Comment

Orden y obediencia - 2 Samuel 2:1

Basado en 2 Samuel 2:1 (Versión Reina Valera 1960)  

Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón.

¿Nos puede hablar hoy Dios como habló con David? Y la respuesta es: Sí. Es más, Dios nos está hablando personalmente a cada uno de nosotros todo el tiempo, desde que nace el sol, hasta que se pone, y toda la noche, y hasta a veces en nuestros sueños. Dios nos está hablando siempre y a través de distintas cosas y personas. Ahora mismo, en este mismo momento, no soy yo el que hablo a través de estos pensamientos, sino es parte de la inspiración del Espíritu Santo a través de mi persona como Dios te está hablando en este mismo momento. Dios nos habla siempre.  

Entonces, puede que pregunten algunos, ¿Por qué siento que El no habla conmigo? O, quede sin entender cómo es que Dios me habla. El problema no está en que Dios no nos habla, porque ya establecimos que El lo hace a cada momento. El asunto es que, si una persona no se da cuenta que Dios le está hablando, entonces no es de Dios el asunto, sino más bien, el fallo está en la persona no poder escuchar o prestarle atención a Dios. Ese es más bien el problema de porqué la gran mayoría de las personas no pueden escuchar a Dios, porque no están prestándole atención, pero, sobre todo, porque su vida no está en orden con el Señor. Cuando una persona no tiene su vida en orden delante de Dios, sencillamente Dios le puede estar hablando a cada momento, pero no va a poder escucharle ni percibir cuando lo hace. Ese es el problema. El problema nunca es el Señor. El problema siempre reside en el hombre, por su pecado, por no tener su vida en orden delante de Dios.

Ahora bien, ¿Cómo es que David pudo tener hasta diálogos con Dios? Si vemos la vida de David, especialmente en sus mejores momentos, David tenía su vida en orden delante del Señor. Por eso es que esto podía pasar, porque Dios obviamente la hablaba, pero la dinámica era distinta. Dios le hablaba a cada momento, pero David buscaba esa comunión con Dios, hasta al punto de preguntarle qué hacer y no hacer. ¿Qué nos enseña esto? Lo primero es que David había establecido una relación con el Señor. No solamente David creía en el Señor, sino que le buscaba, y a través de esa búsqueda, le obedecía a Dios. Lo que había en la vida de David eran dos cosas basadas en la fe, y otra que es la principal como raíz. Las dos cosas eran: el orden y la obediencia, y debe tener esa prioridad, o sea, primero el orden y después la obediencia.

¿De qué consiste el orden? Lo primero, es reconocer al Señor como tal, y para esto no se necesita ser perfecto, porque David nunca fue perfecto, en el sentido de que cometió pecados. El era pecador. Pero eso nos debiera dar mucha esperanza, porque ninguno de nosotros somos perfectos, o estamos sin pecado. Así que, podemos establecer que el estar libre de pecados no es requisito para poder tener comunión con Dios. Y allí comenzamos a ver la maravillosa gracia de Dios. Pero ahondemos en el orden. El orden en nuestras vidas consiste de no solamente reconocer al Señor, sino de poner nuestras vidas en el orden que El desea. Por lo tanto, El debe ser más que Salvador en nuestras vidas, El debe ser Señor. De eso consta reconocerle como lo que es. Debe ir mucho más allá de simples palabras. Debe ser algo que prácticamente y literalmente sucede en nuestras vidas. Y eso solamente puede suceder con algo muy preciso, con el total arrepentimiento y conversión de pecados. Ese es parte del primer paso para establecer el orden. Dios permite que nos acerquemos a El tal como somos, pero con la condición de que tomemos una decisión plena de dejar atrás todos nuestros pecados, sin justificaciones, sin reservaciones. Debe ser una conversión al 100%. Esto dice la Palabra: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9. Esta es la única manera de poder comenzar a poner nuestras vidas en orden delante de Dios, porque el Señor no va a entrar en un corazón que no se ha arrepentido y convertido de todo pecado. Y esto es uno de los graves problemas hoy dentro del cristianismo, que la mayoría no logra nacer de nuevo porque no hay un arrepentimiento completo, y por lo tanto, no entra el Espíritu Santo en una persona. Es imposible. El Señor nos acepta como somos, pero no podemos quedarnos en esa condición. La condición de nuevo que hay que cumplir es el arrepentimiento para que el Señor entre en nuestras vidas. Y el segundo paso que se necesita para establecer orden en nuestra vida, después del arrepentimiento completo, es pedirle a Jesús que sea no solo nuestro Salvador, sino aun más, nuestro Señor, y que tome el lugar principal de nuestras vidas. El cumplimiento del orden en nuestras vidas es que el Señor debe ser literalmente el Señor de nuestras vidas. ¿Por qué? Porque la autoridad suprema del universo debe ser autoridad en nuestras vidas también, sin excepciones y condiciones. Este es el orden de las cosas, nuestras vidas deben entrar en el orden natural del universo. Hasta el diablo debe sujetarse a Dios, entonces, ¿cómo no nosotros, y para salvación?

Entonces, después que se establece el orden en nuestras vidas, debe venir lo siguiente, la obediencia. Ahí es que viene el lado práctico de la fe, que sencillamente debemos buscar la voluntad de Dios y cumplirla. Esto era lo que estaba haciendo David en el pasaje que leímos. David le preguntaba al Señor porque genuinamente deseaba hacer Su voluntad. La obediencia es algo critico y que debe ser parte de la vida de cada creyente. Esto dice la Palabra, por ejemplo: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. 1 Samuel 15:22-23a. Este es otro grave problema que existe, que la gran mayoría de los creyentes buscan de Dios para que Dios les conceda sus peticiones, pero no para hacer la voluntad de Dios. Y esto también retiene a muchas personas de ser salvas. Sé que se repite muchas veces este versículo, y se seguirá repitiendo hasta que Dios diga y que el pueblo entienda: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, sencillamente, absolutamente nadie tendrá acceso al reino de Dios si no ha hecho la voluntad de Dios con su vida. No se puede decir mas claro. Entonces, la obediencia a Dios para hacer Su voluntad es un requisito para poder tener acceso al reino de Dios.

Y como fin, ¿en qué debe culminar el orden y la obediencia? En amar al Señor. Todo debe llevar al primer mandamiento, que debemos amar al Señor con todo lo que somos. David amó al Señor incondicionalmente, y de tal manera que el unigénito Hijo de Dios, el Mesías, había de ser llamado: Hijo de David. Entonces, ¿está tu vida en orden delante de Dios? ¿Estás obedeciéndole al Señor? Y finalmente, ¿amás al Señor por sobre todas las cosas? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

No confíes en ti mismo - Juan 13:18-30

Basado en Juan 13:18-30 (Versión Reina Valera 1960)  

No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy. De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. A este, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. Él entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquel es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres. Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.

En el mundo, y aún dentro de lugares donde se dice creer en Dios, se enseña que uno debe confiar en si mismo. Se nos alienta a poner nuestra confianza en nuestras aptitudes, en nuestros sentimientos, y hasta en nuestro corazón. Pero si leemos la Palabra de Dios, el consejo de Dios es todo lo contrario. Y claro, no debiera ser sorpresa porque el mundo está totalmente en contra de Dios, porque el mundo y todo lo que en él hay sigue al príncipe de este mundo, a Satanás. Y por desgracia, hay mucho del mundo dentro de nuestras iglesias y congregaciones, especialmente en el liderazgo. Por eso es que esta idea de confiar en uno mismo está en realidad en todas partes. Pero, esto es un grave error, y tal es el error de confiar en sí mismo que muchos no alcanzarán la salvación de Dios, precisamente por este problema.

Para comenzar, podríamos hablar de Judas Iscariote, que confiaba en sí mismo de tal manera que hasta vendió al Hijo de Dios. Unos dirían: Pero Satanás entro en él, y por eso que hizo lo que hizo. Y sí, el enemigo entro en él, pero fue porque Judas permitió que reinaran los deseos de su carne en sí mismo. Satanás no forzó su entrada en su corazón, sino que él lo dejo entrar, porque sus deseos no estaban con el Señor, sino en otras cosas. Pero por desgracia, Judas no fue el único que confiaba en si mismo. También los discípulos cometieron ese error. Claro, no al punto que lo que hizo Judas, pero también fallaron, porque también confiaron en si mismos. Esto nos dice la Palabra, por ejemplo: Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Mateo 26:31-35. Todos los discípulos tenían buenas intenciones, y se comprometieron con esas buenas intenciones, pero fracasaron porque, aunque habían creído en el Señor, todavía no se habían desprendido de sí mismos, no habían puesto al Señor donde debiera haber estado en sus corazones, como el Señor de sus vidas. Ese fue el error. Ahora, algunos dirán: Se tenía que cumplir la Palabra, y por eso que le abandonaron cuando le arrestaron. Y sí, es verdad, pero todas las cosas ocurren como complemento entre lo que Dios dice y lo que está dentro de una persona. Dios no fuerza a nadie. Y el diablo tampoco fuerza a nadie. El hombre fue creado con libre albedrio. Por eso que las cosas se cumplen, para bien, o para mal, porque todo es un complemento de cosas. Si no fuere así, entonces el juicio de Dios no tendría propósito. Pero Dios nos juzgará por nuestros hechos.

Pero el asunto es que todo está escrito en la Palabra para que aprendamos, para que no repitamos los mismos errores, para que usemos nuestro libre albedrio sabiamente, sabiendo que daremos cuentas algún día delante del Dios Todopoderoso. Esto mismo dice la Palabra: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:1-12. Entonces, la enseñanza debe ser clara, que no debemos confiar en nosotros mismos, ni en nuestras intenciones, ni en nuestros sentimientos, ni menos en nuestras habilidades. Nunca podemos sentirnos firmes en nosotros mismos. ¿Quiénes más que los discípulos pudieran haber confiado en sí mismos, si habían dejado todo por seguir al Señor, sus hogares, sus familias, sus trabajos, absolutamente todo por seguir a Cristo? Pero ya sabemos el resultado del error, porque todos, sin excepción abandonaron al Señor, e inclusive Pedro, el que le había confesado como el Cristo, el cual llego hasta negarlo, tal como el Señor se lo dijo.

Entonces, si no podemos confiar en nosotros mismos, ¿entonces en quien debemos confiar? Esto dice Dios: Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Jeremías 17:5-8. Toda nuestra confianza y fe debe estar solo en el Señor Todopoderoso, y en nadie más. Todos somos carne todavía, nosotros mismos, nuestros seres queridos, nuestras amistades, todos tenemos esta naturaleza caída y falible. Y ya vimos que, aunque puede que hallan muy buenas intenciones, cualquiera puede fallar, y te vas a fallar hasta a ti mismo incontables veces. Pero, el único inconmovible es Dios. El es la Roca Eterna, el que permanece inconmovible por todos los siglos de los siglos; el que era, es, y que ha de venir. El nunca te fallará. Y aunque parezca que El falla, El posiblemente está ejerciendo Su obra más grande, pero sencillamente no la puedes ver todavía. Por lo tanto, y por tu propio bien, pon toda tu fe en el Señor y no traigas la maldición sobre ti mismo al confiar en ti mismo o en los demás. Así que, ¿Dónde está tu fe? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

La necesidad de arrepentimiento y conversión - Lucas 13:1-5

Basado en Lucas 13:1-5 (Versión Reina Valera 1960)  

En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

¿Son menos pecadores los que reciben aparentemente más bendiciones que los demás, los que viven mejores estilos de vida? ¿Son más pecadores los que sufren más en este mundo? ¿Reciben mejores cosas ciertas personas porque tienen más fe que otros? ¿Tienen menos fe las personas que tienen más desafíos en esta vida? ¿El que muere de hambre en el África (aunque hay muchos en el mundo que mueren por hambre a diario) es menos digno de la bendición de Dios, que los que tenemos el refrigerador lleno de comestibles? O ¿el niño que está muriendo de cáncer tiene menos derecho a la vida que un atleta que vive una vida de lujos porque puede practicar un deporte con una salud excelente? El Señor respondió a estas preguntas a través de este mismo pasaje que leímos. Ahondaremos en el asunto un poco más para poder llegar a una mayor comprensión, porque es apremiante entender lo que Señor dijo.

El asunto es que nadie es mejor que otra persona delante de los ojos de Dios. En relación con el pecado, todos somos pecadores. Aún inclusive, todos los que hemos venido a Cristo para salvación seguimos siendo pecadores. La única diferencia entre el inconverso y el que ha recibido al Señor es que ha recibido la misericordia de Dios, pero seguimos siendo pecadores. Esa es la realidad. Y el asunto de que, si le va bien a una persona o no en esta vida no tiene en realidad nada que ver con la fe, ni con el pecado, ni nada así. Hay algo más allá, algo más profundo. Por lo tanto, no es la voluntad de Dios que nosotros pensemos que hay algún tipo de conexión entre la manera que vive una persona en esta vida a la fe o el perdón de pecados. Por eso que estos evangelios de prosperidad y sanidad son completamente ajenos a la verdad de Dios. Y cuidado, lo que una persona toma como bendición de Dios, como un premio por su fe y conducta, puede ser la obra del enemigo para mantenerlo en un camino oscuro que va directo a la perdición. Hay que tener mucho cuidado cuando las cosas van muy bien porque es muy probable que sean concesiones del enemigo y no bendiciones de Dios cuando se vive una vida de desobediencia.

Entonces, ¿Qué es a lo que el Señor quiso llegar con esta enseñanza? Todos, cada persona, debe estar consciente que nadie es mejor que nadie, y que todos, sin excepción, debemos vivir vidas en completo arrepentimiento y conversión, y que, si vives una vida mejor, por decir, no tiene nada que ver con tu espiritualidad. Esto por ejemplo también enseñó el Señor: A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Lucas 18:9-14. Por lo tanto, siempre debe haber un espíritu de arrepentimiento y conversión en nosotros, y como parte de ese arrepentimiento y conversión, y por virtud que le debemos todo a Dios, comenzando por Su gracia a través del Señor Jesucristo, debemos servir a Dios, y dejar de servir al pecado. Este consejo también da la Palabra: ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Romanos 6:15-22. Por lo tanto, cada persona, especialmente los que hemos llegado al conocimiento de la salvación de Dios, sea que tengamos una buena vida o una mala vida, debe buscar la voluntad de Dios y hacerla, porque es demasiado lo que le debemos, y para esto fuimos creados y hechos, y ahora a través de Cristo, redimidos, para el servicio a Dios. Porque esto también dice la Palabra: …porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48b.

Uno que entendió muy claramente este asunto fue el Apóstol Pablo, y por eso lo explicó a través de la inspiración del Espíritu Santo. Esto enseñó como tal: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13-14. Pablo nunca pensó que ya había llegado a la meta hasta el momento que vió su fin muy cercano. ¿Cuándo uno llega a la meta del Señor? Cuando mueres, porque después de eso, ya no queda más por hacer, en lo que se refiere a nuestros hechos. Y después de la muerte, viene el juicio de Dios donde cada uno de nosotros dará cuenta de lo que hicimos, como está escrito: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. Hebreos 9:27. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Por lo tanto, si una persona solo piensa en las cosas de esta vida, y que algo tienen que ver esas cosas con la fe, el perdón de Dios, y lo que tienes o no ahora, ni siquiera ha comenzado la carrera. Y si permanece en esa manera de pensar, aunque piense creer en Dios y en Cristo, no llegará a la vida eterna. Esto dice la Palabra: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. ¿Cuál es la voluntad del Padre? Que nos arrepintamos y nos convirtamos de todos nuestros pecados continuamente para que le podamos ser útiles a El en esta vida, sea cual sea nuestra condición. ¿Entiendes que la gracia de Dios tiene como fin que dejes atrás el pecado y que cumplas el propósito de Dios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Tenemos una mayor esperanza que este mundo - Lucas 6:20-26

Basado en Lucas 6:20-26 (Versión Reina Valera 1960)  

Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

¿Debemos poner esperanzas en este mundo si somos seguidores de Cristo? ¿La vida del creyente tiene que ser difícil ahora? ¿Dios no nos ayudará mientras estamos en esta vida? ¿Es necesario pagar con sufrimiento nuestra salvación? Estas son preguntas que me imagino que todos nos habremos hecho o nos seguimos haciendo. Y claro debiera ser, que las respuestas a estas preguntas, y todas las demás preguntas que tienen sentido pueden ser contestadas a través de la Palabra.

Para comenzar, creo que todos sabemos que este mundo no es un lugar perfecto y el pecado lo hace así, tanto los pecados de nuestras generaciones pasadas, desde Adán y Eva, y hasta todos los que estamos ahora, tanto nuestros pecados personales como los pecados de las personas que nos rodean. Por eso que por mucho que no quiera la gran mayoría aceptar que el pecado sí existe, y que sí hace daño, tenemos evidencias muy claras de lo contrario, que el pecado es destructivo y mortífero, que puede producir tanto la muerte física como la peor de las muertes, la muerte espiritual. Hay que tener siempre claro lo que ha producido todos estos males, el pecado y Satanás, porque Satanás es el agente que promueve todo pecado. Entonces, si este mundo está lleno de pecado, no debemos poner muchas esperanzas en esto, porque está completamente corrompido. Pero parte de la esperanza es que todo esto es temporal.

Y esto nos lleva a responder a las siguientes preguntas, de que si nuestra vida como seguidores de Cristo debe ser difícil ahora. La respuesta es sí, porque si estamos con Dios, y seguimos Su voluntad, entonces estamos en contra del pecado y de Satanás, los cuales reinan al momento. Estamos en una guerra en contra del enemigo para desafiar lo que hay hoy para que logremos tener mejores y eternas cosas después de esto. Y esto también responde a la pregunta de que si necesitamos sufrir para obtener la salvación. Ahora, ¿Dios realmente desea que suframos? No. Recuerden que todo lo que Dios hizo fue muy bueno. El pecado lo hecho a perder todo. Recuerden que Dios le dió el mundo entero al hombre al comienzo, pero no le fue suficiente. Engañados por Satanás, el hombre pensó que Dios les estaba escondiendo mayores cosas, y por eso que comió del fruto prohibido, finalmente por hacerle caso a un ser a quien no le debían nada, y desobedecer a Aquel que les había dado todo. Pero, no culpemos tan duramente a Adán y a Eva porque nosotros hubiéramos hecho peor que ellos, porque ellos eran una mejor versión. Nosotros nacimos corrompidos, tal como lo dijo el propio rey David: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5.

Ahora bien, ¿Dios nos ayudará mientras tanto? Claro que sí, pero debemos de entender el asunto global y eterno, el que supera lo temporal. El Señor va siempre a buscar nuestro bien, pero mirando hacia la eternidad. Como naturaleza caída, debemos ser restaurados a la semejanza que necesitamos tener para poder heredar lo eterno. Si retenemos nuestra presente semejanza, y claro, nuestra manera de pensar en el presente, no podremos heredar lo eterno, porque lo corruptible no puede heredar lo incorruptible. Porque si eso sucediera, el ciclo de corrupción nunca terminaría. El pecado corrompe todo, y, por lo tanto, no puede ser admitido en los lugares celestiales. Y también, el Señor habla de que tendremos autoridad sobre cosas inimaginables, cosas eternas. Pero, si no estamos ni listos ni preparados para aquello, ¿Cómo nos la dará? Imposible. Es como darle las llaves de un carro deportivo de lujo a un niño de un año. Si aún pudiera encender el auto, ¿Qué crees que haría un niño que ni tiene la estatura, ni la habilidad, ni el conocimiento, ni nada de lo que necesita para poder conducir algo así responsablemente? Entonces, para el Señor, el prepararnos para el reino venidero siempre va a tener prioridad sobre lo que pensemos que necesitamos o queremos aquí y ahora. Hay que ver las cosas de ese punto de vista. Nuestra vista y entendimiento es increíblemente corta y limitada, y por eso hay que sencillamente dejarse llevar por El, y buscar hacer Su voluntad en todas las cosas. Entonces, el Señor siempre nos va a ayudar, pero en el contexto de nuestro mayor bien, y no solamente de nuestro bien individual, sino el bien de todo lo que nos rodea.

Y esto nos lleva a nuestro último punto. Ya que Dios siempre está pensando en la vista universal, El no solamente tiene tu bien en mente, sino también, el bien de todos los que te rodean. El ser Dios no es fácil, y bendito sea El que El es el que desempeña esa función, por decir. Piénsenlo de esta manera. ¿Se imaginan tratar de ordenar el curso de más de 7 billones de personas a la misma vez, y de pensar en los que vienen después, y con un enemigo con un ejército maligno que solamente busca sabotear y cambiar lo que Dios desea hacer, y en un mundo totalmente corrompido, que está destinado para una cierta destrucción? Es imposible pensarlo. Pero, no obstante, y dentro de todos los desafíos, lo que El más trata de hacer es de darle la oportunidad a todo un mundo de conocer el camino a la salvación, para un mayor y eterno bien. Esto finalmente nos aconseja la Palabra en cuento a vivir en un mundo lleno de maldad y pecado: Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 1 Pedro 3:10-17. Así que, ¿tienes tus ojos puestos en El que supera todo lo presente? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Dios es grande en misericordia, pero su misericordia tiene un limite - Nahum 3

Basado en Nahum 3 (Versión Reina Valera 1960)  

¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje! Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que salta; jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán, a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos. Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza. Y echaré sobre ti inmundicias, y te afrentaré, y te pondré como estiércol. Todos los que te vieren se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores? ¿Eres tú mejor que Tebas, que estaba asentada junto al Nilo, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el mar, y aguas por muro? Etiopía era su fortaleza, también Egipto, y eso sin límite; Fut y Libia fueron sus ayudadores. Sin embargo ella fue llevada en cautiverio; también sus pequeños fueron estrellados en las encrucijadas de todas las calles, y sobre sus varones echaron suertes, y todos sus grandes fueron aprisionados con grillos. Tú también serás embriagada, y serás encerrada; tú también buscarás refugio a causa del enemigo. Todas tus fortalezas serán cual higueras con brevas, que si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer. He aquí, tu pueblo será como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos. Provéete de agua para el asedio, refuerza tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, refuerza el horno. Allí te consumirá el fuego, te talará la espada, te devorará como pulgón; multiplícate como langosta, multiplícate como el langostón. Multiplicaste tus mercaderes más que las estrellas del cielo; la langosta hizo presa, y voló. Tus príncipes serán como langostas, y tus grandes como nubes de langostas que se sientan en vallados en día de frío; salido el sol se van, y no se conoce el lugar donde están. Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte. No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable; todos los que oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad?

La ciudad de Nínive (de la cual profetizo el profeta Nahum en este pasaje) tiene gran significado, porque se puede ver como Dios lidia con nosotros, como puede llegar a tener misericordia, como también, puede llegar al castigo y hasta a la destrucción completa cuando se abusa de su gran misericordia. Este es uno de los grandes errores que hay dentro del pueblo de Dios, que piensan que Dios solo es amor y que todo lo soporta, y que nunca lidiara con el pecado, especialmente cuando hay reincidencia o practica de pecado. Dios es amor, pero también, es fuego consumidor, y El no tolerará el abuso de su misericordia. La Palabra dice: Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 103:8. Pero, eso no quiere decir que nunca vendrá su ira, y que su misericordia no tiene límites. Hay un limite a su misericordia. Por eso que no solo hay que amar al Señor, sino también, hay que temerle.

Para poder entender un poco mas este asunto, lo podemos ver muy claramente a través del pueblo de Nínive. El Señor tuvo gran misericordia del pueblo de Nínive a través del profeta Jonás. Dios envió a Jonás para darle una oportunidad a Nínive. Si recuerdan la historia, Jonás fue llamado por Dios a profetizar en contra de Nínive, y Jonás rehusó obedecer al primer llamado. Y Dios permitió que se levantará una gran tempestad cuando Jonás huía de su responsabilidad en un barco rumbo hacia Tarsis, yendo todo lo contrario de Nínive. Y los marineros pidieron saber porque vino la tempestad cuando veían que iban a morir, y la suerte cayó sobre Jonás. Y allí Jonás les confesó que era su culpa, y les pidió que fuere echado al mar donde después se lo trago un gran pez, que el Señor había preparado para él. Y después de tres días, cuando Jonás se arrepintió, el pez vomito a Jonás, y allí emprendió su camino de nuevo a Nínive donde les predico y ellos se arrepintieron de sus pecados delante del Señor, y el Señor tuvo misericordia de ellos. Todo eso permitió el Señor, porque a pesar de que les había profetizado destrucción, ellos se arrepintieron y El tuvo misericordia de ellos, y no los destruyo. Pero ¿Por qué tuvo misericordia de Nínive, a pesar de todos los males que habían hecho? Dijo así el Señor a Jonás: ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? Jonás 4:11. El Señor tuvo misericordia de su ignorancia, no entendían bien los males que hacían, y aún menos, que estaban ofendiendo a Dios directamente.

Ahora, para poder entender el punto más claramente, hay que entender los tiempos. Se estima que el profeta Jonás le predico a Nínive y ellos se arrepintieron delante del Señor durante el reinado de Jeroboam, entre los años 780 y 750 AC. Se estima que el profeta Nahum escribió su profecía en contra de Nínive entre los años 615 y 612 AC. Y el imperio Asirio y su capital Nínive fue destruida en el año 612 AC por los Medos y los Babilonios, y nunca recobró su significancia después de eso. Y esta profecía que escribió el profeta Nahum se cumplió hasta el mas menor detalle. Hubo un periodo de muchas décadas entre su arrepentimiento y su reincidencia al pecado, y en la culminación de su destrucción. ¿Fue Dios misericordioso? Si. Su ira tardo, y fue grande en misericordia. Pero, hubo un límite. El pueblo de Nínive no paro su desvarío a tiempo. Pensó que podía seguir y seguir, reincidir en sus pecados sin ninguna consecuencia. Pero, eso no fue así. Nunca se puede abusar de la misericordia de Dios. Dios da oportunidades, y nuevas son cada mañana sus misericordias, pero, El tiene un límite.

Así que, ¿Qué es lo que debemos entender en todo esto? El Señor tiene misericordia cuando se ignora Su verdad, cuando una persona no sabe bien como esta ofendiendo a Dios con sus pecados. Pero, ya cuando una persona si ha sido expuesta a la Verdad del Señor, y reincide en sus pecados vez tras vez, puede llevar a la misericordia de Dios a sus límites, y puede venir el castigo repentinamente, cuando uno menos los espere. La práctica del pecado no quedará impune. Por lo tanto, el mas excelente consejo que se puede dar es este: Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? Joel 2:12-14. Y también dicen las Escrituras: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Isaías 55:8. Si conoces la Verdad, y estas practicando el pecado, es tu decisión dejarlo atrás, y terminar con aquello antes que sea muy tarde. Se cree que el mismo año que profetizo Nahum sobre Nínive fue cuando se cumplió su profecía y vino el castigo de Dios. Dios no espero casi nada después de haber dado el aviso. Así que, vuélvete al Señor con todo tu corazón mientras aún hay tiempo. Su llamado es para hoy. ¿Para qué llevar la misericordia de Dios más allá de sus límites? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

El Señor cumple Sus promesas - Lucas 2:25-35

Basado en Lucas 2:25-35 (Versión Reina Valera 1960)  

Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, este está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

En lo que podemos confiar totalmente es en la Palabra de Dios. No hay nada más confiable, ni nada más sólido en todo el universo. Muchos dirán: Suena como fanátismo. Pero, si vieran a Dios como quien El es verdaderamente, en toda Su realidad, sabrían que no es fanátismo, sino algo totalmente lógico. Para comenzar, la Palabra de Dios mismo nos explica que nadie tiene excusa en no poder llegar a creer en Dios, porque todo lo que nos rodea, hasta nuestra propia existencia, habla de Su grandeza, majestad, e increíble habilidad e inteligencia. Esto dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Todo habla de Dios. Vemos tantas cosas que están fuera de nuestro control y de nuestro alcance, y todas suceden y existen sin la voluntad del hombre. Nosotros respiramos, pensamos, y hacemos muchas cosas involuntariamente (como lo dice la ciencia) a cada momento no por nuestra habilidad, sino porque el ser de Dios lo permite, y lo hace posible, como también está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Y ¿Cómo fueron hechas y son todas estas cosas? A través de una sola cosa: la Palabra de Dios, como también está escrito: Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Hebreos 11:3. Así que, hay más que suficientes pruebas y evidencias para poder no solamente saber quién es el Señor, y de lo que es capaz, pero también para poder confiar plenamente en El. Ahora, si una persona dice que no puede venir a tener (o vivir) tal fe, ya no es cuestión de falta de evidencias, sino más bien, es una elección, que sencillamente no desea aceptar indudables hechos, y esto nos lleva a lo siguiente.

Todo en el Señor sí es condicional, en lo que se refiere a como El cumple Sus promesas en nosotros. Dios ha puesto cosas inmovibles, como estos ejemplos: la salvación, la vida eterna, y las recompensas eternas a través del Señor Jesucristo. Todo es por Su gracia. Pero finalmente, nosotros recibiremos esas cosas si nosotros hacemos lo que debemos. Y a Dios le interesa la intención, y fruto de esas intenciones más que la obra misma. Si vemos el pasaje de hoy, vimos a este Simeón que le fue dada revelación por el Espíritu Santo, y que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. La revelación fue por gracia. La promesa fue por decisión divina. Pero, Simeón vivió su vida de una manera que demostraba con hechos la fe que tenía. La Palabra hace el hincapié de ciertas cosas en la vida de Simeón, que era hombre justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y que el Espíritu Santo estaba sobre él. Entonces, ¿Qué entendemos con esto? Que, aunque Dios da cosas por gracia como esta revelación y promesa, hubo un complemento. Simeón vivió de acuerdo a tal fe, que el Dios Santo de Israel le había otorgado algo porque creía genuinamente en El, porque vivía de acuerdo a esa fe. Hay muchas personas que piensan que pueden vivir como quieran, sin buscar la voluntad de Dios, ni aún menos, sin ningún arrepentimiento de pecados, ni tomar a Jesús como el Señor de sus vidas, y piensan que porque Dios dá de gracia, que Dios por Su bondad les dará también todo lo demás. Dirán algunos, ¿tú crees que hay que añadirle algo a la fe para poder llegar a recibir el perdón de pecado, la salvación y vida eterna, y las eternas recompensas de Dios? Y fundado sobre la Palabra de Dios, puedo decir muy seguramente que sí, porque si una persona no vive la fe que dice tener, lo siento, pero no hay perdón de pecados, no hay salvación ni vida eterna, ni aún menos, recompensas eternas. Simeón vivió una fe verdadera, de tal manera que aún hasta antes de la dispensación de la gracia de Dios a través del Señor Jesucristo, vivió justa y piadosamente, esperando en el Señor, y aún más y por virtud de su fe en Dios, tuvo hasta el Espíritu Santo sobre él. Vemos este pasaje que solidifica la Palabra de Dios, y como se cumplen las cosas en nosotros, dependiendo de cómo vivimos nuestra vida: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 24:35-51.

La Palabra de Dios es muy clara. Aunque una persona sea supuestamente hasta sierva de Dios, si no vive una fe verdadera, no recibirá absolutamente nada, no puede tener derecho a ninguna promesa de Dios, piense lo que piense. Porque lo peor del asunto, si una persona no vive una fe que da muestra a Dios que es real, será castigado duramente, y pondrá su parte con los hipócritas, donde será el lloro y el crujir de dientes. Hay un solo lugar que Dios describe de esa manera, y no es el cielo. La perfección no es requisito, porque nadie puede ser perfecto en esta condición temporal. Pero sí, debe haber un real caminar con el Señor. Así que, ¿vives tu vida de una manera que puedas recibir las promesas de Dios, enfocado solo en El? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Paz aún entre enemigos - 1 Samuel 29

Basado en 1 Samuel 29 (Versión Reina Valera 1960)  

Los filisteos juntaron todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel. Y cuando los príncipes de los filisteos pasaban revista a sus compañías de a ciento y de a mil hombres, David y sus hombres iban en la retaguardia con Aquis. Y dijeron los príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: ¿No es este David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo por días y años, y no he hallado falta en él desde el día que se pasó a mí hasta hoy? Entonces los príncipes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Despide a este hombre, para que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo; porque ¿con qué cosa volvería mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres? ¿No es este David, de quien cantaban en las danzas, diciendo: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles? Y Aquis llamó a David y le dijo: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y tu entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; mas a los ojos de los príncipes no agradas. Vuélvete, pues, y vete en paz, para no desagradar a los príncipes de los filisteos. Y David respondió a Aquis: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey? Y Aquis respondió a David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos me han dicho: No venga con nosotros a la batalla. Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos al amanecer, marchad. Y se levantó David de mañana, él y sus hombres, para irse y volver a la tierra de los filisteos; y los filisteos fueron a Jezreel.

Podemos ver en este pasaje que cuando una persona ama al Señor, y vive de acuerdo con esa decisión, Dios hace que hasta sus enemigos estén en paz con esa persona. Como trasfondo, David tuvo serios problemas con el rey Saúl, no porque él había pecado en contra de Saúl, sino porque Saul tenía un serio problema de rebeldía en contra de Dios. Y tal fue la rebeldía de Saúl en contra de Dios, que hasta vió a su siervo David como un enemigo, y lo persiguió como tal. Y David se vió obligado, para poder salvar su vida, ir a la tierra de los filisteos. David tuvo que dejar su hogar, y su pueblo, por el cual había luchado por años, y vivir con los enemigos de Israel por la rebeldía y locura de un hombre que no le temía a Dios, ni quería honrarle como tal, al Dios que le había dado la vida y que le había hecho ser el primer rey de Israel.

Y, ¿Cómo podemos ver tal paz que Dios le dió a David con los filisteos, siendo enemigos acérrimos de Israel (los mismos que tiene hoy Israel, porque todo tiene su origen)? Al David huir y estar con Aquis, siendo un rey filisteo, le hubiera sido muy fácil para Aquis haber matado a David y a todos sus hombres, porque David había matado a miles de los filisteos en batallas cuando peleo por Israel y por Saúl. Pero, a pesar de que Aquis era filisteo, era un hombre que en lo más mínimo temía al Señor, y aún siendo enemigo, respeto a David y le dió acogida en su momento de necesidad. Tal paz había dado Dios a David que pudo vivir en paz entre los filisteos hasta que se cumpliese su tiempo de volver a Israel. ¿Cómo puede ser esto? David no peleo en contra de los filisteos por gusto, ni para gloria suya, ni por ninguna razón humana, sino porque quiso complacer a Dios. Lo entiendan o no (aunque hoy podemos ver porqué Dios mando a hacer ciertas cosas en aquel entonces), era la voluntad de Dios que Israel peleará en contra de los filisteos. Y aunque no eran temerosos de Dios los filisteos en aquel entonces, Dios les hizo razonar que finalmente David había cumplido con su deber a su nación, y aún en esas guerras, David lo hizo con justicia y por lo recto, soldado contra soldado, espada contra espada, y no con la cobardía de atacar a mujeres, ancianos, y niños de sorpresa como lo hicieron los descendientes de estos filisteos (Hamas) un 7 de octubre de este mismo año. Creo que si el rey Aquis estuviera vivo hoy, él también buscaría terminar con los tales que actúan con tal cobardía y abominación. No obstante, aunque David no fue perfecto, su corazón estaba con Dios y amaba Dios, y como resultado, Dios le dio paz, aún con sus enemigos. Esto dice la Palabra de Dios: Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él. Proverbios 16:7. El consejo de Dios es perfecto. Si hacemos como Dios manda, con un corazón recto, el Señor también puede hacer lo mismo por nosotros hoy. Dios también puede darte paz aún con tus enemigos.

Ahora, hay una sola excepción a que no podamos tener paz con todos, aún cuando estamos buscando complacer a Dios, y esa es cuando nos toca lidiar con personas que están en rebeldía en contra de Dios, como el ejemplo que vimos entre David y Saúl. Saúl no tuvo ninguna razón para buscar la vida de David. David le había sido muy fiel y nunca le hizo ningún mal a Saúl. Pero Saúl tenía tal rebeldía en contra de Dios, que esa misma rebeldía termino con su vida. Esto dice la Palabra, como explicación de porqué podemos tener problemas con otras personas: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12. Cuando hay personas que sencillamente tienen un severo problema con Dios, ellos se pueden levantar en nuestra contra influenciados por la maldad espiritual, aún cuando estamos haciendo todo lo posible de estar bien con el Señor. Y esto nos conseja Dios: Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu. 1 Pedro 3:8-18. Finalmente, es por eso que debemos tener buenas obras como fruto de nuestro amor por el Señor, porque todo lo que hacemos tiene consecuencia, para un bien eterno si escogemos hacer la voluntad de Dios, aunque podamos tener aflicción al momento por aquello ahora, o para mal si no escogemos amar al Señor y honrarle con nuestros hechos. Así que, ¿buscás amar al Señor y hacer como El manda? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

El Verbo hecho carne - Mateo 1:18-25

Basado en Mateo 1:18-25 (Versión Reina Valera 1960)  

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

En este tiempo de la Navidad debiéramos celebrar parte del gran milagro y amor de Dios. El punto de la Navidad no es ni de regalos ni de fiestas, ni de días libres, o de vacaciones, y ni siquiera de reuniones familiares o de amistades. El punto de la Navidad es de celebrar un milagro magnifico, un hecho histórico, un evento sin precedentes, que se dió solamente una vez en la historia de toda la humanidad, y que nunca jamás sucederá. Este evento de que Dios se hizo carne a través de Maria es algo humanamente incomprensible, si entendemos realmente la magnitud de lo que sucedió. Ese es realmente el increíble milagro que sucedió, y que debemos considerar la magnitud de este acontecimiento.

Para comenzar, si realmente entendemos quien era (y es) el Señor, debiéramos poder entender porque les costó tanto a los judíos creer. Desde el momento que existía la posibilidad de que fuera el Mesías, quería decir que El era Dios. Y en la mayoría de ellos debe haber existido esta pregunta: ¿Cómo podía ser que este hombre sea Dios? Pensemos en el asunto por un momento, y uso a los judíos como ejemplo porque ellos eran los únicos que tenían un pensamiento más claro de Quien era Dios. Nosotros los gentiles, sinceramente, ni idea. Nunca llegaríamos a entender quién era Dios como ellos, y como ellos le habían experimentado como pueblo. Por ejemplo, vemos esto escrito que paso en la vida de Elías: Él [Dios] le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 1 Reyes 19:11-13. Entonces, ¿Cómo podría este Jesús ser Dios, el mismo que con su solo pasar por un sitio produjo viento que rompían montes, que quebraban peñas, que producía terremoto y fuego? Y ¿qué podríamos decir de lo que presencio Abraham, Isaac, Jacob, Moises y el pueblo de Israel, y aún toda la nación de Egipto que vivió las grandes plagas, y Josué, y David, y todos los demás que vieron maravillas y milagros, hechos divinos y supernaturales demostrados por Dios? Entonces, ¿podríamos juzgar tan duramente a los judíos que no podían hacerse la idea de quién era (y es) este Jesús de Nazaret?

Pero, a pesar de ese racionamiento, Jesús si era y es el Mesías, el unigénito Hijo de Dios, en fin, es Dios, y, por lo tanto, aún mucho más poderoso de lo que presenciaron aquellos grandes de la antigüedad que sí creyeron en El. Esto dice la Palabra del Señor: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. El apóstol Juan también escribió esto: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Juan 1:14-15. Y a través de las obras que hizo en la tierra, demostró quien era El. Todo lo que hacía, como vivía, y hasta como murió y resucito habla de que El es Dios. Esto también nos cuenta la Palabra: Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio. Mateo 11:2-5.

Y, en fin, tenemos la revelación celestial y divina, lo cual describe solo en parte de Su posición en los lugares celestes. Esto dice la Palabra: Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5. Todo esto son vistazos que se nos dan para que podamos entender y comprender quien es exactamente el Señor Jesucristo. Así que, es necesario ver más allá de nuestros sentidos y limitaciones, y aferrarnos a una fe genuina que nos dará la habilidad para creer lo que necesitamos creer y vivir. Entonces, ¿crees que Jesucristo es Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

El precio y la recompensa de obedecer al Señor - 2 Reyes 25:22-26

Basado en 2 Reyes 25:22-26 (Versión Reina Valera 1960)  

Y al pueblo que Nabucodonosor rey de Babilonia dejó en tierra de Judá, puso por gobernador a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán. Y oyendo todos los príncipes del ejército, ellos y su gente, que el rey de Babilonia había puesto por gobernador a Gedalías, vinieron a él en Mizpa; Ismael hijo de Netanías, Johanán hijo de Carea, Seraías hijo de Tanhumet netofatita, y Jaazanías hijo de un maacateo, ellos con los suyos. Entonces Gedalías les hizo juramento a ellos y a los suyos, y les dijo: No temáis de ser siervos de los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien. Mas en el mes séptimo vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la estirpe real, y con él diez varones, e hirieron a Gedalías, y murió; y también a los de Judá y a los caldeos que estaban con él en Mizpa. Y levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto, por temor de los caldeos.

¿Nos debiera ir bien a nosotros en este mundo si hacemos la voluntad de Dios? Esta pregunta no es una mala pregunta, porque si se contesta de acuerdo a las Escrituras, entonces encontraríamos la respuesta prácticamente a todo, especialmente al porqué existimos. Para comenzar, en este mundo puede que nos vaya bien por hacer la voluntad de Dios, como también, nos puede ir mal (humanamente hablando por supuesto). El hacer la voluntad de Dios no garantiza grandes éxitos humanos, o glorias terrestres, o prosperidades en el aquí y ahora. No siempre hay un terminar feliz como en los cuentos de hadas cuando se hace lo que Dios quiere aquí y ahora. Vemos en este mismo pasaje que no le fue muy bien a Gedalias al hacer la voluntad de Dios, y especialmente cuando trato de llevar a otros a que hicieran también la voluntad de Dios (porque era la voluntad de Dios que Judá se sometiera al rey Nabucodonosor, su siervo). Y sé que esto es lo que debilita la supuesta fe de muchos, y vuelve el seguir a Dios como algo no atractivo o deseable. Hablar de realidades sencillamente no vende muy bien. Pero, es necesario ahondar más.

Para el Señor, no es gran misterio ni nada nuevo a que haya cierto rechazo de las personas, porque las cosas no les salen como quisieran. Esto, por ejemplo, está escrito sobre el asunto: Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon. Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Malaquías 3:13-17. Ahora, este pasaje sí nos recuerda algo muy importante, lo más importante de todo en el universo para el hombre, y donde debemos posar nuestra más excelente atención, si tenemos algo de raciocinio. Dice: …Jehová escucho y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él…  Entonces, ¿Qué debiéramos entender aquí? Que el Señor todo lo escucha y lo sabe, y que, en alguna parte, todo se está escribiendo, hasta lo más íntimo en nuestro ser. Entonces, hay un lápiz (por decir) en este mismo momento escribiendo todo lo que estás haciendo, hasta lo que estás pensando, en algún libro en alguna parte delante de la presencia del Dios Todopoderoso. Y ¿Por qué? Porque a Dios sí le importa lo que hacemos, y El abrirá ese libro cuando demos cuenta al final, delante de Su santo trono. Esto mismo escribió el Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, por supuesto: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Y esto dá a conocer la más grande equivocación que muchos creyentes tienen, tal equivocación que produjo nada menos que Satanás mismo a través de las doctrinas de sus demonios, que se difundieran tan perfectamente en muchas de nuestras iglesias. Todos, sin excepción, hasta los que seguimos al Señor daremos cuenta. ¿Qué dice el apóstol? “procuramos”, o sea, se incluye a sí mismo en el asunto, y debiera ser claro que si Pablo se incluye, posiblemente el ser que más llego a asemejarse al Señor, ¿Qué quedará para nosotros? Y dice también, que recibiremos lo que hayamos hecho mientras estemos en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Desde el momento que menciona el bien y el mal, es porque Dios pesará nuestros hechos, lo que hicimos con nuestra fe.

Si seguimos ahondando más, vemos en la Palabra lo que dijo el Señor al respecto: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. ¿Qué podemos entender con esto? Que solamente entraremos en el reino de los cielos si no solamente hacemos obras dignas de Su reino, sino que también las hagamos por las razones correctas, no importando las circunstancias. Esto también está escrito: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Mateo 4:1-10. ¿Cuál es el asunto de todo esto? Sencillamente, el diablo trató de tentar al Señor para hacer su voluntad y no la del Padre. Este es el asunto de absolutamente todo en esta vida, si decidimos hacer la voluntad de Dios mientras estamos aquí, a pesar de las circunstancias, o si le obedecemos al diablo, al pecado. No hay excusa para no hacer la voluntad de Dios. Arriesgar perder la vida no es una excusa. Porque como leímos antes, Gedalias perdió su vida por hacer la voluntad de Dios. Pago un precio. Pero en conjunto con el precio, hay que pesar la recompensa. Y a eso es lo que Dios quiere llevar a cada ser humano, a que decida si El vale más la pena que todo lo demás. ¿Por qué? Porque uno tiene que ser digno a través de una genuina fe en el Señor, de recibir tal recompensa que solo Dios puede dar. Dios no le va a dar a nadie lo que El tiene reservado solo para aquellos que le aman de verdad. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. Así que, ¿estás dispuesto a pagar el precio ahora para poder recibir la recompensa que Dios dá cuando se le ama y se le obedece fielmente? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

El Señor debe ser nuestro enfoque - 1 Corintios 1:10-13

Basado en 1 Corintios 1:10-13 (Versión Reina Valera 1960)  

Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?

¿Cuál era el verdadero problema que estaba pasando con estos Corintios? El más grave asunto era que ya muchos habían dejado de poner los ojos en el Señor. Esto es lo que causa la división no solamente en una iglesia, sino en todas partes, el asunto de que no hay muchos con los ojos puestos en el Señor. Esto es un grave problema que se debe corregir en una persona, si realmente desea llegar a todo lo que Dios da. De otra manera, si una persona no tiene puestos los ojos en el Señor, si El no es el foco de todo en la vida de uno, sencillamente no solamente se seguirán produciendo divisiones, sino que aún peor, no habrá salvación. Este problema de tener el foco en otras cosas o en otras personas es crítico y desgraciadamente, muy común.

La Palabra de Dios es muy clara sobre este asunto, y esto es precisamente lo que hace difícil a muchos llegar a Dios, el asunto de no mantenerse enfocado en el Señor. Muchos dicen creer en Dios, pero, o han puesto la mira sobre otra persona, o sobre otras cosas, o e inclusive, ponen la mira sobre un Dios genérico, por decir. El punto es que una persona debe tener definida la identidad de Dios para sí, especialmente para salvación y vida eterna. Esto es lo primero. Creyendo en un Dios genérico no salva a una persona. Y debiera ser muy claro que poner la vista en otros seres humanos iguales a nosotros, por muy especiales que sean o que hayan sido, tampoco pueden salvar a una persona. De acuerdo a la Palabra, hay un punto exacto, o una Persona exacta donde se debe poner los ojos, en el Señor Jesucristo. Esto dice la Palabra: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:11-12. La Palabra de Dios también dice esto: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2.

Para aclarar el asunto, podríamos comenzar por el mismo apóstol Pablo sobre este asunto de seguir o tener los ojos puestos solamente en el Señor, donde dijo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. Y es por eso mismo que Pablo amonesta a la iglesia, porque él mismo aclara que él ni fue crucificado por ellos, ni fueron bautizados en su nombre. Aunque los Corintios le debían respeto a Pablo, el cual fue quien les llevo el evangelio, finalmente no podían poner los ojos en él (aunque irónica y tristemente leemos que esta iglesia si se desvío del Señor y fue muy malagradecida con Pablo, y hasta le juzgaron). La otra persona que dijo muy claramente que se hiciera como el Señor mandara era Maria. Aunque ella si fue escogida por Dios para ser parte del milagro de concebir al Señor Jesucristo, ella también aclaro que nuestra atención debiera estar sobre el Señor, y no sobre ella, como está escrito: Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Juan 2:1-5. Y finalmente, y el más culminativo de todo es el propio testimonio de Dios Padre. Esto atestiguan las Escrituras: Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. Lucas 9:28-36. Aunque Moisés y Elías estuvieron presentes, y son muy especiales, Dios Padre dijo desde los cielos que, a Su Hijo, Jesucristo, es al que debemos escuchar. Y Moisés y Elías les fueron quitados en ese momento, y el Señor fue hallado solo, para que no hubiera absolutamente ninguna confusión o duda. El Señor Jesucristo debe ser al cual seguimos. El debe ser donde nosotros ponemos nuestro foco.

Y finalmente, este es el enfoque celestial en el reino de Dios, como está escrito: Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5:8-14. Por eso que el propio Señor dijo esto: …Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6b. No hay otro camino. No hay otro lugar o persona donde debemos tener puestos nuestros ojos, donde debe posar toda la atención de nuestro ser. El Señor Jesucristo debe ser el enfoque de nuestra existencia. Así que, ¿Dónde está tu enfoque? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

La lealtad al Señor - 2 Timoteo 1

Basado en 2 Timoteo 1 (Versión Reina Valera 1960)  

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes. Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor.

Vemos a través de este pasaje una cosa muy crucial: la lealtad. Y aún más exactamente, la lealtad al Señor. Aquí vemos personas que fueron leales al Señor y otros que no lo fueron. Algunos que fueron tan leales, que hasta se preocuparon de que la fe se pasase de generación en generación, y a otros que abandonaron al Señor para seguir al mundo. La lealtad es algo crucial en el Señor y por dos razones, las cuales veremos después.

Pero para poder entender este asunto de lealtad, es necesario entender porque existe tal cosa como la lealtad. El libre albedrio es lo que es necesario que exista para que la lealtad signifique algo. Sin el libre albedrio, no tendría punto la lealtad. Dios hizo al hombre con libre albedrio. No lo hizo un robot, ni le fijo su camino desde antes. En general, todos somos libres para escoger nuestro camino, si seguir al Señor o no; si serle fiel o no. Como dijo Josué en tiempos antiguos: Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:15. Y también dice la Palabra: Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. Deuteronomio 30:15. Así que, somos libres para escoger, para decidir nuestro camino, si deseamos la vida o la muerte. Aún estando en el Señor, cada persona puede decidir permanecer en el Señor o dejar el camino como lo hicieron los de Asia, como Figelo y Hermógenes. Hasta el propio Judas Iscariote pudiera haber decidido otra cosa con el Señor. Todo se tenía que cumplir, pero esta de cada persona de cómo se cumple la Palabra de Dios en ellos. Como está escrito: ¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Mateo 18:7. Así que, cada persona tiene la potestad de escoger si desea serle leal al Señor o no, si desea obtener la vida o seguir la muerte.

Y, ¿Por qué entonces existe este libre albedrio? Porque Dios sujeto todo al amor. Y en el amor, no hay obligación. Todo en el amor consiste de elección, de decisión, de un escoger. Por eso que este asunto de que uno no tiene potestad sobre uno mismo cuando se encuentra envuelto en el amor no es verdad. Uno finalmente escoge que amar, hasta inclusive a las personas. Somos seres hechos con raciocinio, porque Dios nos creó así (no somos producto de un accidente cósmico). No somos animales, ni seres irracionales, aunque por ese camino van muchos hoy en día por su pecado (pero ese es mensaje para otro día). Esto mismo dice la Palabra: Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.  Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Juan 3:19-20. Entonces, cada persona escoge o amar a Dios o amar al pecado. La lealtad va mano en mano con el amor. Una persona es leal al que ama, en el curso general de las cosas.

Habiendo dicho esto, ¿cuáles son las dos razones por lo cual debemos serle leales al Señor? La primera es, al considerar todo lo que le debemos. Dios escogió amarnos, como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16. Dios lo hizo todo sin ningún tipo de obligación. Dios no le debe nada a nadie. Nosotros le debemos todo, hasta el aire que respiramos hoy. Y la segunda razón es, porque si no le somos leales, sino permanecemos en El, no tendremos salvación. Como también dice la Palabra: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Juan 15:4-6.  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Y por eso es que Dios nos insta de esta manera: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Hebreos 12:1-3.

Así que, ¿entiendés que debes serle leal al Señor porque se lo merece, y porque también es tu único camino para alcanzar legítimamente la salvación? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Siendo perseguido por las razones correctas - Hechos 25:1-12

Basado en Hechos 25:1-12 (Versión Reina Valera 1960)  

Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después. Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron, pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino. Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombre, acúsenle. Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo. Cuando este llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar; alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada. Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien. Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que estos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo. Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás.

En esta vida, las personas viven y mueren por muchas razones. Hay personas que viven para disfrutar de las cosas de este mundo, para los placeres, para tener bienes, y para alcanzar fama y fortuna. Otros viven para cosas más nobles, como para la familia y para sus seres queridos. Y hay personas que no solo viven, pero les toca hasta morir por ciertas cosas. Hay personas que han dado la vida por cosas no nobles o consideradas no buenas, y también, otros han dado la vida por cosas nobles, por sus seres queridos, por un deber, o por el amor a la patria (como celebramos en los Estados Unidos este mes. ¡Que Dios bendiga a nuestros veteranos!). Finalmente, es inevitable, como los seres que somos, hagamos lo que hagamos, se vive y se muere, y siempre hay razones para ambos. Somos seres creados, y como tal, todo lo creado tiene un propósito, un porque, tiene una función, pero todo depende de lo que se escoge seguir.

Como sabemos a través de las Escrituras, el apóstol Pablo fue perseguido, enjuiciado, encarcelado, y finalmente, hasta muerto. En el pasaje de hoy vemos parte de su experiencia. Y tendríamos que preguntar: ¿Pablo se equivocó, y por eso que sufrió? ¿Le falto fe? ¿Fue un error apelar a Cesar? Mucho de lo que se enseña hoy en muchos lugares darían lugar a pensar que Pablo no hizo las cosas bien, y por eso que sufrió duramente. Por ejemplo, sigue tan fuerte como nunca, nada mas que ha tomado distintas formas, este tal evangelio de la prosperidad donde se enseña de que, si tienes suficiente fe, o si supuestamente haces las cosas bien, que todo te saldrá bien. Darian lugar tales enseñanzas a que Pablo no tuvo suficiente fe, porque si hubiera tenido fe, pudiera haber movido estas montañas de aflicción. Hay otros que alegarían que no fue suficientemente sabio, y que sencillamente se equivocó. En fin, hay muchas enseñanzas erróneas que circulan hoy, que juzgarían mal a Pablo. Pablo no fue perfecto, porque sencillamente, ningún ser humano es perfecto. El único que fue perfecto en toda Su manera de ser en la carne fue el Señor Jesucristo. Pero, aventuraría decir que Pablo fue él que mas se asemejo al Señor en su caminar. Lo que le sucedió a Pablo fue previsto por el propio Señor, cuando dijo: Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Lucas 21:12-13. Así que, muy claramente, Pablo no se equivocó, sino que paso lo que era necesario. Por lo tanto, lo que le sucedió ni tenia nada que ver con falta de fe, ni falta de sabiduría, ni nada por el estilo. Por eso que hay que tener mucho cuidado con lo que se toma por verdad, porque el diablo distorsiona y cambia lo Santo de Dios para hacer la mentira lucir como la verdad. El no cambia su táctica.  

Entonces, ¿Qué debemos entender a través de todo esto? Si vivimos y padecemos persecución, o hasta si tenemos que dar la vida, que sea por lo que conlleva a la vida eterna. No debemos sufrir, primero que nada, por que pecamos. Esto dice la Palabra: Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 1 Pedro 3:10-17. Así que, si nos tocan situaciones difíciles, que no sea porque hicimos el mal, o porque fuimos religiosos, o por arrogancia y altivez (porque hay mucha arrogancia hoy en el llamado pueblo de Dios, porque muchos se creen superiores a los demás).

¿Por qué finalmente fue perseguido Pablo? Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros. Hechos 24:14-21. Por esto fue perseguido Pablo: …Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente… Juan 11:25b-26a. La única razón por lo cual vivió y murió fue por Cristo, porque quiso agradar y seguir al que es digno por los siglos de los siglos, El único que puede dar una recompensa incomparable, por el cual se debe vivir y hasta morir, si es necesario. Es difícil seguirle aquí y ahora porque todo tiene un precio, pero no hay mayor recompensa. Así que, ¿Para quién vives? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Obedeciendo al Señor - 1 Reyes 13:11-34

Basado en 1 Reyes 13:11-34 (Versión Reina Valera 1960)  

Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey. Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá. Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó. Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? Él dijo: Yo soy. Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan. Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres. Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua. Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver. Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito, sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres. Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo. Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo; y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba. Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo. Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron. Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno. Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle. Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío! Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos. Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria. Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los sacerdotes de los lugares altos. Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.

Lo único que produce vida en el hombre, especialmente la vida eterna, es la Palabra de Dios. No hay vida en nada más. Como está escrito: …No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4b. Si estamos e inclusive hasta respirando en este mismo instante, es porque la Palabra de Dios lo está haciendo posible. Vimos en el pasaje de hoy que, porque un profeta no fue celoso de lo que Dios le había mandado, murió por su desobediencia. La desobediencia siempre tiene consecuencias, especialmente cuando seamos juzgados.

Algunos puede que piensen, ¿Por qué le juzgo Dios si el otro profeta le había mentido? Porque nosotros no estamos supuestos a dejarnos llevar por lo que dicen lo demás, no importa quienes son. Finalmente, cada persona tiene que aprender a escuchar la Palabra de Dios por sí mismo. Y en este tiempo, aun mas todavía, porque hay muy poca verdad en todo lugar. Tenemos hoy más apostasía que nunca por el pecado que sobreabunda en el pueblo de Dios. Así que, hoy más que nunca hay que aferrarse a la Palabra de Dios y al Espíritu Santo. Y hoy menos que nunca las personas tienen la excusa de que ellos no conocen la voluntad de Dios. Hay Biblias por todos lados. Hoy hay hasta aplicaciones gratuitas para los teléfonos inteligentes. La Palabra de Dios ha sido esparcida por todo el planeta, y ya por muchos años. Hay que buscar de Su Palabra, porque escrito esta: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6. Si no buscas del conocimiento de Dios hoy, es porque sencillamente lo estas desechando, y no por falta de acceso. Y hay que verificar todo lo que se predica. No se puede tomar todo como verdad, especialmente si suena atractivo. Vemos este mismo ejemplo en la Palabra: Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran asíHechos 17:10-11. Tienes que comprobar lo que se dice.

Hoy más que nunca hay que tener cuidado con los falsos evangelios y doctrinas de demonios, porque son muy sutiles y atractivos. ¿Cuál es la mentira más grande que existe hoy en la gran mayoría de nuestras iglesias? Que nosotros no seremos juzgados por nuestros hechos. Pero sí, TODOS nosotros daremos cuenta delante de Dios por todos nuestros hechos. No se dejen engañar. Esto dice la Palabra: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. Esto también dice la Palabra: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, por tu propio bien, aprende a escuchar a Dios por ti mismo, a través del Espíritu Santo y al estudiar Su Palabra, y por supuesto, obedécele. No quieras saber en el juicio final que viviste equivocadamente. Y no cometas la equivocación de creer que la vida aquí es algún tipo de indicador de cómo estás delante de Dios. El que hace la voluntad de Dios puede encontrarse con grandes desafíos hoy. Y también, si una persona es prosperada aquí no quiere decir que está bien delante de Dios. Así que, ¿le estás obedeciendo al Señor para vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

El sacrificio que sí agrada a Dios - Levítico 9:1-7, 22-24

Basado en Levítico 9:1-7, 22-24 (Versión Reina Valera 1960)  

En el día octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel; y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos delante de Jehová. Y a los hijos de Israel hablarás diciendo: Tomad un macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para holocausto. Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros. Y llevaron lo que mandó Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso delante de Jehová. Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá. Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová. Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo; y después de hacer la expiación, el holocausto y el sacrificio de paz, descendió. Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros.

¿Por qué Dios estableció los sacrificios, para comenzar, como ofrendas por el pecado, para paz entre El y Su pueblo, para que se revelara Su presencia? Fue establecido para que el hombre entendiera el precio del pecado. Cuando el hombre cayó en el pecado en el huerto del Edén, algo grande cambio, hubo algo que sucedió que cambiaría para mal todas las cosas, tanto en el planeta, como en la naturaleza, y claro, hasta en el estado carnal del hombre, y su eternidad. Cuando el hombre peco, trajo maldición sobre todo lo bueno que había creado Dios. Y cada vez que seguimos pecando, especialmente voluntariamente (porque pecamos hasta sin darnos cuenta), perpetuamos más y más esa maldición sobre la tierra, lo queramos reconocer y aceptar responsabilidad por aquello, o no. No porque no se quiera aceptar algo invalida su efecto. Por eso es que, no podemos echarle toda la culpa a Adán y a Eva, si nosotros también seguimos haciendo tanto o peor que ellos, porque heredamos la naturaleza del pecado en nuestros miembros. Entonces, Dios estableció los sacrificios, como comienzo, para que el hombre áprendiera que su pecado en si tiene un precio muy grande, para que viera el sufrimiento de los animales inocentes al morir por sus maldades, ver al inocente morir por el culpable. Estos sacrificios no eran momentos de regocijo, sino momentos solemnes y tristes, donde el sacerdote sentiría por unos instantes el dolor de los animales cuando los sacrificaban.

Ahora bien, bendito sea el Dios de toda misericordia que ya estos sacrificios no son necesarios, y en realidad, nunca era el plan para que fueran permanentes. Este fue siempre Su voluntad, y ahora más que nunca como resultado del sacrificio de Su unigénito Hijo, Jesucristo: Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Isaías 1:16-18. La manera que se manifiesta la gracia de Dios es a través del arrepentimiento y la conversión, al hacer cosas que son dignas de El. Ahora, algunos dirán: ¿Pero no somos salvos por gracia nada más, por lo que hizo Cristo en la cruz? Y diría que, sí, que eso es el fundamento de nuestra salvación, pero debe haber un producto de esa fe, algo como resultado, si en realidad existe tal fe. Porque el sacrificio del Señor por sí solo no puede hacer nada en nuestra vida si nosotros no lo hacemos nuestro y no producimos algo como resultado. Esta es la voluntad de Dios, y el sacrificio que Dios sigue buscando de cada uno de nosotros, como está escrito: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. Marcos 12:28-34. Noten que el Señor confirmo lo que respondió el escriba, que el amar a Dios y al prójimo eran siempre de más valor que todos los holocaustos y sacrificios. Y el amor se demuestra con acción, no con palabras. Por eso que la fe sin obras está muerta. Una persona puede decir todo lo quiera de su fe, pero si no hay obras que cumplan la verdadera voluntad de Dios en su vida, de nada sirve tal fe.

Entonces, sí hay algo que se debe ofrecer a Dios. ¿Qué dice la Palabra al respecto? ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:15-23. Entonces, ¿Cuál es la ofrenda que Dios busca? El sacrificio de nuestro libre albedrio, de dejar de someter nuestra única pertenencia (el libre albedrio, nuestra voluntad) al pecado y someterla a El, darle nuestro libre albedrio para amarle y servirle a El, para hacer Su voluntad en la tierra. Ese es el sacrificio que Dios ha buscado desde el comienzo, desde que creo al hombre, porque fuimos hechos para El, para Su gloria, para Su propósito, como está escrito: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. Así que, ¿Sigues sacrificando tu única pertenencia al pecado y a la muerte, o a Dios que lo ha dado todo por ti, y lo ha dado sin ningún tipo de obligación? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

La necesidad de un líder espiritual - Éxodo 14

Basado en Éxodo 14 (Versión Reina Valera 1960)  

Habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo. Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.

En este pasaje vemos algo muy claro, que debe haber un líder espiritual para que Dios se manifieste en poder y gloria aquí en la tierra. Dios obviamente hace todas las cosas, pero con el complemento de una persona que decide realmente creerle a Dios, buscar de Dios, e inste a otros hacer lo mismo. Ese es el tipo de persona que es necesaria para que halla ese complemento para ver a Dios obrar. Dios no va a obrar de otra manera, si no hay tal fe, tal deseo de seguir e instar a otros a seguir.

Una vez se me pregunto, ¿Por qué no vemos los milagros que habían antes? Y la respuesta fue: por la abundancia del pecado. Es pecado no solamente hacer las cosas inmorales de las cuales habla la Biblia, sino también, la falta de fe, la falta de obediencia a la Palabra de Dios, y claro también, por seguir cosas y creencias que no están afines con el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Todo eso es pecado también, y muchas veces, hasta mas grave que los que otros que se consideran malos o feos, porque, aunque todo pecado es injusticia, delante de los ojos de Dios hay diferencias en consecuencias y ofensa. Todos seguimos pecando, aun estando en Cristo, porque somos seres imperfectos, pero hay diferencias entre un pecado y el otro. Pero los pecados más grandes delante de Dios es la falta de fe y la cobardía, dos cosas que estaban totalmente ausente en la vida de Moisés mientras Dios estaba visiblemente obrando.

Cuando Moisés tuvo su encuentro con Dios, hubo algo que paso dentro de él, algo que lo transformo, una fe que nació que fue inconmovible. De allí en adelante, por su fe, Dios hizo grandes cosas a través de Moisés. Y Moisés, por su fe, enfrento a naciones enteras, desde Faraón y los egipcios, hasta los rebeldes dentro del pueblo de Israel. Moisés no fue cobarde. Y su fe no estaba basada en sus deseos, como muchos falso profetas y maestros enseñan hoy. La fe de Moisés estaba arraigada a la voluntad de Dios, a los designios de Dios. Moisés nunca trato de convertir a Dios en su siervo como se hace muy comúnmente hoy, sino todo lo contrario, él buscaba cumplir la voluntad de Dios y obedecerla. Esa es verdadera fe, de creerle a Dios y obedecerle, y de instar a otros a hacerlo. Moisés nunca se doblego ante Faraón, no porque era un rebelde, sino porque su confianza y obediencia estaban totalmente sujetas a Dios. Moisés se sometió a Dios bajo su propia voluntad, decidió a través de su libre albedrio seguir al Señor Dios como su Dios, y seguirle y hacer como se le mandaba, le costará lo que lo costará. De eso se trata de ser un líder espiritual. No son los hombres que escogen a estos lideres. Estos lideres emergen por sí mismos muchas veces, cuando ellos deciden por el Señor. Esos son los que necesitamos hoy más que nunca. Esto también dijo otro líder: Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:15. Así que, ¿has decido ser líder donde tu estás para que la gloria de Dios se manifieste? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Siendo dirigidos por el Espíritu - Romanos 12:9-21

Basado en Romanos 12:9-21 (Versión Reina Valera 1960)  

El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

Lo que produce vida en nosotros individualmente, no solo es la vida eterna, sino también, una vida distinta mientras estemos en este mundo, cumpliendo la Palabra de Dios. Como el propio Señor lo dijo: …No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4b. Absolutamente todo, hasta nuestra existencia diaria depende de la Palabra de Dios. En nada más hay vida. Todo lo demás es solo una ilusión. Pero, en conjunto con la Palabra de Dios, tiene que estar la guía del Espíritu Santo. Esto debe suceder en toda persona creyente, que realmente desea que su vida eterna comience aquí y prosiga, debe estar tanto la Palabra de Dios como la guía del Espíritu Santo. Y ambas son interdependiente. La Palabra de Dios es el conocimiento de la verdad, pero el Espíritu Santo es el que debe guiar la aplicación de tal verdad.

La Palabra de Dios, lo que nos da el conocimiento que necesitamos, habla del Espíritu Santo, el cual es la tercera Persona de la Santa Trinidad, como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Así que, debemos obtener la guía de El, como también nos muestra Su fiel ejemplo el propio Señor: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu… Mateo 4:1a. Por eso que el Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu enseño esto: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Gálatas 5:16-17.

Así que, lo que leímos al principio, es obviamente la Palabra de Dios, y debemos aplicarla a nuestra vida, pero sujeto a lo que guie el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el que tiene que decirnos como y cuando, y que aplica en cada situación, y no nuestra carne. ¿Por qué? Porque, aunque una persona haya entregado su vida al Señor, el pecado todavía mora en su carne, y está sujeta a nuestros sentidos. Esa conexión del mundo visible a nuestra carne a través de los sentidos es lo que todavía nos asedia, y no nos ayuda a ver las cosas claras. Ese es el lado práctico del asunto, y por eso es que el Apóstol Pablo nos aconseja a que no nos dejemos llevar por la carne. Es parte de nuestra naturaleza buscar lo que es agradable y atrayente al momento, dejándose llevar por los placeres y malos deseos. Los sentidos y la carne no saben lo que es espiritual, lo que permanece para siempre, sino solo lo terrenal, lo temporal, finalmente, lo carnal. Si deseamos lo eterno, lo inconmovible, entonces debemos dejarnos guiar más bien por aquello. Hay una sola cosa, o más bien, una sola Persona que es inconmovible y eterna, y ese es Dios, y aún más exactamente, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, tres personas, pero un solo Dios, tal como leímos antes.

Entonces, habiendo dicho esto, ¿Qué es lo que debe guiarnos para comenzar a tener de este Espíritu Santo, y que El nos guie efectivamente? Esto dice la Palabra: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Debemos tomar a Dios en cuenta en todo, y con toda reverencia (lo que significa: temor), comenzando hasta con las cosas más básicas. ¿Qué piensa Dios de mí? ¿Cómo puedo llegar a hallar gracia delante de este Dios que es inconmovible? Si deseamos pertenecerle a Dios, debemos pedirle a que sea nuestro Señor. Esto dice la Palabra: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. Entonces, si aceptas a Jesús como Señor, lo debes tratar como tal. Si El es el dueño, entonces solo Su voluntad debe ser hecha. Después de todo, si nosotros ni conocemos, ni aún menos entendemos las cosas eternas de Dios, ¿Cómo pensamos que podremos llegar por nosotros mismos, y por nuestra propia opinión? Por lo tanto, debemos pedirle al Señor que nos muestre Su camino, y claro está, que muchas veces va a ir totalmente en contra de lo que pensamos y sentimos, por el pecado que todavía tenemos. Entonces, debemos dejarnos llevar por El, y que Su voluntad sea hecha. Porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21.

¿Qué ejemplo podemos ver de esto? Al Apóstol Pablo. Este es su testimonio: Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Hechos 9:1-6. Pablo hizo lo más sabio de su vida, cambio de rumbo, y se humillo ante Dios y le trato como el Señor que es. Por eso que el también escribió: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12. Y ¿Por qué con temor y temblor? Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Por lo tanto, si deseas el bien para ti, aférrate a la Palabra de Dios y busca la guía del Espíritu Santo. Así que, ¿Qué está guiando tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

El juicio venidero - Salmo 58

Basado en Salmo 58 (Versión Reina Valera 1960)  

Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por más hábil que el encantador sea. Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. Sean disipados como aguas que corren; cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos. Pasen ellos como el caracol que se deslíe; como el que nace muerto, no vean el sol. Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. Se alegrará el justo cuando viere la venganza; sus pies lavará en la sangre del impío. Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

Vemos que, Dios juzga en la tierra, o sea que existe un tal juicio de Dios. Y si nos dedicamos a buscar en toda la Palabra de Dios, veríamos que este tal juicio de Dios es mencionado en muchos lugares. Por lo tanto, tendríamos que decir que, sí es verdad que hay tal juicio, y es cuando toda persona dará cuentas. Es posible que, mientras tanto, veamos también aquí en la tierra juicios menores que ejecute el Señor, pero no siempre suceden, sea por misericordia, para dar oportunidad hasta en el último momento a los impíos, para que se conviertan y se vuelvan de sus malos caminos, o porque tiene reservado ese eterno castigo para ellos después del juicio final. Pero, sea cuando sea, hay un juicio final. Porque esto dice la Palabra: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Y también dicen las Escrituras: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. Hebreos 9:27.

Ahora bien, muchos cristianos piensan que este gran juicio de Dios esta solo reservado para los que rehusaron creer en el Señor. Pero eso no es así. Tanto como antes, y ahora aún más, sabemos a través de las Escrituras que todos daremos cuenta por todos nuestros hechos delante de Dios en ese gran juicio final. Vemos aun mas claro que en el pasaje de hoy, el escritor no se refiere ni a los páganos, ni a los incrédulos, sino mas bien, a la congregación. A ellos es que él se enfrenta y clama por el juicio de Dios, por aquellos que dentro de la congregación hacen maldad. Así que, estas son personas que no ignoran la Verdad de Dios y los principios Bíblicos.

Ya sé que muchos dirán: Eso está en el Antiguo Testamento, y ya no aplica. Y también otros dirán: Pero si Dios lo ha perdonado todo a través del sacrificio de Cristo, ¿Cómo seremos juzgados entonces? Y, ¿no es por gracia la salvación de Dios, y ya no importa las obras, sean buenas o malas? Y así habrá muchas otras equivocadas ideas, todas fundamentadas sobre malas doctrinas y falsas enseñanzas, las cuales llevan mucho tiempo siendo muy populares. Y claro, ¿Por qué no han de ser populares si le quitan cualquier responsabilidad al creyente, y les da la libertad (o mas bien, el libertinaje) para hacer como quieran, con la expectativa que, de cualquier manera, hagamos lo que hagamos, todo va a estar bien? Estas enseñanzas son las que alimenta tanto la frialdad y la tibieza que existe en el pueblo de Dios hoy. Y la Biblia dice muy claro que Dios vomitara de Su boca a los tibios, o sea, al que quiera estar bien con El y con el diablo, con Dios y con el mundo, por ser nada más que religiosos.

Cuando el Apóstol Pablo compartía el Evangelio con los incrédulos, también hablaba de la justicia, del dominio propio, y del juicio venidero, como esta escrito: Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. Hechos 24:24-25. Y como era de esperar, igual como no gustará escuchar hoy, Felix no quiso aceptarlo. Y si Pablo le compartió a un gentil incrédulo acerca de la fe y esas otras cosas, aún sin convertirse todavía, ¿Cuánto más aplicaría a nosotros que decimos ser pueblo de Dios, a los que dicen conocer la verdad? Esto dice la Palabra en el Nuevo Testamento (para evitar la duda, y dejar claro que esta más que vigente en la gracia): Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. Y: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10.

Entonces, ¿Por cuál mal David pide justicia y clama a Dios? Al que le hace daño a su hermano. En la indiferencia también hay maldad, como el que usa de la mentira para sacarle a su hermano. Toda maldad en contra del hermano es altamente castigable delante de Dios, como está escrito: Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. 1 Juan 3:15-16. Y también dijo el Señor directamente: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Si Dios no le permitirá entrar en Su reino a los que hacen cosas buenas con malas intenciones, ¿Cuánto mas no le permitirá a una persona que de alguna manera u otra solo busca dañar a su hermano, a su prójimo? Dios juzgará a todos, juzgará nuestros hechos, religiosidad, falta de amor, finalmente, por no buscar hacer Su voluntad en la tierra. Así que, ¿Qué pasará contigo en el gran juicio de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!

Comment

Comment

Los males pueden dar lado a cosas buenas - Ester 2:1-18

Basado en Ester 2:1-18 (Versión Reina Valera 1960)  

Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer; y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos; y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así. Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín; el cual había sido transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia. Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya. Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres. Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase. Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban. Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. Ella venía por la tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por nombre. Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían. Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti. Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real.

El libro de Ester nos relata eventos muy interesantes e históricos, hechos reales que sucedieron en el reino de los Medos y los Persas, el reino más poderoso del mundo en su época. Y en el libro de Ester vemos algo que sucedió que probablemente los indoctos verían como sencillo y sin importancia, especialmente considerando la mentalidad de hoy. Sucedió que la reina Vasti desafió al rey Asuero, sin ninguna razón, sino solo por altivez y orgullo, porque al parecer, se aprovechó de la buena voluntad del rey para con ella, y lo trato como un débil por la bondad de él. Este asunto no era cosa sencilla porque cualquier debilidad que se viera en aquel entonces en tal autoridad, no solamente interferiría con el reino internamente, sino también con su establecido poder. En aquel entonces, cualquier señal de debilidad del rey podía hasta animar a un enemigo a atacar. Así que, este supuesto problema de parejas (como lo verían hoy) pudiera haber sido un desastre donde miles de miles hubieran muerto, si el rey no hubiera reaccionado sabiamente ante la inexcusable arrogancia de una mujer. La injusticia y la necedad tienen consecuencias.

No obstante, hay muchas veces que cosas que vemos como malas, pueden dar lado a que sucedan cosas buenas, pero todo depende de cómo reaccionamos a esas circunstancias. Un mal puede dar lado a un bien. Y esto no es asunto de pensar positivo, o de psicología, porque nuestros pensamientos o disposiciones no determinan la realidad. O sea, nuestra opinión no controla la realidad como muchos piensan. El universo no obedece a nuestra opinión, sino más bien, se rige por Alguien mucho mayor que nosotros, por Dios. Sé que se habla mucho del asunto de que nuestras opiniones no controlan la realidad, pero es que es un mal muy común, especialmente hoy en día. Como ejemplo, la reina Vasti pensó que su arrogancia y altivez no tendría consecuencias, pero si las tuvo. Ella fue reemplazada, porque el sabio rey no iba a dejarse dominar por la reina y arriesgar posibles problemas internos, ni aun menos correr el riesgo del bienestar de su reino. Así que, el mal dió lugar a algo bueno, dió lugar a que Vasti fuera reemplazada por una mujer superior, y el rey lograra tener una digna y excelente reina, una mujer que no debilitaría su reino, sino que ayudaría a prosperarlo aún más, hacerlo un reino aún más justo. Y así, Dios uso este evento para traerle el bien no solo a una mujer que fue huérfana (por lo cual sufrió grandes males cuando niña), sino que lo uso para hacerle el bien a Mardoqueo, a todo el pueblo de Israel dentro del reino, y también al reino del rey Asuero. Así que, este mal dió lugar a mucho bien.

¿Qué aprendemos con esto? Que cuando cosas malas suceden, pueden dar lugar a que vengan mejores cosas, cosas que ni aún imaginaríamos. Pero, todo depende no necesariamente en que pensamos, sino más bien, en quién confiamos. Si confiamos en Dios, y le seguimos, Dios puede volver hasta las cosas más dolorosas en grandiosas y hasta eternas. Por ejemplo, los discípulos no entendieron antes que muriera el Señor, que tenía que suceder tal sacrificio, para el bien de ellos y de toda la humanidad. Dios saco un eterno provecho del horror de la cruz, porque a través de Su muerte nos da la oportunidad de tener vida eterna. Del sacrificio más horrendo de toda la historia, que Dios mismo murió por el hombre, salió vida, sanidad, y eterna gloria. En mi propia vida, sucedieron muchos males a una edad muy temprana. Todo lo que conocía y era precioso para mí se estaba destruyendo, y no podía hacer nada al respecto. Pero Dios en Su gran misericordia se presentó en mi vida, y me dió la oportunidad de conocerle a través Su evangelio, y pude tomar esa decisión de aferrarme a El, y hacerle el Señor de mi vida. Y de esos males salió mi más grande bendición: la vida eterna con un eterno propósito, porque eso es lo que Señor hace cuando le tomamos como tal. La cruz de Cristo también produjo vida en mí. Si tienes dificultad, dolor, y desesperación, por cosas malas que te hallan sucedido, toma esa oportunidad que se te está dando para buscar de Dios, y hacer a Jesucristo el Señor de tu vida para que tú también puedas volver tus males en introducciones para el bien que solo puede dar el Dios Todopoderoso a través del Señor Jesucristo. Así que, ¿Estás buscando del Señor para convertir tus males en bienes, o buscas solucionarlas a tu manera para que sigas de mal en peor, aborreciendo así tu propia alma? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment

1 Comment

No pongas tu mira en lo corruptible - 1 Corintios 15:35-58

Basado en 1 Corintios 15:35-58 (Versión Reina Valera 1960)  

Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Probablemente el desafío más grande que tenemos aquellos quienes hemos escogido seguir al Señor, es el asunto de cambiar nuestro enfoque de lo terrenal a lo espiritual. Y este asunto es muy lógico porque todos nacimos y vivimos solo conociendo este mundo, y nada más. Es lo único que ha estado mostrándonos, por decir, nuestros sentidos. Este mundo es lo único que conocemos. Pero bendito sea Dios que nos creó, e hizo también con otras cosas darnos la habilidad de ir más allá de lo terrenal. Y eso es en lo cual nos debemos enfocar.

Me imagino que muchos preguntarán, ¿Cuál es el problema en enfocarnos en lo de aquí y ahora si tú mismo dices que esto es lo único que conocemos? El problema, como leímos hoy, es que lo terrenal es corrupción, y lo que se corrompe no dura para siempre, sino que algún día terminará. Debemos concentrarnos más bien en lo incorruptible, en lo eterno, aunque no sea algo con lo cual estamos familiarizados. El problema con enfocarnos solo en lo terrenal, en lo corruptible, es que finalmente todo eso nos llevará solo a la muerte, a la muerte eterna. Esto dice la Palabra: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:7-9. El preocuparse solamente de la carne solo producirá corrupción y finalmente, muerte. Pero el que siembra para el Espíritu segará vida eterna, si no desmaya, porque esto se debe seguir hasta el final.  

Este es probablemente el principal problema que muchos llamados creyentes tienen, en que a pesar de que profesan creer en el Señor, su mira, su atención, su esfuerzo está solo en lo terrenal, en lo corruptible. Siguen viviendo para lo que solo termina en muerte a pesar de decir que creen en Aquel que da vida. Es más, la gran mayoría buscan de Dios solamente para resolver sus problemas cotidianos y para que El les sirva al presente. Y piensan que, porque envuelven a Dios en sus vidas de alguna manera, que también tendrán la vida eterna, aunque ese no sea su enfoque. Y esto es un grave error. Si una persona se enfoca principalmente en lo terrenal, en lo corruptible, eso es lo que segará, no importa que fe profese tener. Su supuesta fe será en vano, porque como recién leímos, Dios no puede ser burlado. Nadie puede utilizar a Dios, aunque parezca al momento que están consiguiendo lo que quieren. Muchos juzgan estar bien con Dios cuando piensan que las cosas le salen como quieren, pero lo que se da aquí y ahora no tiene nada que ver con lo que sucederá en el gran juicio de Dios. Y es por eso que es tan apremiante cambiar de pensamiento, y dejar a un lado el presente y ver hacia el futuro eterno, porque es la única manera que sí obtendrán la vida eterna. De otra manera, solo seguirán su rumbo hacia el infierno. Siempre hay que recordar que la realidad no se controla con nuestra opinión. Y ningún ser humano es Dios, ni puede forzar a Dios a hacer lo que él o ella quiera.   

¿Qué debiera suceder entonces en nuestra vida? Debe haber un cambio drástico, de enfocarse en el mundano a lo celestial, de lo terrenal a lo espiritual, y de lo corruptible, a lo incorruptible. Esto dice la Palabra: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. Debe haber una renovación de nuestro entendimiento, y esto solo sucede con un completo arrepentimiento y conversión de todo pecado, y un total volverse o un cambio de todo lo que se opone a Dios. Esto es lo principal: sin arrepentimiento, sin una conversión total y genuina, nunca podrás nacer de nuevo en Cristo y que el Espíritu Santo entre en tu vida. Esta transformación o renovación de entendimiento no lo podemos hacer solos. Necesitamos al Eterno Dios y Padre que obre en nuestra vida a través de Su Espíritu Santo. Y el final debe ser muy obvio, sacar nuestra mira de lo corruptible y ponerla sobre el Incorruptible, en Cristo, como está escrito: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Cristo debe volverse en nuestro enfoque principal, nuestra meta, la razón de nuestro existir. No quiere decir que lo demás no importa, pero sí significa que Dios tenga la prioridad, y que busquemos que Su voluntad sea hecha principalmente. Si puedes lograr eso en tu vida, si podrás estar firme y constante, creciendo en la obra del Señor, lo que es necesario, efectivamente obtendrás la vida eterna. Así que, ¿Dónde tienes puestos los ojos? ¡Qué el Señor les bendiga! John

1 Comment

Comment

El progreso espiritual - 1 Corintios 15:1-22

Basado en 1 Corintios 15:1-22 (Versión Reina Valera 1960)  

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

En esta iglesia de los Corintios había serios problemas, problemas con cosas muy básicas en la fe. Y muchos de ellos, aunque confesaban creer en el Señor, no estaban permaneciendo en la fe que conlleva a la vida eterna, sino estaban enfocados en otras cosas mucho menores. Estaban poniendo en duda una de las cosas mas precisas de la fe en Cristo, la resurrección. Y a raíz de esa duda, solamente se enfocaban en la vida cotidiana. Vivian para el aquí y ahora y nada más; y buscaban de Dios solamente para resolver las cosas del presente. No había ni una verdadera fe, ni aún menos, un progreso espiritual, sino todo lo contrario, un estancamiento que no conlleva a nada bueno.

Por suma desgracia, las cosas se repiten, y hoy en día existe este problema mas que nunca dentro de la iglesia universal de Dios. Hoy en día más que nunca, la gran mayoría de los supuestos creyentes sufren de estos mismos problemas, poniendo en duda la resurrección, y totalmente enfocados solamente en que Dios le resuelva sus problemas o necesidades presentes, o hasta que les cumpla sus deseos superficiales, y nada más. Hay graves problemas de fe. ¿Cómo puedo decir esto? Porque es solo cuestión de observar las cosas que hace el supuesto pueblo de Dios. Si uno quiere saber la fe que tiene una persona, solo observen sus acciones. Hoy en día, la gran mayoría de los supuestos siervos de Dios están mas preocupados de hablar y enseñar cosas para complacer a las masas, que lo que realmente enseña la Palabra. Y ¿para qué? Porque quieren vivir bien, quieren construir templos hechos por manos de hombres, quieren la admiración de la gente, y ejercer un control sobre los simples e indoctos. Y también, la gran mayoría de los supuestos creyentes buscan de Dios para solo resolver sus problemas, para solucionar el aquí y ahora nada más, y claro, que Dios le sirva también para conseguir sus metas, y cumplirle sus deseos. En fin, no hay tal vista en la resurrección, en el juicio venidero donde todos daremos cuenta, no hay una fe verdadera, y ni aun menos, un progreso espiritual. Así que, por lo tanto, no hay vida, sino solo un enfoque en el mundo terrenal y temporal. Y como lo dijo el Apóstol Pablo: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. ¿Por qué? Porque todo en este mundo desaparecerá, se consumirá, no quedara nada, y eso es lo que también pasara con cada persona que no piensa en el reino de Dios y solo esta enfocado en este mundo. Toda persona será juzgada según la fe que tiene.

¿A qué nos llama Dios? Por el bien nuestro, a creer que sí hay tal resurrección de los muertos, y que hay una vida eterna por lo cual se debe luchar, porque si no se lucha por ella, si no se retiene, y se vive tal fe en Cristo, entonces no se obtendrá la vida eterna. Damas y caballeros, se debe luchar por retener una fe viva y verdadera, y si es necesario, hasta morir por esa fe, tal como lo hicieron esos grandes de la fe que vieron al Señor Jesucristo resucitado. Esto dice la Palabra: Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:3-11. Pero, si no hay fe porque no se cree realmente en la resurrección, y no se vive por esa vida eterna, sino solo por las cosas del mundo, ¿se podrá añadir lo demás que es necesario para que se otorgue amplia y generosa entrada en el reino de Dios? No. Es imposible. Nada se puede construir que resista la prueba, la tentación, y la tribulación si no esta el buen fundamento de la fe en Cristo. Por lo tanto, lo mismo que se le dijo a estos Corintios aplica para hoy: Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13:5.

¿Por qué es tan importante vivir una real fe en Cristo? Porque es lo único que nos impulsará a hacer la voluntad del Padre en nuestras vidas. Porque si no se cree algo genuinamente, entonces ¿cómo se luchará por aquello? Los únicos que podrán entrar en el reino de los cielos son los que se dedican a hacer la voluntad del Padre, como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿Dónde esta tu fe? Y ¿si esta en Cristo, estas progresando en El para hacer lo necesario para poder entrar en el reino de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment