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Alineandose con Jesus

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Basado en Juan 7:14-24 (Versión Reina Valera 1960)

Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia. ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres; y en el día de reposo circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre? No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

Hay muchas cosas que se pueden ver en este pasaje, pero veremos solo algunas. Una de las cosas que se tiene que ver es que, aunque Jesús era 100% Hombre, también era 100% Dios. Hubo un proceso de desarrollo muy distinto al nuestro en el Señor. El si creció humanamente como todos nosotros, en el sentido de Su cuerpo físico. El también se desarrollo como todos nosotros en sus capacidades intelectuales, como ejemplo, en aprender a hablar, y expresarse. Pero, donde se comienza a mostrar Su aspecto divino es en el conocimiento de las cosas de Dios, y en Su revelación. Y aquí es donde hay una gran diferencia entre El y nosotros.

Ellos mismos (los religiosos) se dieron cuenta de que había en El un aprendizaje muy avanzado, a pesar de que no había seguido los pasos que ellos siguieron. El Señor no fue enseñado en las Escrituras por los eruditos judíos. El no estudio en sus escuelas. El nunca obtuvo las credenciales que las personas de educación conseguían en ese entonces. Su trasfondo humilde no le dio esa posibilidad, ya que ese tipo de cosa estaba reservado para personas de posición. Carnalmente hablando, el Señor no fue ninguna de esas cosas, sino mas bien, todo lo contrario.

Entonces ¿cómo sabía lo que sabía, y aún más, como aprendió hacer lo que hacía? La respuesta es muy sencilla, y está en Su naturaleza divina. Jesús era (y es) Dios. Y como Dios, el poseía naturalmente el conocimiento de Dios; estaba dentro de si mismo. Y para poder entender aún más, El era (y es) el Verbo, o mas bien, la Palabra de Dios. Juan dijo esto de El cuándo Dios se lo reveló: En el principio era el Verbo (hablando de Jesús), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Entonces, aunque El hablaba de Su Padre, Jesús no podía evitar revelarse a si mismo, porque El era tan Dios como Dios Padre. Entonces, cuando El revelaba al Padre, El no podía evitar de hablar de si mismo, porque El era la Palabra de Dios. Y aún más, cuando todo fue creado, Dios Padre lo creo en conjunto y a través del Señor, cuando “dijo” que se hicieran las cosas. El Señor es el vehículo (por decir) a través de lo cual la creación fue posible. O sea, sin Jesús, Dios Padre no pudiera haber creado nada, porque no hubiera existido tal “palabra”. Y aquí se ve la integridad, como un ser de la Trinidad, pero en particular, las dinámicas entre Dios Padre y el Hijo (con Jesús). Aunque son dos seres muy distinguibles, los dos también son parte de la integridad del uno y del otro; ambos son necesarios el uno para el otro. Sin el pensamiento de Dios Padre, el Hijo no puede hacer nada, porque el inicio de todo pensamiento divino origina del Padre. Pero también, sin el Hijo, Dios Padre no puede hacer sus pensamientos una realidad en el universo físico o espiritual. Esto es lo que rehusaron aceptar los judíos, porque ellos tenían la capacidad de entender estos conceptos. Pero, aunque rehusaron creer, y aun le mataron, la Verdad de que Jesús es Dios no se pudo tapar o parar porque la Verdad es imparable, especialmente la Verdad de que Dios es Dios, y no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso.

El otro asunto que hay que ver aquí es el asunto de que si una persona se alinea con el Señor o no. Como leemos en el pasaje de hoy, y lo hemos visto en otras ocasiones, fueron muy pocos lo que escucharon y aceptaron a Jesús. Fueron más sus enemigos que amigos, y tales enemigos que finalmente le mataron. Y lo irónico (aunque cuando se entiende la realidad, no tiene ninguna ironía) fue que los religiosos eran los que lo odiaban, y lo odiaron hasta la muerte. ¿Por qué? Porque sencillamente, no estaban alineados. Aunque los religiosos decían creer en Dios, y respetar y enseñar las cosas de Dios, estaban muy lejos de Dios mismo. ¿Cómo pasa eso? Una de las cosas principales que determina eso es la intención del corazón, o el “porque” se hacen las cosas. Los fariseos no hacían las cosas para Dios, sino mas bien, para hacerse relucir a ellos mismos, para sobresalir, para tener dominio sobre el pueblo, para poder tener un estatus económico excelente, etc.; por las mismas razones por lo cual muchos los hacen hoy en día. Si el Señor estuviera hoy en la tierra, los religiosos lo tratarían de matar de nuevo, y en ese grupo estaría la mayoría de los sacerdotes, pastores, predicadores, ministros, etc. Todo volvería a pasar tal como paso antes. Hay muchos que lucen ser seguidores de Dios, pero es solo una apariencia. ¿Cómo sé eso? Fácil, porque si todas esas personas estuvieran con Dios, harían tal como Dios manda. Y todos los que en realidad buscamos amar y seguir a Dios estaríamos todos unidos en armonía haciendo lo que el Señor desea. Muchas veces, esos seres religiosos se enfocan en cosas que no tienen gran importancia, y dejan a un lado lo que es de extrema importancia para Dios. Porque el Señor mismo lo dijo: Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello. Lucas 11:42.

¿Cuál es finalmente la voluntad de Dios? Exactamente lo que el Señor mismo hizo en la tierra. El Señor nos enseño que lo principal es amar a Dios por sobre todas las cosas, y segundo, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El Señor enseñó de la vida eterna, la voluntad de Dios, y ayudo a todos los necesitados, aquellos que tenían suficiente fe para que pudiera obrar el poder de Dios en sus vidas. El Señor no lucho por construir edificios, ni para que su fama se propagará por toda la tierra, ni por cosas materiales, ni por halagos humanos, ni por posiciones de poder, etc. El no hablaba para halagar a las personas, sino solo para decirles la Verdad. Y Su fruto fue: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; los frutos del Espíritu. Y si somos de un mismo sentir con El, entonces estaríamos haciendo y manifestando las mismas cosas, y saldría naturalmente de nosotros porque son cosas que El produce en nosotros mismos; no hay que forzarlas.

Entonces, ¿estamos alineados con el Dios Eterno, con Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Valorando a Jesus

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Basado en Juan 7:1-13 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, más vuestro tiempo siempre está presto. No puede el mundo aborreceros a vosotros; más a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea. Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

Yo les quisiera hacer algunas preguntas (y sé que a lo mejor ya muchos de Uds. posiblemente han tenido esta experiencia, porque dolorosamente, ya es algo común). Si uno de Uds. ha tenido ciertos problemas o síntomas en su salud que dan la apariencia de cáncer, y el médico les ha mandado a que se hagan muchas pruebas y análisis para ver que exactamente esta pasando, y viene el día en que el médico tiene que dar su diagnóstico, basado en toda la información que tiene, y el actuar rápido con un tratamiento es crítico, ¿Qué quisieran, que el médico haga con Uds.? ¿Quisieras que el médico demore la cita y evite hablar con Ud. porque está preocupado, más por su reacción que por su salud? ¿Quisiera que le mienta y que le diga que todo esta bien, para no asustarlo o incomodarlo? ¿Quisiera que le hable a Ud. con rodeos, no hablándole claramente, arriesgando que Ud. no entienda de lo que está hablando, y dejándole más confuso que nada? ¿O quisiera que el médico le diga la verdad (aunque le cueste aceptarla), y como mejor y más rápidamente lidiar con la situación para que pueda tener una buena oportunidad de sobrevivir? Creo que, a todos nosotros, aunque nos cueste, quisiéramos la ultima opción, por muy dura que sea, ¿verdad?

Ahora, la mayoría de nosotros pensaríamos que es apremiante saber la verdad cuando algo pasa con nuestra salud. Al ver la reacción de muchos a través de los años, me he dado cuenta de que todos no solamente deseamos saber todos los detalles, pero también tratamos de buscar todo tipo de soluciones, especialmente si se trata de algo que es de vida o muerte. Pero, lo curioso es que cuando comenzamos a hablar de cosas espirituales, de la eternidad, no existe tal alarma, por lo menos entre aquellos que sienten que tienen tiempo o que todo esta relativamente tranquilo. Y volviendo a las preguntas de antes, por lo menos al prestarle atención a como la gente actúa (no prestándole atención a lo que dicen, porque dicen muchas cosas); a la gran mayoría les gusta, o que no le digan lo que necesitan escuchar, porque les choca, o que le mientan descaradamente para no incomodarlos, o que les hablen con rodeos porque de alguna manera la confusión se deja a un lado para resolverse otro día. Donde muchos creen que las cosas de Dios, la vida y la muerte, y la eternidad no son apremiantes, o que sencillamente, no son reales (por lo menos al momento); entonces no lo toman en serio. Y a la gran mayoría no les gusta que le digan la verdad de Dios. Y creo que este es el gran problema que existió con el Señor mientras estaba aquí en la tierra, y aun ahora. He observado que en rendidas cuentas, a la mayoría les atrae la mentira, y por eso que no buscan del Señor, o sencillamente, no les gusta. Y aquí es donde entramos en el pasaje de hoy.

En lo que leímos hoy, vemos que no mucha gente eran fans (por decir) del Señor. Ni los judíos (que supuestamente eran los más religiosos, y más creyentes en Dios), ni la gente en general, ni siquiera sus hermanos (porque claramente, aunque eran hermanos, no creían en El). Las grandes multitudes solamente lo seguían porque les hacía milagros, los sanaba, los alimentaba, etc. Pero a la hora de hablar la verdad, no le agradaba mucho a la gente. Porque escrito esta: Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Juan 6:66-67. En ese momento, los miles lo abandonaron, y solo le quedaron los doce, con algunas mujeres. Y claro, cuando hablamos de los religiosos, les caía mal de tal manera que lo querían matar, y buscaban ocasiones para hacerlo. Por eso que cuando estuvo delante de Pilato, y Pilato le pregunto al pueblo que hacer con el Señor, la multitud grito: ¡Crucifícale! Porque ya no les complacía, ni les agradaba.

El asunto con no valorar a Jesús y Su Verdad es que es uno el que arruina su vida, más tarde o más temprano. A Dios no le pasa nada con no querer escucharlo, y la falta de fe y aprecio por la verdad no le hace menos real, ni afecta la realidad de que El es Dios. Nosotros somos lo que necesitamos de Su verdad. El no nos necesita a nosotros. El no depende de nosotros. La gente se tiene que convencer que por mucho que no les guste, que lo eviten, o que deseen la mentira más que la verdad, la Verdad es lo único que ayuda, por difícil que sea. Es el enfermo que necesita la medicina, y no la medicina al enfermo. Porque escrito esta: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:31-32. La Verdad de Dios es lo único que trae libertad. Y en conjunto con esa Verdad vienen otras cosas esenciales como el camino hacia Dios y la vida. Porque también esta escrito: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Pedro dijo esto cuando el Señor les pregunto si lo querían abandonar también: Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Juan 6:68-69.

El grave problema es que cuando mas se evita la verdad de Dios, a Jesús, la maldad comienza a llenar el vacío de la verdad. La Biblia nos enseña esto: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 2 Timoteo 4:3-4. El que viene a llenar el vacío que deja la verdad cuando esta se desprecia es mentira, nada más. Y con la mentira viene el diablo, porque escrito esta: …El (hablando del diablo) ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Juan 8:44b. La mentira solo trae destrucción y muerte, por muy atractiva que suene, por mucho que les guste escucharla. ¡Ancho y fácil es el camino a la perdición!

Para poder tener la vida eterna, no solo se necesita creer en Jesús, sino más bien, hay que seguirlo. Y la única manera que se sigue algo realmente es cuando se valora. Entonces, ¿valoras más la mentira?, o ¿estas aprendiendo a valorar a Jesús y Su Verdad, para que puedas ser verdaderamente libre y alcanzar la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Manera Que Necesitamos Aceptar a Jesus

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Basado en Juan 6:41-71 (Versión Reina Valera 1960)

Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido? Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum. Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

La gran mayoría de las personas creen en algo o en alguien. Casi nadie tiene problemas con aceptar que existe algo en el mas allá, o en algo que esta sobre nosotros. En Estados Unidos, de acuerdo a una encuesta hecha por Pew Religious Landscape en el 2014, aproximadamente 3.1% de la populación dicen ser ateos, y el 4% dicen ser agnósticos. Todos los demás dicen creer en un Dios o en un ser. Yo he podido más o menos comprobar estos datos personalmente con la gran mayoría de las personas con que yo he conversado a través de los años, e inclusive, hasta en países extranjeros que he visitado o vivido en ellos, de que casi todos me han dicho que creen en alguien, y que no les cuesta creer en un dios. El otro día mismo conversaba con un joven que es un alcohólico en recuperación que lleva varios años sin probar el alcohol que le habían enseñado en Alcohólicos Anónimos que tenía que aferrarse a un poder mas alto que él, y que le había servido esa fe para salir adelante. Pero, hubo un problema con la conversación. No tuvimos ningún problema hablar de un poder mas alto, o hasta de concentrar ese poder más alto en Dios. El problema surgió cuando comenzamos a hablar de Jesús, y de cómo se tenía que creer en Jesús. Todo iba bien hasta que llegamos a esto.

Aquí es donde comienza el problema de la fe en muchos, a la hora que comenzamos a hablar de Jesús y de quién es Jesús. Muchos tienen este problema, y el gran porcentaje de creyentes que dan las encuestas comienza a cambiar. De acuerdo a Pew Research Center, alrededor del 67% de la populación de Estados Unidos dicen ser cristianos. Todavía es una mayoría considerable en Estados Unidos (aunque en el resto del mundo es mucho menos), pero las cosas comienzan a cambiar. Entonces, y tal como paso con este joven, la gran mayoría creen en alguien, pero no necesariamente en Jesús.

Ahora, dentro de los que se dicen ser cristianos, ¿Cómo exactamente creen en Jesús? Hay muchos que, si dicen creer, pero las diferencias comienzan a surgir en “como” creen en El. La gran mayoría le ven como el Salvador. Y si, por supuesto que es el Salvador del mundo. Pero ¿cuántos realmente creen en El como nos enseña la Biblia, como el Señor y Dios que es? Y, muchos dirán que creen de esta manera en El, pero ¿será una realidad? ¿Creerán y seguirán a Jesús como se nos enseña? ¿Es El en realidad el todo de nuestras vidas, la razón de nuestro existir, El que dicta el curso de nuestra vida diaria? Y aquí es donde todo cambia, y ese gran porcentaje se vuelve un número muy pequeño. ¿Cómo puedo decir esto? ¡Fácil! A lo menos en Estados Unidos, si decimos que somos tantos los que creemos en Cristo, ¿cómo puede haber tanto pecado (aunque Dios no espera que seamos perfectos)? ¿Cómo puede haber tanta equivocación, comenzando por aquellos que dicen no solo ser creyentes, sino mas bien, hasta ministros y predicadores de la Palabra de Dios? Y aquí es donde entra el pasaje de hoy.

La Biblia nos enseña de que debemos creer en Jesús como el Señor, como Dios, y como el Salvador; como el unigénito Hijo de Dios. Y no solamente creer y aceptarle como tal, pero también, para que pueda ser algo completo, tenemos que hacernos uno con El. Esto es lo que significa comer Su carne y beber Su sangre. Tenemos que lograr tener tal relación íntima con El, que no solamente debe entrar en nuestra vida, pero a través de la obra del Espíritu Santo y Su Palabra, El tiene que formar parte de todo en nosotros, como la comida. Cuando comemos o bebemos algo, esas sustancias entran en nuestra boca, se digieren en el estómago, y sus elementos se transforman y viajan por todo el cuerpo, a cada célula dentro de nuestro ser, dándonos nutrición y vida. La comida y los líquidos nos sustentan, y también nos ayudan a reparar lo dañado. Sin estas cosas, no se puede vivir, ni ver el mañana. Igual debe ser el Señor en nuestras vidas. Vemos en la Biblia que muchos pudieron llegar a creer en El de alguna manera, y hasta seguirle, pero la gran mayoría no pudo con esto, y le dejaron. A penas quedaron los doce y algunas mujeres, y hasta uno de los doce no era de fiar, porque le vendería más adelante. Lo mismo pasa hoy. La gran mayoría buscan del Señor para resolver problemas, por un sinfín de razones, pero no para hacerse uno con El, y para que El llegue a ser el centro de sus vidas. Y el problema con esto, es que no se puede llegar a la vida que nos habla Dios, a no ser que Cristo se convierta en tu alimento. Sino se come y se bebe del Señor, no hay vida; igual como si dejaremos los alimentos a un lado. Mas tarde o temprano moriríamos. Entonces, ¿aceptas a Jesús como debiera ser para que puedas tener la vida que El tanto desea darte? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Problema con la Incredulidad

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Basado en Juan 6:27-40 (Versión Reina Valera 1960)

Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Todas las personas escogen creer en algo o en alguien; porque sencillamente fuimos hechos con esa capacidad y función. Es algo inevitable en realidad. Hasta el ateo más acérrimo que dice no creer en absolutamente nada cree en algo o en alguien. Si rehúsa creer en Dios, o en algún tipo de deidad, por eso que entonces por virtud de no querer creer, llega mas bien a creer en lo más mínimo; en sí mismo y en su intelecto. Entonces, si entendemos que cada persona por virtud de ser una persona cree en algo, cada persona tiene la habilidad (por decir) de la fe.

Como hemos explicado muchas veces antes, cada persona tiene la capacidad de tener fe, y mucha fe. La persona que dice no poder tener mucha fe no es muy observante, y aún más, usa su fe para cosas, o hace cosas que en realidad debieran dar mucho miedo. La lógica va mano en mano con la fe divina. Pensemos un poco en lo que muchas personas que dicen no tener mucha fe que hacen a diario; y con esto les doy el aviso de que vamos a entrar en cosas muy personales.

Una de las cosas que mas se práctica hoy en día es el sexo libre, y a lo que me refiero es todo acto sexual que está fuera del matrimonio, sean personas solteras o casadas que tienen aventuras. La Biblia se refiere a esto como: fornicación. La gran mayoría de las personas practican esto, de tener relaciones sexuales con distintas personas (no entraremos en el asunto de la homosexualidad, el lesbianismo, etc., porque eso va mucho mas allá de la fornicación, y claro, para mal). En EEUU, antes de graduarse de la secundaria, el 62% de los estudiantes ya han tenido sexo. Y por supuesto, los números saltan aún más cuando se hacen adultos. Entre los supuestos “más sanos” son las personas que tienen relaciones sexuales con personas que están conociendo, o están en una relación un poco más profunda (antes del matrimonio). Y lo hacen por muchas razones distintas. El grave problema con esto es que sí, es pecado ante los ojos de Dios, pero también, hay aspectos muy lógicos por lo cual es malo (porque Dios es el ser más lógico que existe). Hay personas que viven lavándose las manos, y desinfectándose, pero, no obstante, tienen intimidad con personas que apenas conocen, intercambiando fluidos y dejándose tocar el cuerpo, sin ninguna preocupación. Hay personas que detestan usar un baño público, pero se meten íntimamente con personas que usan esos mismos baños públicos, a los cuales temen, y claro, exponen sus cuerpos al contacto mas intimo con la suciedad a que le temen. Usando solo estadísticas relacionadas con Estados Unidos (porque en muchos otros países, las estadísticas son aún peores), de acuerdo al American Sexual Health Association y Centers for Disease Control and Prevention, uno de cada dos personas (o sea el 50%) que están activas sexualmente “contraerán” una enfermedad de transmisión sexual (ETS) antes de los 25 años. Casi 20 millones de nuevos casos de ETS ocurren cada año en este país, y 10 millones de ellos son jóvenes entre las edades de 15-24. Hoy, el 25% de los Estados Unidenses tienen una ETS que es “incurable”, 1 de cada 4 personas. 85% de los Estado Unidenses con herpes (se estima 42 millones de personas) no saben que lo han contraído. Conociendo esto, y por mucho que uno se cuide, sea hasta manteniendo una relación monógama, ¿Qué seguridad hay que una persona no contraiga algo, o que ya tenga algo, aun sin saberlo? Y bueno, muchos escogen creer que un pedacito de material sobre el cuerpo los cubre por completo, como si fuera una fuerza protectora mágica que los aislara de toda enfermedad y suciedad.

Y bueno, podríamos hablar de cosas también tanto o mas peligrosas, de meterse con un ser desconocido y compartir momentos íntimos cuando uno es mas vulnerable físicamente. ¿Han pensado todas las personas que invitan a sus camas a un ser desconocido que les puede tocar alguien con una inestabilidad mental, o un asesino o asesina? ¿No piensan en que algo puede fallar con su método de anticonceptivo, y alguien puede quedar embarazada? ¿No piensan que la otra persona con quién se meten puede tener razones alternativas por lo cual están teniendo relaciones íntimas? La mayoría de las personas tienen malas intenciones, especialmente cuando se refiere a tener relaciones sexuales. Hay muchos riesgos reales envueltos. Pero, la gran mayoría ni siquiera piensan en alguna de estas cosas antes de meterse con alguien. Escogen creer en sus instintos (o en dejarse llevar), en su intelecto, en la otra persona, en tantas cosas que son falibles, limitadas, desconfiables, o hasta desconocidas e inciertas, y no “pueden” llegar a creer en Dios como es debido.          

El problema con la incredulidad es este: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Y el simple hecho por lo cual una persona no “puede” creer lo explica la Palabra de esta manera: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:18-21. Entonces, no es falta de fe el problema, sino más bien, una persona no quiere cambiar y dejar el pecado atrás; y nada más.

Si no se cree en el Señor como es necesario, no hay salvación, no hay perdón, y no hay vida. Y una persona se expone a todos los males que el pecado acarrea, porque el pecado solo trae destrucción, mas tarde o mas temprano. Así que, ¿crees como necesitas creer en Jesús y en lo que El enseña para que puedas tener vida y vida en abundancia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Que Hacemos con Jesus?

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Basado en Juan 6:16-26 (Versión Reina Valera 1960)

Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban. El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos. Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús. Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

¿A qué realmente vino el Señor a la tierra? A través de los Evangelios vemos que el Señor hizo muchas cosas. El sanó a los enfermos, liberó a los endemoniados, hizo prodigios y señales, alimento a miles de personas, enseño muchas cosas, y hasta resucitó a algunas personas. Juan también nos explica que se escribió solo alguna de las cosas que hizo el Señor, como explica en el siguiente pasaje: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. Juan 21:25. Así que, solo sabemos lo necesario nada más a través de las Escrituras.

Aunque todas esas cosas son buenas, y parte de la manifestación del Mesías, lo principal para que vino el Señor a este mundo es para tomar nuestra forma carnal, derramar Su sangre y morir en la cruz, y ser resucitado de entre los muertos. ¿Por qué? Porque esta era la única manera que nosotros podíamos tener la salvación de la cual nos enseñó, el poder nacer de nuevo en el Espíritu. Y en conjunto con eso, era la única manera en que Dios mismo puede venir a morar dentro de nuestro ser por medio de la fe en Jesús. De otra manera, Dios no puede convertirnos en Sus templos, los que no son hechos con manos humanas.

¿Por qué es tan importante que Dios venga a morar dentro de nuestro ser? Uno de los problemas que tuvieron los discípulos, y todos aquellos que fueron antes de la resurrección del Señor, es que Dios no podía habitar dentro de sus vidas, porque no existía el perdón de pecados. Los sacrificios y el seguir la fe en el Señor solo permitía el cubrir los pecados. Y el Espíritu de Dios solo podía estar sobre, o con una persona, pero no dentro. En este mismo pasaje vemos que los discípulos pasaban tiempo separados del Señor, aunque le estaban siguiendo. En este pasaje no vemos el detalle de que el Señor mismo les dijo que se adelantaran e ir sin El. Tanto Mateo 14:22 y Marcos 6:45 nos da parte del recuento de que el Señor si les mando que fuesen sin El. Así que, no partieron sin El porque querían.

El asunto es que hay una gran diferencia entre Dios estar con uno y alrededor de uno, a que este dentro de nuestro ser. El Señor solo puede venir a morar dentro de nosotros cuando nos damos, o nos rendimos totalmente a El. Así es que le llegamos a pertenecer, y no de otra manera. Y por virtud de que El mora dentro de nosotros, Su Espíritu Santo puede obrar dentro de nuestra intimidad, en los lugares mas profundos dentro de nosotros, los cuales que ni siquiera nosotros mismo estamos muy atentos a ellos. Entonces, cuando le invitas a estar dentro de ti por fe, no tienes que preocuparte si lo llevaste a alguna parte, si lo tuviste que dejar en algún lado porque El esta haciendo otras cosas, etc. El estará dentro de ti adonde quiera que vayas. Porque escrito esta: …El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23b.

Ahora, ¿que tratan de hacer las personas con el Señor? Increíblemente, muchos no buscan tener al Señor dentro de si, y por muchas razones. Por lo que vemos en este pasaje, hay personas que sencillamente buscan del Señor para recibir cosas, para lograr lo que quieren, y cumplir sus deseos. No desean una relación personal con El, o aún menos, un compromiso. La gran mayoría buscan resolver sus problemas, tanto como ayuda económica, por sanidad, por muchas distintas cosas, casi todas las razones son por cosas temporales. No es que estas cosas sean malas y que no debamos pedir por ellas, pero no puede ser la razón principal por lo cual se busca al Señor, o aun peor, que estas cosas sean la única razón por lo cual se le busca.

Hay algo que todos conocemos que aplica con este concepto, y este es: la regla dorada. La regla dorada fue dicha por el Señor, y esta es: Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Lucas 6:31. Esta regla también aplica a Dios, y se puede decir de esta manera: Y como queréis que haga Dios con vosotros, así también haced vosotros con Dios. Por ejemplo, ¿a ti te gustaría que tus seres queridos solo te busquen porque quieren algo de ti? ¿Te gustaría que te traten de manipular para conseguir otras cosas de ti? ¿Te gustaría que estuvieran contigo solo porque les das en el gusto? ¿Te gustaría que te fingieran amor para utilizarte? Creo que todos queremos ser amados genuinamente, y que los que están nosotros estén porque desean estar con nosotros, a pesar de las circunstancias. Entonces, si nosotros deseamos real amor y lealtad, ¿no creen que Dios merece lo mismo, especialmente considerando todo lo que El ha hecho, y hace, y promete hacer por nosotros en el futuro?  

Entonces, la gran pregunta es: ¿Qué es lo que estas tratando de hacer con el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Conceptos Erroneos

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Basado en Juan 6:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.

Desgraciadamente, muchos de nosotros erramos porque no entendemos lo que necesitamos entender. Y al no querer entender (porque el “poder” entender no es el problema), nos hacemos la vida mas difícil, y segamos más del mal que del bien. Y al tomar decisiones equivocadas, desperdiciamos un sin fin de recursos de mucho valor, como el tiempo, dinero, y finalmente, ganancias espirituales. Cuando se yerra, aunque puede que luzcan bien las cosas, se esta yendo por un camino torcido cuyo fin es incierto y malo. Por lo tanto, hay que corregir los conceptos erróneos para que se logren cosas mejores (para el bien de uno, y el de los demás), pero no será fácil, porque va en contra de nuestra naturaleza.

El primer concepto erróneo que vemos en este pasaje (o mas bien, el de mayor importancia) es el asunto de que veían a Jesús como un profeta. Ese es un problema gravísimo. Jesús no era profeta, y como tal, no se le puede reconocer. Si no se reconoce a Jesús como lo que El es, y con la convicción plena que se necesita dentro de uno mismo, no se llegará a nada. Ni habrá salvación, ni perdón de pecados, ni dirección divina, ni bendiciones divinas, etc., etc. Sencillamente, sin reconocer y aceptar a Jesús como lo que es, no habrá otro camino que el infierno (no es mi opinión, sino, es lo que dice la Palabra de Dios).  

Jesús era y es Dios. Tiene que ser reconocido y aceptado personalmente como el Dios Todopoderoso, el Altísimo, el Creador, y todo lo que incumbe ser el único Dios, como parte del Dios Trino (Padre, Hijo, y Espíritu Santo), porque los tres son uno. Si no se cree en Su divinidad, entonces no podrás experimentar Su poder divino, comenzando por la vida eterna. Y el segundo modo que debe ser reconocido es como el Señor. Para que la salvación de Dios tome efecto en tu vida, tienes que pertenecerle plenamente y completamente a El. El tiene que ser el Señor de tu vida. Como pueden ver, esto no tiene nada que ver con ser profeta.

El segundo concepto erróneo que va relacionado con el primero es: Nosotros no somos los que mandamos, sino Dios es el que manda. Desde el momento que reconocemos a Jesús como Dios y Señor, entonces como dictaría la lógica, tenemos que hacer lo que El dice; no que nosotros tratemos de mandarlo a El, o de tratar de manipularlo. Mandarlo y manipularlo es imposible y absurdo. Y aparte de eso, nada bueno viene por eso. El problema es que el buscar lo que quieres y el tratar de cumplir tus deseos nada bueno acarrea (y sé que es difícil aceptar esto). Tenemos que entender que nuestros instintos y deseos son gobernados por el pecado que mora en nosotros. Ese es el problema. Al rendir nuestras vidas al Señor, es solo el comienzo de un largo y duro proceso, de someter esos instintos y deseos bajo Su dominio. Así que, por nosotros mismos, somos incapaces de hacer y pensar el bien (se que es duro, pero no te desanimes, o rebeles, porque te vas a hacer daño a ti mismo nada más).

Esto lo vemos por ejemplo cuando Pedro trata de persuadir al Señor de no morir: Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:22-24. Cuando pensamos carnalmente, estamos solo poniendo por obra la voluntad de Satanás, no la de Dios. También dice esto la Palabra: Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante. Jeremías 7:22-24. Cuando buscamos cumplir nuestra voluntad (o conseguir nuestra supuesta felicidad), volvemos atrás, al pasado que Dios necesita enterrar para hacer cosas nuevas en nuestras vidas, para que podamos vivir la vida abundante que El desea darnos. No se trata de felicidad, sino más bien, de propósitos eternos que van mucho mas allá de una supuesta felicidad o de cumplimientos de deseos personales. Esto es lo que también dice la Palabra: Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:7-9. Si deseamos el bien en nuestras vidas, tenemos que cambiar nuestro modo de pensar a través de la obra del Espíritu Santo y de Su Palabra en nosotros. Tiene que cambiar nuestro entendimiento, como también nos aconseja Dios: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2.

¿Deseas que tu vida cambie realmente para bien? Mi mejor consejo para ti es que dejes estos malos conceptos atrás, y aférrate con todo tu corazón al Señor, siguiéndole a El (no a tus deseos carnales) cada día fielmente. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo la Vida para el Señor

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Basado en Juan 5:30-47 (Versión Reina Valera 1960)

No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; más digo esto, para que vosotros seáis salvos. El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo. Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

¿Para qué o para quién es que tu vives tu vida? ¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? Para algunos, creo que la respuesta es sencilla. Para otros, yo no creo que se hayan hecho esa pregunta. Y bueno, creo que algunos piensan que saben la respuesta, pero si miran sus vidas, puede que vean otra cosa. Y si hay algo que trato en el Señor de hacer intencionalmente, en lo mas mínimo, es hacer a las personas meditar y pensar. El meditar y pensar es algo poco común hoy en día. Es irónico que esto, este sucediendo en un tiempo como ahora que tenemos el acceso mas grande que el hombre haya tenido a la información. No pensamos mucho, porque si lo hiciéramos, nuestras vidas serían muy distintas (a lo menos, esperaría que eso fuere así).

No sé si muchas personas entienden el valor de esta vida, y aún más, el valor de lo por venir. Pero, concentremos un poco en lo de aquí y al momento. ¿Cuál es el propósito de la vida de las personas? Si observamos y miramos a nuestro alrededor, distintas personas han escogido tener distintas razones para su existencia. El más común es el egoísmo, el vivir para darse en el gusto a sí mismos, de una forma u otra. Hay otros que han decidido vivir primordialmente por un amor humano, por la familia, por una carrera, por algún ideal, por lo material, por los placeres, por un sinfín de otras cosas. Hay personas que no tiene curso su vida. Viven nada más. Se tratan a si mismo como una pieza muy pequeña en una maquina gigantesca. En fin, si quieres ver a donde está la devoción de una persona, simplemente observa su vida. La fe de cada persona se ve en la manera que vive su vida. Y claro, si realmente quieres ver cuál es la razón de tu existir, yo te aconsejaría que te sientes por un momento (o hazlo caminando, como sea), pero en silencio, sin nada o nadie a tu alrededor; sin distracciones; y piensa y medita en lo que haces diariamente, y porqué lo haces. Si lo haces genuinamente, la respuesta vendrá muy claramente.

¿Por qué importa el saber porque uno hace las cosas? Porque tu vida tiene un valor. Desde el momento que estas respirando y viviendo en este instante, Dios ha permitido que tu existas. Y por mucho que Satanás y los hombres tratan de quitar la vida de distintas maneras y en distintos momentos (antes de nacer, cuando niños, o como adultos), tú estas vivo en este instante, y por alguna razón o con algún propósito. Hasta el ser humano más duro y malvado está vivo en este momento porque Dios lo permite. No hay otra razón, y esa vida tiene un propósito. Y cuando se vive la vida sin un rumbo bueno, finalmente se daña a sí mismo y a los que lo rodean. Y posiblemente el propósito mas dañino para cualquier persona es el vivir para si mismo (puede que suene ilógico, pero es la verdad).

Si vemos la vida del Señor, El aun siendo Dios, no vivió para si mismo. Todo lo que hizo lo hizo para el Padre. El buscaba solo hacer la voluntad del que le envió. El hacia lo que veía hacer al Padre. El Señor imitó a la perfección la vida y las obras de Su Padre. El nos habló del Padre. Nos compartió de como tener vida y hacer el bien. Hizo milagros y prodigios, tal como el mundo jamás haya visto. Sanó a los quebrantados de corazón. Hizo a los paralíticos caminar, a los ciegos ver, y a los demás enfermos restauro. Liberó a los endemoniados. Resucitó a los muertos; niños y adultos. El obedeció al Padre hasta el punto de entregar Su vida en la manera más dolorosa y agonizante que cualquier ser humano halla experimentado. Pero, no obstante, aunque le costo ese dolor y sacrificio, hizo la voluntad del que le envió. ¡Y bendito sea el Dios Todopoderoso y nuestro Señor Jesús! Porque, ¿Qué hubiera pasado si el Señor no hubiera hecho todo lo que hizo? ¿Qué hubiera sucedido si El se hubiera olvidado de Su propósito, de la razón por la cual vino a este mundo? El era (y es) Dios y tenía la potestad de decidir y hacer como le placiera. El no hubiera dejado de ser lo que era si hubiera hecho algo distinto, porque es sencillamente un hecho, que El es Dios. Y nada puede cambiar eso.  

Y ahora, ¿cómo nos debiera afectar la vida del Señor? Si entendemos nuestra posición (que nada somos y ninguna esperanza teníamos fuera de El), y que El hizo algo grandioso por ti y por mi (personalmente) porque sencillamente quiso, ¿no crees que es suficiente vivir la vida por El? Si has realmente decidido seguir a Cristo, y hacer al Señor el dueño de tu vida, la Biblia nos enseña esto: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses 3:23. Si deseamos tener una vida plena aquí, y principalmente después, la Biblia también nos enseña esto: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:7-9.

Entonces, si vives la vida solamente para ti mismo y para cosas temporales (aunque en si no sean malas), recibirás algo temporal (si es que logras tener lo quieres). Pero, si vives la vida para el Señor y sus propósitos, tendrás garantizado lo eterno, y Dios también te puede sorprender en el aquí y ahora. Así que, ¿estás viviendo tu vida para el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Reconociendo a Jesus

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Basado en Juan 5:16-29 (Versión Reina Valera 1960)

Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

En este pasaje, vemos un par de razones por lo cual los judíos procuraban matar a Jesús; por hacer cosas que ellos consideraban no licitas durante el día de reposo, y porque decía que Dios era Su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Pero también había otra razón aún mas poderosa que les carcomía el alma misma, porque estaban llenos de maldad. El Apóstol Juan se había dado cuenta de las dos razones de las cuales escribió, pero increíblemente, un hombre incrédulo se dio cuenta de la principal, la cual era la envidia. Porque escrito esta: Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado. Mateo 27:17-18. La envidia fue la raíz de todo el odio que sentían por el Señor. Esto fue el mal que nació en el corazón de ellos, el cual los estimulo a matar al propio Hijo de Dios, cuyo Dios decían ellos seguir. ¿Por qué?

Era una hipocresía de ellos de justificar su odio con razones Bíblicas. Si, era verdad que se tenia que respetar el día de reposo (aunque Jesús como Dios podía hacer Su voluntad). Si, era verdad que nadie se podía igualar a Dios, porque la pena de la blasfemia era la muerte (aunque era verdad que El era el unigénito Hijo de Dios). Pero, la ira creció en ellos porque sencillamente ellos sabían dentro de si, que el Señor era verdaderamente el Hijo Unigénito de Dios, que era Dios en realidad. Lo sabían y lo creían, pero no para arrepentimiento y conversión, sino mas bien, surgió la envidia y el odio. Odiaban la idea de que el Señor pudo hacer cosas que ellos no podían. Odiaban la idea de que lo siguieran las multitudes. Odiaban la idea de que ellos no eran el foco del pueblo, sino mas bien, el Hijo de Dios. No importa que absurdo suene esto, pero era la verdad.

Vemos a alguien en la historia también llevado por la envidia, a Satanás. La Biblia nos enseña acerca de la envidia y el orgullo que sintió Satanás (antes conocido como Lucero) en contra del Altísimo mismo, por Dios Padre. Porque escrito esta: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Isaías 14:12-15. Satanás, al haberse llenado de un orgullo sin fundamento, envidio a Dios, y por eso fue su caída. No supo aceptar la realidad de que él no era como Dios, ni podía ser como Dios, ni nunca podia tomar el puesto legitimo del Altísimo. Este fue el mismo mal de los judíos por lo cual mataron al Señor. Ellos querían ser como el Señor, y nunca lo podrían ser, y eso les carcomió el alma. Hay seres que tienen un complejo de sentirse como Dios, y este mal es mucho más común de lo que creen.

Aunque fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, el asunto es que nadie puede ser como Dios, bajo ningún punto. Es naturalmente imposible. Y a la misma vez, no debe existir ni siquiera ni el más remoto sentimiento que se asemeje a querer ser como El. Aún más, y este es la culminación del pensamiento de hoy, el Unigénito Hijo de Dios, Jesús, tiene que convertirse en el todo de nuestra vida. Jesús tiene que ser no solo nuestro Salvador y Señor, sino también, nuestro Dios. Jesús de Nazaret, el Hijo de David, el Mesías, era y es Dios. Y si no existe esa realización en nuestra vida, dentro de nuestro corazón, y de nuestra alma, y de nuestra mente, y en todo nuestro ser, entonces no hay nada. La Biblia nos enseña esto: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36.

Así que, esto es lo que tenemos que tener en cuenta: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. Jesús es el Verbo. Jesús era desde el principio. Jesús hizo todas las cosas. Jesús es la vida y la luz. Jesús hizo al hombre, porque escrito esta: Entonces dijo Dios: Hagamos [Dios plural] al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Genesis 1:26a. Jesús (o Dios) se hizo carne. Dios estuvo con el hombre en la tierra. Dios fue escarnecido y azotado. Dios fue crucificado. Dios descendió a las profundidades de la tierra. Pero, Dios fue levantado al tercer día de entre los muertos, y ahora, Dios está sentado en Su trono legítimo, en lo más alto de los cielos, donde quiso estar Satanás. Y Dios vendrá por Su pueblo y juzgará a las naciones. Dios condenará al castigo eterno a todos los que no le aceptaron como tal. Y Dios reinara por los siglos de los siglos, Amen.  

Ahora, ¿has reconocido y aceptado a Jesús (a Dios) como lo que El es? o ¿eres parte de aquellos que le envidian, tratando de hacerte semejante a El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las Intenciones del Corazon

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Las Intenciones del Corazón

Basado en Juan 5:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.

Alguna vez te has preguntado: ¿Por qué existen las enfermedades? Y la respuesta que nos da la Biblia es que la enfermedad viene por el pecado. Desde que el pecado entro en el mundo a través de Adán y Eva (cayeron los dos), entró todo lo que produce dolor, daño, destrucción, y finalmente, la muerte. Por eso es que Dios no soporta el pecado. Si leemos el comienzo del libro de Genesis, vemos que Dios todo lo hizo bueno. El mundo no fue hecho con el pecado. Desgraciadamente, el pecado fue traído a un mundo bueno, a una creación limpia y pura, y lo echó a perder todo. Entonces, el pecado en sí, y todo lo que trae, no es lo que Dios desea.

El asunto es que el pecado trae la muerte, produce la muerte, aun en lo bueno; lo contamina. Porque escrito esta: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a.  Y por consecuencia, el pecado produce todo lo que conduce hacia la muerte, como las enfermedades (porque algo tiene que suceder para que alguien muera). Entonces, no se le puede echar la culpa a Dios de las cosas, a lo menos no directamente. Porque el fin de Dios es producir más de sí mismo; producir vida. Porque también está escrito: …mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23b. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6.

Ahora, ¿por qué es que las personas se enferman? Existen tres razones principales por lo cual una persona se puede enfermar (porque pueden existir otras). La primera es porque sencillamente vivimos en el mundo en que vivimos, en un lugar de pecado, un mundo imperfecto. No es necesariamente porque una persona hizo algo malo individualmente, o por si mismo. En otras palabras, no esta pagando por alguna cosa mala que hizo por voluntad propia. Pasa solamente porque estamos adonde estamos, y no hay nada que se pueda hacer. Porque, por ejemplo, un niño pequeño que se enferma o se muere, aunque nace en el pecado (porque somos concebidos en pecado), no ha tenido la oportunidad de pecar por su propia voluntad. Sucede todos los días.

La segunda razón es por consecuencias directas de nuestras acciones. En otras palabras, una persona se enferma, porque ha hecho cosas que naturalmente producen la enfermedad y la muerte. Si una persona no se cuida, se puede producir problemas. Por eso que tenemos que tener cuidado con lo que hacemos con nuestros cuerpos; con lo que comemos, con lo que injerimos, o a lo que nos exponemos. Y bueno, hay una lista de cosas que uno debiera evitar. Por eso que las drogas son malas, las ilegales y las legales (recetadas por un médico). Y el consumo de alcohol también trae problemas, en cualquier cantidad (porque cada organismo es distinto). El fumar es malo, porque contiene cosas que hacen daño. Ciertas comidas, o comidas en grandes cantidades pueden hacer daño. Por eso que uno tiene que tener una dieta balanceada y hacer algún tipo de ejercicio regularmente. El sobrepeso (o bajo en peso) no ayuda a nadie. Y así, hay muchas otras cosas más. Los malos estilos de vida (ciertos pecados, como la fornicación y el adulterio) y abusos físicos no es que puedan, sino más bien, van a producir algo malo, más tarde o más temprano, y nadie esta excepto a eso. La Biblia nos enseña de que somos templos del Señor cuando le entregamos nuestras vidas. El viene a morar en nuestros corazones por fe. Entonces, Su Palabra nos enseña que debemos cuidar Su templo y evitar cosas que nos pueden afectar, porque también dice que El destruirá al que destruyere Su templo.

Y la tercera razón por lo cual puede venir una enfermedad, es por castigo. Dios si puede permitir algo que una persona no se buscó por algún tipo de abuso físico, y aquí es donde vemos el caso de hoy. Este hombre a quien sano el Señor si hizo algo en el pasado que produjo el mal en él, porque el propio Señor lo declara. Algo hizo que a Dios sencillamente no le agrado. La Palabra nos enseña esto: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Y vemos que a pesar de que el Señor le sano, siguió haciendo el mal. ¿Por qué le fue a decir a los judíos quién le había sanado si sabia que no le buscaban para bien? Aún recibiendo el milagro, un cambio de vida radical, sufriendo por treinta y ocho años, todavía no había aprendido. Por eso que, si Dios te perdona, y también te sana, deja de hacer lo que no conviene. Deja el pecado atrás.

Puede que haya otras razones (porque tenemos un espacio limitado aquí), pero finalmente, cada uno sabe porque le pasa lo que le pasa. Y cualquiera que sea tu condición, mi consejo es que busques del Señor, y que cambies lo que necesitas cambiar. Porque finalmente, aunque venga la sanidad, puede venir algo peor, o porque te lo buscaste por abuso, o por alguna otra cosa que a Dios sencillamente no le complació. Piensa: ¿Cuál es la intención que Dios ve en tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Asuntos de Fe

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Basado en Juan 4:43-54 (Versión Reina Valera 1960)

Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta. Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

La gran mayoría de las personas tienen un grave problema con la fe en Dios, inclusive aquellos que dicen creer y seguir a Dios (difícil de creer tal ironía). Hay muchos que dudan que Dios existe. Hay muchos que no le temen, usando hasta Su Nombre en vano y de manera despectiva y burlesca. Desgraciadamente, esto no es algo nuevo, e inclusive, lo sufrió el propio Señor en carne propia mientras estuvo aquí en la tierra. Y seguirá sucediendo hasta que todos vean Quien en realidad es Dios. ¿Cómo es que se ve la falta de respeto y la incredulidad? De muchas maneras.

Una de las maneras que vemos hoy en el pasaje es cuando el Señor dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. ¿Cuál es el problema con esto? El problema es que se duda de todo lo que ya ha hecho el Altísimo. Y para colmo, se duda de tal manera, y llega tanto la falta de respeto, que se le demanda señal, una demostración de Su poder. Este asunto se vió en otro momento en las Escrituras, cuando dice: Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal… Mateo 12:38-39a. Básicamente, al demandar señal del Señor, se le esta tratando como un mago de baja clase, como si tuviera que hacerles un truco para entretenerlos. Tanta es la altivez y la dureza de corazón del hombre que demanda señal, que se cree merecedor de humillar a Dios, a que le sirva y que le trate de complacer. ¿Suena feo? Bueno, esto sucede a cada momento y muchos lo practican. ¿Cuántas veces no ha escuchado a alguien decir: Si Dios no responde a lo que yo quiero, no creeré en El? ¿Cuántas personas siguen dudando la existencia de Dios y cuestionan la Palabra de Dios, si es real o no? Y si Dios no les hace el truquito (por decir), no creen. A casi a nadie le cuesta poner en tela de juicio la existencia de Dios, las obras de Dios, la persona de Cristo, y las Santas Escrituras; y especialmente cuando sienten que Dios no les cumple sus pedidos personales y que les dé en el gusto en sus antojos. Y para añadir al problema, ¿á cuantos Dios si les ha respondido a sus peticiones y suplicas, y aún así, dudan en seguirle, en respetarle, y en agradecerle? ¡Bien dijo el Predicador que no hay nada nuevo debajo del sol!

El asunto es que no es tanto la falta de fe o del creer de una persona, sino mas bien, dentro de si saben que hay algo o Alguien más allá, pero sencillamente se creen más grandes y fuertes que Dios mismo. Es tal el orgullo en muchas personas que creen que Dios existe para servirles y aguantarles todas sus altiveces. O, en lo mas mínimo, piensan: Ni se quien es Dios, ni me interesa; y bueno, si existe, que me sirva. Y ahí es donde está el grave problema con los asuntos de fe en Dios.

De lo que hay que preocuparse es que no se puede abusar siempre de la bondad, la misericordia, el amor, y la paciencia de Dios. Dios es increíblemente paciente, pero no infinitamente paciente. Dios tiene sus límites, porque finalmente, Dios es amor, pero también es fuego consumidor. El que Dios nos ame no le quita Su dignidad y Su honra. Dios es Dios. Para nuestro propio bien, tenemos que entender que Dios Padre esta sentado en el trono del universo, y que Su Hijo Unigénito, Jesús, es el Señor. El ya no es el Dios hecho carne que vino a morir por nosotros en la cruz. Esto es lo que la Biblia nos enseña: Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Apocalipsis 19:11-16. La Palabra también nos enseña esto: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Si llegaste a tener vida, es porque El lo permitió. Si sigues vivo, es porque El lo permite. El palpitar de tu corazón y el aliento de vida que tienes solo lo concede El. Si llega tu fin, es porque El lo permitió. Y finalmente, es Dios el que decide si vives o mueres para siempre.

Así que, si nunca has entendido la posición tuya y la de Dios, te aconsejo que lo comiences a entender, y rápidamente. Si nunca le respetaste, comienza ahora. Si nunca le temiste, comienza ahora. Si nunca le amaste, comienza ahora. Comienza a tratarle como El se lo merece, mientras todavía estas a tiempo. Porque escrito esta: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36.

Entonces, ¿estas decido a vencer tus asuntos de fe antes que sea muy tarde? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Compartiendo a Jesus con los Demas

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Basado en Juan 4:31-42 (Versión Reina Valera 1960)

Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

¿A qué vino el Señor al mundo? ¿Cuál era Su propósito? Creo que todos lo sabemos: Para salvarnos de nuestros pecados y transformar nuestras vidas. A través de toda la vida física del Señor, vemos que ese era Su enfoque. En todo lo que hacia podemos ver Su intención. Su dedicación era tal, que El comparaba el sustento de Su cuerpo al hacer la voluntad de Su Padre. Su comida era hacer la voluntad del Padre, y de terminar Su obra. A través de Su ministerio, El compartió de Su Padre, hablo del reino y de cómo entrar a él, y enseño como se debe vivir la vida. Y como también leemos y sabemos; alimentó al hambriento, liberó al endemoniado, sano a los enfermos, y hasta resucitó a los muertos. Todo lo que El hacía, Su vida entera, y hasta Su muerte y resurrección, era y es para salvarnos y transformarnos. Pero ¿Qué otro propósito tiene la salvación para el hombre, aparte de la vida eterna? ¡Otro igual de grande!

Todo lo que El Señor hizo (y hace, y desea seguir haciendo) con nuestras vidas es para seguir perpetuando un movimiento increíble; que otros vengan a ser salvos y ser transformados hasta que termine el periodo de la dispensación de la gracia de Dios. Dios ha dado un tiempo para que las personas puedan llegar a la salvación. No tenemos idea cuanto eso dure, pero si sabemos por medio de las Escrituras que hay un tiempo determinado que solo Dios el Padre sabe. Por eso que la Palabra nos alienta a buscar de Dios mientras aún pueda ser hallado. Pero llegará el momento que el ser humano no tendrá salvación. Pero mientras tanto, deben seguir propagándose las Buenas Nuevas de Salvación a todo ser humano; a toda tribu, lengua, pueblo, y nación, por todo el tiempo que queda, porque así es como nosotros hemos llegado.

El Evangelio entró a mi vida hace muchos años, hace más de 36 años, a través de una persona totalmente desconocida para mi en aquel entonces. Y esa persona que compartió el Evangelio conmigo también fue ministrada antes por otra persona, y así sucesivamente. Y si dibujamos una línea, el comienzo del origen de mi salvación llegaría por supuesto al Señor mismo, pero también, a través de los Apóstoles o algún otro discípulo del Señor. Una de esas personas que rodeo al Señor mismo en algún momento, que escucho, creyó, fue salvo, y sintió el deseo de compartir su fe con el mundo que lo rodeaba, fue el precursor de mi salvación. Por supuesto, toda la obra es del Señor a través de Su Espíritu Santo. Pero, Dios usó a algún ser humano que fue tocado y transformado por el Señor mismo.

Por ejemplo, al que se le atribuye de que nosotros los gentiles (aquellos de nosotros que no provenimos del pueblo de Israel), si pudimos recibir esa oportunidad fue a través de Pablo. Pablo fue conocido como el apóstol de los gentiles. Dios lo uso a él para viajar por mucho del mundo conocido en ese momento, a pregonar la Salvación del Señor a distintas naciones. Pero también leemos que Pedro fue usado en la vida de un tal Cornelio, centurión de la compañía la Italiana, del ejercito del Imperio Romano. Cornelio era un romano. Y leemos en Hechos 10 que Cornelio y un gran grupo que estaba con él llegaron a ser salvos y llenos del Espíritu Santo. Pero, el punto es que alguien hace siglos fue tocado por el Señor, y otros siguieron la cadena. Y a través de los siglos es que ha proseguido esa cadena; tengo que pensar en todo lo que tiene que haber sucedido para que llegara a mí; el sacrificio, el dolor, el esmero, la entrega, la fidelidad, etc. de tantos fieles hermanos que fueron antes de mí. Y a través de mí, al compartir mi fe con otros, sigue ese toque del Altísimo hacia otras personas, hacia otras generaciones, hasta que se cumpla el tiempo determinado. Y claro, no solamente la cadena que fue formada para que yo llegara a ser salvo, sino también, las otras cadenas formadas para que yo pudiera recibir la Palabra del Señor a través de otras personas todos estos años, lo que me ha ayudado a crecer y a permanecer fiel hasta este momento. ¿Han pensado en todo el increíble proceso que se inicio con el Señor y ha seguido a través de los siglos para que tu pudieras tener la oportunidad de ser salvo y ser transformado por el Señor?

Entonces, si entendemos esto, entendemos lo importante que es compartir nuestra fe con los demás, pero claro, si en realidad has sido salvo y transformado por el Señor. Porque, ¿cómo se hablará de algo que no tiene real significado en la vida de una persona? Si el Señor no significa mucho para ti, ni lo que El ha hecho a través de las edades por ti, entonces, claro, no puede haber tal inspiración. Pero, si has experimentado el verdadero toque del Señor en tu vida, si El te ha transformado y hecho una nueva persona, entonces tienes mucho de qué hablar y compartir. En fin, no se puede ser egoísta con el Señor, ni temeroso tampoco. Tenemos que cumplir el propósito de Dios, los cuales muchos fieles antes que nosotros lo entendieron, que otros tienen que llegar al Señor, o en lo más mínimo, darles la oportunidad a que puedan recibirlo. Ahora, si escuchan o no escuchan, ese no es tu problema. Lo que importa es que tu entiendas lo que Dios a hecho por ti, y que lo compartas con aquellos que están sin esperanza, y sin fe, tan perdidos o perdidas como lo estuviste antes tú.  

Así que, primero que nada, ¿has conocido al Señor personal e íntimamente? Y si te ha sucedido, ¿valoras todo lo que costo para que El llegara a ti? Y si lo has entendido, ¿estás hablándole de Jesús a otras personas que necesitan también ser salvos y transformados? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios Se Revela Solo a Traves del Espiritu

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Basado en Juan 4:19-30 (Versión Reina Valera 1960)

Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.

Trataremos de ver solo una parte de este pasaje, porque hay mucho aquí. Que significa: ¿Cuándo los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren? La respuesta es: demasiado, y la mayoría no entenderán. El asunto es que esto se relaciona directamente a lo que el Señor le explico a Nicodemo, de que es necesario nacer de nuevo, nacer del Espíritu. Nosotros no podemos llegar a Dios bajo nuestros términos, o por nuestros medios. No hay nada que en realidad le podamos ofrecer a Dios que tenga algún tipo valor, a lo menos, algo que salga de nuestro ser.

Lo primero que hace difícil captar el asunto es que lidia con nuestro orgullo, o con nuestra falta de entender nuestra posición. En realidad, nada somos. No tenemos ningún tipo de valor. Como dijo el Salmista: Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:4. Entonces, si no somos nada, ¿Qué le podríamos ofrecer a Dios? ¿Qué adoración llegaría ante Su presencia que le seria agradable si nuestro ser no tiene ningún valor? La Palabra también dice esto: Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Isaías 64:6. Entonces, ¿qué debe suceder para que todo esto cambie?

Antes de llegar a ese punto, tenemos que entender algo más. Nosotros no somos los que le buscamos. Para comenzar, es El, él que inicia el contacto. Es El que constantemente llama. Nosotros estábamos (o todavía están) tan perdidos y ciegos que no teníamos idea de nuestra necesidad, ni de nuestra condición, ni de quien era Dios, y que éramos (o todavía son) todos. Tal como vemos en la historia con la mujer Samaritana, no fue ella quien busco del Señor. Ella no tenia ni idea quien era El, hasta que El comenzó a revelarse a ella. El fue que se acercó. El fue que busco la conversación. El fue que comenzó a sacar a la luz lo que había dentro de su vida. El fue que comenzó a relatar ciertas verdades. Todo el esfuerzo fue del Señor. La Palabra nos enseña esto: En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10. Entonces, ¿Cuándo fue que El se comenzó a mostrar en nuestras vidas? Desde el primer momento que comenzaste a experimentar la creación de este mundo. Porque escrito esta: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:18-20. Estábamos (o a lo mejor todavía están) tan insensibles, que no nos dábamos cuenta que Dios nos estaba tratando de hablar hacia mucho tiempo, desde una edad muy temprana. Nuestros cinco sentidos son los trasmisores de las obras y de la presencia de Dios. A través de nuestros ojos podemos contemplar las obras de Dios. A través de nuestros oídos escuchamos lo que Dios ha hecho. Olemos la obra de Dios. Gustamos de la obra de Dios. Y claro, palpamos las distintas cosas que Dios ha hecho; y todas estas cosas fueron hechas con el poder de Su Palabra. No obstante, muchos todavía están o seguirán totalmente insensibles a Dios porque esta reinando a plenitud el pecado y la muerte en sus vidas, siendo guiados por los designios de la oscuridad y la maldad. Es duro esto, pero es la realidad. La única manera que la mayoría escuchamos a Dios es cuando nuestro orgullo es roto, y nos comenzamos a dar cuenta que necesitamos algo mas grande que nosotros mismos.

Ahora, ¿cómo puede comenzar a cambiar todo esto (y aquí vienen las buenas noticias)? Naciendo de nuevo en el Espíritu. Uno tiene que comenzar de nuevo a través de Dios, a través del poder del Señor Jesús. Y como comienzo, tiene que haber un total y complemento arrepentimiento y conversión de todo pecado. Hay que volverse completamente de todo lo que ha sido la raíz de nuestra ceguera e insensibilidad. Y hay que hacer a Jesús el dueño y Señor de la vida de uno, rindiéndole lo mas intimo de nuestro ser: el corazón. Ahí es el comienzo.

Ahora bien, aquí llegamos a la explicación de la adoración que si llega a Dios. Al nacer de nuevo en el Espíritu, tomamos el Ser de Dios en nuestros corazones. Y a raíz de eso, es que ahora si es que cuentan la obras que concuerdan con lo que la Biblia nos enseña, porque le estamos dando a Dios algo que fluye de El mismo. Lo único que cambia en la condición de un ser humano que tiene a Dios, es que se debe convertir en una fuente del Dios vivo, emanando de lo mas profundo de su ser. Ahí es que se torna en vida y olor fragante la adoración al Señor. Y no se trata necesariamente de canticos, sino mas bien, de servicio y las acciones basadas y guiadas por el propio Espíritu de Dios dentro de nuestro ser. Esto es lo que realmente es la voluntad de Dios. No es necesariamente lo que hacemos (o sea, por lo que la obra en sí es), porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Lo que importa es el “porque” se hace lo que se hace, la intención del corazón a través del Espíritu Santo de Dios.

Así que, ¿has experimentado a Dios a través de Su Espíritu en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Necesitamos Dejar a Dios Lidiar con Nosotros Intimamente

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Basado en Juan 4:7-18 (Versión Reina Valera 1960)

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

Dios desea hacer grandes cosas en nuestras vidas. El quiere cambiarnos y transformarnos, y darnos vida, y vida en abundancia: vida eterna. Ese fue el propósito del Señor: el poder dar vida eterna donde solo había muerte y oscuridad. Y que esa vida llegue a todo ser humano, a lo menos, que cada persona tenga esa oportunidad, porque ahí es que se manifiesta la bondad de Dios. Aunque nosotros no sepamos como (como muchos culpan a Dios, diciendo que Dios no le da la oportunidad a todos), tenemos la fe y la certeza que de alguna manera u otra, Dios si se la da (y le ha dado) la oportunidad de llegar al conocimiento de la salvación a cada persona. Pero ¿Qué tiene que suceder para que esta agua de vida se manifieste en el corazón, en el centro del ser de una persona? Uno tiene que dejar a Dios lidiar con nuestra intimidad; completamente, sin obstáculos, y sin reservaciones.

Lo que podemos ver en este pasaje es que la mujer deseaba tener lo que el Señor le estaba ofreciendo, pero el Señor comienza a sacar a la luz lo más íntimo de ella; su pecado. En nuestra sociedad de hoy en día, (y como siempre ha sido), todos esconden algo o algunas cosas. Hoy se le nombra “nuestra privacidad”. La privacidad es algo increíblemente importante para todos. Todos desean mantener su privacidad lo más seguro posible. Pero a pesar de eso, Dios sigue siendo el mismo ayer, hoy, y por los siglos. Y El tiene que lograr penetrar esa “privacidad” por nuestro propio bien.

El grave problema que sucede si no dejamos al Señor entrar en nuestra intimidad, y dejarlo lidiar con esa intimidad: los secretos, los males escondidos; todo lo que queda muy enterrado dentro de nuestro ser; es que la vida no se puede manifestar. Seguimos en muerte. Por mucho que uno se bañe, y se perfume, y se esmere en lucir una persona decente y ejemplar (socialmente hablando), todavía sigue dentro de su interior lo muerto, lo podrido, y lo descompuesto. Como el Señor dijo acerca de los Fariseos, que eran sepulcros blanqueados porque eran limpios por fuera, pero horribles por dentro. Y bueno, si algo saben del agua, sabrán que el agua es un elemento que se contamina con mucha facilidad. Cuando hay aguas estancadas, emanan un olor horrendo. Cuando hay suciedad en el agua, se ve claramente. Y claro, no se puede tomar. Puede que salga agua de un ser, pero si el agua se revuelve con lo sucio y contaminado, lo que va a salir es bien desagradable; como también dice la Palabra: olor a muerte.

Entonces, como lo mostro el Señor, tenemos que dejar salir lo que esta mal dentro de nosotros. Y téngalo por seguro (y por eso es que a casi nadie le gusta acercarse el Señor), el asunto se va a volver bien publico y rápidamente. Pero lo bueno de que salga, no solamente delante de la presencia de Dios, sino también, delante de los demás por virtud de que Dios esta lidiando con esos males, es que viene la libertad, viene la salvación, viene la restauración, y se manifiesta el agua viva del cual hablo el Señor. Por eso es que el Señor dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28. Cuando dejamos salir el pecado de nuestro corazón, Dios es el que toma la carga. Dios es el que limpia. Porque también escrito esta: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9.

Ahora, ¿porque sabemos que lo que se manifiesta en lo secreto de Dios sale a lo publico? Mira el pasaje de hoy. La verdad de que esta mujer samaritana fue una mujer que tuvo varios amantes o compañeros sexuales lo estamos leyendo todos hoy, y lo han leído millones de personas, y lo leerán millones más, porque quedo plasmado en la Palabra de Dios. Pero ¿Qué importa si Dios ha perdonado, y lo ha limpiado, y ha sacado vida de lo que estaba muerto? Lo bello es: la mujer dejo que saliera a la luz su pecado, y se lo manifestó a todos, pero para que Dios pudiera obrar en su vida. Y gracias a eso, no solamente ella fue perdonada y restaurada, sino también, todos los demás que la escucharon creyeron en el Señor, por el testimonio de ella. Por eso que la Palabra también nos aconseja esto: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19.

Así que, si deseas seguir escondiendo la muerte y el mal dentro de tu ser (aunque Dios lo sabe todo, y El también dice que todo saldrá a la luz, más tarde o más temprano), nunca tendrás agua viva dentro de ti. Pero, si decides dejar a Dios lidiar con lo que esta dentro de tu corazón, y lo sacas a la luz, y lo dejas atrás, Dios puede hacer grandes cosas en tu vida, comenzando con la vida eterna. Esto en realidad es tu decisión, y tu parte en el asunto. El Espíritu Santo trae convicción de pecado, pero uno es el que decide si cede o no. Y con esa decisión es que viene la vida eterna. De otra manera, uno sigue permaneciendo en la oscuridad y la muerte.

Entonces, ¿realmente deseas agua viva que fluya de tu ser? Si es así, ¿estás dejando al Señor lidiar con lo más íntimo dentro de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Jesus Como Ser Humano

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Basado en Juan 4:1-6 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

Muchos no entienden el aspecto humano del Señor. Casi siempre hay malentendidos al respecto. Por ejemplo, muchas personas dicen que: El pudo hacer todo lo que hizo, y soportar todo lo que soportó porque era Dios. Otros se van al otro extremo y lo ven solo como un ser humano con aptitudes y poderes limitados, y por eso que no lo respetan. Hay personas que lo ven demasiado humano, pero de manera pecaminosa, y piensan que tuvo hasta problemas o tentaciones con la concupiscencia, inclusive hasta debilidades sexuales. En rendidas cuentas, la mayoría van por todas partes en relacion al aspecto humano del Señor porque no entienden lo que la Biblia enseña.

Lo primero que hay que entender es la genealogía real del Señor, de donde proviene. Primero que nada, Jesús es Dios, la segunda persona de la Trinidad. Su comienzo como Ser no fue aquí en la tierra, aunque aquí en la tierra El si nació en la carne. El es el Dios Eterno, Jehová de los Ejércitos, el Alpha y el Omega, etc., etc. Así que, El era (y es) 100% divino. Lo otro que hay que entender es que Su Padre era (y es) Dios Padre, la primera persona de la Trinidad. Entonces, al ser Su Padre quien es, El no nació totalmente igual a nosotros en ese sentido, con concupiscencias carnales como con deseos sexuales, con la tentación de robar, de matar, de tener vicios, de mentir, de avaricia; en fin, con ninguna de las malas obras de la carne. Ahora, el aspecto humano que si tomo fue de parte de Su madre carnal, Maria, la cual era virgen. A través de ella fue que pudo tomar la forma de la carne, y poder nacer y vivir como un ser humano puro. Entonces, a través de Maria es que El pudo ser 100% Hombre.     

Al Señor ser Hombre, de carne y sangre (pero sin malos deseos), vivió tal como nosotros vivimos. Dios tomo nuestra forma y sabe exactamente lo que cada uno de nosotros sentimos. El tomó todas nuestras fragilidades humanas y las vivió en carne propia (literalmente). El supo lo que era cansarse, como leímos en el pasaje de hoy, cuando relato Juan que estaba: …cansado del camino… El supo lo que era el hambre, de sentir el estomago totalmente vacío, porque escrito esta: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Mateo 4:1-2. El supo lo que se sentía cuando se pierde un ser muy querido, y hasta lloro por el dolor que sintió (por Lázaro). Porque escrito esta: Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Juan 11:34-36. El también experimento la agonía en el jardín de Getsemaní, porque también dicen las Escrituras: Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Lucas 22:44. El Señor también experimento el abandono (al tomar todo nuestro pecado), al encontrarse totalmente solo. Esto lo vemos en el relato de Su crucifixión, cuando dice: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27:46. Y claro, como parte del sacrificio en la cruz, experimentó la injusticia, la burla, el escarnio, el extremo dolor y cansancio físico, la tortura, el desangramiento; y finalmente, la muerte. El Señor experimentó todo lo que un ser humano puede experimentar, con referencia a nuestra fragilidad humana.

¿Qué valor tiene esto? ¡Mucho! Dios sabe todo lo nuestro porque es Dios, pero ahora aún más, experimentó a través de Su Hijo como se siente ser humano; lo vivió. Y el gran valor que tiene es que se humillo por nosotros. Sintió todo lo que sentimos. Y se compadece como tal de nosotros. Porque escrito esta: Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:14-16. Entonces, ¡que mejor Dios e Intercesor podemos tener como uno que tomó nuestra forma (por amor), y que desea estar con nosotros a través de todo lo que podamos pasar, sin nunca abandonarnos! Por eso que nos dejó al Consolador, el Espíritu Santo, para que more por fe en nuestros corazones. El Señor entiende todo lo que sientes, y le importa.

Y el ultimo aspecto que veremos es que el Señor es nuestro ejemplo. A pesar de su cansancio, y de todo lo demás que pudo haber sentido, hizo lo que tenia que hacer. Cumplió con lo que el Padre le mando. ¡Obedeció! Porque escrito esta: Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Hebreos 5:7-9. Nosotros también estamos llamados a ser como El. El propósito de Dios es convertir a cada uno de nosotros en pequeños cristos (por decir). Entonces, si el Señor pudo obedecer en todo, a pesar de tener todas nuestras fragilidades, también Dios puede llegar a hacer grandes cosas en nuestras vidas, a través de nuestra obediencia.

Entonces, ¿entiendes lo tanto que te ama Dios, lo que te comprende, y se compadece de ti, y lo que quiere hacer a través de tu vida? ¿Entiendes que no hay nadie más como el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Fe Necesita Ser Centrada en Jesus

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Basado en Juan 3:31-36 (Versión Reina Valera 1960)

El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Creo que a la mayoría de las personas no les cuesta creer que hay “un algo” (por decir) más allá de nosotros los humanos. Y con personas que creen que hay un dios, creen un poco más que un agnóstico en realidad, porque para ellos, ese dios puede ser cualquier cosa o ser, no necesariamente el Dios Todopoderoso de la Biblia. Así que, la mayoría de las personas creen en algo o en alguien. Y los que tienen un poco más de fe, logran creer en un Dios, pero hasta ahí nada más. El grave problema de la fe en la mayoría de las personas, inclusive en los que dicen creer en Dios, es lograr creer y aceptar a Jesús como Dios. Eso es un problema para muchos, y muchas veces hasta para los que dicen ser cristianos. Todos los problemas comienzan a la hora de hablar de Jesús, y se convierte en un punto de contención. Muchos aceptan que les hables de Dios, pero no necesariamente de Jesús.  

El problema se centra en la manera que se vé al Señor. No les cabe en la cabeza que el Todopoderoso allá podido concentrarse en un ser terrestre, en un hombre. Lo irónico (o más bien, lo injusto) es que penalizan a Dios por haberse humillado de tal manera, que tomo nuestra forma para poder rendir el servicio más grande que la humanidad necesitaba; ser salvado de sus propios pecados y de la muerte eterna. Y el asunto es que no se pesa lo que hizo mientras estaba en la tierra, ni se vé el increíble cumplimiento profético en la vida del Señor, del Mesías que tanto esperaba Israel. Tampoco no les es posible creer que haya sido levantado de entre los muertos. Y bueno, a las personas les cuesta creer en general en Jesús.

Ahora, hay que ver claramente que no es problema de no poder tener fe, porque el ser humano exhibe fe a cada momento. Para muchos, es más fácil creer en cosas o personas que creer en Jesús. Se justifican muchas veces su incredulidad con la idea de que no pueden verlo, o que no estuvieron presente durante el tiempo del Señor. Dicen desconfiar también de las Escrituras, si son creíbles o no. Hay muchas otras excusas, porque eso es lo que en realidad son: excusas.

Piensa por un momento, ¿En qué cree la mayoría de la gente? Creen en el dinero, en otras personas que son tan falibles y limitadas como ellos, en objetos sin alma o vida, en dioses hecho de metal, de madera, o de cualquier otro material, en la naturaleza, etc., etc. Creen más en el plato de comida que se comen en un restaurant donde ni saben de donde vino la comida (si es orgánico o no, si creció con pesticidas e insecticidas), como se hizo, lo que en realidad contiene, y si al mozo no se le habrá caído al piso la comida y del piso la recogió y la puso de nuevo en el plato. Pudieran decir, ¿Cómo puedes decir eso? Fácil, porque pasa. Y hay otras muchas cosas más que pasan con la comida antes que llegue a la mesa, toda adornada y apetecible. Prefieren confiar más en algo así, hasta el punto de metérselo en la boca, sin hacer ningún tipo de pregunta, que escoger creer en alguien como Jesús.

Así que, si se puede tener tanta fe y confianza en tantas otras cosas y personas, ¿Cuál es el problema de creer en Jesús? El problema es decidirse en creer en El, nada más. Porque la persona que no quiere creer, no va a creer, haga lo que haga Cristo por ellos. Unos dicen que creerían en el Señor si se mostrara en Su poder y gloria. El lo hizo antes de venir a la tierra, conocido antes como Jehová para los judíos. Pero le estimaron duro, inflexible, que solo buscaba destruir y castigar (lo cual es mentira). Y bueno, Jesús también mostro Su poder con milagros con la comida, sanando a los enfermos, echando fuera demonios, y hasta levantando a algunos de entre de los muertos. Pero, parece que no fue suficiente. Y aún más, ven los milagros que hace todos los días; el universo, el sustento de la vida, las estaciones, la luz del día, el agua, y tantas otras cosas que solo pueden subsistir a través de El. Pero, tampoco es suficiente. Mostro Su amor y entrega por nosotros, al morir en la cruz por nosotros, por nuestros pecados, pero tampoco es suficiente. Fue levantado de entre de los muertos y visto por sus discípulos, por cientos, pero tampoco no es suficiente. El nos espera con los brazos abiertos, pero se le da la espalda y se le menosprecia, porque, aunque es Dios, es humilde para llamarnos. Entonces, la respuesta de que no se cree, porque no se quiere creer, es muy lógica, porque al Señor no le queda nada más por hacer.

El problema en no querer creer, o más bien, en rehusar creer, es que todo tiene consecuencias. Y a pesar de Su gran amor por nosotros, si se rehúsa creer en El como Dios, como Señor, entonces la salvación no es posible, porque están despreciando al único que los puede salvar. Por eso que no es necesariamente castigo, sino consecuencia natural. El único que puede quitar la ira de Dios de sobre nuestras cabezas es Jesús. Porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. El dinero no puede hacerlo. Tu familia no puede hacerlo. Tu carrera o tus logros no lo pueden hacer. Otros falsos dioses y ídolos no pueden hacerlo. No hay nada ni nadie más que pueda quitar la ira de Dios de sobre nosotros.

Así que, es muy sencillo; o quieres creer, o no quieres creer. Si rehúsas creer, nada se puede hacer por ti. Pero, si decides no solamente creer, sino más bien, aceptar a Jesús como Dios (como lo que El es), y le haces el Señor de tu vida, no solo la ira de Dios se apartará de ti, sino que también veras la gloria de Dios. Porque escrito esta: Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40. Así que, ¿está tu fe centrada en Jesús, como el Dios y Señor de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Ganando una Nueva y Mas Grande Identidad a Traves de Cristo

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Basado en Juan 3:22-30 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. Porque Juan no había sido aún encarcelado. Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Charles Spurgeon dijo esto una vez: La humildad es, hacerse un estimado correcto de si mismo. ¿Qué en realidad somos? ¿Tenemos algo de que jactarnos? ¿Somos tan grandes y fuertes y poderosos como pensamos? ¿Valemos tanto por nosotros mismos que no necesitamos cambiar o ser transformados por Dios? Creo que uno de los grandes problemas que existen con el ser humano y con su aceptación de Dios, es que se cree mas que Dios, que no necesita de Dios porque esta tanto o mejor sin Dios en su vida. Y adjunto con este pensamiento, detesta la idea de perder su identidad y voluntad. Veamos un poco más el asunto y nuestras preguntas anteriores.

Tengo que advertirles que el pensamiento de hoy no tiene un comienzo muy feliz, humanamente hablando, porque va totalmente en contra de nuestro orgullo: la raíz de muchos de nuestros males. La realidad es que nada somos sin Dios. El hombre no se creo a si mismo. Ni tuvo nada que ver en la creación del mundo. Mucho fantasearon Charles Darwin y muchos otros seres que se creían o se creen inteligentes, con la idea de que no existe Dios y que somos un accidente cósmico. Pero, crean que haya sido accidente o no, el hombre no tuvo nada que ver con el hecho. El hombre es extremadamente limitado. Nada pudimos crear ni hacer. El poder y el control es solo una ilusión.

Ahora, mirándolo espiritualmente, si no somos nada como seres humanos, menos somos por nosotros mismos sin Dios. Nada puede hacer el hombre por si mismo espiritualmente. Ningún hombre se puede salvar a si mismo. Sin Dios, todos estamos perdidos en nuestros pecados, apartados de todo lo bueno. Porque escrito esta: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23. La Palabra también nos enseña esto: Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Efesios 2:11-13. La única manera que tenemos para acercarnos a Dios y ser salvos es solo a través de Jesús. Porque fuera de El, nada podemos hacer, y nada somos.

A través del Señor, todo puede cambiar, especialmente si nos damos cuenta que le necesitamos infinitamente, dejando a un lado nuestro absurdo orgullo. La Biblia nos enseña que: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17. A través del completo arrepentimiento y conversión de nuestros pecados, y al aceptar a Jesús como el Señor de nuestras vidas, podemos ser transformados. No es que perdamos nuestra identidad, sino mas bien, Dios a través de Su Espíritu Santo regenera lo perdido, haciendo una nueva creación en nosotros. Siendo los mismos, pero a través de Cristo, somos un ser nuevo, regenerado, listo para que Dios pueda obrar a plenitud en cada uno. Claro, que cuando nos entregamos a El, es solo el comienzo del proceso. Por eso que también Su Palabra nos enseña esto: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. A través del tiempo, mientras nos seguimos sometiendo, rindiéndonos a El, es que la transformación comienza y sigue hasta ser hecho conforme a la imagen de nuestro Señor.

Ahora, volviendo a nuestro pasaje de hoy, lo que paso con Juan también debe pasar con nosotros, que es necesario que El crezca y que nosotros mengüemos. De nuevo, no quiere decir que desaparezcamos, sino más bien, Cristo y Sus virtudes tienen que brillar en nuestras vidas para que los maravillosos propósitos de Dios se cumplan. Dios quiere obrar a través de nosotros, a través de nuestra persona. Cuando entendemos que es Dios él que tiene que crecer en nosotros, entonces entenderemos lo que necesita suceder en nuestras vidas, para el bien nuestro, y para el bien de los que nos rodea.

En fin, y lo que debemos considerar. Si somos en realidad nada sin Dios, entonces ¿Cuál es el temor de dejar de ser algo que no nos ayuda en nada? Y aún considerando más, si lo podemos alcanzar todo a través de Cristo, al dejar que el crezca en nosotros, entonces, ¿no vale la pena tomar una mejor y mas significativa identidad a través de El? ¿Entiendes que tu identidad por si solo no se compara a lo que te puede dar una nueva y mas grandiosa identidad en el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Amor y la Luz de Dios

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Basado en Juan 3:16-21 (Versión Reina Valera 1960)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Sé que Juan 3:16 es probablemente el versículo de la Biblia mas conocido en todo el mundo. Hay muchas veces que aparecen letreros de él entre las personas que están entre las gradas de un partido de futbol americano. Y creo que es tan popular porque habla del gran amor de Dios. Dios ama al mundo, y dió a Su Hijo unigénito, a Jesús, para que todos pudiéramos tener la oportunidad de ser salvos. Si nos ponemos a meditar en lo que significa el amor de Dios, sería un pensamiento interminable. Por ejemplo, que Dios, el Creador de los cielos y la tierra haya tomado tal interés por nosotros, que entregó lo que era mas valioso y amado para El, para que podamos tener vida eterna. Y lo hizo sin ningún tipo de obligación. Hizo que Su Hijo pagara por nuestros pecados, por nuestras maldades, que tomara nuestro lugar en la cruz. Y aún más profundo, si lo vemos bien, Dios mando a Su Hijo a morir por Sus enemigos, porque cuando nosotros no le hemos entregado nuestras vidas a El, entonces le pertenecemos a alguien más, a Satanás. Somos hijos de la oscuridad por los pecados que hemos cometido, por nacer en un mundo de pecado, concebido en pecado. Desde el nacimiento, somos ajenos a todas las promesas de Dios. No merecemos nada. Sé que es difícil de aceptar esto, pero es la Verdad. Entonces, si lo vemos de esta manera, vemos aún más el gran amor de Dios, quien murió por la salvación de sus enemigos, para convertir a Sus enemigos en hijos de Dios, en hijos de luz. Por eso que es tan apremiante que le demos nuestras vidas a Dios, para poder dejar atrás las tinieblas, y llegar a pertenecerle a Dios.

Dios quiere que todos, no importándole lo que haya hecho o sido, que lleguen al conocimiento de la Verdad, lo cual muestra Su gran y profundo amor. Porque escrito esta: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:1-4. Así que, no hay nadie que pueda decir que Dios no le ama. El ama al mundo entero, sin excepciones.

El asunto es que todo es condicional con Dios. El no fuerza a nadie. Todo es condicional porque todo esta basado en el amor, y el amor es basado en elección. Dios escogió amar el mundo. El no tiene que amar el mundo. Pero el escogió hacerlo. De la misma manera, el pertenecerle a El también es una elección, basado en la fe y el amor. Y lo que hay que tener claro es que cada elección tiene consecuencias. Así esta establecido el universo, y no hay nada que se le pueda hacer. Entonces, no es Dios el que condena a una persona al infierno cuando no quiere creer en Jesús, sino mas bien, es la persona que se condena a si misma al no querer tomar el regalo de la salvación. Esto es una ley universal: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Si una persona escoge creer y aceptar a Jesús como el Señor de su vida, entonces hace a Dios dueño de su vida. Y si una persona no escoge creer y aceptar a Jesús como el Señor de su vida, entonces sigue con su dueño original, y se condenará a si misma a una muerte eterna. ¡Es tu decisión! Velo lógicamente, si una persona no quiere estar con Dios, ni obedecerle, ¿Por qué Dios va a ir en contra de su voluntad y deseo, forzándole a estar con El por una eternidad? Y claro, Dios permite que los frutos y deseos de cada persona vengan sobre él, para bien o para mal, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Lo que finalmente una persona desea dentro de si es lo que va a recibir. Y Dios ya se ha encargado de eso a través de la estructura universal que El ha creado, mucho antes de la fundación de este mundo.

Y finalmente, trataremos de explicar el asunto de la luz de Dios. Todos venimos de las tinieblas. Es sencillamente un hecho. Pero dentro de la potestad de la elección, podemos decidir a través de Cristo salir de las tinieblas. Al presentarnos Su luz a través de Su Palabra y de Su llamado a seguirle, tenemos la opción de llegar a la Luz de Dios. Así que, el que quiera ser libre de las tinieblas, lo puede hacer, si decide pertenecer a Dios. Lo que es necesario es aceptar que hemos hecho el mal, que hemos pecado, y que queremos dejar atrás ese mal, dejar atrás el pecado, porque escrito esta: Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad, pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. 1 Juan 1:5-10. Si somos sinceros con nosotros mismos, delante de Dios, tenemos perdón y salvación. El es tan bueno que hace todas las cosas nuevas para aquellos que le aman y buscan de El. Y si le seguimos fielmente, el nos convierte en luz. El mismo nos dijo que seriamos la luz del mundo. Porque escrito esta: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Mateo 5:14-15. El nos transforma en luz a través de Jesús para que nosotros podamos ser luz para lo demás que también necesitan de la Luz de Dios. Aquí vemos la continuidad del amor de Dios, de persona en persona, de generación en generación.

Así que, ¿has entendido el amor que Dios tiene por ti, al buscar ser parte de Su luz para el mundo que te rodea? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Debemos Buscar a Jesus con el Corazon

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Basado en Juan 3:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

En este pasaje leemos del principio mas importante que puede existir en la Palabra de Dios para la salvación del hombre. Dependiendo de como una persona entiende este pasaje depende si llegará al cielo o no, si vendrá a obtener la vida eterna o no. Así que, obviamente, hay que tratar de entenderlo, meditarlo, y actuar de una manera precisa. No quiere decir que es difícil, porque en realidad no lo es. Lo más importante es el “cómo” se entiende y lo que se termina haciendo con este conocimiento.

El primer asunto que hay que ver es que no es cuestión de intelecto o estudio, sino de disposición. Vemos que un principal religioso (Nicodemo) le cuesta entender lo que el Señor le esta tratando de explicar. Este era un hombre extremadamente educado, especialmente en las Escrituras. Una persona como él podía recitar de memoria cualquier parte del Antiguo Testamento, palabra por palabra. El había aprendido no solo las Escrituras, sino también todo lo que envolvía lo que se escribió; el contexto, la historia, etc. No obstante, a pesar de todo su intelecto humano y años de años de estudio, vemos que todo ese esfuerzo y conocimiento no le estaba ayudando. La Biblia nos enseña que debemos hacernos como niños para poder entrar en el reino de Dios, y un niño no tiene años de estudio. Lo que tiene un niño es que no cuestiona lo que se le esta enseñando. Son suficientemente sensibles a Dios, y lo aceptan y lo creen. El tener ese tipo de disposición es lo que hace posible el nacer de nuevo en Cristo. Se necesita fe, a lo menos lo necesaria para poder creer y comenzar a aprender del Señor. Y ya que no es de intelecto, lo que se necesita es el corazón; el deseo de querer someterse a Dios, de aceptar lo que El desea que hagamos. Porque escrito esta: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. El único intelecto que se necesita es el poder entender la Palabra que se nos comparte.

¿Cómo se llega a nacer de nuevo? El Señor dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. El nacer del agua representa el bautismo de Juan el Bautista, el bautismo de arrepentimiento. Este bautismo no es literal, de sumergirse en el agua (como el bautismo del creyente, el que se estableció después de la resurrección del Señor). Así que, el nacer del agua es cuando una persona confiesa todos sus pecados delante de Dios, arrepintiéndose y convirtiéndose de todos sus pecados, para volverse enteramente a Dios. Por eso que el bautismo de arrepentimiento que demostró Juan era por inmersión, o sea, que uno sepulta completamente al viejo hombre, y sale del agua una persona nueva y lavada por Dios. Y el nacer del Espíritu sucede después del arrepentimiento, cuando una persona cree con todo el corazón quien es Jesús realmente (nuestro Dios, Señor, y Salvador), que murió, fue sepultado, y que al tercer día fue resucitado y levantado por Dios. Y creyendo esto, le pide a Dios que entre en su vida y corazón. Cuando estas dos cosas suceden de corazón, es que una persona viene a nacer de nuevo, a ser regenerado por Dios. Y ocurre el gran milagro de que Dios a través de Su Espíritu Santo viene a morar dentro del corazón de la persona.

Y al venir este nacimiento de nuevo, se establece el primer y mas grande paso que una persona puede tomar. Pero para que pueda pasar efectivamente, hay dos cosas que son esenciales, tanto como para llegar a la salvación, como para seguir el camino eterno que traza la misma salvación que Dios nos da a través de Su Hijo Jesucristo, que se tiene que entender quién realmente es Jesús, y que hay que comenzar a amarle. Ya que es un nacimiento de nuevo, es un comienzo, pero un comienzo o un fundamento para que venga lo demás. La Palabra nos enseña esto de Jesús: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. Jesús era Dios hecho carne, así que fue 100% Hombre, pero también 100% Dios. El fue hecho carne para poder ser el sacrificio por todos nuestros pecados, pero fue y es Dios, el Dios Eterno, el Alfa y el Omega (el principio y el fin). Y lo segundo es que toda nuestra relación con Dios debe ser solo por amor. A lo menos cuando se comienza este camino, comienza el amor por Jesús, el cual debe seguir creciendo a través del tiempo. Porque escrito esta: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Mateo 22:36-38.

Entonces, se nace, se sigue, y se obedece a Dios por amor; nunca por obligación, pero consciente de quien es Jesús: que es Dios. Nuestra vida debe comenzar con Cristo (en algún momento), siguiendo a Cristo por quien El es y por lo que hizo por nosotros, y obedecerle sin cuestionarlo porque de El depende nuestro fin, o aún más exacto, prosigue nuestra eternidad. Así que, ¿estás buscando a Jesús con todo tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Limpiando el Templo

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Basado en Juan 2:13-25 (Versión Reina Valera 1960)

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho. Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.

Aunque todo pecado es injusticia, la Biblia nos enseña que hay ciertas cosas que sencillamente no pueden existir ni en el templo físico donde se reúnen los creyentes, ni menos dentro del corazón. Y como leímos hoy, el Señor no pudo tolerar este asunto en el templo, y esto es: el amor al dinero. ¿Cómo se traza la línea entre vender en el templo y el amor al dinero?

El asunto, como lo explicó el Señor mismo, es que el templo fue hecho para la oración, para hablar con Dios, y buscar a Dios; no para hacer negocios. Lo que estaba sucediendo era que los sacerdotes permitían que se comercializará con las cosas de Dios, con el fin de ganar dinero. En ese entonces, todavía existía el sacrificar animales por la expiación de los pecados (lo cual Dios cambio para siempre a través del sacrificio Santo de Su Hijo en la cruz, ofreciéndose a sí mismo como un sacrificio eterno por los pecados de los hombres). Y lo que sucedía era que cuando venían las personas al templo a presentar sus sacrificios, los sacerdotes tenían que inspeccionar lo que traían, y la Ley de Moisés enseñaba que todo lo que se tenia que presentar al Señor como sacrificio tenia que ser puro, sin mancha, y de las primicias. Y claro, para poder sacar provecho, ellos inspeccionaban lo que se traía y convenientemente casi siempre encontraban algo malo. Y para la conveniencia de las personas, ellos se lo vendían, porque lo que ellos vendían era lo aceptable. También tiene que haber sucedido que a lo mejor las personas iban con las manos vacías, y venían al templo con la idea de comprar ahí algo por la conveniencia. En fin, se formo todo en un sucio mercado, todo centrándose mas en el dinero que en lo que realmente se trataban las cosas: en venir a la Casa del Señor para buscar la presencia de Dios, y que los sacerdotes ayudaran al pueblo a encontrarse con su Dios.

Hoy en día existe la misma comercialización con las cosas de Dios. Muchos predicadores, pastores, lideres, etc. lucran con el Evangelio. Todo esta centrado mas en el dinero y en el aprovecharse de los demás que de hacer lo que Dios desea y manda. El ministerio es muchas veces una manera de subsistir, un vehículo para ganar dinero. Se lucra con las almas. En muchos lugares, igual como en el tiempo del Señor, todo esta centrado en el ganar dinero, en el materialismo. Se ama mas al dinero que a Dios. El amor al dinero toma el lugar del Señor desgraciadamente.  

¿Cuál es el problema con esto, con el amor al dinero? El primer problema es que se convierte en un ídolo, en un dios. Y Dios es muy claro con este asunto, porque escrito esta: No tendrás dioses ajenos delante de mí. Éxodo 20:3. Absolutamente nada puede tomar el lugar de Dios. El tiene que ser primero. La Biblia también nos enseña esto: Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 1 Timoteo 6:6-10. Entonces, no es que el dinero en si sea malo. El problema es cuando se ama el dinero.

El problema práctico que tiene el amor al dinero (por decir), es que cuando se ama al dinero, se cambia lo que realmente tiene valor por algo ilusorio. El dinero en realidad es una ilusión; es una reflexión del mundo material en que vivimos. Tanto el dinero como lo que puede comprar se ira algún día. Y cuando mueras (porque a todos nos vendrá ese día), no te servirá de nada. No te lo puedes llevar. Y ¿qué lógica tiene convertir algo que es una ilusión en el centro de la vida de una persona? El amor al dinero y el mundo material (porque eso es lo que representa), es pasajero. Y por el amor al dinero, por lograr tener cosas, se hacen cosas indecibles. Nada es sagrado, y lo que si tiene valor se desecha.

Finalmente, la Biblia nos enseña que cuando viene Dios a morar en nuestras vidas, nos convertimos en Sus templos. Porque escrito esta: ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2 Corintios 6:16. El templo que mas le interesa a Dios somos nosotros. Y claro, si aborreció lo que estaba sucediendo en un templo físico y pasajero, ¿Cuánto más, no crees que le desagrade que este mal, esté en nuestros corazones? Dios ni lo tolera en el lugar de reunión de Su pueblo, ni menos en el corazón del hombre. Dios sabe todo lo que esta dentro del ser humano, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Así que, ¿le estás permitiendo al Señor limpiar el templo de tu corazón para que pueda convertirse en el lugar que El desea, por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obediencia

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Basado en Juan 2:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más tú has reservado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

A través de este pasaje, y también a través de toda la Biblia podemos observar un principio esencial para la vida misma: la obediencia. En realidad, no existe un concepto más importante que éste en toda la Biblia. La base de la Biblia en su plenitud y de alcanzar y cultivar una relación con Dios mismo, es a través de la obediencia. Nada puede haber sin obediencia. La base de todo en la vida y en el universo es la obediencia.

Para comenzar, la caída del hombre fue por desobediencia, al no seguir las instrucciones de Dios. Dios le dijo lo que le dijo al hombre, que no comiere del fruto prohibido porque sencillamente iba morir; espiritualmente, y también carnalmente. El fruto tenia un elemento que cambio al hombre para siempre. Y esa desobediencia es lo que se ha hecho parte de cada ser humano hasta hoy. Dios instruyo al hombre para que viviera, y evitara justamente lo que sucedió. Dios le advirtió de un mal, y si hubiera obedecido, las cosas serian muy distintas.

Para continuar, la salvación a través de Jesucristo es un don, pero a la misma vez es una obediencia. La Palabra lo explica en el siguiente pasaje: Y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre. Romanos 1:5. ¿Por qué es una obediencia? Dios es Dios, sea que lo quieras creer o no; es una realidad. Jesucristo es Dios y es el Hijo Unigénito de Dios, lo quieras creer o no. El único camino al Padre es Jesucristo; no existe otro, lo quieras creer o no. El aceptar la culpa de nuestros pecados es aceptar una realidad, lo quieras creer o no. Entonces, el poder tener una relación personal con el Dios vivo es basado en creer y aceptar con todo el corazón una realidad. No le estas haciendo un favor a Dios, sino que estas sencillamente reconociendo la existencia de una realidad. Y a través de esa obediencia en aceptar una realidad, tú te estas haciendo el bien de alcanzar la salvación eterna.  

Se nos han dado el tesoro de las Escrituras, el completo consejo de Dios para el hombre, para que no solamente conocerlas, sino mas bien, para obedecerlas. Porque escrito esta: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Si no hay obediencia, el buen efecto de las Escrituras en el ser humano nunca llegará a ser. Si no se obedece, no hay bendición, no hay vida, no hay ningún bien. Porque la obediencia implica recibir una instrucción, y llevarla a cabo implica acción. Porque también está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10.

Esto es lo que cada ser humano tiene que entender: Somos seres creados. Y cuando eres un ser creado, entonces fuiste hecho para obedecer. Tienes que seguir algo. Estas navegando una realidad basada en leyes establecidas. No tienes la potestad de alterar ninguna de esas leyes. Y también como ser creado, es parte de tu creación obedecer, por muy independiente y poderoso que tú te creas. Es parte de tu naturaleza obedecer algo. O sea, si no le obedeces a Dios, entonces, en tu rebeldía estas obedeciendo a Satanás y al pecado que mora en ti. Al no seguir un lado, entonces por virtud de que eres un ser creado que no puede cambiar lo establecido, sigues lo opuesto. No hay otros caminos. Hay solo dos caminos. Así que, si no obedeces a uno, entonces le estas obedeciendo al otro, pero a alguien estas obedeciendo porque así son las cosas, y no hay nada que le puedas hacer.

Pero, espero que entiendas esto, por tu propio bien. Como leímos en el pasaje de hoy, Maria hizo lo correcto al recurrir al Señor en un momento de necesidad, aúnque le anunciaba algo desagradable para El. Ella fue donde El para que hiciese algo. Lo otro bueno que ella hizo fue que estableció que se hiciera todo lo que El digiere. Y los siervos obedecieron, aunque humanamente no tenia mucha lógica. Pero como resultado de la sujeción y de obediencia a El, se produjo un milagro. La obediencia colectiva arreglo el asunto. Todos necesitamos la ayuda de Dios, e inclusive, necesitamos milagros de Dios. Necesitamos la intervención divina en cada aspecto de nuestra vida. Entonces, si ya te has dado cuenta de que al obedecer al pecado y a Satanás no te ha ayudado en nada (porque eso es lo que pasa cuando no le obedeces a Dios), ¿no crees que seria buena idea obedecer a Dios para ver el bien, y aún hasta los milagros de Dios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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