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Dios tiene prioridades - 1 Samuel 21

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Basado en 1 Samuel 21 (Versión Reina Valera 1960)

Vino David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo? Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar. Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres. Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos? Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados. Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl. Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante. Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela. Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat. Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, y David a sus diez miles? Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba. Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí? ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa?

¿Podremos como humanos cumplir toda la Palabra de Dios, lo que Dios manda que hagamos mientras estemos aquí en la tierra? ¿Tenemos la capacidad de ser perfectos aquí en la tierra (estamos hablando en términos prácticos, no espirituales)? La respuesta es no, e inclusive tomando en cuenta que aun tengamos el Espíritu Santo en nuestras vidas, y el haber sido redimidos y transformados a través de la gracia de Dios. Prácticamente, no podremos llegar a ser perfectos aquí en la tierra. Y esto se debe a que el creyente todavía está en la carne. Mientras estemos en este cuerpo de muerte como lo describía Pablo habrá pecado en nuestras vidas.

Entonces, ¿Qué? ¿Nos rendimos y dejamos que el pecado reine en nuestras vidas? ¿o será cómo algunos piensan, que, ya que estamos en la gracia, y que no importa lo que hagamos, porque Dios todo lo perdona, así que, no nos preocupemos? Bajo ningún punto, en ninguno de estos casos, porque la Palabra nos enseña tajantemente que sin santidad no veremos al Señor, y de nuevo, esto es algo práctico que enseña Dios, no algo solo espiritual, porque hay muchos que enseñan que ya fuimos perdonados por gracia, y que ni podemos guardar nuestra salvación por nuestras obras, y que todo es por gracia. Mis hermanos y amigos, Dios nos enseña que después que viene la gracia, tiene que haber un proceso de obediencia y santificación en la vida de un creyente, y esto implica que tiene que haber cambios y transformación, para que seamos hechos más similares al Dios que nos llamó. Tiene que estar el proceso espiritual y tiene que estar el proceso práctico, porque si Dios solo hubiera pensado en el sacrificio de Su Hijo en la cruz, y no se hubiera llevado a cabo prácticamente, ninguno de nosotros tendríamos salvación. Las cosas de Dios se tienen que llevar a cabo y se tienen que cumplir. Entonces, ¿Qué haremos?

La Biblia nos explica que hay cosas que son más apremiantes que otras en el esquema de la obediencia. Dios sabe que no seremos perfectos aquí en la tierra. Vemos el siguiente relato que el propio Señor enseño, lo cual enlaza la Escritura que leímos al comienzo, como está escrito: En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. Mateo 12:1-8. El sacerdote que le dió a comer a David los panes de la proposición no fue porque si nada más, sino más bien, porque David y los que estaban con él tuvieron una gran necesidad, porque David huía por salvar su vida porque era injustamente perseguido por Saul, quien le quería matar por envidia. El sacerdote pecó al darle los panes, pero hizo una justicia más grande delante Dios, hizo misericordia. Esto nos enseña que hay prioridades de obediencia para Dios, aún en la gracia (porque el Señor mismo lo aclara aquí).

La Palabra también nos enseña lo siguiente: Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Marcos 10:17-22. Dios siempre va a llevarte prácticamente a través de estas prioridades: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:28-31. Si te guías por estos más grandes mandamientos, y en su orden de prioridad, aunque cometas errores, no solo encontraras perdón en la gracia de Dios a través de Jesucristo, pero también podrás obedecerle prácticamente de una manera más afines al corazón de Dios. Así que, ¿estás viviendo en las prioridades de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El tiempo para salvación es ahora - 2 Corintios 6:1-2

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Basado en 2 Corintios 6:1-2 (Versión Reina Valera 1960)

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

Muchas veces, he escuchado a personas creyentes decir que: una persona se salva en el tiempo del Señor. Si entendimos lo que leímos hoy y muchos otros pasajes de la Biblia, entenderemos mas bien que una persona decide venir a creer en Cristo no solo cuando Dios quiere, sino mas bien, cuando ya ha entendido después de diversas experiencias (la mayoría de las veces) cuando no queda otra buena opción (lo cual es lamentable). Lo que entendemos es que Dios está dispuesto y desea la salvación de todo el mundo, como dice en el Evangelio de Juan: Porque de tal manera amo al mundo…, lo cual implica que El desea que todos vengan al conocimiento de la Verdad, y que El llama muchas veces. El asunto es que muchos de nosotros o no nos damos cuenta que, El esta llamando, o que tomamos muchas cosas por asentadas.

El primer problema es nuestro propio sentido de seguridad en nosotros mismos, o nuestro orgullo, de que nos sujetamos a la ilusión de que estamos en completo control de nuestras vidas (como lo hemos visto ante). Creemos que tenemos el control de nuestro tiempo aquí en la tierra, lo cual esta muy lejos de la realidad. La Palabra nos enseña lo siguiente: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Santiago 4:13-14. La verdad es que esta vida es muy incierta, y no tenemos ni idea, ni control sobre nada en realidad. De lo único que si tenemos control es de nuestra propio libre albedrio, el cual muchas veces lo usamos para llevar acabo los designios de nuestro orgullo e ignorancia; como ignorar el hecho de que somos seres excesivamente pequeños en un mundo que esta totalmente fuera del control humano. Puede que suene un poco duro, pero es solo la verdad.

La Biblia nos enseña de que Dios nos da oportunidades, y puede que sean muchas a través del curso de nuestra vida. Esto es conocido como la “gracia de Dios”. Si vemos por un momento esta pequeña frase, y la palabra clave, o sea la “gracia”, debemos entender que por el buen placer de Dios es que se nos dan estas distintas oportunidades, las cuales las Escrituras nos aconsejan lo siguiente: Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Hebreos 4:6-7. O sea, si el Señor te está dando la oportunidad, y de nuevo hace el hincapié en el “hoy”, que más bien no endurezcas tu corazón (lo que claro demuestra este asunto del libre albedrio, que no necesariamente es Dios quien determina quien se salva, o no se salva, o que El determina cuando uno debe salvarse).

Espero que se estén preguntando, que ¿cuándo es este momento de gracia que dá Dios? Para poder entender eso, hay que comprender algo muy esencial: la Palabra de Dios. La propia Palabra nos enseña esto: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. El Verbo o la Palabra (como mas exactamente lo menciona el antiguo griego) es Cristo, lo cual nos explica que la Palabra de Dios es una Persona expresada en un lenguaje. Cuando la Palabra de Dios aparece en la escena de tu vida (por decir), eso es en realidad Dios tratando de hablarte de alguna manera. Dios habla a través de Su Palabra. Cuando vez versículos de la Biblia en alguna parte, o los escuchas en algún lugar, ese es Dios que esta tratando de alcanzarte de alguna manera. El esta tratando de compartir esa vida que solo se encuentra y es: Jesús, porque de nuevo, El es la Palabra. Como recién leímos: …En El estaba la vida…  

Como parte de ese llamado, cuando El llama aún más claro, es cuando el mensaje tiene que ver con arrepentimiento y conversión. Ese es el fundamento complementario del Evangelio, no es solo el creer en Jesús como Señor nada más. Lo que abre la puerta a la salvación, lo que corresponde al dialogo primordial con el Todopoderoso es el arrepentimiento y la conversión. Esto es lo que nos enseña la sana doctrina: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. Y también esto: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Esto fue lo que también enseño el Señor: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:3-7.

La Biblia también nos advierte lo siguiente: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Isaías 55:6. Dios llama, y El muchas veces insiste, pero si hay un límite, hay un momento en el cual el tiempo se puede terminar, y puede ser mucho antes que dejes este lugar. Porque también se nos advierte muy claramente que la sana doctrina cesará de ser escuchada, que ese mensaje si va a terminar, y por lo tanto, se acabarán las oportunidades, o individualmente, o como grupo. Porque la Palabra dice esto: Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 2 Timoteo 4:1-4. Hoy escuchamos muchas fabulas, cosas que suenan como la Verdad, pero no lo son. Son mentiras encubiertas, aunque muchas veces se usen pasajes de la Biblia para sustanciarlas.

En fin, el tiempo de salvación es hoy, no mañana o mas tarde, porque ahora es que estas escuchando (o leyendo) algo sano, y porque no sabes que puede suceder mañana. Si no conoces al Señor todavía personalmente, hazlo hoy. Si te has apartado de El, el momento de arrepentimiento y conversión es hoy. ¡Dios te está hablando hoy! No dejes para mañana lo que debieras hacer hoy, e inmediatamente. ¿Aprovecharás la oportunidad de la gracia del Señor, mientras todavía puede ser hallado? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Por qué vino el Señor? - Juan 10:1-21

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Basado en Juan 10:1-21 (Versión Reina Valera 1960)

De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?

¿Por qué vino el Señor? ¿Cuál fue el propósito por lo cual vino a esta tierra a pasar todo lo que paso? Muchos en realidad siempre debemos: entender más claramente la respuesta a esta pregunta, o debemos mantener presente siempre esta respuesta dentro de nosotros; porque, o se mal entiende el propósito, o se olvida. Desgraciadamente, dentro de todo lo que se enseña, no se aclara bien este asunto, por muchas razones, se enseña más otras cosas que hacen perder de vista el verdadero punto de Su misión. Y la razón por lo cual hay que entender bien el porqué de Su misión, es porque todo en esta tierra se va a poner a prueba lo que creemos, hasta el día en que se acabe nuestra existencia aquí. Si no entendemos claramente el porqué, más tarde o más temprano, vamos a abandonar la fe en el Señor. O aún más, cuando se entienda la verdadera razón por Su venida, puede que produzca una decisión dentro de ciertas personas que las lleve por el desvió, donde finalmente se define si una oveja (o persona) le pertenece a El o no. Todo se verá con el tiempo.

Para poder explicar el asunto aún más claro, recuerdo cuando mi hermana me abrió los ojos a la realidad de que no existía Santa Claus. Yo era un niño. Recuerdo que me cayó muy mal la nueva revelación. No quería aceptar el asunto de que no existía este ser que venía en Navidad a traer juguetes. No creo que al comienzo me molesto tanto que me hayan mentido (puede que eso haya venido después), sino más bien, la primera faceta de mi enojo fue el aceptar que no existía. Yo le afirmaba a mi hermana que, sí existía, que era imposible que fuere así, y que ella me estaba mintiendo. La manera que ella me trataba de hacer entrar en razón, de que éste Santa Claus era mi papá, era con la explicación de que, si en realidad existía el tal Santa Claus, ¿porque lo niñitos pobres no tenían juguetes en la navidad? Eso fue lo que me hizo aceptar algo tan difícil para mí en aquel entonces. Entendí finalmente esa realidad, de qué, si existiera ese ser tan especial de la Navidad, todos los niños recibirían juguetes en la Navidad, sin excepciones.

Ahora bien, ¿Cómo este relato de mi ignorancia infantil se relaciona a la explicación que voy a dar? ¿El Señor contesta todas nuestras oraciones? ¿Todos los que piden sanidad son sanados? ¿Todos los que le piden ayuda económica al Señor salen de su pobreza? ¿Todos los que piden pareja logran encontrar esa persona que tanto buscan? ¿Pueden todas las parejas seguir casados? Finalmente, ¿se resuelven todos nuestros problemas cuando venimos o seguimos a Cristo? La respuesta es: No. Como ejemplo, he conocido de varias personas que se han sanado de cáncer, pero he conocido también a muchos que no pudieron sobrevivir y ya no están con nosotros, y esto me afecta muy personalmente. No todos somos sanados. No todos podemos tener una economía estable. No todos podemos resolver nuestros problemas.

¿Por qué algunos si, y otros no? ¿Es un problema de fe como algunos suponen? ¿Dios obra de distinta manera, o tiene poderes limitados entre Estados Unidos y Venezuela, o Etiopia, o Haití (como ejemplos)? Mis amigos y hermanos, Dios es el Todopoderoso, y El todo lo puede, pero El no vino necesariamente para resolver todos nuestros problemas terrenales, porque si así fuere, ningún seguidor fiel de Cristo tendría problemas en ninguna parte del mundo (como si hubiera Santa Claus, todos los niños del mundo tendrían juguetes). Dios si puede cambiar las cosas, pero todo depende de cosas y propósitos mucho más grandes que nuestras circunstancias personales; hay cosas más grandes en juego. El más grande ejemplo que tenemos que no todo saldrá bien, aún haciendo las cosas lo mejor posible para el Señor, es el Apóstol Pablo. Pablo no pudo pasarlo peor muchas veces. A parte de tener una vida muy difícil y solitaria (porque Pablo era un hombre solo y sin hijos carnales) después de venir a Cristo, él llego hasta morir por el Evangelio. El mismo nos enseñó esto: Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:12-19. La vida aquí nunca va a ser perfecta, y el que verdaderamente sigue al Señor también va a tener problemas aquí y ahora, y por razones que no tienen que ver con errores cometidos (porque muchos si estamos sufriendo las consecuencias de nuestros pecados).  

Entonces, ¿Cuál es la respuesta? Cristo vino con el fin de darnos vida eterna, algo que nada ni nadie más nos puede dar o resolver en este mundo. Este es el fundamento del Evangelio y de nuestra fe, y está al alcance de toda persona que le busca. Esto trabaja en cualquier parte del planeta, sin excepciones, y hasta el ser más vil y perdido puede alcanzar la misericordia de Dios. Así que, ¿hás entendido tu verdadera y más importante necesidad, y deseas ser una de Sus ovejas, las que viven para siempre? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Entendiendo el “porque” es poder - Santiago 1:1-17

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Basado en Santiago 1:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud. Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Todo en esta vida tiene una respuesta. No hay nada que sea porque sí nada más. Y como todo tiene una respuesta, todo tiene un propósito. Cada cosa tiene una función, una razón por existir. Todos los eventos en esta tierra y en nuestras vidas son como las palabras de una oración en un lenguaje. Puede que las palabras como los artículos, las conjugaciones, y hasta los símbolos como la puntuación no se vean como gran cosa por sí mismos, pero sin ellos, nuestras oraciones serian incompletas, y se perdería el sentido de lo que se está tratando de comunicar. Y si entienden algo de ley, muchas veces, esas pequeñas palabritas o signos pueden significar la diferencia a que una persona pase el resto de su vida en una cárcel, o que una multa o penalidad sean millones de dólares, o un sinfín de otras cosas.

En el pasaje de hoy, vemos que el Apóstol Santiago le escribe a un grupo de personas que la estaban pasando mal, a las doce tribus que estaban en la dispersión. La dispersión sucedió cuando mucho del pueblo de Israel huyo de su tierra, tratando de escapar de la tiranía y la destrucción. Para comenzar, es muy difícil dejar a tu nación cuando la amas, sino que fue porque tu vida corría peligro injustamente (no por mejoramiento económico), más bien fue porque un poder ajeno quiso imponer su régimen sobre ti, al demandar y hasta abusar y matar con el fin de conquistar. Esta dispersión no se trataba de cosas que muchas personas consideran como insoportable hoy en día. En aquel entonces no existía la comedia que existe hoy, en lo que se han convertido los derechos humanos (porque no puedo razonar Bíblicamente hablando, que un grupo de personas denoten como persecución cuando las autoridades tratan de establecer algún tipo de orden, por el bien de sus ciudadanos). Porque hasta el Apóstol Pablo escribió que debemos orar por nuestras autoridades (y él vivió durante la gran persecución de la iglesia bajo el Emperador Nerón) y que se tenía que respetar a los magistrados, y hacer el bien, como está escrito: Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Romanos 13:3-5.

En fin, Santiago le estaba escribiendo a personas que estaban mal. Y lo que le estaba tratando de enseñar a los de la dispersión (y también a todos los que nos encontremos en condiciones similares) era que, aúnque estaban sufriendo injusticias, al sufrir diversas pruebas, que todo eso tenía un propósito. La prueba, aúnque difícil de soportar, tiene un porque, una razón, y, por lo tanto, una función en la vida de un seguidor de Cristo. Y aquí viene la parte más importante, que hay que entender el porqué, la razón por lo cual está sucediendo. Por una razón muy poderosa sigue dando el consejo de que debemos pedir por sabiduría, para que las circunstancias tengan su pleno efecto dentro de nuestras vidas. La sabiduría divina tiene como fin el darnos la capacidad de entender lo que necesitamos entender, para poder actuar como más conviene aquí y ahora, para que tengamos la más grande bendición posible en nuestro futuro eterno. La sabiduría es lo que nos enseña el valor de lo eterno para poder actuar ahora como más nos conviene. Por eso que, seamos ricos o pobres, o cualquiera que sea nuestra situación, nos conviene vivir sabiamente, como Dios nos aconseja a través de Su Palabra, porque el aquí y ahora pasa rápidamente, pero lo eterno es para siempre (obviamente). La sabiduría nos enseña a como mejor vivir nuestras vidas, y por eso que es tan necesaria.

En este pasaje también se nos insta a poder soportar la tentación. Noten que no se está hablando de tentaciones, sino de una tentación. Y la tentación (por lo que deducimos al ver el premio que se menciona), consiste en dejar la fe. La corona de vida está reservada solo para aquellos que no abandonan la fe, como está escrito: No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2:10. Esta tentación es imposible que provenga de Dios. Dios nunca te va a tentar a que lo dejes. El único que quiere que abandonemos la fe en Dios es Satanás. Por eso mismo que él trato de tentar hasta al propio Señor, y en Su condición más débil (humanamente hablando). El diablo te va a tratar de tentar de que dejes al Señor, que no vale la pena seguirle, y que vas a tener una mejor vida ahora si lo dejas. Y esta tentación siempre va a estar presente. Esta es la razón principal por lo cual necesitamos la sabiduría, porque la sabiduría de Dios siempre va a apuntar a lo de más valor, a lo eterno, no a lo temporal y desechable. La sabiduría divina siempre te va a llevar al valor más grande, a que te conviene amar al Señor por sobre todas las cosas, por tu propio bien. No hay mejor consejo, porque ese solo consejo te llevará a cosas muchas más grandes, a resistir la tentación de dejar la fe; a evitar la muerte eterna, en fin, a poder permanecer fiel hasta la muerte, para poder recibir el más grande premio: la corona de vida.

Así que, ¿buscás entender el “porque” de las cosas, para poder entender el propósito de Dios en tu vida, para que puedas recibir toda buena dadiva, y todo don perfecto que solo desciende de lo alto? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Señor cumple sus promesas a los fieles - Lucas 2:25-35

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Basado en Lucas 2:25-35 (Versión Reina Valera 1960)

Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

El Apóstol Pablo dijo esto poco antes de morir por el Señor, como quedo escrito: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8. Pablo hablo de su caminar en Cristo como una batalla, y como una carrera, cosas que no solamente pueden ser largas, pero duras y cansadoras. Por un lado, es fácil, por decir, llegar a Cristo (aúnque la real conversión no es fácil tampoco, porque requiere arrepentirse, convertirse, y rendirse totalmente, 100% a El). La salvación es gratuita, es el regalo que Dios le dio a la humanidad a través del sacrificio y la resurrección de Su Hijo Unigénito, a través de Jesús. Pero, el ser transformado diariamente, el continuo desafío de dejar los caminos del Señor por los deleites y placeres del mundo, el persistir en la sana doctrina y enseñanza de la Palabra, el luchar en contra de las adversidades y vituperios, esas cosas son las que hacen difíciles el seguir a Cristo. Esto es parte de la batalla, parte de la carrera que Pablo menciono. El Señor dijo esto también: …Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Luke 9:22-24. Cuando seguimos realmente al Señor, hay que cargar una cruz, nuestra cruz, que tiene que ver con el luchar en contra de nosotros mismos, en contra del pecado que todavía mora en nosotros mismos. Sencillamente, la Verdad es: que el seguir a Cristo requiere cosas extremadamente difíciles, y el que diga algo diferente, o desconoce las Escrituras, o sencillamente todavía no ha llegado a la Verdad, o te está preparando para que fracases en un futuro muy cercano, lo cual solo puede venir de parte del enemigo.

El Señor nos advirtió de esto: Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Mateo 24:3-13. Entonces, no se trata de llegar solamente al Señor, pero uno tiene que persistir y permanecer en El (a pesar de las circunstancias), uno tiene que perseverar hasta el fin, hasta el último suspiro, hasta que su corazón deje de palpitar, y hasta que su espíritu vaya a la presencia del Altísimo y Soberano Dios; este es el que será salvo.

Todo esto suena difícil, ¿no? Si, y nadie que viene del Señor dijo que sería fácil, y esa es la Verdad. Pero, aquí viene lo que hay que considerar. A pesar de lo duro y difícil que sean las cosas (humanamente hablando), nada de eso se compara a lo que el Señor tiene para aquellos de nosotros que permanezcamos fieles en El y a El. Una vida difícil en este mundo no se puede comparar a la eternidad en la presencia de Dios. Y los que realmente entendemos el verdadero valor de lo que vale la pena, entendemos que una eternidad en Cristo no se compara a estos pocos años en este planeta. Un poco de diversión o de placer, que hoy esta y mañana ya no, no se puede comparar a lo que el Señor tiene guardado para nosotros. Todos los grandes héroes de la fe del Antiguo Testamento entendieron esto, comenzando por Abraham. Y todos los que seguimos al Señor después, como Pablo, Juan, Pedro, y todos los demás, incluyéndonos a los que vivimos en esta época, también entendemos que lo que el Señor tiene para nosotros es mucho mejor que el aquí y ahora. Los que luchamos legitimante para seguir al Señor, negándonos a nosotros mismos, lo hacemos no porque seamos necios o ignorantes, o estúpidos, como muchos piensan, sino porque sabemos que el Señor tiene mayores cosas que lo que este mundo y Satanás puede ofrecer. Y porque también entendemos esto: Yo [Dios] amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. Proverbios 8:17.

Ahora bien, si no conoces al Señor todavía, ven a El y sabrás de lo que estoy hablando, lo grande que Dios puede ser, aún en tus momentos más difíciles (humanamente hablando). Y si no has sido fiel al Señor, sino que has cedido a los tropiezos de esta vida, la respuesta es muy sencilla: vuelve al Señor. Nunca es tarde para participar en la batalla y en la carrera, pero aprende a serle fiel de una vez y por todas; no juegues con Dios. Y a los que seguimos permaneciendo en El, sigamos peleando, sigamos corriendo, porque grandes cosas nos esperan, si permanecemos fieles hasta el fin.

Así que, en todo esto, la gran pregunta es: ¿Estás listo para no solamente a hacer una resolución de año nuevo, sino más bien, una resolución de por vida, el seguir al Señor fielmente desde ahora y para siempre, para poder recibir las promeses del Señor aquí y las que están por cumplirse en la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Qué Necesita una Persona para Creer Realmente? - Hechos 9:1-22

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Basado en Hechos 9:1-22 (Versión Reina Valera 1960)

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

¿Qué es lo que hace tan difícil para que una persona llegue a creer realmente en el Señor? ¿Será que falta información porque pensamos que es muy limitado lo que sabemos de Dios? Si alguien le desea echar la culpa a su falta de fe por razones de información limitada, temo decir que es una persona que pasa demasiado por alto o voluntariamente ignora mucha de la realidad que lo rodea y hasta su propia existencia. Para comenzar, todo lo creado habla de la grandeza de Dios y de Su eterno poder. Y este solo hecho, por decir (porque hay mucho que observar), es lo que condena a una persona incrédula, como está escrito: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Romanos 1:18-21. Si solamente observáramos las cosas tal como son, (y en esto la verdadera ciencia sí nos ayuda a comprender un poco más la magnitud de las cosas) debiera en lo más mínimo inspirar una curiosidad por Dios, por el Ser que está detrás de todo esto. Eso es lo que realmente debe ocurrir en el ser humano, especialmente en el ser que cree tener algo de inteligencia, a lo menos, una inteligencia superior a la de los animales. El raciocinio y la inteligencia, en conjunto con el poder de la observación que nos dan nuestros sentidos, nos dará la capacidad de creer en el Invisible. Veamos tales cosas como nuestro planeta, nuestro sistema solar, las estrellas, las galaxias, y el universo, cosas que ahora se conocen mucho más gracias a la ciencia y sus avances. Podemos describir y hasta entender como muchas de esas cosas trabajan hoy en día, pero el describir o entender no nos da la habilidad de crearlos o controlarlos, y ahí es donde debiéramos entender nuestras limitaciones y lo ilimitado del Creador. Porque si observamos bien, es imposible concebir que todo lo que existe puede ser producto de un accidente, por su increíble y detallado diseño e inalterable orden.

Ahora bien, veamos lo que esta más cerca a nuestra escala; a nosotros mismos. ¡Que increíble es la creación del ser humano! Entendemos mejor como funcionamos, y porque son las cosas, pero ¿lo podemos replicar, de crear algo como un ser viviente tal como es, de la nada? Es imposible. El ser humano no puede crear algo de la nada, ni menos algo tan increíble como otro ser humano, con cuerpo, mente, y alma, a no ser que siga el proceso natural que recibimos del Altísimo, o que use cosas que solo El creo. Y el asunto de que las cosas salen de alguna parte es totalmente verídico, porque lo desee creer una persona o no, todo proviene del Ser de Dios. Como está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Así que, todo lo hizo El, y todo sigue existiendo porque El lo permite, hasta tu propio existir; el palpitar de tu corazón, el respirar de tus pulmones, el universo, etc., etc. Nada puede existir o funcionar sin Dios. Esa es la Verdad.  

Ahora, ¿Desea Dios que una persona venga a conocerle a través de situaciones extremas o por medio de desgracias? No. El no es el que determina eso, sino más bien, nuestra dureza de corazón, nuestro orgullo o deseo de buscar nuestra voluntad, y nuestra incredulidad es lo que lleva a Dios a permitir cosas extremas para ayudar a que un ser venga a reconocer una realidad irrefutable nada más, que Jesus es Dios, y que El tiene que convertirse en el centro de nuestras vidas porque es la única manera que el ser humano puede alcanzar la salvación. No hay otro camino. Hay una sola Verdad, y cuando realmente llegamos a esa Verdad, todo lo demás pasa a un segundo plano, porque hemos sencillamente comenzado a entender quién es Dios. Esta es la verdadera razón de la navidad, de que Dios se hizo carne para salvar la humanidad (sin ninguna obligación), para romper nuestro destino, de un infierno seguro a la vida eterna. Esto fue lo que entendió Pablo, y por eso que hizo todo lo que él hizo, y esto es lo que necesitamos entender también todos nosotros, para hacer lo que tenemos que hacer también. Así que, ¿crees realmente en Jesús, de tal manera que ha cambiado la razón de tu existir? O ¿sigues con tu ceguera voluntaria y deliberada? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Sufriendo injusticias - 1 Samuel 29

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Basado en 1 Samuel 29 (Versión Reina Valera 1960)

Los filisteos juntaron todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel. Y cuando los príncipes de los filisteos pasaban revista a sus compañías de a ciento y de a mil hombres, David y sus hombres iban en la retaguardia con Aquis. Y dijeron los príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo por días y años, y no he hallado falta en él desde el día que se pasó a mí hasta hoy? Entonces los príncipes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Despide a este hombre, para que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo; porque ¿con qué cosa volvería mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres? ¿No es éste David, de quien cantaban en las danzas, diciendo: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles? Y Aquis llamó a David y le dijo: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y tu entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; mas a los ojos de los príncipes no agradas. Vuélvete, pues, y vete en paz, para no desagradar a los príncipes de los filisteos. Y David respondió a Aquis: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey? Y Aquis respondió a David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos me han dicho: No venga con nosotros a la batalla. Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos al amanecer, marchad. Y se levantó David de mañana, él y sus hombres, para irse y volver a la tierra de los filisteos; y los filisteos fueron a Jezreel.

La semana pasada, vimos que Dios permite las injusticias para que pueda llevarse a cabo un juicio en contra de los que hacen el mal, como resultado de lo que hace cada persona con su libre albedrio, tanto el incrédulo como el creyente, porque todos daremos cuenta al final. Como una segunda parte, veremos ahora los que sufren de esa injusticia, porque en este mundo, es posible que suframos injusticias, aunque hagamos lo que Dios manda. Como leímos hoy, David no había hecho nada malo en ese instante, pero, se le trato injustamente. Implantemos esta pregunta, ¿Si uno hace algo bueno o el bien, significa que el resultado será bueno? Absolutamente no. Hacer el bien no garantiza de que todo salga bien en este mundo, ni aún menos, que lo que haga uno bien sea visto como bueno por todos. Habrá muchas veces que lo bueno será detestado por muchos, especialmente lo que concuerda con la Palabra de Dios. Puede que las cosas no salgan bien, aún haciendo la voluntad de Dios.

El primer y más claro ejemplo de que el hacer el bien nunca garantiza que habrá resultados buenos aquí y ahora, es el propio Dios. El propio Señor sufrió cosas increíblemente duras e injustas en esta tierra. La Palabra nos enseña esto: En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Juan 1:10-11. El Señor fue perfecto. Nunca peco. Pero, no obstante, fue un hombre pobre (sin bienes materiales), que fue hasta sepultado en un lugar que no era de El. Y claro, sufrió la cruz y todo el escarnio y el dolor asociado con el proceso de ser crucificado. Y ¿qué culpa personal estaba pagando? ¿Su pecado fue el sanar a los enfermos, sacar demonios, alimentar a las masas de gratis, predicar del reino de Dios, levantar a los muertos, o ser el unigénito Hijo de Dios? ¿Hizo algo malo en alguna cosa que El allá hecho? Imposible. Así que, el Señor sufrió las injusticias más grandes que cualquier ser en el universo puede sufrir. No hubo, ni habrá más grande injusticia que lo que sufrió el Rey de Reyes y Señor de Señores por todos nosotros, por nuestros pecados.

Ahora bien, algunos dirán: Bueno, El tuvo que pasar todo eso, para pagar por nuestros pecados. Y lo que le aclararía al que hiciera tal declaración es que El no tenía que sufrir nada de eso, porque El no tenía ninguna obligación con nosotros. Así que, sí, era necesario, pero tengan cuidado con el asunto de que existía algún tipo de obligación. Dejando a un lado al Señor por un momento, la Biblia también nos explica en Hebreos 11 que muchos lograron grandes cosas a través de la fe, pero también, hubieron muchos que no les fue nada de bien por defender su fe, como está escrito: Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:36-40. Así que, sencillamente, porque uno hace las cosas bien, no garantiza bajo ninguna condición de que las cosas saldrán bien aquí en la tierra. Si salen las cosas bien, no necesariamente es porque hiciste las cosas bien. Y de la misma manera, si salen las cosas mal, no necesariamente fue porque hiciste las cosas mal. No necesariamente puedes juzgar las cosas como buenas o malas por los resultados.

Sé que suena un poco deprimente, porque quita un poco las esperanzas en el aquí y ahora, pero desgraciadamente, así es. No obstante, aquí es donde se ejercita realmente la fe, porque esto si es lo que nos enseña la Palabra de Dios: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:10-12. Este es la real recompensa para aquellos que si hacen la voluntad de Dios. También nos dice esto: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Y finalmente, se nos insta de la siguiente manera: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:7-9.

En fin, aunque suframos injusticias aquí por hacer el bien, lo que realmente importa no es el aquí y el ahora, sino más bien, que Dios está mirando, y que lo único que debe importarnos es la opinión de Dios, porque El es el que va a juzgarnos según nuestros hechos, sean buenos o sean malos. Así que, ¿estás sufriendo la injusticia con la esperanza de que Dios te está mirando? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Por qué un Dios justo permite la injusticia? - Mateo 23:27-39

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Basado en Mateo 23:27-39 (Versión Reina Valera 1960)

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Creo que una de las cosas que muchos usan para no creer en Dios es cuando se atreven a juzgar a Dios, y le acusan de ser un Dios injusto, o un Dios que no tiene ningún control sobre este mundo y sobre la maldad que hacen las personas. Muy comúnmente he escuchado esto: Si Dios es tan bueno, tan poderoso, y justo, ¿Por qué El permite que el mundo sea tan malo como es? Muchos han sido los que se han atrevido a decir esto, o en lo más mínimo, a pensar esto. Y bueno, se han sentido con el derecho de acusar, juzgar, y hasta sentenciar nada menos que al Dios del universo. Y claro, dentro de sí, la sentencia que le han dado a Dios es la muerte; lo han matado dentro de sí como escarnio hacia El por lo que El es, y porque El no ha hecho según lo que a ellos les parece. ¿Por qué un Dios justo permite la injustica?

Muchas veces, convertimos lo elemental en algo inalcanzable, y así no vemos las respuestas. Así que, la respuesta es muy sencilla. Dios permite que suceda la injusticia en este mundo por una razón muy sencilla: Juicio. Y como vinculo irrefutable con el juicio, existe tal cosa como la responsabilidad; algo que Satanás está tratando de borrar. Nadie quiere sentirse responsable por nada. Si hicieron algo malo, no era culpa de ellos, sino que, las circunstancias lo llevaron a hacerlo, o era inevitable, o alguien más los hizo hacer el mal, etc. La psicología es el arma principal que se usa para quitarle la responsabilidad a una persona. Por ejemplo, si una persona mata a otra persona, fue por razones que superaron al individuo, y así viene la excusa. Pasa lo mismo con tantas otras cosas, como cuando escucho que: el sistema le fallo a esa persona, así que, es un producto del sistema. El asunto es que cada uno de nosotros somos responsables ante Dios por lo que hacemos, y Dios tiene que permitir que las personas hagan el mal para poder llevar acabo el juicio que viene. Porque, ¿cómo se le puede enjuiciar a alguien si no ha cometido pecado? Sería injusto, ¿No? Entonces, cada uno de nosotros tenemos tal cosa como libre albedrio, y el juicio que enfrentaremos todos tiene que ver con lo que hicimos con ese libre albedrio, para bien o para mal, y principalmente, si escogimos creer y hacer lo que El nos manda.

La Biblia nos explica que toda persona que no ha escogido al Señor tendrá que comparecer delante del trono de Dios, como está escrito: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Así que, para el incrédulo, el asunto es muy sencillo, si no quiso creer y aceptar a Jesús como el Señor de su vida, se ha trasado por su propia voluntad el camino hacia la muerte eterna. No es lo que Dios quiere hacer, pero El no va a forzar a nadie. Si una persona no quiere estar con Dios, ¿Cómo Dios la va a forzar a estar con El por toda una eternidad?

Ahora bien, el asunto para el cristiano también es muy sencillo, pero se ha confundido mucho porque Satanás se ha infiltrado en la iglesia con el fin de borrar el asunto del juicio y de la responsabilidad. Cuando venimos a Cristo, y nacemos de nuevo en Cristo, se nos da un nuevo comienzo, somos redimidos. Ahí viene el perdón de pecados y la redención. Pero ¿qué hacemos con ese nuevo comienzo, con ese perdón de pecados y la redención? Y aquí identificamos lo que está mal. Se enseña mucho que ya no hay nada mas de que preocuparse, que ya no tienes más que hacer, o que hagas lo que hagas, tienes el perdón pasado, presente, y futuro de todos tus pecados. Y el asunto es un sí y un no. Sí, tenemos perdón, pero no hemos recibido una licencia para practicar el pecado, como también, la fe sin obras está muerta. La Biblia es muy clara en que el pueblo de Dios también será juzgado y dará cuentas por lo que hacen bien y mal, como está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. También enseña esto: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. Y finalmente: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23.

Cada persona es responsable por sus acciones. Así que, ¿Qué estás haciendo con tu libre albedrio? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Salvos para un propósito divino - Efesios 2:8-10

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Basado en Efesios 2:8-10 (Versión Reina Valera 1960)

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Ya por mucho tiempo, y en distintos lugares, se ha predicado un evangelio que enseña que cuando recibes la salvación de Dios, no tienes que preocuparte de hacer obras, porque las obras ni te salvan, ni son necesarias para mantener tu salvación. Básicamente, usan parte del pasaje que leímos recién para justificar de que todo es por gracia, tanto el obtener la salvación, como el poder mantenerla. Pero, por desgracia, las artimañas del enemigo constan no de crear nuevas cosas para engañar, sino más bien, de poder tomar partes de la verdad y distorsionarlas para que la mentira suene como la verdad, y así, producir el desvió. El trabajo de Satanás es muy fácil, porque consta solamente de producir un pequeño desvió para poder llevar a cabo su plan de destrucción para el alma de una persona. La palabra “pecado” es definida exactamente de esa manera, es sencillamente “errarle al blanco”, y así, el desvió. Entonces, por eso es que tenemos que tener mucho cuidado y tomar la Biblia en Su plenitud o totalidad, no sujetarnos a ciertos pasajes nada más.   

El asunto es que sí, la verdad es que somos salvos solo por la gracia de Dios, por medio de la fe en Dios. Nadie puede salvarse por las buenas obras que hace, como esta escrito: Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Gálatas 2:16. Pero, donde convenientemente se corta el pasaje es en el verso 10: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Somos salvos por gracia y fe, pero para algo, fuimos creados en Cristo Jesús para buenas obras. Así que, cada cristiano fue hecho con un propósito, y ese propósito es a través de Cristo, no para vivir la vida como quiere. Y aquí es donde el diablo entra con su mentira; para paralizar la obra de Dios, para quitarnos el buen propósito de Dios, y para tratar de destruir la razón por lo cual fuimos creados.  

Y aquí tenemos que ver el primer problema. Para llegar a la salvación de Dios, tienes que creer y aceptar a Jesús como el Señor de tu vida. Porque escrito esta: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10. Esto implica que le perteneces, y que El es el que manda, no tú. Si luchas con este concepto, de que Jesús tiene que ser el que manda en tu vida, te tengo que decir que no has entrado en la carrera, ni siquiera te has registrado para correr, o para poder hacer lo que Dios desea que hagamos. El propio Señor nos enseño a orar de esta manera: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. La voluntad de Dios se tiene que cumplir, no la nuestra. Nosotros fuimos creados y salvos por Dios para servirle, y no para que Dios nos sirva y nos cumpla nuestros caprichos. Por eso que también se nos explica esto en la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Entonces, si luchas con aceptar el señorío del Señor, tienes graves problemas. Si estas luchando con problemas que tienen que ver con la práctica del pecado, también tienes severos problemas, porque vas a dar cuentas. Tenemos que tener las cosas muy claras, que “todos nosotros”, porque hasta Pablo quien escribe esta carta a los Corintios se incluye en este tribunal de Cristo, que va a rendir cuentas por sus acciones, las malas y las buenas (¿Quién puede cuestionar la salvación de Pablo?). Y la Biblia también nos enseña esto: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26. Entonces, lo podemos explicar de esta manera, basados en la Palabra de Dios, que la salvación no se mantiene por las buenas obras, pero si, se deben hacer buenas obras por la salvación que hemos recibido. Es vitalmente necesario hacer la voluntad de Dios. De otra manera, no estamos dejando al Señor ser el Señor en nuestras vidas, y esto si acarrea serios problemas en el tribunal de Cristo. ¿Cómo crees que lo verá Dios?

Finalmente, veamos este pasaje que lo suma todo: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 25:14-30. El que recibe la salvación de Dios (al reconocerle como Señor) recibe el titulo de siervo (porque esa es la relación natural), y también, a través del Espíritu de Dios, recibe un talento, como mínimo, algo que viene de Dios para poder usarlo para El, y de acuerdo a la capacidad que uno tiene (no nos da algo que nos supera). Y sencillamente, si no servimos a Dios, y no usamos el talento que nos dá para Su propósito, nada bueno nos espera. Porque, aúnque seamos siervos (más allá de ser hijos de Dios), seremos echados a las tinieblas, a un lugar que la Biblia describe como el infierno, si no hacemos lo que debiéramos hacer. Entendiéndolo así, ¿se puede creer alguna otra cosa que no tenga ver con cumplir el propósito de Dios? ¿Entiendes que el Señor tiene que ser realmente Señor de tu vida, y que fuiste salvo para un propósito divino, no para hacer tu voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo una vida de transformación continua - Efesios 4:17-24

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Basado en Efesios 4:17-24 (Versión Reina Valera 1960)

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

¿Qué debe pasar con una persona que nace de nuevo en Cristo? ¿Comienza a ir a la iglesia? ¿Comienza a diezmar y a ofrendar? ¿Tiene que hacerse parte del coro o del grupo de alabanza? ¿Tiene que dar sacrificialmente para poder edificar un templo? ¿Comienza a vivir una vida más moral, para que sea aceptado en la iglesia? ¿Vive lleno de alegría, y está feliz y contento siempre? ¿Tiene que ir a un seminario? ¿Tiene que hablar en lenguas para poder demostrar que si recibió el Espíritu Santo? Estas cosas no son necesariamente malas, pero es lo que muchos han determinado de alguna manera u otra lo que debe suceder en la vida de un cristiano. Pero, estas cosas no necesariamente determinan si hay salvación o vida en Cristo. No se trata de volverse en un ser religioso, porque eso es lo que sucede cuando no se entiende de lo que realmente sucede cuando uno nace de nuevo en Cristo.

Para comenzar, la Palabra de hoy dice que debe haber un cambio de vida en una persona, que sí, debe haber una diferencia entre una persona que conoce a Cristo y una persona que no conoce ni a Cristo, ni las cosas de Dios. ¿Cómo uno sabe si realmente ha venido a conocer a Cristo personalmente, si ha llegado a nacer de nuevo en El? La conversión al Señor consta de cosas muy sencillas, pero determinantes. La manera de que uno viene a nacer de nuevo en el Señor es a través de un arrepentimiento completo, del 100% de sus pecados (no de un 80% o de un 99% de arrepentimiento), y convirtiéndose a Cristo, al aceptarle como el Señor de su vida, y haciendo esto con todo el corazón, no de palabras solamente o sin fe. Se tiene que realmente creer lo que se está haciendo porque una persona se está efectivamente dando al Señor, entregando así su vida. Y cuando esto realmente sucede, algo pasa en la vida del creyente, tiene que suceder una transformación o regeneración inicial, como está escrito: Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador. Tito 3:4-6. Así que, lo que literalmente sucede es que el Espíritu Santo entra en la vida de una persona, y regenera y renueva el espíritu, el ser dentro de sí que tiene la capacidad de vivir eternamente. Y al entrar el Espíritu Santo, ese Santo Ser de Dios, tiene que pasar algo significativo en la vida de la persona. No puede ser un día como cualquier otro día, porque, en fin, entro Dios, el Ser más poderoso de todo el universo. Entonces, por virtud del completo arrepentimiento, hay cosas notorias que cambian enseguida en la persona, por la manifestación del Espíritu Santo en su vida. No quiere decir que vas a ser perfecto de inmediato, pero van a haber cambios involuntarios (por decir) al comienzo. Por ejemplo, en mi propia vida, cuando le entregue mi vida al Señor, lo primero que El obro en mi fue dejar la idolatría, el robo, y la atracción por el alcohol. Nadie me dijo que tenía que dejar esas cosas, o que los cristianos no deben seguir o hacer estas cosas. Pasó solo, sin ningún tipo de esfuerzo, porque fue la obra del Espíritu Santo. Dios transformo mi vida.

Ahora bien, ¿qué debe seguir sucediendo en la vida de un cristiano? El proceso de la transformación debe continuar. No se debe quedar en ese momento inicial nada más, y aquí es donde aplica lo que leímos al comienzo. Cristo murió para que no solamente seamos salvos, sino también, para que nuestras vidas fueren completamente transformadas, para que le seamos útiles, listos para toda buena obra. Por eso que también insta la Palabra: Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Isaías 1:16-17. La Palabra es muy clara en que debe haber un proceso en un creyente, tiene que haber una continua transformación. ¿Y cómo sigue sucediendo esta transformación? A través de la Palabra, porque escrito esta: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Efesios 5:25-27. El lavamiento solo viene por la Palabra de Dios. El Espíritu Santo a través de la Palabra te va enseñando lo que debe seguir cambiando, lo que se debe dejar de hacer (lo malo), y lo que se debe aprender a hacer (lo bueno). Y hacer el bien consta de hacer buenas obras, no de hacer cosas religiosas.

¿Por qué es apremiante este proceso, y uno no se puede quedar con el inicio solamente? La Biblia nos enseña este principio, el cual nunca cambia, sea que una persona nunca haya conocido al Señor (obviamente), o aún si una persona ha nacido de nuevo: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a. Aunque hayamos sido perdonados y redimidos, y haber nacido de nuevo, el pecado nunca deja de producir muerte, sea grande o pequeño. Entonces, sabemos que no seremos perfectos hasta el día que seamos liberados de este cuerpo de muerte (la carne), pero por eso que es tan necesario seguir el proceso, porque tiene que reducirse lo que produce muerte mientras trascurre el tiempo. Este es el consejo y la advertencia que nos da la Palabra también: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías [el uso de las drogas entra en esto], enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:16-21. Así que, si un cristiano se dedica a practicar el pecado, o a vivir un estilo de vida de pecado (lo que va más allá de pecar), sencillamente no va a heredar el reino de Dios.

Así que, ¿estás viviendo una vida de transformación continua, por el bien tuyo, y por el bien de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo que importa es como terminas - 2 Cronicas 24:1-25

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Basado en 2 Crónicas 24:1-25 (Versión Reina Valera 1960)

De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba. E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote. Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos e hijas. Después de esto, aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová. Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia. Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio? Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová. Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová; e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el desierto. Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta llenarla. Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al secretario del rey por mano de los levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban, y la volvían a su lugar. Así lo hacían de día en día, y recogían mucho dinero, y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del servicio de la casa de Jehová; y tomaban canteros y carpinteros que reparasen la casa de Jehová, y artífices en hierro y bronce para componer la casa. Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada, y restituyeron la casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron. Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada. Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días; de ciento treinta años era cuando murió. Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su casa. Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó. Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este su pecado. Y les envió profetas para que los volviesen a Jehová, los cuales les amonestaron; más ellos no los escucharon. Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo del sacerdote Joiada; y puesto en pie, donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová, él también os abandonará. Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el patio de la casa de Jehová. Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo demande. A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron todo el botín al rey a Damasco. Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová entregó en sus manos un ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres. Así ejecutaron juicios contra Joás. Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y conspiraron contra él sus siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y lo hirieron en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

El mensaje de hoy es muy sencillo, pero muchas veces, los que desean hacer las cosas de Dios a su manera y a su conveniencia, lo distorsionan y propagan un mensaje de abuso de la gracia de Dios, y de irresponsabilidad, enseñando cosas que no concuerdan con la plenitud de la Palabra de Dios. Y a través de la distorsión, enseñan que las cosas del Antiguo Testamento tienen que ser ignoradas, y que ya no aplican (porque estamos en la dispensación de la gracia de Dios), cometiendo así blasfemia en contra de la Palabra de Dios, mutilando el Santo consejo del Señor. En fin, hoy vemos la vida del Rey Joás, su refulgente comienzo, pero con un final muy triste e inesperado.

¿Qué fue lo que paso con Joás? Cuando vemos el comienzo de su historia, y aunque era un niño, hizo bien las cosas ante Dios, de tal manera que insto a mayor fidelidad y diligencia a los levitas, a los supuestos líderes y maestros de las cosas de Dios. Pero, cuando murió el Sumo Sacerdote Joiada, algo paso, algo sucedió, y cambio la historia. Fue de un extremo al otro, de serle fiel a Dios y de preocuparse por las cosas de Dios, a desamparar la casa de Jehová, y a servir a los símbolos de Asera y las imágenes esculpidas, cometiendo lo abominable ante el Todopoderoso.

Ahora, muchos de los que se creen ser sabios en la Palabra dirían que él nunca tuvo una relación personal con Dios porque dijo: …la casa de vuestro Dios (y no dijo: mi Dios). Otros que también se creerían muy eruditos dirían que Dios lo levanto para hacer la obra, y que no era decisión propia. Y otros dirían que sencillamente siguió al Sacerdote Joiada. Y bueno, todo eso puede estar correcto, pero tan sabios e instruidos somos que perdemos de vista la vida del mismo Joas. Sea como sea, Joas comenzó bien, pero lamentablemente termino mal, y en fin, a Dios lo que le importa de cada uno de nosotros es lo que hacemos con nuestra vida y como terminamos la carrera (porque esto es una carrera, y en una carrera se corre y se debe terminar, para lograr llegar a la meta, como lo enseña la Palabra en el Nuevo Testamento, como parte de la gracia), porque escrito esta: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Filipenses 3:13-15. Y finalmente, el propio Señor Jesus dijo esto: …Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Lucas 9:23-24.

Así que, ¿Qué estás haciendo con la gracia de Dios? Y ¿seguirás al Señor fielmente hasta tu fin? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El inocente paga por los culpables - Levitico 17:1-7

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Basado en Levítico 17:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Esto es lo que ha mandado Jehová: Cualquier varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él, y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo, a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los traigan a Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehová. Y el sacerdote esparcirá la sangre sobre el altar de Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y quemará la grosura en olor grato a Jehová. Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades.

¿Por qué existía antes en la Ley de Moisés tal cosa como el sacrificio de ciertos animales? El asunto era que desde que cayó el hombre en el jardín del Edén, entró el pecado en la creación de esta tierra. La primera víctima inocente que fue sacrificada fue para usar sus pieles, para cubrir la vergüenza del hombre como lo data la Biblia en el libro de Genesis. Dios mismo fue el que sacrificó la víctima, como señal de lo que iba a suceder después. Así que, el pecado fue la razón por lo cual esto se hacía.

La Biblia nos explica que, desde ese entonces, el pecado es la razón por lo cual todo lo bueno de este planeta se echó a perder, porque fue lo que introdujo la muerte a la creación de Dios. El pecado es la razón por lo cual tenemos todos los males que hemos visto en la historia, y que vivimos hasta el día de hoy. Esto es lo que explica aún más la Biblia: He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. Ezequiel 18:4. También dice esto: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Entonces, esa fue la razón por lo cual se sacrificaba antes en el Antiguo Testamento.

Ahora bien, en la Ley de Moisés en el Antiguo Testamento, la palabra en el hebreo que describía lo que hacían los sacrificios por el pecado explica que no quitaba el pecado, sino más bien, que lo cubría (la palabra: kafar). Entonces, los sacrificios nunca podían quitar el precio eterno del pecado (la muerte del alma), sino que solo lo cubría ante los ojos de Dios. A pesar de que eran victimas limpias, no tenían suficiente poder como para borrar los pecados de los hombres; era algo temporal. Se necesitaba algo mucho más grande, un ser que fuera Santo, de naturaleza divina y eterna, para que pudiera ser el sacrificio perfecto y eterno, para que el hombre pudiera tener la posibilidad de salvar su alma de una muerte eterna segura. Y ahí es donde entra el Unigénito Hijo de Dios: Jesucristo. Los sacrificios de los inocentes en el pasado eran solamente una señal de lo que vendría y se haría realidad a través del Señor.

Nuestra salvación fue algo muy costoso, algo muy duro y difícil. Aunque era algo semejante a la de los inocentes de antes, el Señor sufrió aún más todavía; que, aunque era Dios, lo sufrió también con la completa conciencia de un ser humano, en nuestra semejanza. La Biblia describe proféticamente lo que tenía que sufrir el Mesías, en un lugar de la siguiente manera: Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:3-5. La Biblia explica en distintas partes el total proceso que sufrió el Señor, comenzando por la traición de Judas, experimentando juicios injustos y sin fundamento de los judíos religiosos y de las autoridades romanas. Fue golpeado y escarnecido. Fue coronado con una corona de espinas que se le enterró en su cabeza. Fue azotado muchas veces con azotes que tenían pedazos de metales enlazados, cuyos objetos penetraban su piel y su carne, y arrancaban todo a lo que se adherían cuando eran retirados. Después, El cargo una cruz muy pesada, mientras las multitudes le escarnecían, mientras se burlaban de El, y le escupían y le arrojaban cosas. Después, lo clavaron a esa cruz, atravesando sus manos y sus pies, donde colgó por horas. Y como final, para cerciorarse que había muerto, le atravesaron con una lanza el costado. Todo eso fue lo que experimento el Mesías, como parte del proceso de Su sacrificio.

Uno se puede preguntar, ¿Cuál era la razón, el por qué algo tan horrible tenía que pasar? Como lo habíamos explicado antes, nuestro pecado tenía un precio muy grande, por eso que tuvo que ser de esa manera. Una muerte sencilla no era suficiente para poder hacer lo necesario, o más bien, para poder hacer lo que necesitábamos. Y Dios lo hizo todo no porque tenía algún tipo de obligación con nosotros, o porque nos debía algo, porque El no nos debe nada. Todo lo hicieron por amor, como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16.

Ahora, y sabiendo, o más bien, entendiendo todo esto, ¿cómo podemos ver la salvación de Dios como algo sencillo o de poco valor? ¿Cómo algo tan increíble pudiera ser tomado con tanta ligereza? No se equivoquen, aunque la salvación a través de Jesus es por gracia, aunque es el increíble don de Dios para el hombre, no se debe tomar como cualquier cosa o livianamente, y por muchas razones, parte de las cuales ya hemos mencionado. Dios es amor, pero también, es justo y es fuego consumidor. Como está escrito: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31.

Entonces, ¿has entendido lo increíble que Dios hizo por ti? ¿Valorás el precio de tu salvación, que pago el Inocente por el culpable? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Teniendo un corazón suave ante Dios - Hebreos 4

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Basado en Hebreos 4 (Versión Reina Valera 1960)

Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; m aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Hoy en día, y ya por mucho tiempo, se predica en muchos lugares un evangelio o una doctrina que toma muy livianamente las cosas de Dios, y que vuelve la gracia de Dios en algo que se abusa, o más bien se malentiende. Es más, se predica algo que quita todo tipo de responsabilidad, sea de seguir cambiando y ser transformado, y también, que quita la importancia de hacer buenas obras. A este evangelio erróneo no se le puede poner un título con exactitud porque se lleva de distintas maneras, y se enseña o sutilmente o bien directamente. Básicamente, muchos enseñan que ya cuando llegaste a Cristo, o sea, llegaste a ser salvo, que ya no hay nada más por hacer porque las obras no cuentan, y/o también enseñan que cuando llegaste al Señor, que no importa todo lo que peques, porque no hay manera que uno se pierda. Si nos llevamos por la Palabra, y lo unimos todo (porque para que algo sea cierto y tomado como sana doctrina, tiene que concordar con toda la Palabra de Dios, no solamente con algunas partes nada más), hay muchas partes en la Palabra, y en particular, en el Nuevo Testamento (porque muchos cometen el error de ignorar el Antiguo Testamento, como que ya no tiene ningún valor) que aclara otra cosa, como el pasaje que leímos hoy. En fin, es un error pensar que las obras no cuentan después de que uno es salvo, y también, es un error pensar que no debemos cuidar nuestra salvación.

Para tratar los asuntos, tendríamos que ver ejemplo de Pablo. Creo que todos estaríamos de acuerdo de que Pablo fue el Apóstol que más se asemejo al Señor, y por virtud de eso, fue el que más obro por el Evangelio de Cristo, que llego hasta entregar su vida por su fe en el Señor. No obstante, y con una conversión irrefutable y con todos sus sacrificios, él nunca pensó que había llegado todavía a la meta mientras le quedaba vida. Así fue como él mismo lo dijo: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Filipenses 3:13-15. Veamos un poco más la vida de este Pablo, y todo lo que vivió por el Evangelio: Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación,  peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 2 Corintios 11:16-28. Entonces, si Pablo nunca pensó que ya todo estaba hecho con solo ser salvo al comienzo, y todo lo que sufrió por el Señor, ¿podremos creer por ventura otra cosa, que no hay que seguir adelante y hacer buenas obras para la gloria de Dios?

Y ahora bien, con el asunto del pecado. Todos somos pecadores, y seguiremos pecando hasta que el Señor venga por nosotros. Esa es una realidad, y una que Dios entiende, y por eso que estableció a Jesucristo como nuestro Sumo Sacerdote. O si no, ¿para qué instituirlo como tal? Lo que importa no es que seas perfecto, sino más bien, que tengas un corazón suave ante Dios, y que cuando El te confronte con Su Palabra (no con reglas, o mandamientos, o religiosidades de hombres), que puedas en lo más minino aceptar que algo está mal, y que le permitas a El trabajar en tu vida. El Señor dio testimonio de David como está escrito: Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. Hechos 13:22. David no fue perfecto (moralmente hablando), y cometió grandes atrocidades, pero lo que hacía David tan especial delante de Dios era que cuando él era confrontado con la verdad, no se excusaba ni justificaba su pecado, sino que lo aceptaba y se arrepentía. Esto es lo mismo lo que espera el Señor de cada uno de nosotros, que seamos suaves y dóciles en Sus manos para que la obra que El comenzó con la salvación, no se estanque, sino que siga hasta el final. Así que, ni pretendamos que ya no hay nada más por hacer, ni tampoco de que no hay que cuidar la salvación. Entonces, ¿tienes un corazón suave delante de Dios, tanto como para seguir cambiando, como también para obrar para El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una Fe Viva - Exodo 20:1-17

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Basado en Éxodo 20:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

¿Qué es una fe viva? Muchos han convertido las cosas de Dios en algo que no es la voluntad de Dios. Muchos la han convertido en un sistema de reglas que va aún más allá de lo que enseña la Palabra, la han convertido en reglamentos y estandartes. Otros han hecho lo opuesto, que la han hecho tan liberal que te enseñan que vivas tu vida de cualquier manera que quieras porque Dios te ama, y todo te lo va a perdonar, y así incitándote a abusar de la gracia de Dios. Y hay otros que todo lo centran en una iglesia, y que el todo del cristiano es estar en la iglesia y hacer cosas religiosas. Creo que lo único que la mayoría tienen en común es que no deben faltar los diezmos y las ofrendas, porque a la hora de hablar de dinero, todos ellos lo piden de alguna manera, suave y sutilmente, o bien directamente. No es que diezmar u ofrendar es malo, pero cada uno de nosotros nos podemos dar cuenta si algo se usa para bien o para otras cosas (la lógica ayuda mucho aquí). El asunto es que una fe viva consta de cumplir y vivir la Palabra de Dios, pero exploraremos un poco más para poder entender mejor.

Lo primero que entendemos de que todo está basado en la Palabra de Dios, es porque el propio Señor lo dijo, como está escrito: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Mateo 5:17. Entonces, si el propio Señor no vino a abrogar la ley o los profetas, entonces, nosotros tampoco debemos hacerlo. La Palabra de Dios existe para que se cumpla, a todo nuestro alrededor y en nuestras vidas. Pero, es necesario poder entenderla para poder cumplirla, y aquí es donde muchos yerran. El asunto es que tiene que venir la fe en Cristo primero, para poder después poder entender y hacer lo que El desea que hagamos, porque entonces, ¿Cuál sería la razón de hacer las cosas? El Señor siempre tiene que ser la razón por lo cual se hacen las cosas, de alguna manera u otra, o si no, todo es en vano.

Pero, en fin, esto es lo que enseña la Palabra de Dios acerca de la fe y las obras (porque una fe viva se ve a través de las obras): Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:14-26. Los diez mandamientos (los que leímos hoy) tienen dos direcciones: los primeros mandamientos constan de nuestra relación con Dios, y los que vienen después tienen que ver con el trato con nuestro prójimo. Por eso que el Señor lo explico aún más sencillamente cuando dijo: …El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Toda la ley y los profetas constan de lo que dijo el Señor; y el Nuevo Testamento es sencillamente la obra y el cumplimiento de la Palabra de Dios en la iglesia universal de Cristo. Esa es la razón por lo cual se difundió el Evangelio a todo el planeta, porque se trata de cumplir lo que Dios manda, lo cual es: compartir el Evangelio con toda criatura. Esa era la motivación de los apóstoles, y es de todos los que le seguimos a ellos después. Y todo esto es acción, no un mero hablar. Tenemos lo que tenemos hoy porque hubieron aquellos fieles a Dios, personas que, si tenían una fe viva, que se dedicaron a propagar la Palabra de Dios y a ayudar a su prójimo, y les costó duro trabajo, y sacrificio, y hasta sus propias vidas.

Así que, es necesario vivir la fe. Por lo tanto, tenemos que hacer cosas que agraden a Dios. Todos los que enseñan que las obras no importan siempre se adhieren a este siguiente pasaje, pero mágicamente se les olvida el versículo que sigue: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Esto también enseña la Palabra de Dios: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables [a Dios]. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10.

Entonces, si estás convencido de que Cristo te ha salvado y redimido, ¿tienes entonces una fe viva? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El problema con la incredulidad - Mateo 13:53-58

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Basado en Mateo 13:53-58 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí. Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

La incredulidad es el pecado más destructivo de todos los pecados, porque es el que sencillamente no te deja creer en Dios, ni en lo que El es, ni de lo que El es capaz de hacer. La incredulidad completa, es lo que lleva a una persona a la perdición eterna. Y si hay alguna medida de incredulidad en una persona, por lo menos no una incredulidad completa (porque hay niveles de incredulidad), afectará negativamente esas áreas que están vinculadas con la incredulidad (si crees que Dios sirve para ciertas cosas nada más). La fe es el todo para cada ser humano. Sin fe, no se puede llegar a nada de valor, especialmente a las grandes cosas de Dios. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

Hoy en día, muchas personas ven a Dios como una leyenda, o como parte de un cuento para niños. Hablar de Dios es como hablar de alguna caricatura, o algo similar, pero de algo mucho más antiguo que fue inventado por la institución de la iglesia para poder controlar a las masas ignorantes. Nosotros que creemos en Dios somos vistos como personas sin educación, personas extremadamente limitadas, o personas simples y hasta supersticiosas. En rendidas cuentas, la fe en Dios no tiene mucho valor en el “desarrollado” mundo de hoy. Hoy, igual que antes, se cree más bien en el poder de lo material, el dinero, las personas, la ciencia y la tecnología, y cosas similares. Esas cosas tienen mucho más valor que cualquier cosa relacionada con la fe en Dios. Y bueno, cada persona es libre de escoger en lo que quiera o no creer. Pero, como muchas veces lo hemos hablado, absolutamente todo acarrea consecuencias, y si no se ven las consecuencias aquí y ahora, se verán en el más allá, porque señoras y señores, la verdad es que cada ser humano morirá, y cada ser humano comparecerá delante del Grande y Eterno Trono de Dios, lo quieran creer o no. Y cuando estén allí, recordarán palabras como estas, o para bien, o para mal, dependiendo de lo que decidan hacer con la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios no vuelve vacía. La Palabra de Dios se cumple en Su exactitud, porque, o se cree en El y se recibe la salvación y las bendiciones que vienen con esa salvación, o no se cree en El y se pierde la oportunidad de la salvación y todas las bendiciones que vienen con esa salvación. La Palabra de Dios se cumple para bendición o para maldición. Como está escrito: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:19-20.

El asunto es que hay cosas mucho más grandes que hablan de Dios, cosas que son tomadas por asentadas porque son tan grandes e inconmovibles, tales cosas que no se deben ignorar, porque son sencillamente muy grandes y que están totalmente fuera de nuestro control, que proclaman la grandeza de Dios, que debieran a lo menos causar algún tipo de curiosidad por el Omnipotente. Como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Este planeta y todo el universo fue creado por Dios. No fue un accidente o una explosión como muchos de los científicos afirman. Y aún más, la verdad es que no tenemos ningún control sobre ningún planeta, ni de las estrellas, ni siquiera de la gravedad en este planeta. Todo eso existe y permanece ni por la mano humana, ni por el dinero, ni por la ciencia o la tecnología, ni por nada en lo cual muchos prefieren confiar. Nosotros ni siquiera tenemos algo que ver con el palpitar de nuestros corazones, sino más bien, es algo totalmente involuntario. Tu vives y respiras porque hay algo, o más bien, Alguien, que permite que suceda, y ese es Dios, lo quieras creer o no.

Ahora bien, una de las cosas que afirman que Jesucristo es el Mesías, que es Dios, es la profecía. Isaías escribió lo siguiente más de 700 años antes que fuere cumplido en la vida del Señor, lo cual revela no solamente que Jesús es el Mesías, sino el acto más grande de amor que no cualquier ser pudiera cumplir, como está escrito: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53. Y este Jesús no cambia, como también está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8.

Entonces, el asunto se vuelve mucho más sencillo, lo cual envuelve una sencilla decisión, ¿Crees que Jesús es Dios o no lo crees? Si crees en El como Dios, conseguirás la vida eterna y veras la gloria de Dios, pero si no crees, tu realidad será lo opuesto. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Corriendo una carrera que vale la pena correr - Hebreos 12:1-4

Basado en Hebreos 12:1-4 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.

Hay distintos tipos de carreras en la vida, por decir. Muchas personas viven, por ejemplo, la experiencia de largos estudios universitarios, aquellas personas que van más allá de graduarse de la secundaria, o los estudios que preceden la universidad. O sea, hay carreras que te llevan más allá de cuatro o cinco años de universidad, si es que una persona decide estudiar una maestría o un programa de doctorado. En la carrera de medicina, después de terminar los estudios para recibir un doctorado en medicina general, algunos siguen estudiando una especialidad como cardiología, pediatría, etc. Y toda esta preparación consta de algunos años más de estudio (y de más dinero) y de práctica para llegar finalmente a conseguir una especialidad. No obstante, después de terminar una especialidad, con práctica y todo, en realidad es solo la antesala de la carrera, porque después sigue el trabajo y los estudios continuos, año tras año, para poder mantenerse al corriente de los avances de la ciencia y hasta para poder retener una licencia. Así que, hay personas que nunca terminan de estudiar.     

Otras personas tienen distintos desafíos que puede que envuelvan otras capacidades, como, por ejemplo, el de criar hijos. Cuando nace un hijo o una hija, es solo el comienzo físico, pero en realidad, para ser un buen padre o madre, la preparación debiera comenzar mucho antes de tener hijos, cuando uno es adolescente; porque dependiendo de la manera que una persona es criada es lo que puede determinar después como una persona cría a sus propios hijos (no siempre, pero muchas veces). Entonces, la responsabilidad comienza mucho antes de que nazca una criatura. Y bueno, después que nace, queda la responsabilidad de criar, que es: proveer, enseñar, y claro, amar a esa criatura. Después que un niño madura, la lucha no termina ahí. El trabajo de un padre o una madre, en particular, de un padre o una madre que sigue los principios bíblicos sigue hasta que Dios diga. No quiere decir que un padre o una madre tiene que seguir manteniéndolos, o cargando con las responsabilidades de sus hijos, porque eso está mal, y se ve mucho hoy en día, donde los abuelos crían en vez de solo cuidar a sus nietos, en vez de sus hijos criar a sus propios hijos, y que los padres son los que enfrentan las irresponsabilidades de sus hijos, y así, terminan malcriando a sus hijos. El trabajo de padre y de madre consta en orar por sus hijos, de dar consejo, dar ejemplo, amonestar, y de apoyar cuando es necesario. Ese es el trabajo que nunca debe terminar, porque ese trabajo debe atravesar las generaciones, donde no solo los hijos lo experimentan, sino también, los nietos, y otras generaciones, si se da la oportunidad. Esa también es una larga carrera.

En fin, tanto una carrera universitaria como la carrera de criar a los hijos, y todo otro ejemplo, llevan consigo un arduo trabajo, algo que no se cumple en algunos días, sino más bien, constan de décadas, y de toda una vida. Son cosas con trayectorias muy largas, y que tienen que lidiar con las cosas que pasan en la vida, sea que llueva, o que nieve, o que ocurran desgracias, o accidentes, o que haya dinero, o no, etc. Pase lo que pase, una persona siempre tiene que luchar por algo en la vida, hasta para sobrevivir. Porque nosotros no comemos por algunos años, y después dejamos de comer, ¿verdad? Tenemos que comer todos los días, y comer balanceadamente, si se puede, para tener una buena salud. Tenemos que vestirnos todos los días. Necesitamos un lugar donde poder protegernos de los elementos, a lo menos, cuando dormimos. Todo en esta vida necesita mucho trabajo. Todo en esta vida es una carrera, o más bien, hay muchos tipos de carreras dentro de la vida de una persona.

Pero, Pablo se está refiriendo o nos está tratando de enfocar en una carrera en particular, en la que es diferente a todas las demás. Para ahondar aún más y poder entender, es necesario usar la medida del tiempo para poder ver el valor de las distintas carreras. No quiere decir que las otras no sean importantes o dignas, y que no hay que correrlas (por decir), pero ¿cuál debiera ser la más importante? Veamos, por ejemplo, la carrera de estudios o de un empleo, que a la hora que perdimos ciertas facultades por virtud del tiempo, o por alguna razón inesperada, ya no se puede ejercer más. La carrera de un cirujano termina cuando sus manos pierden su habilidad, o cuando su vista es afectada. Ya no puede operar más. La carrera de un atleta es limitada a muchos menos años, porque para poder competir o participar, tiene que mantener un nivel de salud y vitalidad muy alto. Así que, los accidentes o excesos de lesiones terminan con la carrera de un atleta. Si vemos algo más difícil y doloroso, si un padre o una madre pierde a un hijo por alguna desgracia, su trabajo con ese hijo tristemente termino en ese momento, porque ya no hay nada más por hacer. Cuando la vida termina, todo cambia. Y eso es lo que Pablo nos está tratando de ayudar a tener en mente, la carrera que nos puede llevar a más allá de los límites físicos, y hasta de los límites de esta vida, porque esta vida es pasajera. Pero, si hemos venido a ser parte del reino de Dios a través de Jesús, tenemos una carrera por delante que no tiene límites, y que lo que hagamos por ella transcenderá los siglos hacia la eternidad. En la eternidad, no vamos a ser médicos, o abogados, o padres o madres, ni nada que tenga que ver con este mundo tan limitado y superficial. Vamos a ser más que eso, y para siempre. Los propósitos que Dios tiene preparados para aquellos que le aman no se pueden imaginar, porque van mucho más allá de la vanidad de este planeta. Como está escrito: …Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. El Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo también dijo esto: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8.

Entonces, sabemos que el seguir a Cristo no es fácil, sino más bien, es difícil, porque va en contra de nuestra naturaleza, y desafía nuestra inteligencia limitada. Pero, la fe es el único vehículo que tenemos que nos puede llevar mucho más allá de lo material y lo temporal. Y si te cuesta permanecer en el Señor, solo recuerda lo que Cristo hizo por ti, sin tener porque hacerlo, para que tu pudieras llegar a tener las grandes promesas que solo El puede cumplir. Así que, ¿estás corriendo esta carrera que tiene mayor recompensa y duración que cualquier otra? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Que es la Palabra de Dios para ti?

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Basado en Hechos 17:1-15 (Versión Reina Valera 1960)

Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron. Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.

John Quincy Adams, el sexto Presidente de los Estados Unidos proclamo: Yo hablo como un hombre del mundo a todo hombre del mundo, y les digo que escudriñen las Escrituras; que la Biblia es el Libro de todos los libros, el cual debe ser leído a toda edad, y en todas las condiciones de la vida humana, no que sea leído una, o dos, o tres veces, y después ser dejada a un lado, sino más bien, debe ser leída en porciones pequeñas, de uno a dos capítulos cada día, y nunca de dejarse de hacer a no ser que sea por alguna necesidad avasallante.

Como podemos percibir en el pasaje de hoy, todos reaccionan de manera distinta a la Palabra de Dios. A algunos le atrae, y son hasta convencidos y cautivados por la Verdad de Dios, considerando el ejemplo de hoy que envuelve uno de los personajes más prominentes de la historia de Estados Unidos, un hombre con gran historia. Para comenzar, este John Quincy Adams fue el hijo mayor de John Adams, el segundo presidente de los Estados Unidos. Fue una persona de alta educación, graduado de la Universidad de Harvard como abogado. Antes de ser presidente, fue embajador y después, senador de los Estados Unidos. Fue un hombre de gran experiencia y reputación. El se aferró a la Biblia y a la fe en Dios no porque era algo popular, sino porque estaba convencido que era la Verdad y que tenía que ser parte de la vida diaria de cada ser humano.

No obstante, a otros no les atrae tanto la Palabra de Dios, sino más bien, e inclusive, puede despertar hasta sentimientos tan negativos que pueden llegar hasta hacer cosas impensables y desmedidas. Pueden llegar a hacer daño, hacer cosas injustas, e inclusive, llegar hasta matar. Vemos en este mismo pasaje que se levantaron algunos judíos que no creían, y que tomaron consigo a más personas (hasta gastando su dinero y usando sus influencias, porque nadie iba a hacer algo por nada, especialmente hombres malos y ociosos), y juntaron una turba y alborotaron una ciudad entera, y hasta asaltaron la casa de un inocente. Y aún en su gran hipocresía, lo hacían todo con la excusa de que los que predicaban alteraban el mundo, mientras ellos eran los que si alborotaban al pueblo y dejaban un desastre de proporciones mayores (literalmente).

¿Por qué este abismo de sentimientos entre unos y otros? ¿Por qué puede un hombre como este John Quincy Adams que fue presidente de una nación, no solo creer él personalmente, sino que también, instaba a todos los que lo escuchaban a escudriñar las Escrituras mientras que estos judíos que no creían podían causar tal destrucción por su rabia e ira, por sus celos, en contra de la Palabra de Dios? El asunto es que la Verdad, por virtud de ser la Verdad, tan sencillamente no puede ser aceptada por todos, por el pecado que hay en el hombre. Ahora bien, la Biblia nos enseña que todos somos pecadores, y si eso es verdad (lo cual es así), entonces ninguno de nosotros debiéramos poder aceptar la Palabra de Dios, si es que es el pecado dentro de nosotros mismos es lo que crea la enemistad con la Palabra de Dios. Y aquí es donde debemos trazar una línea, por decir, dentro del mundo del pecado. El Señor nos enseña esto, a través del Apóstol Juan: Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte. 1 Juan 5:16-17. O sea que, aunque toda injusticia es pecado, hay tales que no son mortíferas. Ahora bien, la meta no es de tratar de excusar el pecado, sino más bien, de poder entender el tipo de pecado especifico que causa tal rebeldía en contra de la Palabra de Dios. Hay que tratar de identificar precisamente no solo los síntomas, sino el causante de la enfermedad, para poder tratar el real asunto, no para el beneficio de Dios (obviamente, porque Dios no tiene nada que perder), sino para el beneficio de nosotros, para poder poner lo que necesitamos poner delante de Dios para que no solamente lleguemos a tener la salvación de Cristo, sino también poder crecer sin obstáculos (porque la Salvación es solo el comienzo de un camino angosto, largo, y difícil de seguir, porque se trata de la guerra más difícil de pelear, la guerra contra nosotros mismos).

El pecado principal que determina todo en el ser humano es este: la incredulidad. No hay peor pecado que este, porque hasta el orgullo, que es bastante malo, no llega a tener la magnitud de la incredulidad. Hasta el orgullo se puede llegar a doblegar, si se cree. Por eso es que la Biblia es muy clara con esto, cuando dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Así que, para comenzar, sencillamente no puede haber salvación si no se cree en Jesús como el Señor. Y cuando se llega a creer en el Señor, si en realidad es algo genuino (porque hay muchos que dicen creer, y todavía no llegan a esa realidad), es solo el comienzo, porque también hay tal cosa como el nivel de incredulidad. El nivel de incredulidad es lo que determina cuanto una persona busca obedecer y seguir al Señor. O sea, si uno tiene problemas con creer y no creer ciertas cosas, eso va a determinar su caminar. Entonces, el todo de la persona depende de su incredulidad, y de todo en la vida de una persona es determinado por su nivel de incredulidad. Así que, las preguntas de hoy, son muy sencillas, pero determinantes: ¿Crees que Jesús es Dios? Y ¿crees en la Palabra de Dios, que si es la Verdad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Esta Dios en tu vida? - 2 Reyes 1

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Basado en 2 Reyes 1 (Versión Reina Valera 1960)

Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad. Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue. Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis vuelto? Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras? Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita. Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos. Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías. Reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque Ocozías no tenía hijo. Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

El problema que leímos con Ocozias existe y está muy latente hoy en el llamado pueblo de Dios, posiblemente ahora más que nunca. Y ese problema es: el buscar ayuda en otras cosas en vez que en el Señor. Y el problema ronda en el asunto, de que si realmente se cree en el Señor o no. Aunque muchos digan que creen en el Señor, ¿realmente lo hacen? Para comenzar, ¿se han dedicado a conocer al Dios de la Biblia? Y, ¿han podido entender que para que funcionen las cosas como deben funcionar, El tiene que ser el Señor de su vida, no solo un título? Estos son los problemas que revelan casos como el de Ocozias: que no se cree en el Señor como lo que El es, y aún mucho menos, no es el Señor de las vidas. Muchos caminan por la vida como si Dios no existiera, y por eso es que el Nombre de Dios es blasfemado. El mundo, el que desconoce al Señor no puede llegar a creer, y hasta blasfema gracias a aquellos que se llaman ser pueblo de Dios. Por estas razones es que cuando se le habla de Dios, creen que se le está hablando de un Ser como de fabulas, como Santa Claus.

¿Cómo es que podemos detectar este asunto en nuestras propias vidas? Hazte estas preguntas: ¿A quién es que recurres para la dirección de tu vida? Y ¿A quién vas primero cuando una situación sucede? Veamos a un más el asunto. Aunque digas que crees en el Señor, si no es a El y a Su Palabra a lo primero que recurres para poder hacer lo que necesitas hacer con tu vida, ahí hay un problema grave. Y bueno, si cuando surgen las circunstancias difíciles en tu vida, vas primero a lo humano y a lo terrenal, ahí también está el problema. Y estas son las razones porque el gran poder de Dios no se manifiesta, no porque Dios ha cambiado (porque El no cambia), sino porque hay un problema severo. Entonces, ¿cómo puede Dios manifestarse en la vida de una persona si ni siquiera le busca, ni sigue lo que El enseña? Puede decir mucho que cree en Dios, pero si no le busca, ni hace lo que El manda, ¿Qué es lo que realmente cree? El grave problema es que la gran mayoría de las personas que están en el pueblo de Dios hacen según lo que les parece. Como dice la Palabra: En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Si lo lleváramos a como están las cosas hoy, sería algo por el estilo: en estos días el pueblo vive como si no hubiera Dios, y cada uno hace lo que bien le parece. Y bueno, en conjunto con el problema de que no se busca la dirección del Señor, menos se recurre a El cuándo hay necesidades, porque cada uno busca arreglar el asunto como le parece.

Esto es lo que nos enseña la Palabra: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33. La gran mayoría de las veces, el mundo y las cosas del mundo se convierten en el dios de los supuestos creyentes. Baal-zebub tiene distintas caras y apariencias hoy en día, pero es el mismo. Definamos a Baal-zebub realmente: es todo lo que no es del Señor, o es del diablo, o está siendo utilizado por el diablo (porque hasta las bendiciones de Dios las convertimos en utensilios del enemigo si toman el lugar de Dios). Entonces, para arreglar los problemas, la mayoría recurren al dinero, o a la familia, o a las amistades, o a la iglesia, o al intelecto humano, etc. Hay a veces que Baal-zebub se presenta como temor, y es eso lo que dirige a una vida. Y la Palabra dice esto: En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 1 Juan 4:18. Nuestra fe solo debe estar en el Señor, como está escrito: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Debemos siempre primero buscar del Señor para guiar nuestras vidas, y para arreglar nuestros asuntos. Cuando hacemos estas cosas, entonces si estamos demostrando que hay un Dios en nuestras vidas y ahí es que Dios si quiere obrar y hacer cosas increíbles. Dios puede usar hasta las cosas difíciles para demostrar que El sí existe, y para que otros crean en El, como lo hizo con el Apóstol Pablo. A pesar de que fue el apóstol con la vida humana más difícil, es el que Dios ha usado para inspirar la fe más grande en el mundo entero. Muchos a través de los siglos, y hoy, creemos en el Señor en parte por el testimonio y arduo trabajo de este gran hombre de Dios. Y claro, vemos a el mismo Elías, que hizo caer fuego del cielo porque él sí creía y tenía a Dios en su vida.

Así que, ¿Hay Dios en tu vida? Y si por si acaso no estás seguro, arregla el problema hoy. ¡Decídete por El! ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Como Sabemos Que Estamos Haciendo lo Bueno? - 3 Juan 1:11-12

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Basado en 3 Juan 1:11-12 (Versión Reina Valera 1960)

Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.

¿Cómo sabemos cuando estamos haciendo lo bueno? O aún más específico, ¿Cómo sabemos si Dios vé como bueno lo que hacemos? En el pasaje de hoy leemos de cosas muy definitivas, de ningún gris (por decir), porque la Palabra sencillamente dice: El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. No hay una larga explicación teológica del asunto, y se usan palabras muy sencillas y directas, tales palabras que hasta un niño pequeño las puede entender. Y habla también de Demetrio, de que era una persona que demostraba sin ningún tipo de duda que estaba haciendo el bien, del bien o lo bueno que mencionaba el Apóstol Juan. Entonces, ¿Qué es lo bueno?

A través de los tiempos, la gran mayoría de las personas han formulado sus propias opiniones de lo que significa hacer el bien. Si uno hace un cuestionario público hoy, habría muchas respuestas distintas. Y muy posiblemente, habría aún muchas más distintas respuestas dentro del ambiente de la iglesia. En el mundo, las opiniones posiblemente variarían de la siguiente manera, que hacer el bien consiste en: No hacerle daño a los demás, de suplir las necesidades de los menos afortunados, de dejar que las personas hagan lo que les hace felices, o de dar amor (y eso variaría mucho también basado en las distintas opiniones que hay acerca de lo que es el amor). Y bueno, si se le preguntara a personas dentro de la iglesia, estas posiblemente serían las respuestas: De vivir una vida moral, o de dar amor, o de cumplir los mandamientos, o de ser una persona buena que ayuda a su prójimo, o ir a la iglesia, o participar en las actividades de la iglesia, o de dedicarse a un ministerio, y así sucesivamente. Y aunque dentro de los limites o confines de la Biblia, todas esas cosas son buenas, pero no es necesariamente lo bueno que busca Dios. ¿Cómo es eso?

Leemos, por ejemplo, lo severo y tajante que fue el propio Señor al explicar que no todos entrarán en el reino de los cielos, aún los que hacen cosas que cualquiera pudiera decir que son cosas buenas, cosas que van aún más allá de lo que anotamos previamente, porque escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. ¿Qué es entonces la voluntad de Dios, lo bueno que se debe hacer? La Biblia aún complica más las cosas (por decir) a través del siguiente pasaje: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. Pero, aunque dijimos que podría complicar el asunto, la verdad es que este pasaje nos da un norte, una dirección, que el amor es lo que define lo que tiene valor delante de Dios, lo bueno. El Señor finalmente aclara todo con este solo sencillo pasaje, lo que define tanto la meta del Antiguo y Nuevo Testamento, el todo del hombre: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Así que, si entendemos bien lo sencillo de lo que explico el Señor, entonces entendemos que lo mas importante es el “porque”, la razón el por qué hacemos las cosas, y que eso debe ser lo que genera las otras acciones, eso es lo que define si lo que hacemos es bueno delante de los ojos de Dios o no. Así que, el amar al Señor debe ser la razón y la raíz para todo lo que uno hace, lo que genera la acción, y que la acción este fundamentada en la voluntad de Dios, en Su Palabra, y de ahí todo se dirige a nuestra interacción con nuestro prójimo, o sea, el segundo mandamiento, de amar a nuestro prójimo.  

Ahora bien, ¿Por qué uno debe amar a Dios por sobre todas las cosas y con todo nuestro ser? Porque es lo justo. La Biblia nos dice esto: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:19. Y Dios demostró Su amor a nosotros de la siguiente forma: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16. Nadie ha hecho, ni puede hacer, ni podrá hacer lo que Dios ha hecho por cada uno de nosotros. Y es la injusticia mas grande del universo no devolver ese amor de la misma manera, porque es un amor inmerecido, solo por Su gracia. No existe ningún tipo de obligación. Dios no nos debe nada, ni en lo más mínimo. No obstante, es El el que permite que existas, y que vivas, y respires, y puedas hacer todo lo que haces, y que tienes todo lo que tienes, y aún más importante, es El el que ha abierto el camino a la salvación a través de Jesucristo, para que pudieras tener la vida eterna. Absolutamente todo se lo debes a El. Por lo tanto, ¿es justo que le des la prioridad a algo o a alguien que ha hecho mucho menos por ti? ¡No! El todo de la vida es tratar de ser justo con Dios, y de poder lograr hacerlo a través de Jesucristo, porque no lo podemos hacer solo. Y el fruto, de que el Espíritu de Dios este morando en tu vida, es esto: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Si no amas a Dios, no tienes nada, no estas haciendo el bien. La Biblia nos dice esto: Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Apocalipsis 2:1-5. El amor al Señor es todo, y lo que debe ser la razón de nuestro existir y de nuestras acciones.

Entonces, ¿amas al Señor? ¿Es El la prioridad de tu vida? ¿Tiene El el primer lugar? Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Lucas 13:22-24. Si no le amas todavía como debieras, entonces esfuérzate para aprender a amarle, porque es la mejor obra que si puedes hacer, y está totalmente a tu alcance. Recuerda que la fe sin obras está muerta, y el amar a Dios y hacer las cosas solamente por El es la obra que nos define delante de Dios. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Quién Eres y Qué Estás Haciendo? - Mateo 7:15-23

Basado en Mateo 7:15-23 (Versión Reina Valera 1960)

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis. 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Hoy en día, y más que nunca, vemos mucha corrupción en el pueblo del Señor, y en particular, en muchos de aquellos que dicen servir a Dios, los que supuestamente enseñan la Palabra del Señor, los que se han puesto en posiciones de liderazgo o de alta visibilidad para poder influenciar y poder sacar lo que desean. Francamente, no todo lo que brilla es oro. Y el peor problema es que lo que hablan suena como la Verdad, luce como la Verdad, y hasta usan la Biblia para sustanciar sus enseñanzas y doctrinas. Hacen como el mismo Satanás trato de tentar al propio Señor, cuando le puso sobre el pináculo del templo y le dijo que se echará abajo para probar que era el Hijo de Dios, y manipulo un pasaje que se encuentra en el Salmo 91 para tratar de convencerlo, que dice que El mandará a sus ángeles a que te guarden en todos tus caminos, y que en las manos te llevaran para que tu pie no tropiece en piedra. Sonaba como la Verdad, pero no era la Verdad, y más encima, estaba tratando de llevar a hacer algo al Señor que no era la voluntad de Dios. Pero Dios jamás le obedecerá a Satanás, ni nosotros tampoco debemos obedecerle.

Si la mentira luce tanto como la Verdad, ¿cómo podemos entonces filtrar lo que no sirve, lo que se debe desechar? Como nos enseña el mismo pasaje de hoy, podemos ver lo que una persona es, si es que entendemos como poder descifrar o discernir sus frutos. Y bueno, esto solo se puede hacer a través del Espíritu Santo y la Palabra, pero para eso, uno tiene que nacer de nuevo. Esto no consta del intelecto o de alguna enseñanza humana, ni siquiera de instintos. Todo se vé en el fruto de la persona, y por el fruto, estamos hablando de lo que produce la persona. ¿Cuál es su producto, lo que hace? Las acciones de ellos son lo que demuestran lo que hay en sus corazones, sus intenciones. La Palabra nos habla de lo siguiente también: 3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 1 Timoteo 6:3-5. Sencillamente, una de las maneras más claras de poder ver a un engañador es a través de sus prácticas personales. Porque, hay aquellos que piden para los demás, pero ellos no dan nada para la causa, sino que buscan su propio bien, y lo buscan y lo aceptan como: una bendición que viene de Dios. Estos son los que toman la piedad como fuente de ganancia, todo aquel que usa las cosas del Señor para favorecerse a sí mismo de alguna manera u otra, a cuestas de los demás, y no de su propio trabajo. Así que, no solo uno se debe cuidar de los cristianos magnates (los cuales debiera ser obvio de no seguir), sino también de aquellos que parecen no tener mucho. Y este pasaje es muy claro en lo que uno debe hacer cuando nos encontramos con alguien así. La Biblia no enseña que debemos orar por aquellos, o estar sujetos a ellos, y claro, menos apoyarlos en su mal, sino sencillamente dice: apártate de los tales. Así que, pon distancia entre ellos y tú mismo. No tienes que crear un espectáculo, sino busca otro camino aparte y distante de ellos.   

Ahora bien, ¿Qué sucederá con estas personas? ¿Tendrán castigo? Por supuesto que sí, pero eso está en Dios. El Señor todo lo va a ordenar, por decir, y muy cuidadosamente. Es más, el Señor nos va a ordenar a todos nosotros (y aquí comenzamos a volver la atención a los de afuera hacia nosotros mismos), especialmente si vivimos el momento del rapto de la iglesia, cuando el Señor venga por Su “verdadero” pueblo; no los que dicen ser pueblo de El. Porque escrito esta: 36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. Mateo 24:36-44. El Señor sabe quién es quién, y todo lo que pensamos, sentimos, y hacemos. El lo sabe todo, y en base a ese conocimiento es que El hará las cosas. Por eso que existe un juicio para todos, no solo para los incrédulos. No se dejen engañar por los mismos de los cuales advierte la Palabra, por los falsos profetas y hombres corruptos. Hasta nosotros los que seguimos al Señor responderemos por nuestras acciones. No es una creencia muy popular porque a casi nadie le gusta la idea de la responsabilidad, de tener que responder por lo que uno hace mal. Dios perdona, y no hay duda con eso, pero con la condición de que le sigamos, que permanezcamos en El, que le dejemos obrar en nuestras vidas, que poco a poco seamos transformados en personas nuevas, tomando las características del Señor, y no en que sigamos haciendo aquellas cosas que producen muerte, en la práctica del pecado, en el tratar de abusar de la gracia de Dios.

La Biblia es muy clara con el asunto de hacer la voluntad de Dios. Así que, no solo consta de decir que uno es hijo de Dios, o querer convencer con una posición o una postura. Eso en realidad no importa. Si no hay frutos o acciones claras que demuestren ante Dios que estás haciendo Su verdadera voluntad, no hay en nada valor. Esto leemos del propio Señor en relación a Su familia carnal: 31 Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. 32 Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. 33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Marcos 3:31-35. Puedes decir, pretender, y tratar de convencer todo lo que quieras, pero si no estás haciendo la voluntad de Dios, nada eres delante del Señor. Entonces, ¿Quién eres? y ¿qué estás haciendo con tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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