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Las Intenciones del Corazon

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Las Intenciones del Corazón

Basado en Juan 5:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.

Alguna vez te has preguntado: ¿Por qué existen las enfermedades? Y la respuesta que nos da la Biblia es que la enfermedad viene por el pecado. Desde que el pecado entro en el mundo a través de Adán y Eva (cayeron los dos), entró todo lo que produce dolor, daño, destrucción, y finalmente, la muerte. Por eso es que Dios no soporta el pecado. Si leemos el comienzo del libro de Genesis, vemos que Dios todo lo hizo bueno. El mundo no fue hecho con el pecado. Desgraciadamente, el pecado fue traído a un mundo bueno, a una creación limpia y pura, y lo echó a perder todo. Entonces, el pecado en sí, y todo lo que trae, no es lo que Dios desea.

El asunto es que el pecado trae la muerte, produce la muerte, aun en lo bueno; lo contamina. Porque escrito esta: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a.  Y por consecuencia, el pecado produce todo lo que conduce hacia la muerte, como las enfermedades (porque algo tiene que suceder para que alguien muera). Entonces, no se le puede echar la culpa a Dios de las cosas, a lo menos no directamente. Porque el fin de Dios es producir más de sí mismo; producir vida. Porque también está escrito: …mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23b. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6.

Ahora, ¿por qué es que las personas se enferman? Existen tres razones principales por lo cual una persona se puede enfermar (porque pueden existir otras). La primera es porque sencillamente vivimos en el mundo en que vivimos, en un lugar de pecado, un mundo imperfecto. No es necesariamente porque una persona hizo algo malo individualmente, o por si mismo. En otras palabras, no esta pagando por alguna cosa mala que hizo por voluntad propia. Pasa solamente porque estamos adonde estamos, y no hay nada que se pueda hacer. Porque, por ejemplo, un niño pequeño que se enferma o se muere, aunque nace en el pecado (porque somos concebidos en pecado), no ha tenido la oportunidad de pecar por su propia voluntad. Sucede todos los días.

La segunda razón es por consecuencias directas de nuestras acciones. En otras palabras, una persona se enferma, porque ha hecho cosas que naturalmente producen la enfermedad y la muerte. Si una persona no se cuida, se puede producir problemas. Por eso que tenemos que tener cuidado con lo que hacemos con nuestros cuerpos; con lo que comemos, con lo que injerimos, o a lo que nos exponemos. Y bueno, hay una lista de cosas que uno debiera evitar. Por eso que las drogas son malas, las ilegales y las legales (recetadas por un médico). Y el consumo de alcohol también trae problemas, en cualquier cantidad (porque cada organismo es distinto). El fumar es malo, porque contiene cosas que hacen daño. Ciertas comidas, o comidas en grandes cantidades pueden hacer daño. Por eso que uno tiene que tener una dieta balanceada y hacer algún tipo de ejercicio regularmente. El sobrepeso (o bajo en peso) no ayuda a nadie. Y así, hay muchas otras cosas más. Los malos estilos de vida (ciertos pecados, como la fornicación y el adulterio) y abusos físicos no es que puedan, sino más bien, van a producir algo malo, más tarde o más temprano, y nadie esta excepto a eso. La Biblia nos enseña de que somos templos del Señor cuando le entregamos nuestras vidas. El viene a morar en nuestros corazones por fe. Entonces, Su Palabra nos enseña que debemos cuidar Su templo y evitar cosas que nos pueden afectar, porque también dice que El destruirá al que destruyere Su templo.

Y la tercera razón por lo cual puede venir una enfermedad, es por castigo. Dios si puede permitir algo que una persona no se buscó por algún tipo de abuso físico, y aquí es donde vemos el caso de hoy. Este hombre a quien sano el Señor si hizo algo en el pasado que produjo el mal en él, porque el propio Señor lo declara. Algo hizo que a Dios sencillamente no le agrado. La Palabra nos enseña esto: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Y vemos que a pesar de que el Señor le sano, siguió haciendo el mal. ¿Por qué le fue a decir a los judíos quién le había sanado si sabia que no le buscaban para bien? Aún recibiendo el milagro, un cambio de vida radical, sufriendo por treinta y ocho años, todavía no había aprendido. Por eso que, si Dios te perdona, y también te sana, deja de hacer lo que no conviene. Deja el pecado atrás.

Puede que haya otras razones (porque tenemos un espacio limitado aquí), pero finalmente, cada uno sabe porque le pasa lo que le pasa. Y cualquiera que sea tu condición, mi consejo es que busques del Señor, y que cambies lo que necesitas cambiar. Porque finalmente, aunque venga la sanidad, puede venir algo peor, o porque te lo buscaste por abuso, o por alguna otra cosa que a Dios sencillamente no le complació. Piensa: ¿Cuál es la intención que Dios ve en tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Asuntos de Fe

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Basado en Juan 4:43-54 (Versión Reina Valera 1960)

Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta. Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

La gran mayoría de las personas tienen un grave problema con la fe en Dios, inclusive aquellos que dicen creer y seguir a Dios (difícil de creer tal ironía). Hay muchos que dudan que Dios existe. Hay muchos que no le temen, usando hasta Su Nombre en vano y de manera despectiva y burlesca. Desgraciadamente, esto no es algo nuevo, e inclusive, lo sufrió el propio Señor en carne propia mientras estuvo aquí en la tierra. Y seguirá sucediendo hasta que todos vean Quien en realidad es Dios. ¿Cómo es que se ve la falta de respeto y la incredulidad? De muchas maneras.

Una de las maneras que vemos hoy en el pasaje es cuando el Señor dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. ¿Cuál es el problema con esto? El problema es que se duda de todo lo que ya ha hecho el Altísimo. Y para colmo, se duda de tal manera, y llega tanto la falta de respeto, que se le demanda señal, una demostración de Su poder. Este asunto se vió en otro momento en las Escrituras, cuando dice: Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal… Mateo 12:38-39a. Básicamente, al demandar señal del Señor, se le esta tratando como un mago de baja clase, como si tuviera que hacerles un truco para entretenerlos. Tanta es la altivez y la dureza de corazón del hombre que demanda señal, que se cree merecedor de humillar a Dios, a que le sirva y que le trate de complacer. ¿Suena feo? Bueno, esto sucede a cada momento y muchos lo practican. ¿Cuántas veces no ha escuchado a alguien decir: Si Dios no responde a lo que yo quiero, no creeré en El? ¿Cuántas personas siguen dudando la existencia de Dios y cuestionan la Palabra de Dios, si es real o no? Y si Dios no les hace el truquito (por decir), no creen. A casi a nadie le cuesta poner en tela de juicio la existencia de Dios, las obras de Dios, la persona de Cristo, y las Santas Escrituras; y especialmente cuando sienten que Dios no les cumple sus pedidos personales y que les dé en el gusto en sus antojos. Y para añadir al problema, ¿á cuantos Dios si les ha respondido a sus peticiones y suplicas, y aún así, dudan en seguirle, en respetarle, y en agradecerle? ¡Bien dijo el Predicador que no hay nada nuevo debajo del sol!

El asunto es que no es tanto la falta de fe o del creer de una persona, sino mas bien, dentro de si saben que hay algo o Alguien más allá, pero sencillamente se creen más grandes y fuertes que Dios mismo. Es tal el orgullo en muchas personas que creen que Dios existe para servirles y aguantarles todas sus altiveces. O, en lo mas mínimo, piensan: Ni se quien es Dios, ni me interesa; y bueno, si existe, que me sirva. Y ahí es donde está el grave problema con los asuntos de fe en Dios.

De lo que hay que preocuparse es que no se puede abusar siempre de la bondad, la misericordia, el amor, y la paciencia de Dios. Dios es increíblemente paciente, pero no infinitamente paciente. Dios tiene sus límites, porque finalmente, Dios es amor, pero también es fuego consumidor. El que Dios nos ame no le quita Su dignidad y Su honra. Dios es Dios. Para nuestro propio bien, tenemos que entender que Dios Padre esta sentado en el trono del universo, y que Su Hijo Unigénito, Jesús, es el Señor. El ya no es el Dios hecho carne que vino a morir por nosotros en la cruz. Esto es lo que la Biblia nos enseña: Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Apocalipsis 19:11-16. La Palabra también nos enseña esto: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Si llegaste a tener vida, es porque El lo permitió. Si sigues vivo, es porque El lo permite. El palpitar de tu corazón y el aliento de vida que tienes solo lo concede El. Si llega tu fin, es porque El lo permitió. Y finalmente, es Dios el que decide si vives o mueres para siempre.

Así que, si nunca has entendido la posición tuya y la de Dios, te aconsejo que lo comiences a entender, y rápidamente. Si nunca le respetaste, comienza ahora. Si nunca le temiste, comienza ahora. Si nunca le amaste, comienza ahora. Comienza a tratarle como El se lo merece, mientras todavía estas a tiempo. Porque escrito esta: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36.

Entonces, ¿estas decido a vencer tus asuntos de fe antes que sea muy tarde? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Compartiendo a Jesus con los Demas

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Basado en Juan 4:31-42 (Versión Reina Valera 1960)

Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

¿A qué vino el Señor al mundo? ¿Cuál era Su propósito? Creo que todos lo sabemos: Para salvarnos de nuestros pecados y transformar nuestras vidas. A través de toda la vida física del Señor, vemos que ese era Su enfoque. En todo lo que hacia podemos ver Su intención. Su dedicación era tal, que El comparaba el sustento de Su cuerpo al hacer la voluntad de Su Padre. Su comida era hacer la voluntad del Padre, y de terminar Su obra. A través de Su ministerio, El compartió de Su Padre, hablo del reino y de cómo entrar a él, y enseño como se debe vivir la vida. Y como también leemos y sabemos; alimentó al hambriento, liberó al endemoniado, sano a los enfermos, y hasta resucitó a los muertos. Todo lo que El hacía, Su vida entera, y hasta Su muerte y resurrección, era y es para salvarnos y transformarnos. Pero ¿Qué otro propósito tiene la salvación para el hombre, aparte de la vida eterna? ¡Otro igual de grande!

Todo lo que El Señor hizo (y hace, y desea seguir haciendo) con nuestras vidas es para seguir perpetuando un movimiento increíble; que otros vengan a ser salvos y ser transformados hasta que termine el periodo de la dispensación de la gracia de Dios. Dios ha dado un tiempo para que las personas puedan llegar a la salvación. No tenemos idea cuanto eso dure, pero si sabemos por medio de las Escrituras que hay un tiempo determinado que solo Dios el Padre sabe. Por eso que la Palabra nos alienta a buscar de Dios mientras aún pueda ser hallado. Pero llegará el momento que el ser humano no tendrá salvación. Pero mientras tanto, deben seguir propagándose las Buenas Nuevas de Salvación a todo ser humano; a toda tribu, lengua, pueblo, y nación, por todo el tiempo que queda, porque así es como nosotros hemos llegado.

El Evangelio entró a mi vida hace muchos años, hace más de 36 años, a través de una persona totalmente desconocida para mi en aquel entonces. Y esa persona que compartió el Evangelio conmigo también fue ministrada antes por otra persona, y así sucesivamente. Y si dibujamos una línea, el comienzo del origen de mi salvación llegaría por supuesto al Señor mismo, pero también, a través de los Apóstoles o algún otro discípulo del Señor. Una de esas personas que rodeo al Señor mismo en algún momento, que escucho, creyó, fue salvo, y sintió el deseo de compartir su fe con el mundo que lo rodeaba, fue el precursor de mi salvación. Por supuesto, toda la obra es del Señor a través de Su Espíritu Santo. Pero, Dios usó a algún ser humano que fue tocado y transformado por el Señor mismo.

Por ejemplo, al que se le atribuye de que nosotros los gentiles (aquellos de nosotros que no provenimos del pueblo de Israel), si pudimos recibir esa oportunidad fue a través de Pablo. Pablo fue conocido como el apóstol de los gentiles. Dios lo uso a él para viajar por mucho del mundo conocido en ese momento, a pregonar la Salvación del Señor a distintas naciones. Pero también leemos que Pedro fue usado en la vida de un tal Cornelio, centurión de la compañía la Italiana, del ejercito del Imperio Romano. Cornelio era un romano. Y leemos en Hechos 10 que Cornelio y un gran grupo que estaba con él llegaron a ser salvos y llenos del Espíritu Santo. Pero, el punto es que alguien hace siglos fue tocado por el Señor, y otros siguieron la cadena. Y a través de los siglos es que ha proseguido esa cadena; tengo que pensar en todo lo que tiene que haber sucedido para que llegara a mí; el sacrificio, el dolor, el esmero, la entrega, la fidelidad, etc. de tantos fieles hermanos que fueron antes de mí. Y a través de mí, al compartir mi fe con otros, sigue ese toque del Altísimo hacia otras personas, hacia otras generaciones, hasta que se cumpla el tiempo determinado. Y claro, no solamente la cadena que fue formada para que yo llegara a ser salvo, sino también, las otras cadenas formadas para que yo pudiera recibir la Palabra del Señor a través de otras personas todos estos años, lo que me ha ayudado a crecer y a permanecer fiel hasta este momento. ¿Han pensado en todo el increíble proceso que se inicio con el Señor y ha seguido a través de los siglos para que tu pudieras tener la oportunidad de ser salvo y ser transformado por el Señor?

Entonces, si entendemos esto, entendemos lo importante que es compartir nuestra fe con los demás, pero claro, si en realidad has sido salvo y transformado por el Señor. Porque, ¿cómo se hablará de algo que no tiene real significado en la vida de una persona? Si el Señor no significa mucho para ti, ni lo que El ha hecho a través de las edades por ti, entonces, claro, no puede haber tal inspiración. Pero, si has experimentado el verdadero toque del Señor en tu vida, si El te ha transformado y hecho una nueva persona, entonces tienes mucho de qué hablar y compartir. En fin, no se puede ser egoísta con el Señor, ni temeroso tampoco. Tenemos que cumplir el propósito de Dios, los cuales muchos fieles antes que nosotros lo entendieron, que otros tienen que llegar al Señor, o en lo más mínimo, darles la oportunidad a que puedan recibirlo. Ahora, si escuchan o no escuchan, ese no es tu problema. Lo que importa es que tu entiendas lo que Dios a hecho por ti, y que lo compartas con aquellos que están sin esperanza, y sin fe, tan perdidos o perdidas como lo estuviste antes tú.  

Así que, primero que nada, ¿has conocido al Señor personal e íntimamente? Y si te ha sucedido, ¿valoras todo lo que costo para que El llegara a ti? Y si lo has entendido, ¿estás hablándole de Jesús a otras personas que necesitan también ser salvos y transformados? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios Se Revela Solo a Traves del Espiritu

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Basado en Juan 4:19-30 (Versión Reina Valera 1960)

Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.

Trataremos de ver solo una parte de este pasaje, porque hay mucho aquí. Que significa: ¿Cuándo los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren? La respuesta es: demasiado, y la mayoría no entenderán. El asunto es que esto se relaciona directamente a lo que el Señor le explico a Nicodemo, de que es necesario nacer de nuevo, nacer del Espíritu. Nosotros no podemos llegar a Dios bajo nuestros términos, o por nuestros medios. No hay nada que en realidad le podamos ofrecer a Dios que tenga algún tipo valor, a lo menos, algo que salga de nuestro ser.

Lo primero que hace difícil captar el asunto es que lidia con nuestro orgullo, o con nuestra falta de entender nuestra posición. En realidad, nada somos. No tenemos ningún tipo de valor. Como dijo el Salmista: Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:4. Entonces, si no somos nada, ¿Qué le podríamos ofrecer a Dios? ¿Qué adoración llegaría ante Su presencia que le seria agradable si nuestro ser no tiene ningún valor? La Palabra también dice esto: Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Isaías 64:6. Entonces, ¿qué debe suceder para que todo esto cambie?

Antes de llegar a ese punto, tenemos que entender algo más. Nosotros no somos los que le buscamos. Para comenzar, es El, él que inicia el contacto. Es El que constantemente llama. Nosotros estábamos (o todavía están) tan perdidos y ciegos que no teníamos idea de nuestra necesidad, ni de nuestra condición, ni de quien era Dios, y que éramos (o todavía son) todos. Tal como vemos en la historia con la mujer Samaritana, no fue ella quien busco del Señor. Ella no tenia ni idea quien era El, hasta que El comenzó a revelarse a ella. El fue que se acercó. El fue que busco la conversación. El fue que comenzó a sacar a la luz lo que había dentro de su vida. El fue que comenzó a relatar ciertas verdades. Todo el esfuerzo fue del Señor. La Palabra nos enseña esto: En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10. Entonces, ¿Cuándo fue que El se comenzó a mostrar en nuestras vidas? Desde el primer momento que comenzaste a experimentar la creación de este mundo. Porque escrito esta: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:18-20. Estábamos (o a lo mejor todavía están) tan insensibles, que no nos dábamos cuenta que Dios nos estaba tratando de hablar hacia mucho tiempo, desde una edad muy temprana. Nuestros cinco sentidos son los trasmisores de las obras y de la presencia de Dios. A través de nuestros ojos podemos contemplar las obras de Dios. A través de nuestros oídos escuchamos lo que Dios ha hecho. Olemos la obra de Dios. Gustamos de la obra de Dios. Y claro, palpamos las distintas cosas que Dios ha hecho; y todas estas cosas fueron hechas con el poder de Su Palabra. No obstante, muchos todavía están o seguirán totalmente insensibles a Dios porque esta reinando a plenitud el pecado y la muerte en sus vidas, siendo guiados por los designios de la oscuridad y la maldad. Es duro esto, pero es la realidad. La única manera que la mayoría escuchamos a Dios es cuando nuestro orgullo es roto, y nos comenzamos a dar cuenta que necesitamos algo mas grande que nosotros mismos.

Ahora, ¿cómo puede comenzar a cambiar todo esto (y aquí vienen las buenas noticias)? Naciendo de nuevo en el Espíritu. Uno tiene que comenzar de nuevo a través de Dios, a través del poder del Señor Jesús. Y como comienzo, tiene que haber un total y complemento arrepentimiento y conversión de todo pecado. Hay que volverse completamente de todo lo que ha sido la raíz de nuestra ceguera e insensibilidad. Y hay que hacer a Jesús el dueño y Señor de la vida de uno, rindiéndole lo mas intimo de nuestro ser: el corazón. Ahí es el comienzo.

Ahora bien, aquí llegamos a la explicación de la adoración que si llega a Dios. Al nacer de nuevo en el Espíritu, tomamos el Ser de Dios en nuestros corazones. Y a raíz de eso, es que ahora si es que cuentan la obras que concuerdan con lo que la Biblia nos enseña, porque le estamos dando a Dios algo que fluye de El mismo. Lo único que cambia en la condición de un ser humano que tiene a Dios, es que se debe convertir en una fuente del Dios vivo, emanando de lo mas profundo de su ser. Ahí es que se torna en vida y olor fragante la adoración al Señor. Y no se trata necesariamente de canticos, sino mas bien, de servicio y las acciones basadas y guiadas por el propio Espíritu de Dios dentro de nuestro ser. Esto es lo que realmente es la voluntad de Dios. No es necesariamente lo que hacemos (o sea, por lo que la obra en sí es), porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Lo que importa es el “porque” se hace lo que se hace, la intención del corazón a través del Espíritu Santo de Dios.

Así que, ¿has experimentado a Dios a través de Su Espíritu en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Necesitamos Dejar a Dios Lidiar con Nosotros Intimamente

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Basado en Juan 4:7-18 (Versión Reina Valera 1960)

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

Dios desea hacer grandes cosas en nuestras vidas. El quiere cambiarnos y transformarnos, y darnos vida, y vida en abundancia: vida eterna. Ese fue el propósito del Señor: el poder dar vida eterna donde solo había muerte y oscuridad. Y que esa vida llegue a todo ser humano, a lo menos, que cada persona tenga esa oportunidad, porque ahí es que se manifiesta la bondad de Dios. Aunque nosotros no sepamos como (como muchos culpan a Dios, diciendo que Dios no le da la oportunidad a todos), tenemos la fe y la certeza que de alguna manera u otra, Dios si se la da (y le ha dado) la oportunidad de llegar al conocimiento de la salvación a cada persona. Pero ¿Qué tiene que suceder para que esta agua de vida se manifieste en el corazón, en el centro del ser de una persona? Uno tiene que dejar a Dios lidiar con nuestra intimidad; completamente, sin obstáculos, y sin reservaciones.

Lo que podemos ver en este pasaje es que la mujer deseaba tener lo que el Señor le estaba ofreciendo, pero el Señor comienza a sacar a la luz lo más íntimo de ella; su pecado. En nuestra sociedad de hoy en día, (y como siempre ha sido), todos esconden algo o algunas cosas. Hoy se le nombra “nuestra privacidad”. La privacidad es algo increíblemente importante para todos. Todos desean mantener su privacidad lo más seguro posible. Pero a pesar de eso, Dios sigue siendo el mismo ayer, hoy, y por los siglos. Y El tiene que lograr penetrar esa “privacidad” por nuestro propio bien.

El grave problema que sucede si no dejamos al Señor entrar en nuestra intimidad, y dejarlo lidiar con esa intimidad: los secretos, los males escondidos; todo lo que queda muy enterrado dentro de nuestro ser; es que la vida no se puede manifestar. Seguimos en muerte. Por mucho que uno se bañe, y se perfume, y se esmere en lucir una persona decente y ejemplar (socialmente hablando), todavía sigue dentro de su interior lo muerto, lo podrido, y lo descompuesto. Como el Señor dijo acerca de los Fariseos, que eran sepulcros blanqueados porque eran limpios por fuera, pero horribles por dentro. Y bueno, si algo saben del agua, sabrán que el agua es un elemento que se contamina con mucha facilidad. Cuando hay aguas estancadas, emanan un olor horrendo. Cuando hay suciedad en el agua, se ve claramente. Y claro, no se puede tomar. Puede que salga agua de un ser, pero si el agua se revuelve con lo sucio y contaminado, lo que va a salir es bien desagradable; como también dice la Palabra: olor a muerte.

Entonces, como lo mostro el Señor, tenemos que dejar salir lo que esta mal dentro de nosotros. Y téngalo por seguro (y por eso es que a casi nadie le gusta acercarse el Señor), el asunto se va a volver bien publico y rápidamente. Pero lo bueno de que salga, no solamente delante de la presencia de Dios, sino también, delante de los demás por virtud de que Dios esta lidiando con esos males, es que viene la libertad, viene la salvación, viene la restauración, y se manifiesta el agua viva del cual hablo el Señor. Por eso es que el Señor dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28. Cuando dejamos salir el pecado de nuestro corazón, Dios es el que toma la carga. Dios es el que limpia. Porque también escrito esta: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9.

Ahora, ¿porque sabemos que lo que se manifiesta en lo secreto de Dios sale a lo publico? Mira el pasaje de hoy. La verdad de que esta mujer samaritana fue una mujer que tuvo varios amantes o compañeros sexuales lo estamos leyendo todos hoy, y lo han leído millones de personas, y lo leerán millones más, porque quedo plasmado en la Palabra de Dios. Pero ¿Qué importa si Dios ha perdonado, y lo ha limpiado, y ha sacado vida de lo que estaba muerto? Lo bello es: la mujer dejo que saliera a la luz su pecado, y se lo manifestó a todos, pero para que Dios pudiera obrar en su vida. Y gracias a eso, no solamente ella fue perdonada y restaurada, sino también, todos los demás que la escucharon creyeron en el Señor, por el testimonio de ella. Por eso que la Palabra también nos aconseja esto: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19.

Así que, si deseas seguir escondiendo la muerte y el mal dentro de tu ser (aunque Dios lo sabe todo, y El también dice que todo saldrá a la luz, más tarde o más temprano), nunca tendrás agua viva dentro de ti. Pero, si decides dejar a Dios lidiar con lo que esta dentro de tu corazón, y lo sacas a la luz, y lo dejas atrás, Dios puede hacer grandes cosas en tu vida, comenzando con la vida eterna. Esto en realidad es tu decisión, y tu parte en el asunto. El Espíritu Santo trae convicción de pecado, pero uno es el que decide si cede o no. Y con esa decisión es que viene la vida eterna. De otra manera, uno sigue permaneciendo en la oscuridad y la muerte.

Entonces, ¿realmente deseas agua viva que fluya de tu ser? Si es así, ¿estás dejando al Señor lidiar con lo más íntimo dentro de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Jesus Como Ser Humano

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Basado en Juan 4:1-6 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

Muchos no entienden el aspecto humano del Señor. Casi siempre hay malentendidos al respecto. Por ejemplo, muchas personas dicen que: El pudo hacer todo lo que hizo, y soportar todo lo que soportó porque era Dios. Otros se van al otro extremo y lo ven solo como un ser humano con aptitudes y poderes limitados, y por eso que no lo respetan. Hay personas que lo ven demasiado humano, pero de manera pecaminosa, y piensan que tuvo hasta problemas o tentaciones con la concupiscencia, inclusive hasta debilidades sexuales. En rendidas cuentas, la mayoría van por todas partes en relacion al aspecto humano del Señor porque no entienden lo que la Biblia enseña.

Lo primero que hay que entender es la genealogía real del Señor, de donde proviene. Primero que nada, Jesús es Dios, la segunda persona de la Trinidad. Su comienzo como Ser no fue aquí en la tierra, aunque aquí en la tierra El si nació en la carne. El es el Dios Eterno, Jehová de los Ejércitos, el Alpha y el Omega, etc., etc. Así que, El era (y es) 100% divino. Lo otro que hay que entender es que Su Padre era (y es) Dios Padre, la primera persona de la Trinidad. Entonces, al ser Su Padre quien es, El no nació totalmente igual a nosotros en ese sentido, con concupiscencias carnales como con deseos sexuales, con la tentación de robar, de matar, de tener vicios, de mentir, de avaricia; en fin, con ninguna de las malas obras de la carne. Ahora, el aspecto humano que si tomo fue de parte de Su madre carnal, Maria, la cual era virgen. A través de ella fue que pudo tomar la forma de la carne, y poder nacer y vivir como un ser humano puro. Entonces, a través de Maria es que El pudo ser 100% Hombre.     

Al Señor ser Hombre, de carne y sangre (pero sin malos deseos), vivió tal como nosotros vivimos. Dios tomo nuestra forma y sabe exactamente lo que cada uno de nosotros sentimos. El tomó todas nuestras fragilidades humanas y las vivió en carne propia (literalmente). El supo lo que era cansarse, como leímos en el pasaje de hoy, cuando relato Juan que estaba: …cansado del camino… El supo lo que era el hambre, de sentir el estomago totalmente vacío, porque escrito esta: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Mateo 4:1-2. El supo lo que se sentía cuando se pierde un ser muy querido, y hasta lloro por el dolor que sintió (por Lázaro). Porque escrito esta: Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Juan 11:34-36. El también experimento la agonía en el jardín de Getsemaní, porque también dicen las Escrituras: Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Lucas 22:44. El Señor también experimento el abandono (al tomar todo nuestro pecado), al encontrarse totalmente solo. Esto lo vemos en el relato de Su crucifixión, cuando dice: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27:46. Y claro, como parte del sacrificio en la cruz, experimentó la injusticia, la burla, el escarnio, el extremo dolor y cansancio físico, la tortura, el desangramiento; y finalmente, la muerte. El Señor experimentó todo lo que un ser humano puede experimentar, con referencia a nuestra fragilidad humana.

¿Qué valor tiene esto? ¡Mucho! Dios sabe todo lo nuestro porque es Dios, pero ahora aún más, experimentó a través de Su Hijo como se siente ser humano; lo vivió. Y el gran valor que tiene es que se humillo por nosotros. Sintió todo lo que sentimos. Y se compadece como tal de nosotros. Porque escrito esta: Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:14-16. Entonces, ¡que mejor Dios e Intercesor podemos tener como uno que tomó nuestra forma (por amor), y que desea estar con nosotros a través de todo lo que podamos pasar, sin nunca abandonarnos! Por eso que nos dejó al Consolador, el Espíritu Santo, para que more por fe en nuestros corazones. El Señor entiende todo lo que sientes, y le importa.

Y el ultimo aspecto que veremos es que el Señor es nuestro ejemplo. A pesar de su cansancio, y de todo lo demás que pudo haber sentido, hizo lo que tenia que hacer. Cumplió con lo que el Padre le mando. ¡Obedeció! Porque escrito esta: Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Hebreos 5:7-9. Nosotros también estamos llamados a ser como El. El propósito de Dios es convertir a cada uno de nosotros en pequeños cristos (por decir). Entonces, si el Señor pudo obedecer en todo, a pesar de tener todas nuestras fragilidades, también Dios puede llegar a hacer grandes cosas en nuestras vidas, a través de nuestra obediencia.

Entonces, ¿entiendes lo tanto que te ama Dios, lo que te comprende, y se compadece de ti, y lo que quiere hacer a través de tu vida? ¿Entiendes que no hay nadie más como el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Fe Necesita Ser Centrada en Jesus

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Basado en Juan 3:31-36 (Versión Reina Valera 1960)

El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Creo que a la mayoría de las personas no les cuesta creer que hay “un algo” (por decir) más allá de nosotros los humanos. Y con personas que creen que hay un dios, creen un poco más que un agnóstico en realidad, porque para ellos, ese dios puede ser cualquier cosa o ser, no necesariamente el Dios Todopoderoso de la Biblia. Así que, la mayoría de las personas creen en algo o en alguien. Y los que tienen un poco más de fe, logran creer en un Dios, pero hasta ahí nada más. El grave problema de la fe en la mayoría de las personas, inclusive en los que dicen creer en Dios, es lograr creer y aceptar a Jesús como Dios. Eso es un problema para muchos, y muchas veces hasta para los que dicen ser cristianos. Todos los problemas comienzan a la hora de hablar de Jesús, y se convierte en un punto de contención. Muchos aceptan que les hables de Dios, pero no necesariamente de Jesús.  

El problema se centra en la manera que se vé al Señor. No les cabe en la cabeza que el Todopoderoso allá podido concentrarse en un ser terrestre, en un hombre. Lo irónico (o más bien, lo injusto) es que penalizan a Dios por haberse humillado de tal manera, que tomo nuestra forma para poder rendir el servicio más grande que la humanidad necesitaba; ser salvado de sus propios pecados y de la muerte eterna. Y el asunto es que no se pesa lo que hizo mientras estaba en la tierra, ni se vé el increíble cumplimiento profético en la vida del Señor, del Mesías que tanto esperaba Israel. Tampoco no les es posible creer que haya sido levantado de entre los muertos. Y bueno, a las personas les cuesta creer en general en Jesús.

Ahora, hay que ver claramente que no es problema de no poder tener fe, porque el ser humano exhibe fe a cada momento. Para muchos, es más fácil creer en cosas o personas que creer en Jesús. Se justifican muchas veces su incredulidad con la idea de que no pueden verlo, o que no estuvieron presente durante el tiempo del Señor. Dicen desconfiar también de las Escrituras, si son creíbles o no. Hay muchas otras excusas, porque eso es lo que en realidad son: excusas.

Piensa por un momento, ¿En qué cree la mayoría de la gente? Creen en el dinero, en otras personas que son tan falibles y limitadas como ellos, en objetos sin alma o vida, en dioses hecho de metal, de madera, o de cualquier otro material, en la naturaleza, etc., etc. Creen más en el plato de comida que se comen en un restaurant donde ni saben de donde vino la comida (si es orgánico o no, si creció con pesticidas e insecticidas), como se hizo, lo que en realidad contiene, y si al mozo no se le habrá caído al piso la comida y del piso la recogió y la puso de nuevo en el plato. Pudieran decir, ¿Cómo puedes decir eso? Fácil, porque pasa. Y hay otras muchas cosas más que pasan con la comida antes que llegue a la mesa, toda adornada y apetecible. Prefieren confiar más en algo así, hasta el punto de metérselo en la boca, sin hacer ningún tipo de pregunta, que escoger creer en alguien como Jesús.

Así que, si se puede tener tanta fe y confianza en tantas otras cosas y personas, ¿Cuál es el problema de creer en Jesús? El problema es decidirse en creer en El, nada más. Porque la persona que no quiere creer, no va a creer, haga lo que haga Cristo por ellos. Unos dicen que creerían en el Señor si se mostrara en Su poder y gloria. El lo hizo antes de venir a la tierra, conocido antes como Jehová para los judíos. Pero le estimaron duro, inflexible, que solo buscaba destruir y castigar (lo cual es mentira). Y bueno, Jesús también mostro Su poder con milagros con la comida, sanando a los enfermos, echando fuera demonios, y hasta levantando a algunos de entre de los muertos. Pero, parece que no fue suficiente. Y aún más, ven los milagros que hace todos los días; el universo, el sustento de la vida, las estaciones, la luz del día, el agua, y tantas otras cosas que solo pueden subsistir a través de El. Pero, tampoco es suficiente. Mostro Su amor y entrega por nosotros, al morir en la cruz por nosotros, por nuestros pecados, pero tampoco es suficiente. Fue levantado de entre de los muertos y visto por sus discípulos, por cientos, pero tampoco no es suficiente. El nos espera con los brazos abiertos, pero se le da la espalda y se le menosprecia, porque, aunque es Dios, es humilde para llamarnos. Entonces, la respuesta de que no se cree, porque no se quiere creer, es muy lógica, porque al Señor no le queda nada más por hacer.

El problema en no querer creer, o más bien, en rehusar creer, es que todo tiene consecuencias. Y a pesar de Su gran amor por nosotros, si se rehúsa creer en El como Dios, como Señor, entonces la salvación no es posible, porque están despreciando al único que los puede salvar. Por eso que no es necesariamente castigo, sino consecuencia natural. El único que puede quitar la ira de Dios de sobre nuestras cabezas es Jesús. Porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. El dinero no puede hacerlo. Tu familia no puede hacerlo. Tu carrera o tus logros no lo pueden hacer. Otros falsos dioses y ídolos no pueden hacerlo. No hay nada ni nadie más que pueda quitar la ira de Dios de sobre nosotros.

Así que, es muy sencillo; o quieres creer, o no quieres creer. Si rehúsas creer, nada se puede hacer por ti. Pero, si decides no solamente creer, sino más bien, aceptar a Jesús como Dios (como lo que El es), y le haces el Señor de tu vida, no solo la ira de Dios se apartará de ti, sino que también veras la gloria de Dios. Porque escrito esta: Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40. Así que, ¿está tu fe centrada en Jesús, como el Dios y Señor de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Ganando una Nueva y Mas Grande Identidad a Traves de Cristo

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Basado en Juan 3:22-30 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. Porque Juan no había sido aún encarcelado. Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Charles Spurgeon dijo esto una vez: La humildad es, hacerse un estimado correcto de si mismo. ¿Qué en realidad somos? ¿Tenemos algo de que jactarnos? ¿Somos tan grandes y fuertes y poderosos como pensamos? ¿Valemos tanto por nosotros mismos que no necesitamos cambiar o ser transformados por Dios? Creo que uno de los grandes problemas que existen con el ser humano y con su aceptación de Dios, es que se cree mas que Dios, que no necesita de Dios porque esta tanto o mejor sin Dios en su vida. Y adjunto con este pensamiento, detesta la idea de perder su identidad y voluntad. Veamos un poco más el asunto y nuestras preguntas anteriores.

Tengo que advertirles que el pensamiento de hoy no tiene un comienzo muy feliz, humanamente hablando, porque va totalmente en contra de nuestro orgullo: la raíz de muchos de nuestros males. La realidad es que nada somos sin Dios. El hombre no se creo a si mismo. Ni tuvo nada que ver en la creación del mundo. Mucho fantasearon Charles Darwin y muchos otros seres que se creían o se creen inteligentes, con la idea de que no existe Dios y que somos un accidente cósmico. Pero, crean que haya sido accidente o no, el hombre no tuvo nada que ver con el hecho. El hombre es extremadamente limitado. Nada pudimos crear ni hacer. El poder y el control es solo una ilusión.

Ahora, mirándolo espiritualmente, si no somos nada como seres humanos, menos somos por nosotros mismos sin Dios. Nada puede hacer el hombre por si mismo espiritualmente. Ningún hombre se puede salvar a si mismo. Sin Dios, todos estamos perdidos en nuestros pecados, apartados de todo lo bueno. Porque escrito esta: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23. La Palabra también nos enseña esto: Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Efesios 2:11-13. La única manera que tenemos para acercarnos a Dios y ser salvos es solo a través de Jesús. Porque fuera de El, nada podemos hacer, y nada somos.

A través del Señor, todo puede cambiar, especialmente si nos damos cuenta que le necesitamos infinitamente, dejando a un lado nuestro absurdo orgullo. La Biblia nos enseña que: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17. A través del completo arrepentimiento y conversión de nuestros pecados, y al aceptar a Jesús como el Señor de nuestras vidas, podemos ser transformados. No es que perdamos nuestra identidad, sino mas bien, Dios a través de Su Espíritu Santo regenera lo perdido, haciendo una nueva creación en nosotros. Siendo los mismos, pero a través de Cristo, somos un ser nuevo, regenerado, listo para que Dios pueda obrar a plenitud en cada uno. Claro, que cuando nos entregamos a El, es solo el comienzo del proceso. Por eso que también Su Palabra nos enseña esto: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. A través del tiempo, mientras nos seguimos sometiendo, rindiéndonos a El, es que la transformación comienza y sigue hasta ser hecho conforme a la imagen de nuestro Señor.

Ahora, volviendo a nuestro pasaje de hoy, lo que paso con Juan también debe pasar con nosotros, que es necesario que El crezca y que nosotros mengüemos. De nuevo, no quiere decir que desaparezcamos, sino más bien, Cristo y Sus virtudes tienen que brillar en nuestras vidas para que los maravillosos propósitos de Dios se cumplan. Dios quiere obrar a través de nosotros, a través de nuestra persona. Cuando entendemos que es Dios él que tiene que crecer en nosotros, entonces entenderemos lo que necesita suceder en nuestras vidas, para el bien nuestro, y para el bien de los que nos rodea.

En fin, y lo que debemos considerar. Si somos en realidad nada sin Dios, entonces ¿Cuál es el temor de dejar de ser algo que no nos ayuda en nada? Y aún considerando más, si lo podemos alcanzar todo a través de Cristo, al dejar que el crezca en nosotros, entonces, ¿no vale la pena tomar una mejor y mas significativa identidad a través de El? ¿Entiendes que tu identidad por si solo no se compara a lo que te puede dar una nueva y mas grandiosa identidad en el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Amor y la Luz de Dios

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Basado en Juan 3:16-21 (Versión Reina Valera 1960)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Sé que Juan 3:16 es probablemente el versículo de la Biblia mas conocido en todo el mundo. Hay muchas veces que aparecen letreros de él entre las personas que están entre las gradas de un partido de futbol americano. Y creo que es tan popular porque habla del gran amor de Dios. Dios ama al mundo, y dió a Su Hijo unigénito, a Jesús, para que todos pudiéramos tener la oportunidad de ser salvos. Si nos ponemos a meditar en lo que significa el amor de Dios, sería un pensamiento interminable. Por ejemplo, que Dios, el Creador de los cielos y la tierra haya tomado tal interés por nosotros, que entregó lo que era mas valioso y amado para El, para que podamos tener vida eterna. Y lo hizo sin ningún tipo de obligación. Hizo que Su Hijo pagara por nuestros pecados, por nuestras maldades, que tomara nuestro lugar en la cruz. Y aún más profundo, si lo vemos bien, Dios mando a Su Hijo a morir por Sus enemigos, porque cuando nosotros no le hemos entregado nuestras vidas a El, entonces le pertenecemos a alguien más, a Satanás. Somos hijos de la oscuridad por los pecados que hemos cometido, por nacer en un mundo de pecado, concebido en pecado. Desde el nacimiento, somos ajenos a todas las promesas de Dios. No merecemos nada. Sé que es difícil de aceptar esto, pero es la Verdad. Entonces, si lo vemos de esta manera, vemos aún más el gran amor de Dios, quien murió por la salvación de sus enemigos, para convertir a Sus enemigos en hijos de Dios, en hijos de luz. Por eso que es tan apremiante que le demos nuestras vidas a Dios, para poder dejar atrás las tinieblas, y llegar a pertenecerle a Dios.

Dios quiere que todos, no importándole lo que haya hecho o sido, que lleguen al conocimiento de la Verdad, lo cual muestra Su gran y profundo amor. Porque escrito esta: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:1-4. Así que, no hay nadie que pueda decir que Dios no le ama. El ama al mundo entero, sin excepciones.

El asunto es que todo es condicional con Dios. El no fuerza a nadie. Todo es condicional porque todo esta basado en el amor, y el amor es basado en elección. Dios escogió amar el mundo. El no tiene que amar el mundo. Pero el escogió hacerlo. De la misma manera, el pertenecerle a El también es una elección, basado en la fe y el amor. Y lo que hay que tener claro es que cada elección tiene consecuencias. Así esta establecido el universo, y no hay nada que se le pueda hacer. Entonces, no es Dios el que condena a una persona al infierno cuando no quiere creer en Jesús, sino mas bien, es la persona que se condena a si misma al no querer tomar el regalo de la salvación. Esto es una ley universal: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Si una persona escoge creer y aceptar a Jesús como el Señor de su vida, entonces hace a Dios dueño de su vida. Y si una persona no escoge creer y aceptar a Jesús como el Señor de su vida, entonces sigue con su dueño original, y se condenará a si misma a una muerte eterna. ¡Es tu decisión! Velo lógicamente, si una persona no quiere estar con Dios, ni obedecerle, ¿Por qué Dios va a ir en contra de su voluntad y deseo, forzándole a estar con El por una eternidad? Y claro, Dios permite que los frutos y deseos de cada persona vengan sobre él, para bien o para mal, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Lo que finalmente una persona desea dentro de si es lo que va a recibir. Y Dios ya se ha encargado de eso a través de la estructura universal que El ha creado, mucho antes de la fundación de este mundo.

Y finalmente, trataremos de explicar el asunto de la luz de Dios. Todos venimos de las tinieblas. Es sencillamente un hecho. Pero dentro de la potestad de la elección, podemos decidir a través de Cristo salir de las tinieblas. Al presentarnos Su luz a través de Su Palabra y de Su llamado a seguirle, tenemos la opción de llegar a la Luz de Dios. Así que, el que quiera ser libre de las tinieblas, lo puede hacer, si decide pertenecer a Dios. Lo que es necesario es aceptar que hemos hecho el mal, que hemos pecado, y que queremos dejar atrás ese mal, dejar atrás el pecado, porque escrito esta: Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad, pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. 1 Juan 1:5-10. Si somos sinceros con nosotros mismos, delante de Dios, tenemos perdón y salvación. El es tan bueno que hace todas las cosas nuevas para aquellos que le aman y buscan de El. Y si le seguimos fielmente, el nos convierte en luz. El mismo nos dijo que seriamos la luz del mundo. Porque escrito esta: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Mateo 5:14-15. El nos transforma en luz a través de Jesús para que nosotros podamos ser luz para lo demás que también necesitan de la Luz de Dios. Aquí vemos la continuidad del amor de Dios, de persona en persona, de generación en generación.

Así que, ¿has entendido el amor que Dios tiene por ti, al buscar ser parte de Su luz para el mundo que te rodea? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Debemos Buscar a Jesus con el Corazon

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Basado en Juan 3:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

En este pasaje leemos del principio mas importante que puede existir en la Palabra de Dios para la salvación del hombre. Dependiendo de como una persona entiende este pasaje depende si llegará al cielo o no, si vendrá a obtener la vida eterna o no. Así que, obviamente, hay que tratar de entenderlo, meditarlo, y actuar de una manera precisa. No quiere decir que es difícil, porque en realidad no lo es. Lo más importante es el “cómo” se entiende y lo que se termina haciendo con este conocimiento.

El primer asunto que hay que ver es que no es cuestión de intelecto o estudio, sino de disposición. Vemos que un principal religioso (Nicodemo) le cuesta entender lo que el Señor le esta tratando de explicar. Este era un hombre extremadamente educado, especialmente en las Escrituras. Una persona como él podía recitar de memoria cualquier parte del Antiguo Testamento, palabra por palabra. El había aprendido no solo las Escrituras, sino también todo lo que envolvía lo que se escribió; el contexto, la historia, etc. No obstante, a pesar de todo su intelecto humano y años de años de estudio, vemos que todo ese esfuerzo y conocimiento no le estaba ayudando. La Biblia nos enseña que debemos hacernos como niños para poder entrar en el reino de Dios, y un niño no tiene años de estudio. Lo que tiene un niño es que no cuestiona lo que se le esta enseñando. Son suficientemente sensibles a Dios, y lo aceptan y lo creen. El tener ese tipo de disposición es lo que hace posible el nacer de nuevo en Cristo. Se necesita fe, a lo menos lo necesaria para poder creer y comenzar a aprender del Señor. Y ya que no es de intelecto, lo que se necesita es el corazón; el deseo de querer someterse a Dios, de aceptar lo que El desea que hagamos. Porque escrito esta: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. El único intelecto que se necesita es el poder entender la Palabra que se nos comparte.

¿Cómo se llega a nacer de nuevo? El Señor dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. El nacer del agua representa el bautismo de Juan el Bautista, el bautismo de arrepentimiento. Este bautismo no es literal, de sumergirse en el agua (como el bautismo del creyente, el que se estableció después de la resurrección del Señor). Así que, el nacer del agua es cuando una persona confiesa todos sus pecados delante de Dios, arrepintiéndose y convirtiéndose de todos sus pecados, para volverse enteramente a Dios. Por eso que el bautismo de arrepentimiento que demostró Juan era por inmersión, o sea, que uno sepulta completamente al viejo hombre, y sale del agua una persona nueva y lavada por Dios. Y el nacer del Espíritu sucede después del arrepentimiento, cuando una persona cree con todo el corazón quien es Jesús realmente (nuestro Dios, Señor, y Salvador), que murió, fue sepultado, y que al tercer día fue resucitado y levantado por Dios. Y creyendo esto, le pide a Dios que entre en su vida y corazón. Cuando estas dos cosas suceden de corazón, es que una persona viene a nacer de nuevo, a ser regenerado por Dios. Y ocurre el gran milagro de que Dios a través de Su Espíritu Santo viene a morar dentro del corazón de la persona.

Y al venir este nacimiento de nuevo, se establece el primer y mas grande paso que una persona puede tomar. Pero para que pueda pasar efectivamente, hay dos cosas que son esenciales, tanto como para llegar a la salvación, como para seguir el camino eterno que traza la misma salvación que Dios nos da a través de Su Hijo Jesucristo, que se tiene que entender quién realmente es Jesús, y que hay que comenzar a amarle. Ya que es un nacimiento de nuevo, es un comienzo, pero un comienzo o un fundamento para que venga lo demás. La Palabra nos enseña esto de Jesús: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. Jesús era Dios hecho carne, así que fue 100% Hombre, pero también 100% Dios. El fue hecho carne para poder ser el sacrificio por todos nuestros pecados, pero fue y es Dios, el Dios Eterno, el Alfa y el Omega (el principio y el fin). Y lo segundo es que toda nuestra relación con Dios debe ser solo por amor. A lo menos cuando se comienza este camino, comienza el amor por Jesús, el cual debe seguir creciendo a través del tiempo. Porque escrito esta: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Mateo 22:36-38.

Entonces, se nace, se sigue, y se obedece a Dios por amor; nunca por obligación, pero consciente de quien es Jesús: que es Dios. Nuestra vida debe comenzar con Cristo (en algún momento), siguiendo a Cristo por quien El es y por lo que hizo por nosotros, y obedecerle sin cuestionarlo porque de El depende nuestro fin, o aún más exacto, prosigue nuestra eternidad. Así que, ¿estás buscando a Jesús con todo tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Limpiando el Templo

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Basado en Juan 2:13-25 (Versión Reina Valera 1960)

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho. Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.

Aunque todo pecado es injusticia, la Biblia nos enseña que hay ciertas cosas que sencillamente no pueden existir ni en el templo físico donde se reúnen los creyentes, ni menos dentro del corazón. Y como leímos hoy, el Señor no pudo tolerar este asunto en el templo, y esto es: el amor al dinero. ¿Cómo se traza la línea entre vender en el templo y el amor al dinero?

El asunto, como lo explicó el Señor mismo, es que el templo fue hecho para la oración, para hablar con Dios, y buscar a Dios; no para hacer negocios. Lo que estaba sucediendo era que los sacerdotes permitían que se comercializará con las cosas de Dios, con el fin de ganar dinero. En ese entonces, todavía existía el sacrificar animales por la expiación de los pecados (lo cual Dios cambio para siempre a través del sacrificio Santo de Su Hijo en la cruz, ofreciéndose a sí mismo como un sacrificio eterno por los pecados de los hombres). Y lo que sucedía era que cuando venían las personas al templo a presentar sus sacrificios, los sacerdotes tenían que inspeccionar lo que traían, y la Ley de Moisés enseñaba que todo lo que se tenia que presentar al Señor como sacrificio tenia que ser puro, sin mancha, y de las primicias. Y claro, para poder sacar provecho, ellos inspeccionaban lo que se traía y convenientemente casi siempre encontraban algo malo. Y para la conveniencia de las personas, ellos se lo vendían, porque lo que ellos vendían era lo aceptable. También tiene que haber sucedido que a lo mejor las personas iban con las manos vacías, y venían al templo con la idea de comprar ahí algo por la conveniencia. En fin, se formo todo en un sucio mercado, todo centrándose mas en el dinero que en lo que realmente se trataban las cosas: en venir a la Casa del Señor para buscar la presencia de Dios, y que los sacerdotes ayudaran al pueblo a encontrarse con su Dios.

Hoy en día existe la misma comercialización con las cosas de Dios. Muchos predicadores, pastores, lideres, etc. lucran con el Evangelio. Todo esta centrado mas en el dinero y en el aprovecharse de los demás que de hacer lo que Dios desea y manda. El ministerio es muchas veces una manera de subsistir, un vehículo para ganar dinero. Se lucra con las almas. En muchos lugares, igual como en el tiempo del Señor, todo esta centrado en el ganar dinero, en el materialismo. Se ama mas al dinero que a Dios. El amor al dinero toma el lugar del Señor desgraciadamente.  

¿Cuál es el problema con esto, con el amor al dinero? El primer problema es que se convierte en un ídolo, en un dios. Y Dios es muy claro con este asunto, porque escrito esta: No tendrás dioses ajenos delante de mí. Éxodo 20:3. Absolutamente nada puede tomar el lugar de Dios. El tiene que ser primero. La Biblia también nos enseña esto: Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 1 Timoteo 6:6-10. Entonces, no es que el dinero en si sea malo. El problema es cuando se ama el dinero.

El problema práctico que tiene el amor al dinero (por decir), es que cuando se ama al dinero, se cambia lo que realmente tiene valor por algo ilusorio. El dinero en realidad es una ilusión; es una reflexión del mundo material en que vivimos. Tanto el dinero como lo que puede comprar se ira algún día. Y cuando mueras (porque a todos nos vendrá ese día), no te servirá de nada. No te lo puedes llevar. Y ¿qué lógica tiene convertir algo que es una ilusión en el centro de la vida de una persona? El amor al dinero y el mundo material (porque eso es lo que representa), es pasajero. Y por el amor al dinero, por lograr tener cosas, se hacen cosas indecibles. Nada es sagrado, y lo que si tiene valor se desecha.

Finalmente, la Biblia nos enseña que cuando viene Dios a morar en nuestras vidas, nos convertimos en Sus templos. Porque escrito esta: ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2 Corintios 6:16. El templo que mas le interesa a Dios somos nosotros. Y claro, si aborreció lo que estaba sucediendo en un templo físico y pasajero, ¿Cuánto más, no crees que le desagrade que este mal, esté en nuestros corazones? Dios ni lo tolera en el lugar de reunión de Su pueblo, ni menos en el corazón del hombre. Dios sabe todo lo que esta dentro del ser humano, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Así que, ¿le estás permitiendo al Señor limpiar el templo de tu corazón para que pueda convertirse en el lugar que El desea, por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obediencia

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Basado en Juan 2:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; más tú has reservado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

A través de este pasaje, y también a través de toda la Biblia podemos observar un principio esencial para la vida misma: la obediencia. En realidad, no existe un concepto más importante que éste en toda la Biblia. La base de la Biblia en su plenitud y de alcanzar y cultivar una relación con Dios mismo, es a través de la obediencia. Nada puede haber sin obediencia. La base de todo en la vida y en el universo es la obediencia.

Para comenzar, la caída del hombre fue por desobediencia, al no seguir las instrucciones de Dios. Dios le dijo lo que le dijo al hombre, que no comiere del fruto prohibido porque sencillamente iba morir; espiritualmente, y también carnalmente. El fruto tenia un elemento que cambio al hombre para siempre. Y esa desobediencia es lo que se ha hecho parte de cada ser humano hasta hoy. Dios instruyo al hombre para que viviera, y evitara justamente lo que sucedió. Dios le advirtió de un mal, y si hubiera obedecido, las cosas serian muy distintas.

Para continuar, la salvación a través de Jesucristo es un don, pero a la misma vez es una obediencia. La Palabra lo explica en el siguiente pasaje: Y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre. Romanos 1:5. ¿Por qué es una obediencia? Dios es Dios, sea que lo quieras creer o no; es una realidad. Jesucristo es Dios y es el Hijo Unigénito de Dios, lo quieras creer o no. El único camino al Padre es Jesucristo; no existe otro, lo quieras creer o no. El aceptar la culpa de nuestros pecados es aceptar una realidad, lo quieras creer o no. Entonces, el poder tener una relación personal con el Dios vivo es basado en creer y aceptar con todo el corazón una realidad. No le estas haciendo un favor a Dios, sino que estas sencillamente reconociendo la existencia de una realidad. Y a través de esa obediencia en aceptar una realidad, tú te estas haciendo el bien de alcanzar la salvación eterna.  

Se nos han dado el tesoro de las Escrituras, el completo consejo de Dios para el hombre, para que no solamente conocerlas, sino mas bien, para obedecerlas. Porque escrito esta: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Si no hay obediencia, el buen efecto de las Escrituras en el ser humano nunca llegará a ser. Si no se obedece, no hay bendición, no hay vida, no hay ningún bien. Porque la obediencia implica recibir una instrucción, y llevarla a cabo implica acción. Porque también está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10.

Esto es lo que cada ser humano tiene que entender: Somos seres creados. Y cuando eres un ser creado, entonces fuiste hecho para obedecer. Tienes que seguir algo. Estas navegando una realidad basada en leyes establecidas. No tienes la potestad de alterar ninguna de esas leyes. Y también como ser creado, es parte de tu creación obedecer, por muy independiente y poderoso que tú te creas. Es parte de tu naturaleza obedecer algo. O sea, si no le obedeces a Dios, entonces, en tu rebeldía estas obedeciendo a Satanás y al pecado que mora en ti. Al no seguir un lado, entonces por virtud de que eres un ser creado que no puede cambiar lo establecido, sigues lo opuesto. No hay otros caminos. Hay solo dos caminos. Así que, si no obedeces a uno, entonces le estas obedeciendo al otro, pero a alguien estas obedeciendo porque así son las cosas, y no hay nada que le puedas hacer.

Pero, espero que entiendas esto, por tu propio bien. Como leímos en el pasaje de hoy, Maria hizo lo correcto al recurrir al Señor en un momento de necesidad, aúnque le anunciaba algo desagradable para El. Ella fue donde El para que hiciese algo. Lo otro bueno que ella hizo fue que estableció que se hiciera todo lo que El digiere. Y los siervos obedecieron, aunque humanamente no tenia mucha lógica. Pero como resultado de la sujeción y de obediencia a El, se produjo un milagro. La obediencia colectiva arreglo el asunto. Todos necesitamos la ayuda de Dios, e inclusive, necesitamos milagros de Dios. Necesitamos la intervención divina en cada aspecto de nuestra vida. Entonces, si ya te has dado cuenta de que al obedecer al pecado y a Satanás no te ha ayudado en nada (porque eso es lo que pasa cuando no le obedeces a Dios), ¿no crees que seria buena idea obedecer a Dios para ver el bien, y aún hasta los milagros de Dios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Sigue a Jesus y Veras la Gloria de Dios

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Basado en Juan 1:43-51 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

Dios llama a cada persona, puede que, de distintas formas, pero con el mismo mensaje: Sígueme. Nada a cambiado. El “sígueme” se manifiesta de distintas maneras. Puede que sea con un amanecer. Puede que sea con la pura y limpia sonrisa de un bebe. Puede que sea con la belleza de una flor. Todo habla de Dios, todo lo creado. Y la pregunta mas natural que debiera suceder es: ¿Quién está detrás de todo esto? Y claro, Dios nos llama obviamente, con Su Palabra, con Su Evangelio, hablándonos de Su amor. Dios, a través de Jesús, vino a hacer una invitación personal a cada ser humano: Sígueme. Es una palabra muy sencilla, pero extremadamente profunda a la vez. Es una palabra que decide la eternidad de cada persona. ¿Qué significa sígueme? El seguir al Señor implica ir detrás de El, de perseguirlo, no importando por donde te pueda llevar ese camino, tal como lo hicieron los discípulos. El Señor les invito a ellos a que les siguieran mientras estaban trabajando o haciendo otras cosas. Y al momento que El les llamo, lo dejaron todo, en ese mismo instante. Lo curioso del asunto es que no hubo una predicación profunda con palabras elocuentes, o una disertación de horas, o un tratar de convencerles por días y meses para que tomaran una decisión. No hubo ningún servicio bien compuesto con una alabanza muy elaborada, gráficos o imágenes digitales, u obra teatral. No hubo ni una banda, o un piano, o un órgano con un coro cantando en el trasfondo. No había un banquete o entretenciones sociales hechas para persuadirles. Y lo que menos había era un ser con ropas lujosas y un edificio suntuoso con un sistema de sonido moderno, y aire acondicionado o calefacción central. El Señor solo paso por ellos, los miro, y les dijo: Sígueme. Nada más. Entonces, ¿Cómo estas personas llegaron a tomar tal decisión de una manera espontánea y definitiva?

Muchos dirán: Bueno, fue Dios mismo el que los invito. Y bueno, si, pero la Palabra de Dios es Dios mismo, no importa quién lo esté mencionando, claramente si creemos y respetamos la Palabra de Dios como tal. Otros dirán: Eran elegidos, personas escogidas por Dios. Y bueno, sí, pero también vemos que eran personas iguales a nosotros, con la misma carne, la misma sangre, con las mismas características. Ninguno de ellos tenía poderes especiales, o algo así. Hay otros que dirán que la vida era mucho mas sencilla en aquel entonces, y que se podían dar el lujo de tomar tales decisiones, sin muchos riesgos. La persona que ignora la historia tendría esa opinión, pero la realidad de aquel entonces era mucho más difícil que hoy en día. Para comenzar, el trabajar (duro) aseguraba la comida solo de ese día nada más, y de seguro, no el del próximo día. No existía los beneficios de trabajo como días de enfermo, o vacaciones, o seguro médico, y ni aún menos, un plan de retiro. Si no trabajaban ese día, no comían ese día. Y también, como Israelitas, estaban bajo el dominio del Imperio Romano, lo cual los subyugaba y les imponían impuestos obligatorios. Si no pagaban sus impuestos, sencillamente eran encarcelados, o esclavizados (aún mas), o eran muertos. No había planes con facilidades. Las personas en los países civilizados de hoy en día no saben, ni tienen idea de lo que costaba la vida en aquel entonces. Era una vida extremadamente difícil, con muchas mas dificultades que hoy en día. Así que, ¿Cuál es la diferencia con el “sígueme” entre ellos y nosotros?

Como dice la Palabra, no hay nada nuevo debajo del cielo, y lo podremos explicar con otro pasaje de la Biblia: Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Marcos 10:17-22. El problema es que se toma mucho más en cuenta, o se valora más otras cosas que a Dios. Desgraciadamente, para las personas todo lo de aquí tiene más valor que Dios. Vivimos en un mundo que esta podrido de idolatría, y desgraciadamente, la idolatría se encuentra en todo sitio, en toda familia, etc., del momento que no se “sigue” a Dios.  

Para cerrar, veremos el asunto que sucede a través de este pasaje, cuando no se atiende a Dios como es debido y se vive en la vanidad de la vida: Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:19-31. Así que, si seguimos a Jesús, veremos la gloria de Dios, mas tarde, o mas temprano. Pero si sigues la vanidad del mundo ilusorio que vivimos hoy, más tarde o más temprano no tendrás un final muy feliz. Piensa y medita lo que estás haciendo con tu vida, porque nunca sabes lo que te puede suceder y cuándo te va a suceder. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Tenemos que Seguir a Jesus

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Basado en Juan 1:35-42 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).

¿Alguna vez han podido comparar una copia de algo al original? Por ejemplo, cuando uno ve el original de una pintura y la copia de la misma, una al lado de la otra, se pueden ver muchos detalles que distinguen la una de la otra. Puede que al momento no se note mucho, pero después de un rato, y claro, teniendo experiencia en lo que uno ve, comienzan a verse todos los desperfectos. Y claro, la copia, por muy buena que sea, siempre va a ser inferior a la original. Ahora, ¿han podido ver la copia de una copia y compararla al original? Si hay diferencias entre el original y la copia de primera generación, ¿se imaginan la diferencia entre la copia de segunda generación y la original, si especialmente ya hay diferencias entre las generaciones de copias? Básicamente, cuando hay copias de copias, ya no queda ni la calidad, ni el detalle, ni menos algo de valor comparativo al original. Es por eso que las copias no tienen mucho valor, ni aunque sean copias de originales muy preciados.

Durante el pasado tiempo, hemos estado viendo la importancia y lo significativo de Juan el Bautista y del Apóstol Juan. Pero también, aunque sean seres muy especiales, siempre debe haber un solo foco: Jesús. La atención nunca se debe desviar hacia las personas, no importa lo que sean o hagan, especialmente cuando nos referimos a lo espiritual. Vemos en el pasaje de hoy que los discípulos de Juan, a la hora que apareció el Señor, dejaron a Juan y comenzaron a seguir al Señor. Cuando el Señor aparece, se debe enfocar toda la atención en el Señor. Muchas veces, sea porque una persona es usada en la vida de uno, o porque vemos virtudes o características resaltantes en alguien, o simplemente por cariño o admiración, se comienza a desviar la atención, y se apartan los ojos del Señor. Vemos inclusive en la iglesia de los Corintios que se comienza a formar divisiones por causa del desvió, como nos cuenta lo siguiente: Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? 1 Corintios 1:10-13. Nuestros ojos no se pueden apartar del Señor, porque o si no, vendrá el desvió, la división, y el caer espiritual.

Los propios héroes de la Biblia (por decir) enseñaron que el foco debe estar siempre en el Señor. Por ejemplo, el Apóstol Pablo dijo esto: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. I Corintios 11:1. La madre carnal del Señor (Maria) también dio esta pauta: Su madre (Maria) dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Juan 2:5. Entonces, si ellos mismos dieron el mandato de imitar al Señor, y de hacer “todo” lo que El dijere, el poner los ojos en ellos mismos seria totalmente contrario. La única manera de honrar a una persona es hacer lo que ellos te mandan. Seria absurdo decir amar a alguien y hacer todo lo contrario de lo que ellos piden, ¿no?

Siguiendo el punto, Dios, desde los mismos cielos, dió el mandato que la vista solo debe ser puesta en el Señor. Esto lo vemos en el siguiente pasaje: Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. Lucas 9:28-36. Así que, ni el Apóstol Pablo, ni Maria, ni Juan el Bautista, ni el Apóstol Juan, ni Moisés, ni Elías, ni nadie más debiera ser el ejemplo a seguir. Al que debemos mirar e imitar siempre es al original, al prototipo, al que es el Principio y el Fin; al Señor Jesús.

¿Qué es lo practico en todo esto? Y aquí volvemos por donde comenzamos hoy, al asunto que sucede cuando se hace una copia de una copia. Si seguimos a otras personas fuera del Señor (no importa lo significativo o especiales que hayan sido), nos convertimos en esas copias muy imperfectas. Nos convertimos en esas copias de copias que pierden totalmente su similitud con el original, con el Señor. Y al perder esa similitud con el original, perdemos todo tipo de valor y precio. No valemos nada, especialmente delante de los ojos de Dios.

Finalmente, la Palabra nos enseña esto: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. El único mediador es Cristo. Y, la única manera que tenemos de llegar al Padre es a través del Señor. Así que, si pones los ojos en alguien más, ya no tienes ni mediador ni acceso al Padre. Entonces, ¿eres un discípulo o seguidor del Señor, o eres discípulo o seguidor de alguien más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Nuestro Caminar Personal Afecta el Esparcir del Evangelio

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Basado en Juan 1:29-34 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Para bien o para mal, es nuestra responsabilidad como hijos de Dios si el Evangelio se sigue esparciendo por el mundo o no. Sea como lo quieras ver, el vehículo que Dios dejo establecido para que se sepa de El y de Su plan para el hombre es a través de cada uno de nosotros. Y si no sucede, no es culpa de Dios, sino mas bien, es culpa nuestra. Vemos esto en las Escrituras: Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Marcos 16:14-16. Así que, nosotros somos los que debemos ir por todo el mundo. Nosotros somos lo que tenemos que predicar el evangelio a toda criatura. Y nosotros somos los que tenemos que bautizar e instruir a los nuevos creyentes. Hay aquellos que se creen eruditos en las Escrituras que dirán: Pero es el Señor que hace todo. Y si, de cierto punto de vista, es verdad. Nada se mueve sin la voluntad de Dios. Pero también, Dios nos creo con libre albedrio y con el raciocinio para poder llevar acabo lo que es Su voluntad, así que cosas como la “responsabilidad” y la “obediencia” no invalidan el asunto de que Dios es el que está detrás de todo, sino más bien, refuerzan la idea de que no se debe usar una teología muy profunda (por decir) para evitar aquello que es nuestro trabajo y nuestra parte en el asunto.

¿Qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Toda la obra y la gloria es de Dios, pero Dios nos hizo con el fin de que deseemos (lo cual es parte de la voluntad propia) ser parte de lo que llevar acabo en el mundo. El hombre es parte de la ecuación. No se puede mover el Evangelio sin el hombre, y esto ha sido desde el principio. El hombre tiene que enseñar a su semejante. Adán le tuvo que enseñar a Eva lo que no se debiera hacer. Dios uso a Moisés para hablarle e instruir a Su pueblo. La Ley indica que los cabezas de hogar son los que debieran enseñar a sus familias, de generación en generación, contándoles de lo que Dios hizo por ellos. Dios establecía a los sacerdotes para compartir la enseñanza. Dios envió a los profetas para amonestar y corregir lo malo que había en el pueblo, comenzando por sus reyes. Dios mismo tomo la forma de hombre a través de Jesús para que el Evangelio fuere revelado personalmente a los hombres. Y el Señor dejo a los discípulos la tarea de compartir la Verdad de Dios a toda criatura. Y desde ahí, tiene que seguir de generación en generación hasta que venga el Señor por Su pueblo. Y a través de este pasaje, vemos a Juan el Bautista y al Apóstol Juan ser transmisores de la Verdad de Dios. El hombre siempre ha sido el vehículo de llevar y compartir la Verdad de Dios con cada ser humano.

Así que, sabiendo esto, ¿Qué es necesario para hacerlo? Lo que es vital es el carácter, o el caminar, o el testimonio de una persona. Ahora mismo, si Juan el Bautista o el Apóstol Juan no fueran personas fiables delante de Dios y de los hombres, ¿podríamos creer lo que dijeron o escribieron? ¿Qué valides tendría sus testimonios? Y este es el problema que vemos hoy en día, y la razón por lo cual no se propaga el Evangelio de Dios en el mundo como se debiera. Por desgracia, no hay una realidad de Dios en las vidas de aquellos que están en posición para poder transmitir la Verdad de Dios. Esto no es culpa del mundo. El mundo en realidad es totalmente, 100% inocente de este mal. Esto es problema de la Iglesia de Dios. Y si no creemos, ni obedecemos nosotros mismos al Señor, ¿cómo podrán creer aquellos que necesitan tanto esta verdad que los puede librar de un infierno eterno? Se ha perdido el foco en muchos llamados siervos de Dios por el amor al dinero, por el humanismo y la carnalidad, y por velar más bien por intereses propios que por los de Dios y de los demás. Se construyen grandes edificios, grandes imperios económicos personales, pero no la Iglesia, ni el evangelizar genuinamente al mundo. Digo “evangelizar genuinamente” al mundo porque desgraciadamente no se busca muchas veces las vidas para hacer crecer el reino, sino mas bien, para incrementar los diezmos y ofrendas, para cubrir sueldos y gastos de edificios y operaciones. La iglesia se ha vuelto un negocio, y uno lucrativo.

No obstante, de todos estos problemas, y ahora volviendo a lo personal, ¿qué es necesario para poder cumplir la obra que Dios nos ha dejado? Lo que es necesario, es muy sencillo, lo cual es el amor, la fe, y la verdad; pero a la vez, es extremadamente difícil porque tiene que ver con eliminar el egoísmo y el orgullo. Primero, el amor es primordial porque tenemos que aprender a amar a Dios y a nuestro prójimo. Sin amor, nada puede trabajar. Y por virtud de ese amor, la obediencia es parte. Si amas a alguien, le obedeces, ¿no? Segundo es la fe. Si no crees en Dios y en lo que El enseña, ¿para qué le sigues, si primeramente, ni tú mismo te lo crees? Y si ni tú te lo crees, ¿cómo entonces podrá aprender el mundo a creer en El a través de ti? Y tercero, la verdad es esencial. El seguir a Dios no implica perfección, así que, no tenemos que fingir delante de los demás, ni hacernos los “santos” por decir. Hay que ser honestos, fiables; cartas abiertas como dijo el Apóstol Pablo. Todos tenemos problemas, y de eso se trata de dejar a Dios obrar en nuestras vidas. Pero si somos mentirosos, engañadores, y deshonestos, ¿podrán creer las personas lo que decimos o predicamos? Y si tenemos motivos alternativos, ¿no crees que se darán cuenta? El mundo no es tonto.

Este es el consejo que recibimos de la Palabra: Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero. 3 Juan 1:11-12. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:15-16.

Así que, ¿deseas ser parte del esparcir del Evangelio, o del que avergüenza al Evangelio? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Jesus es el Centro de Todo

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Basado en Juan 1:19-28 (Versión Reina Valera 1960)

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Como antes se había compartido, Juan el Bautista era un elegido y el más grande de todos los profetas, del cual se profetizo su venida y su ministerio, en particular, lo importante que él iba a ser al anunciar la venida del Señor. Juan, en realidad, no tiene semejantes. Pero, a pesar de su gran importancia, siempre cumplió con su ministerio, y mayormente, nunca olvido cual era su posición. El nunca olvido que Cristo era el centro de todo, especialmente que toda la atención tenía que ser para el Señor, como él bien dijo: Es necesario que él crezca, pero que yo mengue. El que de arriba viene (hablando de Jesús), es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Juan 3:30-31.

Puede que digan: es obvio que el siempre debiera haber apuntado al Señor para todo, como elegido y profeta de Dios. Pero, aunque sea tan obvio, ¿en realidad todos apuntan al Señor como se debiera? ¿Cristo en realidad es el centro? y ¿a El se le da la gloria en todo? Comencemos a ver algunos ejemplos donde no se le dió la gloria a Dios como se debiera. Para comenzar, Satanás, como antes conocido: Lucero. Lucero se cree que era un tipo de arcángel, uno de sublime belleza y poder. Mucho antes que existiera el ser humano, la rebelión de Lucero y un tercio de los ángeles en contra de Dios sucedió. Y Lucero, en vez de darle la gloria a Dios, quiso ser como Dios. Se olvido que todo el propósito de su existencia era para servir a Dios y glorificar a Dios. La Biblia nos enseña esto: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:12-14. El orgullo se apodero de él, y nació el ser más abominable de todos los tiempos: Satanás.

También vemos el ejemplo de Nabucodonosor cuando se olvidó que la grandeza y el poderío que tenia se lo había dado Dios. La Biblia nos relata esto: Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. Daniel 4:29-32.

El problema es que el orgullo en contra de Dios se ve a cada instante, y de distintas formas. Cristo muchas veces no es el centro de las cosas. Y aún más, no solo no es el centro, sino que se busca de mas maneras para ver como se saca plenamente de cada cosa, tanto como en el mundo, y desgraciadamente, dentro de la iglesia. Por desgracia, Cristo ya no es el centro de muchas congregaciones. Se apunta a muchas otras cosas más. Los “llamados siervos” de Dios se han enaltecido. Los que dicen servir desean ser servido y reverenciado. El humanismo, el dinero, y lo pagano esta en el centro de muchas congregaciones, desde el momento que se dejó a Cristo y a Su Palabra como el centro. Se usa más bien la Palabra de Dios para respaldar y apoyar practicas demoniacas y pecaminosas. Muchos están en la misma decadencia que cayo Israel y Judá, adorando a dioses ajenos, e incensando y haciéndose altares a si mismo y a las riquezas. Y esto ha llegado a los mismos hogares de los llamados cristianos y siervos de Dios. Estamos viviendo en el peor momento que la Iglesia de Cristo haya tenido, y por eso que ya esta en camino el juicio que vendrá sobre cada ser humano, para ver si hay arrepentimiento, o para que terminen sucumbiendo y perdiendo en su desvarió.  

Cristo tiene que ser el centro de todo, y ningún ser humano debe recibir ningún tipo de alabanza, porque El es el único digno. El es el Creador de todo y nada puede ser sin El, porque escrito esta: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. El es al Alfa (el principio), porque escrito esta: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Y finalmente, lo que lo hace digno de toda gloria: El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2:6-11.

Así que, ¿Jesús es el centro de todo en tu vida? O ¿eres tú y otras cosas el centro de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Manera que Dios Vino a este Mundo

Basado en Juan 1:14-18 (Versión Reina Valera 1960)

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Uno de los milagros más grandes que han ocurrido en la historia, es la forma en que Dios escogió tener contacto con nosotros, fue a través de Su Hijo Unigénito Jesús. Es un milagro porque no puede caber como Alguien tan grande pudo ser hecho algo tan bajo como nosotros, porque en realidad somos muy poca cosa (siento herirles el orgullo a algunos, pero es la verdad).

¿Qué es el hombre? Nacimos en un momento, vivimos unos pocos años (en comparación a la eternidad de Dios y los ángeles), haciendo algunas cosas limitadas durante ese tiempo, que ni afectan el universo, y después morimos; débiles, frágiles, y deshechos. No podemos llevarnos nada de lo que hicimos o juntamos. Y con el último suspiro termina todo (lo humano). Y a cada persona le ha pasado y le pasara esto; al rico y al pobre, al poderoso y al débil, al famoso y al desconocido, a todos. Y aquí es donde comenzamos a entender el milagro.

Para comenzar, Jesús, la segunda persona de la Trinidad, siempre a existido. Dios creo todo a través de El. Pero aún mas allá, Jesús (o Jehová, como es conocido en el Antiguo Testamento), ha sido el único de la Deidad que siempre ha tenido contacto con el hombre. Por ejemplo, leemos acerca del gran YO SOY, como está escrito: Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:13-14. El YO SOY era el Señor. Vemos un vislumbre de esto cuando vienen a buscarle para arrestarle, de esto Juan dice: Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Juan 18:4-6. Con solo mencionar Su nombre, los que venían en busca de El cayeron a tierra. También vemos la parte celestial del Señor en este pasaje: Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Mateo 17:1-3. Entonces, Jesús es Jehová, y el YO SOY.

El Señor tomo la forma más humilde para manifestar Su amor y Su gracia al hombre. Siendo Dios, el Creador de los cielos y de la tierra, el Omnipotente y Todopoderoso, tomo nuestra semejanza para descender a nuestro nivel, para finalmente poder ser el Cordero para el sacrificio que limpiaría a todo hombre de su pecado. Lo problemático es que muchos no le respetaron porque al tomar una forma tan humilde; le menospreciaron, y claro, lo torturaron y lo mataron. No fue (ni es) suficiente para muchos ver el amor de Dios a través de la persona de Jesús. Desgraciadamente, no hay como dar en el gusto a muchos. Si era Jehová de los Ejércitos, no les gustaba porque era supuestamente muy duro, inaccesible, o muy difícil de comprender. Se presentó ahora como el Cordero de Dios, manso, humilde, lleno de la gracia de Dios, tampoco les fue agradable porque no demostraba poder humano o riquezas. ¿Cuál es el problema?

El problema es el hombre, y el pecado que mora en él, y que prefiere someterse mas a su pecado, que a lo que en realidad produce vida. Y esto es lo que causa la desobediencia. Finalmente, si el hombre se pierde, no se pierde porque Dios desea que se pierda, sino por la desobediencia a Dios. Haga lo que haga Dios, si una persona no quiere obedecer a Dios, no habrá nada que le haga entrar en razón, ni la Omnipotencia de Dios, ni el Amor de Dios. Vemos el siguiente recuento en la Palabra: Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:27-31. Acuérdense que el Señor no vino a abrogar la ley, sino a cumplirla. Y también, El sí resucito de los muertos, y muchos todavía no quieren creer.

Y como parte de la Ley, y ahora de la Gracia, esto sigue vigente: Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40. El aprender a amar a Dios a través del nacer de nuevo en Cristo es lo único que produce la vida eterna, y también nos enseña a amar a nuestro prójimo. No hay otra manera.

Así que, ¿entiendes que el Señor vino como vino no solo para cumplir la voluntad de Dios, sino para demostrar Su amor para con nosotros? Y si lo entiendes, ¿estás aprendiendo a valorar lo que Dios ha hecho por ti, al seguirle y amarle como se merece?¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Injusticia del Hombre Hacia Dios

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Basado en Juan 1:10-13 (Versión Reina Valera 1960)

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

La injusticia más grande que puede existir en el mundo, la cual sigue sucediendo a cada momento, es el desprecio hacia Dios. Y el desprecio hacia Dios ocurre de distintas maneras. Hay muchos que no les importa conocer de Dios. Hay otros que lo tratan como a igual. Hay otros que no les gusta buscar de Dios porque sienten que Dios va en contra de sus deseos, y envidian a Dios porque quisieran ser como Dios.

En el primer grupo, hay personas que sencillamente no les interesa conocer a Dios porque creen que hay cosas mas importantes. Hay un sinfín de cosas que les dan más importancia que a Dios, y por eso que no le prestan atención. Esta el dinero, el poder, la fama, la familia, las amistades, las entretenciones, etc. Todo tiene mucho mas importancia que Dios. Entonces, ya que consideran todo mas importante que Dios, no hay un interés. Creen que si hicieron solos. Creen que todo lo que tienen, lo tienen por sus esfuerzos y méritos. Es algo tan sencillo como que no necesitan de Dios. Dios les sale sobrando. Y el problema con esto, es que las cosas no pueden quedar así; ni por la manera que están estructuradas, ni porque se puede tratar así a Dios.

El otro grupo es compuesto de aquellos que ven a Dios como iguales. Dios es como otro ser humano, ni más, ni menos. Estos sí creen que existe Dios, pero que es igual a ellos. No lo declaran verbalmente, pero si con sus acciones. Por ejemplo, si Dios dice algo, ellos dicen dentro de sí: Entiendo lo que quiere, pero yo voy a decidir otra cosa. Piensan que son tan inteligentes y hábiles como Dios, y que lo que Dios ofrece es solo una opinión o una idea, pero nada más.

Y el tercer grupo (aunque puede que hallan muchos más), sencillamente creen que hay un Dios, pero se rebelan. Se puede decir que saben que hay un Dios, pero no le temen, y a lo mejor aún más, lo detestan; aborrecen a Dios, y tratan de hacer desaparecer a Dios de todas las cosas posibles. Por lo menos en EEUU, este es el grupo que ha luchado para sacar a Dios de nuestras escuelas, atemorizar a los creyentes que hablen de Dios, son los que tratan de imponer su ateísmo sobre cada ser humano. Por lo menos se declaran ateos, pero en realidad, al mostrar su odio en contra de Dios, confiesan que si existe. Básicamente, ellos aborrecen a Dios porque quieren ser como Dios.

Todas estas personas desgraciadamente no se dan cuenta de la realidad de que sus pobres opiniones y falta de reconocimiento por Dios no van a hacer desaparecer a Dios. Solo porque una persona cierra los ojos no quiere decir que eso cambie la realidad. Dios sigue siendo Dios a pesar de lo que hagan, como lo tomen, etc. Y si no se arrepienten, todo esto acarreara consecuencias. Hasta la Gracia y la Misericordia de Dios tiene límites.  Porque escrito esta: Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:21-32.

Lo que hace todo esto injusto, es porque Dios creo todas las cosas. Dios es el que permite que exista cada ser humano. El da la vida, hace llover sobre cada persona y provee para ellos, a pesar de su maldad y rebelión. Y aún mas injusto es que Dios dio a Su Hijo Unigénito, a Jesucristo, para que diera la vida por cada persona para que así recibiera vida eterna. Entonces, en vez de reconocimiento, hay rechazo. En vez de alabanza, hay indiferencia. Y en vez de servicio y obediencia, hay rebelión y transgresión. Y en vez de amor, hay odio hacia El. ¿No es esto injusto?

Pero, no obstante, a los que, si reciben al Señor, y le tratan como tal, Dios les da la potestad de ser hechos hijos de Dios, y herederos de las cosas de Dios. A los que se sujetan a El, y le buscan, y permanecen en Su amor, Dios les dará vida eterna y recompensa. Dios les rompe el destino, de ir a un infierno eterno, a estar con El en la eternidad.

Ahora bien, ¿a qué grupo perteneces? ¿A los que honran y siguen a Dios? ¿o, a los que deshonran y aborrecen a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Juan el Bautista y Su Mision

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Basado en Juan 1:6-9 (Versión Reina Valera 1960)

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Juan el Bautista posiblemente fue una de las personas más importantes de la historia de la humanidad, especialmente considerando las profecías y su misión. ¿Qué lo hace tan especial? ¡Muchas cosas! Para comenzar, el Señor mismo lo señalo ser más que profeta, como esta escrito: Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista. Lucas 7:24-28ª. El genuinamente fue elegido antes que naciera, teniendo una gran similitud con el Señor mismo. El es el único ser, aparte del Señor, que su venida fue anunciada mucho antes que sucediera, porque escrito esta: Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. Isaías 40:3-5. Esto fue dicho de él más de 700 años antes de Cristo. El cumplimiento de esta profecía señala la venida del Señor a la tierra. Sin Juan el Bautista, no se hubiera manifestado el Mesías.

Y finalmente, el ministerio de Juan el Bautista, al cumplir la profecía, preparó el camino para el Señor. El ministerio de Juan el Bautista fue la personificación de lo que el Espíritu Santo hace hoy: el anunciar a Jesús como Señor, y llevar al ser humano al reconocimiento y arrepentimiento de todos los pecados, los cuales preparan a cada vida para la salvación eterna de Dios. Sin ambas funciones, el ministerio del Señor no se hubiera complementado ni cumplido. Las Escrituras nos dicen lo siguiente: Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo. Lucas 3:15-18. Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Marcos 1:1-5.

Estas son cosas muy claves que hay que tener en cuenta; el reconocer la obra del Espíritu Santo: el aceptar Su anuncio de que Jesús es el Señor, y que hay que reconocer, arrepentirse y convertirse de todos nuestros pecados. Sin estas cosas, es imposible ser salvo. Estas son partes fundamentales de la sana doctrina. Hasta ese punto fue clave el ministerio de Juan, dejando plasmado lo que debe suceder en cada persona que busca obtener la vida eterna, tanto en aquel entonces, y ahora. 

Juan el Bautista fue un hombre único, que finalmente llego a morir por Su Dios y Su justicia. Pero, a pesar de que halla sido una persona increíblemente especial, y si realmente le valoramos como tal, no podemos enfocarnos en él, sino mas bien, en lo que vino a hacer. El fue la personificación del Espíritu Santo durante ese lapso de tiempo, y como tal, tenemos que mas bien ser obedientes a lo que dejo establecido. Como dejo establecido el propio Dios desde los mismos cielos: Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3:16-17. Dios no dijo que Juan era Su hijo amado, sino lo dijo de Jesús. Jesús es aquella luz verdadera de que hablo Juan. Jesús es el Verbo. Jesús es el YO SOY. Jesús fue el que murió en la cruz. Jesús fue el que pago por nuestros pecados. Jesús fue el que fue resucitado de entre los muertos. Jesús es el que ahora está sentado a la diestra del trono de Dios. Jesús es el que vendrá por Su iglesia al final de los tiempos; muy pronto. Y Jesús es y será el que reinará por los siglos de los siglos. Como lo dijo el Apóstol Pedro: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:11-12.

Así que, ¿has creído y obedecido a lo que Dios estableció a través de Juan el Bautista, y ahora, a través de Su Espíritu Santo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Quien Exactamente es Jesus?

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Basado en Juan 1:1-5 (Versión Reina Valera 1960)

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Como introducción, el Apóstol Juan escribió el Evangelio de Juan, y lo escribió mucho después que el Señor había muerto, entre los años 90-100 dc. Se cree que fue el último de los cuatro evangelios escritos, con el propósito de reestablecer quien era Jesús, para poder afirmar la fe de muchos. Durante este tiempo, ya había entrado la apostasía en la iglesia, cuyas enseñanzas ponían en duda quien era Cristo, y que si había sido Hombre u otra cosa. Una de las cosas que hace tan valioso este evangelio, aparte de la inspiración del Espíritu Santo, es la persona de Juan y sus experiencias, claro, no quitándole el valor a los demás evangelios, porque, en fin, los cuatro evangelios ilustran la vida del Señor cumulativamente.

El Apóstol Juan era él más íntimo con el Señor, él cual también fue él mas fiel en todos los aspectos. El fue uno de los primeros llamados. El vivió con el Señor durante todo Su ministerio en la tierra. El vió todo lo que el Señor hizo, cada instante. El era parte del núcleo más íntimo, junto con Pedro y Jacobo, viendo la transfiguración del Señor, y la aparición de Elías y Moisés. E inclusive, cuando el Señor fue arrestado, él le siguió y no huyo como los demás. El fue el único de los discípulos elegidos que estuvo al pie de la cruz, mientras los demás miraban de lejos. El vio en persona la tumba vacía. El vio las apariciones del Señor después de haber resucitado, y Su ascenso al cielo, a la Diestra de Dios. Juan lo vio todo. Y después que escribió este evangelio, Juan vió y escribió acerca del fin, el libro del Apocalipsis, dictado y revelado por el propio Señor. Las experiencias de Juan eran únicas e irrefutables.    

Ahora bien, al asunto principal, ¿Quién exactamente es Jesús? Como leemos en el pasaje de hoy, Jesús fue 100% Hombre, pero también, 100% Dios. El Señor Jesús es Dios (Lucas 1:46, 47, Romanos 9:5, Hebreos 13:8). Él es el Verbo o la acción de Dios. El es el Hijo del Altísimo (Lucas 1:32). El es el Unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16-17). El es el Señor, Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:11-16, Romanos 10:9). El es el Salvador (Lucas 2:11, Mateo 1:21). El es el Cordero de Dios (Juan 1:29, Apocalipsis 22:1-4). El es el Mesías, el Cristo, el Ungido profetizado y anunciado (Isaías 7:14) y cumplido (Lucas 1:26-35, Juan 1:41). Su Trono está a la diestra del Padre (Hebreos 8:1, 12:2, Hechos 7:55). La lista es interminable con sus distintos nombres y manifestaciones como Dios, Señor y Salvador. El Hijo es el único que ha tenido contacto con el hombre desde la creación, y Su obra es glorificar y exaltar al Padre en su Santo, Puro y Perfecto Amor en Obediencia y Cumplimiento (Juan 8:28, 29, Hebreos 5:7-10). El, Su persona, es lo que hace posible la existencia de todo:  Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten. Colosenses 1:16-17. En rendidas cuentas, como Dios, El es todo.

Aunque la cruz es un símbolo universal de la fe cristiana, tenemos que dejar de imaginarnos al Señor en esa cruz. El si murió por la humanidad, humillándose hasta el extremo como Dios, pero El ya no es ese humilde hombre de Galilea que fue muerto por nuestros pecados. El está en Su posición real en este momento, el cual es Temible, más allá de lo que la imaginación nos permite entender. Es realmente incomprensible lo que El es, y donde El está.

Ahora, lo mas importante de todo esto personalmente es: ¿Qué es El para ti? Lo que creas o no creas de El no afecta Su existencia en lo más mínimo. Él es y seguirá siendo lo que es independientemente de lo que pienses o creas de El. El universo puede ser afectado; las estrellas, los planetas, y aún este pequeño mundo en el cual vivimos, pero El es inconmovible y Su trono es por los siglos de los siglos, y para siempre. Pero, cada uno de nosotros somos muy finitos, insignificantes, con muy poco valor. Y dependiendo de como le veas a El es lo que determina tu valor en el gran esquema de las cosas. Si te conviertes no solamente en alguien que cree en El, sino más bien, en Su discípulo, siguiéndole fielmente, esto es lo que determina tu eternidad, y tu valor. Pero a la misma vez, si no crees en El ni le sigues, no quedará memoria de tu existencia y será como si nunca hubieras sido. Y aún peor, te perderás eternamente y para siempre, donde tu existencia (si se le puede llamar así) será la muerte segunda, el eterno lloro y crujir de dientes.

Así que, a través de la decisión que tomes; creer y seguirle, o no creer y no seguirle, determina quien finalmente serás tú. Entonces, ¿Quién es Jesús para ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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