Basado en Jonás 1:10-2:10 (Versión Reina Valera 1960)
Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado. Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más. El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido. Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor. Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos. Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo; el alga se enredó a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Uno de los problemas principales que la gran mayoría de las personas tienen es, si Dios existe o no, y si es real todo lo que la Biblia dice de El. Muchos creen, por ejemplo, que esta historia de Jonás y el gran pez es como un cuento de niños, algo ficticio. Muchos creen como me dijo una joven una vez que la Biblia solo era un libro de metáforas. Entonces, ¿existirá tal Dios del cual habla la Biblia? Y yo insistiría: ¿Qué tiene más sentido, creer que Dios no existe y que todo esto es solo un accidente cósmico, o que realmente existe un Dios Todopoderoso, y que más, nos vale creer en El y seguirle mientras aún allá tiempo? Y también consideren esto, que hay dos realidades que son inevitables, quieran creer o no, que sí hay un Dios: Que hay cosas mucho mayores que están sucediendo a cada momento que no tenemos ningún control sobre ellas, y que un día no muy lejano llegará nuestro final. Este planeta hace su órbita alrededor del sol sin pedirnos permiso, por ejemplo, y también, haga lo que haga el hombre, sea viejo o joven, rico o pobre, su día vendrá y no hay nada que pueda hacer para evitarlo. Queramos creer que hay una tal evolución o que existe el Dios Todopoderoso, somos menos que nada en el gran esquema de las cosas, somos menos que un pensamiento momentáneo en la realidad expansiva del universo y del tiempo. Esa sí es nuestra realidad y no hay nadie con algún tipo de inteligencia que pueda decir lo contrario.
Lo que si voy a afirmar (porque si creo con todo mi ser que existe Dios y que la Biblia es Su Palabra) es que en lo más mínimo, existió (y existe) Jesús del cual leemos, el unigénito Hijo de Dios, porque no solo la Biblia habla de Su existencia y de Sus hechos, sino que hasta los libros históricos escritos por seres que formaron parte del Imperio Romano también relatan Su existencia, una fuente que no tenía nada que ver con la fe cristiana, como por ejemplo los escritos de Tácito, un senador e historiador Romano que habla de Jesús, y hasta como Poncio Pilato lo mando ser ejecutado. Y esto es una de las tantas cosas que habla la Biblia del Señor: Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. Marcos 2:6-12. ¿Qué podemos deducir a través de esto? Que Jesús era (y es) Dios, y que El pudo afectar tanto lo que es invisible en este momento para nosotros (el pecado) como también nuestro mundo material, al sanar al paralitico milagrosamente. Así que, este Dios tuvo poder sobre lo invisible y eterno, como también sobre lo físico y temporal.
Entonces, ¿existirá Dios? Conclusivamente, esta es una decisión personal, pero lo que también vemos a través del tiempo es que desafiar a este Dios que sí existe, sí provoca muchos problemas. El que se atreva a desafiar a Dios no le hace ningún daño a Dios, sino más bien, se daña a sí mismo. Por ejemplo, esto es lo que dijo el Apóstol Pablo: Cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Hechos 26:13-15. Lo quieras creer o no, esto es lo que sucederá a todos lo que se atreven a desafiar la realidad de que existe un Dios Todopoderoso: Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron fuera, herido. Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá cuando le vean a él, le tendrán respeto. Mas los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra. Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre! Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo? Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; más sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Lucas 20:9-18.
Así que ¿Decidirás creer en, honrar, y amar a este Señor Todopoderoso que te ama y te ofrece cosas que nadie o nada más pueden darte, antes que sea muy tarde, o seguirás desafiándole hasta el punto de que seas desmenuzado, que ni siquiera quede ni el recuerdo de tu existencia? ¡Qué el Señor les bendiga! John