Basado en Juan 12:12-19 (Versión Reina Valera 1960)
El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: No temas, hija de Sion; he aquí tu Rey viene, montado sobre un pollino de asna. Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho. Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos. Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal. Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.
Una cita de Ravi Zacharias dice que: El amor es un compromiso que será probado en las áreas espirituales más vulnerables, un compromiso que te forzará a hacer algunas elecciones muy difíciles. Es un compromiso que demanda que tu lidies con tu concupiscencia, con tu avaricia, con tu orgullo, con tu poder, con tu deseo de controlar, con tu temperamento, con tu paciencia, y con toda área de tentación de las cuales claramente habla la Biblia. Demanda la calidad de compromiso que Jesús demuestra en su relación con nosotros.
Al leer este pasaje, me llevó a pensar algo: ¿Cuál era la razón por lo cual estas personas seguían a Jesús? Este fue el momento terrenal que Jesús fue tratado algo parecido o semejante (no totalmente) como debiera haber sido tratado siempre, como el unigénito Hijo de Dios. Algunos que piensan ser mas eruditos, al fijarse en el detalle de las palabras dirán: Se tenían que cumplir las Escrituras; por eso tuvo ese momento. Y claro, es verdad. Pero vayamos aun mas profundo, a lo personal. Aunque halla sido por el cumplimiento de las Escrituras, esta también el asunto personal. Como entendemos en las Escrituras, Dios esta en control de todo; todo pasa basado en la voluntad de Dios, pero dentro de las ruedas grandes (por decir) del poder y la voluntad de Dios existe la respuesta personal a lo que Dios esta haciendo.
Cavemos un poco mas profundo. A través de los Evangelios, vemos que las personas seguían o alababan al Señor porque el Señor les había hecho algo que ellos consideraban grande; puede haber sido una sanidad, el haber echado fuera a un demonio, el haber hecho una señal, el darles de comer, etc. En ese momento en particular, estas multitudes le seguían por la gran señal y milagro que había hecho, al levantar de entre los muertos a Lázaro, él cual ya llevaba cuatro días sepultado. Esto jamás había sucedido. Y, esta señal les significo a todas estas personas que había llegado alguien poderoso, grandioso, un ser que les mostraba el potencial de cambiarles todos sus problemas personales, un ser que levantaría a Israel de las ruinas en que se encontraba, un ser que pudiera a lo mejor ser tan poderoso que hasta podría lidiar con el Imperio Romano. En fin, este Jesús lucia como si fuera la respuesta a todo lo terrenal que ellos querían: transformar a Israel en un poder mundial donde ninguno de ellos tendría ningún tipo de necesidad; y porque no, que hasta fueran prósperos. El sería el Mesías que tanto deseaban (no necesariamente del cual fue escrito). El lograría establecerles una era dorada, aun mas grande que les dio el Rey David.
¿Porque digo lo que digo? El trascurrir después de las cosas demuestran lo que en realidad estaban en sus corazones. Y de nuevo, sabemos que todo se tiene que cumplir, pero siempre está la respuesta personal dentro del cumplimiento de las cosas. La Biblia (y la historia) nos demuestran que pocos días después, toda esta gran alabanza tendría un final muy rápido. Cuando el Señor fue arrestado, no hubo nadie que estuviera con El, ni siquiera sus discípulos mas fieles, porque escrito esta: Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. Mateo 26:56b. A la hora de la verdad, absolutamente todos abandonaron al Señor. Lo dejaron solo. ¿Dónde estaban las grandes multitudes que alzaban sus voces diciendo ¡Hosanna!? ¿Dónde estaban todos aquellos con ramas de palmeras? ¿Qué paso hasta con los que habían dejado todo por seguirlo? Bueno, lo que paso fue que El dejo de lucir grande ante sus ojos. Ya no estaba haciendo las cosas que ellos considerarían grandes. Creo que todos, a lo mejor aún más, hasta sus discípulos esperaban otra gran señal, que aparecieran legiones de ángeles para protegerlo. Pero, no pasó nada de eso. Entonces, todo cambio en un momento. Los únicos que realmente le fueron fieles hasta la cruz fueron unos pocos, porque también está escrito: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. Así que, de las multitudes que le seguían, solo quedo con El cuatro personas a los pies de la cruz. Y lo más irónico de todo era que, en ese momento estaba haciendo la señal, la proeza, la demostración mas grande que Dios pudiera hacer por la humanidad. El estaba haciendo lo imposible posible: la salvación de la humanidad a través de Su muerte. Esto superaba todo lo que El había hecho antes. Y este hecho de morir en la cruz, y de derramar Su sangre nos dejaría un camino abierto al Dios del Universo, y a la vida eterna.
Hoy en día, muchas personas dicen creer en Jesús. Es más, las estadísticas dicen que aproximadamente 31,5% del mundo es de fe cristiana. O sea, de los 7,2 billones de habitantes del mundo, 2,268 billones profesan creer en el Señor. Ahora bien, si somos tantos, ¿Qué esta pasando? ¿Por qué hay tanta maldad, tanto pecado, tanto desorden? Entonces, uno tiene que pensar, ¿Por qué este tan gran numero de personas creen en Jesús? Tristemente, no mucho ha cambiado desde que el Señor estuvo en la cruz. Muchos creen en El por distintas razones, por las cuales solo ellos la saben. Pero, a la hora de la verdad, todo cambia; desde el momento que una persona decide no hacer lo que le place a Dios, y por eso que vemos lo que vemos hoy en día (el pecado, la maldad, el desorden, etc.). La Biblia habla de que el fin viene, y en ese entonces, se perseguirá la Iglesia de Cristo mundialmente, en cada rincón del planeta. ¿Cuántos quedaran en aquel entonces? Y aquí es donde entra la cita de Ravi Zacharias. Lo único que es verdadero y que perdurará para siempre es el compromiso de “amar” al Señor. El amor (del cual habla la Biblia) es todo. Maria, su hermana, Maria mujer de Cleofás, Maria Magdalena, y Juan amaron al Señor. Todos los demás, e inclusive sus discípulos más cercanos le seguían por otras razones no perdurables. Y la Palabra dice que debemos amar al Señor, y que, solo los que aman al Señor tendrán vida eterna y recompensa eterna.
Ahora bien, y siempre yendo a lo personal, acudiendo al libre albedrio ¿Por qué sigues tú a Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John