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Prueba de Amor - Juan 19:25-27

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Basado en Juan 19:25-27 (Versión Reina Valera 1960)

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Les haré una advertencia, antes de comenzar, de que este mensaje puede que no le agrade a muchas personas, y por dos razones muy sencillas. Primero: porque, aunque se hable de amor en este mundo, no se entiende lo que realmente es el amor. Y segundo: porque muchos siguen al Señor por algún tipo de interés, pero no por el amor que se le debe tener, del tipo de amor de que habla Su Palabra. La gran mayoría que dicen seguir o amar al Señor es porque algo quieren sacar de El, nada más, y solo le seguirán mientras las cosas salgan como ellos desean. Mi más sincero deseo es que se entienda esto, aunque sea algo extremadamente difícil, porque esto en fin, es de lo que se trata seguir al Señor. No hay otra razón superior.

Para comenzar, el pasaje de hoy es unos de los pasajes más significativos de la Biblia, en relación a la respuesta del ser humano hacia Dios. A pesar de todos los grandes milagros y prodigios que hizo el Señor, a pesar de los miles que alimentó, y enseñó, y hasta sanó y liberó, solo hubo estas pocas personas a los pies de la cruz, en el momento más difícil de Su sacrificio. El único de Sus discípulos que nos enseña la Biblia que estuvo a los pies de la cruz, fue Juan, el discípulo a quien El amaba. Juan y estas mujeres, estas pocas personas fueron las más fieles al Señor. Acompañaron al Señor en Sus momentos más cruciales, durante el momento que hasta Su Padre tuvo que separarse, cuando todo nuestro pecado fue puesto sobre El, y finalmente, cuando expiro. Ellos estuvieron con El cuándo aún el Padre no pudo estarlo.

Y ¿qué más vemos de este discípulo principalmente? El Señor le pide algo muy importante a Juan, que cuide de Maria, Su madre terrenal. ¿Por qué pudo hacer esto el Señor? Porque sabía que la única persona a la cual le podía encomendar algo tan especial e importante era a él. ¿Por qué? Porque sabía que Juan le amaba, porque lo había presenciado, porque sabía que por el amor que Juan le tenía a El, le iba a cumplir y le seria fiel. No fue ni porque era el más apto, ni porque era el más inteligente, ni porque era el de mejor situación económica, nada de eso entro en Su decisión. El amor de Juan por El fue lo que le dió esa tranquilidad.

El asunto principal que podemos ver a través de este pasaje es el amor. Todo en el Señor se centra en el amor. Estas mujeres y Juan no siguieron al Señor ni por interés, ni porque El les daba en el gusto, ni por compromiso, ni por ninguna otra cosa; solo le siguieron por amor, y se vió la fidelidad de su amor hasta el último momento. ¿Qué vieron ellos en ese preciso momento? ¿A un gran Rey en la cruz? ¿A un hombre rico? ¿A un hombre poderoso? ¿A un hombre de buena apariencia? En ese momento, el Rey del Universo se permitió ser reducido a un hombre golpeado, azotado, casi desnudo, coronado con espinas, clavado en una cruz, que hasta sus huesos se podían ver cuando ya no se podía ver el correr de su sangre en algunas partes de Su cuerpo. Lo que ellos vieron fue a Jesús, a la Persona que amaban, y que necesitaban estar con El cuándo nadie más quiso estar con El, cuando todo se veía sin ningún tipo de esperanza. El amor a Dios lo es todo. La Biblia nos enseña que es el primer fruto que debe haber en nosotros, lo que demuestra si de verdad el Espíritu Santo vive en nosotros. Porque escrito esta: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. La Palabra también nos muestra que el amor va más allá de hacer hasta cosas increíbles, como también está escrito: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Así que, ni los milagros, ni el conocimiento, ni los dones espirituales, ni siquiera la fe necesariamente determina nuestro amor por Dios. El amor de que Dios habla va mucho más allá. Después de resucitado, el Señor le pregunto una sola cosa a Pedro: Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas?... Juan 21:17ª. Esto es lo que más le interesa a Dios.

El Señor también nos enseñó que El tiene que ser primero en nuestro amor. Porque escrito esta: Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:25-27. Esto no quiere decir que tienes que aborrecer tu familia sin razón, sino que, al momento de cualquier decisión, si tienes que escoger entre tu ser querido y Dios, la decisión tiene que ser Dios. Y si escoges por el Señor, tienes que cargar con esa decisión diariamente, porque seguir al Señor no es un caminar fácil. El seguir al Señor es dejar a un lado tu voluntad, tus deseos, y hasta tus amores por El.

Aquí les compartiré algo personal. Yo perdí hace no mucho tiempo a mi padre. El murió de cáncer. Durante su enfermedad, yo sentía que Dios me estaba probando. Cuando veía que empeoraba, sentía a cada momento que Dios me estaba probando si le amaba, si le quería seguir amando a pesar de las oraciones no contestadas, al ver lo que lucía ser inevitable. Recuerdo que cuando le pregunte al doctor por teléfono (fue una noche que estaba yo trabajando hasta tarde en mi oficina, totalmente solo), que me digiera cuanto tiempo le quedaba a mi padre, y él me dijo: Creo John que le quedan seis meses de vida. En ese momento, sentí un dolor inmenso, pero a la misma vez, me volvía el pensamiento: ¿Seguirás amando al Señor? Finalmente, mi padre partió a la presencia de Dios. Y pocos momentos después que él falleció, cuando estuve solo, ya no fue solo un pensamiento, sino que el Señor me preguntó directamente: ¿John, me amas? Con un dolor muy profundo, le respondí: Si Señor.

Uno puede decir que ama al Señor muy fácilmente cuando todo luce que está bien. Pero, los momentos difíciles vendrán (porque habrán muchos, hasta el momento de morir), cuando Dios permitirá cosas muy difíciles en tu vida, cosas que no estarán relacionadas a errores que hayas hecho, porque cuando cometemos errores solo estamos lidiando con consecuencias (esas no son pruebas), Dios te preguntará también: ¿Me amas? Así que, debes pensar en esto, para asegurarte que estés siguiendo al Señor como debes: ¿Amas al Señor, pase lo que pase, aún cuando todo se vea totalmente opuesto a lo que deseas? ¿Serás como Juan y esas benditas mujeres a los pies de la cruz? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios en la Cruz - Juan 19:17-24

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Basado en Juan 19:17-24 (Versión Reina Valera 1960)

Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito. Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.

¿Entendemos bien el sacrificio del Señor por nosotros? Yo creo que todos comprendemos a grandes rasgos lo que sucedió (aunque hay muchos que profesan hasta creer en Cristo, pero ni esto creen totalmente), pero a muchos nos falta comprender la profundidad, lo que realmente sucedió. Entender lo que el Señor hizo por nosotros es como uno ir en un gran barco atravesando el Océano Pacífico; que ve solo lo que su vista le permite ver de la superficie del agua con sus olas, pero no tiene ni idea ni de la profundidad de lo que está atravesando, ni de todo lo que contiene ese gran mar mientras va cómodamente en ese barco, sin esfuerzo, ignorando la realidad que atraviesa.

Para comenzar (y esto lo hemos visto antes), hay que siempre tratar de entender lo mas claro posible el “Quien” del evento. Jesús fue Hombre, pero también fue (y es) Dios. El Dios del universo se dejo clavar en esa cruz. Aquí es donde topan no solamente muchos gentiles, pero la gran mayoría de los judíos, de que Jesús era el mismo Jehová (o Señor) del Antiguo Testamento. El fue el que estuvo en la creación como parte de la Trinidad, donde Genesis relata un Dios plural, o sea, un Dios que se trataba más que de un ser. El Dios de que habla Genesis 1 y 2 es la Trinidad. El Apóstol Juan comienza con este preciso concepto, explicando la deidad de Jesús, como esta escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Históricamente hablando, Juan precisamente se cree que escribe su evangelio con el propósito de aclararle a las iglesias que fueron formadas después para dejar totalmente determinado de que Jesús es Dios, tratando de contrarrestar un movimiento que se formó con el tiempo de que ese hecho ya se estaba poniendo en cuestión. Así que, este mismo Jesús fue el que estuvo envuelto en la creación de todo, incluyendo la creación del hombre, cuando Dios dijo “hagamos”. Este mismo Jesús fue el que estuvo con Abraham, con Jacob, con Moisés, con David, con Elías, y con todos los más. Este mismo Jesus es la razón por lo cual podemos existir hoy, porque Dios es el que hace posible la existencia de todo a través de Su presencia. El Apóstol Pablo lo explica de esta manera: Porque en él [hablando del Señor] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Así que, aunque sea repetitivo, es ultra necesario comprender el “Quien” del asunto.

El otro aspecto que hay que entender, en particular, para que una persona genuinamente llegue a la salvación, o el nacer de nuevo que habla la Biblia es el asunto del arrepentimiento, lo cual es el todo del sacrificio de la cruz. Para poder entender este concepto, uno tiene que viajar hacia atrás, hacia los orígenes de los sacrificios, lo que mismo Dios uso para demostrar lo que vendría después con el Señor. Cuando una persona traía la inocente victima (un animal sin mancha, como lo dictaba la ley) para ser sacrificado como expiación o cubrir de pecados ante Dios, el sacerdote tomaba la victima y la posicionaba y ataba sobre el altar, pero la persona por lo cual se estaba haciendo el sacrificio tenia que poner su mano sobre la cabeza de la víctima, mientras el sacerdote lo sacrificaba como señal de que el inocente estaba muriendo para cubrir (porque antes de Cristo, no existía ni perdón de pecados, ni lavamiento de pecados, era para cubrir temporalmente la responsabilidad del pecado) su pecado ante Dios. Al poner la mano sobre la cabeza de la victima es que esta reconociendo ante Dios la responsabilidad por su muerte.

Y esto es crucial entender para cada uno de nosotros. Hay muchos que dirían: Si yo hubiera estado presente, yo no hubiera estado de acuerdo con la muerte del Señor. Pero la realidad es que, si no tomas responsabilidad por la muerte del Señor en la cruz, no tienes salvación. Tienes que asumir completa responsabilidad por la muerte del Inocente en la cruz, porque El tomo tu lugar para pagar por tus pecados. Como el sacrificio de la ley, tienes que poner tu mano sobre la cabeza de Cristo para tomar responsabilidad por Su muerte ante Dios para que todos tus pecados puedan ser mas allá de cubiertos, sino lavados y perdonados. Y esto solo ocurre a través del arrepentimiento y la conversión, cuando vienes ante Dios con un corazón contrito y humillado, reconociendo todo lo que haz hecho mal, y aferrándote al sacrificio del Señor en la cruz, donde El derramo Su sangre, y entrego Su vida para que puedas tener perdón, entonces el milagro del perdón puede suceder. Sin eso, no hay conversión. Sin eso, no hay vida eterna ni salvación. Por eso que lo que es locura para muchos, es el todo del evangelio que predicamos, el evangelio de un Cristo crucificado. Como lo dijo el Apóstol Pablo: Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; más para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1 Corintios 1:22-24. En su exactitud, el pasaje que estamos viendo hoy relata prácticamente el todo de nuestra salvación: Que Dios, siendo Dios, tomó la forma de Hombre y la Sagrada Victima para que pudiéramos tener completa remisión de pecados.

Así que, es completamente necesario entender “Quien” precisamente fue el que estuvo en la cruz, y lo que sucedió en la cruz para que pueda haber salvación. Sin ese reconocimiento y completa fe en ese gran hecho, nunca experimentaras el perdón de Dios, ni a Dios mismo. Sin eso, se convierte lo mas preciado del universo en una triste y pobre religión más, sin vida, y sin esperanza. Entonces, ¿entiendes que Dios murió por ti en la cruz, y aceptas completa responsabilidad por aquello, para que puedas tener la vida que tanto anhela el Señor que tengas a través de El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿De Quién Eres Amigo? - Juan 19:1-16

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Basado en Juan 19:1-16 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas. Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone. Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata. Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron.

A través de este pasaje, y si nos enfocamos bien en la Palabra, a través de la vida de Pilato nos muestra claramente que nuestras prioridades y relaciones son los que dictan lo que hacemos, lo que demuestran lo que en realidad está en nuestro corazón. Para comenzar, vemos que las prioridades de Pilato no eran de hacer justicia. Si él supuestamente no veía ningún mal en Jesús, ¿Era justo que le azotará? ¿Era justo que dejara a los soldados ponerle una corona de espinas, y que le golpearán y lo maltratarán aún más? ¿Era justo que fuera escarnecido? ¿Era justo que finalmente cediera a que fuere crucificado un hombre que él mismo sabía que era totalmente inocente? Bajo ningún punto. Sabemos que todo esto tenía que pasar, pero Pilato felizmente cumplió su parte, porque lo que dictaban las acciones de Pilato era el deseo de ser amigo del Cesar, y de complacer a las multitudes, para que su dominio no tuviera problemas.

Ahora bien, tomemos los lentes (por decir) que usamos para ver la vida de Pilato y veámonos a nosotros mismos. ¿De quién somos realmente amigos? ¿Qué es lo que nos mueve a nosotros? ¿Nos mueve Dios y la Palabra de Dios? O ¿Nos mueve más bien nuestro deseo de ser aceptados por los demás? ¿Nos mueve el dinero o el poder? ¿Nos mueve nuestros propios deseos y anhelos, en vez de la voluntad de Dios? Finalmente, la manera que vivimos nuestra vida es lo que demuestra lo que está dentro de nuestro corazón. Y si Dios no tiene el primer lugar en nuestras vidas, ni es El el que dicta lo que hacemos, francamente, tenemos un problema de idolatría, porque todo lo que se antepone a Dios es idolatría, y no necesariamente tienen que ser unas estatuas o imágenes de cosas con apariencia de dios. Esto es lo que nos enseña la Palabra: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:2-6.

Si de alguna manera es el mundo quien dicta lo que hacemos, entonces no tenemos solamente el problema de idolatría, sino que también, nos constituimos enemigos de Dios, porque escrito esta: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. También, la Palabra nos enseña el asunto de nuestras prioridades, y como debiéramos ser aún con nuestra familia, porque dice: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38.

¿Por qué Dios es tan celoso? Fácil, porque es Justo. Si el Señor pedía lealtad y amor en el Antiguo Testamento: bastaba el hecho de haber sido creados y de haber sido liberado Israel del dominio de Egipto, ¿cuánto más crees que merece por haberse entregado a si Mismo a través de Su Hijo Unigénito? Porque la Palabra nos enseña que los tres son uno, así que, toda afrenta y maltrato y maldad que se le hizo al Señor Jesús se le hizo también al Padre y al Espíritu Santo. Ese fue el precio de nuestra salvación, que la Trinidad se sometiera voluntariamente a todo lo que paso, sin tener porqué, solo por amor. Dios experimento lo que experimento para rescatar una creación caída y mala (porque nuestros pecados nos hacen precisamente eso, sea uno o sean varios, porque al fallar en uno, nos hace culpables de fallar en todos). Entonces, ¿Es justo poner a alguien o a algo antes que a Dios? Bajo ningún punto.  

La Palabra nos enseña que hay una sola manera de demostrar que somos amigos de Dios, como está escrito: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Juan 15:13-15. Y finalmente, la Palabra nos enseña que no es cuestión de decir solamente las cosas, sino más bien, de hacer las cosas, de hacer lo que en realidad complace al Señor, como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23.

Así que, ¿Tu vida y lo que haces con ella demuestra que eres amigo de Dios o de algo más? ¿Es Dios primero, o hay otras cosas o personas antes que El en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Cuidado con lo que Deseas - Juan 18:28-40

Basado en Juan 18:28-40 (Versión Reina Valera 1960)

Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito. Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.

¿Han escuchado alguna vez el dicho: Cuidado con lo que deseas, porque lo puedes recibir? Puede que hallan muchos que digan, que quisieran que fueren así las cosas. Pero, en realidad, ¿es bueno que se nos cumpla lo que queremos? Veamos a través de este pasaje a los distintos personajes, y veamos si es cierto que salen las cosas como uno realmente desea.

Al primero que vemos es a Caifás. Caifás no solo envidio al Señor, por los milagros que hacía y porque el pueblo se maravillaba con Sus enseñanzas, pero a través de esa envidia y rabia, fue él que maquino la muerte de Jesús (aunque todos somos responsables por la muerte del Señor, si en realidad deseamos que Su sacrificio lave nuestros pecados). Caifás no quería perder su importancia, su fama, la admiración del pueblo, y bueno, a lo mejor cuantas otras cosas que conseguía a raíz de su posición. No obstante, Caifás consiguió lo que quería: sacar al Señor de su camino, y quedar como el líder espiritual del pueblo judío. ¿Y que gano? Bueno, quedo con su posición, con su fama, y con todo lo que quería en la tierra. Pero, yo pregunto, ¿Dónde está Caifás ahora? Es muy posible que este en un lugar que nunca se imagino, en las llamas eternas del infierno.

Al segundo que vemos es a Pilato. Aunque él trato de no entregar a muerte al Señor, él no hizo lo que pudiera haber hecho. El era la autoridad de Roma. Los judíos no podían mandarlo, ni ejercían ninguna autoridad sobre él. Pero, el real asunto que no quiso Pilato enfrentar es correr el peligro de echarse la multitud encima. El quería tratar de mantener la calma en la provincia que gobernaba. El no quería grandes enredos. Y a pesar de lavar sus manos de la sangre del Señor, eso no le valía de nada ante Dios. El cargo la culpa de la muerte del Señor, porque estaba en sus manos liberarlo. Así que, ¿Qué gano Pilato? Si, tranquilizo el asunto. Pudo mantener contentos a los lideres judíos. Y hasta a lo mejor quedo de buena gente al liberar a Barrabas. Pero ¿Dónde esta ahora? Posiblemente, está acompañando a Caifás, pesándole a mas no dar su cobarde acción.

¿Y qué del pueblo que dio voces para liberar a Barrabas, y Barrabas mismo? ¿Ganarón algo con liberar a Barrabas? ¿Barrabas pudo hacer algo por ellos? La historia no cuenta de que se hallan podido liberar de los Romanos, ni por mano de Barrabas, ni por nadie mas en esa época. No ganaron nada. Y aún más, si no hubo ningún tipo de arrepentimiento de sus acciones, después de la traición que cometieron en contra del Señor, (porque estoy muy seguro de que muchos de ellos presenciaron los milagros del Señor, estoy muy seguro que recibieron bondades de Jesús, y a lo mejor hasta experimentaron milagros en sus propias vidas, hecho por el mismo Mesías); estoy más que seguro que también no la están pasando bien en este momento. No consiguieran nada bueno de lo que querían, porque recibieron exactamente lo que deseaban; nada más, ni nada menos.  

La Biblia nos enseña que, si pedimos, o buscamos, o llamamos, que se nos cumplirá, mas tarde o mas temprano, porque escrito esta: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8. También nos enseña que daremos cuenta de todo lo que decimos, porque también esta escrito: El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. Mateo 12:35-37. Y finalmente, la Biblia nos enseña que el Señor escudriña aún más profundo de las palabras que decimos, porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Entonces, si todo esto es verdad (por supuesto que lo es, porque es la Palabra de Dios, la cual se cumple en todo sentido), tenemos que tratar de entender lo que realmente deseamos, dentro de nuestro corazón, y también pensar y meditar, a que nos llevara lo que deseamos. Claro hemos visto que, si solo deseamos lo terrenal, segaremos lo terrenal nada más, y si deseamos lo espiritual, segaremos lo espiritual, pero cada cosa acarrea consecuencias naturales. No les voy a mentir, si deseamos lo espiritual, es mas que probable que tengamos mucha dificultad aquí en la tierra, porque lo espiritual se cultiva de una distinta manera, como vemos el ejemplo en el Señor mismo. El Señor paso los horrores mas grandes, e injustamente, porque pago por cosas que El no hizo. No obstante, aunque El ya era el Dios eterno, al pasar y hacer todo lo que hizo, segó cosas aún más increíbles donde alcanzó glorias superiores y poder darle el regalo de la vida eterna a toda la humanidad. Pero, si El no hubiera muerto por nosotros, ninguna de las posibilidades que tenemos hoy existirían. Entonces, ¿Qué finalmente deseas dentro de lo mas profundo de tu corazón?, porque puede que se te dé tal cual lo que deseas, ni más, ni menos. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Amor de Juan por Jesús - Juan 18:15-27

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Basado en Juan 18:15-27 (Versión Reina Valera 1960)

Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote; más Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy. Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose. Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy. Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo.

Al leer este pasaje, la mayoría de las personas se enfocan en Pedro, y lo que paso con Pedro (lo cual vamos a ver también). Pero, siento que es necesario enfocarnos mas en Juan, porque muchos no lo hacen, y posiblemente sea el aspecto mas importante, no solamente en este pasaje, sino también, el ejemplo principal que tenemos en nuestra fe. Así que, para comenzar, identifiquemos a Juan para que le veamos claramente. Juan se menciona de distintas maneras en el evangelio que él escribe. En este pasaje en particular, lo vemos como el discípulo que era conocido del sumo sacerdote. En otros pasajes, lo vemos como “el discípulo a quien amaba Jesus” y en otras formas también, donde Juan se alude hacia si mismo en el libro. Cuando entendemos entonces donde estaba Juan en toda la historia, entonces se nos revela una imagen más clara que demuestran las acciones aún mejor de Juan.

Si seguimos el hilo que une todos los eventos donde estuvo Juan, vemos que Juan nunca en realidad abandono al Señor después de Su arresto. Juan lo vió y lo escucho prácticamente todo. Por eso mismo que no solamente tenemos el recuento de lo que sucedió con el Señor por la inspiración del Espíritu Santo, sino también, por lo recuentos como testigo ocular. El es el que le tiene que haber contado a los demás todo lo que sucedió y se dijo. Porque escrito esta: Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Juan 21:24.

¿Qué importancia tiene esto? Juan fue fiel, aún hasta en los peores momentos del Señor. El nunca lo abandono, él siempre trato de estar con El. Vemos que él fue el único discípulo del Señor que estuvo hasta el fin (hablando de la crucifixión, porque eso ciertamente no fue el fin del Señor; gloria a Dios por eso). Esto es lo que leemos: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba [este era Juan], que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. Entonces, no solo fue Juan fiel hasta la muerte del Señor, sino aún mucho más después, porque cuido de Maria, la madre carnal del Señor. Juan realmente es único. ¿Qué era lo que hacía Juan tan distinto a todos los demás? ¿Qué le hacía ser único en su manera de ser? Una sola cosa, y la mas importante de todas: Juan amaba al Señor. La relación que tuvo Juan con el Señor fue única e incomparable. Juan seguía al Señor porque creía en El, porque le había reconocido como el Mesías, pero lo más importante de todo es que Juan seguía al Señor sencillamente porque le amaba.

No así Pedro, aunque Pedro lo aprendería con el tiempo. Cuando el Señor restaura a Pedro, tenemos que ver el detalle de lo que hablo el Señor con él, porque escrito esta: Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. Juan 21:15-19. El Señor no le pregunto a Pedro: ¿Te has dado cuenta Pedro porque Yo no necesitaba que me defendieras? ¿O, viste Pedro que yo pude vencer la muerte? El Señor no le dice nada de eso, ni aun nada semejante. Al Señor le importo una sola cosa nada más preguntarle: Pedro ¿Me amas? ¡Que increíble que lo único lo que le importo al Ser mas grande y poderoso del universo, al Creador de los Cielos y la de Tierra, es que si Pedro le amaba! Y esto es lo que también el Señor busca en todos nosotros. Es lo que siempre le ha interesado más. Porque escrito esta: Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:30.

¿Por qué es tan importante el amor para Dios? Porque El es un Dios de justicia, y es solamente justo que busquemos amarle como El se lo merece, porque también está escrito: En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10. ¡Sin Cristo, no hay ni existencia, ni vida en este mundo! ¡Sin Cristo, no hay salvación ni vida eterna! ¡Sin Su sacrificio en la cruz, y el derramamiento de la sangre del Cordero, no puede haber perdón de pecados! ¡Absolutamente todo se lo debemos a El! Y todo lo hizo Dios por amor; por nada más, y por nada menos. Entonces, ¿has podido entender la magnitud del amor de Dios por ti? ¿Es suficiente para ti? ¿O deseas algo más? ¿Estas tratando de amarle de la misma manera, como lo amó Juan? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Poder Para Rendirse - Juan 18:1-4

Basado en Juan 18:1-14 (Versión Reina Valera 1960)

Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.

Este posiblemente sea uno de los pasajes más difíciles de comprender, no de que académicamente sea difícil de entender, sino más bien, de poder comprender lo que realmente paso y como pudo pasar. Para poder a lo menos comenzar a entender el asunto, es esencial entender exactamente quién era (y es) Jesús, y esto es lo que limita a casi toda persona que no logra tener una verdadera relación con Dios (lo cual son la gran mayoría de las personas, lo crean o no); el asunto de que Jesús es Dios.

Se dice muy fácil el nombre de Jesús (lo cual se nos enseña en la Biblia que le habríamos de llamar), pero Jesús no solo es el Mesías, sino también es Dios, igual a los dos otros Seres de la Santa Trinidad. Vemos esto muy claramente en las Escrituras a través de Su otro nombre: el Cordero, porque escrito esta: Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5:8-14. Así que, indudablemente, Jesús es Dios.

En el Antiguo Testamento, vemos a este mismo Jesús como Jehová o Señor. Y si fue El Jehová y el Señor, entonces, El también fue el mismo que conoció Moisés cuando Dios se le presento a través de la zarza ardiente, como quedo escrito: Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:14. Jesús es el YO SOY. Y aquí es donde vemos el vinculo que demuestra quien exactamente fue Jesús aquí en la tierra. En el momento que solo mencionó Su nombre, como el YO SOY, los que vinieron a arrestarle sintieron solo una muy pequeña muestra de Su poder, al retroceder y caer a tierra. Digo que fue muy pequeña la demostración, y con mucha misericordia, porque debieran haber sido consumidos, y solo haber quedado cenizas. Pero, esto sucedió para que quedará claro de Quién exactamente era Jesus, y para dar un pequeño vislumbre de lo que estaba sucediendo, lo cual era un verdadero milagro, posiblemente el más grande milagro aparte de la resurrección. Aunque si verdaderamente conoces al Señor, entiendes que para nosotros es un milagro, pero para El, fue algo realmente sencillo, porque lo que sucedió era algo que sencillamente revelaba Su naturaleza. De la misma manera, no era gran cosa para El decir Su nombre, y que el solo mencionar de Su Nombre hiciera caer a estos endebles hombres como unos meros palos secos en el viento. Lo que vemos como grande y milagroso era solo sencillas manifestaciones de Quién El era (y es).

Pero, esto es lo que, si veo como algo increible, algo que no se puede medir ni pensar con nuestra pobre y limitada mente: ¿Cómo un Dios tan poderoso pudo dejarse tomar y hasta matar por seres tan pequeños y limitados? No puedo lograr comprenderlo, y de nuevo, no porque no entienda académicamente lo que significa, sino más bien, las mecánicas, por decir, o el hecho de dejarse hacer todo lo que hicieron siendo El lo que era y es. Para poder poner algo de perspectiva (si fuere posible), seria como un elefante rendirse a la tiranía de una hormiga, o un manojo de tierra doblegar a un monte muy alto, o una gota de agua dominar el rumbo de los océanos del mundo. ¿Entienden el punto que estoy tratando de explicar? Porque, aunque El tomo nuestra forma (lo cual es un gran misterio), Jesús es Dios, y como tal, era ilimitado Su poder. El no necesitaba ni de ejércitos, ni de armas, ni de ángeles, ni menos de Pedro para poder liberarse. El solo pudiera haber dicho una sola palabra y el mundo entero se hubiera consumido debajo de Sus pies, y claro, hacer desaparecer a todos Sus enemigos. Esto es lo que me elude, me intriga, y hasta me disturba. Esto es lo que El mismo dijo: Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Juan 10:17-18. Dios sencillamente se entregó, y en manos de seres muy extremadamente insignificantes, porque somos menos que nada. Por eso que el orgullo ante Dios es ilógico.

Entonces, ¿Qué pasa en el ser humano que le cuesta creer en Jesús como Dios? Algo muy sencillo, pero muy ilógico y sin fundamento: penalizan a un Dios tan grande en poder y amor por haberse humillado tanto por nosotros. Tanto se humillo Dios que lo ven menos que ellos mismos, y eso no tiene perdón ni ahora, ni menos en la eternidad. Así que, si has logrado entender algo de lo que paso, no puedes tratar a Jesús de igual a igual. Debiera haber solo un increíble sentido de humildad y amor por El. Un solo consejo para el que tenga algo de entendimiento: No malentiendas Su inmenso amor y misericordia por debilidad o falta de poder. Entonces, si El se rindió por ti de esa manera, ¿Qué tú crees que seria lo mas justo hacer por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oración del Señor, Parte 3: La Manifestación de Jesus a Sus Apóstoles - Juan 17:24-26

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Basado en Juan 17:24-26 (Versión Reina Valera 1960)

Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

En este pasaje, seguimos viendo la gran importancia de los Apóstoles para el Señor. Ellos fueron personas claves para Dios porque a través de ellos era que el Señor iba a manifestarse a todo el mundo, tal como sucedió. Sin ellos, no tendríamos lo que tenemos hoy. En rendidas cuentas, ¿Por qué eran tan importantes? ¿Qué era lo que definía la increíble potencia de la fe de estos hombres (porque la fe de ellos fue única)?

El primer aspecto de la importancia de los Apóstoles fue de que sencillamente presenciaron todo lo que el Señor hizo, fueron testigos de los tres increíbles años (día y noche, porque convivieron con el Mesías), del ministerio del Señor aquí en la tierra, y también vivieron la culminación del gran poder de Dios a través de la muerte, resurrección, y ascensión del Señor, lo cual establece la Gracia de Dios para todo ser humano, a los que fueron antes del Señor (terrenalmente hablando), y a los Apóstoles y discípulos, y a los que seguimos después de aquellos, por el testimonio de ellos. Esto es lo que leemos acerca del testimonio de los Apóstoles: A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Hechos 2:32. Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Hechos 3:15. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Hechos 5:31-32. Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hechos 10:36-42.

Los Apóstoles son los más únicos testigos que Dios uso para propagar el Evangelio de la Paz de Dios a todo el mundo, con estos comenzó todo esto, y por eso que absolutamente nadie puede adjudicarse el nombre de Apóstol después de ellos, porque, aunque eran hombres semejantes a nosotros, la fe única de ellos, y la función que cumplieron en el reino de Dios era realmente única. A través de ellos fue que se predico el Evangelio al mundo a través de grandes señales, prodigios, y poder de lo alto. A través de ellos y por el testimonio de ellos fue que el Espíritu Santo inspiro lo que conocemos hoy como el Nuevo Testamento que tenemos en la Santa Biblia, desde el Evangelio de Mateo, hasta el Apocalipsis; el principio de la Gracia de Dios hasta el final de todo lo que conocemos, y la eternidad.

Y finalmente, ¿Qué fue lo que hizo tan especial y definitiva la obra de estos hombres? Al cumplirse la ultima parte de esta oración del Señor, como quedo escrito: …para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. El principal motivo por el cual hicieron todo lo que hicieron fue por amor, y por ninguna otra razón. Y damas y caballeros, como lo explica la Palabra de Dios, no podemos hacer absolutamente nada significativo ante los ojos de Dios sin amor. Porque también enseñó el Señor esto mismo: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Los Apóstoles solamente actuaron a través del amor que tuvieron por el Señor. Esta fue la gran motivación que uso Dios Padre, que uso el Señor Jesus, y finalmente, a través de lo cual pudo obrar el Espíritu Santo poderosamente en sus vidas. Muchos siglos han pasado, y todavía vive refulgentemente, para la gloria de Dios, la obra de estos hombres, a través de lo cual se ve claramente que la oración del Señor si fue mas que contestada.

¿Qué debiera significar todo esto para nosotros? Que Dios puede hacer grandes cosas a través de seres imperfectos, pero cuando hay un real amor por El y por nuestro prójimo, cuando hay una fe inconmovible que se vive día a día. Como lo dijo el Apóstol Pablo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. La Biblia nos enseña esto acerca del amor (lo cual muchos definen erróneamente como solo un sentimiento o afecto especial): Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:1-8. Así que, el amor que estuvo en los corazones de los Apóstoles no tenia nada que ver con lo que se enseña hoy como amor. Pero este mismo amor puede y debe ser cultivado en cada uno de nuestros corazones, porque esto si es la perfecta voluntad de Dios.

Pero, en fin, todo se trata del Señor, hasta Su oración, porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:5-6. Así que, ¿has podido entender y cumplir la oración del Señor en tu vida, siguiendo los pasos de estos grandes hombres que nos precedieron, que hasta entregaron sus vidas por la Verdad de Dios, para que nosotros podamos tener lo que tenemos hoy? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oración del Señor, Parte 2: Aquellos de Después de los Apóstoles

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Basado en Juan 17:20-23 (Versión Reina Valera 1960)

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

En este pasaje, vemos la parte de la oración del Señor que va directamente a nosotros, a aquellos que hemos venido a la fe en Cristo después de los Apóstoles (esto no aplica a los que siguen siendo inconversos, porque el Espíritu Santo es el vínculo que nos une). Lo que vemos es algo muy sencillo, pero a la misma, complejo, porque hay muchos malentendidos. Entonces, para poder entender este concepto, hay que tratar de aclarar los malentendidos. Y como siempre, uno no puede ni tomar como verdad las opiniones, ni tampoco tomar un pasaje de la Biblia como doctrina sin antes ver su complemento en distintas otras partes de las Escrituras, porque la Biblia trabaja complementándose a si misma (no hay ninguna controversia en las Sagradas Escrituras).

Para que haya verdadera unidad, lo principal que debe haber es el amor. Sin amor, nada se puede hacer. La Palabra nos enseña lo siguiente: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:7-12. Y la Palabra ahonda aun más en que si aborrecemos a nuestro hermano, tenemos un severo problema con Dios, porque escrito esta: Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. 1 Juan 3:15.

Ahora bien, ¿el amar a nuestro hermano o hermana en Cristo significa que hay que hacer todo lo que quieren? Bajo ningún punto, y aquí entramos en el primer malentendido, el asunto de entender lo que significa el amor (lo cual la mayoría de las personas desconocen). La Biblia nos ensena que el amor es lo siguiente: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:4-8. Para que haya verdadero amor, tiene que estar basado en los principios Bíblicos. Porque en rendidas cuentas, Dios es amor, así que, lo que Dios enseña es amor, no lo que nos parece. Entonces, si no hay una plena comprensión de las Escrituras, del completo consejo de Dios, sencillamente una persona no esta equipada (por decir) para amar, porque se va a dejar llevar por su propia opinión, por lo que le parece. Para poder dar a lo menos un norte (porque toma tiempo escudriñar las Escrituras), tendríamos que ver bien el pasaje que recién leímos, lo cual va en contra de todo lo que nuestra sociedad enseña como amor. Porque nuestra sociedad enseña que debemos dejar a las personas ser como son, y si, es verdad. Cada persona tiene la potestad del libre albedrio. Pero también, eso no quiere decir que se puede apoyar lo malo, porque vemos que el amor no se puede gozar con la injusticia, sino con la “Verdad”. Así que, ¿es amor que dos personas del mismo sexo tengan una relación? Claro que no, porque va en contra de lo que enseñan las Escrituras. ¿Hay que atacarlos? Bajo ningún punto. Ellos darán cuenta de lo que hacen si no buscan del Señor. Pero a la misma vez, no se puede apoyar ni decir que esta bien, y aun menos, que es amor.

Ahora bien, ¿es amor darle en el gusto a todo lo que una persona desea? Tampoco, bajo ningún punto. Si algo esta bien, de acuerdo a la Palabra de Dios, claro que sí. Pero, si lo que desea está mal o es malo, entonces, claro que no, porque Dios mismo no hace eso con nosotros. Dios no nos da todo lo que queremos, sino mas bien, lo que necesitamos, y aquí es donde se topa con mucho en nuestra sociedad también. Dios no esta con la malacrianza. El diablo es el que promueve eso, y por eso que es tan atractivo todo lo que él ofrece, porque te ofrece hacer lo que te parece. ¿Qué tiene de malo hacer todo lo que nos parece? Sencillo, el pecado sigue morando dentro de nuestros miembros, a pesar de que hayamos llegado a Cristo. Entonces, ¿Cómo podemos darle rienda suelta a algo que produce muerte (porque eso es lo que produce el pecado)? Entonces, cumplir caprichos y egoísmos (porque el amor: no busca lo suyo) no es la voluntad de Dios.     

La Biblia también nos enseña lo siguiente: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:7-10. Entonces, la unidad entre el pueblo de Dios consta en hacer el “bien”, y no en otra cosa. Y el “bien” solo pueden ser cosas que estén afines con lo que enseña la Biblia. Así que, el bien no necesariamente consiste en cumplir caprichos, malcriar, aguantar abusos, apoyar el mal, fomentar el desorden, sucumbir al engaño, etc., etc. En rendidas cuentas, el bien no consiste ni en justificar, ni en apoyar, ni aun menos, promover bajo ningún punto el pecado. Por eso que el bien no es algo subjetivo, o que esté basado en opiniones personales, sino algo fundamentado objetivamente en la Palabra de Dios.

Entonces, tanto el bien y el amor son cosas que solo se pueden aprender (porque no nacemos sabiéndolo) a través de lo que nos enseña el Espíritu Santo (porque no se puede aprender intelectualmente) por medio de la Palabra de Dios. De la manera que podemos asegurar nuestra unión, tal como pidió el Señor, lo cual demuestra la obra de Dios en Jesucristo, es a través de este sencillo concepto: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12.

Así que, ¿estas procurando la unidad entre el pueblo de Dios a través del amor y el bien que el Señor enseña? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oración del Señor, Parte 1: Sus Apóstoles - Juan 17:1-19

Basado en Juan 17:1-19 (Versión Reina Valera 1960)

Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; más éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Veremos la oración del Señor en tres partes, porque de alguna manera, se entiende que tiene tres partes. La primera parte consiste de como El ora por Sus Apóstoles directamente, no necesariamente por nosotros los que vinimos después de ellos. No quiere decir que si no se dirige directamente en algo a nosotros, que debemos ignorarla, pero hay que entender lo debido por muchas razones, y como todo lo que está escrito en la Palabra, porque: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17.

Para comenzar, los Apóstoles del Señor realmente eran únicos, y si existieren personas escogidas o predeterminadas, serian ellos, aunque ellos siempre tuvieron la habilidad de escoger que hacer con sus vidas. No obstante, tuvieron gran afinidad para con el Señor. Ellos supieron reconocer Quien fue el Ser que los invito a caminar con El. Ellos tuvieron tal sensibilidad que reaccionaron inmediatamente cuando los llamo el Señor. Y claro, al llegar la plenitud del Espíritu Santo en sus vidas, fueron imparables. Y en esto también entra el Apóstol Pablo, porque, aunque se trató de llenar con otro el vacío que dejo Iscariote, el Apóstol Pablo tomo el decimo segundo lugar, a través del cual el Señor lo iba a usar grandemente para que nosotros los gentiles llegaremos a tener la oportunidad de escuchar el Evangelio de Salvación. Los reales Apóstoles del Señor fueron preparados por Dios y escogidos directamente por el Señor en la tierra, e incluyendo a Pablo cuando le salió al encuentro en el camino a Damasco. Bíblicamente hablando, no ha habido más apóstoles que los que se mencionan en la Biblia, porque en los doce culmina tal llamado. Con todo respeto a los que han tomado ese título después de ellos; sinceramente no les corresponde. Serán otra cosa, pero Apóstoles no. Esto está relacionado con el significado de las doce tribus de Israel, y todas las demás cosas relacionadas con el numero doce en la Biblia.  

Vemos a través de este pasaje el cuidado personal que el propio Señor tuvo con sus Apóstoles, velando por ellos, conviviendo con ellos, enseñándoles a diario del reino, mostrándoles todos los milagros y prodigios que hacía, permitiéndoles experimentar íntimamente al Hijo Unigénito de Dios. Ellos presenciaron la glorificación del Hijo aquí en la tierra. Ellos recibieron la potestad que se les otorgo directamente del Señor. Dios finalmente se los dio al Hijo. Ellos tuvieron el privilegio de ser guardados por el Señor. Entonces, a través de esta oración, vemos el gran significado que tenían estos seres especiales, y el asunto de una elección predeterminada por el Padre, lo cual no aplica a nosotros.

Pero, a pesar de lo especial que eran los Apóstoles, y todo lo que Dios hizo a través de ellos, nunca, jamás podemos perder de vista los hechos del Hijo de Dios, y que en El tenemos que enfocarnos. Como bien dijo Pablo, dándonos una clara dirección: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. Y él también dijo: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Efesios 5:1. También vemos la dirección que dio Su madre terrenal, Maria: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere [hablando del Señor]. Juan 2:5. Y principalmente, como lo dijo Dios mismo desde los cielos en el siguiente relato: Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Mateo 17:4-6. Entonces, tanto como lo era para los Apóstoles y Su madre terrenal Maria, nuestro completo enfoque debe ser el Señor, y nadie más, porque esta realidad es lo que nos enseñan las Escrituras: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Estas son solo parte de las razones porqué el Señor tiene que ser nuestro enfoque, nuestra dirección, prácticamente, nuestro todo. Nosotros tenemos que ser discípulos o seguidores de Jesús, no solo creer en El. Tenemos que comer de Su carne y beber de Su sangre, comiendo de Su Palabra y respetando el sacrificio, haciéndonos uno con El; sin dudar, sin reservaciones, tal como lo hicieron estas grandes personas que nos precedieron, viendo el ejemplo que ellos nos dejaron.

Ahora bien, ¿de qué maneras aplica este pasaje a nosotros? Aparte de no haber sido elegidos por Dios antemano y que no vivimos durante el tiempo que el Señor vivió en la tierra carnalmente (en excepción de Pablo, porque Pablo fue el último apóstol elegido por el Señor, pero sin que le viere carnalmente en Su ministerio terrenal), todo lo demás aplica, nada mas que ahora tenemos con nosotros lo más íntimo del Señor: el Espíritu Santo, el Consolador. Todo lo que el Señor hizo con Sus Apóstoles también lo hace con nosotros, pero a través del Espíritu Santo y con el trabajo completo de las Escrituras. Y en realidad, esto es lo que hace tan especiales a los Apóstoles, porque nosotros tenemos mucho más que lo que tuvieron ellos, porque las Escrituras no fueron completas y selladas hasta después del Apóstol Juan, el que llego a “ver” el fin, tal como lo dijo el Señor. Hoy, tenemos la revelación completa de Dios para el hombre a la punta de nuestros dedos en la Santa Biblia.

Entonces, ¿Qué estás haciendo con lo mucho que nos ha dado Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Hablando con la Verdad - Juan 16:25-33

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Basado en Juan 16:25-33 (Versión Reina Valera 1960)

Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Blaise Pascal dijo una vez: En la fe hay suficiente luz para aquellos que quieren creer y suficientes sombras para cegar aquellos que no quieren creer. Puede que no se vea muy claramente que este pasaje en gran parte se trata de la verdad, pero trataremos de explicarlo para no solamente poder entenderlo, pero también para llegar a un lugar mas profundo de nosotros mismos y con Dios. El Señor siempre nos habla con la verdad, y la verdad no siempre es agradable. La verdad muchas veces es difícil, es incomoda, es frustrante, y hasta dolorosa. No sucede así porque eso es lo que produce la verdad, sino que siempre tenemos que tener en mente a nuestro enemigo principal: el pecado que mora en nuestro ser. El pecado es lo que hace la verdad tan difícil.

Esto es la primera verdad que todos tenemos que tener presente. Satanás no es nuestro enemigo principal (pero es de extremo cuidado). Puede que digan: ¿Cómo puede ser eso? Vamos a ahondar un poco más profundo, y entenderemos el asunto. Nuestro enemigo principal es el pecado que mora dentro de nosotros mismos, y Satanás solo trata de manipular y revolver ese mal que esta en nosotros. Por eso que podemos entender que el Señor nunca pecó, porque aunque fue hombre con nuestra misma carne, por virtud de que Su Padre es realmente Dios, el no cargaba en Sus miembros la concupiscencia de la carne. Por eso que Satanás lo trato de tentar vez tras vez tras vez, de una manera incansable, pero no lograba nada, porque en rendidas cuentas, el Señor tenia Su divinidad como la sustancia que componía Su carne. Por eso que no es la carne en si lo que nos hace caer, y pecar, y buscar nuestra autodestrucción, sino el pecado que mora en nuestra carne. Y eso es lo que esta en enemistad con Dios, y claro, con la Verdad de Dios. El Apóstol Pablo lo trato de explicar de la siguiente manera: Porque sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado. Romanos 7:14-25. Esto es lo que explica lo que sucede dentro de nosotros mismos. Por eso que cuando Satanás trató de tentar al Señor, nada pasaba, aún hasta en Sus momentos mas duros y difíciles. Pero, cuando Satanás nos tienta a nosotros, eso es otro cuento, y eso es lo que hace que la Verdad sea tan dura, difícil, y hasta dolorosa.

Ahora bien, hallá usado el Señor alegorías o les hallá hablado claramente como dijeron Sus discípulos en este pasaje, el Señor nunca les mintió. El siempre les dijo las cosas tal cual. Y lo difícil con Sus declaraciones era que cuando se veía un vislumbre de tranquilidad, el Señor les revelaba algo duro y difícil, como lo que les declaro, de que iban a ser esparcidos, y que lo iban a abandonar, y de que tendrían aflicción en este mundo. Estas verdades no debieran haberse sentido nada de agradable en ese momento. Sino que, todo lo contrario, porque era muy claro que los discípulos esperaban que sus problemas aquí en la tierra se solucionarían, y que esperaban que el Mesías estableciera Su reino aquí en la tierra. La razón práctica (por decir) por lo cual abandonaron al Señor en Su peor momento no fue necesariamente porque no le apreciaban, sino mas bien, porque estaban en un territorio totalmente desconocido para ellos, completamente opuesto a lo que esperaban, por mucho que se los había advertido. Lo desconocido e incierto de lo que sucedió fue lo que los hizo a todos huir, porque iba totalmente en contra de sus deseos, iba en contra del pecado que moraba dentro de ellos mismos. Y no nos admiremos de esto, porque estoy seguro de que, si cada uno de nosotros hubiéremos estado presente, también lo hubiéramos hecho. Pensamos distinto ahora porque tenemos el completo conocimiento del asunto. Pero aún sabiendo lo que sabemos, todavía no hacemos lo que tenemos que hacer, y en situaciones aún mucho menos complejas que las que enfrentaron los discípulos en ese momento del arresto. Nos confundimos y nos frustramos con cosas mucho mas simples. Así que, por nosotros mismos, somos mucho menos que aquellos grandes hombres y mujeres que siguieron al Señor, a pesar de su momento de flaqueza y debilidad.

Entonces, ¿dónde entra el asunto con lo que dijo Pascal? La Verdad y la Fe van mano en mano. La fe es lo que hace posible la búsqueda por la Verdad, el querer creer que hay algo más allá de las mentiras que nos rodean, de las sutilezas del engaño, y la superficialidad de la vanidad. La fe es lo que te lleva a vencer el pecado que todavía mora dentro de ti mismo, porque le quieres hacer más caso a tu alma que anhela algo más grande que lo temporal y superficial de este mundo. Y ese es el misterio de lo que dijo Pascal con lo que estamos explicando hoy: que la fe de uno depende de que tanto uno quiere creer, y de cuanto uno desee la verdad. La fe es lo que te lleva más allá del temor de ser esparcido, y de tener pruebas, y de sufrir persecución, aún hasta la enemistad con tus seres queridos, y de vivir la tribulación. Porque la fe es lo que dice: Sigue adelante porque hay algo superior que te espera, que vale mas la pena que lo que estas pasando, o lo que puedas pasar en un futuro no muy lejano. Esta verdad es la que nos dijo el Señor: Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32.

Entonces, uno se tiene que preguntar, especialmente después de examinarse a sí mismo: ¿Tengo suficiente fe en el Señor para poder anhelar Su verdad, me cueste lo que me cueste, pase lo que pase? ¿Deseo realmente ser hecho libre por la Verdad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Este Mundo no Permanecerá Para Siempre - Juan 16:16-24

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Basado en Juan 16:16-24 (Versión Reina Valera 1960)

Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre. Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre? Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla. Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Yo me acuerdo de que cuando yo era muy niño, y estaba en la escuela, que a veces los últimos ratos de ciertos días de escuela no había mucho que hacer, especialmente cuando terminábamos nuestros trabajos antes de la hora. Entonces, en esos momentos solo quedaba la opción de esperar a que sonara la campana para poder irse, porque uno no se podía ir temprano. Yo recuerdo que ponía mi cabeza sobre el escritorio donde me sentaba, y fijaba mis ojos en el reloj en la pared. Y el problema era que mientras más miraba el reloj con la esperanza que pasara luego el tiempo, daba la apariencia como que el tiempo se detenía y se estiraba. Sentía que las manecillas que mostraban las horas, los minutos, y los segundos iban cada vez mas despacio. El día se sentía interminable. Se sentía casi como una tortura. ¿Sienten la vida así en algunos instantes, especialmente cuando se esta atravesando un momento difícil, y como que no solamente el tiempo trascurre más lento, pero como que todo va empeorando? ¿Alguna vez han sentido como si estuvieren caminando lentamente en un túnel que se va poniendo cada vez más oscuro, que parece que no tuviere final, y no se puede ver ni siquiera una luz de esperanza a la distancia?

Esta vida puede ser muy difícil para muchos de nosotros, de alguna manera u otra. El Señor nunca nos dijo que todo saldría bien aquí, y que estaríamos contentos y rebosantes, y que podríamos cumplir todos nuestros anhelos y deseos. Eso nunca fue escrito en la Biblia, como lo pudimos leer hoy hace un momento. Todo lo contrario, el Señor nos advirtió que tendríamos tristeza y hasta aflicción, y no solamente eso, sino también, que tendríamos que pasar pruebas y tribulaciones. Se que esto no es agradable, pero a la misma vez, hay que entender lo que esta pasando, y que tu no eres la única persona que le sucede. No estas solo o sola en esto. La verdad es que esto va a ser difícil, no porque el Señor lo desea así necesariamente, sino por el pecado que mora en este lugar y hasta dentro de nuestras vidas. Por eso que el Señor aborrece el pecado, porque lo echa a perder todo. Así que, si le quieren echar la culpa a algo por el dolor y la tristeza, échenle la culpa a donde tiene que ir, al pecado.

Pero, aquí vienen mejores cosas, las cuales hay que siempre tener en mente y en nuestro corazón, especialmente cuando estamos atravesando momentos difíciles, porque esta vida es solo un momento cuando lo comparas a la eternidad. Cuando le entregamos nuestras vidas al Señor, y permanecemos en Su fe, hay grandes y bellas promesas que le esperan a todos aquellos que amamos al Señor, como está escrito: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Apocalipsis 21:1-7. Este debe ser el gozo que mantiene a todo cristiano mirando hacia adelante, hacia la meta.

Así que, para los que no la están pasando muy bien ahora, recuerden que tenemos una esperanza viva y eterna en el Señor. El discípulo del Señor siempre tiene el gozo de la esperanza de que todo esto pasará algún día, y que vendrán no solo mejores días, sino que una indescriptible eternidad con todo lo que solo el Señor puede ofrecer. A la misma vez, para aquellos que no la están pasando muy mal, recuerden también que todo lo de aquí es pasajero, igual como nuestras vidas. Como está escrito: Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae. 1 Pedro 1:24. Entonces, sea que la estemos pasando bien, más o menos, o no muy bien, el reloj de nuestras vidas va corriendo bien rápido. A cada uno de nosotros se nos cumplirá el tiempo de nuestro fin carnal. Esa es una realidad inevitable. Por eso que la Palabra nos da este consejo: Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad… …El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:1-8, 13-14.

Así que, ¿Qué estas haciendo con tu vida mientras estas aquí en la tierra? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obra del Espíritu Santo - Juan 16:4b-15

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Basado en Juan 16:4b-15 (Versión Reina Valera 1960)

Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Cuando se habla del Espíritu Santo, muchos comienzan a pensar en los dones espirituales. Pero, al verlo a través de la Palabra, los dones son solo la punta del tempano (por decir). La obra del Espíritu Santo es algo mucho más significativo y profundo que la manifestación de los dones. Para comenzar, hay que aclarar que el Espíritu Santo es una Persona, es parte de la Trinidad de Dios. Hay ciertas sectas que enseñan que el Espíritu Santo es como un motor, o algo así, lo cual es insultante y hasta blasfemo. En fin, el Espíritu Santo como persona e identidad, es el ser mas sagrado de Dios, el alma de Dios. Y sin el Espíritu Santo, ni Dios Padre, ni el Hijo podrían hacer lo que hacen. Cada identidad de la Trinidad es perfectamente divina, juntos en perfecta unidad, interdependiente el Uno del Otro. Hay un solo Dios, y ese Dios son tres personas, como esta escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. I Juan 5:7.

Ahora bien, y para comenzar en alguna parte (porque es difícil aislar todo lo que el Espíritu Santo hace, ya que hay tal perfecta unidad entre la Trinidad), el Espíritu Santo estuvo envuelto en absolutamente todo lo que hizo el Señor Jesús en la tierra. El único momento donde Dios [plural] se separó por un instante es cuando el Señor tomó todos nuestros pecados sobre El mismo en la cruz, como lo dio a entender el Señor: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27:46. Así que, nuestra maldad y pecado fue lo que separó a un Dios que siempre habían estado juntos. Hasta eso sufrió Dios por nosotros (por eso que el que tome livianamente el inmenso sacrificio de Dios en realidad merece donde va a terminar, sino se arrepiente. La salvación de Dios a través de Jesucristo es solo por gracia, pero el precio que Dios pagó por nosotros no se puede ni medir ni pesar; es incalculable.) El Espíritu Santo estuvo envuelto con la concepción en Maria, estuvo envuelto con el crecimiento del Señor, estuvo envuelto con todos los milagros, prodigios, y señales que hizo el Señor, e inclusive cuando el Señor expulsaba a los demonios, estuvo envuelto con toda la ministración y enseñanza del Señor. El Espíritu Santo hizo todo junto con el Señor. Por eso que el que rehusé creer en las obras del Unigénito Hijo de Dios no solo blasfema en contra del Hijo, sino también blasfema en contra del Padre y del Espíritu Santo, y como consecuencia, no puede haber salvación para esa persona, ni por el simple hecho de la incredulidad, ni por blasfemia. Por eso que también esta escrito: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Así que, en la perfecta unidad que tiene la Trinidad, al no creer ni aceptar al Señor, se esta negando todo, tanto como la obra del Padre y del Espíritu Santo. En fin, o es todo, o no es nada, pero absolutamente nadie puede justificarse delante de Dios al pensar que cree en Dios y no en el Hijo. El aceptar a Jesús como Señor es la clave para todo porque a través de esa fe es que entra todo lo demás, especialmente, el Espíritu Santo.

Ahora, cuando uno acepta a Jesus como el Señor de su vida, al rendirle su corazón, es el Espíritu Santo que viene a morar en su vida. En ese momento es que ocurre el milagro donde el Espíritu Santo se manifiesta al estar “en” nosotros. Como se había dicho en otra ocasión, el Espíritu Santo primero esta “con” nosotros, al darnos la convicción de pecado y mostrarnos la necesidad que tenemos de un Salvador, yendo mucho más allá del obrar de nuestra conciencia; el Espíritu Santo esta “en” nuestra vida; y el Espíritu Santo viene “sobre” nosotros cuando nos prepará para la ministración y el servicio a Dios (y no necesariamente se manifiesta con el don de lenguas. El reparte los dones como El quiere, no como se le impone o asume). Pero, explorando aún más la importancia del Espíritu Santo “en” o “dentro” de nuestras vidas, lo increíblemente necesario y crucial de eso es que El nos enseña las cosas de Dios. No depende de nuestro intelecto. Lo único que necesitamos es saber entender las palabras que leemos intelectualmente, pero de lo demás se encarga el Espíritu Santo. Por eso, que hasta un niño puede venir a entender, a comprender, y hasta aplicar las cosas de Dios en su vida, porque es el Espíritu Santo que se lo enseña directamente, al exponerse a la Palabra de Dios. Lo digo por experiencia, porque tuve el privilegio y la gracia de Dios de venir al Señor con solo siete años. Yo estaba completamente consciente de lo que hacía. Con esa edad es que yo comencé a leer y a estudiar la Biblia (porque lo sentía necesario), y yo no era ni un erudito, ni un prodigio, ni aun menos, un estudiante de universidad. Yo era un niño muy sencillo y común, pero el Espíritu Santo me enseñaba todo lo que leía, y hubo tal impacto con lo que hizo, que permanece Su enseñanza hasta el día de hoy, mas de treinta siete años después. Ningún ser humano puede aprender nada de las cosas divinas del Señor sin el Espíritu Santo dentro de su vida. ¡Es imposible!

Y lo siguiente, y como consecuencia de aprender la Palabra de Dios, el Espíritu Santo es el que cambia la vida de una persona, si se le deja obrar (porque nada es a la fuerza). Porque también hay que tener cuidado, el Espíritu Santo se puede contristar con el pecado que aún permanece en nuestra vida. Como está escrito: Y no contristéis [o apagues] al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Efesios 4:30. Entonces, si se puede contristar el Espíritu Santo, también se puede llegar a apagar en la vida de una persona si hay tal desobediencia y rebeldía en esa persona. Todo es posible desafortunadamente. Pero, si permanecemos en el Señor, y se deja llevar acabo la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, ocurrirá una de las cosas mas preciosas que solo Dios puede hacer; el transformar a una vida, al convertirla en algo completamente distinto de lo que era al comienzo. Solo el Espíritu Santo de Dios puede transformar una vida completamente, día a día, paso a paso. Mientras mas te sometes a El, más rápido suceden los cambios.

Así que, ¿has experimentado realmente la obra del Espíritu Santo en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Probando Nuestra Fe y Amor - Juan 16:1-4a

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Basado en Juan 16:1-4a (Versión Reina Valera 1960)

Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.

El mensaje de hoy no es fácil, y va en contra de varias falsas doctrinas que se han compartido. La Biblia enseña que, sí vamos a tener problemas, y problemas bien grandes por causa de nuestra fe en el Señor. El que te diga lo contrario, o no entiende muchos pasajes escritos, o te esta diciendo algo que quieres escuchar para trasquilarte, como la oveja que eres. Pero la Palabra es muy clara en el asunto.

¿Por qué hay que pasar estos malos momentos, más tarde o más temprano? Esto no es necesariamente lo que desea el Señor, porque el Señor desea nuestro bien. El asunto es que él real culpable del problema es el pecado. Y seamos aún más claros, el pecado dentro de cada uno de nosotros es lo que provoca el problema. La única diferencia entre nosotros esta: en quienes son los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, y los que se dejan llevar por el mal que mora dentro de ellos. ¿A qué le haces más caso? Este es el centro del asunto.

Esto es lo que nos enseña la Palabra: Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Juan 15:19-21. No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39.

En los últimos tiempos, los cuales ya estamos viviendo, será tal la persecución como no la hubo antes. Porque también está escrito: Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Lucas 21:10-13. Entonces, el seguir al Señor va a ser muy difícil, realísticamente hablando, porque va en contra de todo lo que deseamos humanamente. A nadie le gusta sufrir, pero eso es lo que produce el pecado en esta tierra, y los problemas entre nosotros los seres humanos. Y el precio que el pecado llevará a muchos a pagar, inclusive hasta la muerte. Si vemos la información limitada que tenemos, Lifeway nos dice que aproximadamente 215 millones de cristianos viven persecución hoy. Analistas dicen que 1 de cada 12 cristianos viven en lugares donde su fe es: ilegal, prohibida, o castigada. En un reporte del 2018, se estima que 3,066 cristianos fueron muertos, 1,252 fueron secuestrados, 1,020 fueron violados o acosados sexualmente, y 793 iglesias fueron atacadas. El mundo se horrorizo con el ataque en Nueva Zelanda hace unos días, lo cual es entendible, porque nadie tiene el derecho de quitarle la vida a otro ser humano. Pero ¿Quién habla de los miles de cristianos que murieron en el 2018 solamente? ¿Dónde estuvo la prensa en todo esto? Y aún más alarmante, ¿Dónde estuvo la iglesia universal en todo esto? Se llamó para hacer una cadena de oración por las personas que fueron afectadas por el reciente ataque en Nueva Zelanda, pero ¿se llama para orar y apoyar a nuestra propia familia en Cristo? El Señor nos dijo la Verdad, que seguirle si tiene un precio, y un precio muy alto.

Pero entonces, ¿Cómo se sigue adelante en un mundo que más tarde o más temprano nos perseguirá (incluyendo nuestra familia en la carne), que hasta nos matarán a varios de nosotros por nuestra fe en Jesús? Lo único lo que supera todos los limites es: el amor. Y cuando hay amor, no hay temor (es así de sencillo). Porque escrito esta: En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:18-19. Este es la pregunta clave que cada cristiano se debiera hacer: ¿Crees de tal manera en el Señor y en lo que El ha hecho por ti, que te dirige a amarle tanto como El te ama? Cuando todo está bien y tranquilo, la compañía no falta. Pero, cuando las cosas se ponen duras, cuando ya no todo es dulzura, ni prosperidad, ni sanidades, ni milagros, ¿Quién permanece? Mientras Jesús hizo milagros, y prodigios, y alimentó a muchos, las multitudes lo siguieron, y no le dejaban ni siquiera descansar. Pero, cuando lo vendieron a sus enemigos, ¿Quién quedo con El? Estoy muy seguro de que muchos a quienes El ayudo y hasta sanó estuvieron en la turba de personas gritando: ¡Crucifíquenle, crucifíquenle! Hasta sus propios discípulos lo abandonaron. Y cuando estuvo en la cruz, pagando el precio del pecado por toda la humanidad (donde pago por mis pecados), solo estuvieron cinco a los pies de la cruz. Ya no estaban los miles.  

Este es el real significado del amor: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 1 Corintios 13:1-8. Nada se puede soportar sin amar al Señor. Si le buscas por conveniencia, para solo conseguir lo que quieres, o hasta por cumplir nada más, más tarde o más temprano abandonaras la fe. Pero, si le correspondes a Dios de la misma manera que El te amo, ni aún la muerte te apartara de El. Piensa en esto: Nadie ha hecho, ni hará por ti lo que el Señor ha hecho. Entonces, ¿tienes suficiente fe y amor para con el Señor para seguirle hasta en las peores de las circunstancias? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Consolador, el Espiritu Santo - Juan 15:26-27

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Basado en Juan 15:26-27 (Versión Reina Valera 1960)

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Hoy vamos a tratar algo muy complejo, que no se puede explicar completamente en una sola hoja impresa. Hablaremos un poco del Espíritu Santo. Para comenzar, el Consolador o el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad de Dios, porque la Biblia nos enseña muy claramente que Dios consiste de tres personas, como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7 (hay que tener mucho cuidado con las distintas versiones de la Biblia porque la mayoría de las versiones más modernas omiten esta verdad del texto original; este es mi problema personal con las distintas versiones). Ahora, el Espíritu Santo no es inferior bajo ningún punto al Padre o al Hijo. Todo lo contrario, si nosotros tenemos alma (la parte central de cada ser humano), el Espíritu Santo vendría a ser el Espíritu o el Alma de la Trinidad, entonces es lo más sagrado de la Trinidad. Es por eso que hay que tener mucho cuidado y mucho respeto con el Espíritu Santo y Su obra; no se puede tomar livianamente, sino mas bien, se tiene que ver con mucha sabiduría y conocimiento.

Para seguir este breve trato, veremos la gran advertencia que da el Señor mismo acerca de como no se debe tratar al Espíritu Santo, porque escrito esta: Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. Mateo 12:22-32. La obra principal del Espíritu Santo es señalar conclusiva e indudablemente que Jesús es Dios y Señor (no solo Salvador). Cuando los fariseos llamaron la obra del Espíritu Santo a través de Jesús, demoniaca, su dureza de corazón y rebeldía los llevo a hacer algo imperdonable. Ahora bien, el castigo que lleva consigo la blasfemia contra el Espíritu Santo es casi obvia y por consecuencia. Si una persona rehúsa creer en Jesús como Dios y Señor, ¿Cómo puede entonces llegar a ser salvo? Es imposible. Y por virtud de que rehúsa creer, la persona misma está decidiendo permanecer en su estado caído e irredimible. Nadie puede obtener la vida eterna sin el Señor. Pero también, hay que tener mucho cuidado de llamar cosas que pueden lucirnos extrañas (por decir) como algo que no es de Dios, porque pueden ser parte de la obra del Espíritu Santo. Debe haber una gran cautela en todos: Si no conoces extremadamente bien las Escrituras y lo que es del Señor, no te atrevas a insinuar algo que puede ser de Dios, como algo malo, o faltarle el respeto de alguna manera; no te burles. Hay que respetar las cosas de Dios, aúnque a veces no se entiendan, o nos luzcan extrañas.

Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el Espíritu Santo en la vida de una persona? Hay tres maneras de como se manifiesta: Al estar con nosotros; al venir a morar dentro de nosotros; y al venir sobre nosotros. Al estar con nosotros es el momento que el Espíritu Santo se acerca para traer convicción de pecado, para que haya un arrepentimiento y conversión completa de todos pecado, en el momento que la persona va a recibir al Señor en su vida. No es tu conciencia que te hace ver todos tus pecados tan claramente, sino el Espíritu Santo. El es el que produce ese increíble sentido de responsabilidad, de dolor, y de reconocimiento de todo lo que uno ha hecho mal antes de conocer al Señor. En la segunda manera: El Espíritu Santo viene a morar dentro de tu corazón cuando tu te arrepientes y te conviertes de todos tus pecados, y haces a Jesús el Señor de tu vida, cuando naces de nuevo en el Espíritu. Ahí es cuando comienza la transformación de una vida. Y el propósito por lo cual El tiene que estar dentro de tu vida (no solo para salvarte), también es para que El te empiece a enseñar la voluntad de Dios. Como está escrito: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14:26. Y lo esencial del Espíritu Santo en la vida de un creyente es para recordarle todo la Palabra en base al conocimiento después que la hayas estudiado, (por supuesto, porque no viene por arte de magia), y va a ayudarle a vencer las tentaciones del diablo. La única manera que se puede enfrentar y vencer las tentaciones del diablo es solo con la Palabra de Dios, nada más. Y la tercera manera de cómo se manifiesta el Espíritu Santo: Es sobre nosotros. Esto sucede cuando una persona esta lista para servir al Señor, para ser testigo del Señor, llevando el Evangelio a toda criatura. No se puede servir al Señor sin esta unción (por eso que es apremiante estudiar la Palabra, para que venga pronto ese punto; uno no se debe estancar). Algunos le llaman: el Bautismo o la Unción del Espíritu Santo, y otros le llaman: la llenura del Espíritu Santo. Todos significan lo mismo. Y la Biblia nos enseña que se puede recibir con o sin imposición de manos. Porque escrito esta: Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Hechos 8:17-19. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Hechos 10:44-48. Y como nota, el hablar en lenguas no es señal absoluta de que una persona halla recibido la unción del Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo reparte los dones como El quiere, y que también hay que buscar de los mejores dones (véase 1 Corintios 12).

Entonces, ¿has experimentado el Espíritu Santo de Dios a plenitud en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Responsables por la Verdad - Juan 15:22-25

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Basado en Juan 15:22-25 (Versión Reina Valera 1960)

Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.

Teniendo el conocimiento de Dios puede ser algo muy bueno o algo que trae problemas, dependiendo de lo que uno haga con ese conocimiento. Porque el conocimiento de Dios implica siempre una respuesta, una decisión, no es algo que se puede tomar livianamente, o mas bien, irresponsablemente. Y lo que hace tan crucial e importante la decisión que se toma es: que se trata del Santo Ser de Dios.

Muchas personas pueden hablarte o decirte cosas, y puede que tengan cierta importancia dependiendo de quienes sean. Por ejemplo, una persona desconocida de la calle te puede dar un consejo, y no creo que lo tomes muy en serio por muchas razones; porque es un desconocido, porque desconfías si es algo fiable lo que esta diciendo, o si tiene alguna buena base, y también, porque no tiene ningún tipo de autoridad sobre tu vida. La opinión de un desconocido puede tener muy poca incumbencia en tu vida. Pero, si te habla tu jefe, el que firma tu cheque, ahí es otro caso. Tienes que prestarle atención, aunque no te agrade. En lo más mínimo, tienes que por lo menos fingir atención. Lo mismo es con una autoridad, porque puede acarrearte problemas si no le prestas la atención debida. Porque si un policía te dice que pares el vehículo, lo debes parar, porque si no, vas a tener varios otros de sus compañeros que te van a “ayudar” a parar el vehículo, por las buenas, o por las malas. Entonces, basado en esto tan sencillo, el conocimiento implica responsabilidad, dependiendo de “quien” este envuelto.

Ahora bien, muchos justifican su falta de fe o de convicción en el Señor porque les hace falta mas pruebas de quien El es. Lo increíble es que demandan mas pruebas o conocimiento de Alguien que realmente no necesita comprobar más (si solo prestan un poco de atención), especialmente considerando otras cosas que sí creen, que son mucho más dudables e inciertas, y hasta ponen sus vidas en esas cosas. Por ejemplo, una persona se sube a un avión sin ningún problema, sin ni siquiera una pequeña duda. Creen que todo va a estar bien. ¿Cómo lo saben? ¿Conocen bien la ciencia que hace trabajar un avión como lo hace? ¿Saben quienes fueron los que hicieron el avión? ¿Vieron el reporte de mantención o arreglos antes de subirse al avión? ¿Saben si las personas a cargo de pilotear el avión están en su sano juicio o saludables para cumplir su trabajo? Tantas cosas pueden salir mal, pero en cambio, no hay ni una sola pregunta, ni una sola duda, exponiendo su vida y la vida de seres queridos a volar a 30.000 pies (más de 9.000 metros) sobre la superficie de la tierra en una cosa que desconocen totalmente.

Veamos otras cosas como el consumo de drogas ilegales. De acuerdo a Statista, el número de personas en los EU que usaron drogas ilícitas en sus vidas desde el 2017 se estima en más de 238 millones de personas, esto incluye el uso de la marihuana, la cocaína, el crack, la heroína, LSD, Ecstasy, y metanfetaminas. Y yo me pregunto, de todos estos millones de personas, los que lo probaron, o aún siguen consumiendo regularmente, ¿piensan de dónde viene lo que se están metiendo en el cuerpo con tanta confianza? ¿Conocen los estandartes de sanidad que usaron los productores de drogas? ¿Saben exactamente lo que se están metiendo en el cuerpo? ¿Qué confiable es comprar algo de un tipo (un desconocido) que se para en una esquina? ¿No dudan en algo así, pero se atreven dudar en Dios? ¿Se meten algo en su cuerpo que no tienen ni idea de lo que es, ni de donde vino, ni lo que les va a producir, y más encima ya sabiendo que es algo malo e ilegal, pero exigen más pruebas para poder darle una oportunidad a Dios? ¿Dónde está la lógica? ¿Dónde está la gran evolución del intelecto de nuestra sociedad? Y claro, hay muchas otras cosas que una persona se expone sin la más mínima duda, pero le cuesta llegar a creer en Dios. Los grandes científicos prefieren pensar que vienen de una explosión cósmica y de la evolución de los monos antes de tener a lo menos la dignidad de que un Ser Supremo creo todo, incluyendo al hombre. ¿Van entendiendo el punto?

Y en conjunto con todo esto, la gran mayoría de estas personas creen en la ilusión de que tienen completo control sobre sus vidas, de que ellos saben lo que están haciendo. Digo que es una ilusión porque ningún ser humano puede saber lo que le va a suceder en los próximos cinco minutos, ni aún menos, poder tener el control de todo lo que pasa a su alrededor. ¡Es imposible! ¡Comprobémoslo! ¿Tenemos control sobre el planeta, sobre su giro, su gravedad, o sobre la naturaleza? ¿Podemos controlar un terremoto? ¿Podemos parar un tsunami? ¿Cuándo fue la ultima vez que pararon un tornado? Las victimas (incluyendo a los ricos) que estaban en las torres gemelas de Nueva York en el nueve once, ¿pudieron hacer algo para detener sus muertes, (y lo digo con dolor) que la única escapatoria que les quedo a varios de ellos para huir de las llamas era lanzarse del edificio? ¿Puede el hombre confiar en su ilusión del control y jactarse del mañana? Porque escrito esta: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Santiago 4:13-14.

Ahora bien, el conocimiento de Dios carga una inmensa responsabilidad, porque escrito esta: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios. Romanos 1:20-22. Así que, no se puede tomar livianamente, sino mas bien, se tiene que tomar muy en serio. Porque también enseña la Palabra de Dios: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36.

Cuando Dios habla, hay que escuchar, y escuchar muy bien, y tomar la decisión que merita la situación, porque si no, nada bueno le espera al que rehúsa creer en Cristo. Dios es amor, y por eso que dá la oportunidad con libre albedrio. Pero si la oportunidad se desprecia, ¿Qué más queda? Pero cuando te llama un Ser así, conviene no solo escucharle, pero seguirle muy de cerca. ¡Piensa de Quien se trata y de tu incierta realidad! ¿Entiendes la responsabilidad que acarrea el conocimiento de la Verdad de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Estamos de Paso - Juan 15:17-21

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Basado en Juan 15:17-21 (Versión Reina Valera 1960)

Esto os mando: Que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

No se si todos los que han decidido seguir a Cristo entienden lo que eso implica. A través de la observación, parece que mucho de lo que enseña la Palabra, o no se entiende, o no se sigue; uno de estos problemas existe. A lo que me refiero es al estilo de vida en el sentido de que cuando hemos decidido seguir al Señor, ya no debiéramos seguir luchando por las cosas de aquí, a lo menos, no como lo hacíamos antes de conocer Su verdad. Cuando venimos al Señor, comenzamos a formar parte de otro reino (el reino de Dios), y nuestras metas deben convertirse en otras metas, las que ya no tienen que ver mucho con lo de aquí. Porque escrito esta: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Juan 18:36.

La realidad de lo que sucede cuando venimos al Señor y le entregamos nuestra vida (si realmente se ha hecho) es que ya no pertenecemos a este mundo. Ya no debiéramos tener las mismas metas carnales que teníamos antes. Ya no debiéramos luchar por lo corruptible, por las vanidades, por lo que hoy esta y mañana ya no estará. Nuestra lucha diaria debe ser por lo eterno, comenzando por nuestro caminar espiritual, y por hacer las cosas que le agradan al Señor. El problema surge cuando se trata de usar a Dios para resolver nada más que las cosas de aquí, con la mira en lo terrenal. Hay muchas personas que solo buscan resolver cosas terrenales y alcanzar vanidades. Y bueno, cuando nos enfocamos en hacer solo lo que le agrada al Señor, naturalmente vamos a tener enemistad con el mundo por el sencillo hecho que vamos a ser personas con distintas metas, con distintos estilos de vida, que francamente debieran hacer resaltar por sí mismos (no porque uno se lo restriegue, por decir) la superficialidad y la vanidad en que el mundo trata de vivir. En otras palabras, nuestro estilo de vida debiera reflejar todo lo contrario del mundo. Y el estilo de vida que enseña la Palabra solo va a atraer a aquellos del mundo que están cansados del mundo, que ya se han dado cuenta de las mentiras del mundo y del engaño de Satanás.

Vamos a mostrar algunos ejemplos, para tratar de demostrar que el Evangelio del Señor es algo aplicativo universalmente, que no depende en el sistema económico de ciertas naciones. En muchas partes se predica una doctrina de prosperidad, que, si sigues a Dios fielmente, El te va a prosperar y hacerte rico, dependiendo de tu fe. Esto es falso, y es falso por muchas razones. Primero que nada, si sigues a Dios, no debiera ser para que El te haga rico. Con ese simple hecho, estas tratando nada mas que utilizar a Dios, y eso es un problema. Cuando uno trata de utilizar a Dios, uno se convierte en los que seguían al Señor por los panes y los peces. ¿A ti te gusta que te usen? No lo creo. Bueno, a Dios tampoco no le gusta. El segundo problema es que la Palabra nos enseña que no podemos amar a Dios y a las riquezas. Y la Palabra también nos enseña que la raíz de todos los males es el amor al dinero. El tercer problema es que cuando una persona esta enfocada solo en tener más, no esta pensando en su prójimo, solo en si mismo. Y el egoísmo es totalmente contrario a todo lo que enseñan las Escrituras (y esta es la diferencia mas grande con el mundo, porque se debiera vivir para el Señor y para el prójimo, no para uno mismo). Y aquí viene el cuarto problema, ¿Cómo una persona puede pensar que Dios le va a dar para vanidades y lujos mientras otros que son mucho más fieles al Señor pueden estar viviendo pobremente, pasando hambre, o viviendo en la calle? Para comenzar, el Hijo del Hombre no tuvo donde recostar Su cabeza. Entonces, ¿se puede enseñar algo como verdad si ni siquiera el propio Señor lo tuvo aquí en la tierra? Y es más, si el Señor es nuestro ejemplo, ¿cómo entonces podemos justificar un estilo de vida totalmente opuesto a la manera que El vivió aquí en la tierra? ¿Van entendiendo el problema?

Este es el consejo que nos sigue dando la Palabra: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Colosenses 3:1-14.

Entonces, aquí viene lo aplicativo a la vida diaria de lo que está de acuerdo a la sana doctrina de Dios. Nosotros estamos de paso en este mundo, ya no somos de aquí. Todos tenemos que trabajar, y trabajar duro. Debemos pagar nuestras cuentas y deudas porque eso manda el Señor, de pagar lo que debemos (no meternos en más deudas innecesariamente). Y si luchamos, no debiéramos luchar por vanidades, sino para suplir lo que necesitamos y para propagar el Evangelio, y para ayudar a aquellos que están en necesidad (nuestro prójimo), no por irresponsabilidad, o por tratar de hacerse más ricos, sino por desgracia, comenzando por la familia de la fe. Hay muchas personas que pasan necesidades por razones que van más allá de su control.

Así que, ¿estás viviendo tu vida aquí como para quedarte permanentemente, o estás viviendo como si estuvieres de paso, listo para irte con el Señor en cualquier momento? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Somos Nosotros Elegidos por Dios?

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Basado en Juan 15:16 (Versión Reina Valera 1960)

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

El pasaje de hoy tiende a causar confusión entre aquellos que no conocen el contexto de las Escrituras. Por mucho tiempo, ha existido el asunto de que: ¿Somos elegidos por Dios, o escogemos nosotros seguirle a El? Y para poder entender esto, se necesita tener cuidado con las Escrituras y también entender muy bien nuestra posición (porque esto es en parte lo que produce el desvió). El mayor cuidado que hay que tener con las Escrituras es que no se pueden tomar algunos versículos por allí y por allá, y crear algo que va en contra de todo lo demás que esta escrito (para comenzar).

La primera aclaración es que la Santa Biblia, desde el Genesis hasta el Apocalipsis, no tiene ningún tipo de contradicción, y él que lo crea que hay es porque algo le falta, o sencillamente, no esta entendiendo lo que esta leyendo. La razón por lo cual la Palabra de Dios es inerrante es porque es más que palabras impresas sobre algunas páginas, es la esencia de Dios; es finalmente Dios, el Verbo. Entonces, básicamente, encontrar contradicciones en la Palabra es como encontrar contradicciones en Dios (y sé que muchos creen esto, pero, o es por limitaciones, o sencillamente, por incredulidad, y a eso no hay nada que se le pueda hacer). Entonces, para que algo pueda ser tomado como una sana enseñanza de la Palabra, tiene que concordar con absolutamente todo lo que esta escrito (por eso que hay que tener mucho cuidado con adiciones, cambios, etc. con la Palabra de Dios). En conjunto con esta aclaración, esto es lo que nos demuestra la importancia de estudiar la Biblia. La Biblia se tiene que estudiar, y por supuesto, con la iluminación que solo el Espíritu Santo puede dar (esto sucede cuando uno se convierte al Señor). Hay muchos que espiritualizan las cosas (por decir), y piensan que uno va a saber las cosas de Dios instantáneamente, y eso no es así. El conocimiento instantáneo solamente sucederá cuando lleguemos a la presencia de Dios; no antes. Mientras estas aquí, es tu responsabilidad (una palabra que se está extinguiendo de nuestro vocabulario) escudriñar las Escrituras, y dejarte enseñar por el Espíritu Santo mientras lo haces.

Ahora bien, ¿cuál es el malentendido? Nosotros los gentiles no somos más que los judíos, para comenzar, y especialmente delante de los ojos de Dios. Si existen seres escogidos, serian ellos. Y aún siendo el pueblo escogido por Dios, ellos siempre tuvieron el poder de escoger no seguir a Dios, de no seguir algo que ya estaba establecido. Porque escrito esta: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:11-20. La Biblia sigue explicando lo siguiente: Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron [hablando de los judíos], pero la bondad para contigo [hablando de los gentiles, nosotros], si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Romanos 11:22-24. Así que, ninguno de nosotros que estamos leyendo esto hoy somos escogidos (por decir).

¿A quién entonces le estaba hablando el Señor? Fácil, a los Apóstoles. El otro grave problema es que se interpretan con descuido las Escrituras, y se pierde de vista aún lo obvio. Hubieron momentos que el Señor converso con Sus apóstoles directamente. Lo vemos esto cuando oro el Señor por Sus discípulos, “y” también por nosotros, como esta escrito: Mas no ruego solamente por éstos [Sus discípulos], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos [nosotros], para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:20-21. El Señor literalmente eligió a Sus doce discípulos, así que, ellos fueron elegidos. Pero, eso también no quiere decir que ellos no tenian el poder de seguir al Señor, o de no seguir al Señor (¿recuerdan a Iscariote?). Y si hubo un ser elegido, fue Juan el Bautista. Esto es lo que dice la Palabra: Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Mateo 11:2-11. Y aún Juan el Bautista se pudiera haber descarrilado al final, por la falta de fe, o si no, ¿para qué mandar a preguntar si era El, si le había declarado como el Cristo personalmente?

Dios llama a todos a venir a El, pero es uno que decide seguirle. También es nuestra decisión si permanecemos en El. ¡Todo es nuestra decisión! Dios no fuerza a nadie, porque el amor nunca se fuerza. Así que, ¿haz obedecido a Su llamado para seguirle? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obediencia es Amor en Accion - Juan 15:9-15

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Basado en Juan 15:9-15 (Versión Reina Valera 1960)

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

La obediencia a Dios es algo peculiar (porque tiene implicaciones más profundas, pero a la misma vez, elementales, de lo que pensamos), pero esencial para poder alcanzar la salvación, y para llegar a todas las recompensas que Dios desea darnos. Para comenzar, el primer requisito para la obediencia a Dios es la fe. Sin fe, nada de gran valor se puede alcanzar, especialmente las cosas de Dios. Pero, para tener el deseo de buscar a Dios, uno tiene que primero que creer que El existe, y que El es quien dice ser. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Y bueno, es lógico, porque, ¿Cómo se puede seguir a algo o a alguien si uno no cree en aquello o en la persona? (Aunque hay muchas personas que siguen cosas que ni siquiera saben porqué, y esto es algo muy preocupante).

Ahora bien, también hay que entender un principio muy importante, el cual muchos no entienden, por la misma falta de fe o el grado de incredulidad (y aquí es donde el asunto de la obediencia se pone aún más interesante). El aceptar a Jesús como Señor y como Dios no es necesariamente una gracia que una persona hace, sino mas bien, es una obediencia. O sea, cuando uno cree en el Señor como tal, está en realidad aceptando un hecho universal e irrefutable. Porque escrito esta: “Y por quien [Jesucristo] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre.” Romanos 1:5. Lo que elude a las personas es que, lo quieran creer o no, Jesús es Dios y su incredulidad no cambia la realidad. El sigue siendo Dios, y lo será para siempre independiente de que si quieran creer o no. Es sencillamente un hecho que se esta reconociendo. De otra manera, si no se acepta al Señor como tal, entonces se está negando una realidad inconmovible, y el que sale perdiendo no es Dios, sino la persona, porque sin la obediencia a la fe no puede haber salvación eterna. Lo quieran creer o no, el único camino a la salvación eterna es Jesús.

Ahora que se ha establecido este punto, viene el siguiente paso: el seguir obedeciendo a Dios, o sea, más allá después de alcanzar la fe en El (porque el entregarle la vida es solo el comienzo). Esto es algo que también elude a muchos, e inclusive a aquellos que dicen ser creyentes. Al reconocer a Jesús como Señor implica que te has convertido en Su siervo (porque esa es la relación entre Señor y siervo). Entonces, si entendemos esta lógica, podríamos también entender que la utilidad de un siervo esta en su obediencia. O sea, si un siervo no sirve a su Señor, entonces, ¿Para qué sirve? La posición de siervo tiene su función y propósito. Pero si no se cumple, se elimina. Vamos a poner esto en una perspectiva mas relevante a nuestra sociedad. Si tienes un trabajo (sea de empleado o con tu propio negocio), nadie te va a pagar por no hacer nada, ¿verdad? Y bueno, si te están pagando por no hacer nada, mas tarde o mas temprano se van a dar cuenta, y tenlo por seguro que te van ha despedir. Así que, se puede entender la importancia de la obediencia aún hasta en las cosas mas cotidianas.

Pero ahora iremos aún más profundo (y aquí es donde difiere Dios con todo lo demás). La obediencia a Dios requiere (por decir) no solamente la fe (porque todo comienza con eso), sino también, el amor. La fe conlleva a creer no solamente quien es Dios, pero también, nos lleva a creer todo lo que El ha hecho por nosotros, y eso debiera producir amor por El, porque nadie va a hacer por ti lo que Dios ha hecho por ti. Si eres una persona que entiendes la profundidad de lo que fue hecho, y tienes algún tipo de sentido de gratitud, corresponderás al inmenso amor que Dios tuvo y tiene por ti. Entonces, mientras uno va aprendiendo (a través de Su Palabra), el amor va creciendo y ese amor debiera ir criando la obediencia en uno. O sea, este debiera ser el sentir que debiera haber en nosotros: Yo le obedezco a Dios porque le amo y le quiero complacer. Entonces, el obedecer o guardar sus mandamientos ya no es solo una función, sino mas bien, un seguir voluntario porque uno le ama, y ahí es que uno hace posible la intimidad mas grande que un ser humano puede tener con el Altísimo, el de no solo ser Su siervo, sino también, ser amigo de Dios. Este fue la relación que el Padre de la Fe (de nuestra fe) Abraham alcanzo a tener con el Señor, el ser llamado amigo de Dios.  

Y finalmente, aquí veremos la lógica en guardar las cosas del Señor (porque Dios es el Ser más lógico de todo el universo). Cuando le obedecemos a Dios, estamos haciendo aquellas cosas que son buenas para nosotros y para los que nos rodean. Si obedecemos al Señor, nosotros somos los que salimos ganando; es para nuestro bien. El Señor solo desea nuestro bien, y nada más, aunque a veces no lo entendamos. El Señor siempre esta buscando lo mejor para nosotros, aún dentro de nuestros dolores mas grandes. Es difícil de entender esto, pero nosotros no tenemos la capacidad de ver las cosas como Dios las ve. Nosotros tenemos una vista extremadamente limitada, y enfocada en nosotros mismos (si somos sinceros). Dios ve el panorama completo, el de nosotros y el de los demás, y no solo eso, sino que también tiene la visión y el conocimiento del futuro.

Así que, ¿has llegado a la obediencia de la fe en Jesús? Y si le has obedecido para salvación, ¿le estas obedeciendo por amor, guardando Sus mandamientos para el bien tuyo y el de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Permaneciendo en Jesus - Juan 15:1-8

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Basado en Juan 15:1-8 (Versión Reina Valera 1960)

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Primero que nada, mi oración es que esto se tome de una manera constructiva; sin ideologías liberales, ni con una mentalidad religiosa, sino tal cual como esta escrito, como lo dijo el Señor. Porque el grave problema es que hoy en día, se ha distorsionado mucho lo que dice la Biblia para poder acomodar literalmente una falta de celo y responsabilidad, poniendo nuestra relación con Dios como algo dirigido por el libertinaje que por la verdadera libertad que enseña la Biblia. El punto es sencillo: para poder llegar a las promesas de Dios, hay que permanecer en el Señor, y hay que permanecer hasta el final de nuestros días, hasta nuestro ultimo aliento. Así que, las cosas no son tan sencillas como algunas doctrinas lo pintan.

Para empezar, cuando le entregamos nuestra vida al Señor (realmente), al arrepentirnos y convertirnos de todos nuestros pecados, y al aceptar a Jesús como el Señor nuestras vidas, el Señor explico eso como un nuevo nacimiento, o sea, es solo el comienzo. En ese momento decisivo es que entra el Señor en nuestras vidas. Ahora bien, muchos alegan de que si el Señor esta en ti, ya no tienes nada de que preocuparte, y que hagas lo que hagas, vas a llegar a la meta, y aquí es que está el problema. De cierta manera, sí es verdad, pero también, nunca se puede descontar lo siguiente: que nunca se termina el libre albedrio, Dios no va a forzar a nadie, como también, que cuando se le encomienda un gran tesoro a alguien, viene también con una gran responsabilidad. Si se le enseña a una persona de que no tiene nada de qué preocuparse, entonces se está fomentando un sentimiento de irresponsabilidad, de liviandad, de falta de temor, y de libertinaje (no libertad). En fin, no se le dá la seriedad que merece la cruz de Cristo. En rendidas cuentas, se trata la relación con el Altísimo como se trata el matrimonio de hoy en día.

Para explicar el paralelo (porque el Señor compara nuestra relación con El, cómo la del matrimonio, la relación más alta e íntima que un hombre y una mujer pueden tener), hoy en día no se le da ni la más mínima importancia al matrimonio. Se empieza con ideas muy irresponsables y liberales, y se lleva de una manera muy liberal, pensando que en eso es lo que consiste el amor, y eso no es así. Por eso que tenemos los fracasos que tenemos al momento, aún dentro de los llamados hijos de Dios. El amor carga un gran nivel de responsabilidad. Así que, no necesariamente se trata de sentir maripositas en el estómago, ni de que lo único que importa es la relación física (para no entrar en términos gráficos), ni aun menos, de como puedo sacarle lo que yo quiero a la otra persona, o como puede servir la otra persona. Este no fue el matrimonio que creo el Señor, bajo ningún punto. Pero desgraciadamente, estas son las cosas que suceden a diario, y con muchas personas, y para aún mas desgracia, los llamados hijos o pueblo de Dios son los ofensores mas grandes. Y por la única razón por lo cual el porcentaje de divorcio ha disminuido un poco (pero todavía sosteniéndose en el 50% en los Estados Unidos) es porque muchos viven juntos, en vez de casarse, y esto también es pecado. El fracaso en el matrimonio sucede sencillamente porque una de las dos personas (o las dos) no entendieron bien de lo que se trata el asunto cuando se unieron, y también, porque uno o ninguno de los dos entienden de lo que se trata de mantener un matrimonio trabajando. Y esto es lo que también sucede con muchas personas, al igual con la manera que entran a tener una relación con el Señor, y también, de la manera que tratan de mantener una relación con Dios (si es que tratan de mantenerla). ¿Estamos entendiendo el problema?

El pasaje de hoy es muy claro y directo: hay que permanecer en el Señor. Si se piensa en la seriedad del asunto, entonces se le dará la importancia apropiada al comenzarla. El Señor no le dijo a sus discípulos: Síganme para que yo les cumpla todos sus deseos, y para que vivan la buena vida, haciendo lo que se les parezca. Esto fue lo que dijo el Señor: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 16:24-25. Una persona tiene que entender, que para comenzar, le esta entregando su vida al Señor. Esto quiere decir que le pertenece, que ya no es la persona que esta al mando, y que lo ha hecho voluntariamente. La palabra “Señor” significa algo. Si se toma al Señor como Salvador nada más, entonces solo se está buscando el beneficio de la salvación, y no se esta buscando el poder pertenecerle al Señor, y aún menos, de obedecerle. Entonces, si es así, ¿hay realmente una relación? ¿Dios realmente esta ahí?

Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Esto es una carrera, y la carrera más difícil que un ser humano puede correr, porque tiene que ver con la pelea mas grande que existe, la pelea con uno mismo. El diablo no es el enemigo mas grande que tenemos. Nuestro peor enemigo esta dentro de nosotros mismos, el pecado que mora en nuestros miembros, y a eso es que el diablo trata de apelar. Ese es el punto débil. Por eso es que el Señor nunca peco, a pesar del asedio continuo de Satanás (porque lo trato de tentar aún estando en la cruz, cuando le dijo: …Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.).

En fin, esto es lo que tenemos que tener en nuestro corazón y en nuestra mente, al seguir permaneciendo en el Señor: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Así que, ¿estás permaneciendo en Jesús, amándole y produciéndo el fruto que Dios desea de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo Que Sucede Cuando Guardamos Su Palabra - Juan 14:15-31

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Basado en Juan 14:15-31 (Versión Reina Valera 1960)

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.

Dentro de las distintas creencias y denominaciones cristianas, siempre ha habido el conflicto entre convertir las cosas del Señor en una religión, en una serie de instrucciones con ritos y prácticas; o en algo liberal, yendo por lo que les parece a las personas (y hoy se hace esto mas que nunca). Si realmente entendemos lo que dicen las Escrituras, no se trata ni de un extremo, ni del otro. Es más, se trata de algo distinto, pero con un foco primordial, y con un fin muy distinto y definitivo a lo que se puede pensar universalmente.

Para poder simplificar las cosas, hay que ir a lo que nos enseñó el Señor, porque, en fin, y como está escrito: …Yo [Jesús] soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Y como tal, el Señor dijo esto: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Entonces, de un libro entero (la Santa Biblia), El nos dio el norte, o adonde todo debe comenzar. Así que, como decía al comienzo, la respuesta es algo muy enfocado y muy exacto.

Ahora bien, ¿Por qué se nos dan como mandamientos estas cosas? Y la respuesta a esto, es que cuando algo no se entiende claramente (intelectualmente hablando), todo comienza por “hacer” las cosas, solo por obediencia. Por ejemplo, eso es lo que sucede con un niño, por eso que el Señor dijo que teníamos que ser como niños. Un niño no entiende la razón por lo cual sus padres le dicen que hacer y que no hacer, solo se le enseñan a que obedezca. A un niño se le dice que tiene que comerse toda la comida y que tiene que tomar agua, y el sencillamente tiene que obedecer para poder vivir. Un niño no entiende lo que es una comida balanceada, como cocinar, ni nada de lo que tiene que ver con lo que se le pone en la boca, solo tiene que hacer lo que se le dice. Entonces, el asunto por lo cual son mandamientos es para ayudarnos a entender que son cosas vitales (porque un mandamiento se obedece), mientras se va descubriendo la razón de ellos.

Entonces, con relación al primer y segundo mandamiento, se nos da un orden de prioridad, un comienzo, para poder empezar a hacer aquellas cosas que no son solamente buenas, sino más bien, la razón por lo cual se deben hacer las cosas. La intención del corazón es lo más importante para Dios, porque va más allá de hacer el bien. Pero también, nos muestra algo primordial con las palabras que escoge para enseñarnos. El usa la palabra “amor”, que hay que amar al Señor nuestro Dios, y que hay que amar a nuestro prójimo. Desde el momento que se utiliza la palabra “amor”, se introduce un elemento único y definitivo. Hay que entender lo que es el amor para poder llevar acabo el amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Y este es uno de los problemas mas grandes que tiene la humanidad, el poder entender que es lo que significa amar (sencillamente, el buscar y seguir a alguien desinteresadamente, queriendo el bien para la persona). Entonces, siempre se busca de Dios por alguna necesidad personal, pero al encontrarse con Dios, el solucionar la necesidad se debe tornar en un afecto desinteresado, al comenzar a entender quien realmente es Dios, y todo lo que El ha hecho por nosotros. Ahí es que debe comenzar a nacer el amor a Dios. Y a raíz de comenzar a amar a Dios entonces que se sigue al segundo mandamiento, o el segundo paso, a aprender amar al prójimo. El amor a Dios es lo que debe fundamentar el amor al prójimo, porque deseas comenzar a complacer a Dios (y aquí es donde entra lo que significa guardar la Palabra del Señor).

Cuando uno comienza a amar a alguien, trata de conocerlo íntimamente, trata de aprender sus gustos, saber sus orígenes, desea saber todo lo más posible de esa persona. Es lo mismo con el Señor. Cuando nace el amor por el Señor, se comienzan a escudriñar las Escrituras, a buscar lo que El desea, a tratar de conocerle más. En fin, se trata de guardar lo que El manda en Su Palabra, sea que se entienda la razón o no. Y cuando esto sucede es que todas las maravillas de Dios se realizan en esa persona, comenzando con el Consolador, el Espíritu Santo. Entonces se comienza a entender como amar al prójimo, porque se busca solo el bien de la otra persona, no porque busca sacar algo de ellos. Ahí es que viene la aplicación de la Palabra de Dios. Y todo esto va en contra del mundo y de sus enseñanzas, porque escrito esta: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2:15-16.

Así que, ¿haz realmente entendido lo que significa guardar los mandamientos de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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