Basado en Hechos 5:17-42 (Versión Reina Valera 1960)
Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A este se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. Después de este, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.
¿Era más fácil antes las cosas para el Evangelio? Muchos pueden que erróneamente digan que era más fácil antes seguir al Señor y propagar el Evangelio que ahora. Y tengo que decir que es un error, porque el principio del Evangelio fue muy difícil, comenzando por el Señor mismo. Tenemos que recordar que los religiosos con el consentimiento del pueblo y de Roma (por virtud de que Pilato lo hizo posible), prácticamente, el mundo entero crucificó al Señor. Fueron muy pocos los que estaban con el Señor. Y después del Señor, hubo muchos altos y bajos, o sea crecía el número, y después eran perseguidos y dispersados. Y como leímos aquí en este pasaje, los apóstoles fueron encarcelados y azotados. Así que, posiblemente todavía es mucho más fácil seguir al Señor hoy que antes en muchos lugares. Pero entonces, ¿Qué pasa hoy?
Supuestamente, de acuerdo a las últimas estadísticas en el 2020 de este tipo, hay aproximadamente 2,382 billones de cristianos en el mundo, todavía sigue siendo la religión con más seguidores en el mundo. Pero ¿tiene el mismo poder que tenía antes? ¿Se ve el poder en la iglesia que se vió en los apóstoles? Somos un número muy grande, pero por desgracia, no se ve lo que se vió en los apóstoles, ni la sombra de lo que está escrito. ¿Por qué? ¿El problema es que el Evangelio ha perdido Su poder? ¿Se ha debilitado con el tiempo?
Lo primero que hay que explicar es que el Evangelio no ha perdido Su poder, porque es algo que está basado en la Persona de Jesucristo, y como tal dice la Palabra: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. El Evangelio no es una religión, sino más bien, se trata de una relación con Dios, es el plan de salvación para el hombre a través del Señor. Entonces, es imposible que allá perdido Su poder. ¿Cómo sé que Dios no ha cambiado? Porque todas las cosas creadas y sujetadas por la persona de Dios siguen tal cual. El sol sale y se pone igual como antes. Los astros y cuerpos celestiales siguen tal como lo dejo ordenando el Omnipotente. Y bendito sea el Señor que todo en lo cual dependemos, tanto lo pequeño (por decir) hasta en lo más grande e infinito sigue tal cual porque el Señor lo mantiene con Su persona, por virtud de Su existencia.
Entonces, ¿Qué ha cambiado? El hombre. Hay mucha mixtura, pecado, y falta de fe dentro del supuesto pueblo de Dios, y eso es lo que ha cambiado el efecto del Evangelio en el mundo. Ya no existen hombres y mujeres con la fe de antes, como la tuvieron los apóstoles y discípulos que se propusieron propagar el Evangelio como lo mandó el Señor, cuando dijo: …Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15. Ellos se tomaron este asunto muy en serio. Como hecho, el Evangelio prácticamente había llegado al mundo entonces conocido en su plenitud al cabo del primer siglo. ¡Que increíble que, en menos de 100 años, con algo que comenzó con unos pocos hombres y mujeres había ya sido pregonado por todo el imperio Romano y aun más allá, en otras culturas y en otros idiomas! ¿Fue esto el resultado del trabajo del Espíritu Santo de Dios? Por supuesto, pero también en conjunto con la fe y entrega de seres que valorarón al Señor, y encontraron más que razonable entregar hasta sus propias vidas por el Señor que amaban, y la fe que confesaban.
Y esto nos lleva a nuestro último punto. ¿Puede acaso recobrar el Evangelio el mismo manifestar que tuvo al comienzo? Claro que sí, cuando el llamado pueblo de Dios vuelva a una fe verdadera en el Señor, cuando se deje a un lado el pecado, la carnalidad, y las cosas del mundo. Hoy en día, reina más el amor al dinero, al pecado y a la carnalidad en nuestras iglesias que la Palabra de Dios. Una persona hace mucho tiempo me pregunto: ¿Por qué no se ven los milagros de antes? Y le tuve que responder para vergüenza nuestra: por el pecado dentro del pueblo de Dios. Nosotros somos los que hacemos ver el poder más grande del universo como algo inferior. Como dice la Palabra: “…el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.” Romanos 2:24. Dios desea mostrar Su poder, de que llegue muchas personas al conocimiento de la vida eterna, pero solo sucederá si hay un pueblo arrepentido y unido, que realmente ame y trate al Señor como tal. Así que, ¿Deseás realmente ver el poder del Evangelio en tu vida y alrededor tuyo? ¡Qué el Señor les bendiga! John