con el Señor, o abandonar y naufragar en tu fe en el Señor. Una de las cosas principales que el Señor esta siempre tratando de cultivar en nosotros es la fe, y la fe siempre te va ha impulsar a ir donde la carne no se siente a gusto, donde todo lo que en realidad va en contra de nuestra naturaleza humana. Y este proceso es el que ayuda a definir si una persona realmente ama al Señor o no (porque el amor y la fe van tomados de la mano, por decir). Aquí también es como podemos detectar si una doctrina está de acuerdo con lo que enseña la Biblia, o si es algo que solamente suena bonito y atractivo, para tratar de complacer y atraer a las masas.

Para empezar, el seguir al Señor puede implicar que las cosas estén bien, o que no estén tan bien (carnalmente hablando). Lo que mas le interesa al Señor es ayudarnos a crecer, a ser personas distintas, a que sigamos siendo transformados, tomando Su parecer y que vayamos dejando el parecer nuestro pecaminoso. Puede que una persona diga: Yo no soy tan malo como para declararme pecaminoso. Pero, tenemos que entender lo que significa ser “pecaminoso”. Casi siempre se asocia la palabra “pecado” con cosas que humanamente se ven como malas o terribles, como con el homicidio o algo así. La palabra pecado significa: errarle al blanco. Así que, cuando hablamos de pecado o de ser pecaminoso, no estamos hablando solamente de lo que nos parece feo, sino también, de todo lo que es pecado, y eso es lo que Dios trata de lidiar con cada uno de nosotros. Y desgraciadamente, cada uno de nosotros, por definición y sin excepción, seguimos siendo seres pecaminosos. Entonces, la única manera que Dios tiene para poder cambiar aquellas cosas que no se cambian voluntariamente en nuestras vidas es a través de la presión, a través de las circunstancias difíciles, sean circunstancias que nosotros mismos nos buscamos por nuestra propia desobediencia, o sean a través de cosas difíciles que Dios permite que no necesariamente hayamos hecho mal, y aquí es donde entramos en un terreno muy difícil.

Creo que a nadie le gusta pasar malos ratos o cosas difíciles. Creo que a todos nos gustaría, primero que nada, que nos resultaran las cosas como nosotros quisiéramos, que nuestra voluntad sea hecha y no la del Señor. Y en esto incluye que se nos de todo, tal cual quisiéramos que fueran las cosas, de que todo este bien, que todos nuestros seres queridos estén bien, saludables, sin problemas, que tengamos buena situación económica, que no tengamos enemigos, que todos nos quieran, etc., etc. Pero, así no es como trabajan las cosas, y desgraciadamente, no salen así las cosas no porque Dios en si quiere que suframos o que pasemos malos ratos, sino más bien, lo que determina que tengamos los problemas que tenemos, es el pecado, sea el pecado personal nuestro, o el pecado de los que nos rodean. Entonces, si le deseas asignar culpa a algo por tu mal rato, puedes apuntar el dedo a ti mismo o a alguien más, pero no a Dios. ¿Cómo es eso? Nuestros propios miembros están compuestos de pecado, ese es nuestra materia. Y como consecuencia, el pecado es lo que hace a este mundo tan desagradable. Así que, o somos nosotros mismos el del problema, u otra persona. Pero, si piensas que otra persona es del problema, no te preocupes, porque por virtud de que eres pecador, es muy probable que tú le estés haciendo algo malo a alguien más, conscientemente o no. Por eso que el Apóstol Pablo dijo esto, inspirado por el Espíritu Santo: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1. El asunto es que este mundo lo hacemos más desagradable todos juntos, de alguna manera o de otra. Nuestro pecado es lo que hace que hasta las cosas que no tenemos ningún control sobre ellas sucedan, porque vivimos en un mundo en decadencia. Y esto se lo debemos a Adán y a Eva, por su desobediencia y hambre de ser como Dios. Pero, no seamos tan duros con ellos, porque es fácil condenar a otra persona al saber las consecuencias de las cosas. Ellos hicieron algo increíblemente destructivo, pero no tenían ni idea de las consecuencias. Por eso que la obediencia a Dios es algo crucial, a fines con lo que estamos tratando.

Así que, si te tratan de enseñar (usando malamente la Palabra de Dios) de que no tendrás problemas, y que todo te va a salir espléndidamente bien, te están mintiendo. Si estas en un lugar así, ¡huye! porque no es Dios el que esta ministrando, sino un poder oscuro y maléfico que desea engañarte para que no busques los propósitos de Dios, sino más bien, para que busques satisfacer tus deseos carnales. El que busca sacar algo de ti siempre te va a decir lo que deseas escuchar, algo que suene agradable, que alimente tu deseo de comodidad y de egoísmo.

Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. De esto puede consistir cosas agradables y desagradables, cualquier cosa que haga progresar tu fe, porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Cuando tu fe progresa, tu pecado disminuye, y te concentras mas en lo invisible que lo visible, para que te vayas desligando de este mundo. Y el fin de esto es que lo visible terminara muy pronto, pero lo invisible es eterno y mucho mejor de lo que te puedas imaginar. Así que, ¿estas aprendiendo a vivir cada día mas por fe, con los ojos puestos en Aquel que desea tu bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Libro de tu Vida - Juan 21:20-25

Basado en Juan 21:20-25 (Versión Reina Valera 1960)

20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? 22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. 23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? 24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

Se han escrito libros de todos tipos en el mundo, y a través de los tiempos. Y en muchas ocasiones, los libros que se han escrito tienen que ver con algún tipo de historia o recuento, sea algo verídico o de ficción. Por ejemplo, se han escrito muchos libros de historias que son dramáticas, o de acción, o de romanticismo, o de comedia, y también hay aquellos que tienen un complemento de todas estas cosas. Y en toda ocasión, hay un protagonista y hay otros caracteres, y dependiendo de lo que hace el protagonista y los caracteres en la historia, es que crece el interés en el libro. En tiempos más modernos, si hay un libro que tiene algún tipo de auge especial, las compañías de cine entonces hacen una película de aquello. Y bueno, tratan de encontrar actores que puedan demostrar lo más fielmente posible los caracteres del libro, y el punto es que la película cautive la audiencia lo mejor posible para que tenga mucho éxito. Y ahora, aún más, después que se muestra en el cine, siguen las presentaciones en la televisión o se renta, para que después se vea muchas veces. Ninguna película se hace con el fin de que fracase y que a nadie le guste.  

Ahora bien, en la escena de hoy (por decir) de esta historia muy verídica, vemos a más de tres seres (los demás se verán más claros después). Vemos al Señor, a Pedro, y a Juan, por lo menos, más directamente. Y Pedro (como muchas veces había hecho antes), con sus preguntas y sus declaraciones, pregunta acerca de Juan. Y algo muy interesante sucede. En vez del Señor darle alguna explicación, vuelve la atención hacia Pedro, para que no se preocupe tanto por Juan, sino más bien, que se preocupe por lo que él va a hacer. Y esto introduce nuestro primer punto: Muchos hacen referencia de los demás, especialmente para desvirtuar las cosas. ¿Se han dado cuenta de eso? Es más, hay muchas personas que ponen en tela de juicio a Dios por lo que pasa con las demás personas. Hay personas que inclusive determinan si desean creer en Dios o no en base a su juicio en contra de Dios. Por ejemplo, hay personas que dicen no poder creer en Dios porque se enfocan en todo el mal que existe en el mundo, y que si existiera un Dios bueno, cómo podría permitir tanta maldad. Lo más interesante del caso es que muchos que reclaman de eso no hacen mucho por su prójimo. Juzgan a Dios, pero no hacen nada al respecto tampoco. Y aquí podríamos aplicar lo que le dijo el Señor a Pedro: ¿Qué a ti?

Hay algo que elude a muchas personas, y es el asunto del propósito de Dios para nuestras vidas. En el amar al Señor con todo nuestro ser, y el amar al prójimo (porque existe un orden de prioridad), en cumplir lo que consta toda la intención de Ley de Dios y los profetas, uno, más bien se hace el mejor servicio que se pudiera hacer. Porque si no amas al Señor con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo, en fin, al que más estas despreciando es ti mismo. Francamente, no te amas en lo más absoluto. ¿Cómo puede ser eso? Sigamos la línea de lógica por un instante. Al hacer a Dios el centro de tu vida, la Biblia nos garantiza la salvación eterna. Y al buscar seguir los propósitos de Dios, al amar a nuestro prójimo, todo lo que haces entonces tiene también recompensa eterna. O sea, que al volver nuestro foco enteramente hacia el Señor y a los demás, estamos en realidad logrando lo mejor para nuestras vidas, tanto como en el aquí y ahora, y en la eternidad. No existe mayor bien para el ser humano. Pero, si no amas a Dios, entonces no hay vida eterna, ni Espíritu Santo, ni bendición ninguna para tu vida. Y bueno, puedes tratar de ayudar a los demás, pero no te sirve de nada porque Dios no está en aquello. Estas totalmente fuera de secuencia, fuera de orden. Tiene que existir lo primero para que venga lo que sigue. Así que, si piensas que te estás haciendo un buen servicio en no seguir al Señor, en no venir a obedecerle y buscar cumplir Sus propósitos, estas muy equivocado. En el egoísmo no hay vida, ni bien, ni bendición, ni nada que se le asemeje.

 Y aquí trataremos de juntar los pensamientos. La verdad es que vivimos en un lugar donde hay un gran número de seres y personas que te están viendo, como si tu vida estuviere siendo leída o vista en una película. Hay algo que se está escribiendo de ti justamente en este momento. La Biblia nos enseña esto: 1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. ¿Quiénes son ésta tan grande nube de testigos? Te presento a tu audiencia. Para comenzar, está la Trinidad Divina, y todas Sus legiones celestes. Esta también Satanás y sus demonios. Y de lo que puedes ver, esta tu familia, tus seres queridos, tus compañeros de la escuela y del trabajo, las personas en las tiendas, las personas en la calle, etc., etc. Tienes una audiencia muy grande, tanto visible e invisible (por el momento).

Ahora, ¿a qué libros se refería Juan? El Señor hizo muchas obras durante Su tiempo aquí en la tierra, muchas de las cuales no se escribieron en la Biblia. Lo que se inspiró y escribió en la Biblia fue lo suficiente para que pudiéramos entender lo necesario. Pero, por causa de esas obras, hay muchas otras obras que le siguieron, se creó una cadena interminable. Y ¿Cómo vemos esa cadena de libros hoy? Tu y yo somos producto de esa cadena de eventos. Por eso que Juan se refiere a cosas que “hizo” el Señor, porque esas primeras tantas cosas fueron lo que hicieron posibles las cosas de hoy, y las que seguirán sucediendo hasta la eternidad. El concepto del tiempo y la secuencia de las cosas es algo increíble y difícil de explicar, pero es lo que es, lo entendamos o no.

En fin, y considerando lo que hemos dicho hoy, ¿Cómo es el libro de tu vida? ¿Qué dirán todos los distintos seres que lo están viendo? ¿Es Jesús el protagonista, o un personaje que entra y sale a veces nada más, sin ningún tipo de importancia? ¿Es un libro o una película que solo refleja la autodestrucción o simple existencia de un ser egoísta, sin Dios? ¿Dios querría repetirse la película de tu vida, o con una sola vez le bastaría a El para no querer verla nunca más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las Implicaciones del Amor - Juan 21:15-19

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Basado en Juan 21:15-19 (Versión Reina Valera 1960)

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

¿Qué es realmente el amor? Creo que, a través del tiempo, y especialmente en nuestra era, el amor se ha confundido o substituido con otras cosas, que no son amor. A lo menos lo que vemos hoy en día en general, no tiene nada que ver con el amor Bíblico. Y bueno, si decimos ser creyentes, la autoridad sobre el amor para nosotros debiera ser Dios, porque la Biblia nos enseña que Dios es amor. Así que, si Dios es amor, El debe ser el estandarte para poder llegar a entender lo que realmente es amor, y por lo tanto, de Quién debemos aprender a amar. De otra manera, lo que aprendamos del mundo, o hasta de otras personas no es amor, sino otra cosa que es inferior.

Hagámonos algunas preguntas para observar ciertas cosas que pasan hoy. ¿Es amor dejar a una persona que haga lo que quiera? ¿Es amor darle en el gusto en todo a un hijo o a otra persona? ¿La mala crianza o falta de disciplina es señal de amor?  ¿Incitar o apoyar en el pecado a otra persona es muestra de amor? ¿Dejar sin consejo o guardar silencio ante el pecado es amor? ¿Abandonar a una persona en un momento de necesidad es amor? ¿Romper una familia para seguir gustos o deseos personales es un ejemplo de amor? ¿Puede una persona amar a otra persona si le es infiel a la persona que dice amar? ¿Es amor cuando dos personas son atraídas sexualmente? ¿Es el tener sexo lo que demuestra el amor hacia otra persona? ¿Algo es amor cuando va totalmente en contra de lo que enseña el Dios de amor?    

Si nos guiamos por la Palabra de Dios, nada de lo previo, ni cosas semejantes son ejemplos del amor, ni en lo más mínimo. Para comenzar, Dios es el primero que nos aconseja lo que es bueno o malo a través de Su Palabra, así que, la instrucción es el primer ejemplo de amor de Dios. En conjunto con eso, la Biblia nos enseña que si Dios te considera Su hijo, El te va a disciplinar si haces algo malo, porque escrito está: 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. 7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Hebreos 12:5-8. Y ¿Por qué es así? ¡Fácil! Porque El desea el bien para ti; no tu destrucción. Porque si El deja que sigas un camino de destrucción, ¿Qué va a suceder? ¡Tu destrucción! Así que, el Señor ni está de acuerdo con la malacrianza, ni con dejar a una persona hacer lo que le plazca, ni incitar o apoyar el pecado, ni con el guardar silencio ante el pecado de otra persona, ni nada semejante. Y si vemos lo demás, el amor no tiene nada que ver con el abandono de un ser en necesidad. No tiene que ver con romper familias por razones egoístas y pecaminosas. ¿Prometiste estar con tu esposa o tu esposo, pase lo que pase, por amor? ¿Qué paso con esa promesa de amor cuando tu carrera se interpuso, o tu afán por tener más, o cuando permitiste que esa otra persona se metiera en tu vida (porque la otra persona no tiene ninguna obligación con tu esposo o esposa)? ¿Y qué del sexo? El sexo no es igual al amor. El sexo puede ser sencillamente una atracción física, o hasta una entretención, como se practica mucho hoy en día. Es como un pasatiempo o deporte. Y desgraciadamente, se ha pervertido hasta la práctica del sexo, y se le llama a lo malo bueno y a lo bueno malo (interprétenlo como quieran).

¿Qué es entonces el amor? La Biblia nos dice esto: 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:4-8. El amor es el principal fruto del Espíritu, lo que ayuda a determinar si una persona tiene el Espíritu Santo o no, como está escrito: 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Así que, ni ir a la iglesia, ni predicar, ni cantar en el coro o en un grupo de alabanza, ni ir a un seminario, es lo que determina si tienes el Espíritu Santo en tu vida. Y si vamos más allá, la Palabra también nos muestra esto: 1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Así que, ni el hacer cosas espirituales o buenas significan que tienes amor, el fruto que determina la presencia del Espíritu Santo en tu vida. El amor por Dios tiene que ser la intención de tu corazón para que sea algo de valor. Hay muchos que han confundido el amor al prójimo como señal del amor a Dios también. He conocido a muchos ateos que son mucho más sensibles al dolor que la mayoría de los cristianos, por ejemplo. El orden debe ser este: Mi amor por Dios, es lo que motiva el amor por mi prójimo, hasta para el que es mi enemigo.

Hay una sola cosa que ha sido siempre la meta de Dios para nosotros desde el principio: el amor. El fundamento de todo en la vida, hasta de los mandamientos de Dios ha sido, es, y será el amor. Este es el fundamento de todo: 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. Y esto es, a lo que el Señor quería llegar con Pedro. Pedro admiraba y respetaba al Señor (lo cual es bueno). Pero, cuando Pedro le negó, se manifestó que todavía no había aprendido a amar a Dios. Pedro pudo a través del Espíritu Santo por fin llegar a amar al Señor, porque llego hasta morir por amar a su Señor.

Así que, ¿entiendes lo que realmente significa el amor, y las implicaciones que tiene ese amor? Y si lo entiendes, ¿Amás a los que te rodean? Pero aún más importante, lo que determina tu salvación eterna y todo lo que haces ¿amas al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Escuchando y Obedeciendo al Señor - Juan 21:1-14

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Basado en Juan 21:1-14 (Versión Reina Valera 1960)

1 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. 6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. 7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. 8 Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos. 9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. 10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. 11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. 12 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. 13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. 14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.

En el mundo de hoy, hay un increíble número de voces y distracciones. Gracias a la tecnología, hay una sobreabundancia de cosas que pueden captivar nuestra atención. Hoy, no solamente tenemos a las personas a nuestro alrededor, sino también tenemos la radio, la televisión, los periódicos, y aun algo más avasallante, si nos dedicamos a navegar a través de ella; el famoso mundo del internet con sus sitios web, redes sociales, etc. Es realmente increíble todo lo que existe que nos trata de atraer y de hablar, a cada momento, a cada instante, hasta en las horas de la madrugada cuando debiéramos estar durmiendo. Pero ¿todo eso será bueno prestarle atención? Depende.

Por ejemplo, con la tragedia que ocurrió recientemente en El Paso, Texas, se encontró que el sospecho de la masacre puso su manifiesto en un sitio web que se dice estar en un lado oscuro del internet, el mismo lugar donde también visitaba el sospecho del tiroteo en Nueva Zelanda (no nombrare el sitio porque no deseo ayudar a propagar tal cosa, y no sean curiosos). Se reporta que es un foro donde muchos desahogan su odio y descontento con muchas cosas, de tal manera que se alimentan los unos a los otros en todos sus sentimientos, sin ningún freno. Y espero que entiendan que tal cosa no es buena buscarla. Esto es un ejemplo de algo malo que no se le debe prestar atención.

Veamos otro ejemplo que pueda que sorprenda. Veamos el ejemplo de Pedro. En un momento dado, el Señor reprende a Pedro, cuando Pedro le trata de convencer de no entregarse al mal que le va a suceder. Esto es lo que leemos: 21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. Ahora bien, Pedro no se convirtió en Satanás en ese momento, sino lo que paso fue que Pedro se dejó influenciar por Satanás, y a través de esa influencia, trato de convencer al Señor pensando que hacía algo bueno, porque pensaba que velaba por el bien de su Maestro.

Entonces, ¿qué entendemos aquí? Que hay que tener mucho cuidado a quien se escucha. Pero ¿cómo se hace? Porque se puede entender que ir a un sitio del internet malévolo es una mala idea, pero, Pedro era uno de los discípulos principales del Señor, era como el líder del grupo. Y uno lo puede llevar a lo de hoy en día, si uno tiene que tener cuidado con el mundo, esto también nos enseña que debemos tener cuidado hasta con otros creyentes, y hasta con los supuestos líderes y maestros de la Palabra. No todo lo que brilla es oro. Y puede que hasta una persona muy fiel al Señor puede tener un mal momento, como lo tuvo Pedro. Entonces, ¿cómo le hacemos? Hay que saber discernir la fuente de donde finalmente viene la información, lo que está alimentando el mensaje. Si es odio y rabia lo que está alimentando la fuente (como el sitio web donde se puso el manifiesto de El Paso), no se le debe prestar atención. Si es algo humano (como lo que sucedió con Pedro), aunque luzca como algo bueno e inofensivo, tampoco se puede escuchar. Uno tiene que saber escuchar cuando realmente es Dios el que esta alimentado la fuente, o cuando es Dios mismo el que está hablando. Como nos dice muchas veces la Palabra: El que tiene oídos para oír, oiga. Mateo 11:15.    

Pero, para poder saber cuándo es el Señor, sea a través de una persona, o un programa de televisión, o un programa de radio, o algo en el internet (como esto mismo que estas leyendo de este ministerio, porque no todo en el internet es malo), tienes que saber filtrar lo que es del Señor y lo que no es del Señor. Y la única manera que uno puede llegar a hacer tal cosa es a través de una relación muy estrecha con el Señor, a través de una relación íntima, al pasar tiempo con El, orando y estudiando Su Palabra (porque la Biblia es la Palabra de Dios). Porque hay muchas cosas que parecen buenas, y hay muchos que utilizan la Palabra de Dios para sustanciar sus enseñanzas y predicas, cosas que realmente no concuerdan con todo lo que está escrito. Por eso que hay que meterse muy profundo en la Palabra de Dios, y por supuesto, ser guiado por el Espíritu Santo. Esta es la única forma de poder discernir si algo es realmente de Dios o no.  

Ahora bien, ¿Por qué es necesario saber escuchar al Señor? Porque si vemos lo obvio del pasaje de hoy, al obedecer los discípulos al Señor, encontraron gran bendición, y lo encontraron muy inesperadamente, cuando ya estaban cansados. Y se puede decir que fue algo fortuito (por decir) porque no sabían que era el Señor que les estaba hablando. La obediencia al Señor (hasta por accidente) siempre trae gran bendición, de alguna manera u otra, pero especialmente, para lo que realmente importa, para nuestra alma. El alma es lo más importante. Y claro, Dios también puede dar otras cosas que son necesarias para el presente. La obediencia es lo que más busca el Señor de todos nosotros, para el bien nuestro y para bien de los demás. Así que, ¿estás escuchando y obedeciendo al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo Necesaria que es la Fe Genuina - Juan 20:24-31

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Basado en Juan 20:24-31 (Versión Reina Valera 1960)

24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. 30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Blaise Pascal dijo: En la fe hay suficiente luz para aquellos que desean creer y hay suficientes sombras para cegar a aquellos que no desean creer. El más grave problema que tuvo la gran mayoría de los seres humanos, y que todavía lo que tiene es la falta de fe en Dios. En realidad, esta es la raíz de todo problema entre Dios y los hombres. Por alguna razón injustificable, el ser humano le cuesta demasiado creer no solamente en Dios (o en un dios, como en muchos casos), sino en Quién realmente es Dios. Como leemos hoy, hasta los elegidos por Dios no encontraban la manera de tener la fe que debieran haber tenido, aún después de ver y vivir todo lo que experimentaron al convivir con el Señor. Esto no se trata de un ataque en contra de Tomás, pero hay que ver el ejemplo de incredulidad que él nos da, para también poder entender el problema que existe hoy, porque hay demasiados Tomas por todo el mundo, principalmente hasta en los que se llaman siervos de Dios.  

¿Qué vemos en Tomás? Tomás ya tiene que haber escuchado del Señor antes que fuere eligido como discípulo, de que Jesús era Alguien especial. Y se puede asumir muy fácilmente porque, ¿Cómo una persona deja todo lo que tiene por seguir a Alguien que no tiene valor (como lo hizo Tomás)? Para ver aún más, Tomás convivio con el Señor durante los tres años del ministerio público documentado del Señor (porque los tres años que fueron “limitadamente” documentados solamente hablan de ciertas cosas; no de todo, como lo dice el mismo Juan). Así que, lo que vió Tomás durante esos tres años fue mucho más de lo que leemos, y lo vió día y noche. Tomás presencio hasta el milagro más significativo: la resurrección de Lázaro (donde el Señor reprochó la incredulidad de Marta, la hermana de Lázaro), lo cual tiene que ver con el problema del cual hablamos hoy. Porque escrito esta: 38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Juan 11:38-44. Así que, si no hay fe, no se puede ver la gloria de Dios (tal como el Señor se lo dijo a Marta). Entonces, ¿qué más necesitaba Tomás para poder creer que Jesús era el Mesías? ¿Dónde fue que fallo el Señor en demostrar que El era el Hijo de Dios? En nada. El problema no es de Dios. El problema residió solamente en Tomás.

Pero, ahora vamos a mover el lente de la observación de Tomás hacia el día de hoy, a ponerlo sobre nosotros. ¿Cuál es nuestro problema? ¿Por qué existe la incredulidad que existe hoy en día, aún dentro del llamado pueblo del Señor y hasta dentro de los que sirven al Señor? Porque claro esta: No porque una persona sirve a Dios quiere decir que crea en el Señor como corresponde. Pueden preguntar: ¿Cómo puede ser eso? El pecado que existe dentro de todos nosotros como que le pone ciertos niveles a la fe en el Señor, por decir. Hay muchos que creen, pero de una manera limitada. Hay un “hasta cierto punto” en muchas personas. Porque puede que se crea en Dios, y que se crea en Cristo, pero no hasta la profundidad en la cual se debe creer. Es como que muchos tienen un Dios con distintos tamaños; y no estoy hablando de la herejía que muchos hacen con Dios, de que creen que la fe es algo para poner a Dios a su servicio (porque es una herejía tratar de convertir a Dios en tu genio, o en tu mago, o aún peor, en tu siervo o esclavo). ¡Eso no es fe! De lo que hablo es el problema que muchos tienen que sencillamente no pueden ver al Señor en Su plenitud, a lo menos, no intentan o tratan de ver al Señor con Su pleno poder, honra, gloria, majestad, etc.

Este es finalmente el problema que viene cuando no se cree en el Señor, como está escrito: 6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Cuando no a lo menos tratamos, o aún más claro, deseamos a ver al Señor como lo que es, no vamos a ver nada significativo, como vemos en este relato: 53 Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí. 54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? 57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos. Mateo 13:53-58. Esto es un grave problema. Porque la Palabra aún declara esto, lo cual quita toda excusa y justificación que el hombre pueda darse para no creer como es debido: 18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:18-20. Entonces, volvemos a lo que dijo Pascal. Si no hay en lo más mínimo, un deseo de creer, la sombras que existen en la fe van a cegarte, y nunca podrás ver al Señor como lo que El es. Y si no le puedes ver como lo que El es, nunca alcanzaras lo más preciado: la salvación de tu alma; porque eso debe ser más importante que todo lo demás.

Así que, ¿tienes la fe genuina que se necesita, por el propio bien tuyo?¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Espiritu Santo es Necesario para la Mision - Juan 20:19-23

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Basado en Juan 20:19-23 (Versión Reina Valera 1960)

19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. 20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

¿Entendemos realmente la razón por lo cual el Señor hizo y sufrió todo lo que sufrió aquí en la tierra? Desgraciadamente, un gran número de llamados creyentes todavía no entienden, porque o nunca hubo el enfoque que debiera haber habido, para comenzar, o porque en el camino se perdió el enfoque. Trataremos de explicar a través de este pasaje lo que debiera haber en nuestras vidas, y lo que nunca se debe perder, porque estos son los momentos (por decir) cuando suceden estos problemas.

A través de este pasaje, y aunque los discípulos habían creído de cierta manera (pero no completamente todavía) en el Señor, vemos uno de los grandes síntomas que demuestra el problema: El miedo. En el verdadero creyente y seguidor (porque uno no solo debe creer, sino también seguir al Señor), no debe existir el miedo. El miedo, principalmente el que envuelve el proclamar la fe en Jesús, no puede ser parte de nuestra vida. Si existe este miedo, es porque algo muy crucial todavía no ha sucedido, no ha entrado el Espíritu Santo en la vida de la persona. Cuando el Señor les dió del Espíritu Santo, el miedo salió de ellos, y eso solo sucede cuando hay una real conversión al Señor. Si leemos los siguientes hechos de los discípulos después de este evento, ellos ya habían salido de su escondite y comenzaron a vivir su vida normalmente, sin temores. Entonces, es el Espíritu Santo quien quita el miedo, porque escrito esta: 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. Cuando el Espíritu Santo está operando a plenitud en la vida de una persona, la cobardía se va, y comienza a llenar el vacío que deja la cobardía el amor, el poder, y el dominio propio, en conjunto con los otros frutos del Espíritu.

La Biblia nos muestra claramente que cuando el Espíritu Santo entra y llena a un ser, lo que debe comenzar a suceder es el hablar abiertamente de su fe en el Señor, porque este es el propósito principal de la misión del Señor: el compartir las buenas nuevas de salvación con las personas, tal como lo hizo El con los discípulos, como también los instruyo a ellos hacerlo, y así sucesivamente. Porque escrito esta: 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hechos 4:31. La palabra “denuedo” en el original significa: confiadamente, sin ningún temor, con coraje. Entonces, al hablar la Palabra de Dios con denuedo implica que no hay ningún miedo, y que fluye fácilmente porque existe esa confianza.

Entonces, ¿Cuál es el problema que surge al comienzo, o en el camino, con relación al enfoque que debemos tener en el Señor? El problema es la intención del corazón, de lo que tiene ver con la “razón” por lo cual se busca o se sigue al Señor. El “porque” es lo que determina todo en la vida de una persona, y es lo que precisamente ve Dios. Como está escrito: 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Y entonces, ¿qué es lo que vé el Señor dentro de muchos? Desgraciadamente nada que tenga que ver con lo principal. Esto es lo que leemos también: 1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:1-4. Hay sencillamente en muchas personas una gran influencia y dominio del mundo en sus vidas, tanto como en el comienzo, y desvíos después con el pasar del tiempo. Esta es la real amistad con el mundo que le desagrada a Dios. El problema es que existe un mayor deseo por las cosas del mundo que por el Señor, así que, en lo más mínimo hay un adulterio espiritual en la vida de las personas. Porque esta es la pregunta que nos debemos hacer: ¿Somos amigos de Dios, o amigos del mundo? ¿Nuestra prioridad es Dios, o lo que deseamos obtener del mundo (porque son dos cosas totalmente distintas)?

Aquí es que vemos lo que debiera ser el enfoque de nuestra fe y esperanza en el Señor. El Señor no vino a este mundo con el propósito de que tuviéramos las cosas de este mundo, ni lo que envuelve lo temporal. El Señor vino por una sola razón: para lidiar con el pecado. Realmente, no hay otra razón. El no vino ni para que tengas un mejor empleo, o para que tengas dinero, o para que tengas las relaciones que deseas tener, o para que puedas lograr tus metas terrenales, o para que sobresalieras en tu ambiente, o para hacerte más inteligente, o para cumplirte tus caprichos. El no vino para nada de eso. El no se dejó ni maltratar, ni escupir y azotar, ni coronarse con espinas, ni cargó una cruz mientras caminaba sangrando con su piel y su carne despezada, ni se dejó clavar en esa cruz que cargo para que pudieras disfrutar de los deleites y de las vanidades de este mundo. El no vino para ser tu coach de vida u orador motivacional ¿Vás entendiendo? El Creador de los Cielos y la Tierra, el Rey de Reyes y Señor de Señores murió para lidiar con tu pecado, para que pudieras tener vida eterna. Porque escrito esta: 9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10:9-11. También está escrito: 23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23. Esta fue la misión del Señor (El vino a arreglar tu problema, porque esto no es Su problema), y esta debe ser nuestra misión también cuando hemos llegado a entender el “porque” Dios hizo lo que hizo. Así que, si no entiendes cuál es tu problema principal (el pecado) y que El vino a solucionar ese problema, entonces tienes otro severo problema, porque sigues bajo la influencia del mundo y del pecado que todavía mora en ti, el cual va a causar tu destrucción eterna, más tarde o más temprano, sino te arrepientes y te conviertes completamente a El.

Así que, ¿está obrando el Espíritu Santo en tu vida para seguir cumpliendo la misión del Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Si Buscas al Señor, le Veras - Juan 20:1-18

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Basado en Juan 20:1-18 (Versión Reina Valera 1960)

1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. 9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. 10 Y volvieron los discípulos a los suyos. 11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.

En este pasaje, vemos cosas muy importantes, tanto como la resurrección del Señor, lo cual es la parte más importante de nuestra fe, pero también vemos el significado de este milagro y como es relevante a nosotros a nivel personal. Sencillamente, la resurrección del Señor es el punto clave de que creamos en un Dios vivo. Ningún otro ser perteneciente a alguna creencia religiosa tiene esta valerosa característica. Con todo respeto a las demás religiones, sus personajes principales siguen bajo tierra. Mohamed no resucito, ni Buda tampoco. Y tantos otros seres que dicen ser dios siguen sepultados, sin ningún indicio de vida. Pero, Jesús, el Hijo unigénito de Dios, dejó Su tumba vacía, y ahora está sentado a la Diestra del Trono del Dios Eterno, como Dios y Señor que El es. Pero, en fin, ¿qué significa esto para ti y para mí?

Para poder entender esto un poco más claro, hay que fijarse bien en este pasaje en un personaje muy clave, en Maria Magdalena. ¿Qué es lo que hace tan especial a Maria? ¡Mucho! Es más, ella posiblemente en este momento se convierte en el ser más importante del Evangelio porque a través de ella es que el milagro de la resurrección se trasmite. De otra manera, los discípulos nunca se hubieran enterado en el preciso momento que se cumplió lo dicho, que al tercer día resucitaría el Señor. Si no hubiera sido por Maria, hubiera pasado mucho más tiempo, porque los discípulos no buscaron al Señor como ella le busco. Ella fue la única de todos los seguidores del Señor que fue en busca de a lo menos estar cerca de Su cuerpo. Este es el primer hecho que vemos del valor de lo que ella hizo. Ella fue la única en buscarle, y lo más pronto posible. Y a través de este hecho es que ella va a darle aviso a los discípulos, de que el cuerpo del Señor ya no estaba. Y esto es lo que incita a Pedro y a Juan a salir corriendo.

La otra curiosidad que vemos es que, aunque dice la Escritura de que Pedro y Juan creyeron, el Señor no se manifestó a ellos primero. Y aún más curioso, Maria todavía no había entendido lo que había pasado. Pero, por ella ser la primera en buscar, el Señor se manifiesta primero a ella, y de una manera muy privilegiada y personalmente. Ningún otro ser tuvo este privilegio. Y a través de esta manifestación, Maria es la primera en avisar de que no solamente había resucitado el Señor, sino que le vio con sus propios ojos. ¿Qué permite que Maria tenga tanto privilegio, aun mas privilegio que Pedro y Juan? Para entender esto, hay que ver la vida de Maria. La Biblia nos enseña esto de Maria: 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Lucas 8:2. Y la Biblia también nos enseña esto también de Maria, lo cual la hace a ella muy distinta a los demás: 36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. 39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. 40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. 44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46 No ungiste mi cabeza con aceite; más ésta ha ungido con perfume mis pies. 47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama. 48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? 50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz. Lucas 7:36-50. Esta es la historia de Maria: Una mujer pecadora, despreciada y aislada socialmente, de la cual el Señor tuvo compasión y la liberó del poder de siete demonios. Maria sencillamente sentía un profundo sentido de agradecimiento y amor por el Señor, que iba más allá de todos los demás. Y esto fue lo que la hizo a ella buscar al Señor, y este sentir tan especial de ella fue la que la convirtió en el ser principal del anuncio del Evangelio: ¡Que Jesús ha resucitado y está vivo!

Ahora, ¿qué significa esto para nosotros? Si tienes el sentir de Maria, tú también puedes buscar del Señor y el Señor se manifestará a ti personalmente, y El hará grandes cosas en tu vida y a través de tu vida, porque El es el Dios que venció a la muerte. Así que, ¿estás buscando del Señor como lo hizo Maria? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Necesitamos Vencer el Miedo - Juan 19:38-42

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Basado en Juan 19:38-42 (Versión Reina Valera 1960)

38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. 40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. 41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. 42 Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

En el pasaje de hoy, vemos ejemplos de dos personas que desgraciadamente tuvieron miedo; a José de Arimatea y a Nicodemo. Hubo muy buenas intenciones en estos hombres, pero fueron gobernados por el miedo. Textualmente, las Escrituras nos dicen que José de Arimatea le tuvo miedo a los judíos, y por eso que creía secretamente, y también podemos deducir que Nicodemo tenía el mismo miedo porque Juan hace hincapié dos veces de que él fue a ver a Jesús de noche. ¿Por qué haría alguien algo en la oscuridad de la noche? Por miedo, para que no vieran lo que estuvo haciendo. Esto es lo que nos indica la Palabra: 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:20-21.

Si ahondamos ahora un poco más en el asunto, y aunque muchos no lo perciban como tal, el miedo es pecado. Y aunque toda injusticia es pecado como lo dice la Palabra, hay diferencias entre ellos, en el sentido de lo cómo afectan y las consecuencias que acarrean. Si lo vemos bien en la Palabra, el miedo esta en la misma categoría del orgullo. Vemos por ejemplo lo siguiente: 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:8. El primero que encabeza la lista de condenados (por decir), es el cobarde. Y bueno, el cobarde es un ser gobernado por el miedo. Es verdad que los demás también van a ir al mismo lugar, pero por alguna razón, el cobarde es el que encabeza la lista. No hay accidentes en la Palabra. Todo lo escrito en la Palabra es exactamente intencionado, así que, hay que tomarle el peso al asunto.

¿Cuáles son las consecuencias del miedo? ¡Muchas! Diría más bien, demasiadas son las malas consecuencias que deja el miedo si no se usa para lo apropiado (porque de acuerdo a la Palabra, si hay que temerle a algo, o mas bien a Alguien). El miedo mal aplicado paraliza. Por ejemplo, hay muchas personas que no toman la decisión de seguir al Señor por miedo a sus familiares, a perder amistades, a tener problemas con las autoridades, a tener problemas con un empleo, a perder el control de sus vidas, etc. Y bueno, por ese miedo, sencillamente no llega a la salvación de Dios. Así que, por miedo sentencia su alma a la perdición eterna. ¡Eso es una perdida muy grande! Muchas veces las personas no hablan con la verdad a los demás por miedo, y por eso que omiten, y esconden, y mienten. Y también, cuando finalmente sale la verdad a la luz (porque absolutamente todo sale a la luz, más tarde o más temprano), ahí es que se daña todo lo que por miedo se escondió. Por miedo también muchos creyentes no confiesan su fe públicamente, y lo esconden dentro de sí, con la excusa de que es algo personal, de que es algo entre Dios y ellos. Si, es algo personal, pero no podemos avergonzarnos de algo tan grande y especial. Entonces, ese miedo hace también que la persona reciba el castigo más grande, que el Señor mismo le niegue en el momento mas crucial de cualquier alma, como esta escrito: 32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33. Otro ejemplo del daño que produce el miedo es que hay muchos creyentes que se paralizan, y no comparten el Evangelio con los que lo rodean, por miedo al desprecio, a la burla, al que dirán, etc. Y al no compartir el Evangelio, esas personas no reciben posiblemente la única oportunidad que puedan tener para llegar a la Salvación que Dios desea para todo ser humano. Entonces, ese miedo priva a otra persona de la vida eterna. ¿Qué opinión creen que Dios tenga de eso? ¿Justificará el Señor algo así? No lo creo. Y posiblemente estos sean unos pocos de los tantos ejemplos de los daños que hace el miedo, o el miedo que esta mal aplicado, porque como dicho antes, uno si tiene que ejercitar el temor, pero hacia lo correcto. Porque escrito esta: 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:27-28. El único que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno es Dios; nadie más. Así que, no se debe tener nada miedo, ni a las personas, ni a las circunstancias, ni a la muerte, ni siquiera a Satanás mismo. Al único que se le debe temer es a Dios porque de El es que dependen todas las cosas, desde las mas pequeñas e insignificantes, hasta las mas grandes y eternas. No hay nada ni nadie más alto que Dios.

En fin, veamos el consejo que el Apóstol Pablo le da a Timoteo acerca de la cobardía: de lo que mas bien Timoteo se debiera preocupar, y de lo que debiera hacer, y el ejemplo que él mismo Pablo le demuestra, como está escrito: 3 Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; 4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; 5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. 6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, 11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. 12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 2 Timoteo 1:3-12.

Todos tenemos algo de miedo, pero algunos más que otros. Todos debemos vencer nuestros miedos, por el bien nuestro y por el bien de los que nos rodean. Así que, ¿A quién le temes? ¿A Dios o a la gente y a cosas inferiores? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Religión vs. el Cumplimiento de la Escrituras - Juan 19:31-37

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Basado en Juan 19:31-37 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

Muchas veces se confunden las cosas del Señor, en el sentido de cómo se le sigue. Desgraciadamente, la gran mayoría de las personas siguen más bien una religión que una relación con el Señor. Preguntarán algunos ¿Cuál es la diferencia? Y para responder a eso, hay que escarbar (por decir) e ir mas allá de la superficie de las cosas, y llegar a lo mas profundo del hombre: la intención del corazón. El corazón o el centro del ser humano es lo que lo revela todo.

Si vemos el pasaje de hoy, vemos uno de los tantos ejemplos de la religiosidad de los judíos. Para comenzar, la religión (como lo practica o lo ha creado el hombre) no le sirve de nada al Señor. La real academia española define en general la religión como tal: Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y de temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. Una relación con Dios no se trata ni de creencias, ni de dogmas, ni de normas morales, ni de nada semejante. Esto era lo que practicaban los fariseos. Estaban mas preocupados de cumplir ciertas cosas de las Escrituras, pero solo dentro de sus conveniencias, y para la gloria de ellos, para que las personas pudieran admirarlos y venerarlos. Pero, el corazón de ellos estaba muy lejos del Señor. En este pasaje, vemos que estaban mas preocupados de la pascua y del día de reposo, que de lo que realmente importaba. ¿De que les servía guardar el día de reposo, la pascua, los sacrificios, el apedrear a los pecadores, y otras cosas que sentían ellos importantes si terminaron persiguiendo y hasta matando a Dios? ¡Tan ciegos estaban en su orgullo y religiosidad que sintieron envidia del Dios Viviente, y planearon y llevaron a cabo la muerte del Mesías! Por eso es que la religión no sirve. La religión en si es basura, y solo es un utensilio de Satanás para llevar al hombre a un desvió y a la autojustificación.

¿Qué es lo que realmente desea Dios? Dios no está interesado necesariamente de cuantas veces tú vas a la iglesia, o de como tú diezmas y ofrendas, o de como tú ayudas a las personas, o de cuanto conocimiento tú tienes de las Escrituras, o de lo moral que eres, etc. Lo que Dios le interesa es que tú le entregues tú corazón, y que la intención de tú corazón sea amarle a El por sobre todas las cosas. Como está escrito: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. A Dios sencillamente le interesa la intención de tu corazón, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. También está escrito: Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. 1 Corintios 4:4-5. Si no amas al Señor, y que esa sea la razón por lo cual tú haces las cosas, nada de lo que tu hagas tendrá algún tipo de valor. Desgraciadamente, muchas personas buenas (por decir) terminaran en el infierno, a pesar de sus muchas buenas obras.

Y en fin, a raíz de ese amor, de ese rendimiento completo a El, para complacerle y obedecerle, entonces uno debe buscar cumplir Su Palabra. Uno tiene que llegar a cumplir la Palabra de Dios en su vida. Si una persona no vive la Palabra de Dios, tampoco tiene vida en El. Esto es lo que trata de explicar Santiago, como está escrito: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26. Cuando creemos en el Señor y le amamos, buscaremos obedecer y vivir Su Palabra, porque la Palabra de Dios se cumple, como dice: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35.

Esto es algo que muchos no entienden tampoco. Hay muchos que malinterpretan este pasaje: Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Isaías 55:11, pensando de que, si una persona es expuesta a la Palabra de Dios, que de seguro va a ser tocado su corazón, y que en fin, llegará a la salvación de Dios. Seria bueno que fuere así, pero así no es necesariamente. El exponer a una persona a la Palabra de Dios es lo mejor, es lo que eleva las probabilidades de la conversión de una persona, pero, no necesariamente quiere decir que la Palabra de Dios va a dominar a una vida, en el sentido de que llegue a la Salvación. La Palabra de Dios siempre se revela como una espada de dos filos, o sea, corta para ambos lados. No yerren: la Palabra de Dios se cumple en Su plenitud, y en todas las dimensiones posibles; se cumple literalmente (hay un cielo y hay un infierno, y Dios físicamente si dividió el Mar Rojo delante de Su pueblo, como ejemplos), y también se cumple espiritualmente (en las cosas que van mas allá de nuestros ojos humanos). El asunto es que la Palabra de Dios se cumple para bendición, o para maldición de una vida: eso es lo real de la Palabra. ¿Cómo puedo decir esto? Judas Iscariote no esta en el cielo, sino en el infierno, a pesar de los tres años que escucho todos los mensajes de la boca de Dios mismo, y de ver todos los milagros y prodigios que vió. Anás y Caifás también fueron expuestos a la Palabra de Dios, y estoy muy seguro de que también están ardiendo en estos momentos, y lo estarán por toda la eternidad. Así que, el exponer a una persona a la Palabra de Dios no garantiza que algo sucederá, porque de nuevo, todo depende de la intención del corazón, de lo que decidan hacer con la Verdad de Dios.

Así que, y como siempre, debemos hacer un inventario de nuestra vida cuando somos enfrentados por la Palabra. ¿Amas al Señor con todo tu corazón y esa es la única razón por lo cual haces lo que haces? ¿Buscas cumplir la Palabra de Dios en tu vida, para tratar de complacer al Señor en las cosas que a El realmente le importan? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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