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Creyéndonos algo que no somos - Ezequiel 28:1-19

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Basado en Ezequiel 28:1-19 (Versión Reina Valera 1960)

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios; he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto. Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros. Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor. Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

En el pasaje de hoy, vemos no solo el lidiar que Dios tuvo con una persona, con el príncipe de Tiro, pero también vemos la revelación de lo que sucedió con Satanás. El Señor relata este evento a través de una persona para que nosotros podamos entender lo que paso con el enemigo, lo que paso en el pasado con una persona que tomo similares atributos, y lo que sucederá con todos aquellos que sigan el mismo camino. Para poder entender bien el asunto, la Palabra nos habla de una manera multifacética para ayudarnos a entender de que no tenemos escapatoria si decidimos pecar de tal manera delante de Dios, porque de la misma manera que cayo Satanás, es la misma manera que todo ser que siga sus pasos va a caer, sea quien sea, tenga lo que tenga, haga lo que haga, nadie se escapará de la justicia de Dios que viene inevitablemente sobre todo ser, más tarde o más temprano.

La Palabra nos abre otra ventana que nos revela aún más lo que estaba en el corazón de Satanás, antes que se convirtiere en el Satanás que conocemos hoy. Esto nos cuenta: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Isaías 14:12-15.

Esto es lo que tenemos que entender: el enemigo es un ser que fue creado, hecho por Dios. Así que, comenzando por ahí, ya tiene sus limitaciones porque sencillamente no es Dios. Dios es Dios, y el Dios que nos explica la Biblia es una Deidad que está compuesta por Tres Personas, como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Dios no fue creado, sino más bien, siempre ha sido. Esto es algo que se tiene que aceptar nada más, porque si no se acepta esta realidad, ahí mismo es que comienza el camino hacia la perdición. Como está escrito: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Deuteronomio 6:4. Este es el comienzo de todo. Hay un solo Dios y no hay nadie como El, o más bien, como Ellos. Sencillamente no es necesario entender algo para que sea verdad. Hay cosas que sencillamente son, y hay que aceptarlas, y esta es la principal, el todo de la vida, el todo del hombre. Sino se acepta esta realidad, no hay salvación, no hay vida eterna, solo se puede esperar el castigo eterno, lo quiera creer una persona o no. Satanás no lo creyó, y ahí pueden ver cómo le fue.

¿Cuál fue y es el problema de Satanás? El cayo en la necedad más grande que cualquiera puede creer, en creer que él podía ser Dios, cayó en la necedad de la altivez. El escogió envanecerse con los atributos que el propio Señor le dió. En vez de solo reconocer la realidad de que Dios es Dios, y que todo lo que él tenía fue dado por Dios, y que solo le debía servicio y sujeción al Dios que lo creo y lo hizo grande, se enalteció en su necedad, y creyó algo que sencillamente nunca puede ser. La Palabra nos enseña lo siguiente: Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. Proverbios 6:16-19. Lo que encabeza la lista son los ojos altivos. Cuando hay ojos altivos, entonces todo está mal dentro de una persona, sin excepción, porque la Palabra también nos enseña esto: La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Mateo 6:22-23.

Entonces, ¿puede haber altivez en nosotros? Si deseamos la bendición y la salvación de Dios, de ninguna manera. ¿Cómo es que se demuestra la altivez? No reconociendo a Dios como lo que es, no obedeciéndole, buscando nuestra propia voluntad y deleites y vanidades en vez de buscar y hacer la voluntad de Dios. Finalmente, cuando no hay ni fe, ni entrega, ni sujeción a Dios, es una persona que se cree igual a Dios, creyendo que Dios no le puede hacer nada, o que Dios cumplirá la voluntad de ellos, o que sencillamente Dios no existe. Así de duro es el corazón que tiene altivez, y así mismo es que llegara la realidad del castigo eterno, lo quieran creer o no. Dios es Dios y hay que tratarle como tal. Así que, ¿te crees algo que sencillamente no eres? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Valorando el amor de Dios - Malaquías 1

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Basado en Malaquías 1 (Versión Reina Valera 1960)

Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Jehová está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido más allá de los límites de Israel. El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.

A muchos no creo que les va a gustar lo que se dirá hoy, pero mi esperanza, o más bien, el deseo de Dios es que se entienda, pero ni por el bien de Dios (porque si decidimos seguirle o no, eso no hace a Dios ni más, ni menos Dios), sino más bien, por el bien de cada uno de nosotros. En fin, siempre van a haber algunos que desearán entender, y otros, se diga lo que se diga, no querrán aceptar la verdad, como está escrito: Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Daniel 12:10. Cada uno de nosotros escogeremos cómo reaccionar a la Palabra de Dios.

Para comenzar, creo que todos podemos estar de acuerdo en que este mundo no es perfecto. Muchas veces, especialmente nosotros los que decimos ser creyentes y seguidores del Señor, pensamos que les va mejor a aquellos que hacen lo malo. Y si, es posible que parezca así al momento. Y muchas veces, hacer el bien se siente más bien como una carga. Y si somos sinceros, creo que todos hemos sentido esto en algún momento u otro, ¿verdad? El asunto es que este mundo tiene severos problemas, no porque Dios lo quiso así, sino porque el pecado lo ha corrompido; y si somos más exactos: el pecado que entro desde el comienzo, el pecado de los que nos precedieron, el pecado de los que nos rodea, y también, nuestro propio pecado personal. Este asunto del pecado es un trabajo en equipo, y cada uno de nosotros tenemos nuestra parte. Esto es parte de lo difícil de aceptar como verdad, porque siempre deseamos pensar que alguien más rompió todo esto, y que nosotros somos víctimas. Y este es el primer problema en el asunto, de no hacer las cosas que complacen al Señor, no porque le hacemos un bien a El, sino más bien, para hacernos el bien a nosotros mismos y a los demás. Ese es el asunto del pecado. El pecado no daña a Dios. El pecado nos daña a nosotros. Esta ley universal siempre aplica: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a. Así que, ¿quieres conocer a tu verdadero enemigo? Es el pecado. Y este enemigo está muy cerca, dentro de tu propio ser, y aunque hallas venido al Señor, todavía mora en tus miembros, y te tratara de hacer caer hasta el día que este cuerpo sea transformado delante del Señor. Dios no es tu enemigo, así que, no lo trates como tal.

Ahora bien, ¿mejorarán las cosas en este mundo? Y esta es la otra cosa que es difícil de aceptar. Esto de aquí no se pondrá mejor, sino peor. Quisiera tener mejores noticias por ese lado, pero eso es lo que enseña la Palabra. El propio Señor nos dijo esto: He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:32-33. Se nos advirtió, que tendríamos aflicción, pero también se nos dijo, que tendríamos paz en medio de la aflicción, y también, porque hay mejores cosas preparadas para aquellos que aman al Señor y esperan Su venida, porque El ha vencido al mundo. Y en esto es en lo que nos debemos enfocar. Mientras tanto, tenemos que aceptar lo de aquí, y saber lidiar con este asunto, porque también está escrito: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Eclesiastés 3:1-8. Entonces, mi consejo seria que busques vivir el propósito de Dios dentro del tiempo que te toque, y que no busques evitar la realidad de este mundo, tratando de meter tu cabeza en la arena como la avestruz, por decir, y por supuesto, aferrándote a las cosas que te ofrece el mundo para evitar la realidad como las pastillas, el alcohol, y tantas otras cosas más; las distracciones de Satanás. Porque a pesar de lo difícil de este mundo, Dios es tan poderoso que puede y quiere sacar el bien de lo malo, el triunfo en la derrota, vida de la muerte, libertad de lo preso, y paz en medio de la aflicción, porque también está escrito: Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? Marcos 8:36.

Así que, puede que las cosas aquí no estén bien, a pesar de que hagas el bien (aunque, si somos sinceros, nosotros muchas veces nos hemos ocasionado nuestros propios problemas). Pero, siempre recuerda el porvenir. No te enfoques en lo de aquí y ahora, y cumple con el Señor para que puedas hacerte el bien a ti mismo y a los demás mientras estas aquí, porque las recompensas del Señor son para aquellos que vencen al mundo con Cristo en esta vida, al valorar el gran amor de Dios. Entonces, ¿valorás el amor de Dios, que El te ha dado una salida hacia cosas increíbles y eternas a través del sacrificio de Su Hijo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Recordando a Jesus ayuda a vencer la tentación - Lucas 22:14-23

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Basado en Lucas 22:14-23 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.

La memoria es una habilidad de mucho valor, y es esencial para todo en la vida. Hay memoria voluntaria e involuntaria, lo cual tiene que ver con cosas que se hacen por acondicionamiento o por naturaleza. Por ejemplo, ¿sabrían el problema que sería si nuestra mente se le olvidara mandar señales al cuerpo para poder respirar, o para que el corazón deje de palpitar? ¿No sería un grave problema si a la mente se le olvidara saber interpretar las señales que recibe a cada instante de nuestros sentidos, que en un momento estaríamos viendo algo, pero en otro momento, no pudiéramos? O ¿qué no pudiéramos escuchar, sentir, oler, o tomarle el sabor a algo? Y relacionado con todo eso, ¿Qué sería de nosotros si nuestro cuerpo se le olvidara hacer tantas otras cosas que involuntariamente suceden: como nuestra digestión, la reparación de células, etc., etc.? Nada de lo mencionado se hace con la memoria voluntaria. No hay ningún momento en que uno diga: tengo que recordar respirar hoy, ¿verdad?

Ahora bien, veamos el lado de Dios, y la gran e inmedible dimensión de la memoria del Altísimo. ¿Qué sucedería si Dios se olvidara de hacer todo lo que El hace, tantas innumerables cosas que suceden involuntariamente, por decir, porque sencillamente suceden porque son parte de Su ser, muy parecido a lo que sucede con nuestras propias cosas involuntarias? Y en esto también tenemos que entender que Dios está detrás de toda esa memoria involuntaria humana del cual hablábamos antes. Porque si vivimos y hacemos todas esas cosas involuntarias, es porque solamente Dios lo permite. Absolutamente todo en el universo subsiste y es porque la persona de Dios está envuelta, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Aquí no solamente debiéramos entender la grandeza de Dios, sino también, Su inmensa bondad. Y al entender aún más claramente las cosas, las dimensiones de todo con lo que Dios está envuelto en comparación a nosotros mismos, seres que somos mucho más pequeños e insignificantes, debiéramos poder ver aún mejor lo inmenso de Su amor, como está escrito: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Bendito sea el Señor por Su memoria.

Ahora, vengamos a nuestro nivel de nuevo, a la memoria voluntaria humana. Nosotros, en general, se nos ha permitido tener algún tipo de función de memoria voluntaria, y la usamos para muchas distintas cosas. Si están leyendo este mismo mensaje, están usando la memoria de distintas maneras. Están usando la memoria para poder recordar lo que cada palabra significa, porque así es que sucede el poder comprender, al leer e interpretar todas las palabras que están escritas. Aún más, para poder leer esto, todos Uds. tienen que recordar cómo funciona una computadora o un teléfono inteligente (porque esto se ve a través de esos dos medios). Recuerdan como prender una computadora o teléfono para poder llegar a esto. Recuerdan como poder operar el software o la aplicación para poder leerlo. Toda esta sencilla operación (sencilla para algunos de nosotros) necesita el uso de la memoria. En rendidas cuentas, la memoria se usa para todo tipo de cosas.

Entonces, esto nos lleva a nuestro punto principal: ¿Para qué decidimos usar nuestra memoria voluntaria? A diario, y a cada momento, necesitamos usar la memoria para distintas cosas, para las obligaciones (como el trabajo o la escuela), para cosas relacionadas con seres queridos, y también, para cosas que no son tan necesarias, sino gustos, entretenciones, pasatiempos, etc. El punto es que nosotros decidimos usar la memoria para muchas cosas, y la vida es así. Pero ¿decidimos usar la memoria para recordar algo tan importante como el Señor, y lo que El hizo por nosotros? A muchos les falla la memoria en ese sentido. Muchos en algún momento determinado puede que recuerden muy superficialmente lo que hizo, y no es algo que esta tan presente. Es más, tratan a Dios como decir: Sé que antes diste la vida por mí, pero ¿Qué has hecho por mi últimamente? Y eso es un fallo de memoria voluntario muy grande, especialmente para aquel que se dice ser un creyente o seguidor de Cristo. Muchos dirán que ni se imaginarían decir algo así, pero eso es lo que están demostrando con sus hechos, y más bien, lo demuestran con un olvido muy grande, olvidando que Dios es Dios, que Dios murió por ellos, y de todo lo que realmente dependen de Dios, a cada momento, a cada instante; de que si respiran es porque Dios lo permite, de que si salió el sol, es porque Dios lo permitió, y así sucesivamente. A muchos le falla la memoria de una manera increíble tanto en lo que le deben a Dios, y en todo lo que dependen de Dios, sin saberlo. ¿Qué sucedería si a Dios le fallará la memoria como a nosotros nos falla muy frecuentemente? No quisiera ni pensarlo, pero cambiaria la existencia de todo ser humano en un instante.

Este es el consejo que el Señor mismo nos dejó como recuerdo, como símbolo para recordar lo que El hizo por nosotros. Deberíamos recordar a cada momento (lo cual no constaría de estar comiendo pan y tomando jugo de uva continuamente), lo que El hizo por nosotros, y especialmente, durante nuestros momentos más débiles, porque somos seres muy susceptibles y débiles, igual a los Apóstoles. Ellos, aunque imperfectamente, amaban al Señor. Así que, no comenzaron a discutir entre si quien era él que le iba a entregar porque no lo estimaban, sino porque sí entendían que eran personas falibles, y que, de alguna manera u otra, lo que había dicho se iba a cumplir, y que cualquiera de ellos, a pesar de sus mejores intenciones, podían caer. Entonces, ya que nosotros somos iguales a ellos (seres humanos imperfectos y pecadores, con una pésima memoria), debemos siempre tratar de recordar lo que Señor hizo por nosotros, lo cual es lo que demuestra más Su amor por nosotros: Su sacrificio de amor. Así que, ¿recuerdas constantemente el sacrificio del Señor para evitar caer en la tentación del desvío y de ceder al pecado que nos trata de asediar y dominar a cada momento? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El ejemplo de amor del YO SOY - Juan 18:1-14

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Basado en Juan 18:1-14 (Versión Reina Valera 1960

Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.

Hay muchas personas, e inclusive muchos que dicen creer en Dios, que toman a la persona de Jesucristo como alguien débil, secundaria, y sin poder, en el sentido de fuerza o fortaleza. Hay muchos que se han quedado solo con la imagen en sus mentes que han visto en tantas pinturas, esculturas, fotos, o hasta películas, como el Jesús en la cruz. Pero, el asunto es que Jesús era (y es) mucho más que eso, y que, en el asunto de importancia, la Santa Trinidad no tiene variaciones ni grados de poder, sino solamente distintas funciones. En otras palabras, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son igual de importantes e igual en potencia, solo que hacen distintas cosas. Y que también, los Tres son Uno en todos los sentidos. Como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Para poder entender esto, es necesario entrar un poco más en el detalle de quién era (y es) Jesús y como se ve en este pasaje, porque este es el lugar donde mas muestra Su grandeza tanto como el Dios que es, y también, la increíble fortaleza que tuvo para cumplir lo que tenia que cumplirse. Y claro, al poder entender un poco mejor este pasaje, se va a poder entender un poco mejor (porque nuestra mente muy finita solo puede comprender hasta cierto punto) las dimensiones del amor del Señor.      

Para poder entender las cosas mucho mas claramente, tenemos que enfocarnos en el detalle del verso 5 y 6, cuando el Señor dijo: Yo soy. Juan es el único que cuenta este gran detalle, y claro, porque Juan fue siempre el que estuvo más cerca de El. Y este es un detalle demasiado grande. En este solitario momento es que el Señor da un pequeño vislumbre de Su poder, en el sentido de fuerza sobrenatural. Cuando dijo: Yo soy, no fue solo un sencillo decir: aquí estoy o algo así. Menciono Su persona como era conocido en tiempos pasados, como se presentó a Moisés, y como está escrito: Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. Éxodo 3:13:15.

Entonces, nos debiéramos dar cuenta de que este Jesús también era el YO SOY, Jehová de los Ejércitos, y lo podemos ver por lo que sucedió al decir Su nombre, cuando todos los que le buscaron retrocedieron y cayeron a tierra. Este hecho se relató muy rápidamente, pero aquí paso un tiempo, porque en lo mas mínimo, al caer a tierra, y a volverse a parar pudiera haber pasado un lapso de tiempo. Y también, aquí es donde se ve el poder más grande del Señor, y bendito sea por lo siglos de los siglos por lo que decidió hacer. En este momento, El fácilmente pudiera haber seguido su camino mientras estaban en tierra. El pudiera haber dicho: Hasta aquí llegó el asunto. El pudiera haber cambiado lo escrito porque también tienen que recordar Quién es; el Verbo, la Palabra, como está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Este Jesús es el único en la existencia del universo que sí, puede cambiar el curso de todas las cosas, tiene el poder que tanto anhela Satanás, pero el cual nunca podrá tener porque ese poder es parte de la Persona del Señor. El Señor no necesitaba de ángeles, ni menos, las peripecias de Pedro para poder ser liberado. El Señor solo tenía que decir lo que quisiera que sucediera, y todo en un instante hubiera cambiado. ¡Eso es poder! Pero, en vez de hacer eso, siguió adelante con lo que estaba escrito, y demostró una fortaleza aún más grande, aún estando en Su forma humana, y eso fue: entregarse por Su propia voluntad al horror que le iba a suceder, sabiendo lo que iba a suceder.

Es realmente muy difícil entender como El, siendo lo que era y es, pudo haber tenido tal dominio propio, tal fortaleza, tal amor, de haber cumplido lo que cumplió por nosotros, por los que éramos sus enemigos, por las mismas personas que lo persiguieron y le trataron como le trataron. Porque si seguimos lo escrito después, los mismos soldados que le crucificaron fueron los mismos que llegaron a creer en El, después de haber muerto. Los límites del amor y la misericordia del Señor son realmente incomprensibles. Como también está escrito: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Este es el pensamiento que me perseguirá todos los días de mi vida, y la razón por lo cual le sigo y busco serle fiel: Dios murió por mí, y lo hizo sin tener ningún tipo de obligación. He podido estudiar otras religiones y creencias, y haber estado en distintas partes del mundo, pero nada de eso tiene el fundamento que tiene de lo cual yo predico, de que Jesús (Dios) murió y resucito para que yo, y todo aquel que decida creer en El y seguirle, pueda tener vida eterna. Con todo respeto, ni Mohamed, ni Buda, ni nadie más ha hecho lo que hizo el Señor mientras estaba en la tierra, y ni aun menos, morir por nosotros. Y claro, porque El es Dios, Su tumba esta vacía, y ahora esta sentado a la Diestra del Padre, como el Rey de reyes y Señor de señores, como lo que siempre fue, es, y será por los siglos de los siglos, amén.

Entonces, ¿entiendes Quién es Jesús y lo que El ha hecho por ti, el ejemplo de Su gran amor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La evidencia de una verdadera conversión - 1 Tesalonicenses 1

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Basado en 1 Tesalonicenses 1 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

En el pasaje de hoy, vemos lo que sucede cuando una persona realmente se ha convertido al Señor, vemos un cambio de vida que es totalmente visible a todos los que lo rodean. No hay mucho que discernir o meditar cuando alguien realmente a nacido de nuevo en Cristo. Vemos en estos tesalonicenses que no tienen que explicar o decir lo que sucedió en sus vidas, sino mas bien, vemos a un Pablo, a un Silvano, a un Timoteo, a personas en Macedonia y Acaya contar del cambio en sus vidas, y lo que están haciendo a raíz de ese cambio; hay evidencias irrefutables. En fin, los frutos del Espíritu eran mas que visibles en sus vidas, y todo lo que hacían (sus acciones) anunciaban que el Dios Vivo y Verdadero moraba en sus vidas. ¿Cómo pasa esto?

Para comenzar, se tiene que entender que cuando una persona a nacido verdaderamente en Cristo, hay evidencias tangibles de tal experiencia, cosas que se ven, y no son cosas por decir, religiosas. No se trata necesariamente de ir a la iglesia continuamente, o de darle dinero a la iglesia, o de tratar de ser una buena persona (y esa opinión varía entre persona y persona, dependiendo de lo que le conviene), de memorizarse la Biblia, o de seguir las cosas de Dios como si fuera una lista de reglas que hay que cumplir, o ni siquiera de convertirse en una persona moral, por decir. Hay un cambio de vida y hechos irrefutables que proclaman lo que ha sucedido en una persona, lo que esa persona ha decido ser con todo su corazón en un momento dado. ¿Qué es lo que un nacido de nuevo ha decido ser? Una persona que ha venido a Cristo realmente ha decido lo siguiente: primero, arrepentirse y convertirse completamente de todos sus pecados, como una de las condiciones que tienen que ser cumplidas para que éntre el Señor en una vida; y segundo, efectivamente hacer a Jesús el Señor de su vida, no de palabra nada más, sino con todo el corazón. Cuando se cumplen con estas dos condiciones, sucede un milagro, entra por fe el Dios y Señor del Universo al corazón, al centro de una persona. Por eso que esa experiencia de nacer de nuevo, de entregarle nuestra vida a Cristo es un evento que transforma nuestra vida, no porque uno lo fuerce, sino por el hecho de que Dios entró. Es algo que, si realmente sucede, no es posible que pase por desapercibido. Momentos cruciales como estos fueron lo que cambiaron a tantos antes, teniendo un encuentro personal con Dios. Eso es lo sucede cuando uno realmente se convierte. Eso fue lo que paso con Abraham, con Isaac, con Jacob, con Moisés, con David, con los profetas, con los apóstoles, y también, con estos tesalonicenses. Eso fue lo que paso en mi vida, lo cual hasta el día de hoy está vigente más que nunca, de que Dios es real, y que hay que seguirle y servirle porque sé, que un día lo veré con mis propios ojos por una eternidad, cuando todo este mundo pase. Sé, que por la gracia del Señor, si le sigo y permanezco en El, llegaré a lo que Dios tiene para aquellos que le aman.   

Esto es lo que dice la Biblia: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17. Lo que significa este pasaje es que cuando una persona ha entregado su vida al Señor, si esta en Cristo, lo que no solamente consta de creer en El nada más, sino permaneciendo en El, obedeciéndole, es hecha una nueva criatura, con un nuevo comienzo. Hay una línea muy clara trazada entre lo que era, y lo que ahora es por la gracia de Dios, y toda su vida pasada ha quedado atrás, no porque se lave el cerebro, por decir, sino porque ha dejado de ser esa persona que era antes, ha dejado de hacer lo que hacia antes, se ha convertido de sus malos caminos. Por eso que son una nueva criatura. Y no tiene que ponerse un letrero encima para decir que ha sido transformado, sino que se verá. Esto es lo que dice la Palabra también: Pero lejos esté de mí gloriarme [hablando Pablo], sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios. Gálatas 6:14-16.

Pero ¿qué sucede cuando una persona no puede romper con su pasado, cuando no puede dejar de ser dominado por el pecado, sino que sigue recayendo vez tras vez? Esto es lo que también está escrito: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 1 Corintios 6:9-13. Entonces, si una persona esta mas bien luchando con el pecado en su vida, o pensando en cumplir su propia voluntad, en vez de estar más bien enfocado en servir al Señor, quiere decir que en lo más mínimo hay un problema severo. No seremos perfectos, pero nunca podemos dejar ser dominados ni por el pecado, ni por nuestra voluntad, porque desde el momento que estamos mas bien buscando cumplir nuestra voluntad, no estamos dejando al Señor ser efectivamente el Señor de nuestras vidas. Podemos decir todo lo que queramos, si el Señor esta guiando nuestra vida, se verá, nuestros hechos proclamarán que el Todopoderoso realmente vive en nuestra vida. En fin, nuestro cuerpo estará a la disposición del Señor. Es así de sencillo.  

Entonces, ¿Se pueden ver evidencias irrefutables en tu vida, que te has convertido realmente al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Pacientemente trabajando, mirando hacia adelante - Santiago 5:7-10

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Basado en Santiago 5:7-10 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

Este no es un mensaje fácil de aceptar, pero es necesario, para proseguir adelante hacia la meta. Si solo miráramos a nuestro alrededor, entenderiamos que estamos cada vez mas cerca de la venida del Señor. Vivimos durante un tiempo donde muchas de las profecías escritas ya se han cumplido. Todo apunta a que Su venida puede ser en cualquier momento, y si no estamos despiertos y atentos a los tiempos que estamos viviendo, nos va a encontrar muy desprevenidos, tal como nuestro enemigo lo desea. Esto es lo que dicen las Escrituras: Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:1-14. El momento preciso de la caída de cualquier persona es cuando esta confiado o distraído, y el diablo ha puesto falsas confianzas y mensajes de paz y de prosperidad, y también muchas distracciones dentro de nuestras propias iglesias. ¿Qué estamos haciendo para estar listos?

Una de las falsas enseñanza que es muy común dentro de la iglesia es que, cuando ya hemos llegado a Cristo, ya todo esta hecho, y que no hay nada de qué preocuparnos. De cierto punto de vista es verdad, pero también hay que ver el lado practico que nos enseñan las Escrituras. Si, es verdad que Cristo lo hizo todo posible, y que El ha vencido la muerte. Pero ahora, nos toca a cada uno de nosotros cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Tenemos que llevar a cabo la voluntad de Dios, no dormirnos espiritualmente, por decir, o esperar sentados a que venga el Señor. Esa no es la voluntad de Dios, sino mas bien, es el deseo de Satanás. La voluntad del Señor se tiene que cumplir en nuestras vidas, y no nuestra voluntad. La verdadera fe en Cristo consiste en hacer buenas obras, en hacer lo que Dios manda, en cumplir la voluntad del Señor para nuestras vidas. Pero, si nos sumergimos en nuestros quehaceres, en nuestros problemas y preocupaciones, o en nuestros deseos y entretenciones, ¿Cómo entonces se cumplirá la voluntad de Dios en nuestra vida? ¿Comó seguirá esparciéndose el Evangelio de Cristo si no seguimos adelante? ¿Y cómo creerán las personas que tanto necesitan la salvación de Dios si no ven el mover de Cristo en nuestras vidas? ¿Se imaginan si Pedro, no hubiera dejado todo por el Señor; o si Mateo, no hubiera seguido al Señor cuando le llamó; o si Juan, hubiera ignorado las cosas que vió; o si Pablo se hubiera dedicado a recuperarse nada mas de su encuentro momentáneo con el Señor en el camino a Damasco? Ni tendríamos mucho de la Biblia que tenemos hoy en día y tantas otras cosas faltarían. La obra es del Señor, pero hubo personas que entendieron el propósito de Dios para sus vidas, y se dejaron llevar por la obra del Espíritu Santo. Cumplieron el propósito de Dios en el tiempo de vida que el Señor le dió para cumplirlo. El tiempo que el Señor nos dá aquí es la oportunidad que tenemos para cumplir Su voluntad.

Ahora bien, se habla mucho de fe como si fuere un tipo de positivismo, o un medio para cumplir deseos, pero eso no es lo que enseña la Biblia. Y el error y desvío principal es cuando se trata de usar la fe como algo que puede llevar a Dios a cumplir lo que queremos. Esto es lo que leemos acerca de la fe: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. La verdadera fe consiste en creer en el Señor, y hacer lo que nos manda, cueste lo que nos cuesta, con los ojos puestos en Jesús, sabiendo que lo que verdaderamente vale la pena es lo que nos espera después de esta vida, no aquí. Este mundo es solo una ilusión, un momento en el gran esquema de la eternidad, algo que hoy está y mañana dejará de ser. Y si nos concentramos solo en esto, entonces nuestra recompensa será solamente aqui, y no habrá nada para nosotros en la eternidad. Esa es la Verdad. Eso es lo que enseña la Palabra de Dios, y eso es lo que creyeron los gigantes de la fe de quienes leemos en la Palabra de Dios. Esto fue lo que dijo el Apóstol Pablo, poco antes de llegar a su fin aquí, o mas bien, antes del comienzo de su eternidad: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8.

Leímos de un labrador al comienzo, uno que espera el precioso fruto de la tierra. Pero, para que un labrador pueda recibir algo de la tierra, tiene que trabajar arduamente, bajo el calor del sol, rompiendo la tierra con un arado, sembrando la semilla. Si no trabaja, no hay nada que esperar. Así que, ¿estas trabajando pacientemente, a pesar de las circunstancias del aquí y ahora, aguardando la venida de nuestro Señor, para recibir lo que El tiene preparado para aquellos que aman Su venida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La verdadera fe trae verdadera libertad - Juan 8:21-36

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Basado en Juan 8:21-36 (Versión Reina Valera 1960)

Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir. Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho. Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Pero no entendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada. Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

La fe es una cosa que elude a demasiadas personas, o por lo menos, lo que consiste tener una fe verdadera, y eso acarrea muchos problemas para ellos tanto como aquí y ahora, y claro, afectando también la eternidad. En el pasaje de hoy vemos que el Señor le habla a este grupo de judíos del problema de fe que tienen, y que van a morir en sus pecados si no logran creer como corresponde. Ahora, muchos puede que digan: ¡claro que sí estos judíos se merecieron lo que se le estaba diciendo! Porque, ¿cómo no podían creer en el Señor al ver todo lo que El hizo? Y también hay personas que dirían: Si hubiera vivido en ese tiempo, yo no hubiera sido como esas malas personas. Veamos un poco más el asunto, si en realidad tenemos una fe verdadera que nos hace verdaderamente libres.

Veamos el primer asunto, tanto el panorama que ellos tenían y el que tenemos hoy acerca del Señor. Hubo evidencias irrefutables y sobreabundantes para llegar a creer que Jesús era (y es) el Mesías. Para comenzar, debieran haber visto el asunto de que decenas de profecías se cumplieron en la vida del Señor, y las probabilidades de que cosas así sucedieran en la vida de una persona es algo imposible, profecías que estaban escritas hace más de 700 años atrás. Todas las profecías señalaban a Su persona. Segundo, nadie en el pasado había tenido tales declaraciones tan obvias e increíbles como Dios mismo declarando audiblemente desde el cielo que este era Su Hijo amado, y esto sucedió dos veces, cuando fue bautizado y cuando se transfiguro (y hubo una tercera vez cuando El anuncio Su muerte), como está escrito: Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3:16-17. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Mateo 17:4-6. Tercero, todo lo que enseñaba era conforme a las Escrituras, aunque muchos no lo veían así. Nada de lo que enseñó iba en contra de lo primordial, y claro, dando toda gloria al Padre. Y cuarto, todos Sus hechos nunca antes habían sucedido y con tanta esplendes. La Biblia solamente expone solo algunos de sus milagros, como está escrito: Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. Juan 21:24-25. No obstante, y durante Su ministerio, antes que fuere crucificado, leemos que sano a incontables números de enfermos, echó fuera demonios, convirtió el agua en vino, multiplico panes y peces, camino sobre el agua, y claro, lo más asombrante, resucito muertos. Nadie en la historia (ni tampoco después) ha podido hacer lo que el Señor hizo. Así que, tenían mucho que considerar, tanto ellos, y ahora, nosotros.

Ahora bien, ¿Cuál era (y es) el problema? ¿Por qué no podían (o muchos todavía) no pueden ser verdaderamente libres? Y esto tiene una respuesta que tiene dos partes. El primero: es que muchos no entienden el asunto del pecado, y su condición con aquello. Aunque una persona este viva carnalmente, respirando, caminando, etc., su alma está muerta en sus pecados, si no ha venido a tener una real fe en Cristo, como corresponde. Si una persona muere en sus pecados, muere eternamente, y ahí es que se le hará palpable y real su verdadera condición. Y la segunda: que, si no hay una verdadera fe, nada de significado puede suceder, porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Así que, por mucho que ellos pensaban que eran hijos de Abraham, y que estaban vivos físicamente (igual como muchos piensan hoy en día), si no hay una fe verdadera en el Señor, están muertos por dentro, y morirán eternamente cuando partan de este mundo.

Entonces, ¿Qué es una verdadera fe, la cual nos da verdadera libertad de la muerte eterna? Y aquí es donde se revela el problema más grande que tenían antes estas personas, y el problema que muchos tienen hoy. Hay muchos que dicen creer, y haberse hasta supuestamente entregado al Señor, pero no obedecen al Señor. El permanecer en Su Palabra significa hacer lo que nos manda, hacer las buenas obras que suceden a raíz de la fe que profesamos tener. Como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. La fe se vive diariamente, siguiendo las órdenes del Señor que proclamamos tener en nuestras vidas. No se trata de mandarse solo, de hacer nuestra voluntad, y menos, pensar que Dios está ahí para servirnos a nosotros. Ese es el grave problema que la gran mayoría de los cristianos tienen, donde se ha infiltrado doctrinas de demonios y de apostasía en la Iglesia, y se predican mentiras y fabulas de los pulpitos, y claro, a través de todos los medios que existen hoy en día. Sé que suena duro, pero es la verdad. Cuando el Señor nos enseñó a orar, dijo: …Hágase Tu voluntad… Y lo que no se sujete a eso, entonces es solo un camino hacia la perdición, y eso es lo que desea Satanás, no Dios. Así que, ¿vives una verdadera fe que te hace verdaderamente libre ahora y por toda la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Por qué a veces suceden cosas difíciles? - Proverbios 29:1

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Basado en Proverbios 29:1 (Versión Reina Valera 1960)

El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.

Muchas han contemplado el asunto de que, si Dios castiga, o no castiga. Y con eso, muchos han desarrollado sus propias opiniones al respecto. Pero, para poder responder a este asunto aún más claramente, hay que hacer una pregunta mucho mas acertada, y es: ¿Por qué suceden cosas difíciles? Y como respuesta a esta pregunta, tenemos que acudir a la Biblia, para poder ver desde el punto de vista de Dios, el cual es El único que importa porque nuestras opiniones varían y no tienen ningún efecto ni en el presente, ni menos en el mundo venidero. Tenemos que guiarnos por algo estable y duradero, no por lo inestable y temporal, que hoy es, y mañana deja de ser. Y ya que nos referimos a Dios, y si creemos en Dios como el Todopoderoso Juez del universo, entonces tenemos que asumir que El está detrás de todo, tanto de lo bueno, como también El que permite el mal, o las cosas que vemos como difíciles. Si leemos las Escrituras, en todo sitio muestra que es El el que permite todo.

Ahora bien, si Dios está detrás de todo, y El es Justo, entonces, tenemos que buscar entender el “porqué”, por nuestro propio bien. Porque si también entendemos quien es el Dios de la Biblia, entenderemos que El es el Ser más Sabio y Supremo del universo. Todo tiene una respuesta cuando tiene que ver con un Ser como Dios. Así que, la respuesta tiene dos partes, porque, en general, se está tratando con dos tipos de personas: la persona que todavía no conoce al Señor personalmente, y la persona que le pertenece al Señor, porque ambas personas experimentan dificultades, y por razones relacionadas al pecado, de alguna manera, u otra.  

El primer tipo de persona tiene que ver con el inconverso. El Señor permite cosas difíciles en la vida del inconverso porque desgraciadamente, es el único recurso que le queda para que una persona vea que le necesita, ya que lo obvio no esta trabajando, como la magnificencia de la creación, el universo, las estrellas, los planetas, y hasta su propia persona, porque como esta escrito: Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Salmo 139-13-15. Así que también, como está escrito: Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. Oseas 5:15. Casi nadie se entrega al Señor por las buenas, ni siquiera sabiendo de Su sacrificio. Casi todos hemos llegado a El por algún tipo de dificultad o dolor. Entonces, la dificultad tiene un propósito muy bueno en el inconverso, y se trata de la salvación de su alma. Y si ceden a tiempo, encontraran la salvación eterna en Cristo Jesús. El Señor desea que todos nos salvemos.

El segundo tipo de persona tiene que ver con la que ya se ha entregado al Señor, o por lo menos, la que piensa que ya lo ha hecho. Y esta es la mas controversial porque muchos creyentes no desean aceptar esta verdad, que Dios si disciplina, castiga, y hasta juzga, lo cual determina la condición temporal de una persona, y la eterna. Veamos primero lo que Dios enseño en la ley de Moisés (lo cual si está en la Biblia) acerca de lo que se debía hacer con los hijos rebeldes, como está escrito: Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá. Deuteronomio 21:18-21. Así que, si no hubiera llegado la gracia de Dios a través de Jesucristo, habría muchos hijos muertos hoy en día, porque hay demasiado desorden.

Ahora bien, si somos creyentes, y hemos aceptado al Señor en nuestras vidas, hemos sido hechos hijos de Dios. Y El nos trata como tal. Y esto es lo que enseña Su Palabra: Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. 1 Corintios 11:31-32. Y también se nos enseña esto: Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Hebreos 12:5-9. Entonces, si Dios nos trata como hijos, El si va a permitir que nos pasen muchas cosas, sean por las consecuencias asociadas con nuestros hechos, o de otra manera, pero algo va a suceder, pero con el fin de corregir y establecer de nuevo a la persona en el camino correcto. El desea nuestro bien eterno.

Y necesitamos elaborar aún más, ¿Por qué es necesario que sea corregido un creyente de su mal camino? Y la respuesta es: porque si sigue practicando el pecado, nada bueno le espera, y puede sufrir consecuencias peores en la eternidad. Como está escrito: Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. Romanos 2:5-11. Y también está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. Así que, si un hijo de Dios persiste en vivir un estilo de vida de pecado, y endurece su cerviz irremediablemente, no heredara el reino de Dios.

Entonces, como fin, el Señor hace este llamado a los dos; tanto como al inconverso y al creyente: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Así que, no te endurezcas porque más tarde o más temprano, serás quebrantado irremediablemente. ¿No vale mejor la pena cambiar, antes que sea muy tarde? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo que Dios hizo a través de Jesucristo - Hebreos 9:16-10:10

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Basado en Hebreos 9:16-10:10 (Versión Reina Valera 1960)

Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

La gran mayoría de las veces es muy difícil mantener siempre algo en mente a cada momento, especialmente cuando no se ve, o no se palpa, por decir, el valor de lo que se ha hecho. Y esto sucede muy a menudo porque no somos seres espirituales, sino mas bien, solo sabemos estar enfocados en lo que podemos ver o sentir, en lo físico. Por nuestra naturaleza, nos guiamos más bien por los sentidos, y a través de eso es que le asignamos valor a las cosas. Y si lo vemos muy claramente (no con el propósito de ofender, sino más bien, para traer conciencia), la gran mayoría de las veces actuamos irracionalmente, como seres gobernados por nuestros instintos y no por la razón o el pensamiento. Esto es lo que sucede cuando nos dejamos ser gobernados por lo instintos carnales. Y no se preocupen, todos (incluyéndome a mi) tenemos estos momentos de olvido. Y por eso es que, tenemos que guiarnos por la Palabra de Dios, para no olvidar las cosas que realmente importan y tienen valor.  

Ahora bien, tal como lo hizo el Señor, trataremos de explicar el valor del concepto a través de algo terrenal para que podamos entender más las cosas espirituales. Hace algunos años, tuve un gran problema con mi casa. Yo vivo en Nueva Inglaterra, que esta localizado al noreste de Estados Unidos, donde los inviernos pueden ser fríos (claro, no tan fríos como los de nuestros amigos en Canadá que nos están siguiendo, pero, no obstante, pueden ser fríos). Y bueno, yo estaba de viaje cuando justamente hubo una semana que bajo mucho la temperatura, y se rompieron las tuberías de agua en dos distintos sitios dentro de la casa por el congelamiento. Fue un desastre. Se inundo toda la casa, y hubo daños a las paredes, al piso, a los muebles, ropa, etc. Se perdieron muchos recuerdos y cosas irremplazables. No obstante, y gracias a Dios, todos los años se pagaba un seguro, precisamente para estos casos, y el seguro de la casa respondió. Si no hubiera respondido el seguro positivamente, hubiera quedado con una propiedad totalmente dañada, con pérdidas personales considerables, y tener que seguir pagando una hipoteca por un lugar inhabitable. Este evento me hubiera llevado a la bancarrota. Dios proveyó para poder tener algo extremadamente útil en el momento preciso. Pero, antes que sucediera este incidente, era difícil ver el valor de algo que se pagaba año, tras año, hasta que algo catastrófico sucedió.

Algo parecido a esto es lo que sucede con la salvación que el Señor nos otorga, pero claro, es algo mucho más superior e incalculable. Al momento, puede que la salvación en Cristo no se sienta como algo palpable o visible, o como algo que no tuviera mucho valor en el aquí y el ahora. Pero, la incertidumbre de la vida nos enseña que en cualquier momento nuestro fin carnal puede llegar, y si nuestras vidas no le pertenecen al Señor, aúnque tengamos todo lo que deseemos aquí, nada de eso nos ayudará en la presencia del Altísimo. Ahí no habrá ninguna conversación, ni nada que le podamos ofrecer al Juez del universo para dejarnos entrar, ni aún menos, poder implantar tu voluntad. La única manera que uno puede llegar a la vida eterna, y pertenecerle a Dios es al nacer de nuevo en Cristo. Jesús es el único Camino al Padre.  

Ahora bien, podemos decir ahora muy fácilmente el camino a la salvación, pero solo es posible por lo que hizo el Señor, y por nada más. Bendito sea Dios Padre y el Señor Jesucristo por lo que hicieron por nosotros a través del poder del Espíritu Santo, porque sin el sacrificio y la resurrección del Señor, no tendríamos ni salvación ni esperanza, solo viviendo para el aquí y ahora, y nada más. Pero, tenemos esta esperanza, la gran oportunidad de la redención solo a través de todo lo que hizo Dios, y lo hizo sin ningún tipo de obligación, como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. Y este amor que Dios nos demostró nos debiera constreñir a servir al Señor, porque la injusticia mas grande que se le pudiera hacer a Dios es dar por asentada la salvación, y no corresponder al gran amor de Cristo en servicio. Y sabemos que esta injustica recibirá su recompensa indudablemente, como está escrito: Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. Colosenses 3:24-25. Y también como está escrito: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26.

Así que, nunca podemos olvidar la magnitud de lo que Dios hizo por nosotros, algo que nada ni nadie podía hacer por nosotros. La gracia de Dios es gratuita, pero debe producir acciones que demuestren que Dios habita en ti. Entonces, ¿hás entendido y agradecido lo que el Señor hizo por ti, y vives tu vida de tal manera que demuestras ese agradecimiento, sirviéndole a El y a tu prójimo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La sabiduría de Dios revelada a través del Cristo crucificado - 1 Corintios 2

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Basado en 1 Corintios 2 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Puede que hallan algunos que no entiendan lo que se compartirá hoy, pero mi oración, y aún más importante, el deseo de Dios es que todos lleguen a entender lo que realmente Dios ha hecho por la humanidad, como esta escrito: El cual [Dios] quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:4-5. Y también vemos el deseo de Dios a través del siguiente pasaje que prácticamente el mundo entero o ha leído o ha escuchado: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. Así que, Dios desea que todos entiendan, pero claro, todo depende de como se recibe, y lo que dicta eso, es lo realmente desea una persona, y lo que realmente valora. Y para eso, se necesita un cierto nivel de inteligencia, no la que proviene de alguna universidad o un curso especial, o algo así, sino más bien, la mínima inteligencia de entender la realidad que vivimos día a día, el poder ver más allá de las distracciones y las vanidades de este mundo que Satanás usa para desviar nuestra atención de la Verdad.

Comencemos por preguntar ¿Qué es la verdad? Y aquí es donde se necesitará algo de la inteligencia que hablamos previamente. Lo que es irrefutable es que vivimos en un mundo transitorio, comenzando por nuestras propias vidas. Nadie puede vivir para siempre físicamente. Esto debiera ser algo obvio, pero muchas veces lo obvio o lo sencillo elude hasta a las personas más intelectuales, porque todo depende de lo que hay en el corazón de la persona. Como dice el dicho: No hay peor ciego que el que no quiere ver. Entonces, si todo lo que vemos terminará, y nuestro fin vendrá mas tarde o más temprano, debiéramos preguntarnos en lo más mínimo, ¿Qué viene después?

Lo segundo que veremos de lo que es verdad, es que no solamente sabemos (o debiéramos saber) que todo en este mundo es transitorio, sino que también, que todo es inestable e impredecible en este mundo. O sea, no solo que todos partiremos de este mundo, sino también, que cualquier cosa le puede pasar a cualquier persona en cualquier momento, sin excepciones. El pobre, el de media clase, el rico, el poderoso, el famoso, todos mueren. Y todos tenemos en común de que no sabemos ni cuando, ni cómo será nuestro fin, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Si solo ven las noticias o leen algo de historia, o solo que miren a su alrededor, se darán cuenta que nadie ha podido controlar ese aspecto de la realidad. Porque erróneamente, los seres mas insensatos y necios piensan que tienen todo el tiempo del mundo y que a ellos, nada malo les puede suceder. Pero, esta vida es muy incierta, y al momento, estamos recibiendo una buena lección al respecto, ¿verdad? Pero, pensemos un poco más. ¿Quién está en peor situación, la persona que piensa que nunca le sucederá nada, o la persona que sabe que, sí le puede pasar algo, pero escoge no preocuparse por aquello? La carrera esta muy reñida, y muchos son los que compiten por obtener el premio (por decir) del ser el más necio. Por eso que digo, para poder entender lo que estamos viendo hoy, se requiere algo de inteligencia, como la de un niño.

Pero, en fin, si entendemos que todos tenemos un final seguro aquí en la tierra, y no sabemos ni cuando va ha ser, ni cómo será, y no hay ninguna manera realmente de evitarlo, ¿qué hacemos al respecto? Esto es lo que enseña la Palabra acerca de estas realidades: Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Marcos 8:34-38. Entonces, hay que preguntarse, ¿Qué valor le dás a tu alma? Si estas más pendiente de lo de aquí, que lo que vendrá, ¿realmente valoras tu alma? Uno puede decir lo que sea, pero todo se ve en la manera que vives tu vida, dónde pones tus esfuerzos. Como está escrito: Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:21.

Entonces, la sabiduría de Dios es revelada a través de Cristo crucificado. Dios vió nuestra condición, que nuestra alma estaba muerta en nuestros pecados. Y que, si morimos físicamente en ese estado, nuestra alma perece para siempre. Y la única manera que puede haber vida eterna para el alma de una persona es que un ser eterno [Dios] pusiera Su vida por nosotros, y pagara por nuestros pecados. No hay sabiduría mas grande, ni nada más tiene más valor que eso, ni más grande amor por nosotros, que Aquel que atendió nuestra necesidad mas grande y apremiante, algo que nada ni nadie más puede hacer por nosotros, ni aún nosotros mismos. Dios murió por la humanidad para que la humanidad pudiera tener acceso a la vida eterna que solo es posible a través de Jesucristo. Así que, no importa cuando será nuestro final que nos toque, si nuestra fe y vida está en Cristo (completamente) y vivimos nuestra vida de acuerdo con esa fe, estaremos listo para lo que venga, no importa ni cuando, ni como nos pase. Espero que te des cuenta de tu realidad y de que Cristo es el único Camino que tenemos para la vida eterna. ¿Hás entendido la sabiduría de Dios a través de Su Cristo crucificado y resucitado para que tengas la esperanza de la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una verdadera conversión inspira a todos - 1 Tesalonicenses 1

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Basado en 1 Tesalonicenses 1 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

¿Qué es una verdadera conversión? Una verdadera conversión, no consta de religiosidades o ni siquiera de moralidad, sino más bien, se trata de algo muy único cuando hablamos de una real conversión en Cristo. Muchos se confunden y nunca llegan a experimentar algo así, porque francamente, ellos se dejan dominar por el pecado que mora en sus miembros. Así que, una persona no llega a convertirse como es debido ni por culpa de Dios, ni por culpa del diablo, ni siquiera por culpa del pecado que mora en ellos mismos, sino, porque escoge, a través de su propia potestad de razonar, en no desear convertirse, porque todo consta de lo que hacemos con nuestro libre albedrio. Por eso es que existe un juicio, porque finalmente cada ser humano será, o absuelto a través de una real conversión en Cristo, o condenado eternamente por su elección a no desear a convertirse a Cristo, como está escrito: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Este es el gran debate que existe dentro de ciertas partes del pueblo de Dios, el asunto de la predestinación (de que ya todo y todos somos predeterminados a ser algo, y que está fuera de nuestro control) vs. el libre albedrio, o el tener la potestad de escoger (o sea, que las cosas de Dios y el universo están predeterminados, pero la decisión personal de lo que pasa con cada ser humano depende solamente de la elección personal por el Señor). Y bueno, sería un juez muy injusto aquel que juzgara a una persona por los malos hechos que comete si no tiene ningún control sobre sí mismo. Pero nuestro Dios no solo es Justo, sino también, hasta muy bueno y misericordioso. Así que, la pregunta sigue en pie. ¿Qué es una verdadera conversión?   

El propio Señor lo explico de esta manera cuando se lo dijo a Nicodemo, como está escrito en el Evangelio de Juan: Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:1-7. Entonces, tiene que pasar algo definitivo dentro de lo más íntimo de un ser humano, un hecho que une total y completamente toda el alma, el corazón, la mente, y las fuerzas. Y ese hecho consta de nacer del agua y del Espíritu, o sea de un real, completo, 100% arrepentimiento y conversión de todos tus pecados (nacer del agua), y nacer del Espíritu, lo cual es el paso que sigue dentro del mismo momento que se hace, de reconocer y aceptar a Jesús como el Señor de tu vida. Y este reconocer y aceptar a Jesús como Señor es algo que también tiene que ser real, completo, el 100% de uno mismo, efectivamente haciéndolo el Dueño y Señor de tu vida, que ya no eres tú el que mandas en tu vida, sino más bien, que es el Señor, al cual te sometes completamente. Para poder pertenecerle a Dios, tienes que realmente darle tu vida. Es tan obvio que elude hasta a los más eruditos en las Escrituras, no porque es algo difícil de entender, sino porque se dejan gobernar por el pecado que mora dentro de ellos mismos. Esto es lo que produce la vida eterna dentro de un ser humano. Esto es lo que transforma hasta a los seres más pecadores, como yo lo era hace tantos años, que estaba en un camino desviado, directamente hacia un destino infernal, para pasar una eternidad sin este Maravilloso y Buen Señor que ahora gobierna mi vida. Y lo que determinó ese gran cambio de dirección fue un día que justamente escogí arrepentirme y convertirme de todos mis pecados, y hacer efectivamente a Jesús el Señor y Dios de mi vida. Se me explico este mismo concepto, y me di cuenta de que estaba vacío, solo, perdido, y sin esperanza, y escogí creer con todo mi corazón, sin reservas, a pesar del pecado que había en mí, que trataba de no dejarme creer. Finalmente, pude entender y desear escuchar y obedecer al Espíritu Santo que me estaba hablando a través del ser humano que se dejó usar para comunicarme el mensaje más importante de mi vida. Yo pude nacer de nuevo en Cristo, y mi vida cambio. 

En fin, una verdadera conversión produce un producto, un cambio de vida, una fe inconmovible, cosas que vienen de parte y a través del Espíritu Santo, como está escrito: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Por eso es que, el seguir realmente a Cristo es mucho más que una religión, va mucho más allá de la moralidad, de las tradiciones, o hasta de tratar de ser una buena persona. Nada de eso te salva. Solo tu decisión por Cristo es lo que te salva y permanecer firme en esa fe, y eso es lo que produce el cambio en un ser humano, donde se revela el poder transformador de Dios en la vida de una persona, algo que todos pueden ver, si realmente ha sucedido. Esta conversión era la que se podía ver en los Apóstoles, y esta era la que se podía ver en estos Tesalonicenses. Pablo, Silvano, y Timoteo escribieron precisamente de la evidencia de esta conversión en este grupo de personas, de la manera que recibieron la Verdad de Dios, y como se convirtieron de los ídolos a Dios, y como servían al Dios vivo y verdadero, con la mira en los cielos, demostrando con hechos que estaban más enfocados en Jesús, en la resurrección de los muertos, y que iban a ser liberados de la ira venidera, qué en las cosas terrenales y carnales. La fe de una persona se vé en la manera que vive su vida. Y esto es lo que inspiraba a los obreros de Cristo a que siguieran su camino, a otros inspiraron a creer en el Señor, y hasta nos inspiran a nosotros hoy mientras lo leemos, e inspirará a todas las demás personas que vendrán después de nosotros, y hasta la eternidad. Todo lo que se hace y se vive por Cristo permanece por la eternidad. Así que, ¿hás podido realmente convertirte al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Los derechos de Dios - Romanos 12

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Basado en Romanos 12 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

En el pasaje de hoy, vemos muchas indicaciones, muchas cosas se nos enseñan como cosas que debemos hacer. Vemos que debemos presentar nuestros cuerpos como sacrificios vivos, santos, y agradables a Dios. Vemos que no nos debemos conformar al tiempo en que vivimos, o más bien, al mundo en que vivimos, sino que seamos transformados. Vemos que debemos buscar la voluntad de Dios. Leemos también, como debemos tratar a nuestros semejantes, y aún hasta nuestros enemigos. Se nos mandan muchas cosas. Y uno puede preguntar, ¿Por qué se nos pide tanto, como prácticamente abandonar nuestras vidas y vivir para Dios y para nuestro prójimo? Y es una pregunta valida. En realidad, debiéramos hacernos esta pregunta para poder entonces entender la razón de todo esto. Después de todo, Dios nos creó con raciocinio, con la habilidad de poder absorber, entender, procesar, y así, tomar decisiones. En rendidas cuentas, antes que las cosas lleguen al corazón, tienen que pasar primero por nuestro intelecto, por el raciocinio. Así que, argumentaremos el sencillo hecho de que Dios sí tiene el derecho de dirigirnos, y de que hagamos Su voluntad, y tenemos argumentos extremadamente irrefutables que debieran llevarnos al convencimiento total porqué es más que justo lo que Dios nos pide.

Para comenzar, está el argumento de que Dios es Dios. No hay autoridad más grande en el universo. No hay otro como El. El es el Supremo, el Altísimo, el Todopoderoso. No hay realmente manera de poder explicar esta realidad en palabras. La Palabra nos abre pequeñas ventanas (por decir) para por lo menos poder tener algún tipo de idea de Quien es este Dios, y Su posición en lo inconmovible y en lo eterno. Porque escrito esta: Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5:11-13. Así que, el sencillo hecho de que Dios es Dios, y no hay nadie más alto que El, nos debiera motivar.

El segundo argumento tiene que ver con el asunto de que Dios hizo todas las cosas, e inclusive, al ser humano. Nada de lo que vemos, ni tú mismo existirías si no fuera por Dios. No tendrías ni idea de lo que sería la vida sin el Señor. Como está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. Entonces, El no solo creo todo, y permitió que vinieras a tener vida, sino también, se nos enseña de que todo lo creado subsisten en El. O sea, El no solo creo, y lo dejó funcionando solo, por decir, sino que, absolutamente nada en el universo puede seguir existiendo sino fuera por el Señor. Como también está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Así que, si llegaste a tener vida, es porque El lo permitió. Y si sigues vivo, y puedes hacer todo lo que haces ahora, desde lo más pequeño e insignificante, hasta lo más primordial en tu vida, hasta lo que hace tu cuerpo involuntariamente (por decir), el palpitar de tu corazón y el respirar de tus pulmones, es porque Dios sencillamente lo permite. Aunque una persona no quiera creer en Dios, esa persona de todas maneras existe porque Dios lo permite.

Y el tercer argumento, posiblemente el más convincente de todos, que El Señor se dió a si mismo por todos nosotros, aún cuando éramos Sus enemigos, y ajenos a todo lo que El es, como está escrito: Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:10. Y El se dió por nosotros sin ningún tipo de obligación. Todo lo hizo por amor. Dios vino a este mundo y dedico todo Su ser mientras caminó en nuestra semejanza a hacernos el bien, y hasta morir por nosotros; dándose como sacrificio el Santo y el Puro por los pecadores, pagando el precio del pecado por todos Sus enemigos en la cruz. Y nunca hubo ni un solo reclamo, como está escrito: Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:7. No hay ser más bueno, ni más misericordioso que Dios.    

Nosotros le debemos todo al Señor, y por esto debemos honrarlo como la Autoridad Suprema, como el Creador de todo, como el Sustentador de todo, y hasta nuestra existencia, y el que nos da la posibilidad de tener la vida eterna. Así que, ¿entiendes el derecho que Dios tiene, por lo tanto que tú dependes de El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Haciendo la Voluntad de Dios - 1 Corintios 16

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Basado en 1 Corintios 16 (Versión Reina Valera 1960)

En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo. Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar. Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite. Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos. Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, más de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad. Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor. Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos. Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan. Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia. Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas. Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor. Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén.

Si nos fijamos bien en el pasaje, y en lo que se nos está enseñando, podremos ver el tema principal de toda la Biblia, el todo del hombre: que debemos amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Y cuando se habla de amar, es un asunto de acciones que demuestran amor, porque el amor se demuestra. Vemos esto a través del cuidado personal que pone el Apóstol Pablo en lo que indica. Se enseña de maneras muy practicas lo que debe suceder con aquellos que se llaman ser seguidores de Cristo, lo cual hoy en día, si observamos objetivamente, notaremos que ya no se ve lo que se tiene que ver en nosotros como grupo. Nosotros como iglesia nos hemos perdido dentro de nosotros mismos, en el egoísmo, en la falta de amor, en el buscar solo nuestros intereses y no buscar los intereses de Dios, y en el olvidar los principios santos que nos dio nuestro Padre Celestial a través del Señor. Pero, si se falla o se olvida, hay que recordar e instar a lo que realmente es la voluntad de Dios, porque Dios no desea que nos perdamos, sino que nos volvamos de nuestros malos caminos; que halla arrepentimiento y conversión, para que Su propósito sea cumplido: el poder rescatar a la mayor gente posible del camino de la perdición. Entonces, explicaremos la Verdad.

Para comenzar, la Palabra nos indica esto, cuando precisamente los religiosos (lo cual es muy aplicable al problema que hay hoy en día; mucha religiosidad) trataron de poner a prueba a Dios (lo cual muchos todavía hacen hoy en día también): Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40. La Biblia y la Cruz, en sus plenitudes enseñan una relación vertical, mostrando nuestra relación con Dios; y también enseñan una relación horizontal, demostrando nuestra relación con los hombres. Y esto es de lo que se trata la voluntad de Dios, de amar a ambos, y que, en ese amor hacia Dios, es que se debe manifestar el amor hacia los demás. O sea que, el amor a Dios es lo fundamental, lo que deber generar el amor hacia el prójimo. El orden no puede ser alterado. El Señor siempre tiene que ser el primero, y la razón por lo cual hacemos las cosas, y después viene el amor por los demás, como resultado de ese amor por el Señor, como también está escrito: En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él. 1 Juan 3:16-19. Pero si no amamos a Dios, y El no es el motivo principal por lo cual hacemos las cosas, entonces no hay nada de valor. Siento decirlo, pero todo esto es basura y debidamente tiene que ser quemado por el fuego eterno. Y claro está, si no está esté fundamento principal en nuestras vidas, no hay salvación, porque como mismo quedo escrito: El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. Así que, debe quedar muy claro que el amar a Dios a través de las acciones que demuestran el amor hacia Dios debiera generar el amor hacia el prójimo y las acciones correspondientes que están asociadas con ese amor. Es tan sencillo como eso. No hay gran teología ni se necesitan años de seminario para poder entender estos conceptos muy sencillos. El pecado y la rebeldía es lo que complica lo sencillo, cosas que hasta los niños pueden comprender. Y por estas “complicaciones” que muchos crean en sus vidas es que van a haber muchas sorpresas delante del trono de Dios en el día del juicio, porque todos seremos juzgados por nuestras acciones, lo quieran creer o no. Como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Entonces, procura entender lo que estás haciendo, por tu propio bien.

Así que, ¿Qué debemos hacer por nuestro prójimo? La Biblia nos enseña lo siguiente: No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:9-10. Y también el Señor nos enseno esto: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Mateo 5:43-45. Entonces, hazle el bien a todos, ayuda en lo que tu puedas ayudar, y de una manera muy práctica. Ora, pero también actúa. Básicamente, trata a los demás como Dios te ha tratado a ti. Eso es lo que enseña Dios. ¿Entiendes cuál es la voluntad de Dios, para que lo pongas en acción, para que puedas llegar a tener la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La disposición del corazón - Hechos 28:17-31

Basado en Hechos 28:17-31 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos; los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte. Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación. Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella. Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

¿Qué es lo que determina el curso de una vida y define su eternidad? Dios nos hizo a imagen y semejanza de El. Y así, tenemos similitudes con El. Una de las similitudes principales que tiene el ser humano con el Señor es el poder razonar y decidir, lo cual viene con el alma y el corazón de la persona, o sea con el centro del ser. En ese punto intangible (físicamente hablando) es que se encuentra el todo del ser humano. No lo podemos ver con nuestros ojos humanos, pero todo lo que genera sí es muy visible en los hechos de una persona. Así que, no es necesariamente Dios el que decide por una persona, sino más bien, es la persona que decide lo que finalmente sucede con ella misma. Dios sencillamente permite que las consecuencias naturales sucedan. Pero, hay instancias que cuando una persona es demasiada rebelde, y su corazón muy obstinado, que Dios finalmente si toma la decisión de empujarla al desvío total, porque la persona ha llevado a Dios más allá de Sus límites.

Para ver más claramente el asunto, ¿Qué dice la Palabra acerca del corazón del ser humano? Escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Dios lo sabe todo, hasta lo más profundo del hombre. No hay nada que se pueda esconder de El. Es imposible. El conoce los verdaderos sentimientos, los pensamientos, todo lo más íntimo de un ser.  

Ahora bien, uno de los ejemplos más claros que podemos ver de lo que ya hemos mencionado es Faraón. Faraón, para desgracia de él mismo, fue el ejemplo de lo que sucede cuando un ser es obstinado con Dios, y que Dios sabe todo lo que está pensando, y que, el Señor es el que finalmente desecha a una persona con un duro y rebelde corazón. Vemos en Éxodo cuando Dios desea liberar a Su pueblo de las manos de Egipto, y que tuvo que lidiar con la rebeldía de Faraón. A Faraón se le dio muchas oportunidades para hacer las cosas bien, pero su corazón rebelde no tuvo medida. Dios le reveló a Moisés el corazón de Faraón, y sabía que era duro, y predijo que Faraón endurecería su corazón, no porque Dios necesariamente lo designo así desde el comienzo, sino porque Faraón decidió hacerlo. Esto es lo que leemos: Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho. Entonces Jehová dijo a Moisés: El corazón de Faraón está endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo. Éxodo 7:13-14. Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho. Éxodo 7:22. Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho. Éxodo 8:15. Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho. Éxodo 8:19. Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo. Éxodo 8:32. Entonces Faraón envió, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo. Éxodo 9:7. Faraón endureció su corazón en seis distintas oportunidades, hasta cuando los hechiceros se habían dado cuenta que estaban luchando con Dios. Pero después de estas oportunidades fue que Dios actúa en el corazón de Faraón, y fue Dios quien lo endureció, como está escrito: Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y no los oyó, como Jehová lo había dicho a Moisés. Éxodo 9:12. Faraón se pudo haber arrepentido, pero no lo hizo, y así sobrepaso los límites de Dios. Y porque Dios es un Ser supremamente digno, aunque El es amor y lleno de misericordia, El no puede olvidar que también es Dios, y que no puede rebajarse a tanto.

Esto es lo que aconseja la Palabra: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:6-9. Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. Hebreos 3:15-19. El pueblo que Dios saco de Egipto también enojo al Señor, y también les paso igual que a Faraón.

Dios indiscutiblemente tiene Sus límites. El es un Dios de misericordia, de bondad, de gracia, y de amor, pero no se puede abusar, bajo ningún punto de El. ¿Cuál es el límite de Dios? No se sabe, pero ¿para qué llevarlo a ese punto? Si tienes problemas de rebeldía y de dureza de corazón, usa tu raciocinio para poder buscar del Señor, y deja que El obre en tu vida, porque de otra manera, o llegarás a experimentar mucho dolor, o serás desechado para siempre. Todo esto es tu decisión. Así que, ¿Qué harás con la disposición de tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El problema que sucede cuando Dios no es el primero - Marcos 6:14-28

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Basado en Marcos 6:14-28 (Versión Reina Valera 1960)

Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos. Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.

Cuando una persona no tiene a Dios en primer lugar en su vida, grandes y fatales errores se cometen. Y desgraciadamente, este es un problema muy común. El asunto de que Dios tiene que ser primero no es un capricho de Dios. Si entendemos como las cosas fueron hechas realmente, y como realmente funcionan en el universo, podremos entender que no es un capricho o algo así. El asunto es que todo fue creado y hecho de una manera, y cada cosa funciona como está establecida. Por eso que la Verdad no es relativa, o dependiente de la perspectiva de una persona. El universo es un lugar mucho más grande que nosotros, y el universo no se acomoda a lo que nosotros pensamos. Y claro, el argumento que siempre haré (con la gracia de Dios) mientras yo viva, es que el Unico que sabe cómo funcionan las cosas, y al que tenemos que prestarle atención, es a Dios, y Su instrucción solo la encontraremos dentro de la Santa Biblia, la Palabra de Dios. Y es por eso que El tiene que ser el primero, si en realidad deseamos lo mejor aquí, pero principalmente, en la eternidad. Y una persona sensata y lógica entiende esto; ni siquiera es cosa de sentimientos, aunque tenemos motivos sobre contundentes, si entendemos el amor de Dios, y lo que El ha hecho por nosotros.

Así que, el consejo de Dios, lo que está escrito, nos explica lo que tiene que suceder para que trabajen las cosas para bien en nuestras vidas. La Biblia nos enseña esto: No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:3-6. El mandamiento fue dado para nuestro bien, para que evitemos los desastres que vienen como resultado de la desobediencia. Y claro, Dios lo explica con razones de amor y consecuencias porque es el Padre Celestial y Dios Todopoderoso. Dios tiene que usar el concepto de mandamiento para que se entienda que es apremiante, esencial, y crucial; que no es algo que se puede pasar por alto, porque de nuevo, hacer lo contrario sería desastroso; no para Dios, sino para el hombre. Entonces, no podemos poner nada ni como prioridad antes que Dios, ni nada más que estorbe nuestra relación directa con El.

Ahora bien, ¿Qué más podemos entender de porqué es tan crítico poner a Dios en primer lugar? El asunto es que tanto como existe Dios, también existe Satanás, y Satanás no descansa en su trabajo de desviarnos. Si no entendemos eso, entonces fracasaremos grandemente y ni siquiera nos daremos cuenta cuando estemos totalmente fuera del camino del Señor, en camino de muerte. La Biblia nos cuenta esto: Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Genesis 3:1-5. Satanás continuamente trata de desviarnos, a cada momento, y a través de distintas cosas, cosas muy sutiles, que hasta lucen como buenas. Por eso que hay que tener tanto cuidado. Si Adán y Eva hubieran tenido a Dios en primer lugar, no le hubieran hecho caso a Satanás, y no estaríamos donde estamos todos hoy. Pero no seamos tan duros con ellos, porque todos nosotros podemos hacer tanto o peor. Por eso que estamos teniendo esta discusión.

¿Cuál es el cuidado principal que debemos tener? Si no tenemos a Dios en primer lugar en nuestra vida, entonces le estaremos obedeciendo al pecado y a Satanás mismo, y esto pasa demasiado y a menudo. Esto es lo que vemos en la Palabra: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Mateo 16:21-23. Cuando no ponemos a Dios en primer lugar, vamos a llevar a cabo la voluntad de Satanás. Ese es el grave peligro, y por eso que es tan desastroso, porque Satanás nunca, jamás te llevará a hacer algo bueno para ti. No hay lugar para grises porque no hay un entremedio. Y por eso que Dios también nos aconseja de la siguiente manera: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2 Corintios 6:14-16. Herodes se metió con alguien de mal (Herodías). Entonces, nos tenemos que rodear con personas que nos ayuden a mantener al Señor en primer lugar.

Así que, ¿entiendes que es imperativo poner al Señor en primer lugar, por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La eternidad prometida - Josué 15:13-19

Basado en Josué 15:13-19 (Versión Reina Valera 1960)

Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón. Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac. De aquí subió contra los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer. Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer. Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer. Y aconteció que cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo.

¿Quién era Caleb? Si vemos el principio de su historia (la cual se habla en Números 13 y 14), vemos que Caleb fue uno de los doce espías que mando Moisés (por mandato de Dios), para espiar la tierra prometida. La misión que se le encomendó a Caleb (y a los doce) tenía que ver con observar lo siguiente: …Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas. Números 13:17b-20. Los doce volvieron de su misión, pero diez de ellos contaron más bien de los gigantes y de los problemas que podían a travesar, y eso incito a que el pueblo temiera, y que no solamente se volviera en contra de Moisés, sino principalmente, en contra de Dios. Pero, Caleb y Josué hicieron con fe su reporte, y hablaron de las grandezas que había en la tierra, y de que, si el pueblo encontraba el agrado de Dios, que El se los daría. Caleb y Josué trataron de persuadir al pueblo para que no se rebelarán en contra de Dios, y que no le temieran a los gigantes, ni a nada que ellos tendrían que enfrentar. Y bueno, si seguimos la historia, hasta lo que leímos hoy, por la misericordia de Dios (porque Dios iba a desechar el pueblo después de tanto reclamo en contra de El), el pueblo llegó a la tierra prometida, y Caleb recibió sus recompensas por haber tenido fe en Dios, por haber justificado al Altísimo y haber defendido Su causa.

Ahora bien, ¿Fue fácil lo que le toco hacer a Caleb para recibir la recompensa de su fe? No. En esta vida, nada que valga realmente la pena es fácil. Todo cuesta trabajo y sacrificio. Se lee muy fácil, por ejemplo, que: Caleb echo de allí a los tres hijos de Anac; a Sesai, Ahiman y Talmai, pero no era mentira que habían poderosos gigantes en la tierra. De los gigantes que hablaron los diez espías era como lo que se describía de Goliat, por ejemplo, un hombre que era sumamente grande en estatura, y muy fuerte (Goliat midió como 9,5 pies, o 2,9 metros). Así que, aunque Dios obró en todo, hubo mucho esfuerzo de parte de Caleb y del pueblo que luchó para poder obtener la tierra prometida. No fue como las películas, que en aproximadamente dos horas uno ve el comienzo y el final victorioso, donde todos quedan contentos y alegres. La vida no es una película. Lo que Caleb tuvo que enfrentar fueron días, meses, y hasta años de esfuerzo, de lucha, de desgaste físico, y de sacrificio.

Entonces, ¿Qué hace a Caleb tan especial, y que podemos aprender de todo esto? Hubo tres cosas fundamentales en la vida de Caleb que tenemos que tomar en cuenta, si en realidad deseamos un final de triunfo y de éxito. Primero, Caleb creía en Dios, no de palabras, sino con todo su ser porque se enfrentó a un pueblo entero, rebelde, por defender a Dios, sin tomar en cuenta las consecuencias, que hasta su vida pudiera haber perdido. Se hecho al mundo encima (por decir) sin reservación ninguna por Su Dios. Segundo, le creyó a Su Dios. Dios hablo de una tierra prometida. Dios lo envió a ver la tierra prometida. Caleb le creyó a Dios, que si él encontraba favor ante Dios, que se la daría. Y tercero, hizo el trabajo y fue diligente y esforzado en cumplir con lo que tenía que hacer; le obedeció a Dios. El no lucho por sus ideas o por lo que a él se le ocurrió, sino que lucho por lo que Dios lo mando a hacer. Y se esforzó, y su fe y esfuerzo animó a otros a cumplir la obra. Si aplicamos lo mismo, pero a cosas mucho más grandes, (porque la tierra prometida por la cual lucho Caleb fue una tierra buena, pero fue física, temporal, que ahora está, y mañana será otra cosa, como todo en este mundo). Nada en este mundo dura para siempre. Pero Cristo es para siempre, y si ponemos nuestra fe en El, podremos vivir para siempre. La muerte no tendrá ningún poder sobre nosotros, si hacemos sencillamente las tres cosas que hizo Caleb. Leemos esto en la Palabra: Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:12-19. ¿Es duro seguir a Cristo? Si, porque estamos luchando en contra del mundo entero, en contra de Satanás y su reino, y en contra del pecado y la muerte; todos estos adversarios son muy duros y grandes, gigantes en realidad. Pero, nuestra fe en Cristo puede vencerlos a todos.

Ahora bien, espiemos (por decir) por un momento la eternidad que el Señor nos promete: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Apocalipsis 21:1-7. Pero, para recibir esta recompensa, la Biblia nos enseña lo que no debemos ser, como está escrito: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:8. El triunfo eterno no es ni para los cobardes ni para los incrédulos, porque es necesario enfrentar gigantes y trabajar muy duro, con los ojos puestos en Cristo y en Su meta. Pero ¿No vale la pena enfrentar lo que haya que enfrentar, estemos solos o acompañados, por una “eternidad prometida”? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Quién es Jesus? - Lucas 5:17-26

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Basado en Lucas 5:17-26 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.

A muchas personas les cuesta entender quién es Jesús. Para desgracia de ellos, ven al Señor solo como un hombre, y no como lo que realmente fue y es: El era y es Dios. El problema que sencillamente muchos tienen es orgullo y altivez, y por ese orgullo y altivez, en vez de reconocer Su increíble sacrificio, que descendió a esa condición para poder pasar todo lo que era necesario por nosotros, por nuestro pecado, más bien lo penalizan y se lo tienen en contra. No existe una injusticia más grande en el universo, y por lo tanto, por eso que es justamente castigable como lo dice la Escritura: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Este fue el grave problema que tuvieron muchos de los religiosos, y es el mismo problema que tienen muchos hoy en día, que miran al Señor como a iguales o hasta como algo más bajo que ellos mismos, y que ellos no se van a rebajar a aceptar a alguien así, como su Dios. Este fue el mismo problema que tuvo Satanás. El enemigo no quiso (ni quiere) aceptar que Dios es Dios y que hay que sujetarse a El. En rendidas cuentas, si hay algo que no tiene límites ni en Satanás ni en las personas que rehúsan creer y sujetarse a Dios, es la estupidez (no hay otra palabra que describa mejor el asunto). El reconocer a Cristo como lo que es, como Dios, es sencillamente reconocer un hecho, y nada más que eso. Hay ciertas cosas en la vida que hay que sencillamente aceptar y reconocer, y esta es la principal.  

Ahora bien, puede que algunos se defiendan, las personas incrédulas, no por estupidez sino por ignorancia. Y Dios no tiene ningún problema con la ignorancia. La ignorancia es totalmente justificable, porque si no sabes algo, entonces no crees porque no quieres creer, sino más bien, porque falta de información. Eso es una gran diferencia. Ahora, para la persona que le falta la información, pero desea entender, lo que es necesario ver es lo que El hacía. El Señor, aunque tomo una forma muy humilde, aún como hombre, hizo cosas que nadie antes pudo hacer, ni lo podrán hacer. Es necesario ver los hechos y aceptarlos como hechos. Por algo se nos dejó escrito todas estas cosas. Vemos en el pasaje principal de hoy, que El demostró poder perdonar el pecado como también sanar. El pudo, y puede hacer ambas cosas, sin ningún problema porque El es Dios. Y El hizo esto incontables veces, aún en los días de reposo (por lo cual los religiosos también lo condenaron). Así que, El demostró incontables veces que El era Dios.

Lo que podemos observar también aquí, es que la enfermedad tiene algo que ver con el pecado, y esto hay que tratar de explicarlo bien, porque se puede malentender muy fácilmente, especialmente por ciertas malas doctrinas que hay por ahí. Lo que tenemos que entender es que el pecado está en el mundo, y que el pecado es lo que ocasiona todas las cosas malas en el presente, tanto el pecado que hay a nuestro alrededor, como también el pecado que mora dentro de nosotros. Lo que vemos en este pasaje es que había pecado en la persona que fue sanada. La Palabra nos demuestra la relación entre el pecado y la enfermedad a través de este siguiente pasaje: ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:13-16. Entonces, el pecado esta siempre ligado con la enfermedad, de alguna manera u otra. Van mano en mano. Entonces ¿Cuál sería el pecado de este hombre? No se sabe, pero por eso que estaba enfermo. Eso si lo podemos ver. Lo otro que tenemos que entender es que el Señor, como el Dios que es, sabe todo lo que está dentro de nosotros, aun lo que los demás no ven, y hasta lo más íntimo de nuestro ser. Porque escrito esta: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Nosotros no podemos engañar al Señor, por mucho que tratemos. El lo sabe todo.

Ahora, ¿es un castigo la enfermedad? No necesariamente. El Apóstol Pablo es uno de nuestros principales ejemplos en la Biblia, especialmente para poder entender lo que puede pasar hasta en las personas más fieles al Señor. Pablo tuvo que lidiar con un aguijón, o con una enfermedad. El explico esto: Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:7-9. El aguijón que tuvo Pablo fue permitido para poder lidiar con su orgullo, porque es lo único que puede producir que una persona se enaltezca. Y claro, el orgullo no permite que una persona se someta a Dios, ni a los propósitos de Dios, y que se crea mejor que los demás. ¿Cuál es el propósito de la enfermedad? Dios permite que sucedan ciertas cosas en nuestras vidas porque El esta más interesado en nuestra formación y preparación para la eternidad que nuestra comodidad temporal en este mundo. La eternidad es mucho más importante que el mundo temporal. Así que, si Dios permite que sucedan ciertas cosas en tu vida, sea una enfermedad o alguna otra circunstancia, es porque sencillamente desea llevar a cabo cosas más grandes en tu vida. Lo principal en todo esto es que puedas ver siempre más claro quién es Jesús y lo que El desea hacer en tu vida. Lo que más glorifica a Dios es el proceso de transformación del ser humano, porque esa es la razón principal por lo cual murió por todos nosotros, no solo para salvarnos, sino también, para prepararnos para lo que viene. Así que, ¿entiendes quién exactamente es Jesús y lo que El realmente hizo por ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fidelidad de Dios - Mateo 1

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Basado en Mateo 1 (Versión Reina Valera 1960)

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce. El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, m que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

Al estar en un mundo donde la mentira reina, y donde no se puede confiar mucho, donde hay tanto engaño y aprovechamiento, más nos debiéramos dar cuenta que necesitamos algún tipo de refugio o de seguridad superior a nosotros. Cada persona, por virtud de que es un ser humano, (un ser limitado con muchas vulnerabilidades), necesita poner su confianza en algo o en alguien para poder literalmente sobrevivir.A muchos le cuesta confiar en cosas o en personas fuera de si, porque cosas o personas importantes en el pasado les fallaron en algún punto. Para explicarlo mejor, no estamos hablando de una falla que tiene que ver con un padre de haber dicho algo inapropiado o doloroso nada más, porque sería ilógico e injusto castigar, por decir, a una persona que dijo algo mal o cometió un error en un momento dado, y desechar todo el resto de su sacrificio por algo así. Algunos hijos o hijas tratan de castigar a su padre o madre cuando algo no sale bien, o cometen un error. El deber de un padre o de una madre con un hijo, delante de Dios (lo cual va mucho más allá de lo que enseña la sociedad), es darle lo necesario: como amor, un techo, comida, ropa, cuidados, consejos, y protección, mientras se hace adulto (y Bíblicamente, una persona ya es un adulto a los 20 años de edad, porque podía ir a la guerra, aunque muchos fueron reyes de Israel y de Judá mucho antes de esa edad, así que eso varia). Pero, no obstante, después de ser adulto, ya una madre o un padre no deben nada absolutamente. Ellos no le deben a los hijos en ningún punto de su vida ni ropa de marca, ni autos, ni entretenciones, ni viajes, ni carreras universitarias, ni ayudarlos después de casarse, ni nada más por el estilo. Y si un padre o una madre te ha dado lo necesario, dentro de sus límites, y cometen algún error, y los desprecias, esto es castigable delante de los ojos de Dios, y lo único lo que estás haciendo es acortando tus días, como está escrito: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Éxodo 20:12. Así que, lo que estamos hablando tiene ver con reales fallas y fracasos, con heridas duras y profundas, no de asuntos superficiales. Y por eso que les cuesta a muchas personas confiar, y vuelven su fe a sí mismo, o a otras personas, o en cosas a que se aferraron en el camino, que también pueden fallar tanto o más que sus padres.  

Ahora bien, si somos sabios y lógicos, nos debiéramos dar cuenta que necesitamos confiar en algo o en alguien inconmovible, en algo o en alguien firme, estable, y duradero. Si observamos todo los que nos rodea, y hasta nosotros mismos, por un momento, no sería muy sabio poner nuestra confianza en lo temporal, porque todo esto es terminable y muy falible. El dinero se puede ir muy fácil. El poder es una ilusión. La fama puede durar solo un instante. La salud puede cambiar en un solo momento. Nuestros seres queridos nos pueden fallar aun por accidente, sin ninguna mala intención, porque también son falibles e imperfectos igual que nosotros. Entonces, ¿dónde podemos poner nuestra confianza? ¿Qué o Quién nos ha demostrado tales cualidades de fidelidad y de seguridad? Y aquí es donde entra nuestro Dios.

Dios es fiel. ¿Cómo sabemos esto? ¿Tienes tu algo que ver con el girar del planeta? ¿El hombre es el que hace nacer y ponerse el sol cada día? ¿Tienes algún control sobre tus pulmones y el palpitar de tu corazón? ¿Quién permite que estés vivo en este mismo instante? Todo esto son solo unos pocos ejemplos de cosas que ni tienes nada que ver con ellos, ni nadie tiene ningún tipo de control sobre ellos. Dios está en todo esto. En el pasaje de hoy, vimos la fidelidad de Dios a través de muchas generaciones, al cumplir Su promesa. Para comenzar, Dios no miente, como está escrito: Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. 1 Samuel 15:29. Y El tiene el poder para cumplir cosas imposibles, como también está escrito: El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. Salmo 33:11. Y esto lo prometió siglos antes que sucediera: Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Genesis 3:14-15. Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14. Y finalmente, Dios no cambia, como está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8.

Si Dios hace cosas por todos nosotros que nadie más puede hacer por nosotros, a cada momento; cosas que están fuera del control del hombre, y hasta nos a dado el camino a la salvación a través de cumplir Sus promesas, a través de Jesucristo, entonces, puedes confiar en El, porque es distinto a todo lo demás, e inclusive, a nosotros mismos, El sí es fiel. Así que, ¿Has podido entender y apreciar la fidelidad de Dios que trasciende el tiempo, y que permanece por toda la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Cuando nos alineamos con el Señor - Josué 10:1-15

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Basado en Josué 10:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué había tomado a Hai, y que la había asolado (como había hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban entre ellos, tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes. Por lo cual Adonisedec rey de Jerusalén envió a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo: Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel. Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon contra ella. Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros. Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes. Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti. Y Josué vino a ellos de repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal. Y Jehová los llenó de consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda. Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada. Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel. Y Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal.

Uno de los tantos grandes valores de la Palabra de Dios es que nos da ejemplos de lo que sucede cuando se le obedece al Señor, y también, cuando no se le obedece al Señor. Viendo la Palabra y la experiencia que está escrita en El es la única manera que se puede hacer crecer la fe en una persona. Porque escrito esta: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17. Cuando una persona lee, creyendo lo que lee, ahí es que la fe comienza a crecer y a fortalecerse. Y uno también necesita creer esto, como está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. Dios no cambia. Así que, si El hizo grandes cosas ayer, El las puede hacer hoy, y también, las puede hacer mañana.

Ahora bien, ¿Cómo puede Dios actuar milagrosamente en nuestras vidas? Para que suceda, necesitamos entrar en el complemento de cosas que tienen que estar presente en una persona para que realmente se puedan ver las maravillas de Dios, porque esto no llega y sucede nada más. ¿Puede Dios atender la voz de un hombre, como está escrito, como lo hizo con Josué? Si, pero no de la manera que muchos piensan erróneamente.

Para comenzar, si una oración es contestada (como uno quiere), pero fuera del orden de Dios, no es Dios el que está respondiendo. Entonces, hay que tener mucho cuidado, porque el enemigo también está escuchando lo que estamos pidiendo, y él puede darnos la ilusión de una respuesta, o darnos en el gusto con algo que va en contra de la voluntad del Señor. Si entendemos quién es Satanás, que es todo lo malo, entonces entendemos que es capaz de muchas cosas, de todo lo que este a su alcance para poder llevarnos al desvío, especialmente si andamos por un camino erróneo. El enemigo siempre va a tratar de animar el desvió, de que nos sintamos confiados en nuestro pecado. Y si él puede mantenernos bajo la ilusión de que es Dios el que nos está dando en el gusto (para hacernos pensar que estamos bien), está más que gustoso en hacerlo. Todo lo que ayude a sacarnos del camino, a llevarnos a ir en contra de la voluntad de Dios, a apoyar la desobediencia, y finalmente, lo que conlleve a nuestra destrucción, Satanás va a hacer lo posible de que se cumpla.

¿Cómo podemos evitar de que nuestras oraciones sean contestadas por la persona equivocada? Entendiendo y haciendo a Dios el Señor de nuestras vidas, de una manera practica y literal. Cristo tiene que convertirse en el centro de nuestras vidas, tal como lo hizo Josué. Josué estaba totalmente sometido a Dios, y sostuvo una fidelidad incondicional hacia el Altísimo, no importándole lo que hicieran los demás, como está escrito: Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:15. Este es el fundamento que debe haber en cada seguidor de Cristo, el pertenecerle a Dios.

Lo segundo que debe haber en una persona es que debe precisamente hacer como Josué hizo: servir al Señor, no buscando su propia voluntad. Josué no hacia las cosas porque le parecían bien a él, o porque a él fue que se le ocurrió ir hacia la tierra prometida. Josué se sometió a la voluntad de Dios, y busco hacer lo que Dios quería; era un hombre obediente a Dios. Dios va a prosperar lo que emprendamos cuando estamos haciendo lo que El quiere, no nuestra voluntad, ni mucho menos cuando estemos haciendo cosas erradas o andemos en pecado. Dios no va a hacer ningún milagro si vas por un camino de error practicando el pecado. Esto no quiere decir o implica que hay que hacer méritos para conseguir que Dios obre, sino más bien, uno tiene que estar alineado con Dios para que pueda manifestarse la grandeza de Dios. Son dos cosas totalmente distintas.  

Entonces, aquí tenemos la receta para poder ver las maravillas de Dios en nuestras vidas: Pertenecerle al Señor, poner nuestra fe en El, buscar Su Palabra diariamente para que nuestra fe siga creciendo, sujetarnos a El como el Señor que debe ser de nuestras vidas, poniendo Su Palabra en obra, obedecerle y servirle, y alinearnos con Su voluntad. ¿Estas cosas implican que seamos perfectos? Bajo ningún punto. Josué no era perfecto. Bueno hay uno solo: Dios. Pero, si tratamos de obedecerle con temor y temblor, como nos dicen las Escrituras que debemos cuidar de nuestra salvación (porque la salvación se debe tomar en serio, no por asentada), y si buscamos cumplir Sus propósitos, sí podremos ver grandes cosas. Nuestras oraciones sí llegaran al Trono de Gracia. Pero, la pregunta es: ¿Está tu vida alineada con el Señor, buscando cumplir Sus propósitos? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Los límites de Dios para el hombre - Lucas 13:1-9

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Basado en Lucas 13:1-9 (Versión Reina Valera 1960)

En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

Muchas personas deciden o ignorar el asunto que hay un límite de tiempo para vivir en esta tierra, o pensar que tienen todo el tiempo en el mundo. Cuando las personas son jóvenes y están llenas de salud, piensan que son invencibles, y que nada los tocará por el momento. Y mientras tanto, piensan lo quieren y hacen como quieren, dirigidos por su arrogancia y orgullo. La Biblia nos enseña que hay un tiempo para todo, como está escrito: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar. Eclesiastés 3:1-3. Y la realidad nos enseña que ese límite de tiempo nunca se sabe (si prestamos un poco de atención a los acontecimientos). No tenemos idea de cuando algo nos puede tocar. En el pasaje de hoy, vimos dos historias que nos enseñan que tenemos límites de tiempo, y para dos cosas en específico: para el arrepentimiento y para poder dar fruto.

En la primera instancia, el Señor nos explica que cosas vistas como malas no necesariamente les suceden a personas que son más malas que otras. Y esto va en contra de lo que muchas personas piensan, porque muchos piensan que, si son buenas o que, si hacen las cosas bien, que nada malo les va a suceder. En el gran esquema de la humanidad, y por razones de nuestra carnalidad, todos somos pecadores, y eso incluye hasta las personas que han sido redimidas y perdonadas por el Señor. La única diferencia entre la persona convertida al Señor, y el inconverso, es que el convertido ha sido perdonado por el Señor, pero porque hay perdón no necesariamente implica total libertad de los efectos del pecado de la carne, y del pecado en el mundo.

La Biblia nos enseña este principio: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a. El pecado es lo que hace que las cosas aquí, aún nuestras vidas sean temporales. Ese es el efecto del pecado. Y sea que pequemos voluntariamente, o que ni siquiera pequemos nosotros voluntariamente, el pecado está en nuestra carne y a todo nuestro alrededor. La realidad es que vivimos en un mundo de pecado. Así que, si todo este mundo está lleno de pecado y la paga del pecado implica muerte, entonces todo lo que está aquí está bajo muerte, y tiene un límite de tiempo (es finito). Entonces, por mucho que luchemos, más tarde o más temprano, todos pereceremos físicamente, o por algún tipo de enfermedad, o por algún hecho de otra persona, o por alguna circunstancia que mencionamos nosotros como un accidente, etc., etc. Sea como sea, hagamos lo que hagamos, seamos buenos (por decir) o malos, a todos nos llegará nuestra hora. Y la lección es: que debemos estar listos para ese momento, y la persona sabia entiende que, por el simple hecho de que las cosas son inciertas en este mundo, debiera estar siempre listo.

Ahora bien, la segunda instancia, el asunto de llevar frutos. Tenemos un límite de vida en este planeta, pero también, hay un límite de tiempo que Dios nos da para dar fruto. El asunto es que somos salvos y redimidos en Cristo para buenas obras. Dios es un Dios de producción, y de vida. Entonces, Dios dió vida y espera que el fruto de Su labor sea también de vida, que haya algún resultado digno de Su inversión. Esa es parte de la semejanza que tenemos con Dios, el aspecto de que cada ser humano espera recibir algo por su trabajo, por su dedicación. Una persona trabaja para recibir pago por sus labores. Una persona estudia porque piensa que eso le dará más herramientas para ganarse el sustento mejor. Una persona ama a otra con la esperanza que esa otra persona la valore y le corresponda su amor. Una pareja tiene hijos, y los crían con el deseo de que un día esas criaturas también los amen, y los valore, de la misma manera que ellos lo hicieron. No creo que ninguna persona hace las cosas para recibir lo contrario, ¿verdad? Nadie ama para que lo desprecien. Nadie trabaja para no recibir nada. Nadie invierte con el fin de perder todo lo que invirtió. ¿Ván entendiendo?

Si nosotros esperamos recibir buenos resultados de nuestros esfuerzos y afectos, ¿Cuánto mas no debiera esperar Dios? Dios nos ha creado, nos da la habilidad de existir, permite que vivamos; cosas que se dicen muy resumida y fácilmente, pero todo lo que está envuelto con eso no se puede ni explicar, ni detallar, porque es imposible. Y si pensamos en lo que hizo a través de Su Unigénito Hijo, a través de Jesus, que lo entrego como el Sacrificio Perfecto para que todos nosotros que ni le buscábamos, ni le apreciábamos como corresponde, para que tuviéramos la oportunidad de perdón y de vida eterna. Murió el Justo y el Santo por los injustos y los pecadores. Y francamente hablando, ni merecemos Su sacrificio, ni El tiene ningún tipo de deuda con el ser humano. Lo hizo por amor. Pero aún el amor espera algo como resultado, y eso lo sabemos muy bien, porque lo vivimos diariamente.

Esto es lo que nos enseña también la Palabra: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1-2. Y también nos dice esto: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Gálatas 5:19-25. Así que, Dios nos dá un límite de tiempo para que no solo haya arrepentimiento y conversión a El, pero también, para que produzcamos las cosas que Su Espíritu nos ayuda a producir, cosas que finalmente demuestran que estamos vivos en El, para que usemos sabiamente el tiempo de vida que nos da en esta tierra. Así que, ¿entiendes los límites de tiempo que Dios te da para tu propia vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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