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Dios recompensa la fidelidad - Genesis 39

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Basado en Genesis 39 (Versión Reina Valera 1960)

Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia. Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa. Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera. Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor. Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

¿Sale todo bien cuando hacemos el bien? En el aquí y en el ahora, a veces si, y, a veces no. El hacer la voluntad de Dios aquí en la tierra no asegura que todo saldrá bien aquí. Hay muchos que enseñan que, si una persona tiene suficiente fe podrá lograr muchas cosas aquí en la tierra, aún cosas imposibles, y que todo le saldrá bien. En eso es lo que basan la fe. Si estamos leyendo la misma Biblia, entonces eso no es cierto. El que te salgan las cosas bien aquí no quiere decir que tu fe es fuerte, y el que te salgan las cosas mal aquí no quiere decir que no tienes fe o que Dios te ame menos. Hay muchas cosas que se enseñan como verdad y en realidad, no son verdad. La verdad es que el hacer las cosas bien aquí en la tierra y tener mucha fe no garantiza que las cosas salgan bien aquí y ahora, y por eso que nuestro enfoque no necesariamente debe ser el aquí y el ahora, porque si nos enfocamos solamente en el aquí y en el ahora, si puedes perder la fe o malentender la fe, lo cual te llevaría a un camino que está muy lejos del Señor. En el camino hacia la perdición se pueden encontrar muchas cosas que se parecen a la verdad.  

Para comenzar, hoy vimos una parte de la vida de José, fue una persona de ejemplo de fe y de fidelidad al Señor, quien sufrió muchas veces por hacer el bien. Si conocen la historia, José fue vendido como esclavo (aunque algunos lo querían matar), sus hermanos, porque le era fiel al Señor, y porque lo envidiaban. Después de ser vendido, lo compro Potifar. Le fue mas o menos bien por un tiempo (aunque era un esclavo), pero esta vez, fue acusado injustamente de tratar de violar a la mujer de Potifar. Y de ahí, fue encarcelado. Comenzó a salir adelante (por decir), en la cárcel, aunque no solamente era esclavo ahora, sino también, un reo, sin ningún tipo de derecho ni de valor como ser humano. Y resumidamente y después de ciertos eventos, al final, Dios permite que José subiera al poder, y le usa con Faraón para ayudar a Egipto y a su propio pueblo. Pero, José tuvo muchos sube y bajas, momentos muy desagradables, y en ningún momento vemos que José no fue fiel, sino todo lo contrario, muchas de sus desgracias eran ocasionadas por su fidelidad a Dios.

Esto es lo que en realidad enseña la Palabra de Dios: Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu. 1 Pedro 3:16-18. Es posible pasar tiempos duros (humanamente hablando) cuando cumplimos la voluntad de Dios, cuando somos fieles, porque también está escrito: Mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:35b-40.

Entonces, ¿dónde debiera estar nuestra vista puesta para poder permanecer en Cristo aún dentro de los tiempos duros que pueda que suframos por hacer la voluntad de Dios? Escrito esta: Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 1 Corintios 15:16-20. La fe en Cristo no es necesariamente ni para este mundo, ni aún menos, ser usada para las cosas del mundo, sino más bien, la fe en Cristo y el serle fiel es para la resurrección, para la eternidad. Así que: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21. Entonces, ¿Le serás fiel al Señor, pase lo que pase, para que puedas llegar a lo que realmente importa? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Jesús transforma a aquellos que le siguen - Hechos 26:1-23

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Basado en Hechos 26:1-23 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

Todos los que hemos nacido de nuevo en Cristo comenzamos como algo totalmente diferente. Vemos en el pasaje de hoy como el Apóstol Pablo relata su conversión, y lo que él hacía antes de venir a Cristo, y como Dios los transformó y lo convirtió en algo totalmente distinto, totalmente contrario a lo que él era. Saulo (o Pablo), era un hombre extremadamente religioso, hasta el punto de sentir tal celo por su religión que hasta persiguió a la iglesia, y encarceló y consintió en la muerte de muchos (como consintió en la muerte de Esteban). El no hacia lo hacía porque le gustaba hacerle el mal a las personas, como algunos erróneamente han supuesto. Antes de Cristo, Pablo era un hombre poderoso, con gran respaldo político, muy educado, de la aristocracia hebrea, ciudadano Romano, y posiblemente, como tal, hasta rico. Pero, al ver sus escritos y relatos, vemos a un ser totalmente distinto, que llego a dejar todo por esta nueva fe en Cristo, que la historia nos cuenta que hasta viajo más de 10,000 millas (16,000 km) pregonando este Evangelio, y llego hasta ser decapitado por Cristo, al final. De ser alguien poderoso, rico, y fuerte, termino en otra fe, y humanamente hablando, pobre, perseguido, y hasta morir prematuramente. ¿Qué puede llegar a causar tal transformación en una persona? y aún más, ¿llevarlo a tal reverso que muchos lo verían como locura y hasta indeseable, especialmente comparándo su vida a lo común de la cristiandad de hoy en día?

El asunto es muy sencillo. Tuvo un encuentro con Dios, con Jesucristo. Y cuando tuvo ese encuentro, hubo una transformación en su manera de sentir y de pensar, algo paso en el centro de su ser en esos instantes que le llevo a ser una persona totalmente distinta. En vez de seguir su camino persiguiendo a la Iglesia, cambio de rumbo, hubo un arrepentimiento y conversión instantánea. En ese momento, Pablo sintió que encontró algo, o Alguien, mucho más grande que lo que él pensaba y creía. Se encontró con Alguien de mucho más valor y poder que su abolengo humano, sus poderes humanos, su riqueza humana, y hasta sus creencias religiosas. Se encontró totalmente superado por Dios, y todo lo que él era y tenía lo abandonó por Alguien a quien él estimo como más grande y digno, como el mismo lo dijo: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. Filipenses 3:7-9.

¿Cualquiera puede llegar a esto? Y la respuesta es: ¡Sí! Todos aquellos que deseen realmente conocer a Dios pueden hacerlo a través de Jesucristo. Pablo hacia lo que hacía antes de Cristo porque pensaba que estaba sirviendo a Dios, y Cristo salió a su encuentro para poder ayudarle a tomar el camino correcto. Dios trata de hacer lo mismo con todos nosotros, de alguna manera u otra. El problema es que muchos están tan enfocados en otras cosas que se pierden de ver el resplandor de la gloria de Dios. ¿Creen que no han tenido la oportunidad que tuvo Pablo? Se equivocan. ¿No ven el resplandor del sol o no escuchan las grandes obras del Creador, o no sienten la fragancia de Su creación? Todos nuestros sentidos nos hacen capaces de sentir la gloria de Dios, día tras día, y la muerte y resurrección del mismo Cristo en que creyó Pablo, es el mismo que tenemos hoy en día. El asunto es sencillamente que no hay un verdadero arrepentimiento y conversión en muchos, porque buscan más bien justificar su pecado y su amor por el mundo en vez de apreciar la grandeza del Dios Todopoderoso, el mismo Jesús que Pablo vió en el camino a Damasco. Muchos están más contentos o siguen buscando las migajas de este siglo. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19.

Cuando te das la oportunidad de ver la gloria de Dios a través de Jesucristo, y llegas a un verdadero arrepentimiento y conversión, entonces comenzarás a entender que era lo que motivaba a este Pablo (que también me motiva a mí); y Dios comenzará un gran cambio en tu vida, como está escrito: Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Gálatas 5:24. Así que, ¿hás decido abandonar tu pecado y seguir realmente a Cristo para ser transformado por El? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Verdadero Ministerio - Hechos 13:1-12

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Basado en Hechos 13:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

¿De que consta el verdadero ministerio en el Señor? ¿Hay que dejar o abandonar todo para servir al Señor realmente? Puede que sí, o puede que no. ¿Hay que ir a un seminario o una escuela especial para poder prepararse para el ministerio? Puede que sí, o puede que no. ¿Tiene que una persona ir a un lugar lejos para poder servir al Señor realmente? Puede que sí, o puede que no. ¿La única manera que una persona puede servir al Señor es si es reconocido por alguna institución cristiana con credenciales establecidas? Puede que sí, o puede que no.

Para poder entender lo que realmente es el verdadero ministerio, hay que ir a la Biblia, y ver lo que realmente dice Dios, no lo que dicen los hombres, porque ese es el problema principal que existe comúnmente: que las personas se dejen llevar por la opinión humana en vez de ver lo que Dios dice a través de Su Palabra. Esto fue lo que dejo establecido el propio Señor: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19-20. ¿Qué significa “haced discípulos”? El asunto de hacer discípulos es, primero que nada, llevarle el Evangelio a personas que no conocen al Señor, que todavía no han podido establecer esa relación personal con Dios a través de Jesucristo. Ese es el primer paso, porque el segundo, para poder cumplir con el asunto de hacer discípulos tiene ver con el propio significado de la palabra discípulo, que significa: un seguidor. Y claro, el hacer a una persona un discípulo de Cristo es ayudarle a no solamente creer en el Señor, pero también, ayudarle a que siga al Señor, que adopte el estilo de vida que enseña la Palabra de Dios. Dios no desea solamente creyentes, y no nos mandó a hacer creyentes nada más (porque creer en el Señor y seguirlo son dos cosas totalmente distintas). Esto es lo que dice la Palabra acerca del creer: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? Santiago 2:18-20. Así que, el llegar a creer en Cristo solamente no es gran cosa, y no es lo que te salva, porque o si no, los demonios serian salvos (lo cual es imposible). La salvación viene a través de creer y seguir a Jesus, convertirse en Su discípulo, el hacer lo que El nos enseña. Así que, el verdadero ministerio tiene que ver con todo lo concerniente de hacer discípulos para el Señor, el ayudar a las personas a llegar a Cristo, o ayudarlos a seguir a Cristo, o ambas cosas. Ese es el verdadero ministerio, el servicio que el Señor realmente busca.

Es un error pensar que uno tiene que dejar todo para servir el Señor. Dios quiere que le sigamos, y que El sea El que diga lo que se debe o no hacer. Pablo, por ejemplo, trabajaba para mantenerse, y, es más, lo hizo como ejemplo, como está escrito: Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. 2 Tesalonicenses 3:6-12. Así que, el dejar nuestro empleo no es un requisito Bíblico. Para la gloria del Señor, yo mantengo mi propio empleo secular (que muchas veces demanda entre 50-60 horas a la semana, y a veces hasta más) para poder seguir el ejemplo Bíblico, y no para hacerme rico tampoco (estoy lejos de eso).  

¿Qué debiera ser finalmente el verdadero ministerio? Así lo explica la Palabra: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Pedro 1:13-19. El verdadero ministerio consta de estar dispuesto para lo que el Señor desee, si en realidad es el Señor de tu vida (porque El es El que debe mandar, y no nosotros), y obedecerle en hacer discípulos para Cristo, y que El diga cómo y cuándo, sea en tu trabajo, en tu escuela, con tu familia, con tus vecinos, con tus amistades, con seres totalmente desconocidos; que estés dispuesto y que seas obediente, como lo estuvieron esos grandes hombres y mujeres que nos precedieron en la fe, que gracias al Señor, y a ellos, tenemos lo que tenemos hoy. Si no fuera por su obediencia y disposición al Señor, yo no conocería hoy al Señor como le conozco y le trato de seguir y servir hasta que El venga por mí. Así que, ¿estás cumpliendo con el verdadero ministerio, a pesar de los desafíos que puede que encuentres en el camino? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Murmurando en contra de Dios - Éxodo 16:1-3

Basado en Éxodo 16:1-3 (Versión Reina Valera 1960)

Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

¿Entiendes que Dios ve y escucha todo, y sabe aún hasta lo mas profundo de tu ser? Dios lo sabe todo. ¿Cómo es que puedo dar tal afirmación? Porque la Palabra lo dice. Para comenzar, la Palabra de Dios es más que una colección de palabras y pensamientos escritos a través de los siglos por hombres inspirados por Dios. La Palabra de Dios es una persona, la persona de Cristo, como esta escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Juan 1:1-2. El Verbo, o la Palabra es parte de la Divina Trinidad, y Juan lo revela como el Señor Jesús. Así que, estableciendo este principio fundamental es que podemos establecer lo siguiente, como también está escrito: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:12-13. Entonces, se habla de la Palabra de Dios en un sentido personificado porque se esta refiriendo a una persona, la persona del Señor. Por lo tanto, la Palabra de Dios, o más bien, el Señor penetra hasta partir el alma y el espíritu de una persona, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón, y, todo está manifestado en Su presencia, desnudas y abiertas. El lo sabe absolutamente todo.

En el siguiente pasaje, podemos ver este principio en acción, por decir, como está escrito: Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús. Lucas 6:6-11. Aquí vimos que El conocía sus pensamientos, y entendía toda intención que tenían porque se puede ver en Su proceder. Y claro, ellos se llenaron de furor por todas esas razones, porque se dieron cuenta que lo sabia todo, y que no tenían ni la más mínima excusa para llevar acabo precisamente lo que deseaban llevar a cabo, sus planes fueron frustrados completamente. Como un paréntesis, y como más aclaración de todo lo que sabia el Señor de sus planes, los escribas y fariseos no podían llegar y matar al Señor, tenia que ser hecho de tal manera para que ellos se vieran como buenos, para sentirse justificados públicamente, y para que nadie se diera cuenta de sus verdaderas intenciones.

Ahora bien, volviendo al pasaje principal de hoy, volvemos a ver el asunto de murmurar o hablar mal del Señor, porque eso es lo que significa la murmuración: de reclamar o hablar mal de alguien, y hacerlo con procederes encubiertos. Después que Dios había hecho grandes proezas, milagros, señales con poder supernatural, para poder liberarlos del poder de Egipto, donde habían sido esclavos por siglos, con amos rígidos, duros, e implacables, los cuales los hicieron construir esas grandes pirámides que vemos hoy en día, con duro trabajo, a filo de espada y con azotes, con sangre y muerte, ¿se atreven a reclamar de que Dios no estaba haciendo las cosas bien, y que estaban mejor en Egipto? ¡Que increíble injusticia y tan falsa acusación! ¿De verdad que estaban mejor en Egipto? ¡Bajo ningún punto! ¡La falta de apreciación y agradecimiento no tenia limites! Y este asunto de murmurar y de reclamo en contra de Dios hastío a Dios, en conjunto con sus otros pecados. Por eso que rondaron el desierto por 40 años, hasta que la generación que salió de Egipto termino toda en el desierto. Por sus rebeliones y reclamos, un viaje que le hubiera tomado 9 meses si hubieran caminado una milla (1.6 km) por día nada más, les tomo 40 años. ¿Entienden que el asunto de reclamar de Dios, de hablar mal de El, de murmurar solo trae mas problemas? Y ¿Por qué pasa esto? Porque si no hay un corazón que reconozca realidades, y de darse cuenta de todo lo que ha hecho el Señor, sigue haciendo el Señor, y hasta ha determinado hacer el Señor con aquellos que le aman, sencillamente no se recibirá ni el bien aquí en la tierra, ni aún menos, en la eternidad. ¿Cómo puede Dios recompensar a aquellos que no ven como bendición y bien lo que El hace? ¿Cómo puede Dios dar el bien si todo lo que El hace se ve como malo, o como algo inferior?

El asunto es que no debemos tentar al Señor, ni tampoco murmurar como muchas veces tenemos la tendencia de hacer (si somos sinceros), porque escrito esta: Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 1 Corintios 10:9-11. Y esto es Nuevo Testamento, no Antiguo Testamento, para aquellos que alegan que ya las cosas del Antiguo Testamento no tienen validez hoy en día. Se nos dio escrito el pasado para aprender de aquello, y aplicar lo que aprendimos de aquello ahora, y en el futuro. Esto es lo que tenemos que tener en cuenta antes de murmurar: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Y yo más bien diría que tenemos que tener cuidado con pensar mal de Dios, habiendo aclarado todo lo que se ha aclarado, porque no solo El sabe cuándo se habla mal de El, sino también, ya que sabe y conoce aún lo más profundo de tu ser, sabe tus pensamientos e intenciones, porque también está escrito: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Así que, si no buscas mas bien aprender y entender todo lo que Dios ha hecho, hace, y piensa hacer con los que le aman, no te va a ir muy bien. Pero, si buscas sentir y pensar bien de Dios, viendo la realidad, de que El te ama, y solo desea tu bien, aunque no lo entiendas al momento porque sencillamente no tienes la capacidad de saber lo que El sabe, entonces sí obtendrás lo que El tiene para ti ahora, y aún más importante, lo que tiene para ti después, en la eternidad. Entonces, ¿Seguirás murmurando en contra de Aquel que, mas tarde o más temprano, te dará según las intenciones de tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La dispensación de la Gracia de Dios a traves de la fe - Romanos 9

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Basado en Romanos 9 (Versión Reina Valera 1960)

Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente. También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes. ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado.

Blaise Pascal dijo una vez: El creer es una sabia apuesta; dado que la fe no pueda ser comprobada ¿Qué daño vendrá sobre ti si apuestas a su verdad y compruebas que es falsa? Si ganas, lo ganas todo; y si pierdes, no pierdes nada. Apuesta entonces, sin duda, de que El (Dios) existe. En el pasaje de hoy se puede malentender el asunto de que supuestamente Dios es el que crea a las personas con sentimientos ya predeterminados, y desde cierto punto de vista, puede ser posible, pero en casos muy selectos, no como generalidad. Hay que tomar la plenitud de la Palabra de Dios para poder llegar a muchas repuestas, no basar o fabricar una ideología solo basándose en unos pocos versículos. De otra manera, sería una irresponsabilidad y una gran injusticia. Y aún más, si se sacan las cosas de Dios fuera de su contexto, del contexto de la Biblia en Su plenitud, el más afectado no es Dios (bajo ningún punto), sino más bien, las personas que se dedican a hacerlo y los que escuchan o leen lo que esas personas fabrican. Por eso que no puedo enfatizar suficientemente, que cada persona debe leer y estudiar la Palabra de Dios, no como una disciplina intelectual, sino a través de la fe y la iluminación del Espíritu Santo que solo viene a través de un nuevo nacer en Cristo. La fe finalmente justifica todo el proceder de Dios, y es la que abre la puerta a la plenitud de la gracia de Dios.

Lo primero es tratar de entender la fe y su gran valor. Dios siempre a sujetado Sus cosas a la fe, y no al intelecto humano, y aún menos, a las capacidades carnales. Todo lo contrario. Todos los que alcanzaron grandes galardones y promesas en el Antiguo Testamento fue todo en base a la fe, comenzando por el padre de la Fe: Abraham. ¿Por qué sujetar todo a la fe? Porque es algo que está al alcance de todo ser humano. Para tener fe, no necesitas tener ni gran educación, ni dinero, ni poder, ni nada de lo que el mundo establece como requisito. Cada ser humano tiene la capacidad de la fe y la ejerce a cada momento, consciente o inconscientemente, tomando muchas cosas por asentadas por esa misma fe que ejerce. Hasta los niños pequeños tiene la capacidad de tener fe. Y es más, Dios nos aconseja que necesitamos tener fe como la de un niño. Por ejemplo, ¿sabes lo que hicieron con tus frutas y vegetales antes de comprarlas y comértelas? Imposible para la mayoría. No obstante, retienes un empleo para poder pagar por ellas, vas al mercado a comprarlas, y te las comes sin grandes preguntas o dudas. Se hace lo mismo con las medicinas. No hay muchas preguntas, y sencillamente se toman. Hay una confianza impresionante con muchas cosas que casi nada se sabe. Entonces, si tienes esa capacidad, tienes la capacidad de poder entender, comprender, y hasta aceptar a Dios y lo que El enseña, tienes absoluto libre acceso a la gracia de Dios con la facultad de fe que tienes y ejercitas. No eres parte del grupo de personas que posiblemente fue hecho para otras cosas. El asunto es: ¿Qué haces con tu fe? ¿Sobre qué pones tu fe entonces? Ese es más bien el asunto.

Dios ha dado su pequeño empuje (por decir) a que, por un tiempo, por el complemento de la misma dureza de corazón de Israel de no desear aceptar a Jesús como Mesías, que nosotros los gentiles, los que no teníamos antes acceso por razones similares a las cosas de Dios (también por el increíble endurecimiento de corazón de nuestros antepasados), ahora podemos disfrutar de la dispensación de la gracia de Dios a través de la fe en Cristo. Pero no hay que confiarse en que esa puerta permanezca abierta por mucho tiempo, porque la oportunidad terminará en un momento determinado cuando se cumplan las Escrituras e Israel comience a volver sus ojos al verdadero Mesías, y ya está pasando, la higuera ya ha comenzado a florecer. Estamos ya aproximándonos cada vez más al final, y todo lo que vemos lo está demostrando. La Palabra finalmente nos insta de esta manera: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Así que, ¿estas ejerciendo la fe que tienes para poder aprovechar la dispensación de la gracia de Dios, o la estas usando para otras cosas que no tienen mucho valor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El juicio de Dios viene - Joel 2:1-17a

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Basado en Joel 2:1-17a (Versión Reina Valera 1960)

Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones. Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán. Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes. Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; cada cual marchará por su camino, y no torcerá su rumbo. Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones. Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo? Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella.

El libro de Joel es corto, pero muy aplicativo para nosotros, especialmente en estos momentos que estamos viviendo como grupo e individualmente, porque la Biblia tiene en Su plenitud muchos propósitos: el contar lo que sucedió en el pasado y dejar escrita las experiencias y las consecuencias de los que fueron afectados, y como eso se relaciona a nosotros individualmente hoy, y principalmente, la manera de la cual Dios usa para poder hablarnos como grupo e individualmente. Sencillamente, la Palabra de Dios se cumplió antes, se cumple ahora, y se cumplirá en el futuro. La Palabra de Dios fue, es, y siempre será; sin excepciones, no importa todo lo que muchos traten de hacer en contra de ella, sea tratando de hacerla desaparecer, o tomando de un lado o de otro, o tratando de cortarla en pedazos, o tratando de desfigurar o cambiar Su sentido con supuestas mejores traducciones o actualizaciones. No importa lo que trate de hacer el ser humano, Dios llevará acabo Sus designios con o sin la aceptación del hombre. La gran pregunta es: ¿Cómo se cumplirá la Palabra de Dios en tu vida? Y ¿experimentaras Su juicio o Su gracia?

El pueblo de Israel en general que salió de Egipto posiblemente pensó que su pecado y rebelión no iban a ser tomados en cuenta, a pesar de las grandes maravillas que Dios hizo para liberarlos de las manos de Faraón. Pero en realidad, y la historia lo cuenta, que su rebelión y sus malos caminos hicieron que cayese juicio sobre ellos, como esta escrito: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 1 Corintios 10:1-11.

El mensaje de Joel fue muy parecido al de los demás profetas, el cual era de predecir el mal que vendría si no había un cambio definitivo de corazón. Hay varias cosas que se pueden creer que profetizo Joel, y especialmente considerando cuando se cree que se escribió el libro. El profeta Joel dio su mensaje al pueblo de Judá aproximadamente 835 años antes de Cristo, antes de la conquista babilónica. Así que, predijo que habría una plaga de langostas, el cual no se sabe si literalmente sucedió o no. Pero, hay que tener algo en mente, que las visiones o los mensajes que muchas veces tenían los profetas eran literales o de cosas figurativas que más o menos explicarían los hechos que vendrían a acontecer. Una cosa si es segura, y desgraciadamente se cumplió aún más horriblemente de lo que pudiera haber sucedido con una plaga de langostas, y eso fue la conquista babilónica. El pueblo de Judá no se arrepintió como debiera haberlo hecho y si vino una devastación la cual nunca se imaginaron. Tomaron la misericordia de Dios como profecías que quedaron sin cumplirse o poco creíbles. Nunca pensaron que vendría ese tan horrendo día que verían el cumplimiento de la Palabra de Dios no solo de lo que hablo Joel, sino también de los demás que Dios uso para decirles, vez tras vez, año tras año, que cambiaran sus caminos, que se arrepintieran de sus pecados, y que se volvieran a su Dios. La táctica babilónica históricamente hablando era un ataque increíblemente veloz y avasallante, como el de una langosta, hombres muy diestros y ágiles que sabían montar a caballo como otros no sabían, y que usaban armas de fuego. Todo lo que tocaba el ejercito quedaba en llamas y cenizas, y todo ser que encontraban era muerto. No dejaban nada a su paso, solo cadáveres y una tierra completamente consumida y devastada.

Habiendo leído esto, ¿cometeremos el error de que seremos la excepción? ¿Pensaremos que la gracia de Dios invalida Su santidad, y las expectativas que El tiene para aquellos que dicen ser Su pueblo? No creo que sería muy sabio el cometer tales errores y asumir tan erróneamente. Muchas cosas pueden sucedernos que nos devasten como grupo o individualmente, sea por el pecado de muchos, o por el pecado individual, o porque sencillamente vivimos en un mundo que está lleno de pecado. Y son afectados tanto los justos como los injustos. Pero el asunto es, que el juicio de Dios viene. Desgraciadamente veremos días aún peores de los que estamos viendo, si como grupo no buscamos de corazón al Dios Vivo. Así que, ¿serás de aquellos que serán parte responsable por el juicio de Dios que viene, o de los que se arrepintieron buscando la gracia y la misericordia divina? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las instrucciones de Dios son para nuestro beneficio - Levítico 11:1-23

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Basado en Levítico 11:1-23 (Versión Reina Valera 1960)

Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles: Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis. Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo. Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda. También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo. De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos. Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis. Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación. Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos. Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en abominación. Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el azor, el gallinazo, el milano según su especie; todo cuervo según su especie; el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie; el búho, el somormujo, el ibis, el calamón, el pelícano, el buitre, la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago. Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en abominación. Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra; estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie. Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación.

¿Han pensado alguna vez porque Dios se ha preocupado hasta de decirnos lo que nos conviene comer o no comer? ¿Por qué Dios se ocuparía de distintos detalles como estos? La Palabra de Dios, en Su plenitud, es el completo consejo de Dios para el hombre, desde Genesis hasta Apocalipsis. O sea, sencillamente la Palabra de Dios también tiene Su lado práctico, donde Dios le dice al hombre que hacer para que tenga el mayor provecho posible. Como el Padre Celestial que es, El nos da Su instrucción por muchas razones (no perdamos el foco, de que este mensaje se trata de comida nada más).

El primer punto es que el Señor nos dió Su Palabra para el bien del hombre, no para el bien de Si mismo. El Señor no es el que sale perdiendo si no se sigue Su consejo. Somos nosotros lo que salimos perdiendo. Esto es algo primordial que muchas personas no entienden. El que obedezcamos o no a Su Palabra aquí en esta tierra no afecta en lo más mínimo Su reino, porque Su reino ni siquiera es de aquí, como está escrito: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. Juan 18:36. Así que, el que nosotros sigamos o no las cosas de Dios, no impacta en lo más mínimo ni Su reino, ni Su soberanía, ni Su existencia. Esto es lo que nos enseña la Palabra: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios [no Dios] sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Entonces, la Palabra de Dios, Su consejo es solo para el bien nuestro. Somos finalmente libres para hacer todo lo que queramos en este lugar, pero todo tiene su consecuencia, como también está escrito: Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 1 Corintios 10:23.

El segundo punto tiene que ver con el propósito que tiene la Palabra, o más bien con nuestra obediencia a ella. Este mundo es solo la antesala a cosas más grandes y duraderas. El propósito que tiene este mundo es ver de lo que es capaz una persona, nada más; si una persona entiende, o no lo que necesita entender para seguir hacia lo próximo. Esto es lo que dijo el Señor: Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Juan 3:12. O sea, si no queremos ni entender, ni menos, obedecer a lo sencillo de lo presente, ¿Cómo entonces podremos entender y aún formar parte de cosas más grandes? Es como un niño que no quiere aprender que dos más dos son cuatro. ¿Cómo se le enseñará a un niño que no desea aprender a sumar, el multiplicar, el dividir, algebra, geometría, etc.? Entonces, ¿Qué hace Dios con personas que ni desean aceptar, ni entender que El es Dios, que ni desean amarle o seguirle, que nunca le toman en serio, y claro, sin ningún tipo de deseo de obedecer? Su Palabra lo explica aún más claro a través de esto: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 25:14-30. Si una persona desea ser inútil ¿Qué más queda por hacer?

El Señor nos da Su consejo a través de la Palabra para ver que somos y que hacemos con ella, si deseamos ser aptos o no, si apreciamos Su amor y Su enseñanza, o si sencillamente queremos hacer nuestra voluntad nada más, lo cual nunca nos llevará ni a Dios, ni a lo que El tiene preparado para aquellos que le aman. Entonces ¿buscás entender y seguir las instrucciones de Dios, por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios y las autoridades humanas - Lucas 20:20-26

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Basado en Lucas 20:20-26 (Versión Reina Valera 1960)

Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron.

Antes de compartir este mensaje, se hará una aclaración. El propósito y la razón por lo cual existe este ministerio y su servidor es para estar dedicados a compartir de Jesucristo y Su Verdad con el mundo. El único estandarte que se mantendrá alzado, con la ayuda de Dios, es precisamente del Señor y de todo lo que respalde Sus cosas. Por lo tanto, y la Santa Biblia como fundamento, con el pensamiento de que todos (sin excepción) tendremos que rendir cuentas ante el Altísimo algún día, se compartirá y se apoyará precisamente las cosas de Dios, y no los conceptos de este mundo y de la sociedad. Así que, si hay desacuerdo o descontento con el contenido, no estarán necesariamente contendiendo con personas y sus opiniones, sino con Dios mismo y el consejo que nos da a través de Su Palabra. En otras palabras, no se enojen con el mensajero, porque nosotros no escribimos la Palabra de Dios, sino solamente la tratamos de compartir con la mayor fidelidad posible, por el bien de cada persona que lea o escuche lo que se comparte. El Señor solo desea nuestro bien. En fin, el tema es este: para poder complacer a Dios y cumplir Su voluntad en esta tierra, no estamos llamados a rebelarnos a las autoridades y a desearles algún tipo de mal, sino todo lo contrario.

Para poder entender esto mejor, hay que considerar el contexto histórico en el cual el Señor Jesús mismo nos habló en este pasaje. El Imperio Romano fue el imperio que más destrucción y dura imposición puso sobre todo lo que conquistaba. El Imperio Romano conquisto la gran mayoría de su territorio ni con diplomacia, ni con amistad, sino todo lo contrario, lo conquisto con guerra, con sangre y muerte, con el avance de su ejército y sus legiones. Y cuando reinaba sobre los distintos pueblos, era implacable e inflexible. Y con todo esto, había que rendir tributo y pagar impuestos, como leímos en el pasaje de hoy. El propio Hijo de Dios pago impuestos. Entendiendo todo este contexto, el Señor jamás hablo ni de rebelarse contra Roma, ni de desestabilizar su autoridad, ni siquiera de hacer algún tipo de resistencia. Todo lo contrario, dijo y enseño: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Entendiendo esto, ¿hay alguna razón Bíblica que justifique lo contrario hoy, teniendo condiciones extremadamente distintas a las de aquel entonces? Sencillamente no hay justificación. Dios nunca hablo ni de desafiar a las autoridades, ni de rebelión, no importando ni lo implacable ni lo injustas que sean. Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Romanos 13:1-8. Y esto es lo que sigue aconsejándonos el Señor, y en lo que sí nos debemos ocupar: Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. Tito 3:1-8.

Y si hay injusticias hechas por cualquiera, sin excepciones, esto fue lo que enseño el Señor: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:43-48.

Y finalmente, Pablo es el ejemplo más grande que tenemos de alguien que fue usado grandemente por el Señor después de haberse convertido. Por eso es que Dios busca la transformación del pecador. Siguiendo vean un pequeño relato de Pablo como autoridad judía antes de venir a la fe en Cristo: Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Hechos 26:9-11. ¿Qué hubiera sucedido si uno de los cristianos de aquel entonces hubiera matado a Pablo en venganza por todos los males que él hizo? Ni tendríamos mucho de la Biblia que tenemos hoy, y aún menos, muchos de nosotros no conoceríamos al Señor. La gloria es del Señor, pero la vasija que Dios uso fue Pablo, para su recompensa eterna (porque todo lo que hacemos para el Señor tendrá su recompensa en la eternidad).

Así que, ¿respetas la autoridad de Dios al respetar y orar por aquellos que ejercen autoridad sobre ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Caminando hacia Jesús - Colosenses 3:1-11

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Basado en Colosenses 3:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

Creo que todos los que hemos llegado a Cristo tenemos el deseo de llegar al cielo para estar con El, ¿verdad? Y si es así, debemos entonces entender lo que eso implica. El asunto es que, para poder llegar, necesitamos entonces tener la mirada puesta en El, y buscar lo que le pertenece. Pero, si hay una indecisión, si hay dudas, si en realidad no hay un deseo real, entonces ¿Cómo se llegara? Y este es el grave problema que hay hoy en día dentro del pueblo de Dios, que dice creer, que dice seguir a Cristo, pero lo que se dice y lo que se hace son dos cosas totalmente distintas. Lo que se habla no concuerda con lo que se hace, y en rendidas cuentas, lo que importa es lo que se hace. Y aún mayor problema, se predica muchas veces un evangelio mezclado con mundanidad que aporta para esta indecisión que las personas tienen. Muchas veces, se enseña un evangelio mundano para poder atraer a las masas que desean esto y lo otro también. Pero, para seguir a Cristo, no puede haber este titubeo, esta tibieza, este coqueteo con uno y con otro. La doctrina que muchas veces se comunica ayuda a criar un pueblo espiritualmente adultero y fornicario, y si entendemos lo que leímos hoy, sencillamente no podemos vivir la vida de esta manera. En fin, sea que lo prediquen o lo sigan, tanto el que enseña para sacar provecho como el que le gusta vivir ese estilo de vida, si les gusta la basura, entonces basura tendrán. Pero, para que este ministerio pueda cumplir el propósito de Dios, tenemos que dar el consejo de Dios con la misma esperanza que Dios mismo tiene, que, si hay algunos que sencillamente no conocen la verdad de Cristo, o aquellos que desean arrepentirse de sus malos caminos, que ambos puedan encontrarse con esa Verdad y que la vivan para que puedan realmente llegar a lo anhelado.  

El primer punto es que es necesario dejar atrás el deseo de lo material, porque lo material es precisamente eso: material. Y como es material, más tarde o más temprano se ira. Y ¿cómo podemos poner nuestra confianza y nuestro deseo en algo superficial y temporal? La Biblia nos enseña esto: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21. Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso. No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo. Proverbios 23:1-5. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 1 Timoteo 6:6-11. No hay necesidad para una gran discusión teológica del asunto. La Palabra es muy clara. Hay que tener cuidado con esforzase más de lo debido por lo material. ¿Tenemos que trabajar? ¡Por supuesto que sí! El Evangelio de Cristo no enseña: ni la flojera, ni la irresponsabilidad. Pero, hay que sencillamente luchar, con la guía del Señor, por lo que se necesita, no por lo que se desea, lo cual son dos cosas totalmente distintas.

Aparte de lo material, debemos dejar atrás todo lo demás que consiste en las obras de la carne, o los deseos pecaminosos. Porque de nuevo, si deseamos realmente llegar al reino de Dios, entonces ¿para que seguir deseando lo de aquí? ¿Para qué tener los ojos puestos en las cosas del mundo? La Palabra también nos enseña esto: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. Si no dejamos las obras de la carne atrás, sencillamente no heredaremos el reino de Dios. Por mucho que una persona diga que quiere estar con el Señor, si sus hechos, su estilo de vida demuestra otra cosa, no hay manera de que lleguen al cielo. Este es el grave peligro con lo malo que se enseña, un evangelio que justifica el pecado, y que también usa malamente la Palabra de Dios para enseñar como conseguir cosas terrenales. El enfoque de toda enseñanza sana siempre, el 100%, debe guiar hacia Cristo, y hacia Su reino, tiene que concordar con la plenitud de la Palabra de Dios. No se pueden usar las cosas de Dios para lograr metas terrenales, porque por mucho que sean conceptos Bíblicos los que se emplean, la meta es otra, y eso ni glorifica a Dios, ni aún menos, beneficia el alma y el espíritu de una persona. Si se lucha por lo terrenal, si la meta es lo temporal, eso mismo recibirás, ni más, ni menos. Porque escrito esta: Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mateo 16:25-27.

Si deseamos llegar a la meta eterna, a Jesús, entonces tenemos que caminar hacia El, y nuestro estilo de vida deben ser las cosas de El, y que se empleen estando enfocadas en El, como también está escrito: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Gálatas 5:22-25. Nadie puede desafiar lo universalmente establecido, que solo se siega lo que se siembra. Así que, ¿estás caminando hacia Jesús o hacia otra cosa? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Creyéndonos algo que no somos - Ezequiel 28:1-19

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Basado en Ezequiel 28:1-19 (Versión Reina Valera 1960)

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios; he aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto. Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros. Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor. Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

En el pasaje de hoy, vemos no solo el lidiar que Dios tuvo con una persona, con el príncipe de Tiro, pero también vemos la revelación de lo que sucedió con Satanás. El Señor relata este evento a través de una persona para que nosotros podamos entender lo que paso con el enemigo, lo que paso en el pasado con una persona que tomo similares atributos, y lo que sucederá con todos aquellos que sigan el mismo camino. Para poder entender bien el asunto, la Palabra nos habla de una manera multifacética para ayudarnos a entender de que no tenemos escapatoria si decidimos pecar de tal manera delante de Dios, porque de la misma manera que cayo Satanás, es la misma manera que todo ser que siga sus pasos va a caer, sea quien sea, tenga lo que tenga, haga lo que haga, nadie se escapará de la justicia de Dios que viene inevitablemente sobre todo ser, más tarde o más temprano.

La Palabra nos abre otra ventana que nos revela aún más lo que estaba en el corazón de Satanás, antes que se convirtiere en el Satanás que conocemos hoy. Esto nos cuenta: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Isaías 14:12-15.

Esto es lo que tenemos que entender: el enemigo es un ser que fue creado, hecho por Dios. Así que, comenzando por ahí, ya tiene sus limitaciones porque sencillamente no es Dios. Dios es Dios, y el Dios que nos explica la Biblia es una Deidad que está compuesta por Tres Personas, como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Dios no fue creado, sino más bien, siempre ha sido. Esto es algo que se tiene que aceptar nada más, porque si no se acepta esta realidad, ahí mismo es que comienza el camino hacia la perdición. Como está escrito: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Deuteronomio 6:4. Este es el comienzo de todo. Hay un solo Dios y no hay nadie como El, o más bien, como Ellos. Sencillamente no es necesario entender algo para que sea verdad. Hay cosas que sencillamente son, y hay que aceptarlas, y esta es la principal, el todo de la vida, el todo del hombre. Sino se acepta esta realidad, no hay salvación, no hay vida eterna, solo se puede esperar el castigo eterno, lo quiera creer una persona o no. Satanás no lo creyó, y ahí pueden ver cómo le fue.

¿Cuál fue y es el problema de Satanás? El cayo en la necedad más grande que cualquiera puede creer, en creer que él podía ser Dios, cayó en la necedad de la altivez. El escogió envanecerse con los atributos que el propio Señor le dió. En vez de solo reconocer la realidad de que Dios es Dios, y que todo lo que él tenía fue dado por Dios, y que solo le debía servicio y sujeción al Dios que lo creo y lo hizo grande, se enalteció en su necedad, y creyó algo que sencillamente nunca puede ser. La Palabra nos enseña lo siguiente: Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. Proverbios 6:16-19. Lo que encabeza la lista son los ojos altivos. Cuando hay ojos altivos, entonces todo está mal dentro de una persona, sin excepción, porque la Palabra también nos enseña esto: La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Mateo 6:22-23.

Entonces, ¿puede haber altivez en nosotros? Si deseamos la bendición y la salvación de Dios, de ninguna manera. ¿Cómo es que se demuestra la altivez? No reconociendo a Dios como lo que es, no obedeciéndole, buscando nuestra propia voluntad y deleites y vanidades en vez de buscar y hacer la voluntad de Dios. Finalmente, cuando no hay ni fe, ni entrega, ni sujeción a Dios, es una persona que se cree igual a Dios, creyendo que Dios no le puede hacer nada, o que Dios cumplirá la voluntad de ellos, o que sencillamente Dios no existe. Así de duro es el corazón que tiene altivez, y así mismo es que llegara la realidad del castigo eterno, lo quieran creer o no. Dios es Dios y hay que tratarle como tal. Así que, ¿te crees algo que sencillamente no eres? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Valorando el amor de Dios - Malaquías 1

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Basado en Malaquías 1 (Versión Reina Valera 1960)

Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Jehová está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido más allá de los límites de Israel. El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.

A muchos no creo que les va a gustar lo que se dirá hoy, pero mi esperanza, o más bien, el deseo de Dios es que se entienda, pero ni por el bien de Dios (porque si decidimos seguirle o no, eso no hace a Dios ni más, ni menos Dios), sino más bien, por el bien de cada uno de nosotros. En fin, siempre van a haber algunos que desearán entender, y otros, se diga lo que se diga, no querrán aceptar la verdad, como está escrito: Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. Daniel 12:10. Cada uno de nosotros escogeremos cómo reaccionar a la Palabra de Dios.

Para comenzar, creo que todos podemos estar de acuerdo en que este mundo no es perfecto. Muchas veces, especialmente nosotros los que decimos ser creyentes y seguidores del Señor, pensamos que les va mejor a aquellos que hacen lo malo. Y si, es posible que parezca así al momento. Y muchas veces, hacer el bien se siente más bien como una carga. Y si somos sinceros, creo que todos hemos sentido esto en algún momento u otro, ¿verdad? El asunto es que este mundo tiene severos problemas, no porque Dios lo quiso así, sino porque el pecado lo ha corrompido; y si somos más exactos: el pecado que entro desde el comienzo, el pecado de los que nos precedieron, el pecado de los que nos rodea, y también, nuestro propio pecado personal. Este asunto del pecado es un trabajo en equipo, y cada uno de nosotros tenemos nuestra parte. Esto es parte de lo difícil de aceptar como verdad, porque siempre deseamos pensar que alguien más rompió todo esto, y que nosotros somos víctimas. Y este es el primer problema en el asunto, de no hacer las cosas que complacen al Señor, no porque le hacemos un bien a El, sino más bien, para hacernos el bien a nosotros mismos y a los demás. Ese es el asunto del pecado. El pecado no daña a Dios. El pecado nos daña a nosotros. Esta ley universal siempre aplica: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a. Así que, ¿quieres conocer a tu verdadero enemigo? Es el pecado. Y este enemigo está muy cerca, dentro de tu propio ser, y aunque hallas venido al Señor, todavía mora en tus miembros, y te tratara de hacer caer hasta el día que este cuerpo sea transformado delante del Señor. Dios no es tu enemigo, así que, no lo trates como tal.

Ahora bien, ¿mejorarán las cosas en este mundo? Y esta es la otra cosa que es difícil de aceptar. Esto de aquí no se pondrá mejor, sino peor. Quisiera tener mejores noticias por ese lado, pero eso es lo que enseña la Palabra. El propio Señor nos dijo esto: He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:32-33. Se nos advirtió, que tendríamos aflicción, pero también se nos dijo, que tendríamos paz en medio de la aflicción, y también, porque hay mejores cosas preparadas para aquellos que aman al Señor y esperan Su venida, porque El ha vencido al mundo. Y en esto es en lo que nos debemos enfocar. Mientras tanto, tenemos que aceptar lo de aquí, y saber lidiar con este asunto, porque también está escrito: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Eclesiastés 3:1-8. Entonces, mi consejo seria que busques vivir el propósito de Dios dentro del tiempo que te toque, y que no busques evitar la realidad de este mundo, tratando de meter tu cabeza en la arena como la avestruz, por decir, y por supuesto, aferrándote a las cosas que te ofrece el mundo para evitar la realidad como las pastillas, el alcohol, y tantas otras cosas más; las distracciones de Satanás. Porque a pesar de lo difícil de este mundo, Dios es tan poderoso que puede y quiere sacar el bien de lo malo, el triunfo en la derrota, vida de la muerte, libertad de lo preso, y paz en medio de la aflicción, porque también está escrito: Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? Marcos 8:36.

Así que, puede que las cosas aquí no estén bien, a pesar de que hagas el bien (aunque, si somos sinceros, nosotros muchas veces nos hemos ocasionado nuestros propios problemas). Pero, siempre recuerda el porvenir. No te enfoques en lo de aquí y ahora, y cumple con el Señor para que puedas hacerte el bien a ti mismo y a los demás mientras estas aquí, porque las recompensas del Señor son para aquellos que vencen al mundo con Cristo en esta vida, al valorar el gran amor de Dios. Entonces, ¿valorás el amor de Dios, que El te ha dado una salida hacia cosas increíbles y eternas a través del sacrificio de Su Hijo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Recordando a Jesus ayuda a vencer la tentación - Lucas 22:14-23

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Basado en Lucas 22:14-23 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.

La memoria es una habilidad de mucho valor, y es esencial para todo en la vida. Hay memoria voluntaria e involuntaria, lo cual tiene que ver con cosas que se hacen por acondicionamiento o por naturaleza. Por ejemplo, ¿sabrían el problema que sería si nuestra mente se le olvidara mandar señales al cuerpo para poder respirar, o para que el corazón deje de palpitar? ¿No sería un grave problema si a la mente se le olvidara saber interpretar las señales que recibe a cada instante de nuestros sentidos, que en un momento estaríamos viendo algo, pero en otro momento, no pudiéramos? O ¿qué no pudiéramos escuchar, sentir, oler, o tomarle el sabor a algo? Y relacionado con todo eso, ¿Qué sería de nosotros si nuestro cuerpo se le olvidara hacer tantas otras cosas que involuntariamente suceden: como nuestra digestión, la reparación de células, etc., etc.? Nada de lo mencionado se hace con la memoria voluntaria. No hay ningún momento en que uno diga: tengo que recordar respirar hoy, ¿verdad?

Ahora bien, veamos el lado de Dios, y la gran e inmedible dimensión de la memoria del Altísimo. ¿Qué sucedería si Dios se olvidara de hacer todo lo que El hace, tantas innumerables cosas que suceden involuntariamente, por decir, porque sencillamente suceden porque son parte de Su ser, muy parecido a lo que sucede con nuestras propias cosas involuntarias? Y en esto también tenemos que entender que Dios está detrás de toda esa memoria involuntaria humana del cual hablábamos antes. Porque si vivimos y hacemos todas esas cosas involuntarias, es porque solamente Dios lo permite. Absolutamente todo en el universo subsiste y es porque la persona de Dios está envuelta, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Aquí no solamente debiéramos entender la grandeza de Dios, sino también, Su inmensa bondad. Y al entender aún más claramente las cosas, las dimensiones de todo con lo que Dios está envuelto en comparación a nosotros mismos, seres que somos mucho más pequeños e insignificantes, debiéramos poder ver aún mejor lo inmenso de Su amor, como está escrito: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Bendito sea el Señor por Su memoria.

Ahora, vengamos a nuestro nivel de nuevo, a la memoria voluntaria humana. Nosotros, en general, se nos ha permitido tener algún tipo de función de memoria voluntaria, y la usamos para muchas distintas cosas. Si están leyendo este mismo mensaje, están usando la memoria de distintas maneras. Están usando la memoria para poder recordar lo que cada palabra significa, porque así es que sucede el poder comprender, al leer e interpretar todas las palabras que están escritas. Aún más, para poder leer esto, todos Uds. tienen que recordar cómo funciona una computadora o un teléfono inteligente (porque esto se ve a través de esos dos medios). Recuerdan como prender una computadora o teléfono para poder llegar a esto. Recuerdan como poder operar el software o la aplicación para poder leerlo. Toda esta sencilla operación (sencilla para algunos de nosotros) necesita el uso de la memoria. En rendidas cuentas, la memoria se usa para todo tipo de cosas.

Entonces, esto nos lleva a nuestro punto principal: ¿Para qué decidimos usar nuestra memoria voluntaria? A diario, y a cada momento, necesitamos usar la memoria para distintas cosas, para las obligaciones (como el trabajo o la escuela), para cosas relacionadas con seres queridos, y también, para cosas que no son tan necesarias, sino gustos, entretenciones, pasatiempos, etc. El punto es que nosotros decidimos usar la memoria para muchas cosas, y la vida es así. Pero ¿decidimos usar la memoria para recordar algo tan importante como el Señor, y lo que El hizo por nosotros? A muchos les falla la memoria en ese sentido. Muchos en algún momento determinado puede que recuerden muy superficialmente lo que hizo, y no es algo que esta tan presente. Es más, tratan a Dios como decir: Sé que antes diste la vida por mí, pero ¿Qué has hecho por mi últimamente? Y eso es un fallo de memoria voluntario muy grande, especialmente para aquel que se dice ser un creyente o seguidor de Cristo. Muchos dirán que ni se imaginarían decir algo así, pero eso es lo que están demostrando con sus hechos, y más bien, lo demuestran con un olvido muy grande, olvidando que Dios es Dios, que Dios murió por ellos, y de todo lo que realmente dependen de Dios, a cada momento, a cada instante; de que si respiran es porque Dios lo permite, de que si salió el sol, es porque Dios lo permitió, y así sucesivamente. A muchos le falla la memoria de una manera increíble tanto en lo que le deben a Dios, y en todo lo que dependen de Dios, sin saberlo. ¿Qué sucedería si a Dios le fallará la memoria como a nosotros nos falla muy frecuentemente? No quisiera ni pensarlo, pero cambiaria la existencia de todo ser humano en un instante.

Este es el consejo que el Señor mismo nos dejó como recuerdo, como símbolo para recordar lo que El hizo por nosotros. Deberíamos recordar a cada momento (lo cual no constaría de estar comiendo pan y tomando jugo de uva continuamente), lo que El hizo por nosotros, y especialmente, durante nuestros momentos más débiles, porque somos seres muy susceptibles y débiles, igual a los Apóstoles. Ellos, aunque imperfectamente, amaban al Señor. Así que, no comenzaron a discutir entre si quien era él que le iba a entregar porque no lo estimaban, sino porque sí entendían que eran personas falibles, y que, de alguna manera u otra, lo que había dicho se iba a cumplir, y que cualquiera de ellos, a pesar de sus mejores intenciones, podían caer. Entonces, ya que nosotros somos iguales a ellos (seres humanos imperfectos y pecadores, con una pésima memoria), debemos siempre tratar de recordar lo que Señor hizo por nosotros, lo cual es lo que demuestra más Su amor por nosotros: Su sacrificio de amor. Así que, ¿recuerdas constantemente el sacrificio del Señor para evitar caer en la tentación del desvío y de ceder al pecado que nos trata de asediar y dominar a cada momento? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El ejemplo de amor del YO SOY - Juan 18:1-14

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Basado en Juan 18:1-14 (Versión Reina Valera 1960

Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.

Hay muchas personas, e inclusive muchos que dicen creer en Dios, que toman a la persona de Jesucristo como alguien débil, secundaria, y sin poder, en el sentido de fuerza o fortaleza. Hay muchos que se han quedado solo con la imagen en sus mentes que han visto en tantas pinturas, esculturas, fotos, o hasta películas, como el Jesús en la cruz. Pero, el asunto es que Jesús era (y es) mucho más que eso, y que, en el asunto de importancia, la Santa Trinidad no tiene variaciones ni grados de poder, sino solamente distintas funciones. En otras palabras, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son igual de importantes e igual en potencia, solo que hacen distintas cosas. Y que también, los Tres son Uno en todos los sentidos. Como está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Para poder entender esto, es necesario entrar un poco más en el detalle de quién era (y es) Jesús y como se ve en este pasaje, porque este es el lugar donde mas muestra Su grandeza tanto como el Dios que es, y también, la increíble fortaleza que tuvo para cumplir lo que tenia que cumplirse. Y claro, al poder entender un poco mejor este pasaje, se va a poder entender un poco mejor (porque nuestra mente muy finita solo puede comprender hasta cierto punto) las dimensiones del amor del Señor.      

Para poder entender las cosas mucho mas claramente, tenemos que enfocarnos en el detalle del verso 5 y 6, cuando el Señor dijo: Yo soy. Juan es el único que cuenta este gran detalle, y claro, porque Juan fue siempre el que estuvo más cerca de El. Y este es un detalle demasiado grande. En este solitario momento es que el Señor da un pequeño vislumbre de Su poder, en el sentido de fuerza sobrenatural. Cuando dijo: Yo soy, no fue solo un sencillo decir: aquí estoy o algo así. Menciono Su persona como era conocido en tiempos pasados, como se presentó a Moisés, y como está escrito: Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. Éxodo 3:13:15.

Entonces, nos debiéramos dar cuenta de que este Jesús también era el YO SOY, Jehová de los Ejércitos, y lo podemos ver por lo que sucedió al decir Su nombre, cuando todos los que le buscaron retrocedieron y cayeron a tierra. Este hecho se relató muy rápidamente, pero aquí paso un tiempo, porque en lo mas mínimo, al caer a tierra, y a volverse a parar pudiera haber pasado un lapso de tiempo. Y también, aquí es donde se ve el poder más grande del Señor, y bendito sea por lo siglos de los siglos por lo que decidió hacer. En este momento, El fácilmente pudiera haber seguido su camino mientras estaban en tierra. El pudiera haber dicho: Hasta aquí llegó el asunto. El pudiera haber cambiado lo escrito porque también tienen que recordar Quién es; el Verbo, la Palabra, como está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Este Jesús es el único en la existencia del universo que sí, puede cambiar el curso de todas las cosas, tiene el poder que tanto anhela Satanás, pero el cual nunca podrá tener porque ese poder es parte de la Persona del Señor. El Señor no necesitaba de ángeles, ni menos, las peripecias de Pedro para poder ser liberado. El Señor solo tenía que decir lo que quisiera que sucediera, y todo en un instante hubiera cambiado. ¡Eso es poder! Pero, en vez de hacer eso, siguió adelante con lo que estaba escrito, y demostró una fortaleza aún más grande, aún estando en Su forma humana, y eso fue: entregarse por Su propia voluntad al horror que le iba a suceder, sabiendo lo que iba a suceder.

Es realmente muy difícil entender como El, siendo lo que era y es, pudo haber tenido tal dominio propio, tal fortaleza, tal amor, de haber cumplido lo que cumplió por nosotros, por los que éramos sus enemigos, por las mismas personas que lo persiguieron y le trataron como le trataron. Porque si seguimos lo escrito después, los mismos soldados que le crucificaron fueron los mismos que llegaron a creer en El, después de haber muerto. Los límites del amor y la misericordia del Señor son realmente incomprensibles. Como también está escrito: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Este es el pensamiento que me perseguirá todos los días de mi vida, y la razón por lo cual le sigo y busco serle fiel: Dios murió por mí, y lo hizo sin tener ningún tipo de obligación. He podido estudiar otras religiones y creencias, y haber estado en distintas partes del mundo, pero nada de eso tiene el fundamento que tiene de lo cual yo predico, de que Jesús (Dios) murió y resucito para que yo, y todo aquel que decida creer en El y seguirle, pueda tener vida eterna. Con todo respeto, ni Mohamed, ni Buda, ni nadie más ha hecho lo que hizo el Señor mientras estaba en la tierra, y ni aun menos, morir por nosotros. Y claro, porque El es Dios, Su tumba esta vacía, y ahora esta sentado a la Diestra del Padre, como el Rey de reyes y Señor de señores, como lo que siempre fue, es, y será por los siglos de los siglos, amén.

Entonces, ¿entiendes Quién es Jesús y lo que El ha hecho por ti, el ejemplo de Su gran amor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La evidencia de una verdadera conversión - 1 Tesalonicenses 1

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Basado en 1 Tesalonicenses 1 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

En el pasaje de hoy, vemos lo que sucede cuando una persona realmente se ha convertido al Señor, vemos un cambio de vida que es totalmente visible a todos los que lo rodean. No hay mucho que discernir o meditar cuando alguien realmente a nacido de nuevo en Cristo. Vemos en estos tesalonicenses que no tienen que explicar o decir lo que sucedió en sus vidas, sino mas bien, vemos a un Pablo, a un Silvano, a un Timoteo, a personas en Macedonia y Acaya contar del cambio en sus vidas, y lo que están haciendo a raíz de ese cambio; hay evidencias irrefutables. En fin, los frutos del Espíritu eran mas que visibles en sus vidas, y todo lo que hacían (sus acciones) anunciaban que el Dios Vivo y Verdadero moraba en sus vidas. ¿Cómo pasa esto?

Para comenzar, se tiene que entender que cuando una persona a nacido verdaderamente en Cristo, hay evidencias tangibles de tal experiencia, cosas que se ven, y no son cosas por decir, religiosas. No se trata necesariamente de ir a la iglesia continuamente, o de darle dinero a la iglesia, o de tratar de ser una buena persona (y esa opinión varía entre persona y persona, dependiendo de lo que le conviene), de memorizarse la Biblia, o de seguir las cosas de Dios como si fuera una lista de reglas que hay que cumplir, o ni siquiera de convertirse en una persona moral, por decir. Hay un cambio de vida y hechos irrefutables que proclaman lo que ha sucedido en una persona, lo que esa persona ha decido ser con todo su corazón en un momento dado. ¿Qué es lo que un nacido de nuevo ha decido ser? Una persona que ha venido a Cristo realmente ha decido lo siguiente: primero, arrepentirse y convertirse completamente de todos sus pecados, como una de las condiciones que tienen que ser cumplidas para que éntre el Señor en una vida; y segundo, efectivamente hacer a Jesús el Señor de su vida, no de palabra nada más, sino con todo el corazón. Cuando se cumplen con estas dos condiciones, sucede un milagro, entra por fe el Dios y Señor del Universo al corazón, al centro de una persona. Por eso que esa experiencia de nacer de nuevo, de entregarle nuestra vida a Cristo es un evento que transforma nuestra vida, no porque uno lo fuerce, sino por el hecho de que Dios entró. Es algo que, si realmente sucede, no es posible que pase por desapercibido. Momentos cruciales como estos fueron lo que cambiaron a tantos antes, teniendo un encuentro personal con Dios. Eso es lo sucede cuando uno realmente se convierte. Eso fue lo que paso con Abraham, con Isaac, con Jacob, con Moisés, con David, con los profetas, con los apóstoles, y también, con estos tesalonicenses. Eso fue lo que paso en mi vida, lo cual hasta el día de hoy está vigente más que nunca, de que Dios es real, y que hay que seguirle y servirle porque sé, que un día lo veré con mis propios ojos por una eternidad, cuando todo este mundo pase. Sé, que por la gracia del Señor, si le sigo y permanezco en El, llegaré a lo que Dios tiene para aquellos que le aman.   

Esto es lo que dice la Biblia: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17. Lo que significa este pasaje es que cuando una persona ha entregado su vida al Señor, si esta en Cristo, lo que no solamente consta de creer en El nada más, sino permaneciendo en El, obedeciéndole, es hecha una nueva criatura, con un nuevo comienzo. Hay una línea muy clara trazada entre lo que era, y lo que ahora es por la gracia de Dios, y toda su vida pasada ha quedado atrás, no porque se lave el cerebro, por decir, sino porque ha dejado de ser esa persona que era antes, ha dejado de hacer lo que hacia antes, se ha convertido de sus malos caminos. Por eso que son una nueva criatura. Y no tiene que ponerse un letrero encima para decir que ha sido transformado, sino que se verá. Esto es lo que dice la Palabra también: Pero lejos esté de mí gloriarme [hablando Pablo], sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios. Gálatas 6:14-16.

Pero ¿qué sucede cuando una persona no puede romper con su pasado, cuando no puede dejar de ser dominado por el pecado, sino que sigue recayendo vez tras vez? Esto es lo que también está escrito: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 1 Corintios 6:9-13. Entonces, si una persona esta mas bien luchando con el pecado en su vida, o pensando en cumplir su propia voluntad, en vez de estar más bien enfocado en servir al Señor, quiere decir que en lo más mínimo hay un problema severo. No seremos perfectos, pero nunca podemos dejar ser dominados ni por el pecado, ni por nuestra voluntad, porque desde el momento que estamos mas bien buscando cumplir nuestra voluntad, no estamos dejando al Señor ser efectivamente el Señor de nuestras vidas. Podemos decir todo lo que queramos, si el Señor esta guiando nuestra vida, se verá, nuestros hechos proclamarán que el Todopoderoso realmente vive en nuestra vida. En fin, nuestro cuerpo estará a la disposición del Señor. Es así de sencillo.  

Entonces, ¿Se pueden ver evidencias irrefutables en tu vida, que te has convertido realmente al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Pacientemente trabajando, mirando hacia adelante - Santiago 5:7-10

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Basado en Santiago 5:7-10 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

Este no es un mensaje fácil de aceptar, pero es necesario, para proseguir adelante hacia la meta. Si solo miráramos a nuestro alrededor, entenderiamos que estamos cada vez mas cerca de la venida del Señor. Vivimos durante un tiempo donde muchas de las profecías escritas ya se han cumplido. Todo apunta a que Su venida puede ser en cualquier momento, y si no estamos despiertos y atentos a los tiempos que estamos viviendo, nos va a encontrar muy desprevenidos, tal como nuestro enemigo lo desea. Esto es lo que dicen las Escrituras: Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:1-14. El momento preciso de la caída de cualquier persona es cuando esta confiado o distraído, y el diablo ha puesto falsas confianzas y mensajes de paz y de prosperidad, y también muchas distracciones dentro de nuestras propias iglesias. ¿Qué estamos haciendo para estar listos?

Una de las falsas enseñanza que es muy común dentro de la iglesia es que, cuando ya hemos llegado a Cristo, ya todo esta hecho, y que no hay nada de qué preocuparnos. De cierto punto de vista es verdad, pero también hay que ver el lado practico que nos enseñan las Escrituras. Si, es verdad que Cristo lo hizo todo posible, y que El ha vencido la muerte. Pero ahora, nos toca a cada uno de nosotros cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Tenemos que llevar a cabo la voluntad de Dios, no dormirnos espiritualmente, por decir, o esperar sentados a que venga el Señor. Esa no es la voluntad de Dios, sino mas bien, es el deseo de Satanás. La voluntad del Señor se tiene que cumplir en nuestras vidas, y no nuestra voluntad. La verdadera fe en Cristo consiste en hacer buenas obras, en hacer lo que Dios manda, en cumplir la voluntad del Señor para nuestras vidas. Pero, si nos sumergimos en nuestros quehaceres, en nuestros problemas y preocupaciones, o en nuestros deseos y entretenciones, ¿Cómo entonces se cumplirá la voluntad de Dios en nuestra vida? ¿Comó seguirá esparciéndose el Evangelio de Cristo si no seguimos adelante? ¿Y cómo creerán las personas que tanto necesitan la salvación de Dios si no ven el mover de Cristo en nuestras vidas? ¿Se imaginan si Pedro, no hubiera dejado todo por el Señor; o si Mateo, no hubiera seguido al Señor cuando le llamó; o si Juan, hubiera ignorado las cosas que vió; o si Pablo se hubiera dedicado a recuperarse nada mas de su encuentro momentáneo con el Señor en el camino a Damasco? Ni tendríamos mucho de la Biblia que tenemos hoy en día y tantas otras cosas faltarían. La obra es del Señor, pero hubo personas que entendieron el propósito de Dios para sus vidas, y se dejaron llevar por la obra del Espíritu Santo. Cumplieron el propósito de Dios en el tiempo de vida que el Señor le dió para cumplirlo. El tiempo que el Señor nos dá aquí es la oportunidad que tenemos para cumplir Su voluntad.

Ahora bien, se habla mucho de fe como si fuere un tipo de positivismo, o un medio para cumplir deseos, pero eso no es lo que enseña la Biblia. Y el error y desvío principal es cuando se trata de usar la fe como algo que puede llevar a Dios a cumplir lo que queremos. Esto es lo que leemos acerca de la fe: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. La verdadera fe consiste en creer en el Señor, y hacer lo que nos manda, cueste lo que nos cuesta, con los ojos puestos en Jesús, sabiendo que lo que verdaderamente vale la pena es lo que nos espera después de esta vida, no aquí. Este mundo es solo una ilusión, un momento en el gran esquema de la eternidad, algo que hoy está y mañana dejará de ser. Y si nos concentramos solo en esto, entonces nuestra recompensa será solamente aqui, y no habrá nada para nosotros en la eternidad. Esa es la Verdad. Eso es lo que enseña la Palabra de Dios, y eso es lo que creyeron los gigantes de la fe de quienes leemos en la Palabra de Dios. Esto fue lo que dijo el Apóstol Pablo, poco antes de llegar a su fin aquí, o mas bien, antes del comienzo de su eternidad: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8.

Leímos de un labrador al comienzo, uno que espera el precioso fruto de la tierra. Pero, para que un labrador pueda recibir algo de la tierra, tiene que trabajar arduamente, bajo el calor del sol, rompiendo la tierra con un arado, sembrando la semilla. Si no trabaja, no hay nada que esperar. Así que, ¿estas trabajando pacientemente, a pesar de las circunstancias del aquí y ahora, aguardando la venida de nuestro Señor, para recibir lo que El tiene preparado para aquellos que aman Su venida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La verdadera fe trae verdadera libertad - Juan 8:21-36

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Basado en Juan 8:21-36 (Versión Reina Valera 1960)

Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir. Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho. Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo. Pero no entendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada. Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

La fe es una cosa que elude a demasiadas personas, o por lo menos, lo que consiste tener una fe verdadera, y eso acarrea muchos problemas para ellos tanto como aquí y ahora, y claro, afectando también la eternidad. En el pasaje de hoy vemos que el Señor le habla a este grupo de judíos del problema de fe que tienen, y que van a morir en sus pecados si no logran creer como corresponde. Ahora, muchos puede que digan: ¡claro que sí estos judíos se merecieron lo que se le estaba diciendo! Porque, ¿cómo no podían creer en el Señor al ver todo lo que El hizo? Y también hay personas que dirían: Si hubiera vivido en ese tiempo, yo no hubiera sido como esas malas personas. Veamos un poco más el asunto, si en realidad tenemos una fe verdadera que nos hace verdaderamente libres.

Veamos el primer asunto, tanto el panorama que ellos tenían y el que tenemos hoy acerca del Señor. Hubo evidencias irrefutables y sobreabundantes para llegar a creer que Jesús era (y es) el Mesías. Para comenzar, debieran haber visto el asunto de que decenas de profecías se cumplieron en la vida del Señor, y las probabilidades de que cosas así sucedieran en la vida de una persona es algo imposible, profecías que estaban escritas hace más de 700 años atrás. Todas las profecías señalaban a Su persona. Segundo, nadie en el pasado había tenido tales declaraciones tan obvias e increíbles como Dios mismo declarando audiblemente desde el cielo que este era Su Hijo amado, y esto sucedió dos veces, cuando fue bautizado y cuando se transfiguro (y hubo una tercera vez cuando El anuncio Su muerte), como está escrito: Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3:16-17. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Mateo 17:4-6. Tercero, todo lo que enseñaba era conforme a las Escrituras, aunque muchos no lo veían así. Nada de lo que enseñó iba en contra de lo primordial, y claro, dando toda gloria al Padre. Y cuarto, todos Sus hechos nunca antes habían sucedido y con tanta esplendes. La Biblia solamente expone solo algunos de sus milagros, como está escrito: Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. Juan 21:24-25. No obstante, y durante Su ministerio, antes que fuere crucificado, leemos que sano a incontables números de enfermos, echó fuera demonios, convirtió el agua en vino, multiplico panes y peces, camino sobre el agua, y claro, lo más asombrante, resucito muertos. Nadie en la historia (ni tampoco después) ha podido hacer lo que el Señor hizo. Así que, tenían mucho que considerar, tanto ellos, y ahora, nosotros.

Ahora bien, ¿Cuál era (y es) el problema? ¿Por qué no podían (o muchos todavía) no pueden ser verdaderamente libres? Y esto tiene una respuesta que tiene dos partes. El primero: es que muchos no entienden el asunto del pecado, y su condición con aquello. Aunque una persona este viva carnalmente, respirando, caminando, etc., su alma está muerta en sus pecados, si no ha venido a tener una real fe en Cristo, como corresponde. Si una persona muere en sus pecados, muere eternamente, y ahí es que se le hará palpable y real su verdadera condición. Y la segunda: que, si no hay una verdadera fe, nada de significado puede suceder, porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Así que, por mucho que ellos pensaban que eran hijos de Abraham, y que estaban vivos físicamente (igual como muchos piensan hoy en día), si no hay una fe verdadera en el Señor, están muertos por dentro, y morirán eternamente cuando partan de este mundo.

Entonces, ¿Qué es una verdadera fe, la cual nos da verdadera libertad de la muerte eterna? Y aquí es donde se revela el problema más grande que tenían antes estas personas, y el problema que muchos tienen hoy. Hay muchos que dicen creer, y haberse hasta supuestamente entregado al Señor, pero no obedecen al Señor. El permanecer en Su Palabra significa hacer lo que nos manda, hacer las buenas obras que suceden a raíz de la fe que profesamos tener. Como está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. La fe se vive diariamente, siguiendo las órdenes del Señor que proclamamos tener en nuestras vidas. No se trata de mandarse solo, de hacer nuestra voluntad, y menos, pensar que Dios está ahí para servirnos a nosotros. Ese es el grave problema que la gran mayoría de los cristianos tienen, donde se ha infiltrado doctrinas de demonios y de apostasía en la Iglesia, y se predican mentiras y fabulas de los pulpitos, y claro, a través de todos los medios que existen hoy en día. Sé que suena duro, pero es la verdad. Cuando el Señor nos enseñó a orar, dijo: …Hágase Tu voluntad… Y lo que no se sujete a eso, entonces es solo un camino hacia la perdición, y eso es lo que desea Satanás, no Dios. Así que, ¿vives una verdadera fe que te hace verdaderamente libre ahora y por toda la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Por qué a veces suceden cosas difíciles? - Proverbios 29:1

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Basado en Proverbios 29:1 (Versión Reina Valera 1960)

El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.

Muchas han contemplado el asunto de que, si Dios castiga, o no castiga. Y con eso, muchos han desarrollado sus propias opiniones al respecto. Pero, para poder responder a este asunto aún más claramente, hay que hacer una pregunta mucho mas acertada, y es: ¿Por qué suceden cosas difíciles? Y como respuesta a esta pregunta, tenemos que acudir a la Biblia, para poder ver desde el punto de vista de Dios, el cual es El único que importa porque nuestras opiniones varían y no tienen ningún efecto ni en el presente, ni menos en el mundo venidero. Tenemos que guiarnos por algo estable y duradero, no por lo inestable y temporal, que hoy es, y mañana deja de ser. Y ya que nos referimos a Dios, y si creemos en Dios como el Todopoderoso Juez del universo, entonces tenemos que asumir que El está detrás de todo, tanto de lo bueno, como también El que permite el mal, o las cosas que vemos como difíciles. Si leemos las Escrituras, en todo sitio muestra que es El el que permite todo.

Ahora bien, si Dios está detrás de todo, y El es Justo, entonces, tenemos que buscar entender el “porqué”, por nuestro propio bien. Porque si también entendemos quien es el Dios de la Biblia, entenderemos que El es el Ser más Sabio y Supremo del universo. Todo tiene una respuesta cuando tiene que ver con un Ser como Dios. Así que, la respuesta tiene dos partes, porque, en general, se está tratando con dos tipos de personas: la persona que todavía no conoce al Señor personalmente, y la persona que le pertenece al Señor, porque ambas personas experimentan dificultades, y por razones relacionadas al pecado, de alguna manera, u otra.  

El primer tipo de persona tiene que ver con el inconverso. El Señor permite cosas difíciles en la vida del inconverso porque desgraciadamente, es el único recurso que le queda para que una persona vea que le necesita, ya que lo obvio no esta trabajando, como la magnificencia de la creación, el universo, las estrellas, los planetas, y hasta su propia persona, porque como esta escrito: Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Salmo 139-13-15. Así que también, como está escrito: Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. Oseas 5:15. Casi nadie se entrega al Señor por las buenas, ni siquiera sabiendo de Su sacrificio. Casi todos hemos llegado a El por algún tipo de dificultad o dolor. Entonces, la dificultad tiene un propósito muy bueno en el inconverso, y se trata de la salvación de su alma. Y si ceden a tiempo, encontraran la salvación eterna en Cristo Jesús. El Señor desea que todos nos salvemos.

El segundo tipo de persona tiene que ver con la que ya se ha entregado al Señor, o por lo menos, la que piensa que ya lo ha hecho. Y esta es la mas controversial porque muchos creyentes no desean aceptar esta verdad, que Dios si disciplina, castiga, y hasta juzga, lo cual determina la condición temporal de una persona, y la eterna. Veamos primero lo que Dios enseño en la ley de Moisés (lo cual si está en la Biblia) acerca de lo que se debía hacer con los hijos rebeldes, como está escrito: Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá. Deuteronomio 21:18-21. Así que, si no hubiera llegado la gracia de Dios a través de Jesucristo, habría muchos hijos muertos hoy en día, porque hay demasiado desorden.

Ahora bien, si somos creyentes, y hemos aceptado al Señor en nuestras vidas, hemos sido hechos hijos de Dios. Y El nos trata como tal. Y esto es lo que enseña Su Palabra: Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. 1 Corintios 11:31-32. Y también se nos enseña esto: Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Hebreos 12:5-9. Entonces, si Dios nos trata como hijos, El si va a permitir que nos pasen muchas cosas, sean por las consecuencias asociadas con nuestros hechos, o de otra manera, pero algo va a suceder, pero con el fin de corregir y establecer de nuevo a la persona en el camino correcto. El desea nuestro bien eterno.

Y necesitamos elaborar aún más, ¿Por qué es necesario que sea corregido un creyente de su mal camino? Y la respuesta es: porque si sigue practicando el pecado, nada bueno le espera, y puede sufrir consecuencias peores en la eternidad. Como está escrito: Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. Romanos 2:5-11. Y también está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. Así que, si un hijo de Dios persiste en vivir un estilo de vida de pecado, y endurece su cerviz irremediablemente, no heredara el reino de Dios.

Entonces, como fin, el Señor hace este llamado a los dos; tanto como al inconverso y al creyente: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Así que, no te endurezcas porque más tarde o más temprano, serás quebrantado irremediablemente. ¿No vale mejor la pena cambiar, antes que sea muy tarde? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo que Dios hizo a través de Jesucristo - Hebreos 9:16-10:10

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Basado en Hebreos 9:16-10:10 (Versión Reina Valera 1960)

Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

La gran mayoría de las veces es muy difícil mantener siempre algo en mente a cada momento, especialmente cuando no se ve, o no se palpa, por decir, el valor de lo que se ha hecho. Y esto sucede muy a menudo porque no somos seres espirituales, sino mas bien, solo sabemos estar enfocados en lo que podemos ver o sentir, en lo físico. Por nuestra naturaleza, nos guiamos más bien por los sentidos, y a través de eso es que le asignamos valor a las cosas. Y si lo vemos muy claramente (no con el propósito de ofender, sino más bien, para traer conciencia), la gran mayoría de las veces actuamos irracionalmente, como seres gobernados por nuestros instintos y no por la razón o el pensamiento. Esto es lo que sucede cuando nos dejamos ser gobernados por lo instintos carnales. Y no se preocupen, todos (incluyéndome a mi) tenemos estos momentos de olvido. Y por eso es que, tenemos que guiarnos por la Palabra de Dios, para no olvidar las cosas que realmente importan y tienen valor.  

Ahora bien, tal como lo hizo el Señor, trataremos de explicar el valor del concepto a través de algo terrenal para que podamos entender más las cosas espirituales. Hace algunos años, tuve un gran problema con mi casa. Yo vivo en Nueva Inglaterra, que esta localizado al noreste de Estados Unidos, donde los inviernos pueden ser fríos (claro, no tan fríos como los de nuestros amigos en Canadá que nos están siguiendo, pero, no obstante, pueden ser fríos). Y bueno, yo estaba de viaje cuando justamente hubo una semana que bajo mucho la temperatura, y se rompieron las tuberías de agua en dos distintos sitios dentro de la casa por el congelamiento. Fue un desastre. Se inundo toda la casa, y hubo daños a las paredes, al piso, a los muebles, ropa, etc. Se perdieron muchos recuerdos y cosas irremplazables. No obstante, y gracias a Dios, todos los años se pagaba un seguro, precisamente para estos casos, y el seguro de la casa respondió. Si no hubiera respondido el seguro positivamente, hubiera quedado con una propiedad totalmente dañada, con pérdidas personales considerables, y tener que seguir pagando una hipoteca por un lugar inhabitable. Este evento me hubiera llevado a la bancarrota. Dios proveyó para poder tener algo extremadamente útil en el momento preciso. Pero, antes que sucediera este incidente, era difícil ver el valor de algo que se pagaba año, tras año, hasta que algo catastrófico sucedió.

Algo parecido a esto es lo que sucede con la salvación que el Señor nos otorga, pero claro, es algo mucho más superior e incalculable. Al momento, puede que la salvación en Cristo no se sienta como algo palpable o visible, o como algo que no tuviera mucho valor en el aquí y el ahora. Pero, la incertidumbre de la vida nos enseña que en cualquier momento nuestro fin carnal puede llegar, y si nuestras vidas no le pertenecen al Señor, aúnque tengamos todo lo que deseemos aquí, nada de eso nos ayudará en la presencia del Altísimo. Ahí no habrá ninguna conversación, ni nada que le podamos ofrecer al Juez del universo para dejarnos entrar, ni aún menos, poder implantar tu voluntad. La única manera que uno puede llegar a la vida eterna, y pertenecerle a Dios es al nacer de nuevo en Cristo. Jesús es el único Camino al Padre.  

Ahora bien, podemos decir ahora muy fácilmente el camino a la salvación, pero solo es posible por lo que hizo el Señor, y por nada más. Bendito sea Dios Padre y el Señor Jesucristo por lo que hicieron por nosotros a través del poder del Espíritu Santo, porque sin el sacrificio y la resurrección del Señor, no tendríamos ni salvación ni esperanza, solo viviendo para el aquí y ahora, y nada más. Pero, tenemos esta esperanza, la gran oportunidad de la redención solo a través de todo lo que hizo Dios, y lo hizo sin ningún tipo de obligación, como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. Y este amor que Dios nos demostró nos debiera constreñir a servir al Señor, porque la injusticia mas grande que se le pudiera hacer a Dios es dar por asentada la salvación, y no corresponder al gran amor de Cristo en servicio. Y sabemos que esta injustica recibirá su recompensa indudablemente, como está escrito: Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. Colosenses 3:24-25. Y también como está escrito: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26.

Así que, nunca podemos olvidar la magnitud de lo que Dios hizo por nosotros, algo que nada ni nadie podía hacer por nosotros. La gracia de Dios es gratuita, pero debe producir acciones que demuestren que Dios habita en ti. Entonces, ¿hás entendido y agradecido lo que el Señor hizo por ti, y vives tu vida de tal manera que demuestras ese agradecimiento, sirviéndole a El y a tu prójimo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La sabiduría de Dios revelada a través del Cristo crucificado - 1 Corintios 2

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Basado en 1 Corintios 2 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Puede que hallan algunos que no entiendan lo que se compartirá hoy, pero mi oración, y aún más importante, el deseo de Dios es que todos lleguen a entender lo que realmente Dios ha hecho por la humanidad, como esta escrito: El cual [Dios] quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:4-5. Y también vemos el deseo de Dios a través del siguiente pasaje que prácticamente el mundo entero o ha leído o ha escuchado: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. Así que, Dios desea que todos entiendan, pero claro, todo depende de como se recibe, y lo que dicta eso, es lo realmente desea una persona, y lo que realmente valora. Y para eso, se necesita un cierto nivel de inteligencia, no la que proviene de alguna universidad o un curso especial, o algo así, sino más bien, la mínima inteligencia de entender la realidad que vivimos día a día, el poder ver más allá de las distracciones y las vanidades de este mundo que Satanás usa para desviar nuestra atención de la Verdad.

Comencemos por preguntar ¿Qué es la verdad? Y aquí es donde se necesitará algo de la inteligencia que hablamos previamente. Lo que es irrefutable es que vivimos en un mundo transitorio, comenzando por nuestras propias vidas. Nadie puede vivir para siempre físicamente. Esto debiera ser algo obvio, pero muchas veces lo obvio o lo sencillo elude hasta a las personas más intelectuales, porque todo depende de lo que hay en el corazón de la persona. Como dice el dicho: No hay peor ciego que el que no quiere ver. Entonces, si todo lo que vemos terminará, y nuestro fin vendrá mas tarde o más temprano, debiéramos preguntarnos en lo más mínimo, ¿Qué viene después?

Lo segundo que veremos de lo que es verdad, es que no solamente sabemos (o debiéramos saber) que todo en este mundo es transitorio, sino que también, que todo es inestable e impredecible en este mundo. O sea, no solo que todos partiremos de este mundo, sino también, que cualquier cosa le puede pasar a cualquier persona en cualquier momento, sin excepciones. El pobre, el de media clase, el rico, el poderoso, el famoso, todos mueren. Y todos tenemos en común de que no sabemos ni cuando, ni cómo será nuestro fin, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Si solo ven las noticias o leen algo de historia, o solo que miren a su alrededor, se darán cuenta que nadie ha podido controlar ese aspecto de la realidad. Porque erróneamente, los seres mas insensatos y necios piensan que tienen todo el tiempo del mundo y que a ellos, nada malo les puede suceder. Pero, esta vida es muy incierta, y al momento, estamos recibiendo una buena lección al respecto, ¿verdad? Pero, pensemos un poco más. ¿Quién está en peor situación, la persona que piensa que nunca le sucederá nada, o la persona que sabe que, sí le puede pasar algo, pero escoge no preocuparse por aquello? La carrera esta muy reñida, y muchos son los que compiten por obtener el premio (por decir) del ser el más necio. Por eso que digo, para poder entender lo que estamos viendo hoy, se requiere algo de inteligencia, como la de un niño.

Pero, en fin, si entendemos que todos tenemos un final seguro aquí en la tierra, y no sabemos ni cuando va ha ser, ni cómo será, y no hay ninguna manera realmente de evitarlo, ¿qué hacemos al respecto? Esto es lo que enseña la Palabra acerca de estas realidades: Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Marcos 8:34-38. Entonces, hay que preguntarse, ¿Qué valor le dás a tu alma? Si estas más pendiente de lo de aquí, que lo que vendrá, ¿realmente valoras tu alma? Uno puede decir lo que sea, pero todo se ve en la manera que vives tu vida, dónde pones tus esfuerzos. Como está escrito: Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:21.

Entonces, la sabiduría de Dios es revelada a través de Cristo crucificado. Dios vió nuestra condición, que nuestra alma estaba muerta en nuestros pecados. Y que, si morimos físicamente en ese estado, nuestra alma perece para siempre. Y la única manera que puede haber vida eterna para el alma de una persona es que un ser eterno [Dios] pusiera Su vida por nosotros, y pagara por nuestros pecados. No hay sabiduría mas grande, ni nada más tiene más valor que eso, ni más grande amor por nosotros, que Aquel que atendió nuestra necesidad mas grande y apremiante, algo que nada ni nadie más puede hacer por nosotros, ni aún nosotros mismos. Dios murió por la humanidad para que la humanidad pudiera tener acceso a la vida eterna que solo es posible a través de Jesucristo. Así que, no importa cuando será nuestro final que nos toque, si nuestra fe y vida está en Cristo (completamente) y vivimos nuestra vida de acuerdo con esa fe, estaremos listo para lo que venga, no importa ni cuando, ni como nos pase. Espero que te des cuenta de tu realidad y de que Cristo es el único Camino que tenemos para la vida eterna. ¿Hás entendido la sabiduría de Dios a través de Su Cristo crucificado y resucitado para que tengas la esperanza de la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una verdadera conversión inspira a todos - 1 Tesalonicenses 1

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Basado en 1 Tesalonicenses 1 (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

¿Qué es una verdadera conversión? Una verdadera conversión, no consta de religiosidades o ni siquiera de moralidad, sino más bien, se trata de algo muy único cuando hablamos de una real conversión en Cristo. Muchos se confunden y nunca llegan a experimentar algo así, porque francamente, ellos se dejan dominar por el pecado que mora en sus miembros. Así que, una persona no llega a convertirse como es debido ni por culpa de Dios, ni por culpa del diablo, ni siquiera por culpa del pecado que mora en ellos mismos, sino, porque escoge, a través de su propia potestad de razonar, en no desear convertirse, porque todo consta de lo que hacemos con nuestro libre albedrio. Por eso es que existe un juicio, porque finalmente cada ser humano será, o absuelto a través de una real conversión en Cristo, o condenado eternamente por su elección a no desear a convertirse a Cristo, como está escrito: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Este es el gran debate que existe dentro de ciertas partes del pueblo de Dios, el asunto de la predestinación (de que ya todo y todos somos predeterminados a ser algo, y que está fuera de nuestro control) vs. el libre albedrio, o el tener la potestad de escoger (o sea, que las cosas de Dios y el universo están predeterminados, pero la decisión personal de lo que pasa con cada ser humano depende solamente de la elección personal por el Señor). Y bueno, sería un juez muy injusto aquel que juzgara a una persona por los malos hechos que comete si no tiene ningún control sobre sí mismo. Pero nuestro Dios no solo es Justo, sino también, hasta muy bueno y misericordioso. Así que, la pregunta sigue en pie. ¿Qué es una verdadera conversión?   

El propio Señor lo explico de esta manera cuando se lo dijo a Nicodemo, como está escrito en el Evangelio de Juan: Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:1-7. Entonces, tiene que pasar algo definitivo dentro de lo más íntimo de un ser humano, un hecho que une total y completamente toda el alma, el corazón, la mente, y las fuerzas. Y ese hecho consta de nacer del agua y del Espíritu, o sea de un real, completo, 100% arrepentimiento y conversión de todos tus pecados (nacer del agua), y nacer del Espíritu, lo cual es el paso que sigue dentro del mismo momento que se hace, de reconocer y aceptar a Jesús como el Señor de tu vida. Y este reconocer y aceptar a Jesús como Señor es algo que también tiene que ser real, completo, el 100% de uno mismo, efectivamente haciéndolo el Dueño y Señor de tu vida, que ya no eres tú el que mandas en tu vida, sino más bien, que es el Señor, al cual te sometes completamente. Para poder pertenecerle a Dios, tienes que realmente darle tu vida. Es tan obvio que elude hasta a los más eruditos en las Escrituras, no porque es algo difícil de entender, sino porque se dejan gobernar por el pecado que mora dentro de ellos mismos. Esto es lo que produce la vida eterna dentro de un ser humano. Esto es lo que transforma hasta a los seres más pecadores, como yo lo era hace tantos años, que estaba en un camino desviado, directamente hacia un destino infernal, para pasar una eternidad sin este Maravilloso y Buen Señor que ahora gobierna mi vida. Y lo que determinó ese gran cambio de dirección fue un día que justamente escogí arrepentirme y convertirme de todos mis pecados, y hacer efectivamente a Jesús el Señor y Dios de mi vida. Se me explico este mismo concepto, y me di cuenta de que estaba vacío, solo, perdido, y sin esperanza, y escogí creer con todo mi corazón, sin reservas, a pesar del pecado que había en mí, que trataba de no dejarme creer. Finalmente, pude entender y desear escuchar y obedecer al Espíritu Santo que me estaba hablando a través del ser humano que se dejó usar para comunicarme el mensaje más importante de mi vida. Yo pude nacer de nuevo en Cristo, y mi vida cambio. 

En fin, una verdadera conversión produce un producto, un cambio de vida, una fe inconmovible, cosas que vienen de parte y a través del Espíritu Santo, como está escrito: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Por eso es que, el seguir realmente a Cristo es mucho más que una religión, va mucho más allá de la moralidad, de las tradiciones, o hasta de tratar de ser una buena persona. Nada de eso te salva. Solo tu decisión por Cristo es lo que te salva y permanecer firme en esa fe, y eso es lo que produce el cambio en un ser humano, donde se revela el poder transformador de Dios en la vida de una persona, algo que todos pueden ver, si realmente ha sucedido. Esta conversión era la que se podía ver en los Apóstoles, y esta era la que se podía ver en estos Tesalonicenses. Pablo, Silvano, y Timoteo escribieron precisamente de la evidencia de esta conversión en este grupo de personas, de la manera que recibieron la Verdad de Dios, y como se convirtieron de los ídolos a Dios, y como servían al Dios vivo y verdadero, con la mira en los cielos, demostrando con hechos que estaban más enfocados en Jesús, en la resurrección de los muertos, y que iban a ser liberados de la ira venidera, qué en las cosas terrenales y carnales. La fe de una persona se vé en la manera que vive su vida. Y esto es lo que inspiraba a los obreros de Cristo a que siguieran su camino, a otros inspiraron a creer en el Señor, y hasta nos inspiran a nosotros hoy mientras lo leemos, e inspirará a todas las demás personas que vendrán después de nosotros, y hasta la eternidad. Todo lo que se hace y se vive por Cristo permanece por la eternidad. Así que, ¿hás podido realmente convertirte al Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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